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Estudios de historia de España

versión On-line ISSN 2469-0961

Estud. hist. Esp. vol.20 no.2 CABA dic. 2018

 

ARTÍCULOS

 

Claudio Sánchez-Albornoz y los Cuadernos de historia de España (1944-1970): espejo de una vida *

 

Claudio Sánchez-Albornoz and the Cuadernos de historia de España review (1944-1970): a mirror of a life

Claudio Sánchez-Albornoz e Los cuadernos de historia de España (1944-1970): espelho de uma vida

 

Martín F. Ríos Saloma**
Instituto de Investigaciones Históricas
Universidad Nacional Autónoma de México

* Fecha de recepción del artículo: 1/9/2018. Fecha de aceptación:
** Doctor en Historia, Investigador Titular "B", Tiempo Completo. Instituto de Investigaciones Históricas. Universidad Nacional Autónoma de México. Dirección postal: Circuito Mario de la Cueva s/n. Zona Cultural. Ciudad Universitaria. Del. Coyoacán, Ciudad de México cp. 04510, México, e-mail: riosmartin76@gmail.com

 


Resumen
En el presente trabajo se profundizará en el análisis de los Cuadernos de Historia de España a partir de diversas problemáticas vinculadas con la historia de la historiografía y la historia intelectual, concibiendo a la revista como un como mirador privilegiado a través del cual analizar la trayectoria vital y científica de Claudio Sánchez-Albornoz y resaltar aspectos poco trabajados de su quehacer intelectual y sus redes académicas.

Palabras clave: España; Historia; Historiografía; Revista; Sánchez Albornoz

Abstract
In this paper we will deepen in the analysis of the Cuadernos de Historia de España from diferents points of view related to the history of the historiography and the intellectual history, conceiving the review as a privileged observer through which to analyze the life and scientist production of Claudio Sánchez-Albornoz. At the same time, we propose to analyzed differents aspects of his academic network.

Key words: Spain; History; Historiography; Review; Sánchez Albornoz

Resumo
No presente trabalho aprofundará na análise dos Cuadernos de história da Espanha de vários tópicos relacionados com a história da historiografia e a história intelectual que permitia conceber a revista como um ponto de vista privilegiado a através do qual analisar a vida e a carreira científica de Claudio Sánchez-Albornoz e destacar os aspectos pouco trabalhados de sua obra intelectual e de suas redes acadêmicas.

Palavras chave: Espanha; História; Historiografia; Revista; Sánchez Albornoz


 

Si écrire, c’est faire, en écrivant l’historien fait donc aussi.
François Hartog, Croire en histoire, 2013.

Los Cuadernos de Historia de España, eje de una trayectoria intelectual1

El 21 de julio de 1944 salieron de los talleres gráficos de Guillermo Kraft los volúmenes 1 y 2 de los Cuadernos de Historia de España, revista fundada por Claudio Sánchez-Albornoz (1893-1984) en Buenos Aires con el objetivo manifiesto de

"[…] llenar un vacío de la ciencia argentina; un vacío doloroso para los españoles del nuevo continente; un vacío que, pese a muchos americanos, trunca el conocimiento y la comprensión del pretérito de América: el del estudio y la investigación de la historia española en que hallan sus raíces veinte pueblos hispano-americanos".2

El abulense se planteaba, en consecuencia, "estudiar la historia europea de España" y continuar la labor que había desempeñado en su país de origen durante las dos décadas anteriores como profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Madrid, como director del Instituto de Estudios Medievales del Centro de Estudios Históricos y como secretario -y a la postre director- del Anuario de Historia del Derecho Español, cuya publicación había arrancado en 1924.3

Sin embargo, "en una época desgarrada, primero, por la guerra de España y, después, por la guerra europea",4 alejado de las fuentes documentales fundamentales con las cuales renovar el conocimiento histórico, privado de su biblioteca personal -que había sido confiscada por los falangistas en 19395 - y de la bibliografía más actualizada,6 rodeado de muy pocos alumnos y colaboradores e inserto en un medio académico e intelectual muy estimulante y proclive al conocimiento de la historia de España pero apenas familiarizado con la Edad Media, parecía que el proyecto estaba condenado a sobrevivir tan sólo algunos años. El propio Sánchez-Albornoz, consciente de las dificultades y desafíos a superar, afirmaba en la "Advertencia" con la que se abría el primer volumen de los Cuadernos de Historia de España que aspiraba "a editarlos con periodicidad" perosin adquirir el "compromiso cerrado de publicarlos en tales o cuales fechas, porque no estamos seguros de lograrlo, dado lo menguado de nuestros medios y lo difícil de la hora para conseguir colaboraciones fuera de nuestras filas".7  

A pesar de tener tantos elementos en contra, Sánchez-Albornoz logró editar sesenta y ocho volúmenes en un arco temporal que se extiende entre 1944 y 1982 y convertir a los Cuadernos de Historia de España no sólo en un referente del medievalismo español a ambos lados del Atlántico, sino en una de las revistas de historia más sólidas y prestigiosas del mundo iberoamericano. En un artículo anterior,8 primero de una trilogía que, a modo de tríptico, busca adentrarse en la significación histórica, historiográfica e intelectual de los Cuadernos, realicé un exhaustivo estado de la cuestión a propósito de Sánchez-Albornoz, subrayando el hecho de que la mayoría de los autores que habían abordado la obra del abulense no habían estudiado en profundidad la historia de aquellos, con las excepciones de José Luis Martín, Reyna Pastor y Ariel Guiance.9 De igual manera, analicé con minuciosidad los factores que llevaron al medievalista español a abandonar España como consecuencia del alzamiento militar en contra del gobierno de la República al que representaba como embajador en Portugal, mostrando que su establecimiento en Argentina y su largo exilio en el país sudamericano no fueron consecuencia de una decisión premeditada sino que, en realidad, fueron el resultado de un conjunto de avatares y  circunstancias que tenían como telón de fondo las sólidas redes académicas e intelectuales que el abulense había tejido en las décadas de 1920 y 1930. Finalmente, reconstruí el proceso de fundación de los Cuadernos de Historia de España, sus avatares editoriales, su importancia dentro del panorama historiográfico latinoamericano y su significación intelectual como órgano de la escuela argentina de medievalistas fundada por don Claudio y como una de las primeras revistas de historia de América Latina gracias a la cual se difundieron los criterios científicos desarrollados por la escuela francesa y alemana.   

El presente artículo pretende, en consecuencia, profundizar en el análisis de los Cuadernos de Historia de España a partir de diversas problemáticas vinculadas con la historia de la historiografía y la historia intelectual. Hasta ahora, la mayoría de los estudiosos de la obra del madrileño han centrado sus análisis en tres escritos mayores: España, un enigma histórico;10 Orígenes de la Nación española11 y Despoblación y repoblación del valle del Duero.12 Ciertamente, estos tres textos contienen los esencial del pensamiento de Sánchez-Albornoz, fueron resultado de largos años de reflexión y de maduración intelectual y están elaborados sobre una amplísima base documental; sin embargo, su autor partía de estudios, hipótesis o polémicas que habían sido planteadas ya en los Cuadernos o en alguno de los muchos artículos que publicó en diversas revistas científicas europeas. Otro tanto ocurría con los gruesos volúmenes que vieron la luz como antologías de artículos científicos,13 así como en diversas antologías de naturaleza divulgativa firmadas por don Claudio a uno y otro lado del Atlántico a partir de la década de 1960, puesto que en la mayoría de ellos aparecieron textos publicados previamente en la revista argentina. De esta suerte, por ejemplo, el escrito dedicado a Eduardo de Hinojosa en el centenario de su natalicio, publicado en el número 17 (1952) de los Cuadernos de Historia de España, sería luego reproducido en el volumen misceláneo Españoles ante la historia (1958);14 la necrología dedicada a Ortega y Gasset -publicada originalmente en los Cuadernos en el volumen 25-26 (1957)- sería editada en otras tres ocasiones,15 en tanto que el artículo "El culto a Santiago no deriva del culto dioscórido", publicado por vez primera en el volumen 28 (1958) de la revista argentina, sería reproducido hasta en cuatro ocasiones posteriores16 y su crítica a la obra de Abilio Barbero y Marcelo Vigil -aparecida en el número 57-58 (1968)- se reeditaría en sus Estudios polémicos (1979).17

A partir de esta constatación puede afirmarse que los Cuadernos de Historia de España fueron la columna vertebral de la trayectoria científica de Sánchez-Albornoz que se inauguró con su arribo a Buenos Aires en diciembre de 1940 y que culminó con su muerte. En efecto, una revisión sistemática y pormenorizada de todos los volúmenes de la revista confirma el hecho de que los Cuadernos fueron el auténtico manantial que nutrió gran parte de la obra de Sánchez-Albornoz después de 1944 y que frente a las obras de reflexión general, a las colecciones de artículos científicos publicados en México, Madrid, Roma, León y Santiago de Chile arriba referidas o las antologías de textos periodísticos y ensayísticos a los que gustaba de calificar como "bastardos", los Cuadernos se presentan como una línea maestra que marcó los derroteros de la actividad intelectual del madrileño, sus intereses científicos y sus diversas propuestas interpretativas, al tiempo que reflejan aspectos variados de su trayectoria personal y científica que no se traslucen, necesariamente, en sus obras monográficas,

En las próximas páginas pretendemos abordar aspectos poco estudiados de la trayectoria de Sánchez-Albornoz utilizando como fuente principal los diversos artículos, notas bibliográficas, colecciones documentales y notas varias que publicó el abulense en los Cuadernos, centrándonos de manera particular en el periodo que corre desde la fundación de la revista hasta el número en que se da cuenta del célebre premio Antonio Feltrinelli obtenido por Sánchez-Albornoz con el que coronó su carrera científica, es decir, en el arco temporal que se extiende entre 1944 y 1970 con el fin de responder a una sencilla interrogante: ¿en qué medida los Cuadernos de Historia de España fueron un reflejo -un espejo- de la trayectoria personal, intelectual y profesional de Sánchez-Albornoz?

Para responder a esta pregunta estructuraremos el desarrollo del trabajo en tres partes: en primer lugar, nos centraremos en el estudio de la revista como fuente privilegiada a través de la cual analizar la trayectoria vital y científica de Sánchez-Albornoz, así como su significación en tanto materialización de la red intelectual que éste había logrado construir a lo largo de las décadas de 1920 y 1930; en segundo término, analizaremos los testimonios de amistad que plasmó a lo largo de distintos números como una forma de acercarnos a aspectos más personales e íntimos, pero que a la postre se acabarían materializando en su propia trayectoria intelectual; por último, rescataremos las noticias que ofrece la revista sobre la labor divulgativa de don Claudio y sobre los múltiples reconocimientos que recibió a lo largo de los años; una y otros son reflejo de la dimensión pública del historiador madrileño que hablan, también, sobre la dimensión política e institucional de la disciplina histórica. Huelga decir que en esta ocasión no se analizarán los aportes informativos y metodológicos de Sánchez-Albornoz ni sus distintas interpretaciones -polémicas muchas de ellas- sobre la historia hispana, quedando ello para una ocasión postrera.

Los Cuadernos de Historia de España, testimonio de una trayectoria académica e intelectual.

Para don Claudio, los Cuadernos fueron su vida. Decir esto de un hombre de letras consagrado al estudio de la historia equivale a condensar en una metáfora una actividad intelectual febril y multifacética desarrollada a lo largo de cuatro décadas. De esta suerte, puede decirse que los Cuadernos de Historia de España fueron su vínculo con el mundo académico europeo y americano, su ventana a las nuevas propuestas historiográficas, su espacio de controversia privilegiado, su nexo con la Españalejana y añorada y su medio de comunicación con la red intelectual española de la que era parte y de la que se sentía figura destacada, solo por detrás de las figuras de Menéndez Pidal18 y Ortega y Gasset.19 Así, la revista fue testigo de las preocupaciones y debates intelectuales de toda una generación de pensadores que desarrolló su actividad tanto en Europa como en América, pero también fue el escaparate en el cual Sánchez-Albornoz pudo mostrar su erudición, su preocupación por el método, su asombrosa capacidad memorística y los múltiples reconocimientos obtenidos a lo largo de los años; el espacio en el cual plasmar agradecimientos sinceros o despedidas sentidas a maestros, amigos y colegas;20 el vehículo para transmitir noticias sobre sus actividades de divulgación -en especial cursos y conferencias- y la publicación de sus nuevas obas;21 el taller particular desde el cual transmitir el oficio de historiar y, en fin, el medio para conjurar el dolor provocado por el exilio y la lejanía de sus seres queridos y del país natal.22

Sin duda, uno de los primeros elementos que resalta a lo largo de los años es la densa red de relaciones académicas -y de amistad- que don Claudio tejió más allá de las fronteras a lo largo de las décadas de 1920 y 1930 con historiadores de Portugal, Francia e Italia y que se mantuvieron vivas al menos hasta la década de 1960. A lo largo de los primeros números, particularmente de los editados entre 1944 y 1950, el nombre de los estudiosos citados irá acompañado de palabras de afecto, de comentarios sobre la guerra de España o sobre la guerra mundial, la dificultad de las comunicaciones o bien, de preguntas sobre la suerte sufrida por alguno de ellos. A partir de la década de 1950, como era de esperarse, las comunicaciones se tornaron más fluidas y aunque se mantuvieron las afirmaciones y exaltaciones de amistad, se percibe un tono de normalización en las relaciones con sus colegas europeos.

Desde el punto de vista científico, sobresale el hecho de que a pesar de su formación en la escuela alemana y de sus meses de estancia en Austria financiados por la Junta de Ampliación de Estudios (1927-1928) siguiendo los seminarios de Alfons Dopsch,23 los interlocutores privilegiados de nuestro historiador fueron en realidad los medievalistas de aquellos países con los que España compartía rasgos históricos similares, si bien no dejó de citar nunca los trabajos de los estudiosos de lengua alemana, particularmente en sus estudios sobre los tiempos visigodos.

Destaca, por obvias razones, el lugar que tienen los medievalistas portugueses. Sánchez-Albornoz había trabajado de forma sistemática en los archivos portugueses en dos ocasiones: con motivo de la estancia de investigación concedida por la Junta de Ampliación de Estudios en  la primavera de 191724 que se materializaría en la monografía sobre la Curia regia portuguesa25 y en ocasión de la investigación archivística desarrollada para participar en el Premio Covadonga convocado por las Academias de la Historia y de la Lengua en 1922. Si a ello sumamos su estancia en el país luso como embajador del gobierno republicano entre mayo y octubre de 1936,26 era lógico que los Cuadernos reflejaran las estrechas relaciones con los medievalistas portugueses. Destacan en particular los nombres de Henrique da Gama Barros, a quien califica de "celosísimo investigador del pretérito de la Península, que merece figurar, como el maestro Hinojosa, a la cabeza de las dos escuelas de historia jurídica de Portugal y de España"27 ; de Paulo Merêa -coetáneo suyo y profesor de la Universidad de Coimbra a quien se refiere como "mi viejo y muy querido amigo y colega"-28 y de Torquato Brochado de Souza Soares, discípulo del anterior quien, testimonia don Claudio, había "pasado largas temporadas trabajando en Madrid en el Archivo Histórico Nacional  y en el Instituto de Estudios Medievales que yo dirigía".29 Los últimos dos estudiosos representaban para don Claudio la vanguardia de los estudios medievales en Portugal. Al primero dedicó una sesuda y pausada reseña con "la finura crítica" que merecía sobre Los orígenes de la ejecutoría testamentaria,publicado en Lisboa en 1940 y llegado a Buenos Aires "por obra de milagro";30 del segundo diría que "la historia portuguesa […]; le debe la ruptura con una tradición que encerraba demasiado la historia de su patria en las fronteras de su solar nacional".31 Finalmente, en su exilio argentino, Sánchez-Albornoz se felicita de la fundación del Centro de Estudios medievales de Coimbra y se lamenta del hecho de no poder trabajar juntos.32 A lo largo de los años, la cita de múltiples trabajos de estos historiadores portugueses fue una constante y ello refleja un dato no menor: para Sánchez-Albornoz, la frontera política que dividía a España y Portugal era ciertamente artificial y era necesario no proyectar las divisiones políticas contemporáneas sobre el pasado altomedieval de la península ibérica.

Los vínculos con el medio académico francés y belga se manifestaron desde los primeros números de los Cuadernos. Conocidas son las relaciones intensas y fructíferas que Sánchez-Albornoz mantuvo con Georges Cirot, Marc Bloch y Charles Verlinden. A Georges Cirot, que había sido el auténtico artífice de su inserción en Burdeos, le dedicó una sentida necrología en la que destacó su infatigable labor al frente del Bulletin Hispanique32 y citaría sus estudios sobre historiografía cada vez que abordaba el problema de las crónicas cristianas altomedievales, es decir, prácticamente en cada número. Marc Bloch, por su parte, había escrito de puño y letra una c3arta para la fundación Rockefeller recomendando al antiguo rector de la Universidad Central para una de las becas de la Fundación, de tal suerte que llama la atención el hecho de que no le dedique ningún artículo aparecido en los Cuadernos en señal de gratitud y que sólo lo cite en tres ocasiones, a pesar de conocer sus trabajos y poseer ejemplares de los libros del medievalista francés en su biblioteca porteña.34

Particular mención requiere el nombre del medievalista belga Charles Verlinden. Sabemos que Sánchez-Albornoz mantenía al menos una correspondencia con su maestro François-Louis Ganshof, que había impartido una conferencia en Lovaina en algún momento de 193435 y que Verlinden frecuentaba, junto con Souza Soares, el Instituto de Estudios Medievales de Madrid que dirigía don Claudio.36 Sánchez-Albornoz recuerda con dolor que este

"estudioso belga […] auxiliado por su esposa, preparaba su gran obra sobre L’esclavage au Moyen Âge. Me es penoso -añade- rememorar hoy aquellos tiempos felices, y doblemente doloroso recordar al colega belga discípulo de Ganshof y a su maestro y a cuantos excelentes amigos tenía en Bélgica y en Francia, cultivadores como yo de la historia medieval. Quiera Dios haberles salvado de la muerte y devolverlos pronto al trabajo fecundo".37

La historia quiso que Verlinden salvara la vida, que sustituyera a su maestro Ganshof al frente de la cátedra de historia medieval y que se convirtiera en un importante colaborador de la revista.38

Menos conocidas son las relaciones que mantuvo con  Henri Pirenne -cuyas tesis sobre el origen de las ciudades combatió39 -, el "gran hispanista francés" Louis Barrau-Dihigo , "que trazó la historia de la conquista del Noroeste de la península"40 y quien sería uno de los autores más citados a lo largo de todos los volúmenes por sus trabajos sobre la documentación y las crónicas del reino de Asturias,41 y  Louis Halphen, quien fue otro de los firmantes de su expediente para la Rockefeller y quien promoviera su candidatura -junto con François Olivier Martin- para ingresar como miembro correspondiente al Institut de France en 1947 por su obra En torno a los orígenes del feudalismo.42 En cualquier caso, las múltiples referencias indican la voluntad del historiador español de mantener contacto permanente con el medievalismo galo y de mantenerse al día de la producción historiográfica francesa, llegando a comentar, por ejemplo, la primera edición del Mediterráneo "del gran historiador" Braudel,43 y algún artículo de Pierre Chaunu.44

Las relaciones de Sánchez-Albornoz con el medievalismo italiano fueron muy sólidas a lo largo de toda su vida e iniciaron muy temprano: el 24 de febrero de 1919, siendo catedrático de Historia de España de la Universidad de Valladolid y con el apoyo del Rector, Calixto Valverde, solicitó a la Junta de Ampliación de Estudios "ser enviado […] a la Escuela Española en Roma para tomar parte en el plan general de trabajos de dicho centro".45 No me ha sido posible verificar aún que el joven catedrático realizara efectivamente la estancia solicitada en aquel año, pero  no cabe duda de que Sánchez-Albornoz encontró en Italia -particularmente en Roma y Spoleto- los foros y espacios que le fueron negados en España tras el triunfo de Franco. De esta suerte, los Cuadernos dan testimonio de que el abulense asistió en 1932 a un congreso en Milán en el que conoció a diversos estudiosos italianos y ponen de manifiesto que esa fecunda relación se intensificaría en los años siguientes,46 en especial a partir de 1958, año en que fue invitado por vez primera a las célebres Semanas del Centro Italiano de Estudios del Alto Medievo de Spoleto y en las que participó a la postre en siete ocasiones. 47 De igual manera, los Cuadernos informaron oportunamente sobre su nombramiento como "miembro extranjero de la Accademia Nazionale dei Lincei" en mayo de 1963,48 así como del hecho de que Hilda Grassotti, su alumna dilecta, se hiciese con el V Premio Spoleto convocado por el CISAM en abril  de 1965, el cual fue sancionado por un jurado entre cuyos miembros se encontraban Jacques Le Goff, Georges Duby y Giovanni Tabacco.49 Estas estrechas relaciones explican que el propio Sánchez-Albornoz fuese galardonado en 1970 con el premio "Antonio Feltrinelli" por la Accademia dei Lincei -dotado con 20 millones de liras de aquel año-50 y que en 1971 el Istituto Storico Italiano per il Medio Evo publicara -en castellano- sus Estudios visigodos en la importante colección "Studi Storicci"gracias a la mediación de Raffaelo Morguen, a la sazón director de la Scuola Storica Nazionale del célebre instituto romano.51

Por lo que toca al mundo intelectual americano -habría que decir argentino-, fueron José Luis Romero y Osvaldo Machado quienes dieron desde el inicio el apoyo necesario a Sánchez-Albornoz para que el proyecto de los Cuadernos se mantuviera a flote los primeros años. Uno y otro publicarían distintos trabajos que no sólo mostraban el hecho de que el país de acogida contaba con intelectuales de primer nivel, sino también la voluntad política de Sánchez-Albornoz de vincularse con los académicos locales y las instituciones que lo acogían y su interés científico de aprovechar el nicho intelectual en el que se hallaba publicitando en la revista, por ejemplo, la realización de cursos de lengua árabe, publicando las traducciones de Machado o sirviéndose de las mismas para sus propias investigaciones.52 José Luis Romero, por su parte, no dudó en brindar en su día y andando los años su respaldo institucional en su calidad de decano de la Facultad de Filosofía y Letras para que se pudiesen conmemorar en 1964 sus setenta años de vida con todos los fastos que merecía la ocasión. Reyna Pastor tomaría la pluma en el número correspondiente de los Cuadernos para dar cuenta del homenaje y resaltar los aspectos más importantes de la trayectoria intelectual de su maestro.53

La red intelectual española en la que estaba inserto Sánchez-Albornoz representaba sin duda la materialización de los anhelos, proyectos y estrategias llevados a cabo durante las primeras décadas del siglo XX por la Junta de Ampliación de Estudios y por el Centro de Estudios Históricos. La nómina de historiadores con la que debatía el abulense contaba entre sus miembros a lo más granado del medievalismo de aquellas décadas centrales del siglo XX y todos ellos se hacen presentes en más de una ocasión en los Cuadernos. En la mayoría de los casos se trata de citas de alguno o algunos de sus trabajos, bien para apoyar el desarrollo de una idea o para afirmar un dato, bien para refutarlos; en otros se trata de reseñas, de artículos polémicos o de necrologías en las que evoca los años compartidos, expresa el dolor por las ausencias y reconoce la valía intelectual de quienes fueron sus compañeros de viaje.

Encabeza la lista Américo Castro, con quien le unía una larga y sólida amistad que se iría deteriorando con los años al calor de la polémica suscitada por la aparición de España en su historia,54 de tal suerte que mientras en los primeros volúmenes lo llama "amigo y colega",55 en aquellos publicados con motivo de la aparición de la segunda edición del texto de Castro, señala el dolor que le produce que los ataques se desplazaran de lo académico a lo personal.56 No analizaremos en esta ocasión el debate, conocido por los especialistas y que amerita una revisión y nuevas lecturas; tan sólo queremos resaltar que frente a la idea que a la postre quedó sobre su enfrentamiento, los Cuadernos reflejan la sólida amistad que les unía antes de 1950 y el fecundo intercambio intelectual que ambos autores habían mantenido durante los años de exilio. Sabemos, por ejemplo, por una nota autógrafa de Castro, redactada de manera informal y un poco de prisa,  enviada desde Princeton con fecha del 15 de noviembre de 1947, que Sánchez-Albornoz le había hecho llegar en su día la primera edición de su España musulmana57 y que aquel se hallaba a la espera, desde hacía más de un año, de la publicación por parte de Losada de "un libro", que no era otro que la mencionada España en su historia.58 Merece la pena, sin duda, reproducir esta brevísima nota por su importancia para la historiografía española como anuncio de lo que vendría en la década siguiente y agradecer, no sin sorpresa, que sobreviviera al paso del tiempo y a las vicisitudes de la historia:

"Princeton, 15.11.47

Mi querido Claudio: llegaron hoy/ sus dos hermosos tomos "La Es-/paña musulmana". Me lanzo a/ gozarlos vorazmente y me doy/ cuenta de que van a marcar/ una fecha en la historiogra-/fía española. Qué bien pen-/sada y realizada está su obra/ (con las fuentes vivas y gra-/tísimas de leer), impre-/sa tan bellamente.
¿Cómo me llega ahora una/ obra terminada en agosto de/ 1946? ¿cinco meses tarda/ un libro en estos tiem-/pos de rapidez? [veo que el mata-/sellos es de 25.XI.46]
Feliz usted que ve en la calle el/ fruto de su trabajo. Losada/ tiene un libro desde abril/ de 1946 y no sé cuando sal-/drá. Cuanto me habría ser-/vido su nuevo monumento:/ en la edición inglesa le cita-/ré.
Mil gracias por su espléndi-/do regalo, y un gran abrazo de
Américo Castro".59

Con Manuel Gómez Moreno mantuvo una relación intelectual compleja. Del estudioso de la historiografía llega a decir que se inclinaba "con amistosa devoción ante el gran arqueólogo e historiador, cuando habla de temas que domina, pero él mismo confiesa su desconocimiento total de la historia de las instituciones y por ello carecen de valor las páginas que a ella consagra en sus Iglesias Mozárabes"60 , al tiempo que da testimonio del intercambio de ideas, opiniones, tesis y materiales que tuvieron durante los años en Madrid61 y no duda, al final, celebrar con una sentida nota personal "los noventa años de Gómez Moreno" y ponderar muy positivamente el conjunto de su obra y sus aportes.62

Junto a Castro o Gómez Moreno, encontramos en las páginas de los Cuadernos referencias a otros historiadores españoles de relieve, no necesariamente medievalistas, sobre los que Sánchez-Albornoz escribe palabras de amistad, pondera su obra, da cuenta de sus trabajos recientemente aparecidos o en vías de publicación o bien, señala errores de crítica documental o interpretación histórica. Así, por ejemplo, a Agustín Millares Carlo lo llamará "mi viejo amigo y compañero de mocedad, de cátedra, de Academia y de destierro",  y recuerda que "trabaja para poner al día el catálogo y la bibliografía de tales manuscritos", al tiempo que señala que tiene "noticias de que está preparando, en Méjico, la edición de su estudio definitivo".63 A Benito Sánchez Alonso, por su parte, lo considera "excelente amigo y colega" y ponderará muy positivamente su obra,64 en tanto que Salvador de Madariaga sería criticado severamente por sus "veleidades históricas" y por dejarse llevar por sus "enemistades personales".65 Las ediciones de las crónicas castellanas del siglo XV que realizara Juan de Mata Carriazo tuvieron en los Cuadernos una ventana excepcional,66 mientras que Pedro Bosch Gimpera, publicaría un par de artículos sobre su especialidad y recibirá una elogiosa reseña. 67 A esta nómina se suman los nombres de Blas Taracena,68 Antonio García y Bellido69 o José María Ramos Loscertales, a quien dedicó también una sentida reseña,70 entre muchos otros. El lector atento se percatará de que estos intelectuales comparten dos elementos comunes: todos fueron miembros activos del Centro de Estudios Históricos y todos, de una forma o de otra, podían considerarse contrarios al régimen de Franco, aunque luego algunos, con el correr del tiempo, como el propio Sánchez Alonso o el mismo Castro, encontraran un cierto acomodo dentro de los marcos del régimen. Puede señalarse finalmente que, si tomamos en consideración que Millares Carlo y Bosch Gimpera se habían exiliado en México y que Castro residía entonces en los Estados Unidos, Sánchez-Albornoz supo articular desde su exilio porteño, una eficaz red de comunicación a ambos lados del atlántico y entablar un fecundo diálogo científico y cultural con los intelectuales con los que sentía afinidad política y con quienes compartía un interés profundo por la historia y la identidad españolas.

A estos nombres habría que sumar en las dos primeras décadas de existencia de los Cuadernos a los alumnos españoles directos de don Claudio como Luis Vázquez de Parga, a quien llama "un viejo discípulo y muy caro amigo" y a quien le reconoce la "erudición" y "sagacidad" de su estudio sobre La división de Wamba, (Madrid, 1943), aunque critique con respeto sus tesis sobre el Fuero de León, 71 José María Lacarra,  Emilio Sáez o Luis G. de Valdeavellano, quienes representan a una segunda generación de medievalistas que se nutrió de las enseñanzas de los maestros y que a pesar de los múltiples obstáculos de la época mantuvo un altísimo nivel en el desarrollo de sus investigaciones, algunas de las cuales se materializaron en artículos publicados en Cuadernos o en reseñas y notas bibliográficas elaboradas por el propio Sánchez-Albornoz o sus alumnas argentinas.72 Los volúmenes reseñados se incorporaron o bien a la biblioteca del Instituto de Historia de España o bien a la biblioteca personal de Sánchez-Albornoz y son muestra de que a pesar de la censura y la ruptura de las comunicaciones, los libros y las ideas llegaban con celeridad a Argentina y que el aislamiento original se fue rompiendo con el paso del tiempo.

Los Cuadernos de Historia de España, testimonio de gratitud y celebración

Claudio Sánchez-Albornoz fue un hombre agradecido y reconoció las deudas contraídas con quienes en un momento u otro le brindaron ayuda, particularmente en los años difíciles entre su salida de Portugal y su instalación definitiva en Buenos Aires. Su forma de rendir testimonio público fue encabezar sus artículos con dedicatorias, como las que ofreció en el primer número de los Cuadernos a Georges Cirot y Emilio Ravignani, decanos respectivamente de las Facultades de Filosofía y Letras de las Universidades de Burdeos y Buenos Aires,73 al médico Arturo López;74 a la Universidad de Buenos Aires75 y a la propia Argentina, patria adoptiva con la que sentía haber contraído una deuda perenne pero que se pagaba cotidianamente, precisamente, con su labor al frente del Instituto de Historia de España y la publicación de la revista76 . Testimonio de gratitud, estas breves líneas son también materialización de los profundos vínculos personales, académicos e institucionales entablados por Sánchez-Albornoz.

En este mismo orden de ideas, particularmente interesantes y emotivos son el recuerdo de Eduardo de Hinojosa,77 el homenaje a Menéndez Pidal por su octogésimo aniversario78 y las necrologías de Georges Cirot,79 Ortega y Gasset,80 Menéndez Pidal81 y Justo Pérez de Urbel.82 Tomados en conjunto, estos textos permiten reconstruir el despertar de su vocación como medievalista en las clases de Hinojosa en el año de 1911,83 sus años de su formación en la España de principios de siglo XX, la forma en que descubrió la Edad Media y la historia institucional, la alta estima en que le tenía Menéndez Pidal, la significación del Premio Covadonga,84 la actividad del Centro de Estudios Históricos y su apuesta por hallarse en la vanguardia intelectual y la renovación histórica, la significación de la fundación del Anuario de Historia del Derecho Español, el papel destacadísimo que tenía Menéndez Pidal en el panorama cultural español, la influencia del pensamiento de Ortega y Gasset en los intelectuales españoles de su tiempo, la importancia del hispanismo y de los sólidos vínculos institucionales que se habían creado entre Burdeos y Madrid y, en fin, el aprecio que sentía por la mayoría, incluso por quienes no compartían sus interpretaciones, pero a quienes reconocía su erudición, su dedicación al cultivo de la historia y su amor por España. 

Otro aspecto que es necesario subrayar radica en que los Cuadernos también dieron cuenta de las actividades de divulgación de Sánchez Albornoz -sobre todo en sus primeros años de exilio- y de la importancia que el madrileño concedió a las mismas como una forma de llevar el saber erudito más allá de los círculos académicos especializados y de las aulas universitarias. Por las propias palabras de presentación de los Cuadernos y por distintos ensayos que publicó en otros momentos, sabemos que su interés central fue mostrar los vínculos entre la historia medieval española y la historia de América, tema central que podía derivar en el tratamiento puntual de ciertos aspectos de la "España musulmana" o de la Reconquista. Así, gracias a los Cuadernos sabemos que impartió conferencias y cursillos en la Academia Argentina de la Historia85 y en distintas ciudades latinoamericanas, como Lima,86 Montevideo,87 Río Pie -invitado por la Universidad de Puerto Rico-88 o ciudad de México, donde en marzo de 1959 visitó la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y el Colegio de México.89 En este mismo sentido, es posible percibir gracias a los Cuadernos la creciente influencia de don Claudio en el medio universitario rioplatense, pues hacia 1948 la revistadaba cuenta de la creación de tres nuevas cátedras de Historia de España: la de la "Facultad de Humanidades de la Universidad de La Plata, la del Instituto Nacional del Profesorado Secundario de Buenos Aires y la de la Facultad de Humanidades y Ciencias de Montevideo",90 a la que se sumaría a partir del 30 de julio de 1952 la de la Universidad Nacional del Litoral con sede en Rosario.91

Finalmente, es necesario remarcar el hecho de que los Cuadernos informaron puntualmente de las múltiples distinciones que recibió don Claudio a lo largo de su vida. Ciertamente el Premio Covadonga se recuerda una y otra vez, pero también se da cuenta de otros reconocimientos no menos significativos, entre los que deben recordarse: su designación como miembro correspondiente del Institut de France en 1947; el doctorado Honoris Causa por la Universidad de Lima en 1948;92 la invitación que recibió de la School of Historical Studies de Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Princeton para desarrollar una estancia de investigación entre noviembre de 1958 y febrero de 1959; la invitación que recibió para participar a principios de noviembre de 1958 -en el marco de su estancia en Estados Unidos- en el Segundo Congreso Internacional de Historiadores de Estados Unidos y México celebrado en la Universidad de Austin;93  su ingreso, en febrero de 1959, como "miembro de número extranjero de la "The medieval Academy of America (Cambridge, Massachusetts)"; el doctorado Honoris Causa por la Universidad de Gante también en 195994 y, en fin, el homenaje por sus setenta años de vida, ocasión para la que la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA editó un volumen especial.95  

Los cientos de páginas publicados entre 1944 y 1965 en las que se combinan el recuerdo personal, la erudición propia del medievalismo y la crítica histórica, así como aquellas que dan cuenta de los distintos reconocimientos obtenidos, reflejan un hecho incontestable: al menos hasta los primeros años de la década de 1960, Sánchez-Albornoz fue el representante más destacado del medievalismo español y de la escuela institucionalista -que comenzaba a perder su actualidad frente a las nuevas corrientes historiográficas- y supo mantener desde Buenos Aires, a pesar de su conservadurismo político e historiográfico, un diálogo con las distintas escuelas del medievalismo y supo ampliar sus horizontes intelectuales más allá de las temáticas y problemáticas en las que centró sus investigaciones.

Conclusiones

La lectura atenta de los diversos textos que Claudio Sánchez Albornoz publicó en los cuarenta y dos volúmenes de los Cuadernos de Historia de España editados entre 1944 y 1970, así como el análisis que hemos hecho de ellos en estas páginas, permiten ofrecer diversas conclusiones de naturaleza biográfica, histórica e historiográfica.

En primer término, me parece que debe valorarse la capacidad de trabajo del madrileño para atender, al mismo tiempo, sus actividades docentes y formativas, impulsar la revista, supervisar los diversos procesos editoriales y, al mismo tiempo, asistir con puntualidad a su cita anual. Esta aseveración podría quedar en lo anecdótico y podría aplicarse a muchos historiadores; sin embargo, el abulense sabía, por su propia experiencia vital, de la contingencia de la vida y era consciente de que sólo el trabajo sistemático, riguroso y cotidiano podrían ofrecer resultados duraderos que contribuyeran a que su exilio político en Argentina no se tradujera en un confinamiento intelectual.

En segundo lugar, es posible afirmar que ante la incertidumbre sobre su destino y su futuro inmediato -incertidumbre que se manifiesta continuamente en la evocación de la patria lejana- el quehacer histórico riguroso se convirtió para Sánchez-Albornoz a la vez en forma de vida, en medio de inserción profesional en país ajeno, en vehículo para garantizarse su subsistencia y en instrumento privilegiado para la afirmación de su propio prestigio intelectual, construido en las décadas anteriores pero susceptible de diluirse en un mundo en guerra.  Terminado el conflicto mundial los textos parecen traslucir una esperanza de volver pronto a España, pero conforme avanzan los años, y como era natural, don Claudio no sólo parece más asentado en Argentina, sino que se muestra orgulloso de lo logrado. Ese orgullo se explicitaría casi al final de sus días, en el número 63-64 (1980) en el reconocimiento a María del Carmen Carlé e Hilda Grassotti por su designación como académicas correspondientes de la Real Academia de la Historia en Buenos Aires:

"Debo mucho a la Argentina y mucho la quiero; me ha dado asilo casi cuatro décadas y me ha permitido vivir, enseñar e investigar. Creo empero que tengo saldadas mis cuentas con ella. Por lo que he trabajado en mi Instituto y por lo que he hecho trabajar con él; es notorio que hemos publicado 62 tomos de la revista que fundé en 1944, los Cuadernos de Historia de España, y que he dado a la estampa algunos libros importantes. Y porque he logrado regalar a la Argentina una escuela de medievalistas por estas profesoras presidida pero que integran otra pléyade de estudiosas también discípulas mías que honran también al país. Sólo quiero citar de entre ellas a las que han publicado diversos trabajos en los Cuadernos: Reyna Pastor de Togneri, Nilda Guglielmi, María Estela González de Fauve, Raquel Homet, Inés Carzolio, Nora Ramos".96

Como tercera conclusión puede señalarse que el espíritu inquieto de Sánchez-Albornoz, su capacidad emprendedora, su vocación histórica, su rigor historiográfico, el apoyo de los académicos locales y la voluntad de no quedar aislado y al margen de los grandes debates intelectuales e historiográficos del momento, explican no sólo la continuidad y longevidad de la revista, sino la capacidad de atracción que ejerció tanto en los jóvenes alumnos argentinos como en los estudiosos españoles y europeos que, o bien desde el viejo continente o en su exilio americano, encontraron en los Cuadernos un espacio de expresión científica y un espacio de controversia privilegiado, al punto que Sánchez-Albornoz hizo del Instituto de Historia de España de Buenos Aires, un centro de referencia obligado para los estudiosos de la alta Edad Media. La amplia red intelectual vinculada a la figura de don Claudio y a los Cuadernos es, junto con la duración misma de la revista, prueba del éxito obtenido en la ardua empresa.

Finalmente, puede aseverarse que al menos hasta los primeros años de la década de 1960 Sánchez-Albornoz no sólo buscó nutrir sus trabajos con los resultados publicados a ambos lados del Atlántico en las áreas de su especialidad, sino que también supo abrir la revista a interpretaciones de la historia contrarias a la suya -como la que representarían Abilio Barbero, Marcelo Vigil, Pedro Chalmeta, Carlos Estepa, María Isabel Pérez de Tudela o José María Mínguez- y hacer un espacio en sus páginas a artículos que no abordaban problemas históricos de la Edad Media peninsular.

Naturalmente, el presente estudio no agota la riqueza de los Cuadernos de Historia de España. Las polémicas entabladas por Sánchez-Albornoz con personalidades como el propio Américo Castro, Évariste Lévi-Provençal o Justo Pérez de Urbel, así como con la nueva generación de medievalistas que comenzó a escribir a partir de los años sesenta, deben ser también objeto de una relectura. Queda por analizar, igualmente, su preocupación por el método histórico y la forma en que salvó las dificultades impuestas por la falta de documentación y materiales bibliográficos actualizados; sus interpretaciones sobre la historia medieval peninsular, el proceso de construcción de sus grandes obras; la política editorial que lo llevó a reproducir en ciudades tan distantes como México, Santiago de Chile o Roma los textos publicados en los Cuadernos; la propia labor historiográfica de sus alumnas argentinas, así como los aspectos más íntimos que muestran los Cuadernos.

A la luz de este trabajo puede afirmarse, en última instancia, que es imperativo revisar la totalidad de la obra de Sánchez-Albornoz -incluyendo artículos periodísticos, ensayos, obras de divulgación, conferencias, prólogos y necrologías -, elaborar un repertorio bibliográfico riguroso y exhaustivo de su obra a partir de criterios historiográficos actualizados, calibrar la genuina dimensión de su trabajo histórico, revisar sus aportes metodológicos e historiográficos a la luz de los marcos disciplinares de su tiempo y realizar, en fin, una relectura de sus textos e interpretaciones situándolos en sus respectivos contextos intelectuales a lo largo del siglo XX.

Notas

1. El presente artículo forma parte del proyecto "Claudio Sánchez-Albornoz (1893-1984): una biografía intelectual", investigación apoyada por el programa PASPA-DGAPA, UNAM. Agradezco a los profesores Ariel Guiance, Mariano Otero y Leonardo Funes, así como a sus respectivos centros de investigación, todas las facilidades brindadas para poder llevar a cabo esta investigación. Vaya un reconocimiento especial a Silvia Arroñada, Mercedes Temperley, Ricardo Rodríguez Pereyra, Lautaro Tomaino, Micaela Ferrero y Evelyn Capelo por su apoyo en las labores cotidianas de investigación en los repositorios que custodian.

2. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "Advertencia", Cuadernos de Historia de España, 1-2 (1944), pp. 7-9, p. 7.         [ Links ]

3. Aunque Sánchez-Albornoz nació en Madrid, se sentía profundamente ligado a Ávila, la tierra de sus ancestros, y se consideraba oriundo de ambas ciudades: "Por castellano mi nostalgia ha desbordado los límites geográficos de mis dos ciudades patricias, Ávila y Madrid -llega a escribir en 1974-, para añorar España entera". C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, Con un pie en el estribo, Madrid, Revista de Occidente, 1974, p. 9.         [ Links ]  En este trabajo utilizaremos indistintamente los gentilicios "abulense" y "madrileño" siguiendo el propio sentir de nuestro autor.

4. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "[Reseña] Benito Sánchez Alonso, Historia de la historiografía española, I: hasta la publicación de la Crónica de Ocampo", Cuadernos de Historia de España, 3 (1945), pp. 210-212, p. 212.         [ Links ] El abulense se lamenta, además, de que el reseñado no hubiera tomado en cuenta sus trabajos y escribe: "Sánchez Alonso hubiera tenido noticia de la labor que me ocupaba y hubiera esperado a su aparición para publicar su obra. En estos tristes días de incomunicación casi total no podía menos de ocurrir lo sucedido". Ibídem.

5. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, Con un pie en el estribo, op. cit., p. 89.

6. En la misma "Advertencia" con la que abre los Cuadernos asienta el abulense: "La incomunicación total en que vivimos con los estudiosos de la historia española de allende el Atlántico y la falta de materiales y de bibliografía que padecemos, nos obligará, por ahora, a verter nuestra atención sobre aquellos temas que podamos estudiar científicamente con los documentos de que disponemos en Argentina. Por fortuna he logrado salvar muchas de mis fotocopias y de mis notas y he hallado en Buenos Aires muchos textos indispensables para nuestros trabajos. Pero aun así, mientras no cesen las tristes circunstancias actuales, no podrá menos de ser muy limitado el campo de acción de nuestras investigaciones". C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "Advertencia", op. cit., p. 8.

7. Sánchez-Albornoz, "Advertencia", op. cit., p. 7.

8. M. RÍOS SALOMA, "De Europa a América: Claudio Sánchez-Albornoz y la fundación de los Cuadernos de Historia de España", Medievalismo, 2018. En prensa. Remito a este texto para un exhaustivo estado de la cuestión en el que se han consignado numerosos trabajos en un arco temporal que va de 1949 a 2017 y entre los que podrían citarse los de Rosa Zuloaga, José Manuel Pérez Prendes, Carlos Seco, José Luis Martín, Ángel García de Cortázar, Reyna Pastor, María Estela González de Fauve, Nilda Guglielmi y Alejandro García San Juan, entre otros. La aparición de este trabajo es inminente.

9. J. L. MARTÍN, Claudio Sánchez-Albornoz, Valladolid, Junta de Castilla y León, 1986 p. 22 y sigs.         [ Links ]; R. PASTOR, "Homenaje a Claudio Sánchez-Albornoz", Cuadernos de Historia de España, 51-52 (1965), pp. 384-389, p. 388;         [ Links ] R. PASTOR, "Claudio Sánchez Albornoz, historiador, maestro y militante" en: AA. VV., Sánchez-Albornoz a debate. Homenaje de la Universidad de Valladolid con motivo de su centenario, Valladolid, Universidad de Valladolid, 1993, pp. 9-19;         [ Links ] y A. GUIANCE, "La historiografía española y el medievalismo americano: Sánchez-Albornoz, Américo Castro y la construcción de la identidad nacional a través de la Edad Media", en A. GUIANCE (dir.), La influencia de la historiografía española en la producción americana, Madrid Marcial Pons - Instituto de Historia Simancas, 2011, pp. 25-58.         [ Links ]

10. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, España, un enigma histórico, 2 vols., Buenos Aires, Sudamericana, 1956.         [ Links ]

11. C SÁNCHEZ-ALBORNOZ, Orígenes de la Nación española. Estudios críticos sobre la historia del reino de Asturias, 3 vols., Oviedo, Instituto de Estudios Asturianos, 1972-1975.         [ Links ]

12. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, Despoblación y repoblación del valle del Duero, Universidad de Buenos Aires-Facultad de Filosofía y Letras-Instituto de Historia de España, Buenos Aires, 1966, 406 p.         [ Links ]

13. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, Estudios sobre las instituciones medievales españolas, México, UNAM-Instituto de Investigaciones Históricas, 1965;         [ Links ] ID. Investigaciones sobre historiografía hispana medieval (siglos VIII al XII), Buenos Aires, Instituto de Historia de España, 1967; ID. Miscelánea de estudios históricos, León, Centro de Estudios e Investigación San Isidoro, 1970; Viejos y nuevos estudios sobre las instituciones medievales españolas, 3 vols.,Madrid, Espasa-Calpe, 1969; Investigaciones y documentos sobre las instituciones hispanas, Santiago de Chile, Editorial Jurídica de Chile, 1970; Estudios visigodos, Roma, Instituto Storico italiano per il Medio Evo, 1971; Estudios sobre Galicia en la Temprana Edad Media, La Coruña, Fundación Barriere de la Maza-Instituto "P. Sarmiento" de Estudios Gallegos, 1981. Basta hacer un comparativo entre los índices de estos volúmenes y los índices de los Cuadernos para constatar la afirmación. Cito tan sólo tres ejemplos: C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "Notas sobre los libros leídos en el reino de León hace mil años", Cuadernos de Historia de España, 1-2 (1944), pp. 222-238,         [ Links ] reproducido en: ID, Miscelánea de estudios históricos, op, cit, pp. 271-292; C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "San Isidoro, Rasis y la Pseudo Isidoriana", Cuadernos de Historia de España, 5 (1946), pp. 73-113,         [ Links ] reproducido en  ID., Investigaciones sobre historiografía hispana medieval (siglos VIII-XIII), op. cit, pp. 337-375; C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "Tradición y derecho visigodos en León y Castilla", Cuadernos de Historia de España, 29-30 (1959), pp. 243-265,         [ Links ] reproducido en ID., Investigaciones y documentos sobre las instituciones hispanas, op. cit., pp. 114-131.

14. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "En el centenario de Hinojosa", Cuadernos de Historia de España, 17 (1952), pp. 5-19.         [ Links ] Reproducido en: C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ,  Españoles ante la historia, Buenos Aires, Losada, 1958, pp. 189-204.         [ Links ]

15. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "Con ocasión de la muerte de Ortega y Gasset", Cuadernos de Historia de España, 23-24 (1955), pp. 394-396.         [ Links ] El texto fue reproducido en: De ayer y de hoy, Madrid, Taurus, 1958, pp, 109-114; Ensayos de historia de España, Madrid, S.XXI, 1973, pp. 188-192; Dípticos de historia de España, Madrid, Espasa-Calpe, 1982, pp. 163-170].

16. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "El culto a Santiago no deriva del culto dioscórido", Cuadernos de Historia de España, 28 (1958), pp. 5-42.         [ Links ] Reproducido en: Miscelánea de estudios históricos, León, Centro de Estudios e Investigación San Isidoro-CSIC, 1970, pp. 419-456; Del ayer de España. Trípticos históricos, Madrid, Editorial Obras Selectas, 1973, pp. 429-472; Estudios sobre Galicia en la Temprana Edad Media, La Coruña, Fundación Barriere de la Maza-Instituto "P. Sarmiento" de Estudios Gallegos, 1981, pp. 443-480; Santiago, hechura de España. Estudios jacobeos, Ávila, Fundación Sánchez-Albornoz, 1993, pp. 93-114.

17. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "Observaciones a unas páginas sobre el inicio de la Reconquista", Cuadernos de Historia de España, 57-58 (1968), pp. 343-352, reproducido en ID. Estudios polémicos, Madrid, Espasa-Calpe, 1979, pp.65-78.         [ Links ]

18. A Menéndez Pidal le considera "el gran patriarca de la historia medieval española de estos días", así como "mi maestro y el de todos" C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "Otra vez Guadalete y Covadonga", Cuadernos de Historia de España, 1 y 2 (1944), p. 23.         [ Links ]

19. Del filósofo español dirá el historiador en su necrología: "Ortega y Gasset ha sido uno de los más profundos pensadores nacidos en España a través de los siglos. Ninguno le ha superado en la primera mitad del XX. Sólo puede emparejársele Unamuno. El Altísimo le dotó: con una singular inteligencia, con una memoria prodigiosa, con un maravilloso talento de escritor, con una mágica palabra y con un gran placer por la lectura".C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "Con ocasión de la muerte de Ortega y Gasset", op. cit. p. 394.

20. Sánchez-Albornoz dedica, por ejemplo, "[…] un recuerdo emocionado a mi amigo y maestro muy querido don Antonio Blázquez, cuya suerte ignoro en los postreros siete años, crueles, de la vida española". C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "Serie de documentos inéditos del reino de Asturias", Cuadernos de Historia de España, 1-2 (1944), pp. 298-351, p. 308, nota 63.

21. En el volumen IV (1946) se anuncia, por ejemplo, la inminente aparición, bajo el sello editorial del Ateneo, su España musulmana según los autores islamitas y cristianos medievales e invita al lector erudito a adquirirlo con las siguientes palabras: "Abarcará toda la historia del islam español desde el Guadalete hasta Granada. Comprenderá dos volúmenes de cerca de mil páginas e irá acompañada de mapas, planos y de numerosas y cuidadas ilustraciones. Por primera vez el lector hallará en ella una visión completa de la España Islamita, completa en el tiempo y en los horizontes múltiples de la vida del pueblo hispano-musulmán." C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "Próxima aparición", Cuadernos de Historia de España, 4 (1946), p. 203.         [ Links ]

22. "Como ignoro cuándo y cómo podré volver a mi patria, siempre amada, -señala en algún lugar-  he aquí las notas reunidas por mi hace ya más de veinte años" C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, Notas sobre los libros leídos en el reino de León hace mil años, Cuadernos de Historia de España, 1-2 (1944), pp. 222-238, p. 224.         [ Links ] Por su parte, en la necrología sobre Cirot escribe: "Quienes hemos perdido patria, hogar, cátedra y libros, y llevamos ya una década de exilio y largos años lejos de nuestros hijos, envidiamos su suerte. Que estas líneas de un español sean el eco de la voz doliente de España ante la tumba de un amigo". C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "George Cirot", pp. 194-200 Cuadernos de Historia de España, 6 (1946), pp. 194-200, p. 196.         [ Links ]

23. La solicitud de la "pensión de un año para Austria, Alemania y Francia" ante la Junta de Ampliación de Estudios fue hecha por don Claudio el 12 de marzo de 1928. En ella señalaba que tenía como objetivo reunir materiales bibliográficos para "completar […] sus estudios sobre las instituciones sociales y políticas de la Europa occidental en los primeros siglos de la Edad Media […] para poner al día y publicar a su regreso la Historia de las Instituciones del reino Astur-leonés" -es decir, el manuscrito del trabajo con el que había ganado el premio Covadonga- y añadía que "aunque éste no sea el objetivo principal de su viaje, se propone también asistir a los seminarios del profesor Dopsch en Viena […]. El 1 de junio de 1928 firmaba una carta en Madrid informando de la cancelación de su viaje por "circunstancias familiares". Ambos documentos se encuentran en el Archivo de la Residencia de Estudiantes de Madrid. Junta de Ampliación de Estudios. "Expediente Sánchez-Albornoz", fojas 12 y 13. Don Claudio da cuenta de la importancia que tuvo en su formación la participación en el seminario de Dopsch, el método de trabajo de éste y la forma en que organizaba su trabajo como director de un instituto de investigación, profesor de la Facultad y director de un seminario en el texto "Reflexiones sobre la investigación histórica en la universidad" en C. SANCHEZ-ALBORNOZ, Todavía. Otra vez. De ayer y de hoy, Barcelona, Planeta, 1982, pp. 60-74, p. 66.         [ Links ]

24. Archivo de la Residencia de Estudiantes de Madrid. Junta de Ampliación de Estudios. "Expediente Sánchez-Albornoz", fojas 7a-7f.

25. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, La curia regia portuguesa. Siglos XII-XIII, Madrid, Junta Para la Ampliación de Estudios-Centro de Estudios Históricos, 1920,         [ Links ] Reproducido en Investigaciones y documentos sobre las instituciones hispanas, Santiago de Chile, Editorial Jurídica de Chile, 1970, pp. 381-459.

26. J. L. MARTIN (coord.), Claudio Sánchez-Albornoz, embajador de España en Portugal (mayo-octubre de 1936), Ávila, Fundación Sánchez-Albornoz, 1995.         [ Links ]

27. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "Nuevo Instituto", Cuadernos de Historia de España, 4 (1946), p. 202.         [ Links ]

28. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "Serie de documentos inéditos del reino de Asturias", Cuadernos de Historia de España 1 (1944) pp. 298-351, p. 323.         [ Links ] Más adelante recordaría la presentación que hizo del estudioso portugués en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Madrid en 1924 Claudio Sánchez-Albornoz, "[Reseña], de Paulo Merêa, Sobre as orígenes do executor testamentario, Lisboa, 1940", Cuadernos de Historia de España, 1-2(1944), pp. 382-385. En otro momento le calificaría como "[…] el muy erudito conocedor de la historia de las instituciones medievales peninsulares, mi excelente amigo Paulo Merêa", C. SÁNCHEZ ALBORNOZ, "El Aula Regia y las asambleas políticas de los godos", Cuadernos de Historia de España, 5(1946), pp. 4-110, p. 79.

29. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "[Reseña]. Torquato Brochado de Souza Soares, Notas para o estudio das Instituçoes Municipais da Reconquista, Lisboa, 1940, Cuadernos de Historia de España, 1-2 (1944), pp. 410-413, p. 410.         [ Links ]

30. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "Serie de documentos inéditos del reino de Asturias", op. cit., p. 323. Nos hemos referido a la [Reseña] del citado libro de P. Merêa en la nota 25. 

31. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "[Reseña]. Torquato Brochado de Souza Soares…" op. cit., p. 410.

32. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "Instituto de Estudios Históricos Doutor Antonio de Vasconcelos", Cuadernos de Historia de España, 1-2 (1944),pp. 416-417.         [ Links ]

33. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "Georges Cirot", op. cit.

34. Sólo en tres artículos publicados en los Cuadernos durante el periodo analizado cita Sánchez-Albornoz los trabajos de Bloch: a) C. Sánchez-Albornoz, "¿Normandos en España en el siglo VIII?", Cuadernos de Historia de España, 25-26 (1957), pp. 304-316, p. 315, nota 47 [se trata una cita de La société féodal. La formation des liens de dépendance, París, 1939]; b) C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "Moneda de cambio y moneda de cuenta en el reino asturleonés", Cuadernos de Historia de España, 31-32 (1960), pp. 5-31, p. 22, nota 68 [se trata de la cita del artículo de M. Bloch "Le problème de l’or au Moyen Âge", Annales d’Histoire Economique et Social, 5 (1932), pp. 1-34] y c) C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "La "Ordinatio Principis" en la España goda y postvisigoda", Cuadernos de Historia de España, 35-36 (1962), pp. 5-35,p. 7, nota 12; p. 12, nota 39; p. 13, nota 42; p. 16, nota 63 [se trata de diversas citas de, Les rois thaumaturges, París, 1924]. La relación entre Sánchez-Albornoz y Bloch ha sido estudiada ya por F. DEVOTO, "Claudio Sánchez-Albornoz y el Anuario de Historia del Derecho Español", Cuadernos de Historia de España, 77 (2001-2002), pp. 225-231; N. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "La Fundación Rockefeller y los exilados españoles", Historia 16, (abril 1994), pp. 116-120, en donde traduce la carta de Bloch, y J. M. LÓPEZ-SÁNCHEZ, Los refugios de la derrota. El exilio científico e intelectual republicano de 1939, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2013, pp. 40-43. En el artículo anunciado M. RÍOS SALOMA, "De Europa a América…" op. cit., reproduzco la carta en original en francés.

35. La conferencia de Sánchez-Albornoz se realizó en el marco de las Jornadas de Historia del Derecho y de las Instituciones celebradas en Lovaina los días 28, 29 y 30 de mayo de 1934. Redacción, "Varia. Las jornadas del Derecho y de las Instituciones de Lovaina", Anuario de Historia del Derecho Español, 11 (1934), pp. 582-583.

36. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ,"Serie de documentos inéditos del reino de Asturias", op. cit., p. 319.

37. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "[Reseña]. Torquato Brochado de Souza Soares, Notas para o estudio das Instituiçoes Municipais da Reconquista" op. cit., p. 410

38. Verlinden escribió a Sánchez-Albornoz una carta en Bruselas fechada el 29 de agosto de 1945 que se conserva en el Archivo del Instituto de Historia de España de la Universidad de Buenos Aires en la que le cuenta las vicisitudes ocurridas durante "la interminable ocupación" y le informa del hecho que sucedió a Ganshof en la cátedra que ocupaba en la Universidad de Gante. Universidad de Buenos Aires. Instituto de Historia de España. Caja "Notas y homenajes a don Claudio Sánchez-Albornoz", Clasificación N(18)/72. Documento sin catalogar. Entre los artículos que publicó Verlinden se encuentra: C. VERLINDEN, "Código de seguros marítimos según la costumbre de Amberes, promulgado por el consulado español de Brujas en 1569", Cuadernos de Historia de España, 7 (1947), pp. 147-192 y vol. 8 (1948), pp. 159-193.

39. Según explica Sánchez-Albornoz en la [Reseña] a los trabajos de Souza Soares, op. cit., p. 411.

40. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ "Otra vez Guadalete y Covadonga", op. cit., ,p. 34.

41. En particular L. BARRAU-DIHIGO, "Recherches sur l’histoire politique de Royaume asturien  (718-910ˮ, Revue Hispanique, 121, 1921, pp. 1-352.

42. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "Distinciones al profesor Sánchez-Albornoz", Cuadernos de Historia de España, 9 (1948), p. 208. A "los grandes historiadores franceses" Olivier. Martin y Louis Halphen dedicaría don Claudio El "stipendium" hispano-godo y los orígenes del beneficio prefeudal, Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, 1947, "en testimonio de cordial amistad".

43. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "Dos comentarios", Cuadernos de Historia de España, 33-34 (1961), pp. 314-335, p. 331, nota 18.         [ Links ]               

44. Ibídem, p. 329, nota 8.

45. Archivo de la Residencia de Estudiantes de Madrid. Junta de Ampliación de Estudios. "Expediente Sánchez-Albornoz", fojas 8a-8b.

46. La noticia sobre el congreso de Milán se halla en la [Reseña] del libro de "Paulo Merêa Sobre as orígenes do executor testamentario", op. cit. p. 385, líneas en las que se pregunta sobre la suerte de sus colegas en medio de la guerra mundial. Los Cuadernos también dan cuenta de la intensa relación epistolar que mantuvo con el lingüista Giorgio Levi della Vida: "Nos comunicó sus estudios sobre tal manuscrito -afirma don Claudio a modo de ejemplo- en carta de 30 de agosto de 1943". C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "San Isidro, "Rasis" y la Pseudo Isidoriana", Cuadernos de Historia de España, 4 (1946), pp. 73-113, p. 76, nota 9.         [ Links ]

47. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "Varia", Cuadernos de Historia de España, 29-30 (1959), pp. 381-382, p. 381.         [ Links ] Nuestro medievalista participó en aquella ocasión en la Sexta Semana de Estudios que se desarrolló del 10 al 16 de abril de 1958 y tuvo como tema central "La ciudad en la alta Edad Media". Producto de la participación de Albornoz en las célebres jornadas sería el texto: "El gobierno de las ciudades en España del siglo V al siglo X" en La citta nell’alto medioevo. VI Settimane di Studio del Centro Italiano di Studi Sull alto Medioevo, Spoleto, CISAM, 1959, pp. 359-391. Reproducido en: Estudios sobre las instituciones medievales españolas, México, Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Históricas, 1965, pp. 615-637; Viejos y nuevos estudios sobre las instituciones medievales españolas, 3 vols., Madrid, Espasa-Calpe, 1971, vol. II, pp. 1079-1103.

48. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "Varia", Cuadernos de Historia de España, 37-38 (1963), p. 390.         [ Links ]

49. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "Tesis premiada en Spoleto", Cuadernos de Historia de España, 41-42 (1965), p. 390-         [ Links ]

50. ACCADEMIA NAZIONALE DEI LINCEI. Estratto dai Rendiconti delle Adunanza solenni (seduta el 13 giugno 1970) Relazione per il conferimento del Premio Internazionale "Antonio Feltrinelli" per la Storia e Geografia storica e antropic per il 1970, di L. 20.000.000. Commissione: Enrico Cerulli (Presidente), Ernesto Pontieri, Alfredo Schiaffini, Aldo Sestini, Rafaello Morghen (Relatore).El acta del jurado que otorgaba el premio a Sánchez-Albornoz se encuentra reproducida en C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, Miscelánea de estudios históricos, León, Centro de Estudios e Investigación San Isidoro-Centro Superior de Investigaciones Científicas, 1970, pp. 545-546. Con motivo de la recepción del premio, el maestro pronunció el 20 de diciembre de 1970 en ceremonia solemne el discurso "Historia y Libertad", en el que afirmó la libertad del ser humano frente a las propuestas del materialismo histórico que condicionaban la acción humana a las fuerzas económicas. No escapa al lector el trasfondo del pensamiento de B. Croce. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ,  "Historia y libertad", Accademia Nazionale dei Lincei, Adunanze straordinaria per il conferimento dei premi, Roma, Feltrinelli, 1971, pp. 165-177. Reproducido en: Ensayos sobre historiología. Historia y libertad, Madrid, Ediciones Júcar, 1974, pp. 175-207; Siete ensayos, Barcelona, Planeta, 1977, pp. 99-130. Curiosamente, los Cuadernos nodan noticia de este importante galardón.

51. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, Estudios visigodos, Roma, Instituto Storico italiano per il Medio Evo, 1971.         [ Links ]

52. Por ejemplo, J. L. ROMERO, "Sobre la Biografía española del siglo XV y los ideales de vida", Cuadernos de Historia de España, 1-2 (1944), pp. 115-138;         [ Links ] J. L. ROMERO, "San Isidoro de Sevilla. Su pensamiento histórico-político y sus relaciones con la historia visigoda", Cuadernos de Historia de España, 8 (1947), pp. 5-71;         [ Links ] O. MACHADO, "La historia de los godos según Ibn-Jaldún", Cuadernos de Historia de España, 1-2 (1944), pp. 139-155.         [ Links ] En el primer volumen se da noticia en la sección "Varia" del curso de lengua árabe que se impartió en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires en el curso académico 1943. Al respecto Sánchez-Albornoz escribe: "Fue encomendada la enseñanza a nuestro colaborador el Dr. Osvaldo Machado, eminente arabista argentino que domina -traduce, habla y escribe- como propia la lengua arábiga, y conoce profundamente la cultura de los islamitas. El curso ha alcanzado gran éxito. Ha sido frecuentado por numerosa concurrencia de alumnos de la Facultad y de estudiosos ajenos a ella. La importancia, o por mejor decir, la necesidad de poseer el árabe para trazar muchas páginas de nuestra historia medieval nos hace concebir grandes esperanzas de que la futura escuela de arabistas argentinos podrá colaborar con la de España en un futuro cercano".  Cuadernos de Historia de España, 1-2 (1940), p. 419,

53. R. PASTOR, "Homenaje al doctor Claudio Sánchez-Albornoz", Cuadernos de Historia de España, 41-42 (1965), pp. 384-388.         [ Links ]

54. A. CASTRO, España en su historia: cristianos, moros y judíos, Buenos Aires, Losada, 1948.         [ Links ]

55. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "Otra vez Guadalete y Covadonga", op. cit., p. 67.

56. Particularmente en C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "Las cañas se han tornado lanzas", Cuadernos de Historia de España, 27 (1958), pp. 44-66.         [ Links ] Hemos preferido no entrar en esta ocasión en el debate entre ambos pensadores, conocido en sus líneas generales por los especialistas.

57. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, La España musulmana según los autores islamitas y cristianos medievales, 2 vols., Buenos Aires, El Ateneo, 1946.         [ Links ]

58. A. CASTRO, España en su historia... op. cit.

59. Carta de Américo Castro a Claudio Sánchez-Albornoz, Princeton, Estados Unidos, 11 de noviembre de 1947. Universidad de Buenos Aires. Instituto de Historia de España. Caja "Notas y homenajes a don Claudio Sánchez-Albornoz", Clasificación N (18)/72. Documento sin catalogar. Como dato curioso para la historia intelectual y de las relaciones culturales, Castro puso como dirección del destinatario la "Librería el Ateneo", cita en el número 344 de la calle Florida de Buenos Aires.

60. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "[Reseña]. Torquato Brochado de Souza Soares, Notas para o estudio das Instituiçoes Municipais da Reconquista…", op. cit., p. 413.

61. "[Gómez Moreno] me comunicó sus pensamientos -reconoce Sánchez-Albornoz-  y aún sus notas, estudié detenidamente la cuestión y publiqué una monografía defendiendo la tesis de que el texto Rotense de la crónica era obra original del rey Alfonso el Magno, obra bárbara que un clérigo purista había retocado para corregir el bárbaro latín del monarca de Asturias". C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "Otra vez Guadalete y Covadonga", op. cit. p. p. 76-77

62. El abulense escribe sobre su viejo amigo y compañero: "Poco gustador de acudir a congresos internacionales, nada dado a pronunciar conferencias, orgulloso de su vida retirada, Gómez-Moreno constituye con Menéndez Pidal la gloriosa pareja que encarna hoy para los estudiosos de la Historia y de la Arqueología española, un venerado patriarcado. Integraron el grupo magnífico que en la primera mitad del siglo que corre inició el giro decisivo de la cultura española, C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "Los noventa años de Gómez Moreno", Cuadernos de Historia de España, 31-32 (1960) pp. 378-380, p. 380.         [ Links ]

63. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, Notas sobre los libros leídos en el reino de León hace mil años, Cuadernos de Historia de España, 1-2 (1944),pp. 222-238, pp. 224.         [ Links ]

64. "Sánchez Alonso no se ha propuesto […]  trazar un cuadro general de las que se escribieron, por españoles, dentro del plazo señalado -escribe Sánchez Albornoz en su nota bibliográfica-. Sánchez Alonso ha logrado su propósito y con placer declaro que su síntesis es excelente guía de quien quiera conocer el estado actual del estudio de las historias, crónicas, anales, memorias de autor español, o morador en España, que pueden interesar al estudio de la historia española".C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "[Reseña]. Benito Sánchez Alonso, Historia de la historiografía española, I: hasta la publicación de la Crónica de Ocampo,  Madrid, CSIC, 1941, 473 p.", Cuadernos de Historia de España, 3 (1945), pp. 210-212, p. 211.

65. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ,"Dos libros sobre la España contemporánea", Cuadernos de Historia de España, 5 (1946), pp. 203-204, p. 203.         [ Links ]

66. S. DELLA TORRE, "Fernando del Pulgar, Crónica de los Reyes Católicos. Edición y estudio de Juan de Mata Carriazo. Madrid, Espasa-Calpe, 1943.         [ Links ] Col. Crónicas Españolas", Cuadernos de Historia de España, 3 (1945), pp. 203-206; .G. GORDONEZ, "Crónica de don Álvaro de Luna, condestable de Castilla, maestre de Santiago. Edición y estudio por Juan de Mata Carriazo, Madrid, Espasa-Calpe, 1940"         [ Links ], Cuadernos de Historia de España, 4 (1946), pp. 171-173; M. C. CARLÉ, "Pedro Mexía, Historia del emperador Carlos V. Edición y estudio por Juan de Mata Carriazo, Madrid, 1945, Espasa-Calpe"         [ Links ], Cuadernos de Historia de España, 5 (1946), pp. 178-183. Nótese la prontitud con la que se reciben las ediciones del profesor sevillano en Buenos Aires.

67. P. BOSCH GIMPERA, "Los iberos", Cuadernos de Historia de España, 9 (1948), p. 5-93;         [ Links ] P. BOSCH GIMPERA,  "Para la revisión del sistema de la prehistoria peninsular", Cuadernos de Historia de España, 47-48 (1968),pp. 5-30;         [ Links ] P. A. TOVAR, "[Reseña]. Bosch Gimpera, El poblamiento antiguo y la formación de los pueblos de España, Imprenta Universitaria, México, 1944" Cuadernos de Historia de España, 10 (1948), pp. 180-183.

68. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "[Reseña]. Blas Taracena Aguirre, Carta arqueológica de España. Soria, Madrid, CSIC, 1941", Cuadernos de Historia de España, 5 (1946), pp. 196-198.         [ Links ]

69. A. GARCÍA Y BELLIDO, "Una colonización mítica de España tras la guerra de Troya. El ciclo legendario de los "nostoi", Cuadernos de Historia de España, 7 (1947),pp. 107-124.         [ Links ]

70. J. M. RAMOS Y LOSCERTALES, "Los Jueces de Castilla", Cuadernos de Historia de España, 10 (1948), pp. 75-103;         [ Links ]  C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "[Reseña]. J. M. Ramos Loscertales, La sucesión del rey Alfonso VI", Cuadernos de Historia de España, 6 (1946), pp. 174-179; C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "Ramos Loscertales", Cuadernos de Historia de España, 25-26 (1957), pp. 377-380.         [ Links ]

71. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "En apoyo de dos viejas tesis", Cuadernos de Historia de España, 5 (1946), pp. 129-139, p. 129 nota 1.         [ Links ] Nótese que sólo habían pasado tres años entre la publicación del trabajo de Vázquez de Parga y su inclusión en el acervo intelectual del maestro. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "[Reseña]. Luis Vázquez de Parga. El Fuero de León. Nota y avance de edición crítica, Cuadernos de Historia de España, 6 (1946), pp. 188-189.         [ Links ]

72. Entre los artículos enviados por los discípulos españoles pueden citarse, por ejemplo: E. SÁEZ, "Notas y documentos sobre Sancho Ordoñez rey de Galicia", Cuadernos de Historia de España, 11 (1949), p. 25-104;         [ Links ] L. G. de VALDEAVELLANO, "El "apellido". Notas sobre procedimiento "in fraganti" en el derecho español medieval", Cuadernos de Historia de España, 7 (1947), pp. 68-106; L. GARCÍA de VALDEAVELLANO, "Bienes muebles e inmuebles en el derecho español medieval", Cuadernos de Historia de España, 11 (1949)pp. 105-123.

73. Sánchez-Albornoz dedica el primer artículo publicado en los Cuadernos "Al sabio hispanista Georges Cirot" y la primera colección de documentos "Al ilustre historiador argentino Emilio Ravignani". Cuadernos de Historia de España, 1-2 (1944), pp. 11 y 28 respectivamente.

74. A quien nuestro autor dedica el artículo "San Isidro, "Rasis" y la Pseudo Isidoriana", Cuadernos de Historia de España, 6 (1946), pp. 73-113, p. 73.

75. Don Claudio dedicaría uno de los últimos números de Cuadernos que dirigió a la ciudad que le dio acogida por casi cuarenta años. "C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ", "A la ciudad de Buenos Aires", Cuadernos de Historia de España, 63-64, (1980), pp. 5-6.         [ Links ]

76. "La Universidad y la cultura nacionales -escribe Sánchez Albornoz en el primer número- nos deberán entonces un servicio de consideración. Sería el menor con que podríamos corresponder a la confianza que han puesto en nosotros al crear este Instituto y al encomendarnos su dirección". C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "Un curso de árabe en la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires", Cuadernos de Historia de España, 1-2 (1944) p, 419.         [ Links ]

77. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "En el centenario de Hinojosa", Cuadernos de Historia de España, 17 (1952), pp. 5-19.         [ Links ]

78. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "Los ochenta años de Menéndez Pidal", Cuadernos de Historia de España, 11 (1949), p. 195.         [ Links ]

79. Don Claudio abre su necrología con estas palabras: "La Universidad francesa ha perdido un sabio maestro, los hispanistas su decano y una de sus figuras más relevantes, y España un gran amigo. Ha muerto Cirot. La noticia me ha causado profundo dolor. Admiraba sus obras y profesaba muy viva amistad al hombre magnífico que la había producido. Lo había conocido en Madrid, que frecuentaba para llevar a cabo sus investigaciones sobre las fuentes de la historia española; lo traté con intimidad en Burdeos, durante mi destierro, y llegué a sentir por él profundo afecto. Era un acucioso investigador y un hombre generoso y cordial. Nadie podía acercarse a él sin dejarse ganar por la admiración hacia su vasto saber y por la simpatía hacia su persona. Sus discípulos le querían filialmente y él se daba a ellos de corazón" C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "Georges Cirot", op. cit., p. 194.

80. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "Con ocasión de la muerte de Ortega y Gasset", op. cit.

81. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "A la muerte de Menéndez-Pidal", Cuadernos de Historia de España, 49-50 (1969), pp. 401-404.         [ Links ]

82. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, ""Fray Justo Pérez de Urbel", Cuadernos de Historia de España, 63-64 (1980), pp. 397-399.         [ Links ]

83. Esa vocación se despertaría con el análisis que Hinojosa hiciera del Fuero de León en 1911: "El profesor Eduardo Hinojosa consagró buena parte del curso a comentar el texto en cuestión. Debo a esos eruditísimos comentarios el despertar de mi vocación por la historia medieval. Guardo aún como reliquias las notas, pésimas, en que fui recogiendo las luminosas enseñanzas del gran maestro" C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "[Reseña]. Luis Vázquez de Parga. El Fuero de León…", op. cit., Cuadernos de Historia de España, 6 (1946), pp. 188. Se explayaría en el recuerdo de esta iniciación en el texto "En el centenario de Hinojosa", op. cit., pp. 6-8.

84. Insistiría en ello hasta el final de su vida. Tan sólo un ejemplo: C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "El Aula Regia y las asambleas políticas de los godos", Cuadernos de Historia de España, 5 (1946), pp. 4-110, p 5.         [ Links ]

85. El madrileño fue invitado a disertar en la corporación argentina el 12 de octubre de 1943 y realizó una conferencia sobre la relación entre la Edad Media Hispánica y el Descubrimiento de América, tema que sería recurrente en sus reflexiones y al que dedicaría textos tardíos como Los reinos cristianos españoles hasta el descubrimiento de América: visión panorámica, Buenos Aires, De Palma, 1979, 74 p. y La Edad Media española y la empresa de América, Madrid, Instituto de Cooperación Iberoamericana, 1983, 143 p. La referencia a la conferencia en: J. A. SERRANO REDONET, "El por qué del descubrimiento de América", Cuadernos de Historia de España, 1-2 (1944), pp. 417-418.         [ Links ]

86. Donde impartió un curso sobre "Las instituciones medievales españolas" C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "Varia", Cuadernos de Historia de España, 9 (1948), p. 208.

87. Ibídem

88. "Varia", Cuadernos de Historia de España, 29-30, (1959), p. 381-382, p. 381

89. Ibídem, p. 382.

90. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "Varia", Cuadernos de Historia de España, 9 (1948), p. 208.

91. Universidad Nacional de Rosario. Facultad de Filosofía y Letras. Resolución n° 658. Designación Prof. C. Sánchez Albornoz. Rosario, agosto 11 de 1952. Firmada por el Delegado Interventor Alberto A. Graciano. Agradezco a los profesores de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Rosario Ma. Cristina Viano, Directora de la Escuela de Historia, y Alejandro Vila por las facilidades brindadas para acceder al expediente académico-administrativo de Sánchez-Albornoz custodiado en su Institución.

92. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "Varia", Cuadernos de Historia de España, 9 (1948), p. 208.

93. En este congreso Sánchez-Albornoz presentó la ponencia "La frontera y las libertades de los castellanos", editada dentro de las actas del mismo editadas bajo el título Tne New World books at its History. Proceedings of the Second International Congress of Historians of the United States and Mexico, Austin, 1963, pp. 27-46. El texto sería reeditado en castellano en Investigaciones y documentos sobre las instituciones hispanas, Santiago de Chile, Editorial Jurídica de Chile, 1970, 559 p., pp. 537-550;  Siete ensayos, Barcelona, Planeta, 1977, pp. 211-244]

94. Tanto las distinciones y actividades académicas en los Estados Unidos como el doctorado "Honoris Causa" por la Universidad de Gante se consignaron en "Varia. Distinciones al profesor Sánchez-Albornoz", Cuadernos de Historia de España, 29-30 (1959), pp. 381-382.

95. R. PASTOR, "Homenaje a Claudio Sánchez-Albornoz", op. cit.

96. C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, "En honra de dos discípulas argentinas", Cuadernos de Historia de España, 63-64 (1980), pp. 383-392, p. 387.         [ Links ]

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