SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.53 número2La vivienda en tensión: un análisis de la propaganda de la década posterior al terremoto de 1944 en San Juan, ArgentinaUn cuaderno de luz índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Anales del Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas. Mario J. Buschiazzo

versión On-line ISSN 2362-2024

An. Inst. Arte Am. Investig. Estét. Mario J. Buschiazzo vol.53 no.2 Buenos Aires dic. 2023

 

ARTÍCULO

Imaginarios de la casa y la calidad de vida en la investigación urbana desde México (finales del s. XX - inicios del s. XXI)

Imaginaries of the house and the quality of life in urban research from Mexico (end of the 20th century - beginning of the 21st century)

Fabricio Espinosa Ortiz1  *
http://orcid.org/0000-0001-5414-4366

1Centro de Investigación en Ciencias de Información Geoespacial A.C. (CONACYT). Parque Tecnológico Querétaro. San Fandila 76703. Querétaro. México. E-mail: fespinosa@centrogeo.edu.mx

RESUMEN

El objetivo principal de este artículo es coadyuvar a comprender los imaginarios de la casa, imaginarios en continua construcción forjados en la idea de que todos necesitan un techo para alcanzar la calidad de vida deseada. Para ello, en la primera parte se analiza el concepto de “casa” y se lo relaciona con conceptos afines, como la “vivienda” y el “hogar”. A continuación, se cuestiona el modo en que se articulan los imaginarios de la casa y la calidad de vida en la experiencia de investigación urbana en ciudades mexicanas y de algunos otros países. Finalmente, se profundiza en los imaginarios de la casa como objeto de consumo primario, fundamentales para lograr la calidad de vida deseada. Se demostrará que la calidad de vida no se alcanza solo con la adquisición de la vivienda, sino con la valoración de las experiencias negativas y positivas al habitarla.

Palabras clave: imaginarios; casa; calidad de vida; vivienda; investigación urbana.

Referencias espaciales y temporales: México; finales del s. XX - inicios del s. XXI.

ABSTRACT

This article’s primary goal is to contribute to understand the imaginary of the house, an imaginary in continuous construction forged in the idea that everyone needs a roof to achieve the quality of life desired. Therefore, in the first part of the text the concept of “house” is analyzed and related to correlated concepts, such as “house” and “home”. Then, the imaginaries of the house and the quality of life are questioned in the context of the author’s urban research experience, both in Mexican and worldwide cities. Finally, the imaginary of the house is studied as a primary object of consumption, essential to achieve the desired quality of life. The article will demonstrate that the quality of life is not attained just by acquiring a house, but by assessing the negative and positive experiences when inhabiting it in everyday life.

Keywords: imaginaries; house; quality of life; home; urban research.

Space and time references: Mexico; end of 20th and beginning of 21st Centuries

Introducción

Para descifrar los imaginarios de la casa, es oportuno intentar poner en relación la idea de “casa” con distintas nociones afines como lo son “vivienda”, “hogar” y “morada”, por mencionar algunas. Esto permitirá establecer vinculaciones entre los diversos puntos de vista y los procesos de significación en torno a la casa, así como evidenciar que lo imaginario tiene sentido justamente en las vinculaciones, ya que las nociones aisladas no arrojarán información relevante sobre lo imaginario como proceso social de construcción de sentido (Vera, 2019).

Se puede definir que los imaginarios emanan de las aspiraciones humanas de diferentes periodos de la historia, que se construyen a partir de discursos y prácticas sociales y que son susceptibles de inducir comportamientos y significados en los individuos con relación a su localización e interacciones en el espacio (Claval, 2012). Una serie de autores consideran que, una vez construidos, los imaginarios tienen la capacidad de influir y orientar nuevos discursos y prácticas sociales, que a su vez pueden construir otros imaginarios. Es decir que los imaginarios son colectivos porque se comparten y transmiten socialmente y, aunque pueden emanar y formar parte de pequeños grupos de personas, siempre son un producto de la interacción social (Hiernaux, 2012).

Lo imaginario parte del significado de imaginación que, de acuerdo con la Real Academia Española, denota la “facultad del alma que representa las imágenes de las cosas reales o ideales” (RAE, 2001). Lo cual implica la capacidad humana de pensar imágenes, palabras, sonidos o símbolos que existen, que se cree que existieron o que incluso podrían llegar a existir. En este sentido, la imaginación se convierte en un ejercicio de memoria y prospección que puede estimular la capacidad creativa de las personas. Ahí precisamente radica la fuerza de lo imaginario, ya que permite que las personas puedan crear imágenes actuantes (Lindón, 2007). Imágenes que no solo muestran o representan algo, sino que son verdaderas cartas de navegación (Márquez, 2007) porque sirven como guías, permiten conducir procesos e impulsan a las personas a crear su propio mundo y concederle sentido (Castoriadis, [1983]2003).

Desde este encuadre, se propone para el desarrollo de este trabajo un enfoque teórico. La intención es comprender los imaginarios de la casa, entendidos en constante construcción y a partir de la creencia de que toda persona necesita de un techo para tener una calidad de vida adecuada. En este sentido, se abordará el concepto de “casa” desde un enfoque de construcción social del espacio doméstico, lo que implica superar el análisis físico material e involucrar los vínculos con otros términos. Para el cumplimiento de dicho objetivo, se analizará en una primera parte del texto los imaginarios de “la casa” en el desarrollo histórico del concepto, relacionándolo con otros como los de “vivienda”, “hogar” y “morada”. A continuación, se interrogará sobre la articulación entre los imaginarios de la casa y la calidad de vida en la experiencia de investigación urbana del autor desde México entre finales del siglo XX e inicios del siglo XXI. Se trabajará con lo que Michel Maffesoli (1993) denomina “acompañamiento”, que considera el pensamiento y la narración junto al fenómeno estudiado como un acto de reivindicación del sentido común, que permite profundizar en el análisis a partir de la experiencia vivida y aprendida.

Las fuentes y otras dimensiones de lo imaginario

Este texto parte de la idea de que todo conocimiento es situado, es decir que emana y pertenece a algún lugar (Haraway, 1995). En este caso, el enfoque de análisis se ancla predominantemente a la experiencia en México, ya que la investigación sobre los imaginarios que se presenta proviene sobre todo de lo experimentado en investigaciones urbanas realizadas en las ciudades mexicanas en las que el autor ha residido por mayor tiempo, las cuales son Morelia, Querétaro y Ciudad de México (CDMX). La experiencia también se ha enriquecido con las visitas a otras ciudades como Mérida, Tuxtla Gutiérrez, Chetumal, Villahermosa, Colima, Guanajuato, Aguascalientes, San Luis Potosí, Zacatecas, Guadalajara, Hermosillo, Monterrey y Ciudad Juárez,1 así como otras del extranjero como Tucson, Ottawa y Barcelona.2 En este listado se incluyen ciudades que simplemente se han visitado y recorrido, como Santiago de Chile, Valparaíso, Concepción, Buenos Aires, París, Sevilla, Los Ángeles, Phoenix, El paso, Alburquerque, San Diego, San Francisco y Montreal.3 También algunas otras ciudades mexicanas que se han visitado recurrentemente son Tijuana, Ensenada, Mexicali, Ciudad Obregón, Los Mochis, Mazatlán, Culiacán, Mexicali, León, Salamanca, San Miguel de Allende, Pátzcuaro y Uruapan, entre otras que forman parte de la experiencia y del intento por identificar los imaginarios de la casa y la calidad de vida.

Se asume para este análisis que toda mirada sobre los imaginarios es parcial por más experiencias que se hayan tenido en las ciudades visitadas y recorridas, ya que la comunicación de la experiencia es fragmentaria (Baeza, 2003). Esto se debe a que la producción de imaginarios se vincula con ciertos recortes de la realidad. Como son una teoría de la percepción social tienen una función que, según Juan Luis Pintos, radica en “proporcionar explicaciones globales de fenómenos fragmentarios” (2004, p. 24). Como ejemplo, es oportuno revisar el proyecto impulsado por Armando Silva en 2003 titulado “Imaginarios Urbanos Iberoamericanos” (Silva, 2022). En este estudio se da cuenta de la diversidad de imaginarios urbanos que pueden representar ciertos fragmentos de ciudad y porciones de experiencias, tanto particulares como generales, que en el caso del proyecto se estudian en treinta y cinco ciudades en el mundo.4

El análisis de los fragmentos de una ciudad para el estudio de los imaginarios no es un enfoque superficial sino que, por el contrario, conecta con subjetividades profundas que permiten ir más allá de las apariencias y mostrar lo que no se ve a simple vista (Baeza, 2003). Toda fracción pretende descomponer los objetos en partes. Por ejemplo, no toda ciudad es solo casas y no solo las casas son por sí mismas, sino que la casa es en sus vínculos y relaciones con la experiencia de quienes la habitan y la perciben de una manera u otra. Esta lógica visual del fragmento (Silva, 2012) forma parte de matrices de percepción de distintos puntos de vista urbanos. De esta manera, se podrían imaginar ciudades peligrosas, ciudades de migrantes, ciudades de estudiantes, ciudades turísticas, ciudades contaminadas o ciudades seguras, por mencionar algunos ejemplos.

Como puede apreciarse, cada fragmento de ciudad se asume como la conjunción de los puntos de vista de los ciudadanos, forjados en relación a sus experiencias en dicha ciudad. En este sentido, se incluyen las experiencias positivas, negativas y todas aquellas relacionadas con los deseos cumplidos o incumplidos, así como con las oportunidades, las carencias, los anhelos y las frustraciones (Silva, 2013). Así pues, son los imaginarios una especie de visión de conjunto de diferentes experiencias individuales relacionadas entre sí en torno a una temática en particular (como puede ser la casa o la calidad de vida). Estas necesariamente tienen puntos de convergencia a nivel colectivo, es decir, desde una inscripción individual transmuta a una forma de pensamiento social (Baeza, 2003).

Los imaginarios requieren de imágenes que a su vez se desbordan. Puede decirse que los imaginarios, más que imágenes, son la trama de sentido que se teje en torno a estas. En el caso de este texto, la imagen sería la casa y la calidad de vida sería la que se teje en torno a la casa y en el supuesto anhelo de mejora que traerá a la calidad de vida de quien la habite. Asimismo, se parte del supuesto de que estos dos imaginarios se ven mutuamente implicados. La casa se asume como parte necesaria e indispensable para alcanzar una cierta calidad de vida deseada. Sin embargo, es posible argumentar que la valoración que las personas realizan sobre su calidad de vida no termina al obtener una casa, sino que depende de las experiencias de habitarla cotidianamente.

El concepto de casa y otros afines

Entendida desde cierto marco de autores que se desarrollarán en este apartado, se puede pensar que la conceptualización de la vivienda arrastra una fuerte influencia del reduccionismo positivista aún vigente en los sistemas de formación de arquitectos, urbanistas, geógrafos, planificadores urbanos y demás profesionales que participan en la formulación de normativas, planes y estrategias para la construcción de las ciudades. Por ejemplo, en línea con lo que propone Iñaki Ábalos (2005), los profesionales pueden llegar a considerar a las personas como datos, como piezas que forman parte de una gran maquinaria, cuyas acciones, efectos y comportamientos son calculables. Como consecuencia, en algunos estudios urbanos aún persisten las visiones del espacio racional cartesiano y los enfoques de análisis de los grandes territorios por sobre los pequeños, como la casa.5 En los que además no se han considerado los puntos de vista de sus habitantes (Lindón y Hiernaux, 2010), los cuales son fundamentales para su análisis, ya que la casa no es solo materialidad física, sino una construcción simbólica (Collignon, 2010; Lindón, 2005, 2006a; Mallet, 2004), y la manera en que es vivida y sentida está marcada por la imaginación de quienes la habitan (Claval, 2012). De esta manera, la casa modela a sus habitantes a la vez que es modelada por ellos. En este proceso la casa y el habitante se co-construyen (Berdoulay, 2012).

En lo que se refiere a las diferencias entre los conceptos de vivienda y casa, se suele considerar que el concepto de “casa” tiene ciertas connotaciones que van más allá de los atributos físico-materiales, por lo general vinculados más al concepto de “vivienda”, como lo son las paredes, los techos, los pisos. Según Xavier Monteys y Pere Fuertes “una casa es una vivienda más la presencia de la gente que la habita y los enseres que guarda” (2003, p. 14). La diferencia de significado radica en que “la casa” se construye vivencialmente, a diferencia de una “vivienda”, aunque esta última puede llegar a ser una casa en la medida en que quien la habita se vincule emocionalmente con esta. En esta línea teórica, la casa no satisface solamente la necesidad de alojamiento, sino que contribuye a la satisfacción de muchas necesidades relacionadas con la seguridad, la protección, el resguardo, el abrigo, la intimidad y el reposo, entre otras. Como se ha demostrado en otras ocasiones (Espinosa Ortiz, Vieyra y Garibay, 2015), se cree que, para el habitante, la satisfacción de aquellas necesidades posibilitan la apropiación y significación de la vivienda, la referencia de sí mismo en ella, la identidad y la pertenencia a una comunidad. Es decir, que da lugar a la interacción entre el individuo, la familia y la sociedad. En este punto se suele asumir que una vivienda se asimila como casa. Obviamente este proceso depende en gran medida del entorno urbano y de todos los espacios en los que las personas desarrollan cotidianamente su vida.

En este sentido, se podría decir que casi todos “ocupan una vivienda” pero pocos “habitan una casa”.6 En línea con Humberto Giannini (1987), la vivienda que se habita se convierte en una casa cuando allí se efectúan los hábitos que constituyen el proyecto cotidiano de las personas para planear qué hacer de su vida. Por su parte, Gastón Bachelard ([1965]2000) defiende que la casa permite que las personas sean sedentarias y les brinda la capacidad de contemplar la vida. Es el lugar en donde las personas han de formar un hogar, en un ámbito configurado por conductas, actividades, prácticas, relaciones personales y vínculos muy estrechos de unión, aunque por otro lado también puede ser un lugar de separación, aislamiento y soledad.7 La casa puede ser entendida entonces, como indica Luis Cortes Alcalá (1996), como el centro de la vida cotidiana y punto de anclaje a un lugar. En ella se enmarcan las realidades espaciales del complejo entramado de contactos y flujos o traslados de mercancías y de información. Por otra parte, es importante señalar que la diferencia entre los conceptos de “casa”, “morada” y “hogar” radica en que “la casa” suele estar asociada a la familia y su entorno social, como los amigos, los vecinos, la comunidad. En cambio, la “morada”, según Emmanuel Lévinas (1995), es el lugar en el que esta se encuentra y se relaciona con los demás miembros que la habitan y con todos los utensilios y objetos que conforman este lugar. Por su lado, “el hogar” es ambas cosas y más que eso, ya que, según Alfred Schutz (2003), es el sistema de coordenadas que se emplea para orientarse y reconocerse.8

En síntesis, se puede definir que un hogar no es una realidad objetiva, es una variedad de emociones que se vinculan al lugar en donde se han tenido experiencias que han marcado y determinado la vida. Hablar del hogar, como señaló Bachelard ([1965]2000), obliga a introducir la subjetividad de los residentes, ya que este se conforma de experiencias, imaginarios, prácticas cotidianas, memorias, recuerdos y olvidos, así como de acciones e inacciones, por las cuales los individuos persiguen intereses y buscan satisfacer necesidades y deseos. De esta manera, la casa es un lugar que se habita por los individuos que conforman un hogar.

La casa y la calidad de vida: articulación de imaginarios

En trabajos anteriores (Espinosa Ortiz, 2019) se ha demostrado la participación clave de los medios de comunicación y los agentes inmobiliarios en la configuración de los imaginarios de la casa. Sin embargo, es la sociedad la que esencialmente construye los imaginarios, al moldear prácticas cotidianas y buscar la satisfacción de necesidades y deseos. Estos se combinan con los intereses del capital representados por las inmobiliarias, con las posturas e intervenciones de las autoridades encargadas del planeamiento urbano y la construcción de viviendas y con las imágenes que se promueven sobre la ciudad (López Levi, 2008) y, por supuesto, sobre la casa (Ortiz, 1984).

Los imaginarios de la casa tienen un anclaje espacial y están relacionados a su vez con otros espacios, en diferentes escalas y conexiones. Es así que la casa puede entenderse como un concepto geográfico complejo y multiescalar (Blunt y Dowling, 2006), que se define con las prolongaciones exteriores que la vinculan con el espacio urbano y la sociedad. En este sentido, la casa adquiere un significado más amplio, como un sistema de escalas vinculadas entre sí que incluye el entorno inmediato, el conjunto habitacional, el barrio o la colonia y su contexto urbano. En este sistema de escalas, la casa se define como una unidad integrada al entorno circundante. Un entorno conformado tanto por lo público, como son las banquetas, la calle sobre la que se ubica la vivienda, el corredor, los jardines o las plazas; como por lo privado, las recámaras, el patio de servicio, la cocina o el comedor. La relación que existe entre estas escalas territoriales y los habitantes determina el sistema habitacional (INVI-FAU, 2004).

Los imaginarios de la casa aluden a la casa imaginada y al entorno imaginado. Esa casa que se desea tener, la casa propia (Lindón, 2005, 2006b, 2008) que se ubica en un entorno seguro, con todos los equipamientos y servicios necesarios, con vialidades funcionales y que facilitan el desplazamiento al trabajo y/o a los equipamientos de educación, abasto, ocio o salud. Aquella casa imaginada cuenta con un buen diseño arquitectónico, porque es amplia, con buenas distribuciones, orientaciones y espacios confortables bien iluminados y ventilados. Según relevamientos previos (Álvarez Bové, 2015; Espinosa Ortiz, 2015; Lindón, 2012), en ocasiones la casa imaginada cuenta con un lindo jardín y en otras también con alberca, así como con todos los espacios necesarios para que cada uno de los miembros de la familia la habiten en las condiciones más óptimas. Se ubica dentro de un fraccionamiento con amplias áreas verdes, con suficientes zonas de esparcimiento, ciclovías, instalaciones deportivas y en un entorno seguro que cuenta con todos los equipamientos y servicios urbanos para satisfacer las necesidades y deseos de sus habitantes.

Sin embargo, la casa imaginada en su forma material e ideal (Lussault, 2015) no siempre se puede obtener, ya que el habitante no cuenta con el poder adquisitivo suficiente. Las inmobiliarias no logran cumplir con lo que ofrecen en su discurso de promoción (Merchand Rojas, 2017; Pedrotti, 2016; Espinosa Ortiz, 2015) y se enfocan en reducir costos de producción para incrementar sus ganancias. Hay muchos ejemplos de empresas inmobiliarias que en México construyen viviendas de pequeñas dimensiones, con materiales de baja calidad, localizadas en predios generalmente distantes de las zonas de empleo, abasto, educación u ocio, que han propiciado nuevos problemas sociales (Marosi, 2017) o que empeoraron otros ya existentes (Espinosa Ortiz, 2015).

También se tienen ejemplos de casas autoconstruidas en las que son comunes las remodelaciones, ampliaciones o reconversiones, ya que las necesidades y deseos de sus habitantes cambian con el tiempo, lo que permite definir a las casas más allá de un objeto estático y acabado, como uno flexible e inacabado (Ortega Alcázar, 2016). Es en este contexto donde se articulan los imaginarios de la casa y de la calidad de vida, ya que estos últimos se forjan en la posibilidad de mejorar las condiciones de la casa y la forma de habitarla. Se conforman así como imaginarios que ven más allá de la organización espacial, la cual evidentemente, estimula o limita las actividades y prácticas cotidianas de quienes la habitan (Collignon, 2010), por estar relacionadas con el acondicionamiento y la preparación, valoración y apropiación del espacio (Tuan, 2001). En estos casos, el habitante mismo interpreta cuáles son los obstáculos, barreras, deficiencias, incomodidades o inconvenientes de los espacios que habita, pero también reconoce cuáles son sus cualidades, potencialidades, atributos y condiciones favorables que los caracterizan por las experiencias vividas en los mismos (Tuan, 2007). Y con base en ello sobrelleva y valora su vida en ese lugar.

En tal sentido, los imaginarios de la calidad de vida representan la posibilidad de una vida mejor, la superación de los obstáculos que se presentan en el habitar cotidiano. Se conciben así los imaginarios de la calidad de vida como un mecanismo de búsqueda por superar todo lo que atenta contra la vida, lo que incluye las experiencias, percepciones, emociones, sentimientos y reacciones a las circunstancias. En resumen, se podría decir que los imaginarios de la calidad de vida están vigentes, en constante reconstrucción, y que forman parte del habitar en las ciudades y las casas. Estos imaginarios se constituyen en la búsqueda por tener una vida mejor. Una búsqueda interminable porque, aunque se logran salvar algunos de los obstáculos, surgen otros nuevos, al igual que nuevos objetivos que se presentan con el tiempo (Espinosa Ortiz, 2014).

Conclusiones

Los imaginarios de la casa se constituyen con lo que ha representado, representa y podría representar la casa en la vida de las personas. Esto sucede en base a la comparación entre la casa imaginada y la casa que se tiene. Es decir, los imaginarios no se refieren a la casa como algo físico material, sino a los efectos de ese algo en la vida de las personas (Vergara, 2001). Los imaginarios de la casa se convierten, así, en el enfrentamiento entre el efecto del deseo de la casa que se quiere y la que se puede tener.

De esta manera, la casa es el lugar en donde las personas reconocen sus logros y fracasos, sus expectativas a futuro, positivas o negativas, y sus experiencias agradables y/o desagradables. Por consiguiente, los imaginarios de la casa incluyen toda experiencia relacionada con la factibilidad, la dificultad, e incluso la imposibilidad de obtener la casa imaginada (Espinosa, 2015 y 2019). Por su parte, los imaginarios de la calidad de vida se constituyen en la prolongación articulada de los imaginarios de la casa cuando las condiciones de esta y el contexto habitacional donde se reside no logran cumplir con las expectativas del habitante. Dichas influencias surgen por su experiencia de habitar en varios lugares a lo largo de la vida. Se constituyen así como una geografía de vínculos y de contactos, con extensiones múltiples y diversas, que se relacionan con lugares del pasado como la casa de la infancia, o incluso con lugares muy distantes entre sí, como la casa en que se habitó durante la estancia en otro país (Massey, 2004).

De este modo, el habitante se conflictúa en la relación ser-tener. Entre lo que la persona aspira ser y que, al obtener su casa, no siente haber logrado. Asimismo, los imaginarios de la casa se alimentan de las prácticas y estrategias de los habitantes para sortear los obstáculos que se le presentan en el habitar cotidiano, los cuales influencian sus percepciones sobre su calidad de vida. En este contexto, se da cuenta de que el imaginario de la casa no termina en obtenerla, sino que forma parte de la experiencia de habitarla. Es ahí, en el habitar, donde los imaginarios de la casa y de la calidad de vida se integran. Ambos están vigentes y son parte de la vida de los habitantes más variados de las ciudades en México, Latinoamérica y el mundo.

Por último, resulta importante subrayar que la incorporación de lo imaginario en el estudio de la casa tiene la virtud de dar cuenta que las dimensiones simbólicas que incluso parecen absurdas (como las que evocan satisfacción y apego a viviendas inadecuadas, vulnerables, ubicadas en entornos de violencia y/o de riesgo, etc.) tenderán, como señala Yi Fu Tuan (2007), a ser inadvertidas en la medida en que los habitantes aprendan a vivir en los lugares que habitan.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Ábalos, I. (2005). La Buena Vida: Visitas guiadas a las casas de la modernidad. Barcelona, España: Gustavo Gili. [ Links ]

2. Álvarez Bové, R. (2015). Construcción de imaginarios urbanos del habitar. Caso de la revista Vivienda y Decoración, Santiago de Chile. Tesis para optar al grado de Magíster en Hábitat Residencial. Universidad de Chile. Recuperado de: Recuperado de: http://repositorio.uchile.cl/handle/2250/130342 . Consultado el 02/06/2023. [ Links ]

3. Bachelard, G. ([1965]2000). La poética del espacio. Ciudad de México, México: Fondo de Cultura Económica. [ Links ]

4. Baeza, M. A. (2003). Imaginarios sociales: apuntes para la discusión teórica y metodológica. Concepción: Editorial Universidad de Concepción. [ Links ]

5. Berdoulay, V. (2012). El sujeto, el lugar y la mediación del imaginario. En A. Lindón y D. Hiernaux (Dirs.), Geografías de lo imaginario. (pp. 49-65). Barcelona, España: Anthropos. Ciudad de México, México: UAM-Iztapalapa. [ Links ]

6. Blunt, A. y Dowling, R. (2006). Home (Key Ideas in Geography). London, England: Routledge. [ Links ]

7. Castoriadis, C. ([1983]2003). La institución imaginaria de la sociedad. Barcelona, España: Tusquets. [ Links ]

8. Claval, P. (2012). Mitos e Imaginarios en Geografía. En A. Lindón y D. Hiernaux (Dir.), Geografías de lo imaginario. (pp. 29-48). Barcelona, España: Anthropos/México: UAM-Iztapalapa. [ Links ]

9. Collignon, B. (2010). De las virtudes de los espacios domésticos para la geografía humana. En A. Lindón y D. Hiernaux (Dir.), Los giros de la Geografía Humana. Desafíos y horizontes. (pp. 201-215). Barcelona, España: Anthropos. Ciudad de México, México: UAM-Iztapalapa. [ Links ]

10. Cortés Alcalá, L. (1996). La cuestión residencial: bases para una Sociología del Habitar. Madrid, España: Editorial Fundamentos. [ Links ]

11. Espinosa Ortiz, F. (2014). Aproximación teórica al concepto de calidad de vida. Entre las condiciones objetivas externas y la evaluación subjetiva de los individuos.Antropología Experimental, 14. Recuperado de: Recuperado de: https://revistaselectronicas.ujaen.es/index.php/rae/article/view/1801 . Consultado el 14/03/2023. [ Links ]

12. Espinosa Ortiz, F. (2015). Vivienda de interés social y calidad de vida en la periferia de la ciudad de Morelia, Michoacán. Ciudad de México, México: PUEC, UNAM, Infonavit. [ Links ]

13. Espinosa Ortiz, F. (2019). El imaginario de la casa en los discursos de promoción inmobiliaria en México. URBS. Revista de Estudios Urbanos y Ciencias Sociales, 9(2), pp. 39-50. [ Links ]

14. Espinosa Ortiz, F., Vieyra, A. y Garibay, C. (2015). Narrativas sobre el lugar. Habitar una vivienda de interés social en la periferia urbana. Revista INVI, 84(30), pp. 59-83. [ Links ]

15. García Canclini, N. (1997). Imaginarios urbanos. Buenos Aires, Argentina: EUDEBA. [ Links ]

16. Giannini, H. (1987). La reflexión cotidiana. Santiago de Chile, Chile: Editorial Universitaria. [ Links ]

17. Haraway, D. (1995). Ciencia, cyborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza. Madrid, España: Ediciones Cátedra. [ Links ]

18. Hiernaux, D. (2012). Los imaginarios urbanos: una aproximación desde la geografía urbana y los estilos de vida. En A. Lindón y D. Hiernaux (Dir.), Geografías de lo imaginario. (pp. 87-105). Barcelona: Anthropos. Ciudad de México, México: UAM-Iztapalapa. [ Links ]

19. INVI-FAU (2004). Bienestar Habitacional: Guía de Diseño para un Hábitat Residencial Sustentable. Santiago de Chile, Chile: INVI-FAU/Universidad de Chile. [ Links ]

20. Levinas, E. (1995). Totalidad e Infinito. Ensayo sobre la exterioridad. Salamanca, España: Ediciones Sígueme. [ Links ]

21. Lindón, A. (2005). El mito de la casa propia y las formas de habitar. Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, 194(20). Recuperado de: Recuperado de: http://www.ub.edu/geocrit/sn/sn-194-20.htm . Consultado el 24/02/2023. [ Links ]

22. Lindón, A. (2006a). La casa búnker y la deconstrucción de la ciudad. Liminar: Estudios Sociales y Humanísticos, 4(2), pp. 18-35. [ Links ]

23. Lindón, A. (2006b). Del suburbio como paraíso a la espacialidad periférica del miedo. En A. Lindón , M. A. Aguilar y D. Hiernaux (Coords.), Lugares e imaginarios en las metrópolis. (pp. 85-106). Barcelona, España: Anthropos. Ciudad de México, México: UAM-Iztapalapa. [ Links ]

24. Lindón, A. (2007). La ciudad y la vida urbana a través de los imaginarios urbanos. EURE, 99(33), pp. 7-16. [ Links ]

25. Lindón, A. (2008). El imaginario suburbano: los sueños diurnos y la reproducción socioespacial de la ciudad. Iztapalapa. Revista de Ciencias Sociales y Humanidades, 64-65(29), pp. 39-62. [ Links ]

26. Lindón, A. (2012). ¿Geografías de lo imaginario o la dimensión imaginaria de las geografías del Lebenswelt?. En A. Lindón yD. Hiernaux , (Dir.), Geografías de lo imaginario. (pp. 66-85). Barcelona, España: Anthropos. Ciudad de México, México: UAM-Iztapalapa. [ Links ]

27. Lindón, A. y Hiernaux, D. (2010). Una geografía dando giros… A manera de introducción. En Los giros de la Geografía Humana. Desafíos y horizontes. (pp. 7-20). Barcelona, España: Anthropos. Ciudad de México, México: UAM-Iztapalapa. [ Links ]

28. López Levi, L. (2008). Tijuana: imaginarios globales, fortificaciones locales. Sociológica, 23(66), pp. 121-153. [ Links ]

29. Lussault, M. (2015). El Hombre espacial. La construcción social del espacio humano. Madrid, España: Amorrortu. [ Links ]

30. Maffesoli, M. (1993). El conocimiento ordinario: Compendio de sociología. Ciudad de México, México: Fondo de Cultura Económica FCE. [ Links ]

31. Mallett, S. (2004). Understanding home: a critical review of the literature. The Sociological Review, 52(1), pp. 62-89. [ Links ]

32. Marosi, R. (2017). Mexico’s Housing Debacle. A Failed visión. Los Angeles Times. Recuperado de: Recuperado de: http://www.latimes.com/projects/la-me-mexico-housing/ . Consultado el 24/06/2022. [ Links ]

33. Márquez, F. (2007). Imaginarios urbanos en el Gran Santiago: huellas de una metamorfosis. EURE, 33(99), pp. 79-88. [ Links ]

34. Massey, D. (2004). Lugar, identidad y geografías de la responsabilidad en un mundo en proceso de globalización. Treballs de la SCG, 57, pp. 77-84. [ Links ]

35. Merchand Rojas, M. A. (2017). Estado, vivienda de interés social e inmobiliarias en México. Cuadernos de Vivienda y Urbanismo, 10(19), pp. 6-21. [ Links ]

36. Miller, D. (2001). Home Possessions: Material Culture behind Closed Doors. Oxford, London: Berg. [ Links ]

37. Monteys, X. y Fuertes, P. (2003). Casa collage, un ensayo sobre la arquitectura de la casa. Barcelona, España: Gustavo Gili. [ Links ]

38. Ortega Alcázar, I. (2016). Autoconstrucción de vivienda, espacio y vida familiar en la Ciudad de México. Ciudad de México, México: FLACSO México: PUEC. UNAM. [ Links ]

39. Ortiz, V. M. (1984). La casa, una aproximación. Ciudad de México, México: UAM-Xochimilco. [ Links ]

40. Pedrotti C. (2016). Calidad residencial y condiciones de producción de la vivienda social promovida por el sector privado. Zona Metropolitana de Toluca, 2001-2011. Ciudad de México, México: UNAM-PUEC, INFONAVIT. [ Links ]

41. Pintos, J. L. (2004). Inclusión-exclusión. Los imaginarios sociales de un proceso de construcción social. SEMATA. Ciencias Sociales y Humanidades, 16, pp. 17-52. [ Links ]

42. RAE - Real Academia Española (2001). Diccionario de la lengua española. Madrid, España: RAE. Recuperado de: Recuperado de: https://dle.rae.es/imaginaci%C3%B3n . Cosultado el 22/9/22. [ Links ]

43. Schutz, A. (2003). Estudios de teoría social. Buenos Aires, Argentina: Amorrortu. [ Links ]

44. Silva, A. (2012). Álbum de familia, la imagen de nosotros mismos. Medellín, Colombia: Universidad de Medellín. [ Links ]

45. Silva, A. (2013). Imaginarios el asombro social. Bogotá, Colombia: Universidad Externado de Colombia. [ Links ]

46. Silva, A. (2022). Imaginarios urbanos: pautas metodológicas para hacer una ciudad imaginada. En F. Aliaga Sáez, Investigación sensible. Metodologías para el estudio de imaginarios y representaciones sociales. Bogotá, Colombia: Universidad Santo Tomás. [ Links ]

47. Tuan, Yi-Fu (2001). Space and Place: The Perspective of Experience. Minneapolis, EEUU: University of Minnesota. [ Links ]

48. Tuan, Yi-Fu (2007). Topofilia. Un estudio de las percepciones, actitudes y valores sobre el entorno. Santa Cruz de Tenerife, España: Melusina. [ Links ]

49. Vera, P. (2019). Imaginarios urbanos: dimensiones, puentes y deslizamientos en sus estudios. En P. Vera, A. Gravano y F. Aliaga, Ciudades (in)descifrables imaginarios y representaciones sociales de lo urbano. Bogotá, Colombia: USTA. [ Links ]

50. Vergara Figueroa, A. (2001). Horizontes del imaginario. Hacia un reencuentro con sus tradiciones investigativas. En A. Vergara Figueroa (coord.), Imaginarios: horizontes plurales. (pp. 11-83). Ciudad de México, México: ENAH. [ Links ]

NOTAS

1. Estas ciudades se seleccionan porque en ellas el autor ha participado en algún proyecto de investigación, taller, curso o seminario.

2. En estas ciudades el autor ha realizado alguna estancia.

3. Estas ciudades se han recorrido con libertad, entre la multitud, para analizar con el “ojo de geógrafo humano” las experiencias urbanas.

4. Los ejemplos se pueden consultar en http://www.imaginariosurbanos.net/

5. Estos pequeños fragmentos de ciudad son denominados “micrópolis” por Néstor García Canclini (1997).

6. La frase “habitar una casa” es entendida en el sentido de vivenciar una variedad de experiencias que el habitarla le concede, como protegerse de las inclemencias del tiempo, cultivar la confianza, proyectar el futuro, sentirse realizado y sustraerse hacia uno mismo.

7. Por ejemplo, Daniel Miller (2001) ha demostrado que la casa se ha vuelto un lugar de aislamiento más que de encuentro para quienes se dejan llevar por realidades construidas en torno a las series, películas y contenidos de redes sociales que consumen. Según el autor, estas actividades absorben demasiado tiempo y exacerban la separación en las relaciones de las personas con otras personas y con su entorno.

8. El concepto de “hogar” suele estar coloquialmente más asociado a las ideas de centro familiar o lugar de pertenencia. Es simbólico y significa muchas cosas diferentes para cada persona. Puede ser un imaginario asociado a la casa de la infancia, la casa de los padres, la casa de los recuerdos, el lugar donde los hijos aprendieron a caminar o a hablar. Puede significar la unión familiar, la celebración, las fiestas de cumpleaños, la comida de la madre, los objetos de cada miembro de la familia, las costumbres, prácticas y hábitos personales, entre otras muchas cosas.

Recibido: 29 de Septiembre de 2022; Aprobado: 27 de Noviembre de 2022

*

* Investigador en el Centro Geo del CONACYT (México), en el área de Geopolítica y Territorio. Doctor en Geografía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel I. Editor asociado en Geografía Humana en la revista PACHA de Estudios Contemporáneos del Sur Global (ISSN 2697-3677) editada por el Centro de Investigación en Ciencias Sociales y Humanidades de América Latina (CICSHAL-RELIGACION) con sede en Quito, Ecuador. Sus líneas de investigación son: vivienda, habitabilidad y calidad de vida; desigualdades, movilidades y migración en tránsito; imaginarios urbanos y análisis narrativo. Recibió la mención honorífica en el Premio Internacional de Tesis de Investigación sobre Vivienda y Desarrollo Sustentable 2014 por parte de la UNAM y el INFONAVIT. Colaborador en el proyecto de Ciencia Básica Conacyt-SEP titulado “Las ciudades santuario como fronteras emergentes. Dinámicas transnacionales y espacios vividos de mexicanos indocumentados en Estados Unidos”.

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons