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Anuario de investigaciones

On-line version ISSN 1851-1686

Anu. investig. vol.21 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires July 2014

 

Estudios Interdisciplinarios y Nuevos Desarrollos

El cuerpo femenino: entre las demandas sociales y la racionalidad tecnocientífica

The feminine body: between social demands and techno-scientific rationality

Lima, Natacha S.1; Ormart, Elizabeth B.2

1 Lic. en Psicología (UBA). Doctoranda en Psicología (UBA). Docente de la Cátedra I de Psicología, Ética y Derechos Humanos, Facultad de Psicología, UBA. Becaría de Investigación, Proyecto UBACyT 2013-2016: "Las Competencias Éticas y Sociales de los Estudiantes de Psicología de Grado y Posgrado de La Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires. Estudio Exploratorio Descriptivo en Base a una Investigación Cuali-Cuantitativa", Directora: Dra. Elizabeth Beatriz Ormart. E-mail: nlima@psi.uba.ar

2 Dra. en Psicología. Profesora Adjunta Regular de Psicología, Ética y Derechos Humanos (UBA). Directora de Proyectos de investigación UBACyT, UNLaM y de la Agencia de Ciencia y Tecnología. E-mail: eormart@psi.uba.ar

RESUMEN
El presente trabajo aborda la conflictiva intersección entre el desarrollo tecno-científico y el campo de la subjetividad.
Para tal abordaje se tomará como escenario privilegiado el marco de las tecnologías de reproducción humana asistida (TRHA). Asimismo se analizará cómo una de las principales nociones teóricas de la modernidad, la idea de la racionalidad instrumental y sus principios, se encuentra más vigente y operante que nunca. Para pensar el alcance que la racionalidad tecno-científica tiene en el campo de lo humano, se tomaran los principales planteos que Hannah Arendt desarrolla en torno a las categorías de trabajo, labor, creación y producto. Por último reflexionaremos en torno al lugar de la mujer en este escenario inédito que son las tecnologías reproductivas en la historia de la humanidad; la tensión que se presenta entre el mandato social y el orden del deseo, la feminidad y la maternidad en el entramado subjetivo y en el orden deseante.

Palabras clave:
Tecnología - Racionalidad Instrumental - Tecnologías de Reproducción Humana Asistida - Reprogenética - Ética

ABSTRACT
The following paper addresses the conflictive crossroads between the techno-scientific development and the field of subjectivity.In order to do this, we will analyze the privileged scenery of Assisted Reproductive Technologies (ART).
Also we will analyze how one of the main theoretical notions of modernity: the ideal of instrumental rationality and its principles, is more effective and active than ever. To reflect on the scope that the techno-scientific rationality has in the fields of humanity we will consider the main arguments developed by Hannah Arendt for the categories of work, labor, creation and product. Finally we will reflect on the place that women have in these unprecedented scenarios which are the reproductive technologies in history of mankind; the tension that arises between social mandate and the order of desire, femininity and motherhood in the subjective framework and desiring order.

Key words:
Instrumental Rationality - Human Assisted Reproductive Technologies - Reprogenetics - Ethics

Introducción
En el presente escrito partimos de la racionalidad instrumental, tal como la analiza la Escuela de Frankfurt, sus límites y consecuencias sobre lo humano. La ubicación de las tecnologías de reproducción asistida en el terreno del desarrollo científico tecnológico coloca al ser humano como producto y objeto de intercambio. Tecnología y mercado se hallan indisolublemente unidos desde la modernidad y en este caso el producto tecnológico es el ser humano, al tiempo que es el cuerpo femenino aquel sobre el que recae tal desarrollo. El anhelo de maternidad se convierte muchas veces para las mujeres en un sometimiento prolongado a prácticas que en muchos casos tienen un carácter experimental . Por consiguiente, encontramos que las técnicas de reproducción asistida se presentan de manera bivalente, por un lado, la mujer y su cuerpo pueden ser objeto de la violencia en tanto que la racionalidad instrumental busca los medios para lograr sus fines aun a costa del padecimiento subjetivo de las mujeres. Por otro lado, es necesario buscar un camino de convivencia con la tecnología que sea no violento, es decir, lograr vivir con la tecnología pero no sometidos a ella. A lo largo del texto recurrimos al concepto de "trabajo" desarrollado por Arendt que nos permite pensar en la violencia que supone la "fabricación" de un producto.

La racionalidad tecno-científica
El ideal de la ciencia moderna tal como lo definieron Bacon1 y Descartes, era lograr que el hombre llegara a ser "dueño y señor" de la naturaleza. Un ideal de dominación, apropiación y explotación que instrumentaliza la naturaleza al servicio del hombre. La razón moderna se ha concebido en el plano teórico y práctico. Ser racional se convirtió en sinónimo de analizar, organizar, manipular, controlar, determinar los medios eficaces y seguros, los medios más económicos y productivos. Para ello, es menester organizar la división del trabajo humano de la manera más eficaz.
La razón instrumental define los medios para alcanzar un fin dado. Se interesa exclusivamente por los instrumentos o herramientas y calcula el camino más eficaz para lograr un objetivo determinado. Al decir de Hannah Arendt, (...) la instrumentalidad de útiles e instrumentos está mucho más estrechamente relacionada con el objeto que planea producir (Arendt, 1958, pp. 169).
Los útiles e instrumentos del homo faber, de los que surge la más fundamental experiencia de instrumentalidad, determinan todo el trabajo de la fabricación. Aquí sí es cierto que el fin justifica los medios; más aún los produce y los organiza. Debido al producto final, se diseñan los útiles y se inventan los instrumentos, y el mismo producto final organiza el propio proceso de trabajo, decide los especialistas que necesita, la medida de cooperación, el número de ayudantes, etc. Durante el proceso de trabajo, todo se juzga en términos de conveniencia y utilidad para el fin deseado, y para nada más (Arendt, 1958, pp. 171-172). Lo característico de la razón instrumental es que sólo versa sobre el cálculo de los medios.
La racionalidad instrumental como único ejercicio reconocido de la razón tiene consecuencias capitales para la política en la sociedad. La atrapa en la tenaza de la tecnocracia y del decisionismo, que dejan sin contenido la discusión pública.
Los fines y los valores, al no poder ser discutidos racionalmente, quedan abandonados a la arbitrariedad de decisiones irracionales, efectos de deseo y de intereses de quienes tienen poder para imponerlos.
La sociedad tecnocrática se siente tentada de pedir a los expertos que resuelvan todas las cuestiones. Esta tendencia conduce a la despolitización de los ciudadanos en sociedades.
La racionalidad instrumental ha encontrado su expresión culminante en nuestra civilización tecnológica. Ésta expresa los siguientes aspectos:
El reino de la lógica y del formalismo: el pensamiento lógico formal determina los medios conceptuales para establecer una verdad. Es operatoria, calculadora y establece relaciones estrechas con las matemáticas. Es el aspecto teórico de la racionalidad instrumental.
El reino de la técnica: determina los medios físicos eficaces con el fin de realizar concretamente un objetivo. El aspecto práctico de la razón instrumental es lo que reduce la acción humana al trabajo técnico organizado.
Mónica B. Cragnolini 2 señala la lectura heideggeriana del superhombre nietzcheano en términos de un pasaje del sujeto de la representación al sujeto del poder.

"¿En qué se transforma el pensar para este super-sujeto representativo? Para el superhombre "pensar" es "calcular", como aseguramiento de las condiciones de intensificación del poder por parte de la voluntad de poderío. En la interpretación heideggeriana, el superhombre es la inversión de la clásica definición del hombre como animale rationale: la ratio se coloca ahora al servicio de la animalitas, entendida como conjunto de pulsiones de poder. El representar de la voluntad de poder implica una inversión de la primacía del acto del representar en primacía del querer: ahora la razón se transforma en "razón actuante". Pero esta representación del querer es una representación "incondicionada", en la medida en que la voluntad de poder no quiere nada fuera de sí misma. A partir de esta inversión de la subjetividad del acto de representar en subjetividad de la voluntad de poder, la razón pierde su antigua hegemonía como "vía" para el proyecto del ente. Sin embargo, debemos señalar en este punto que entonces no existiría esa inversión de la idea de animal racional indicada por Heidegger, ya que éste caracteriza a esa animalidad como voluntad de poder, y a la voluntad de poder como voluntad de cálculo: super-razón del proyecto tecnocientífico de dominio de la tierra. El superhombre domina la tierra en virtud de una "maquinalización" de las cosas." (Cragnolini, 2000)

Veremos a continuación cómo reflexionar en torno a la transición que se produce en el marco de los nuevos desarrollos técnico-científicos más específicamente en relación a lo que podríamos detallar como los principios de la racionalidad instrumental.

De la racionalidad instrumental a las tecnologías de reproducción asistida Los principios rectores de la racionalidad instrumental han marcado su primacía sobre las tecnologías de reproducción humana asistida (TRHA).
La reproducción de la especie se disecciona en pasos susceptibles de ser abordados con los medios tecnocientíficos. La división del trabajo permite operar sobre las diferentes fases de la concepción deteniendo, manipulando y direccionando la evolución futura.

• El principio de la tecnocracia.
La reproducción humana abandona su anclaje en el cuerpo de los amantes y se convierte en campo de las decisiones de los técnicos en reproducción. Desde la técnica se comandan las decisiones del desarrollo de la prole. De los quintillizos pasamos a los trillizos, luego a los mellizos y ahora a los embarazos unitarios que son en este momento el resultado de los avances en reproducción asistida. Los padres de los quintillizos acudieron a la ciencia buscando un hijo ¿tenían el deseo de incrementar su descendencia en esa medida o aceptaron que su deseo solamente podía materializarse en los términos que planteaba la racionalidad tecnocientífica?

• El principio de la maximización de los beneficios.
Si podemos tener un hijo, ¿por qué no elegir uno sano a uno enfermo? Y ¿por qué no elegir uno lindo a uno feo? Y ¿por qué no dotarlo de una inteligencia superior? Y ¿Por qué no elegir uno alto a uno bajo o flaco a gordo? El que sea mejor en todos los rasgos socialmente valiosos. Y por qué producir uno sólo, ¿por qué no hacer miles de niños/as perfectos?
Por qué aceptar niños defectuosos si la reprogenética nos saca del universo de la indecisión y nos brinda las certezas ausentes en la concepción tradicional.3

• La primacía de los medios que obnubilan el sentido o finalidad de los mismos.
Si están los medios para tener hijos ¿por qué no tenerlos? Tener hijos ya no se trata de una elección sino de un derecho y como tal tiene que ser demandado para todos/as. La cuestión no pasa por el deseo de tener un hijo o el sentido que tiene para la pareja en un determinado momento tomar esa decisión, sino la cuestión cambia de eje y se transforma en si están los medios ¿Por qué no utilizarlos?

• El principio de dominación
Se da un pasaje de la dominación de la naturaleza a la dominación humana. El cuerpo y sus productos entran en la lógica del mercado. Al ritmo de la oferta y la demanda bailan las clínicas de reproducción asistida y las ofertas de donantes y bebes a la carta.

• El trabajo humano transforma el mundo que lo rodea, al decir de Hannah Arendt, el ser humano "fabrica la interminable variedad de cosas cuya suma total constituye el artificio humano"(Arendt, 1958, pp. 157). El homo faber, para elaborar sus productos, se enfrenta a la naturaleza, sobre la cual ejerce una violencia que al decir de Arendt, sería inevitable: "Este elemento de violación y de violencia está presente en toda fabricación, y el homo faber, creador del artificio humano, siempre ha sido un destructor de la naturaleza"(Arendt, 1958, pp. 160). El carácter violento se vuelve exponencial en el ámbito de la creación de nuevos seres. Este carácter violento y destructivo, se vuelve contra el propio ser humano, que acaba por poner en peligro la realidad misma del ecosistema único que alberga la vida sobre el universo: nuestro planeta. Pero también deberíamos analizar la perspectiva introducida por las tecnologías reproductivas en la creación de nuevos seres cuando estas aparecen como la única opción viable en materia de reproducción. Es decir cuando son la única opción viable a problemas de infertilidad, convirtiéndose de este modo en una contribución positiva para parejas que desean tener hijos.

Podemos decir que el debate en torno a la validez y a la pertinencia de estos principios recién empieza. Sin embargo retoma interrogaciones que no son tan recientes. Ya las corrientes de pensamiento feministas de los años 60 se preguntaban por el lugar de la mujer en la sociedad y en la vida familiar, laboral, social, etc. En este punto nos gustaría retomar esos interrogantes.

¿Qué lugar para la mujer?
Dentro de esta dinámica vale la pena preguntarnos ¿qué lugar para la mujer? ¿Constituyen estas técnicas un verdadero avance en materia de derechos reproductivos o es una nueva forma de padecimiento, sometimiento y violencia a la que se somete la mujer para responder al mandato social?
Los motivos que llevan a recurrir a las tecnologías y las diversas presentaciones de las tecnologías reproductivas son muy variados. Tomemos dos casos:
Existen millones de parejas que quieren tener hijos propios, no pueden y deciden recurrir a las tecnologías reproductivas. En este caso, la asistencia reproductiva viene a suplir una falla humana, viene a reparar las deficiencias con las que cargan las parejas que quieren tener hijos propios y no lo logran. La tecnología en este caso viene a reparar una falla biológica, pero a diferencia de otros productos biotecnológicos, las tecnologías reproductivas recaen sobre la pareja humana. Esta es una diferencia significativa, pues no es la decisión de un individuo solo, en este caso, son al menos dos los que después de varios intentos frustrados recurren al médico especialista que va marcando el camino hacia la procreación. ¿Desde qué lugar recurre una pareja a las tecnologías reproductivas?
Una respuesta posible es: desde la fantasía de reparación. La tecnología viene a remediar lo que no funciona. Aquello que no tiene respuesta en lo real, aquello que se busca desde lo natural y allí no se encuentra. El especialista trata de subsanar la falla biológica pero esto no es tan simple en el ser humano. Hay un descentramiento. La sexualidad no es única ni fundamentalmente biológica. El cuerpo humano está tapizado por lo simbólico.
La medicina aborda el cuerpo como real y el sujeto se resiste. El individuo recurre buscando la reparación de su cuerpo biológico, que el médico arregle lo que no funciona. A veces hay algo que no funciona y tiene que ser arreglado pero paralelamente se juega la reestructuración simbólica. Para dar vida, se necesita un cuerpo biológico y un cuerpo simbólico. La pulsión se apuntala en lo biológico y encuentra allí su plataforma de despegue. El cuerpo biológico y el cuerpo simbólico se anudan en la tarea de la reproducción. Son muchas las parejas que se someten a tratamientos de fertilización asistida y luego de numerosos intentos fallidos tienen hijos en forma natural. También es común el caso de parejas que adoptan, y luego tienen hijos propios. Estos casos pueden ser leídos après coup como una imposibilidad psicológica antes que biológica.
Se abre aquí una hiancia, una ruptura, entre el individuo que la medicina toma como objeto y el sujeto que demanda la aplicación de la tecnología. Un primer problema surge en la dicotomía entre el Saber de la ciencia y la Verdad del sujeto. El saber total que pretende la ciencia y su aliada la técnica se encuentran en el ámbito humano con el efecto sujeto. Efecto destotalizador, que lleva en germen la imposibilidad.
La fantasía de la reparación puede encerrar el secreto de la identidad. Se recurre a la tecnología para velar una falta en lo biológico. La identidad biológica del niño fecundado es ocultada por los padres como estrategia para ocultar también la propia falencia para producir descendientes. De acuerdo a la tecnología aplicada, por ejemplo fecundación in vitro con donación de semen o de óvulo, por poner un caso, el niño puede crecer desconociendo el material biológico que le dio origen. Esto abre una serie de problemas éticos muy diversos. ¿Dónde termina el derecho a la privacidad de los padres y del donante y donde comienza el derecho a la identidad del niño? ¿Es correcto desde el punto de vista psicológico y ético negarle a un ser humano el derecho a saber quiénes aportaron el material genético que le dio origen? ¿La negativa de los padres a decirles a sus hijos acerca del tratamiento al que recurrieron para darles origen constituye un temor a mostrar la propia falta o los motiva el temor a perder el amor de sus hijos? Esto último parece injustificado. Muchas veces el silencio es aliado del anhelo narcisista de los padres de mostrarse sin fallas. La idealización que los padres hacen de sí mismos ante sus hijos constituye para los hijos un obstáculo antes que un beneficio. Si la premisa de los padres es que sus hijos sean felices, el camino de su felicidad depende de la mostración de la falta antes que del ocultamiento. Padres que aceptan sus límites, que reconocen sus fallas, que respetan el derecho a la identidad de sus hijos resultan más sanos en la economía psíquica para sus hijos que aquellos que se presentan como omnipotentes, completos y dueños de secretos familiares. Secretos que tarde o temprano dejan huellas sintomáticas en quienes los padecen.
Hasta ahora nos hemos planteado las problemáticas que podríamos ubicar en parejas heterosexuales, habrá que ver cómo se juegan estos interrogantes en parejas del mismo sexo. Intentaremos desplegar algunas hipótesis iniciales para pensar los vericuetos de la función materna, el deseo de hijo y el imperativo social.

¿Ser mujer es ser madre?
Tenemos el caso de las mujeres que quieren ser madres con o sin pareja4. Esto es, hay mujeres que viven solas y quieren ser madres5, pero también las hay que viven en pareja y quieren ser madres más allá de lo que sostenga la pareja al respecto. ¿Qué desea una mujer cuando busca ser madre? ¿Qué ocurre cuando las mujeres que recurren a las nuevas tecnologías son movidas por el imperativo social "tenés que tener hijos"? Si la maternidad es buscada por el lado de la presión social, es muy posible que se monte en una exigencia superyoica que resulta un obstáculo para el desarrollo de la función materna. Para que se desarrolle la función materna tiene que haber deseo de un hijo. Si sólo se trata de responder a un deber, el hijo viene por el lado del imperativo de goce y no por el lado del deseo. Pfeiffer, M. L. 6 se pregunta en este punto:

"¿Cómo actúan los imaginarios sobre la elección de estas prácticas, como por ejemplo la ley antiquísima por la que la mujer infértil debe ser repudiada por ser la infertilidad un castigo divino? ¿Se ha estudiado acaso el nivel de culpabilidad que empuja a una mujer a aceptar estas prácticas? ¿Es tener un hijo una "necesidad biológica", proveniente del instinto primario de reproducción de la especie o éste es otro imaginario más?" (Pfeiffer, 2013).

El imperativo "ser madre" se vuelve radical en la mujer. En nuestra cultura, la feminidad se equipara a la maternidad. Esta identificación entre mujer y madre produce un anudamiento entre sexualidad como búsqueda de placer y sexualidad reproductiva, en la que la primera queda subsumida por la segunda.
El mandato social busca soldar la brecha entre ser madre y ser mujer. Para que se cristalicen las identificaciones hay que pagar un precio. El precio de ser mujer es tener hijos, o al menos uno. Cuando una mujer está dispuesta a recurrir a una tecnología reproductiva buscando el "producto" que no le da el hombre, paga ese precio. Un precio que, gracias al avance tecnológico, fija el mercado. El precio subjetivo es incalculable. Se aplasta el ser con el tener. El bebe se convierte en un objeto que puede ser "tenido" o "adquirido". Tiene un valor objetivo. Cuando se impone la lógica del mercado se produce un aplastamiento en el que se equiparan sujeto = objeto. Se produce entonces un avance de la lógica del mercado sobre la lógica de la subjetividad, con la consecuente afectación de la dimensión del sujeto. El niño se vuelve un objeto de consumo. Todo consumo destruye el producto al devorarlo de una u otra forma. Lo único que permanece como producto de la labor, es, al decir de Comesaña (Comesaña Santalices, 1995, pp. 115) la fuerza de labor/trabajo que ésta reproduce constantemente, pero no puede hablarse aquí de modelos ni paradigmas. Sin embargo en el enorme mercado de cambio en el que se convierte el mundo dentro del marco del capitalismo, que sigue viviendo según los patrones del homo faber (competitividad y capacidad adquisitiva), todo debe poder ser producto, incluso la fuerza de labor (Comesaña Santalices, 1995, pp. 115-142) del animal laborans, que adquiere así también valor de cambio.

Un ejemplo claro de este avance consiste en el caso en que el bebe se elige por catálogo. El catálogo de los donantes de semen es la garantía de un bebe a medida. La oferta de los bancos de semen incluye color de ojos, de cabello, estatura, entre otros rasgos fenotípicos, pero también, estudios cursados, habilidades manuales y artísticas, ubicación en el ámbito laboral, etc. Cuando vemos que el semen de un premio Nobel cotiza a un valor superior al de otro hombre vemos claramente el aplastamiento de la subjetividad bajo la lógica del mercado.
Nuevamente surgen problemas éticos. Problemas que se suscitan por el uso que se hace de la tecnología. ¿Desde qué lugar se recurre a la tecnología?
La cuestión no es tan sencilla como para demonizar el uso de las nuevas tecnologías sino que se trata de hacer un uso no desubjetivante de la técnica. Para eso es necesario contar con una legislación que acompañe el desarrollo y la utilización de las técnicas, como así también con procedimientos escritos claros en relación a los beneficios, las consecuencias y los posibles efectos adversos que podrían aparecer. De acuerdo a esto resulta esencial desarrollar herramientas, como lo es el consentimiento informado, que acompañen y resguarden la autonomía de
las personas involucradas.

El consentimiento informado
Este punto merece una mención especial. Los formularios de consentimiento informado suelen ser redactados en un vocabulario cargado de terminología científica que dificulta su comprensión. Hay ciertas prácticas y sobre todo sus efectos que no se explican con claridad, como es el caso de la estimulación ovárica. Este procedimiento supone incorporar grandes cantidades de hormonas que producen un funcionamiento anormal de los ovarios, ocasionando mayor cantidad de óvulos que lo habitual. La ovulación múltiple permite que el equipo médico cuente con más óvulos para seleccionar e inseminar, los valores que mueven esta intervención son la rapidez, la eficacia y el abaratamiento de los costos. A costa de un desajuste en los niveles hormonales y el sistema endócrino femenino.
Esta manipulación del cuerpo femenino es innecesaria, ya que podría realizarse la inseminación respetando los niveles de producción del ciclo menstrual pero ello exigiría esperar, supondría más gastos y disminuiría el porcentaje de éxito en el resultado. Como vemos, los valores prioritarios son los de la racionalidad tecnocientífica aludida con anterioridad, antes que el respeto por la mujer. Aunque el desarrollo técnico ha avanzado mucho los últimos años, con desarrollos como la vitrificación de los óvulos que permite preservarlos intactos posponiendo la capacidad reproductiva de la mujer el tiempo que desee. La técnica de vitrificación ha abaratado los costos posibilitando un índice más alto de éxito en los embarazos. Sin embargo, la misma se realiza una vez que los óvulos fueron extraídos del cuerpo femenino. De este modo la donante, tendrá que someterse a un tratamiento hormonal para obtener una mayor cantidad de óvulos, que luego podrán ser vitrificados.
En el consentimiento informado no siempre se les comunica a las mujeres que la técnica de inseminación artificial tiene porcentajes variables de éxito pudiendo enfrentar sucesivos abortos. En este sentido Pfeiffer, M. L. se pregunta:

"¿Cuál es la situación psicológica de la mujer sometida a los numerosos abortos que implican los sucesivos fracasos cuando el tratamiento no da resultado, teniendo en cuenta lo que significa en estos casos un aborto? ¿Cuántos abortos serán necesarios para que la práctica mejore sus rendimientos?"(Pfeiffer, 2013).

¿A qué consiente la mujer que desea tener un hijo por medio de las técnicas de reproducción asistida? ¿Cuánto sufrimiento físico y psíquico tiene que padecer? Lejos están los protocolos de consentimiento informado de dar a conocer en una terminología adecuada y precisa los alcances, efectos y posibles riesgos en el camino de la reproducción asistida.
"El consentimiento informado implica que los médicos deben dar información a los pacientes sobre los riesgos importantes, además de las alternativas posibles al procedimiento, ¿es informada la mujer de que se trata de procedimientos experimentales, de los riesgos que corre, de las auténticas posibilidades de éxito, de las alternativas que le ofrece la sociedad? ¿No sería preciso que el consentimiento informado que firman los futuros padres advirtiera que se trata de una técnica aún experimental cuyos resultados serán evaluados dentro de 20 o 30 años cuando sus hijos sean adultos? ¿No tendrían que saber que no existen porcentajes de éxito fidedignos según fue reconocido por la OMS? ¿Que esta misma organización, en un informe a cargo del Dr. Marsdan Wagner, calificó a la práctica como "experimental, invasiva, costosa y que involucra serios riesgos para la salud física y mental de las mujeres"? Si bien es ético experimentar sobre aquellos que aceptan ser sujetos de experimentación, no lo es presentar un experimento como una práctica probada científicamente."(Pfeiffer, 2013)
Si bien hablar de prácticas experimentales podría hoy en día tener una connotación fuerte, es necesario distinguir que se trata de procedimientos que aún no han sido reglamentados. No hay todavía un marco legal que contemple algunos de estos procedimientos (destino de embriones crioconservados, registro único de donantes, inseminación pos-mortem, etc.) quedando muchas de las decisiones en el ámbito privado. Por otra parte, aunque muchos países del mundo tengan tradición y "cultura en donación de gametos" no es el caso de Argentina. Si bien las clínicas de fertilidad cuentan con un desarrollo de avanzada con tecnologías de última generación, el impacto subjetivo de estas técnicas tanto en los usuarios como en los niños nacidos por ella, podrán ser analizados recién en un futuro inmediato. Veremos en el apartado siguiente cómo estas inquietudes pueden ser retomadas en el marco de la encuesta "Actitud hacia la ovodonación" realizada en el año 2011 por uno de los Centros de fertilidad asistida más reconocidos en el país. Los resultados de la encuesta nos permitirán reflexionar en torno a los efectos que podrán tener estas prácticas en el desarrollo subjetivo de los niños nacidos por TRHA y en sus familias.

Avance tecnológico y violencia de género
Hasta aquí no nos pronunciamos en contra del desarrollo técnico-científico, más bien buscamos interrogar el lugar que las técnicas tienen en lo que hace a la subjetividad de las personas. Resulta también llamativo el hecho de que los Estados generen nuevas legislaciones, como es en el caso de la Argentina, la ley N° 26.862, que tiene por objeto "garantizar el acceso integral a los procedimientos y técnicas médicas de reproducción asistida, cualquiera sea la cobertura que posea el titular del derecho." Esto quiere decir que de ahora en más las coberturas prepagas van a tener que cubrir los tratamientos de reproducción asistida para la población en general. Lo que puede leerse como un claro avance social en materia de derechos; tener un hijo pasa a ser un derecho, garantizado por la legislación con un acceso equitativo para todos y todas.
También puede ser una oportunidad para interrogarnos por las consecuencias de este tipo de prácticas en la sociedad contemporánea. Se sabe que en la Argentina hay, hoy en día, un total de mil bebes nacidos por técnicas de ovodonación al año, ¿qué sucederá en el futuro cercano, cuando estas técnicas se encuentren al alcance de una población más masiva? Hasta el momento no es obligatorio para los donantes-de óvulos o esperma- dar a conocer su identidad. Si la donación como práctica se vuelve masiva los casos de consanguinidad en las generaciones futuras podrían incrementarse. ¿Un registro único de donantes resolvería el problema? ¿Por qué las donaciones de gametos son anónimas? ¿Se trata de resguardar la privacidad o es en realidad una estrategia, donde el abandono del anonimato reduciría considerablemente el número de donantes "perjudicando el negocio"?
Resulta curioso encontrarnos una vez más con el hecho de que un avance científico violenta de algún modo la subjetividad de las personas y en particular de las mujeres. ¿Pero podemos hablar realmente de violencia? Si una mujer está impedida biológicamente para reproducir, y una técnica reproductiva como la ovodonación le "soluciona" este problema, ¿podemos hablar de que algo se violenta allí? Es interesante esta cuestión porque abre a un debate más allá de la dimensión moral, es decir más allá de lo que podríamos considerar como bien o como mal, y nos introduce en el ámbito de la dimensión subjetiva delimitada por el deseo y por la imposibilidad. Un hijo es algo que se tiene, pero hay que tener cuidado en que este "tener" no suprima la dimensión de sujeto allí presente. Es decir si se piensa al hijo como algo más que se tiene, tengo trabajo, tengo casa, tengo auto, y ahora "tengo hijo" se lo coloca en una serie de logros a obtener, de mandatos sociales a cumplir, y el deseo queda allí escamoteado, aplastado por la dimensión del tener que anula cualquier posibilidad del ser. Cuando se piensa en tener un hijo como un derecho adquirido habría que cuestionarse qué condiciones de posibilidad de ser pueden brindarse que no queden asociadas a las lógicas tecnocráticas del tener.
Pero una vez más volvemos a preguntarnos por el lugar de la mujer en torno a esta problemática y si puede pensarse que se despliega algún tipo de violencia en juego.
Si bien el lugar físico donde se interviene médicamente es el cuerpo femenino, debemos tener en cuenta también la perspectiva que introduce la constitución del cuerpo simbólico como entramado necesario para pensar el lugar que a futuro alojara al nuevo bebé. Este interjuego entre cuerpo como real -en tanto organismo físico y cuerpo como simbólico -en tanto lugar de subjetivación en donde advendrá la criatura por nacer, abren el campo para pensar un espacio de fantasmatización que en tanto dimensión simbólica-imaginaria aporta el sustrato que más tarde sentará las bases de la identidad del nuevo individuo. Pero el tema de la identidad es un tema controvertido cuando se trata de técnicas reproductivas. En Argentina la donación de gametos es anónima, es decir que por el momento y al no existir una legislación que dé cuenta de lo contrario, el individuo que nace por ovodonación queda preso de una lógica del anonimato de la cual puede librarse sólo si los padres acceden a contarle la verdad de su proceso de gestación, es decir si acceden a decirle que el material genético que los constituye proviene de un donante.
El Cegyr - Centro de Estudios en Ginecología y Reproducción, realizó en el año 2011 un estudio, pionero en América Latina, sobre el comportamiento de las madres con respecto a informar a sus hijos que fueron concebidos por ovodonación. Se trató de una encuesta sobre "Actitud hacia la ovodonación" donde se descubrió que los índices de revelación a los niños sobre la forma en que fueron concebidos son muy bajos. En el estudio realizado sólo el 9% de las madres le habían contado a sus hijos, y lo hicieron entre los tres y seis años. Asimismo este Centro aclaró que "la información de los donantes es anónima y aún no está legislada, pero se puede acceder a ella ante un problema médico en el niño. Solo se da información médica del donante ante casos de consultas por enfermedad. Es por ello que los centros tienen la obligación de guardar los registros de las donantes por un tiempo indeterminado." Vemos como aquí empiezan a aparecer otras aristas del dilema que tocan temas como los de Confidencialidad, Privacidad, Protección de las generaciones futuras, grandes temas que ya se encuentran consignados en la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos (UNESCO 2005).
Si bien no podemos saber aún los efectos que el ocultamiento de la información del bagaje genético tendrá en las personas, porque recién son niños, podemos conjeturar que cualquier proceso de subjetivación donde ronde algo de lo oculto o lo secreto, deviene luego siniestro. Esto quiere decir que si tomamos el dato genético, como mero dato, es decir como algo sobre lo que se puede hablar, y de este modo entra en el entramado discursivo que va constituyendo la identificación, pasa a ser algo de lo real del cuerpo que sin embargo se simboliza. Ahora si ese dato se oculta, por la razón que sea, adquiere valor patógeno para la subjetividad porque comienza a operar como traumático. Podemos hacer aquí una "referencia a la función materna (al Otro del lenguaje), como aquella que produce al sujeto parlante por la vía de la transmisión de un deseo que es siempre singular, y como lugar de establecimiento de la simbolización, ya que es la madre quien transforma lo real en significante" (Kletnicki, 2000, pp. 208). Si algo en la transmisión de ese deseo se torna significante el sujeto adviene al campo del Otro.

Conclusión
A lo largo del escrito hemos tratado de abrir interrogantes, de pensar los alcances y límites del desarrollo científico tecnológico, de problematizar una práctica que se desarrolla mecánicamente y afecta a millones de personas. Resulta interesante rescatar que estos cuestionamientos son en su mayoría incipientes -muchos de ellos despertados por el avance tecnológico y científico que suele ir más allá del poder real de subjetivación que poseen las sociedades que los crean. Aún debemos esperar para realizar un análisis más detallado de estas cuestiones, pero sin embargo resulta imprescindible reflexionar sobre el lugar que estas técnicas de reproducción asistida van teniendo en el entramado simbólico de las personas usarías, de los donantes, y de los niños nacidos. Quedan abiertas algunas cuestiones: ¿se puede hacer un uso no-violento de las tecnologías? En este caso, en el que el producto es un niño y la "fabricación" recae sobre el cuerpo de la mujer, ¿podemos convivir de manera no violenta con la tecnología?
Estas cuestiones aparecen pensadas en uno de los maestros de Arendt. Heidegger en su texto sobre la técnica hace un detallado análisis sobre la esencia de la técnica. Él nos advierte sobre el peligro de reducir el mundo a una suerte de fuerzas calculables. No se trata de rechazar de plano el avance técnico, cuestión imposible, por el contrario "...lo esenciante de la técnica alberga en sí el posible emerger de lo que salva..." (Heidegger, 1994, pp. 34). Tenemos que admitir entonces que la técnica desoculta al mundo, pero esta no es la única verdad, existen otras aletheias7 que nos acercan a la esencia de lo humano. La techné (Tecné) es aquel hacer salir oculto que trae-ahí-delante la verdad, llevándola al esplendor de lo que luce" (Heidegger, 1994, pp. 36).
El mundo tecnológico en el que vivimos es un hecho sin retorno. Junto con las dificultades que trae la técnica están también sus beneficios. No rechazamos la tecnología, sino el punto en que esta se vuelve alienante para el ser humano y lo des-subjetiviza. Es necesario que la tecnología asuma el desafío de construir una civilización no dominada por la violencia. ¿Pueden las mujeres seguir aceptando que sus cuerpos sean el campo de exploración de las tecnologías reproductivas? ¿Existen formas de generar una revolución tecnológica que tenga como eje la humanización y el cuidado de sus pacientes sin la intrusión violenta en sus cuerpos?
La intención de este trabajo es la de abrir interrogantes que nos convoquen a re-trabajar conceptos largamente abordados por la psicología y el psicoanálisis, pero que gracias al desarrollo tecnológico pasan a inscribirse en escenarios novedosos. Escenarios donde los que hoy en día tienen el poder de decisión -de decidir sobre los cuerpos- parecen hacerse pocas preguntas. Escenarios que al estar atravesados por las fuerzas del mercado deben ser considerados en sus múltiples efectos. Las consecuencias subjetivas que el uso de estas técnicas pueden tener sobre los usuarios, las parejas usuarias y los niños por nacer, merecen ser analizados desde el marco que introduce la reflexión ética. El cuerpo femenino bascula entre las demandas sociales y los principios y las reglas de juego que propone la racionalidad tecnocientífica. Pero no como un mero aparato reproductor sino como un cuerpo capaz de alojar biológica y simbólicamente a ese niño por venir, cuerpo atravesado por la técnica, pero cuerpo significante, que dará a luz a partir de ser habitado por un deseo. Cuerpo sufriente y creador, cuerpo registro del acontecimiento y del devenir, escenario privilegiado de la técnica en su necesaria intersección con la subjetividad.

1 Francis Bacon (1561-1626) Knowledge is power [El conocimiento es poder] Aunque la frase se atribuye habitualmente a Francis Bacon, no aparece en ninguna de sus obras y sí puede ser encontrada en escritos de Thomas Hobbes. En el Leviatán, primera parte (De Homine), cap. x, Hobbes afirma: "Scientia potentia est, sed parva;...".

2 Mónica B. Cragnolini (2000) Nietzsche en Heidegger: contrafiguras para una pérdida. Conferencia en Universidad de San Pablo, GEN (Grupo de Estudios Nietzsche), 21-08-2000. http://www.sociedadmedicoquirurgica.com.mx/libros/libros/N/nietzsche_en_ heidegger.htm

3 En la película Gattaca (Andrew Niccol, 1997) se escenifica la competencia entre un hijo deseado pero no diseñado por la ingeniería genética y un hijo de diseño. El médico que está a cargo del diseño, enuncia la maximización diciendo: este niño tendrá lo mejor de los padres.

4 En el film norteamericano The Switch (Josh Gordon, Will Speck, 2010) Jennifer Aniston encarna a una mujer independiente que frente al avance del reloj biológico decide seleccionar un donante para tener un hijo.

5 El domingo 20 de octubre de 2013, salió en la revista Viva, una extensa nota sobre las mujeres que deciden tener hijos como un proyecto solitario. Según el observatorio de la maternidad (2011) en los últimos 25 años se duplicó la proporción de hogares monoparentales, la mayoría de estos liderados por mujeres. En la actualidad encontramos gran número de activistas que defienden la maternidad como una decisión de las mujeres independientes.

6 Pfeiffer, María Luisa: La mujer, ¿protagonista u objeto? Fecha de consulta: 17/10/13. En línea: http://www.chasque.net/frontpage/relacion/9904/responsabilidad.htm

7 El término aletheia (aletheia) en griego utilizado para mencionar a la verdad está compuesto de un prefijo "a" que significa quitar, sacar, sin y "letheia": velo, cobertura.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1- Arendt, H. (1958) La condición humana. Trad. Ramón Gil. Barcelona, Paidós, 1993 (ISBN 84-7509-855-X). Edic. orig. en inglés: The Human Condition, University Press, Chicago, 1958. Edic. en alemán: Vita activa oder vom tätigen Leben, Kohlhammer, Stuttgart, 1960; Piper, Múnich, 1967, 3ª ed. 2002 {ISBN 3-492-23623-5}.         [ Links ]

2- Comesaña Santalices, G. (1995)Consideraciones críticas en torno al concepto de "labor" en Hannah Arendt, Revista de Filosofía. Nº 21. CEF-LUZ. Maracaibo, 1995. pp. 115-141.         [ Links ]

3- Cragnolini, M. (2000) Nietzsche en Heidegger: contrafiguras para una pérdida. Conferencia en Universidad de San Pablo, GEN (Grupo de Estudios Nietzsche), 21-08-2000.         [ Links ]

4- Heidegger, M. (1994): "La Pregunta por la Técnica", Heidegger M., Conferencias y Artículos, Barcelona, Ediciones del Serbal, pp. 9-37.         [ Links ]

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9- Pfeiffer, M.L.: La mujer, ¿protagonista u objeto? Fecha de consulta: 17/10/13. En línea: http://www.chasque.net/frontpage/relacion/9904/responsabilidad.htm        [ Links ]

Fecha de presentación: 19 de marzo de 2014
Fecha de aceptación: 11 de septiembre de 2014

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