Introducción
En la República Argentina existe una amplia región inexplotada o explotada ineficientemente desde el punto de vista pecuario, debido a la falta de adaptación del ganado vacuno al ambiente, como son los sectores bajos e inundables que totalizan unos ocho millones de hectáreas 14. Por su gran capacidad de conversión de las pasturas naturales a carne y por la perfecta coincidencia de las curvas de requerimiento con las curvas de oferta forrajera del subtrópico húmedo, la especie Bubalus bubalis representa una herramienta imbatible para la presente y futura expansión ganadera del litoral argentino.
Por su gran rusticidad 6, los búfalos aprovechan mejor el forraje de baja calidad, como consecuencia de una adecuada digestión de la fibra 29, aún bajo condiciones climáticas adversas, manifestando una notable resistencia a las enfermedades. La formación de los dientes se inicia entre las 6º y 7º semanas de desarrollo embrionario. Externamente, los dientes constan de tres partes: corona, cuello y raíz, mientras que internamente, los dientes se componen de esmalte, dentina, cemento y pulpa 13.
Los principales componentes de los dientes son los cristales de hidroxiapatita (calcio), material orgánico y agua, en proporción variable de acuerdo a los componentes dentales y a las partes del diente (corona, cuello y raíz) 15. Químicamente, los dientes están formados principalmente por minerales como calcio, fósforo y magnesio, entre otros, cuya movilización es regulada por factores nutricionales y endocrinos (calcitonina, parathormona, vitamina D). La formación y crecimiento de los dientes está mediada por la somatotropina y múltiples factores de crecimiento 8.
La determinación de la edad en los búfalos de agua se puede establecer por los procesos de erupción, muda, desarrollo y desgaste de los dientes incisivos, lo cual es de vital importancia para la clasificación del ganado en sus etapas productivas y reproductivas 16 .
Desde su nacimiento, vacunos y bubalinos pasan por un proceso de desarrollo de sus dentaduras, presentando ciertas características que constituyen una eficiente herramienta para la estimación de la edad. Normalmente en las producciones bubalinas no se suele revisar la dentadura; esta práctica solamente se realiza cuando se requiere corroborar la edad del animal por alguna situación muy puntual.
Factores como la falta de manejo nutricional o deficiencias minerales pueden resultar en una tardía erupción dentaria e irregular desgaste 5, lo que podría dificultar la correcta validación de la edad. Los valores hematológicos son una representación del estado de salud del animal y pueden ser utilizados como ayuda para evaluar el estado sanitario y nutricional del rodeo. Su importancia se centra en la comparación con valores de referencia precisos 4.
El objetivo del presente trabajo fue evaluar los cambios de la arcada dentaria y número de incisivos permanentes presentes en búfalas desde los 29 hasta los 32 meses de edad, así como su correlación con la condición corporal, parámetros morfométricos y bioquímicos relacionados al metabolismo óseo, partiendo de la dentadura decidua completa.
Material y Métodos
La experiencia se llevó a cabo en un establecimiento ganadero del Departamento General Paz (Corrientes, Argentina). Se trata de una zona de relieve plano, dominada por áreas deprimidas de deficiente drenaje (bañados, esteros, cañadas). El tapiz natural predominante es de tipo pajonal con especies de mediana a baja calidad, con sobresaliente presencia de paja colorada (Andropogon lateralis) y paja amarilla (Sorghastrum agrostoides).
El clima es subtropical con una temperatura media anual 21,6ºC, una máxima de 44,9ºC y una mínima -1,1ºC. El régimen promedio de precipitación anual es de 1.206 mm 1. Las condiciones de alimentación (a campo natural), así como la sanidad y el manejo de los animales bajo ensayo, fueron similares durante todo el ensayo.
A partir del rodeo del establecimiento, se seleccionaron treinta búfalas de raza Murrah, de 29 meses de edad, en las cuales se exploró la arcada dentaria, constatando que presentaran dentadura decidua completa, efectuándose un registro fotográfico de las mismas. Además, el día 0 se procedió a la valoración del peso vivo (PV) en báscula.
Transcurridos 3 meses (90 días), se procedió a evaluar los animales, observando la erupción de los incisivos permanentes. Además, se registró el PV, el perímetro torácico (PT, por medición con cinta métrica), la condición corporal (CC, escala 1-5, donde 1: emaciada y 5: obesa) 28 y se tomaron muestras sanguíneas por venopunción yugular, para la valoración de parámetros séricos relacionados al metabolismo óseo: calcio (arsenazo III, 650 nm), fósforo inorgánico (molibdato-ascorbato, 620 nm), magnesio (xylidyl blue, 510 nm) y fosfatasa alcalina-ALP (fenilfosfato aminoantipirina, 520 nm).
Los análisis bioquímicos se llevaron a cabo con reactivos Wiener Lab, en el Laboratorio de Análisis Clínicos del Hospital Escuela de la Facultad de Ciencias Veterinarias, Universidad Nacional del Nordeste, Corrientes, Argentina.
La estadística descriptiva y el análisis de la variancia (nivel de significancia p<0,05) se realizaron entre los pesos registrados a los 0 y 90 días y entre el número de incisivos presentes y las demás variables analizadas a los 3 meses de trascurrido el en-
sayo. La diferencia entre medias se estimó por el test de Tukey. El grado de correlación entre el número de incisivos y las variables exploradas a los 90 días, se constató a través del test de Pearson. Bajo un modelo observacional descriptivo y comparativo, se examinó la cantidad de piezas dentales y su nivel de erupción.
Resultados y Discusión
Al momento del examen inicial (día 0), todas las bubillas contaban con dentadura decidua (boca diente de leche). La bibliografía nos recuerda que tanto la especie vacuna, como la bubalina no poseen incisivos superiores. La dentición temporal o “de leche” se compone de veinte dientes, de los cuales ocho son incisivos y doce son premolares. En la dentición permanente, se suman doce molares, totalizando 32 piezas. Se considera que, para los nueve meses, el búfalo ya posee todos los dientes deciduos 20.
A los 90 días, el 47% de los animales no presentó dientes incisivos permanentes erupcionados, el 37% mostró dos dientes, mientras que el 16% restante contó con un diente (pinza izquierda o derecha) (Figura 1). Se tuvo en cuenta el lapso de 90 días, dado que varios investigadores refieren que en la especie bubalina la erupción de los incisivos permanentes comienza en el período de los 2 a 3 años, con diferencias de meses, según los autores 11, 18, 20.
Nuestras observaciones coinciden con otros reportes donde se comparó la erupción de los incisivos permanentes entre las especies Bos taurus, Bos indicus y Bubalus bubalis, observándose en esta última que el par de pinzas erupcionó a los 2 años y 9 meses 20.
En la especie bubalina, la dentición definitiva del primer par de incisivos surge entre 2,5 a 3 años; el segundo par, entre los 3,5 a 4 años; el tercero entre los 4 a 5 años y, finalmente, el cuarto par, aparece entre los 5 a 5,5 años 19. Para otros autores, a pesar de que la formula dentaria en vacunos y bubalinos es la misma, existe una variación de la edad de aparición de los incisivos permanentes en los búfalos 20.
En un estudio realizado en Colombia, se encontró que en el rango de 2 a 3 años de edad, el 60% de los animales presentaba muda de pinzas, el 10% mudó pinzas y primeros medios, mientras que el 30% restante presentó todos los incisivos deciduos con la superficie lingual plana 18. Los resultados obtenidos en dicha experiencia fueron similares a los de nuestro trabajo, mientras que difirieron con los reportados por otros investigadores que afirman que entre la edad de dos años y medio y tres años, los animales presentan las palas permanentes erupcionadas y gastadas, comenzando la erupción de los primeros medios 11 .
En las Figuras 2, 3 y 4 se pueden apreciar las distintas variaciones de la arcada dentaria de las bubillas, registradas en nuestra experiencia.
En los vacunos, los incisivos temporales emergen entre los dos últimos meses de gestación y las primeras semanas después del nacimiento. Sin embargo, se acepta que el número de dientes incisivos al nacer puede variar entre razas bovinas. Según este criterio, las razas vacunas pueden clasificarse como precoces (Hereford, Angus, Shorthorn), poco precoces (Holstein, Normanda) y tardías (criollos) 3.
En trabajos donde se propuso determinar el número de dientes incisivos al nacer en becerros criollo limonero y las variables que lo influencian, se concluyó que dicho número parece estar más influenciado por factores no genéticos como el sexo del becerro y el número de partos de la madre, que por la precocidad racial del individuo 27.
Otros factores que pueden influir son la edad gestacional (prematuro o en término) y el peso al nacer (normal, bajo o muy bajo) 23.
La única región corporal que presenta signos evidentes de paralelismo con la edad es la arcada dentaria 17. Cada especie tiene una velocidad característica para su envejecimiento biológico, aunque la celeridad de la declinación funcional varía entre individuos y de órgano a órgano dentro del mismo individuo. Este hecho explica que, en los bovinos, las vacas de cría sean eliminadas del rodeo por su desgaste dental, aunque el resto del organismo pueda continuar funcionando sin inconvenientes 9.
La especie bubalina tiene buenos indicadores de procreo y de ganancia de peso, en una proporción variable entre 15 y 60% por encima a la de los vacunos. Las hembras manifiestan una destacada longevidad reproductiva pudiendo parir hasta 16 bucerros a lo largo de su vida útil, con una edad entre 18 y 22 años 24.
La evolución del peso vivo de bubillas con dentadura decidua (día 0) hasta la aparición de los primeros incisivos permanentes (día 90) fueron: 422,80 ± 40,48 kg y 430,93 ± 44,66 kg, con una significancia de 0,462 (p<0,05).
En la Tabla 1 se consignan los resultados obtenidos para los parámetros morfométricos y bioquímicos explorados el día 90, en relación a los incisivos permanentes. Los valores de PV, PT y CC no se vieron influenciados por las modificaciones en la cantidad de piezas dentales observadas. El análisis de correlación de Pearson no arrojó valores que indicaran que estas variables estuvieran en relación a la cantidad de incisivos. Las bubillas, por lo general, alcanzan la pubertad cuando adquieren cerca del 55- 60% de su peso corporal adulto (de 250 a 400 kg), dependiendo éste a su vez, del genotipo animal 22.
Las curvas de crecimiento de hembras bubalinas basadas en el registro del PV, re- velaron que éste se estabilizó después de los 25 meses de edad. Ello reviste importancia desde el punto de vista práctico, ya que indica que, a partir de esta edad, las bubillas se pueden incorporar a la actividad reproductiva porque prácticamente ya han completado su crecimiento 12.
Dentro de las variables bioquímicas relacionadas al metabolismo óseo, analizadas a los 90 días de trascurrido el ensayo, sólo los niveles séricos de magnesio manifestaron una diferencia significativa entre la cantidad de piezas dentales observadas (p<0,05). La magnesemia fue mayor en los animales sin incisivos permanentes (2,69 ± 0,35 mg/dl) y de un diente (2,66 ± 0,50 mg/dl) y menor en los de dos dientes (2,27 ± 0,38 mg/dl), re- velando una correlación negativa (-0,45; p<0,05) entre este parámetro y el número de incisivos. Los valores hallados se encontraron dentro de los citados en la bibliografía para vacunos (2,4 a 3,3 mg/dl) 8.
Los niveles séricos de calcio registrados en nuestro trabajo, se encontrarían dentro de los rangos reportados para vacas (9,4 a 10,5 mg/dl) 8. La fosfatemia revelada por las búfalas en nuestra experiencia, se mostró más elevada que las citados en la bibliografía para vacas, 4 a 5 mg/dl 8. En bovinos jóvenes, este parámetro puede presentarse más elevado que en los adultos 7.
Los cambios en la composición mineral del tejido dental, pueden estar asociados con trastornos metabólicos que modifiquen el peso corporal de los individuos 16. Un estudio reveló que la ultraestructura del esmalte presenta una similitud significativa entre las especies humana, vacuna y bubalina. En cuanto a la microdureza no hubo diferencias estadísticamente significativas entre las tres especies estudiadas. Sin embargo, la rugosidad de la superficie del esmalte de los búfalos (2,16 ± 0,23 μm) fue significativa-
mente mayor, en comparación con los dientes humanos (0,36 ± 0,05 μm) y vacunos (0,41 ± 0,07 μm) 21 .
En animales, factores como la falta de aporte nutricional y la deficiencia mineral, pueden resultar en una erupción tardía y en el desgaste irregular de la arcada dentaria 5 lo que dificultaría la evaluación correcta de la edad, sobre todo en épocas de muda y desgaste dental 25 .
En un trabajo cuyo objetivo fue evaluar los parámetros sanguíneos de búfalas de Rumania, se obtuvieron valores promedios de 92-171 U/l de ALP; 5,0-9,3 mg/dl de calcio total; 1,3-3,9 mg/dl de fósforo inorgánico y 1,27-3,17 mg/dl de magnesio. Al considerar estas variables de acuerdo al estado fisiológico de los animales (hembras preñadas y hembras en lactación), los niveles fueron ALP: 147,0 ± 24,71 y 103,50 ± 11,36 UI/l, calcio: 8,48 ± 0,43 y 6,48 ± 1,92 mg/dl, fósforo inorgánico: 2,68 ± 1,26 y 2,28 ± 0,92 mg/dl y magnesio: 2,92 ± 0,20 y 2,03 ± 0,66 mg/dl, respectivamente. Los autores, hallaron que ALP fue significativamente más baja en el grupo de búfalas lactando, lo cual también fue observado en los electrolitos evaluados 26. En relación a nuestra experiencia, los valores citados fueron menores, a excepción del magnesio, que guardó cierta similitud.
En la evaluación sanguínea de búfalos de raza Murrah de Brasil, separados en tres grupos según su edad: de 2 a 8 meses, de 9 meses a 2 años y animales mayores a 2 años, se reportaron valores de ALP de 307,43 ± 124,22; 356,0 ± 153,42; y 179,7 ± 62,32 UI/l, respectivamente 10 . Las mayores concentraciones séricas de esta enzima, se registrarían en animales jóvenes y se deberían a la isoenzima ósea, reveladora de una elevada actividad osteoblástica y crecimiento óseo 7.
Un estudio relacionó el perfil mineral sérico de búfalas que padecían hemoglobinuria post-parto, con el perfil mineral de suelos y forrajes de las áreas propensas a la enfermedad. Tal enfermedad es aguda, se presenta tanto en búfalas como en vacas le- cheras y se caracteriza por hipofosfatemia, hemólisis intravascular, hemoglobinuria y anemia. Estos autores, citan valores de calcemia de 9,83 mg/dl para los animales sanos y de 9,86 mg/dl para aquéllos con síntomas de anemia. Una diferencia manifiesta se halló en los niveles de fósforo, que fueron significativamente bajos en las hembras anémicas (1,88 mg/dl) con relación a las sanas (5,41 mg/dl). Además, se halló una marcada relación entre hipofosfatemia sérica con el escaso fosfato detectado en los suelos (provincia de Punjab, Pakistán) y en los alimentos que formaban parte de la ración de los animales 2. Cabe señalar que los valores de fósforo citados para las hembras sanas, tienen similitud con los resultados obtenidos en nuestra experiencia.
Otra enfermedad que padecen las búfalas lecheras de alta producción es la cetosis. Clínicamente los cuadros agudos se caracterizan por anorexia, constipación, disminución de la producción láctea, distensión ruminal y pérdida marcada de la condición corporal, con hipofosfatemia, hipomagnesemia e hipercalcemia. En una experiencia, se trabajó con tres grupos de animales: búfalas clínicamente sanas, animales que padecían cetosis subclínica y un tercer grupo de hembras con sintomatología de cetosis aguda. Los valores de calcio fueron de 8,9 ± 0,9; 10,3 ± 3,0 y 10,1 ± 2,6 mg/dl; los de fósforo fueron de 5,8 ± 1,15; 4,1 ± 2,69 y 3,6 ± 1,5 mg/dl y los de magnesio fueron de 1,1 ±
0,17; 0,9 ± 0,58 y 1,0 ± 0,1 mg/dl respectivamente 30.
En conclusión, las variables morfométricas y bioquímicas exploradas no se vieron afectadas por las modificaciones de la cronometría dentaria, registrada a los 90 días de transcurrido el ensayo, a excepción del magnesio sérico.
variables | incisivos (D) | incisivo (uno) | incisivos (par) | ± DE | p |
---|---|---|---|---|---|
PV (kg) | 425,36±16,13 | 456±17,67 | 426,64±12,91 | 430,9±44,6 | 0,401 |
PT (cm) | 190±7,66 | 197,20±4,76 | 189,91±8,94 | 191,1±8,03 | 0,187 |
CC (score) | 3,32±0,25 | 3,60±0,55 | 3,32±0,40 | 3,37±0,37 | 0,313 |
Ca (mg/dl) | 10,85±0,76 | 10,20±1,03 | 10,37±0,74 | 10,57±0,82 | 0,198 |
P (mg/dl) | 5,94±1,02 | 5,78±0,78 | 5,43±0,83 | 5,73±0,92 | 0,385 |
Mg (mg/dl) | 2,69±0,35 | 2,66±0,50 | 2,27±0,38 | 2,53±0,42 | 0,32* |
ALP (UI/l) | 197±41 | 223±39 | 214±31 | 207±58 | 0,632 |
D: deciduo, X¯: media aritmética, DE: desvío estándar, PV: peso vivo, PT: perímetro torácico, CC: condición corporal, Ca: calcio, P: fósforo, Mg: magnesio, ALP: fosfatasa alcalina, “*” significancia: p<0,05.