INTRODUCCIÓN
El partido de Junín se ubica en el noroeste de la provincia de Buenos Aires, a 260 km de Capital Federal y abarca una superficie aproximada de 226.337 ha (Tauber, 1996). Cuenta con una población de 90305 habitantes, de los cuales el 97% es población urbana (CNPHyV, 2010). Junín es la ciudad cabecera del partido y se constituyó como un núcleo regional con autonomía y dinámica propia y una gran oferta de servicios públicos y privados. Su rol se consolida por poseer una universidad nacional, nuclear la administración pública de los organismos de gobierno y judiciales, ser centro de comercialización y consumo, de provisión de insumos y servicios de la región. Tiene una estratégica accesibilidad y conectividad hacia el oeste, norte y sur, hacia las grandes ciudades y puertos del país. En este sentido, el partido se ubica en un lugar privilegiado y altamente competitivo para la producción agropecuaria.
Las transformaciones en el uso del suelo vinculadas al proceso de agriculturización comienzan con la Revolución Verde y se profundizan en la década de 1970. Durante la década de 1990, el aumento de los precios internacionales de los cereales y oleaginosas se combinó con la creciente demanda internacional de soja y la liberación al mercado nacional de la semilla Roundup Ready. Durante este proceso se generaliza dicho cultivo, disminuyendo la diversificación agrícola y la actividad ganadera, desdibujando las particularidades locales que imprimían cierta dinámica particular al espacio rural juninense.
Al mismo tiempo se profundiza un éxodo del campo como espacio de residencia permanente. A pesar de haberse incrementado la población total del partido desde el CNPHyV 1991 al 2010[1], este proceso se produce particularmente en las zonas urbanas, mientras que en las zonas rurales el proceso es inverso. En este sentido, la población urbana en Junín se fue incrementando hacia la periferia.
1 La variación poblacional consiste en un crecimiento del 1,85%.
De este modo, nuevos perfiles socioproductivos surgieron en gran cantidad de agrociudades intermedias, como es el caso de Junín. El proceso no se percibe solamente en el sector de campo extensivo, sino también en las zonas periurbanas, donde se localizan productores hortícolas. Según el informe agropecuario realizado por el Área de Asuntos Agropecuarios del Municipio de Junín en el año 2010, el partido concentra una incipiente actividad hortícola en paulatino crecimiento. La última información con la que se cuenta corresponde al Censo Hortiflorícola 2005 de la Provincia de Buenos Aires, en el que resulta que en el partido existen 26 establecimientos que corresponden a la actividad hortícola. Las quintas[2] fueron localizadas en dos cuencas en la periferia capitalina: una en las inmediaciones del barrio San Antonio, al norte de la ciudad, y otra cercana al barrio de Villa del Parque, al sudeste de la ciudad. En una localización más dispersa, le sigue el corredor de la ruta 7. Se estima que el sector hortícola juninense tiene un gran potencial socioproductivo vinculado al abastecimiento local y a la generación de espacios de comercialización, pero la falta de información actualizada implica dificultades para realizar cualquier diagnóstico. En lo que respecta particularmente al partido de Junín, tomando en cuenta los trabajos de investigación vinculados a las migraciones de productores hortícolas hacia y en el país (Benencia, 2012) se considera que, posterior a la fecha censada, se produce el asentamiento de productores nuevos en el partido.
2 En este trabajo se utilizará la denominación de “quintas” y “establecimientos hortícolas” de manera indistinta. Se corresponde con el modo de denominación local.
Se inicia entonces un trabajo articulado entre el IPAF Región Pampeana (CIPAF-INTA), la AER Junín, la EEA Pergamino (CERBAN-INTA) y el municipio de Junín. A los fines de lograr un conocimiento integral del sector hortícola, se conformó un equipo de investigación interdisciplinario en el que intervienen las ciencias agronómicas, sociales y estadísticas. El objetivo del trabajo consiste en realizar una caracterización socioproductiva del sector hortícola del partido de Junín, con la finalidad de conocer su potencialidad socioproductiva.
MATERIALES Y MÉTODOS
Para lograr los objetivos planteados se diseñó una encuesta en la que se relevan aspectos sociales y productivos. La metodología consiste en un barrido total de los productores hortícolas del partido de Junín, con la finalidad de conocer sus características socioproductivas y las potencialidades presentes en el territorio.
En este sentido, a partir de la conformación de un listado total de productores, mediante informantes clave, en el que participaron las diferentes instituciones, se realizó un operativo de campo visitando por zonas a cada uno de los productores para realizar la encuesta. Para corroborar el barrido total de los productores, se utilizó la fotointerpretación de Google Earth, dado que la producción hortícola a campo presenta un patrón distinguible.
El relevamiento se realizó durante el mes de mayo, junio y julio de 2017. Se han encuestado 25 productores, localizándose 25 quintas, una menos de las relevadas en el Censo Horti-florícola del 2005[3]. El procesamiento de datos se realizó en una matriz, permitiendo un análisis cuantitativo descriptivo del sector.
3 Nuestro relevamiento no toma la base de datos del Censo Horti-florícola 2005. Se trata de una base propia. Este trabajo no tiene por objetivo dar cuenta de la continuidad ni desaparición de las quintas de aquel censo.
RESULTADOS
Territorio, residencia y tradición
A partir de la georreferenciación de los establecimientos de los productores hortícolas, se identifica que hay dos núcleos de localización de las quintas alrededor de la ciudad de Junín.
Estos grupos de asentamientos de quintas se identifican, hacia el sur, con el barrio de Villa del Parque y, hacia el norte, con el barrio de San Antonio.
El 84% de los productores residen en la quinta. El 16% que no reside en la quinta son productores de origen juninense y viven en el centro de la ciudad. Estos casos son familias productoras que se componen de dos generaciones adultas, los productores viven en la ciudad y sus padres aún residen en las quintas. Del total de personas que residen en las quintas resulta un promedio etario de 31 años, mientras que quienes no residen en la quinta tienen un promedio de 49 años.
A los efectos de conocer la tradición de la actividad hortícola en la localidad, indagamos los orígenes de los productores y la experiencia en la producción de hortalizas. En este sentido, el 60% son productores de origen argentino y el 40% de origen boliviano.
Los productores que son de origen argentino son todos oriundos de Junín, menos uno de ellos que es de la ciudad de Mendoza. Con respecto a los productores de origen boliviano, los lugares de procedencia corresponden a localidades mayoritariamente del sur de Bolivia (figura 2).
La mitad de los productores bolivianos son oriundos de Potosí, pero también está proporcionalmente repartida la procedencia de Chuquisaca, Tarija y La Paz. Conocer los lugares de donde provienen los productores permite indagar, en una segunda instancia, las trayectorias migratorias, junto con las tradiciones y conocimientos que aportan sentido al territorio de Junín[4].
4 Este trabajo es insumo para la profundización en esta temática. El producto será una tesis de maestría en Geografía de la Universidad de Buenos Aires.
Teniendo en cuenta la transmisión del conocimiento y continuidad del sector hortícola en el partido de Junín, resulta que el 60% de los productores indica que sus padres también se dedican o dedicaban a la actividad. La mayoría de los productores de origen argentino son quienes declaran tener a sus padres vinculados con la producción hortícola, mientras que los productores de origen boliviano han iniciado la experiencia en la actividad sin antecedentes. En este sentido, si bien es de 17 el promedio de años que hace que los productores se dedican a la actividad hortícola, es notoria la diferencia según los orígenes de los productores. Los productores argentinos tienen una antigüedad promedio en la actividad de 23 años, mientras que los de origen boliviano tienen un promedio de 9 años de antigüedad.
A pesar de los diferentes lugares de procedencia, el 92% comenzó a desarrollar la actividad hortícola en la provincia de Buenos Aires.
Según los datos, si bien la mayoría de los productores comenzaron su actividad en el partido de Junín, también identificamos productores que traen experiencias productivas de otras localidades, todas de la provincia de Buenos Aires. El 9% comenzó la actividad en Florencio Varela, un nodo hortícola considerado tradicional en el país dentro del cinturón hortícola bonaerense.
Uso del suelo
El relevamiento de las 25 quintas indica una superficie total de 181,25 hectáreas (ha), correspondiendo una superficie promedio de 7,25 ha. Sin embargo, la superficie total dedicada a la actividad hortícola es de 60 ha, resultando una superficie promedio de 2,5 ha. Surge del relevamiento que el 36% de los productores diversifican sus actividades productivas, siendo, en este caso, todos de origen juninense. La superficie con actividades no hortícolas representa el 72%, por lo que puede considerarse que la producción hortícola no es la actividad principal. Dentro de estas actividades, la actividad agrícola compromete el 67% de la superficie, el 5% restante está representado por un productor que desarrolla la actividad porcina y otro que no especifica la actividad. Ninguno de estos productores que combinan actividades productivas tiene superficie bajo cubierta para horticultura, es decir, que quienes tienen invernáculo son aquellos productores que solo se dedican a la actividad hortícola.
Para abordar la producción hortícola, consideramos la producción a campo y bajo cubierta. En este sentido, encontramos que el 100% de los productores tienen producción de hortalizas a campo y que un 32%, además, realiza producción bajo cubierta.
Desde la década de 1990 se desarrollan trabajos de investigación situados en diferentes espacios geográficos a lo largo del país que dan cuenta de la implementación de la modalidad del cultivo bajo cubierta a partir del creciente uso de invernáculos por parte de los productores de origen boliviano (Benencia, (1994, 1997, 2005 y 2012); Benencia y Geymonat, (2005); García, (2010); Lorda, (2015) y Rivas y Natera Rivas, (2007)).
En este sentido, al analizar las características de los productores en Junín, notamos que la práctica hortícola bajo cubierta está generalizada solamente entre los productores de origen boliviano. De la totalidad de los productores hortícolas de origen boliviano en Junín, un 70% realiza producción en invernáculos comprometiendo una superficie cubierta total de 43000 m2.
La superficie media destinada a la producción hortícola a campo en Junín es de 2,2 ha por productor.
Respecto de las especies producidas en el partido, los productores cultivan 10 tipos en promedio. Más del 55% de los productores siembran: acelga, achicoria, berenjena, cebolla de verdeo, espinaca, lechuga, rúcula, tomate redondo y zapallito de tronco.
Tenencia de la tierra
Si se analiza el régimen de tenencia, encontramos básicamente quintas en propiedad y en arrendamiento.
Si tenemos en cuenta el régimen de propiedad, resulta que el 52% de los productores son propietarios (todos de origen juninense) y ocupan el 89% de la superficie total. El tamaño promedio de los establecimientos es de 12,40 ha, con una superficie mínima de 3 ha y máxima de 100 ha.
Si consideramos la superficie bajo arrendamiento, se encuentra menos proporción de tierra (10,8%) en casi la misma cantidad de productores (44%). Así, el tamaño promedio es de 1,8 ha, presentándose establecimientos hortícolas con una superficie mínima de 1,5 ha y máxima de 3 ha. En este caso, quienes trabajan en tierras arrendadas son los productores provenientes de otras zonas.
En todos los casos se trata del tipo jurídico “Persona física”, no encontramos cooperativas, sociedades u otras figuras jurídicas colectivas.
Comercialización y mercados
Respecto de la comercialización, aproximadamente la mitad de los productores maneja solo un canal de venta, mayoritariamente verdulerías locales, mientras que la otra mitad de productores desarrolla cierta estrategia con dos o tres canales de venta.
Del total de los productores, el 56% realiza venta directa en quinta, el 28% vende en ferias y el 76% en verdulerías locales. Estos porcentajes no son excluyentes, puede tratarse de canales de venta combinados. Es interesante notar que el 100% de los productores de origen boliviano utiliza como canal de venta las verdulerías locales, en algunos casos combinan con la venta directa y las ferias. Esto se da de manera inversa en el caso de los productores de origen juninense, quienes utilizan la venta directa y las ferias como canales de venta principales y solo algunos de ellos también venden en verdulerías.
Organización social del trabajo
Teniendo en cuenta el factor de producción “Trabajo”, hay trabajadores familiares en todos los establecimientos relevados, con un promedio de 2 trabajadores familiares. Del relevamiento resulta que existe muy poca contratación de mano de obra. Ningún productor boliviano contrata mano de obra para las labores. Solo el 8% contrata mano de obra permanente y el 16% trabajadores transitorios. En el 60% de los casos donde existe contratación de mano de obra asalariada se trata de establecimientos que también se dedican a la actividad agrícola. Solo uno de los casos es particular, dado que se trata de una quinta que se dedica exclusivamente a la actividad hortícola, con 20000 m2 de superficie bajo cubierta. Este caso además es el único que combina la contratación de mano de obra permanente y transitoria.
El 28% de los establecimientos terceriza servicios de gestión/administración.
Composición social de los hogares
La población total en los hogares correspondientes a los establecimientos es de 87 personas y el promedio por hogar es de 3,5 personas (similar al promedio nacional de hogares urbanos y rurales según el CNPHyV 2010). Sin embargo, si analizamos los hogares por procedencia, encontramos que los hogares de origen boliviano son más numerosos, resultando un promedio de 5 miembros por hogar con un promedio etario de 20 años. Mientras que los hogares de origen argentino tienen un promedio de 2,5 personas (la mitad) con un promedio etario de 52 años (más del doble).
Del total de los miembros de los hogares, el 55% realiza trabajos en la quinta.
De las personas que trabajan en quinta, encontramos que existe mayor participación en las tareas físicas y administrativas exclusivas. Las tareas se vuelven administrativas a medida que aumenta el promedio de edad. En este sentido, resulta un promedio de 39 años en las tareas puramente físicas, de 44 en las mixtas y 68 en las puramente administrativas. El total de las tareas las realizan el 67% personas de sexo masculino y el 33% de sexo femenino.
En general, las tareas administrativas corren por cuenta de personas de sexo masculino, son los “hombres mayores del hogar los que llevan las cuentas”, mientras que las mujeres se dedican a trabajar en las labores de la quinta.
Respecto de la composición de ingresos de los hogares, el 92% considera que la fuente principal de ingresos es el establecimiento. A pesar de ello, encontramos que el 56% de los hogares tiene asignaciones estatales: en el caso de los hogares de origen boliviano se destaca la Asignación Universal por Hijo, mientras que en los hogares de origen argentino prevalecen las jubilaciones.
Intereses y problemáticas
Respecto de los intereses que expresan los productores y considerando que no son excluyentes, de la totalidad de los productores el 56% menciona el interés en asesorarse comercialmente, el 84% en recibir capacitación técnica/productiva y el 84% considera importante capacitarse en sanidad y manejo de plagas.
El 56% de los productores mencionó tener algún tipo de problemática vinculada a la producción y comercialización.
Respecto del tipo de problemática percibida por los productores, la mitad menciona los bajos precios del mercado y la competencia como problemática principal.
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
Considerando el Censo Hortiflorícola (2005) y teniendo en cuenta este relevamiento, se observa que en 12 años la cantidad de productores se mantuvo, aunque aún se desconoce si efectivamente son los mismos o hubo transformaciones o migraciones en el sector, objetivo planteado para una segunda etapa del trabajo de investigación.
En términos generales pueden percibirse diferentes condicionamientos estructurales y prácticas culturales vinculadas a los orígenes de los productores. Los productores oriundos de Junín conllevan una tradición local, tienen a sus padres vinculados a la actividad hortícola y agrícola en general, los cuales viven, en su mayoría, en la ciudad de Junín, mientras que los productores bolivianos se han iniciado más recientemente en la actividad y se especializan en horticultura. Esto podría estar vinculado al proceso migratorio desde el país de origen. La trayectoria y la pertenencia espacial local, pareciera estar relacionada con la propiedad de la tierra de los productores juninenses. Sin embargo, a pesar que los productores oriundos de otros sitios son quienes arriendan las tierras que trabajan, la práctica del cultivo bajo cubierta es una innovación llegada a Junín como parte de la experiencia que migra junto con los productores de origen boliviano. Por un lado, esta práctica tiene una consecuencia económica vinculada a una mejora en sus ingresos. Pero también, a pesar de no ser propietarios de la tierra que trabajan, la construcción de los invernáculos para la producción se relaciona con cierto arraigo territorial vinculado particularmente al lugar.
Por otro lado, se perciben ciertas diferencias vinculadas a las estrategias de la organización social del trabajo en la unidad productiva. Los hogares de productores de origen boliviano tienen más cantidad de miembros y, a la vez, son más jóvenes. Al mismo tiempo, ningún productor boliviano contrata mano de obra asalariada para las labores, estas pueden ser realizadas por los miembros de la familia.
Dado que las familias que integran los establecimientos de productores juninenses son mayores en edad y que las tareas se vuelven administrativas a medida que aumenta el promedio etario, las tareas físicas necesitan ser realizadas por mano de obra extrafamiliar contratada.
Resulta del trabajo de análisis que para la mayoría de los entrevistados la producción es su principal fuente de ingreso y que perciben como una importante problemática los bajos precios del mercado y la competencia, generar espacios de comercialización donde no se encuentren competencias, donde se respete el precio de los productores sin intermediarios, puede ser una política pertinente para el sector hortícola local.
Teniendo en cuenta las diferentes características de los productores, nos preguntamos, ¿pueden percibirse diferentes perfiles sociales y productivos?, ¿cómo pueden comprenderse en el territorio en relación con sus trayectorias? En este sentido, considerando los resultados y reflexiones de este análisis de corte sincrónico, interesa continuar una investigación con cierta profundidad temporal.