SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.26 issue43Comentario a Mariana Valverde: Michel FoucaultSobre el castigo: Por una justicia penal que hable el lenguaje de la comunidad author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

  • Have no cited articlesCited by SciELO

Related links

  • Have no similar articlesSimilars in SciELO

Share


Delito y sociedad

Print version ISSN 0328-0101On-line version ISSN 2468-9963

Delito soc. vol.26 no.43 Santa Fé June 2017

 

COMENTARIOS DE LIBROS

Comentario a Vanina Ferreccio: La Larga sombra de la prisión. Una etnografía de los efectos extendidos del encarcelamiento

Prometeo, Buenos Aires, 2017

 

Por Inés Mancini

El libro de Vanina Ferreccio aborda una temática escasamente abordada, a pesar de su enorme importancia. Y dicha importancia reside en las posibilidades que brinda de entender la cárcel más allá de los estudios carcelarios tradicionales y también en la productividad que tiene para pensar en temas que van más allá de la cárcel.

En efecto, Vanina trabaja sobre los efectos extendidos del encarcelamiento estudiando la cárcel en un sentido amplio. Su propuesta consiste en “descarcelizar” el estudio de la prisión. Y para ello llevó a cabo una etnografía que se lee profundamente rica, comprometida y esforzada.

A través de los cinco capítulos del libro podemos reconstruir las visiones de los presos, los familiares y el servicio penitenciario en un sentido amplio. Y este es el primer punto que quisiera destacar del libro porque creo que logra mostrarnos la complejidad de un entramado de relaciones destacando las perspectivas (que no son siempre convergentes) de todos los actores implicados. Y al hacerlo despliega todas las virtudes de la etnografía.

En primer lugar porque se nota un trabajo de largo aliento, que sigue a los actores por distintos escenarios (y esto es fundamental porque si queremos mostrar que la cárcel no se agota adentro de los muros que la delimitan debemos ver y escuchar los actores en distintos ámbitos). Este trabajo de larga duración le permitió a Vanina en muchos casos reconstruir las visiones que de un mismo evento tenía un preso, su pareja o cualquier otro familiar. O pensando en cuestiones más generales, grandes explicaciones construidas por los presos, los familiares y el servicio penitenciario. Y la autora nos va presentando todas estas visiones haciendo equilibrio entre ellas. Sin caer en el populismo en el que tan frecuentemente nos vemos atrapados los antropólogos de presentar la visión socialmente subordinada como “la verdadera” y la visión de los dominantes como estrategia de dominación.

Entonces, destaco que se trate de una etnografía que recompone las miradas, mostrando una polifonía, sin atribuirle a priori a los actores una visión por estar en cierta posición social pero que al mismo tiempo muestra una preocupación sistemática por interpretar teóricamente esas visiones.

Al mismo tiempo, hay que destacar el respeto por los actores entrevistados y la honestidad con la que se le presenta al lector el trabajo. Sobre todo en los capítulos iniciales, encontramos incontables veces relatos respecto de lo que algún entrevistado decía y las primeras interpretaciones de la autora (lo que ella nos cuenta que pensaba en el momento en el que realizó el trabajo de campo – o mejor, pensamientos distintos en los distintos momentos del trabajo de campo y lo que interpreta en el momento de la escritura) contrastadas con sus elaboraciones posteriores, que recuperan tanto los datos etnográficos como un rico recorrido por la teoría.

Por todo ello, se trata de una etnografía prolongada, multisituada, polifónica, esforzada, comprometida, respetuosa y honesta.

Asimismo, se trata de un libro que se desenvuelve en otra trama de equilibrios. Se trata de una etnografía detallada de las cárceles en Santa Fe, sin embargo hace un aporte que va mucho más allá de las cárceles de Santa Fé o de la cárcel en un sentido amplio.

La autora logra una escritura que por momentos es descriptiva y muestra relaciones entre las personas que entrevista que podrían resultar accesibles para un lector no especializado en el tema o en ciencias sociales. Pero al mismo tiempo hay una presentación crítica pormenorizada y minuciosa de la bibliografía especializada y un esfuerzo por hacerla dialogar con el propio campo. Y como si esto fuera poco, creo que el libro se desenvuelve eficientemente en otro plano que es la discusión de grandes de temas de las ciencias sociales. Por lo tanto, creo que el libro puede tener un amplio espectro de lectores: quienes estén interesados en leer tramos de vidas de personas socialmente situadas, el especialista en cárceles (y en temas de seguridad) y cientistas sociales en general que quieran adentrarse en discusiones sobre la desafiliación, las normas, la legitimidad, el orden, entre otros. Es también –creo– un libro de lectura obligada para las feministas. Porque nos obliga a pensar cómo este universo del acompañamiento se configura en femenino y cómo ello se da con plena naturalidad para todos los involucrados.

Más allá de estas virtudes que recorren todo el libro, se trata de un libro sumamente estructurado y claro. Presenta una introducción donde se resume críticamente la bibliografía especializada en el tema que luego será retomada y puesta en diálogo (para ser interrogada y reelaborada) a lo largo de todo el libro.

A lo largo de estos capítulos subsiguientes, hay una invitación a conocer y pensar en las interrelaciones entre presos y familiares que son diversas, múltiples, complejas, bidireccionales. Y se toma a la visita como un momento híbrido entre el afuera y el adentro de la prisión que permite comprender distintos aspectos de lo que los familiares aportan al orden de la prisión (aún cuando no están, por su puesto) y de los modos en los que la prisión reorganiza dinámicas familiares). Así se presenta un recorrido por lo material de la visita, por los aportes materiales que los familiares hacen y los efectos que estos aportes tienen en la reorganización de los hogares pero también en las dinámicas carcelarias. Hay un recorrido por el afecto, los amigos, los hijos, un recorrido por las formas que la visita toma a partir de la construcción de carpas y por las apropiaciones y rechazos que los familiares hacen de las lógicas carcelarias.

Luego, se presentan las conclusiones. Gracias a esta estructura del libro, el lector puede sentir que llega a las conclusiones junto con la autora. Parecen desprenderse con fluidez de la presentación de su investigación. Aquí en las conclusiones no nos sorprendemos de ver caer la diferenciación entre el adentro y el afuera de la prisión. En palabras de la autora: “no se trata de un intento de confusión de ambos espacios sino de la posibilidad de entender la prisión como parte constitutiva y organizadora de las dinámicas familiares en el afuera y el tiempo de encierro como segmento del proceso de desafiliación creciente que atraviesa las trayectorias vitales de quienes protagonizaron esta investigación” (pag. 259). Y es a partir de esta afirmación y del abordaje de los espacios instersticiales de la prisión que la autora presenta las categorizaciones finales de las relaciones entre familiares y presos. Consistentemente con el respeto y el compromiso de la etnografía que ya señalamos, el libro concluye con un epílogo donde se reconstruyen trayectorias o tramos de vida individuales y la vinculación con la investigación.

Para cerrar el comentario quisiera destacar una idea muy potente que recorre el libro y que nos sirve para pensar y repensar la temática de la seguridad. A pesar de que el libro está organizado en temáticas en las que se inscriben las historias de los entrevistados es muy fuerte en el libro la noción de trayectorias. Y creo que esta es una llave muy potente para pensar el tema de la desafiliación, la cárcel, las temporalidades y la seguridad.

Y en este sentido, quiero destacar algo que tiene un valor enorme y es la reconstrucción de las explicaciones que hacen los entrevistados de por qué alguien pasa un tramo de su vida en la cárcel.

Hay aquí toda una discursividad que la autora encuentra en los informes de los trabajadores sociales que pone el acento en la familia. Una idea –absolutamente prefabricada– de que es la familia disfuncional (en la que hay divorcios, separaciones, rupturas, cohabitación de más una familia, ensambles generacionales) la que “explica” la desviación que a su vez “explica” la cárcel. Y como sagazmente muestra Ferreccio, aparecen menciones a divorcios que tuvieron lugar tal vez una década atrás como explicativos del acto de un joven. Y al mismo tiempo –siempre desde esta discursividad– es esa familia (signada por la precariedad) la que carga con la evaluación de poder transformarse o no en un ámbito propicio para la reinserción social del detenido.

Ahora bien, el trabajo de Vanina muestra que las explicaciones de presos y familiares en muchos casos no difieren tanto de estas representaciones. Más allá de las categorizaciones que la autora hará de los familiares en función de estas interpretaciones, es importante destacar que muchos de los entrevistados familiares o presos interpretan que la cárcel es una consecuencia de la falta de afecto en la familia, o la falta de límites en la familia o la calle, o las juntas.

Y aquí es donde la noción de trayectoria tiene una potencia heurística infinita: porque nos permite enfrentar estas interpretaciones con tramos de vida de los presos en los que se destacan procesos de desafiliación, una relación de hostigamiento con la policía y –fundamentalmente– la cárcel como un momento más o menos esperable en la vida de un joven de sectores populares. Y a partir de esto es que debemos hacernos la pregunta de si la cárcel es ese destino final o más bien hay que pensarla como productora y reproductora de la problemática de la seguridad.

Creative Commons License All the contents of this journal, except where otherwise noted, is licensed under a Creative Commons Attribution License