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Prismas

On-line version ISSN 1852-0499

Prismas vol.20 no.1 Bernal June 2016

 

RESEÑAS

Mariana Canavese, Los usos de Foucault en la Argentina. Recepción y circulación desde los años cincuenta hasta nuestros días, Buenos Aires, Siglo XXI, 2015, 219 páginas

 

Los itinerarios de Michel Foucault en la cultura argentina de la segunda mitad de siglo XX formaron parte, durante un tiempo considerable, de ese no demasiado extendido conjunto de objetos que suelen reclamar un trabajo sistemático de investigación. En este sentido, puede afirmarse que el libro de Mariana Canavese viene a echar luz sobre un amplio fenómeno de circulación de ideas que hasta este momento era conocido a través del registro testimonial, a través del cual se había configurado un relato marcadamente mítico y anecdótico. Instalado en el cada vez más consolidado campo de estudios sobre recepción de ideas, el libro de Canavese da cuenta de la compleja trama de lecturas y apropiaciones de las que fue objeto la obra de Foucault en distintos espacios políticos e intelectuales de nuestro país desde la década de 1950 hasta la actualidad. La ubicación del trabajo en dicho campo hace que el recorrido por la circulación de la obra de Foucault en la Argentina se desarrolle a través del complejo ángulo en el que se cruzan textos y contextos. Es decir, desde una variable interpretativa que evita tanto una lectura interna de las obras como un análisis exterior de las redes de sociabilidad intelectual. Si bien el libro puede enmarcarse en estas opciones teóricas y metodológicas, la importancia que la autora le otorga a la categoría de usos transforma esta investigación en una inflexión singular en este campo de estudios. Resultado de una densa problematización de los núcleos teóricos y metodológicos implicados en el análisis de fenómenos de recepción y circulación de ideas, la opción por la categoría de usos permite sortear las interpretaciones de las lecturas de Foucault en clave de originalidad o dependencia. De este modo, la reconstrucción de los itinerarios de Foucault se lleva a cabo a través de una perspectiva atenta a los sentidos presentes en las lecturas y a los efectos generados por los contextos en la especificidad de dichas lecturas.

Son estas variables interpretativas las que habilitan el recorte de cuatro grandes constelaciones de autores, publicaciones y discursos a través de las cuales el nombre de Foucault se difundió en la cultura argentina de la segunda mitad del siglo XX. La primera de ellas corresponde a una temprana recepción de la obra foucaulteana en la década de 1950 y a la amplia circulación en la década siguiente. El tratamiento que merece tal fenómeno constituye uno de los puntos más altos del libro, en tanto lleva al lector a desafiar el sentido común según el cual el trabajo del filósofo francés recién habría comenzado a circular hacia fines de la década de 1960. De esta manera, el libro registra los efectos en la cultura argentina de mediados de siglo de este Foucault que todavía no era Foucault. Se destacan allí, por un lado, la lectura de Maladie mentale et personalité por parte de José Bleger, quien recurría al texto foucaulteano a los fines de fortalecer la articulación entre marxismo y psicoanálisis propia de la década de 1950. Por otro lado, las primeras aproximaciones a la obra foucaulteana de un intelectual que constituye unas de las referencias fundamentales del libro, José Sazbón. En tanto Sazbón representó un vehículo privilegiado de la difusión de la teoría francesa en la década de 1960, Canavese reconstruye las tareas editoriales a través de las cuales aquel volvió a Foucault un insumo habitual de las discusiones intelectuales de la década. Finalmente, son estas mismas discusiones sobre las que la investigación se detiene a los fines de evidenciar el lugar ocupado por Foucault en la renovación de la crítica literaria llevada a cabo por intelectuales y revistas de la época, tales como Oscar del Barco y el trabajo desarrollado en Los Libros.

El segundo tópico analizado en el libro corresponde a las lecturas de Foucault realizadas en el contexto de la última dictadura militar. Cabe destacar, al respecto, que una aproximación al problema de la represión y la obturación de los canales habituales de circulación de la cultura permite calibrar la especificidad de la recepción del texto foucaulteano en los marcos dictatoriales. De esta manera, el análisis se detiene en la circulación en ámbitos psicoanalíticos, en los cuales aparecen desempeñando un rol relevante tanto Hugo Vezzetti como Tomás Abraham, y aquellos vinculados con el campo de la arquitectura, como la experiencia de La Escuelita. Con respecto a estos últimos espacios, el libro logra restituir de manera efectiva una franja del debate y la circulación de ideas que se desarrolló bajo la dictadura no tanto en el plano de lo público como en el de lo privado. Si este recorrido implica de por sí un hallazgo, más sorprendentes resultan las lecturas de Foucault encontradas en el diario Convicción, de Emilio Massera. A través de un repaso por la especificidad de la publicación y la singularidad de esta huella foucaulteana, el libro avanza sobre una problematización de las tensiones y las contradicciones de la cultura en el contexto represivo que trascienden el objeto analizado. Lo mismo debe decirse acerca del tratamiento del sentido común acerca de un Foucault prohibido durante la dictadura. Si bien varias de las recepciones se producen en las producciones de intelectuales de izquierda en el exilio, el análisis de un conjunto de apropiaciones significativas permite poner en duda la idea corriente acerca de las operaciones de silenciamiento sobre la obra foucaulteana.

En tercer término es analizada la presencia de las elaboraciones teóricas de Foucault en el marco del procesamiento de la crisis del marxismo entre los intelectuales argentinos. Al respecto, el libro da cuenta de los efectos que las complejas relaciones establecidas por Foucault con la tradición marxista tuvieron en las discusiones entabladas en la década de 1980 alrededor de la crisis del socialismo real y la derrota de la nueva izquierda argentina. El repaso realizado por Canavese permite advertir que, lejos de desarrollarse de manera unívoca, dichos efectos generaron una diversidad de posicionamientos teóricos y políticos. El lector puede encontrarse, por tanto, con las lecturas previsibles -un Foucault que viene a renovar un marxismo anquilosado, un marxismo que resiste la penetración de Foucault- pero también con una variedad de lecturas en las cuales los esquemas marxistas se abrían, en distintos niveles, a las innovaciones propiciadas por el foucaulteanismo. De este modo son analizadas las recepciones de Foucault en, entre otros, Oscar Terán, cuya invitación al posmarxismo lo llevó a entablar una destacada polémica con José Sazbón; Juan Carlos Marín, cuyo influyente trabajo privilegió los puntos de contacto entre Foucault y la tradición marxista; y Juan Villarreal, cuyos trabajos sobre el poder político en la dictadura anudaron las perspectivas foucaulteana y gramsciana.

Finalmente el libro reconstruye los usos de Foucault en el contexto de la apertura democrática. Diferenciadas de las realizadas en el marco del procesamiento de la crisis del marxismo, las lecturas desarrolladas en la segunda mitad de la década de 1980 y parte de la de 1990 estuvieron delimitadas por fenómenos tales como la crisis de la militancia, el giro hacia lo privado, la ética y la primacía del pluralismo. De este modo, el análisis se introduce tanto en las lecturas realizadas en espacios extra-universitarios, como el Colegio Argentino de Filosofía y el Seminario de los Jueves animados por Tomás Abraham, como en el marco de la enseñanza universitaria, en la cual los textos de Foucault fueron introducidos por Esther Díaz, Susana Murillo y Juan Pegoraro. En este mismo contexto, el libro da cuenta de la circulación de Foucault en revistas culturales, tales como Utopía, Zona Erógena, Fahrenheit 450 y Crisis, así como de la repercusión de su muerte en los diarios de mayor tirada del país, como Clarín y La Nación. Por otra parte, son recortados los usos de Foucault en la configuración de un posmodernismo argentino, en el cual el pensamiento del filósofo francés se destacaba como el de una jerarquización del saber local y la diferencia para una manera renovada de entender la sociedad y la política. De allí que la presencia de Foucault fuera importante en espacios impulsados por los nuevos movimientos sociales, los cuales propiciaban una lucha ya no centrada en los viejos esquemas modernos. Es la particularidad de estos itinerarios la que le permite a Canavese cerrar su reconstrucción con el señalamiento acerca del pasaje desde un Foucault antihumanista en la década de 1960, apuntalado por su vínculo con el estructuralismo, hacia un Foucault humanista en la década de 1980, propiciador de un pensamiento del poder, la identidad y la diferencia.

Cabe destacar, por último, que el libro cierra con un ejercicio de reflexión sobre el objeto en su generalidad y con la mención de algunos usos actuales de Foucault en la cultura argentina. En relación al primer punto, Canavese ingresa en el problema evidente de la existencia de una serie de recepciones que se llevan a cabo a lo largo de cincuenta años. Al respecto, el planteo se dirige hacia la delimitación de lecturas que se desarrollan como oleadasque rompen cada vez más cerca sin configurar una tradición teórica y política. Es decir que la historia de Foucault en la Argentina sería la de unos usos moldeados por otros pero que no se reconocen necesariamente en ellos. Por eso lo que estaría allí operando no sería tanto una transmisión intergeneracional como una especie de descubrimiento permanente. Con respecto al segundo de los puntos señalados, debe mencionarse la breve pero promisoria indagación acerca del presente de Foucault en nuestro país. Un panorama que va desde los usos académicos, que continúan y modifican a la vez aquella recepción de la década de 1990, hasta el fenómeno editorial de publicación de sus cursos, que le otorgan nuevos rasgos a la caracterización de la tradición foucaulteana, pasando por la recepción en las discusiones sobre las instituciones de la modernidad, como las psiquiátricas y las penitenciarias. Repaso este que habilita tanto esbozar un corolario de los usos pretéritos como pensar la actualidad de un fenómeno de circulación de ideas que aún no ha llegado a su fin.

Marcelo Starcenbaum
IDIHCS -UNLP / CONICET

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