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Medicina (Buenos Aires)

Print version ISSN 0025-7680On-line version ISSN 1669-9106

Medicina (B. Aires) vol.83 no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires Apr. 2023

 

CARTA AL COMITÉ DE REDACCIÓN

Algunos recuerdos de la Dra. Christiane Dosne Pasqualini

Claudia Lanari1  * 

1 Instituto de Biología y Medicina Experimental (IBYME), Buenos Aires, Argentina

Tuve la suerte de tenerla como jefa en mi primer trabajo como secretaria de la revista Medicina. Ella entraba los miércoles antes de la reunión al cuartito de Medicina (B Aires) con la energía de una tromba. Todo tenía que resolverse en tiempo y forma y no aceptaba un “no se puede” como respuesta. Por ejemplo, esperábamos un cheque de la Secretaría de Ciencia y Técnica, en ese entonces ubicada en la Avenida Córdoba 831, aún lo recuerdo, y me hacía llamar prácticamente todos los días e ir una vez por semana a reclamarlo y al final siempre lo conseguía. Una vez vino un cadete o secretario y me dijo: -Dice el Dr. Rabasa, quien luego fuera un asesor de la Sección Leucemia Experimental, que no quiere escuchar el nombre de la Dra. Pasqualini en los próximos años- y me dio el cheque.

Recuerdo también un rasgo feminista que vale la pena resaltar. Cuando me casé (año 1977), cambié el sello que tenía como secretaria administrativa agregando el nuevo apellido y me dijo: -Es una ridiculez seguí usando el mismo- y le dije: -Bueno, usted es la Dra. Pasqualini, no es la Dra. Dosne…, y me contestó: -Sí ya sé, es tarde para cambiarlo, pero sigue siendo una ridiculez, seguí usando el viejo-.

Para recibirme de bióloga hice un Seminario de Licen ciatura express, para poder estar graduada antes de abril de 1980 y poder tomar la beca de iniciación de CONICET en la Sección Leucemia Experimental de la Academia Nacional de Medicina. Para este entonces ella tenía 60 años, ya no trabajaba directamente en el laboratorio, estaba siempre en la oficina y aprendíamos todo lo refe rente a animales de los técnicos Juan Portaluppi y Antonio Morales, quienes le tenían mucho respeto y admiración absoluta. Miguel Ángel Basombrío preparaba su mudanza con sus vinchucas a Salta así que éramos varios becarios y becarias de edades bastante similares, con la gran faltante de la generación intermedia que había emigrado años antes, a Francia o a Estados Unidos. Había mucha camaradería y nos ayudábamos mucho entre nosotros. Tengo muy buenos recuerdos de esa primera etapa y hablando con Raúl Ruggiero, el único discípulo de esa camada que sigue estando en la Academia, coincidimos en que nos enseñó principalmente a elegir el rumbo de las investigaciones con total libertad. Leyendo uno de sus editoriales ella dice que un buen jefe es el que no hace de jefe, es el que muestra el camino…y eso hizo ella, nos enseñó a confiar en nuestros resultados, a repetirlos, a utilizar muchos controles, a tener honestidad científica y a tener un pensamiento antidogmático y crítico.

En las etapas post tesis nos apoyó en la toma de estudiantes y becarios, y así cada uno de nosotros fue creciendo como grupos más independientes, y eso vino aparejado con la aparición de otros problemas que ge neraron disputas. Los temas de discusión eran las prio ridades en el uso de animales, u otros equipos, compras etc., problemas típicos del crecimiento, y había cierto enfrentamiento en decisiones que podían parecer dicta toriales, como imponer un rol definido. La Dra. Pasqualini, ordenada y disciplinada, dejó la dirección en manos de Isabel Piazzón, una investigadora sumamente creativa, pero con un estilo de vida más impredecible o desorde nado, por lo cual, ambas discutían en forma permanente, ya que ella seguía ocupando el despacho de la dirección, o sea no estaba, pero estaba.

Sentí que era momento de cambios y de crecimiento y dado que iba frecuentemente al IBYME, al laboratorio del Dr. Eduardo Charreau a hacer los estudios de receptores hormonales, y se había dado la posibilidad de tener un espacio en el subsuelo, encaramos la mudanza junto con Alfredo Molinolo, patólogo del Instituto de Estudios Oncológicos de la Academia de Medicina, y las becarias que eran parte del grupo.

Aunque no muy contenta al principio con la mudanza, ella me apoyó siempre, no solo eso, sino que por varios años nos regalaba 60 ratones BALB/c por mes para que pudiéramos seguir nuestros experimentos utilizando los mismos animales. No tenía ninguna obligación de hacer lo. Esta generosidad que tuvo conmigo sé que también la tuvo con otros investigadores, siempre se preocupaba para poder ayudar a quienes lo necesitaban.

En esta etapa teníamos nuestro almuerzo mensual o bimestral en el restaurante Munich de Belgrano, en el cual compartíamos el escalope a la marsala. Fue un clásico que duró hasta que desapareció el restaurante de la calle Monroe por un lado, y por otro, le costaba más caminar y así fue que cambiamos los almuerzos en el Munich por almuerzos o visitas, aunque más espaciadas, charlando generalmente temas relacionados con la ciencia, en su casa de la calle Sucre.

Resumiendo, tuve la suerte de que haya sido mi men tora, y según sus propias palabras, su formación es fruto de lo que sembraron Selye y Houssay y de quienes los formaron a ellos, por lo que me produce una sensación de gran responsabilidad pensar que estoy indirectamente transmitiendo a mis discípulos la formación de Selye, Houssay y Pasqualini, entre otros.

Afortunadamente pudimos hacer un homenaje en vida cuando organizamos el suplemento del Primer Buenos Aires Breast Cancer Symposium 2021 con Edith Kordon y Marina Simian en homenaje a ella. Raúl Ruggiero y Oscar Bustuoabad escribieron un lindo artículo que bien refleja lo que sus discípulos pensamos. Me alegra saber ahora que hayamos seleccionado como tapa del suplemento, la foto que ella eligió para su obituario, pero en la edición de varios colores (Francis Dosne. Mi hermana. En: Medicina (B Aires), Tapa Volumen 81 - Suplemento I, Año 2021.

El sábado 24 de diciembre fue una linda despedida, me gustó estar allí porque sé que a ella le hubiera gus tado que fuera a acompañarla. Conversando con María Marta Bracco, una gran amiga y admiradora de Christiane, quien continuó con su sitial de la Academia Nacional de Medicina, me dijo como al pasar, que mi padre siempre decía que los descubrimientos científicos, salvo raras excepciones, con el tiempo quedan en el olvido y a los científicos se los recuerda por lo que enseñaron y si fue ron buenas personas…. No tengo dudas que Christiane será recordada.

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