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Medicina (Buenos Aires)

versión impresa ISSN 0025-7680

Medicina (B. Aires) vol.72 no.4 Ciudad Autónoma de Buenos Aires ago. 2012

 

CARTAS AL COMITÉ DE REDACCIÓN

Despedida al Dr. Amadeo P. Barousse

 

Conocí a Barousse en 1972, al incorporarme al recientemente formado Servicio de Clínica Médica del Hospital Posadas que él estaba organizando. Este Servicio tenía la característica de estar formado por jóvenes ex-residentes de diferentes hospitales públicos, siendo solamente dos -el propio Barousse y el Dr. Pomato- los únicos médicos de mayor antigüedad.
Esta experiencia me marcó para el resto de mi vida profesional, y define muy bien la personalidad de Barousse y su estilo institucional. Trabajamos todos y crecimos en un ambiente de gran inquietud científica, propuestas y diálogo cordial. Todos teníamos en esa época nuestro año dividido en cuatrimestres, para dedicarnos a coordinar un sector, desarrollar las consultas externas o dedicarnos con mayor intensidad al tema de investigación que era norma para cada uno (en mi caso, propuesto por él mismo). Las decisiones de importancia, incluyendo la incorporación de nuevos profesionales, se tomaban en lo que Barousse llamaba "reunión de notables" (que éramos todos los médicos de planta). La amistad que hasta hoy une a todos los integrantes de aquel Servicio es un testimonio vivo.
Después sobrevino el período aciago del proceso militar, con las consecuencias que todos conocen, y que obligaron a muchos a emigrar. Barousse se desvivió por defender a cada uno de los miembros del equipo, aun a riesgo personal, y siguió en contacto con todos de una u otra forma. Me tocó a mí trabajar en Campinas (Brasil) donde poco después nació mi tercer hijo. Fue un gran gusto designarlo como padrino: viajó al Bautismo, visitó la Universidad donde yo trabajaba, conversó con mis nuevos Jefes, pero también disfrutamos varios días de ese querido país intensamente, sintiendo esa sensación de bienestar que daba el sentirnos seguros. Su espíritu "deportivo" (como él mismo lo definía) no le dejaba pasar por alto ninguna propuesta
La pasión por las Residencias lo siguió literalmente hasta el día de su descompensación final: horas antes había tenido su reunión semanal con ellos en el San Juan de Dios. Me tocó compartir con él la creación de dos Residencias en centros privados, tareas que hasta hoy considero de las más relevantes en mi vida profesional.
Tuve la suerte de disfrutar de su amistad y trabajar con él hasta el fin: creo que entre sus muchos méritos, no es el menor su capacidad para generar ámbitos de trabajo que combinaron la inquietud académica, el interés por las personas enfermas y el diálogo, en un clima siempre cordial y respetuoso.
Lo extrañaremos.

Daniel A. Manigot

e-mail: damanigot@intramed.net

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