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Cuyo

On-line version ISSN 1853-3175

Cuyo-anu. filos. argent. am. vol.34 no.2 Mendoza Dec. 2017  Epub May 17, 2021

 

In memoriam

María Elena Rodríguez Ozán de Zea. Entre la Argentina y México

Florencia Ferreira1 

1Dra. en Historia por la Universidad Nacional de Cuyo. Profesora e investigadora. florenciatferreira@gmail.com

María Elena Rodríguez Ozán (Mendoza, Argentina, 24 de marzo de 1928 - Ciudad de México, 14 de marzo de 2017) fue una historiadora dedicada al estudio de la historia de las ideas y las redes intelectuales de Iberoamérica en el siglo XX. Su vida transcurrió entre su ciudad natal y México principalmente, pero su entusiasta presencia en otros países, motivó el respeto que las instituciones académicas de América sintieran frente a su deceso.

Estudió la carrera de Historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo, donde obtuvo la licenciatura y el profesorado. Su experiencia inicial fue en estudios medievalistas en la Argentina, completados luego con un curso de especialización en la Universidad Complutense de Madrid en 1957. A su regreso a Mendoza, fue nombrada profesora adjunta en la cátedra de Historia de España.

Viajó a México con su primer esposo (1954-1980) Carlos Magis, quien trabajaba en el área de Literatura de El Colegio de México, donde María Elena fue nombrada profesora adjunta en 1961. Llegó al país azteca por medio de una beca de la OEA para concurrir al Seminario de Historia de las Ideas en América Latina, presidido por el Dr. Leopoldo Zea, en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. Un año después fue designada profesora de Historia Contemporánea de América Latina en esa Facultad.

Inicialmente, María Elena fue ayudante del Dr. Luis Weckmann, quien la invitó a dictar la parte española en el curso de Historia Medieval de España en El Colegio de México y posteriormente la designaron profesora adjunta por sugerencia del medievalista mexicano. Este fue el comienzo de su participación en esa institución, la cual continuó cuando por iniciativa del Maestro Silvio Zavala, en esa época Presidente de la Comisión de Historia y Embajador de México en la UNESCO, y se integró en 1963 al curso que el Dr. Zea dictaba sobre Historia de las Ideas.

En 1968 fue nombrada docente de tiempo completo en la UNAM, donde dictó cursos sobre Historia de las Ideas en Latinoamérica e Historia de Latinoamérica en el siglo XX. Participó también en la elaboración de planes de estudio para el Centro de Estudios Latinoamericanos de la UNAM de la cual fue representante.

María Elena se casó con Leopoldo Zea Aguilar en 1982, con quien primero colaboró y luego acompañó en el recorrido intelectual no solo en México, sino también por toda América y muchos otros países hasta la muerte del filósofo en 2004. Especialmente trabajó junto a Zea en la creación y consolidación de la Sociedad Latinoamericana de Estudios sobre América Latina y el Caribe (SOLAR) y en la Federación Internacional de Estudios sobre América Latina y el Caribe (FIEALC), inspiradas y coordinadas por el Dr. Zea.

A la par de su labor docente, la Maestra Rodríguez Ozán cooperó en numerosas instituciones, a las cuales brindó sus conocimientos y talentos en la organización de los mismos. Participó como miembro del Instituto Panamericano de Geografía e Historia (IPGH), asociado a la Organización de Estados Americanos con sede regional en la Ciudad de México. Fue miembro activo de la Sociedad Europea de Cultura Interna cional, con sede en Venecia, desde enero de 1970. Además tuvo una destacada presencia en varias instituciones de México: fue Presidente de la Comisión Premio “Leopoldo Zea” junto con los profesores Dr. Slobodan S. Pajović, Rector de la Universidad Megatrend (“John Naisbitt”) de Belgrado; Dra. Efthimia Pandis Pavlakis, de la Universidad Nacional y Capodistríaca de Atenas; Dr. Juan Carlos Radovich, de la Universidad de Buenos Aires y Dra. Laura Ruiz Jiménez, del Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset, Madrid. Se ocupó, además, en el fortalecimiento de las relaciones internacionales del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC, UNAM), desde su fundación, y en las mencionadas SOLAR y FIEALC.

Trabajó activamente en la creación y desarrollo del Colegio de Estudios Latinoamericanos en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, del antiguo Centro Coordinador y Difusor de Estudios Latino americanos -hoy Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe- y de sus organizaciones internacionales afines, los cuales sin su aporte y entusiasmo no hubieran sido posibles, afirma Felicitas López Portillo1. Durante más de cincuenta años dictó cátedras en esa Facultad, siempre con un singular espíritu docente y un destacado profesionalismo.

La Maestra Rodríguez Ozán también intervino en las reuniones que organizó Alejandro Serrano Caldera, embajador de Nicaragua en París, donde conoció a Julio Cortázar. Zea había inspirado y coordinaba la SOLAR, que en 1993 organizó el IV Congreso efectuado en Mendoza. En esa oportunidad, la Universidad de Cuyo presidida por el Ing. Armando Bertranou, le entregó al Dr. Zea el Doctorado Honoris Causa.

Ana María López Jaramillo junto con miembros de la Biblioteca “Simón Bolívar” compilaron el registro de sus obras, que incluye publicaciones en las revistas Historia Mexicana y Foro Internacional de El Colegio de México; el Anuario Latinoamérica del Centro de Estudios Latinoamericanos; Cuadernos Americanos; Cuadernos de Cultura Latinoamericana; Revista de la Universidad de México; Historia de América del Instituto Panamericano de Geografía e Historia; Cuyo. Anuario de Filosofía Argentina y Americana de la Universidad de Cuyo, y del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Miami.

Los temas centrales de su obra se refieren a la labor llevada a cabo por Leopoldo Zea y a la Historia de las Ideas, entre los cuales podemos destacar: Leopoldo Zea y la cultura (2005); Juárez y el Positivismo (2006); Leopoldo Zea y la identidad de América Latina (2008). Además, publicó artículos en diferentes revistas especializadas, sobre todo en Cuadernos Americanos, de la cual fue editora académica desde julio de 2004. Fue autora también de “La enseñanza de la historia de las ideas en México” (1982); “Argentina: la cultura en un régimen de autoritarismo (1987); “Las ideologías de los inmigrantes europeos en América Latina” (1993); “La Guerra Hispanoamericana en la prensa mexicana (1898-1899)” (1998) y “El Caribe en la obra de Darcy Ribeiro” (2000). Asimismo escribió “Dos interpretaciones de la historia” (1963); “México y las corrientes nacionales en América Latina” (1964); “La ideología de la historia latinoamericana” (1969); “Latinoamérica en la conciencia argentina” (1972); “Dos interpretaciones del pensamiento latinoamericano: el Río de la Plata y la América mestiza” (1976).

Entre sus publicaciones se encuentran las de estricta coyuntura, como el artículo “Una interpretación de la guerra fría en Latinoamérica”, en Foro Internacional, correspondiente al verano de 1964, cuando se debatía el rompimiento diplomático de países miembros de la OEA con Cuba y donde defendía el punto de vista de México. En otros trabajos analizó el Segundo Foro Social de Porto Alegre, celebrado en esa ciudad en 2001, contraparte del de Davos, y la obra de Arnold Toynbee y su influencia en Leopoldo Zea. También están presentes investigaciones sobre la Argentina relacionadas con Domingo Faustino Sarmiento y Juan Manuel de Rosas, personajes del siglo XIX en torno a los cuales se desarrolló una historiografía que todavía no termina de resolverse2. La Reforma Universitaria de Córdoba, la importancia de la inmigración europea en el Cono Sur, junto a la problemática sufrida por el país a partir de 1976 durante el gobierno militar fueron otros temas de su interés. Asimismo, se ocupó de la revolución de Independencia en Filipinas que tuvo lugar durante la guerra hispanoamericana de 1898 y la repercusión que ambos sucesos tuvieron en la prensa mexicana de la época.

En su trabajo “Encuentro de Leopoldo Zea con Mendoza”, la autora reconstruyó las visitas del Dr. Zea a la Argentina: la primera vez lo hizo con una beca de la Fundación Rockefeller (1945) y permaneció en Buenos Aires cerca de tres meses para investigar sobre el Positivismo en América Latina. Contó en esa oportunidad con el apoyo de Francisco Romero, por quien conservó un afectuoso reconocimiento. Viajó Zea nuevamente en 1956 por iniciativa de Adolfo Ruiz Díaz, profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo, donde dictó una conferencia. En 1961, con motivo de la Asamblea General del Instituto Panamericano de Geografía e Historia (IPGH), llegó nuevamente a Buenos Aires, como integrante de la delegación mexicana y como Director General de Relaciones Culturales de la cancillería mexicana3. Zea frecuentó a muchos profesores mendocinos, entre los cuales deseamos recordar a Mauricio López, a quien conoció mientras trabajaba en la organización mundial de las iglesias protestantes. Numerosas fueron las veces que Zea y María Elena colaboraron en los eventos académicos que Mauricio López organizó en la ciudad de México y mucho fue lo que lamentaron su desa parición en 1977.

El campo de estudio de la Maestra Rodríguez Ozán está fielmente reflejado en su labor docente y como parte del cuerpo académico de la UNAM. Los estudios latinoamericanos, sus ideas, su historia, su cultura, resultaron un tema al que impulsó con el dinamismo que la caracterizaba. A través de su obra escrita y trabajo docente, María Elena subrayó la necesidad de estudiar y comprender América Latina de manera que su estudio pudiera extenderse por distintas partes del mundo. Se comienza, decía, con las ideas y su historia: conocer cómo piensa el otro y de dónde provienen sus ideas, cómo las adopta y cómo las adapta, porque América no está aislada, sino que hay un intercambio con el resto del mundo que debe ser comprendido dentro del proceso latinoamericano.

De prosa ágil y clara, sus escritos invitan al análisis y al estudio de los temas iberoamericanos, especialmente los citados sobre historia de las ideas en América Latina y sobre el pensamiento de Leopoldo Zea, hasta 1982, fecha en que suspendió al unirse en matrimonio con el filósofo4.

Felicitas López Portillo hace hincapié en el “Prólogo” escrito por María Elena a pedido de Darcy Ribeiro para su libro publicado en la colección Biblioteca Ayacucho, Las Américas y la civilización: proceso de formación y causas del desarrollo desigual de los pueblos americanos, que en 1969 apareció por primera vez en español5. Allí afirmaba que Las Américas y la civilización “constituye la obra de conjunto más amplia que se ha escrito sobre América y también una de las más editadas y traducidas, lo que demuestra la amplia repercusión que ha tenido”, debido a la “reconstrucción histórica del proceso de formación de los pueblos americanos, con un análisis antropológico de las causas de su desigual desarrollo”6,

La misma Felicitas López Portillo nos dice que a pesar de su acendrado argentinismo y férrea pertenencia mendocina, María Elena era del mismo modo mexicana y así se sentía, como lo afirmó en numerosas ocasiones. Del mismo modo afirma que si bien sus estudios se enfocaban al ámbito latinoamericano, no por eso dejó de prestar atención a la histo ria mexicana, como lo prueban sus acotaciones y glosas a los trabajos de Leopoldo Zea sobre la Revolución de 1910 y el desarrollo de los gobiernos posrevolucionarios, a los que se suma el Positivismo en México, periodo que compara con lo acontecido en el Cono Sur finisecular, junto a la aparición del Ariel de Rodó y su influencia en el Ateneo de la Juventud. En sus artículos también manifestó interés por Cuba, debido a la nove dad de la revolución encabezada por Fidel Castro y sus repercusiones en América Latina.

Recordamos en esta oportunidad su trayectoria y pensamiento, indisolublemente unido al del Dr. Zea, soportes fundamentales para afirmar la historia de las ideas como filosofía de la originalidad cultural americana. Al mostrar su capacidad en la creación de una cultura propia, fueron ambos un ejemplo de valentía intelectual en la defensa del ser americano y saludamos, en esta ocasión, el magisterio de su presencia en el análisis e interpretación de América, desde la perspectiva de independencia y libertad. Así lo vivimos en las visitas que realizaron a Mendoza, durante las cuales se prodigaron con amistad y generosidad a profesores, alumnos y amigos en la Universidad Nacional de Cuyo.

María Elena fue una anfitriona generosa, especialmente con los mendocinos a quienes brindó junto con Zea una acogida hospitalaria, tanto en momentos de adversidad como de alegría. Guardó para su familia un cariño entrañable y su casa siempre estuvo abierta para acogerlos. Compartió con Leopoldo Zea una vida plena de realizaciones y anhelos que enriquecieron los estudios sobre nuestra América. María Elena, amiga, descansa en paz.

1 Felicitas López Portillo. “María Elena Rodríguez Ozán (1928-2017)”. Cuadernos Americanos, abril-junio 2017, 160/2: 239-243. En este recordatorio se siguen parcialmente las palabras de la autora e investigadora mexicana.

2María Elena Rodríguez Ozán, “Conflictos y armonías de Sarmiento”, Cuadernos Americanos, enero-febrero 1989, 13: 35.

3María Elena Rodríguez Ozán, “Encuentro de Leopoldo Zea con Mendoza”, Cuyo. Anu ario de Filosofía Argentina y Americana (Universidad Nacional de Cuyo), 2004-2005, 21-22:17.

4bíd.

5María Elena Rodríguez Ozán, Prólogo. En Darcy Ribeiro. Las Américas y la civilización: proceso de formación y causas del desarrollo desigual de los pueblos americanos. Cara cas: Biblioteca Ayacucho, 1992.

6Ibid, IX - XI.

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