A modo de Introducción
El presente trabajo pretende, desde una perspectiva genealógica (Foucault, 1996) y heterárquica2 desandar los hilos de la historia, que nos permitan identificar y rastrear ciertas procedencias y accidentes, tanto en torno de los procesos de subjetivación, así como de las prácticas de resistencia y autogobierno de los trabajadores advenidos pobres y desocupados unidos en la Unión de Trabajadores Desocupados de General Mosconi3. La UTD Mosconi, emerge y se instala luego de la privatización de YPF entre 1996 y 1997, en el Dpto. San Martín ubicado en el noreste de la provincia de Salta, región del Norte Grande Argentino.
De este modo, escuchar los hilos disparatados de la historia, no sólo implica recorrer la configuración de los sujetos ypefianos como trabajadores y obreros disciplinados, también conllevaa analizar el ejercicio de las prácticas de resistencias a ser “gobernados de ciertos modos” al interior de YPF. Puesto que, una analítica en torno de las referencias, los referentes, los modos y las lógicas en relación con el trabajo y la resistencia, permite vislumbrar tanto el dinámico y múltiple proceso de subjetivación-desubjetivación y re-subjetivación, así como de territorialización y des-territorialización de los trabajadores ypefianos, advenidos trabajadores desocupados y piqueteros unidos en la UTD.
Por último, el presente artículo se traza en y a partir de los relatos y los archivos compartidos por Juan Nievas4 referente fundador de la UTD y ex trabajador de YPF5. En tanto, la elaboración del presente artículo fue realizada en coautoría con Juan en el proceso de revisión, presentación y edición del contenido, poniendo en juego la perspectiva polifónica del autor y el actor, así como recuperando elementos etnográficos para la descripción, compresión, análisis y proximidad a los relatos de vida y la vida relatada.
Acerca de la genealogía
En el presente artículo se sostiene en una investigación histórico genealógica, entre los comienzos y las sucesiones: “…a través de los acontecimientos que nos condujeron a construirnos, a reconocernos como sujetos de lo que hacemos, decimos y pensamos” (Foucault, 1996: 104). En tanto la genealogía nos aproxima a un modo de hacer historia, que nada tiene que ver con el reencuentro de los orígenes o las raíces: “La genealogía no se opone a la historia como la visión altiva y profunda del filósofo se opone a la mirada de topos del sabio; se opone, por el contrario, al desplegamiento metahistórico de la significaciones ideales y de las indefinidas teleologías. Se opone a la búsqueda del “origen” (Foucault, 2004: 13). Con esto señalamos que la genealogía se detiene a escuchar la historia y en ese sendero no descubre un secreto esencial, ya que el secreto no tiene esencias y que fue construido pieza a pieza a partir de figuras extrañas a ella: “Lo que encontramos en el comienzo histórico de las cosas no es la identidad aún preservada de su origen- es su discordancia con las otras cosas- el disparate” (Foucault, 2004: 19).
Proponemos, entonces, una genealogía de las prácticas y los saberes, como perspectiva metodológica predominante, a partir de la cual: “…no deducir de la forma de lo que somos lo que nos es imposible hacer o ser; sino que extraerá de la contingencia que nos hizo ser lo que somos la posibilidad de ya no ser, hacer o pensar lo que somos hacemos o pensamos” (Foucault, 1996: 103).
A través de dicha perspectiva buscamos analizar, la manera en que se tejen y destejen tramas relacionales entre poder y resistencia6, en el proceso de subjetivación y territorialización de los trabajadores ypefianos, advenidos trabajadores desocupados -ex/ypefianos en su mayoría- y piqueteros. En dicha analítica pretendemos identificar las procedencias, marcas, emergencias, accidentes, herencias que van a resonar, que se van a recrear, que van a estallar y a reinventarse en lo que será la Unión de Trabajadores Desocupados de General Mosconi instalada allá por 1996, en el noreste de la provincia de Salta. Para lo cual cabe mencionar que se trata tanto, de un trabajo inédito en torno de los relatos y los archivos compartidos por Juan Nievas, así como el presente escrito es realizado en mutua colaboración.
En tanto la genealogía señala que: “Al desustancializar y desfuncionalizar las relaciones de poder, se puede aprehender su genealogía: es decir, su manera de formarse, conectarse, desarrollarse, multiplicarse, transformarse a partir de algo muy distinto de sí mismo: a partir de procesos que son en absoluto relaciones de poder” (Foucault, 2000: 144)
En tal sentido, entra en juego la genealogía de las prácticas de resistencia y lucha de los saberes subalternos, sometidos, descalificados, esos saberes de la gente, en tanto saber particular, local, regional, diferencial que hacen de la práctica genealógica: “…la táctica que, a partir de las discursividades locales así adscritas, pone en juego los saberes liberados del sometimiento que se deprenden de ella…” (Foucault, 2000: 22-23)
Por tanto, la pregunta que nos guía no remite a los “orígenes” del poder y la resistencia, sino a las “procedencias”, es decir: “…la filial compleja” que percibe los “accidentes”, las desviaciones ínfimas- o al contrario los retornos completos, los errores, los fallos de apreciación, los malos cálculos que han producido aquello que existe y es válido para nosotros” (Foucault, 2004: 27-28). La pregunta por la procedencia descubre que en la raíz de lo que conocemos y de lo que somos no están en absoluto la verdad ni el ser, sino la “exterioridad del accidente” (Ibídem).
Una perspectiva genealógica así planteada se pregunta también por las condiciones de “emergencia” de conceptos y/o dispositivos, de prácticas; esto es, por el campo de fuerzas en el que ocurre el “movimiento de golpe”, a partir de lo cual ellos devienen visibles (Foucault, 2004: 47-8). No nos interesará, entonces, reconstruir relatos lineales que nos devuelven la coherencia de un objeto, sino por el contrario dispersar el espacio de su dispersión (Grondona, 2012), a partir de lo cual en nuestro trabajo agudizamos la mirada que distingue, distribuye y deja actuar el juego de la heterogeneidad y multiplicidad estratégica de lógicas y prácticas de gobierno y resistencia. Lo hacemos analizando, la red heterogénea de lógicas y prácticas que, entre las desviaciones, las fisuras y los rebasamientos de los límites establecidos, nos permiten abordar el ejercicio de prácticas de resistencia y autogobierno emergidas y trazadas en territorios específicos de lucha, pobreza y riqueza natural, previo a la privatización de YPF.
Cómo la genealogía se traza entre marcas y las marcas se incrustan en los cuerpos, las palabras, los gestos y los suelos, también vamos a recuperar algunos elementos de la etnografía para aproximarnos a las prácticas y los relatos. En este sentido, Restrepo (2016) nos señala que la etnografía es un oficio que, como el de los pescadores o artesanos, solo se aprende desde la práctica misma: “...la etnografía no es solo utilizada por los antropólogos (…) Desde hace ya muchas décadas, profesionales de diferentes formaciones vienen recurriendo a la etnografía para adelantar sus estudios” (Restrepo, 2016: 15). Y nos termina diciendo:
De una forma muy general, la etnografía se puede definir como la descripción de lo que una gente hace desde la perspectiva de la misma gente. Esto quiere decir que a un estudio etnográfico le interesa tanto las prácticas (lo que la gente hace) como los significados que estas prácticas adquieren para quienes las realizan (la perspectiva de la gente sobre estas prácticas). (...) Así, lo que busca un estudio etnográfico es describir contextualmente las relaciones complejas entre prácticas y significados para unas personas concretas sobre algo en particular (Restrepo, 2016: 17-8)7
Por último, como nuestro trabajo se realiza en coautoría con Juan Nievas, ex/trabajador de YPF, fundador de la UTD y referente histórico de la lucha obrera y piquetera en Salta. La coautoría, en este caso, pone en juego la perspectiva polifónica del autor (Giarraca, Bidaseca, 2001) en la heterogeneidad del juego de escribir y escuchar-nos, en los trazos de la participación y colaboración en el proceso de investigación.
Lo antedicho nos remite al ejercicio de la historia efectiva, la cual pretende no mirar hacia abajo desde arriba, sino mirar lo más próximo, pero para apartarnos bruscamente de ello y volver a captarlo en la distancia, para diagnosticar las diferencias. En tanto, nuestro ejercicio genealógico se sumerge en el heterogéneo campo de la dispersión, en la puesta en juego de un “gran carnaval del tiempo”, en el cual las máscaras no cesarán de volver, a partir de lo cual es posible desnaturalizar las relaciones de poder y de resistencias, desnaturalizar las nociones y configuraciones de los sujetos y de los vínculos, nos permite identificar cómo, en tramas heterogéneas de relación, de continuas discontinuidades y de cruces des-encontrados, todo es susceptible de transformación mediante el ejercicio de la creatividad y la crítica.
La Unión de Trabajadores de Desocupados de Gral. Mosconi: emergencia y tragedia
En las calles de la ciudad de General Enrique Mosconi-Salta8, rica en gas y petróleo, ante y entre diagramas de poder/gobierno instalados en la Argentina de los 90´, entre cuyos efectos programáticos acaeció la “privatización de los Yacimientos Petrolíferos Fiscales” (YPF)9, emerge la Unión de Trabajadores Desocupados de Gral. Mosconi (UTD, de ahora en más). De este modo, en 199710 poco después del primer corte de ruta en Neuquén11, los habitantes de Tartagal y Mosconi organizaron un corte, que junto con los de Jujuy desencadenó una crisis que se extendió a todo el interior del país. Las movilizaciones tienen como condiciones de posibilidad y emergencia la situación antes señalada y con ello el advenir de los trabajadores en trabajadores desocupados y piqueteros. A continuación, vamos a rastrear diferentes procedencias que, en torno de heterogéneos vínculos entre procesos de subjetivación, prácticas de trabajo y resistencias tejen, disparatadamente, los hilos de la historia que conlleva a la lucha piquetera de los trabajadores desocupados, en el noreste de la provincia de Salta.
YPF y el mundo del trabajo, YPF y las tradiciones de lucha en departamento Gral. San Martín: trabajo, territorios, historias de lucha, historias de vida
En diálogo con lo esbozado, esta sección pretende, mediante una aproximación teórica, analítica y prácticaun recorrido por el mundo del trabajo que trazó la “comunidad YPF”, puntualmente en el Departamento Gral. San Martin en el cual se situaba el yacimiento norte, así como la construcción de la subjetividad “ypefiana”, y las tramas relacionales cotidianas, territoriales y laborales específicas, en tal sentido. Diagrama éste que se desarticula y transforma con la privatización de YPF y el quiebre que ello instaló en las comunidades del departamento y las relaciones laborales - sociales y humanas - construidos a partir de ciertas identidades, posiciones, lugares, espacios, tradiciones y luchas.
En este ejercicio de reconstrucción genealógica y analítica de las relaciones entre poder y resistencia trazadas en torno del trabajo, la lucha por el trabajo, la pérdida del trabajo y la lucha por la vida, también pretendemos ensayar una aproximación a las tradiciones y prácticas de resistencia precedentes a los levantamientos piqueteros y las organizaciones de trabajadores desocupados, en los albores de la UTD Mosconi, puesto que, remitir a aquello - prácticas, lógicas, dispositivos, tramas vinculares - acaecido en el ayer, permite identificar la singularidad del hoy, en el juego múltiple de las continuas discontinuidades, entre los comienzos y las sucesiones.
YPF en sus albores: la empresa-fábrica y el mundo del trabajo
A lo largo de décadas, el Dpto. Gral. San Martín al igual que otras regiones del país, se construyó y consolidó en torno de YPF, a partir de lo cual se instaló un diagrama de relaciones de poder y territorialidades que daremos en llamar “ypefianas”; es decir, un entramado de prácticas, dispositivos, identidades y espacios atravesados y constituidos en referencia de las lógicas de la “empresa-fábrica nacional”. Lógicas que se codifican, ante todo, en torno del mundo del trabajo, pero que se extienden a las tramas sociales, políticas, culturales y económicas en las zonas donde YPF se configuraba como un espacio, que se comportaba, según enunciaciones nativas y diversos trabajos de investigación al respecto, como un “Estado más presente y eficiente que el Estado municipal, provincial y nacional“ (Wahren, 2011, Svampa y Pereyra, 2003).
En tal sentido nos encontramos, en diversas investigaciones, con diferentes modos de nominar esta forma diagramática de relaciones en torno de YPF, tal es el caso de la noción de “comunidad ypefiana”, en resonancia a lo señalado por Anderson (2007) respecto de la “comunidad imaginada12”. En el caso analizado, dicha comunidad se encontraba religada en torno del trabajo y los recursos naturales en juego, principalmente el petróleo. Si bien la comunidad ypefiana estaba anclada en la práctica del trabajo petrolero, también estaba profundamente marcada por la acción territorial y gubernamental a nivel cultural y social; mientras que dichos tramos de relación instalaban una comunidad en comunión con el ambiente haciendo posible la construcción de un “ethos13ypefiano”.
Según la perspectiva aquí sugerida, la pertenencia a la comunidad ypefiana, y con ello la advenida subjetividad ypefiana se instalaba como efecto de las tramas relacionales de poder que han ido dando formas - móviles, heterogéneas, abiertas - a la empresa petrolera nacional, y no a la inversa: “YPF…representó la organización trabajadora industrial”. “YPF fue la columna vertebral de la sociedad moscoina, a nivel laboral, social, cultural y de sentido” (Juan Carlos “Gipi” Fernández, referente área técnica UTD, entrevista junio 2011. Mosconi-Salta).
Así, los sujetos ypefianos remitían a quienes eran trabajadores de YPF, pero también a quienes se encontraban, de uno u otro modo, ligados a las actividades de YPF. Nos encontramos aquí con las referencias a la “familia ypefiana”, noción que surge de los relatos de los pobladores de la región, donde señalan que de manera directa o indirecta los habitantes de la zona se encontraban ligados, atravesados, en su conformación subjetiva por YPF: “Y…yo entré al club social de YPF a los 13 años y después a los 17 años entré a YPF, luego entró mi hermano, el menor- el Gipi -, todas las familias teníamos a alguien en YPF y todos estábamos vinculados con YPF” (Pepino Fernández, referente UTD, entrevista julio, 2012. Mosconi-Salta).
Por tanto, en estas tramas relacionales de poder, que hacen de YPF una “forma institucionalizada” (Foucault, 1988: 17) de ejercer el gobierno, se cruzan disposiciones, tradiciones, órdenes jurídicos, costumbres, etc. En tal sentido, consideramos que YPF se torna un dispositivo que se cierra sobre sí mismo con sus lugares específicos, sus reglamentos propios, sus estructuras jerárquicas cuidadosamente diseñadas y una relativa autonomía funcional. Mientras que resulta una empresa estatal, lo cual denota como las relaciones de poder se elaboran, racionalizan y centralizan bajo la forma o bajo los auspicios de instituciones estatales; esto nos invita a pensar como YPF se instala al modo de uno de los tantos aparatos que tienen como efecto el Estado, e incluso como uno de esos aparatos que cobra en sí mismo la forma Estado y, de ese modo construye mundos, sujetos y verdades.
Las disposiciones organizativas del trabajo y el sujeto trabajador
La distribución de tareas y disposiciones organizativas del trabajo y el sujeto trabajador dentro la empresa-fábrica, se organizaban desde una lógica ordenadora de perfil jerárquico y disciplinar.
La asignación de los puestos de trabajo y los tiempos para cada tarea, según Palermo (2010), estaban dados por las particularidades del proceso de producción propio de la industria petrolera, y con ello el rol otorgado a los diferentes trabajadores acorde a una división disciplinar - taylorista-fordista - del trabajo. Esta división en el trabajo supuso claras tareas diferenciadas, siendo las gerencias y direcciones encargadas de los lineamientos de funcionamiento estratégico, y por otro lado, los trabajadores operarios los portadores del trabajo manual, muscular, como responsables de las funciones básicas de la empresa. De esta forma, se dividió el trabajo entre los trabajadores de línea y trabajadores profesionales. El trabajador de línea u operador realizaba un conjunto de operaciones y tareas manuales, por lo general sumamente riesgosas e insalubres.
El comienzo del itinerario que pautaba el disciplinamiento, incluye la división del trabajo para los operadores de campo, el cual estaba organizado de acuerdo a un orden ascendente. El primer eslabón de la distribución interna del trabajo de los operadores era el de aprendiz. El lugar del aprendiz, generalmente estaba reservado a aquellos hijos de trabajadores que tenían entre 16 y 17. Una vez atravesado el rol del aprendiz, este ascendía como ayudante de operador. Esta modalidad duraba generalmente algunos meses, durante los cuales el ayudante realizaba funciones en paralelo con: “…un operador de campo, operador de consola a lo que le seguía supervisor, asistente de jefe de turno y jefe de turno” (Palermo, 2010:134-5).
En el caso de los operadores del sector de extracción, era el siguiente: Operador de boca de pozo, Enganchador, Maquinista, Encargado de turno14. La mano de obra empleada por YPF, tanto para operadores y profesionales, era predominantemente masculina, encontrándose algunas mujeres en puestos administrativos.
Por su parte, los llamados “trabajadores profesionales” provenían de diversas disciplinas dependiendo del área de trabajo. En los sectores donde la actividad principal era el refinamiento, predominaban los profesionales ingenieros. En los sectores de exploración y extracción, como en Comodoro Rivadavia y General Mosconi, los profesionales eran predominantemente geólogos y en menor grado ingenieros. Y en sectores dedicados al manejo del personal, principalmente fueron psicólogos, abogados, contadores, etc. (Palermo, 2010).
La toma de decisiones se encontraba centrada en el andamiaje instituido y codificado en YPF, en conjunto con los gobiernos locales y provinciales. A partir de lo cual el diagrama de poder/gobierno se construía “verticalmente”, ante todo en cuanto a la participación de los habitantes: “…verticalidad que, por cierto, no era puesta en cuestión por los propios pobladores de la región. Con el derrumbe del “mundo ypefiano” este territorio segregado pero inclusivo se convirtió en poco tiempo en un territorio segregado y excluyente” (Wahren, 2011: 117).
Ahora bien, en el trazo movedizo de relaciones de poder, el dispositivo institucional YPF a lo largo de su desarrollo no fue más rígido que el de una empresa capitalista promedio, contemporánea, en definitiva, fue menos rígido que, por ejemplo, el Ingenio San Martín de Tabacal, en el cual participaban muchos trabajadores de Tartagal y Mosconi. De hecho algunos testimonios de trabajadores del Ingenio y luego ypefianos (entre los años 1962 y 1972) señalan cómo en YPF, si bien se ganaba menos dinero, y había que alquilar las casas en las cuales vivir, era un espacio con más libertad, por ejemplo, el club social era para todos, empleados y obreros, lo cual no resultaba así en el Ingenio (Benclowics, 2013: 85-6).
Podemos esbozar entonces, que en Salta, en un cruce heterogéneo entre las lógicas de gobierno procedentes de la llamada oligarquía local y el desarrollo nacional hacían de YPF un espacio, relativamente singular, en cuanto a su organización y ofrecimiento de libertades. Esto también, se avista en comparación con lo acontecido en el sur, en tanto en Comodoro Rivadavia, todo el personal vivía dentro de las dependencias de la petrolera estatal y por lo tanto, bajo sus reglas y lógicas de organización y vida, mientras que en el yacimiento norte, en Vespucio15 se desarrolló el núcleo urbano del personal jerárquico y administrativo, viviendo los obreros en la zona de Mosconi y Tartagal16, ya sea por decisión, ya sea porque los pabellones de Vespucio no podían contener a la gran masa de trabajadores, estos últimos no vivían bajo los dictados organizativos de la empresa en su vida cotidiana:
…quizás el trabajador Ypefiano era un trabajador calificado, y al tener una buena vida, porque teníamos un buen estándar de vida en base a los recursos que se obtenían de la producción, realmente muchas mentalidades se habían aburguesado, habían perdido el objetivo de la clase a la cual pertenecían. Siempre habíamos dicho: compañeros mientras tengamos relación de dependencia vamos a pertenecer a una clase, que es la clase obrera o el proletariado, les guste o no les guste, pero había una diferenciación entre quienes estaban más calificados porque tenían más categoría, tenían mayor conocimiento o quizás igual conocimiento pero la jerarquía era diferente y tenían un estándar de vida realmente que lo confundían. (J. Nievas, referentefundador de la UTD, relatos, noviembre 2019. Salta).
En este diagrama vincular de tramas cotidianas de vida y trabajo, también los ypefianos se diferenciaban de otros trabajadores-obreros locales, ante todo por la “capacidad de consumo, los derechos obtenidos” y los diferenciales beneficios, que tenían por pertenecer a la comunidad ypefiana. Las diferencias materiales entre unos y otros trabajadores tendieron a opacarse y desparecer luego de la privatización de YPF, mientras que las tendencias de perfil subjetivo aún permanecen, quizá fantasmagóricamente, en las comunidades locales (entre los ex/ypefianos y los no ypefianos, en la actualidad):
Para nosotros fue pertenecer a un estándar de vida muy acomodado. Trabajábamos ocho horas. Teníamos muy buenos sueldos, cualquier trabajador de YPF tenía la posibilidad de tener una secretaria para que le ayude a la ama de casa, teníamos para ir de vacaciones en colectivo, en avión, en tren, si teníamos auto nos daban combustible para el viaje, (…). Por ese entonces nosotros podíamos comprar 5kg de asado y compartir con otros que no podían, luego eso ya no es posible. (J. Nievas, referente-fundador de la UTDrelatos, noviembre 2019. Salta).
Los dos mundos, el estrictamente ypefiano y el construido en torno de YPF, se configuraban en un trazo dinámico de relaciones laborales - sociales, económicas, culturales y políticas - vivas, cotidianas y fluidas, aunque existía entre ellos una clara diferenciación. La cuestión, entonces, de “pertenecer”, de “ser parte” del dispositivo ypefiano, en su impronta comunitaria y territorial, marcó todo un tramo de la historia local generacional, simbólica y políticamente.
La Privatización de YPF en el Dpto. Gral. San Martín-Salta y las primeras re-vueltas
En el presente apartado realizaremos un breve recorrido por las diferentes prácticas de resistencia, que previas a la privatización se realizaban en el interior de la empresa-fábrica YPF.
Prácticas de resistencia en torno a las primeras tentativas de privatización entre 1983 y 1991.
Como anunciamos al inicio del apartado, las relaciones de poder que cobran formas y modalidades múltiples, abiertas y que a su vez se entrecruzan, se yuxtaponen, se limitan, se anulan, se transforman y se refuerzan, solo pueden ser ejercidas al modo de gobierno, en tanto juego estratégico entre libertades. Las relaciones de poder y las rebeldías de la libertad no pueden separarse, señala Foucault, hay en ellas y entre ellas una incitación recíproca y de lucha. En tal sentido, realizaremos un breve recorrido por las diferentes prácticas de resistencia, que previas a la privatización se realizaban en el interior de la empresa-fábrica YPF. Observamos cómo dichas prácticas preceden a los llamados levantamientos piqueteros y de trabajadores desocupados y que, en tal sentido, los nutren, los trastocan y configuran, en los vaivenes de condiciones históricas de realidad y posibilidad específicas.
Para el análisis y descripción de dichas prácticas de resistencia tomamos como referencia el relato y las conversaciones tejidas con Juan Nievas, así como el material de su biblioteca personal de archivos.
Haciendo un poco de memoria, en 1985 el gobierno bajo la presidencia de Alfonsín (UCR) instrumentó el Plan Huston17 a través del cual se ofertaron al capital privado 165 áreas para la exploración y la explotación. Ante dicha medida el peronismo nacional manifestó cierta oposición.18 Un par de años después el gobierno de Estado impulsó, a través de su ministerio de Obras y Servicios Públicos bajo la dirección de Terragno el Petroplan, que planteaba la creación de “uniones transitorias de empresas” para la explotación en las áreas marginales, la creación de jointventures de YPF con capitales privados en las áreas centrales y la desregulación del mercado del petróleo. Estas mismas medidas fueron implementadas, programáticamente y en la órbita de una racionalidad predominantemente neoliberal en el gobierno asumido en 1989, en el inicio del proceso de privatización de YPF: “En obras públicas estaba Terragno y ahí querían descuartizar YPF de otra manera, dividirla en PetroSalta, ¿y cómo viene el tema? porque esto es lo mismo, descuartizarla en pedacitos ponerle anestesia o no le pongas nada, es lo mismo” (J. Nievas, referente-fundador de la UTD, relatos, noviembre 2019).
Sin embargo, hacia 1988 la oposición del peronismo y de algunos sectores del propio radicalismo fue vigorosa y el Petroplan no llegó a implementarse. Lo cierto es que la oposición, según Benclowicz (2013), del justicialismo a las políticas petroleras del gobierno de Alfonsín contribuyeron a liberar las trabas para la acción de los sectores combativos del sindicato de petroleros SUPE19, en la localidad norteña de Vespucio, que desplegaron desde entonces una intensa actividad.
Una de las prácticas de resistencia y lucha más radicalizadas de este período fue “el corte de pista del aeropuerto de Mosconi”, en oportunidad del arribo de un avión que trasladaba autoridades de YPF y del gobierno. Tras una jornada completa de manifestaciones que atravesaron las calles de Mosconi y de diferentes dependencias de YPF, el día martes 14 de junio de 1988 centenares de trabajadores petroleros instalaron un enorme “piquete” en la pista de aterrizaje, Allí esperaban el arribo del gerente de explotación y exploración de YPF, Julio Casas, entre otras autoridades que debían inspeccionar las áreas comprometidas con el Petroplan.
Si bien el avión pudo aterrizar, una vez que se detuvo fue rodeado y se impidió el desmembrado de los funcionarios, que debieron retirarse sin cumplir sus tareas, mientras se levantaba la bandera: “entregar nuestro petróleo es entregar nuestra bandera”. Este es un relevante precedente de lo que luego serán las ocupaciones y tomas de rutas.
De hecho, el siguiente relato pone de manifiesto el modo astuto a través del cual las comunicaciones y redes de información se construían y movilizaban entre los trabajadores de la empresa-fábrica por ese entonces y, a tales fines en defensa del trabajo:
Había parte del gremio, que no todo era burocracia, que habían compañeros que a través de un sistema que teníamos de comunicación en todo el país por radio, che mira están por salir estos tipos van a esto a esto, una auto convocatoria, te podes imaginar inmediatamente que los compañeros dejaron de laburar a las diez de la mañana o quizás antes, nos metimos al aeropuerto y sacamos los guardaganados que eran pesadísimos, los sacamos para que no pase nadie y los funcionarios no puedan salir del aeropuerto, y hemos tomado el aeropuerto. (J. Nievas, referente-fundador de la UTD, relatos, noviembre 2019. Salta).
Luego de aterrizado el avión un grupo de referentes ingresa a la misma:
Hemos hecho una asamblea que justamente subimos, un secretario general que era S.U.P.E, un secretario de la parte legal, yo un delegado de exploración, un delegado de zona central y un delegado también de un sector, éramos cinco. Entramos al avión, ¡te podes imaginar que me quería morder la oreja el administrador, los tipos, los pope! Porque nunca se había animado nadie a decirles nada. Estos eran los capos (…) venían con el cuento que ellos tenían, decían: “Venimos con un plan de reactivación de YPF”, y ¡fíjate que ya era el umbral de la privatización, y fíjate con que nos estaban saliendo! Entonces, ellos venían muy conscientes de lo que venían a hacer. (J. Nievas, referentefundador de la UTD, relatos, noviembre 2019. Salta).
![](/img/revistas/tys/v23n38//1514-6871-tys-23-38-261-gf3.jpg)
Foto Juan Nievas, 1988 Asamblea, toma del aeropuerto minutos antes de que referentes de los trabajadores de YPF subieran al avión.
Dicha práctica de lucha, también marca el carácter combativo20 de los “salteños y trabajadores ypefianos”. De hecho los trabajadores se declararon en huelga, tomaron el aeropuerto y coordinaron un bloqueo de las demás pistas de aterrizaje del Yacimiento Norte, ubicadas en Martínez de Tineo, cerca de Mosconi, y en Palmar Largo, provincia de Formosa: “Siempre la resistencia estuvo a través de estas cosas, no dejamos bajar del avión a la gente que venía a vendernos buzones como hemos dicho” (J. Nievas, referente-fundador de la UTD, relato, noviembre 2019. Salta).
Otra de las prácticas de lucha, en sintonía y contemporaneidad con la anterior, poco después del corte de pista del aeropuerto acontece en junio de 1988 en la ruta nacional 34- epicentro de los principales piquetes en la década posterior- un corte por lo menos en dos oportunidades. En ese momento se estaba llevando adelante una importante huelga docente en toda la provincia y los estudiantes y padres de Aguaray primero, y de Tartagal después, se autoconvocaron en asambleas y votaron un apoyo activo a la huelga mediante un corte de ruta a la altura de cada localidad. Dichos cortes fueron dispersados por gendarmería y la policía y no se prolongaron demasiado. La modalidad de lucha fue retomada años después.
Por su parte, la movilización de los trabajadores ypefianos contribuyó al fracaso de las políticas promovidas por el gobierno de Estado. Ahora bien, la fragmentación y divergencia comienza a sentirse en el interior de SUPE, cuando a finales de los 80´ se impuso en Vespucio la lista celeste, perteneciente al sindicalismo peronista tradicional, mientras que el sector más combativo se presentó como “lista marrón y blanca21”. Varios miembros de la conducción previa fueron elegidos delegados y cierto reconocimiento del que gozaban entre sus compañeros, forzó a la nueva conducción a aceptar la creación y financiación de una comisión especial para el seguimiento de los pasos de privatización de YPF, integrada, ante todo, por los llamados “activistas combativos” (Benclowicz, 2013).
A inicio de los 90´, las correlaciones de fuerzas divergentes se van a homogeneizar a nivel nacional, ante todo cuando en el comienzo del gobierno de Estado de 1989 se marca una nueva etapa, en torno de la lucha contra la privatización de YPF y, otro tejido relacional del sindicato para con el Estado (Diario El Tribuno, diciembre, 1989; y setiembre 1991). Nos encontramos, para ese entonces, con la siguiente declaración de la lista celeste, cuyo nombre era: “Movimiento de Unidad, Solidaridad y Organización”:
Cros. Ypefianos de Yacimiento Norte, que ésta amplia y nueva victoria del Movimiento Celeste, los llame a la reflexión: NO PERMITAN EL INFLILTRAMIENTO DE LAS MINORIAS DE IZQUIERDA, seguidas por otras de ingenuos que piensan que el poder y la fuerza pueden más que la razón, instados por un núcleo infame de la sociedad, que resguarda solo sus propios intereses, para que se quebrante el Orden Constitucional del País. UNIDOS, SOLIDARIOS Y ORGANIZADOS, trabajamos con FE Y ESPERANZA en bien de Y.P.F. y de S.U.P.E., que es también trabajar en defensa de la Democracia y de nuestra querida Nación Argentina22.
La lucha contra la privatización, bajo la lógica y órbita del gobierno de Estado asumido en 1989
Entre las diversas Reformas de Estado y la reconfiguración de su rol desde 1989 y 1995 en la provincia de Salta23, se modifica la correlación de fuerzas con las poblaciones trabajadoras, que comienzan a advenir “trabajadores desocupados”24. En este diagrama de poder, gobierno y resistencias más o menos articuladas con Diego Ibáñez como secretario general a nivel nacional y Fernando Jurado, como secretario general en Vespucio, el gremio SUPE procuró alinearse a la política del gobierno del Estado nacional instalado en 1989:“Algunos gremios, la federación ya con Diego Ibáñez que era el secretario general, él estaba entregado de pies y manos, inclusive él había puesto plata de todos los trabajadores para la campaña de Menem-Duhalde”. (J. Nievas, referente-fundador de la UTD, relatos, noviembre 2019).
En 1990 el sindicato firmó el convenio colectivo N° 30/90, que introdujo importantes cambios con relación al que regía la actividad desde 1975. En el viejo convenio se garantizaba la estabilidad laboral y se establecía el derecho de intervención sindical ante acotamientos que la pusiesen en peligro. En cambio, el de 1990 no contempló esas garantías y condicionaba los beneficios contemplados en su propio texto a la situación económica de la empresa (Murillo, 1997; Orlansky y Makón, 2003). A partir de ese momento se instrumentó una política de despidos y “retiros voluntarios” o “jubilaciones anticipadas” de modos masivos.
Por su parte, si bien la dirección sindical afirmaba oponerse a la privatización, defendía la necesidad de “reestructurar” la empresa y de convertirla en una sociedad anónima” (El tribuno, 4/01/1991). En este diagrama de relaciones de fuerzas, intereses, derechos y resistencias, de un promedio de 4,6 huelgas anuales entre 1984 y 1988 realizadas contra la política petrolera de Alfonsín, se pasó a 1,4 entre 1990 y 1994 (Murillo, 2000: 208). Entre las prebendas más relevantes, se encontraba el Programa de Propiedad Participativa que destinaba el 10% del paquete accionario para los trabajadores bajo el control de la cúpula sindical, los subsidios para la compra de equipamiento de YPF y para la formación de cooperativas que prestarían servicios a la empresa privatizada, la obtención de subsidios para la obra social sindical, entre otras: “De este modo, los dirigentes sindicales iniciaban la transformación de representantes de los trabajadores a empresas protegidas por el Estado, modelo de sindicalismo de negocios que fue impulsado por casi todos los gremios pertenecientes a la CGT oficial” (Benclowicz, 2013: 151)
Ahora bien, un vasto sector de la población trabajadora se oponía a la privatización y reclamaba una convocatoria a asamblea general del gremio para discutir la situación. Ante la negativa de la dirección, a principios de enero de 1991 se organizó una movilización a la sede de SUPE Vespucio para exigir una asamblea extraordinaria (El Tribuno, 4/01/1991) y se realizó un acto en Mosconi contra la privatización, con la participación del Partido Obrero y la Izquierda Unida. Para marzo de 1991 el cuerpo de delegados convoco a una asamblea “para discutir un plan de acción por el salario y para oponerse al plan de entrega del petróleo (Prensa Obrera, marzo de 1991) a partir de lo cual se conforma una agrupación que nuclea a los trabajadores “activistas” que se oponían a la privatización, la Agrupación de Trabajadores ypefianos. Dicha agrupación estaba influenciada por la izquierda local, de hecho Juan Nievas militante del PC y delegado de SUPE - luego fundador de la UTD Mosconi- fue un importante referente. También Perico Raineri, delegado y militante del PO participó inicialmente y jugó un importante papel en la lucha: así como Rodolfo “Chiqui” Peralta, referente de la UTD Mosconi, y militante para aquel entonces del Partido Intransigente, que participó del espacio y de la lucha, siendo él, no un trabajador calificado de YPF, sino un encargado de seguridad de la empresa.
Dicha Agrupación de Ypefianos se veía aislada y acosada por la dirección oficial de SUPE, a partir de lo cual establecieron diferentes contactos con filiales opositoras, lo que aumentó el acoso sindical local. También se movilizaron a nivel nacional hacia el Congreso de la Nación, Diputados y Senadores y a nivel provincial, así como interprovincial, buscando apoyos diversos trascendiendo el espacio de YPF. Así se fue acrecentando en número de trabajadores, que de diferentes sectores confluían en la defensa de sus fuentes laborales.
La Agrupación de Trabajadores Ypefianos viaja a Bs. As., con una propuesta dirigida a refutar la afirmación: “YPF no da ganancias”, realizada por los sectores dirigidos a privatizar. Algunos de los lineamientos de la propuesta de los trabajadores, en base a datos y estadísticas, se centraban en que los sectores productivos de YPF por el tipo de actividad, no podía tener pérdidas:
…cuando fuimos a exponer el proyecto que nos ignoraron, como dicen ahora nos ningunearon, estaba de presidente de la comisión de energía el Diputado Antonio Casia, un burócrata que lo siguió después a Diego Ibáñez que hoy sigue en el sindicato y no nos dejó hablar (…)primero a la comisión de energía de la cámara de Diputados de la Nación, ahí estaba el representante nuestro secretario general de S.U.P.E, se llamaba Jurado, él dijo: “el yacimiento Norte ni siquiera produce un metro cubico por trabajador. (J. Nievas, referente-fundador de la UTD, relatos, noviembre 2019. Salta).
Pese a los esfuerzos, las luchas y las búsquedas astutas, como ya fue trabajado en el apartado I, la privatización de YPF avanzó con velocidad y en abril de 1991 se aprobó el decreto N°643/91, que adjudicó la primera área en la zona. Según la información encontrada y trabajada, la Agrupación de Trabajadores Ypefianos con tal privatización se constituyó formalmente, ese mismo año, y a partir de ahí desplegó diversas actividades.
A pesar del contexto adverso los opositores a la privatización alcanzaron cierta influencia e incluso lograron adhesión de funcionarios y representantes provinciales. En abril de 1991 se reunieron 2000 personas en la plaza general de Mosconi para protestar contra la privatización de YPF, además de la Agrupación de Ypefianos, también participó el intendente local25. En mayo de igual año 1500 personas se reunieron en Tartagal para oponerse a la privatización, dicho acto se consolidó en una asamblea popular que pidió la renuncia de Ibáñez y la convocatoria de un congreso nacional de trabajadores petroleros de todo el país, mientras que impulsó un plan de lucha a nivel provincial.
Ahora bien, en este juego vincular entre poder y resistencias, ni la dirección sindical ni las autoridades provinciales se pronunciaban explícitamente a favor de la privatización. En su lugar, se postulaba la idea de “restructuración” de la empresa. A principios de mayo de 1991, tanto los dirigentes de SUPE, como Roberto Romero, por entonces diputado nacional y presidente del PJ local, y Juan Carlos Romero26 - hijo - senador nacional, participaron del acto “contra” la privatización de YPF en Tartagal: “…allí es ese acto es donde dice Romero: “Si yo llego a levantar la mano para que se privatice YPF, me la corto” y bueno, vimos que nunca se cortó la mano, al contario” (J. Nievas, referente-fundador de la UTD, relatos, noviembre 2019. Salta).
En tal sentido, también se recreaban los vínculos estratégicos entre provincia y nación. De hecho el proyecto de privatización de YPF fue acompañando por la provincialización de los recursos hidrocarburíferos, quedando a mediano plazo las regalías bajo su control27. En este juego heterogéneo, Roberto Romero en el acto contra la privatización, en mayo de 1991, planteó que “las provincias resultan víctimas de lo que se piensa en Buenos Aires”. Dicha reivindicación federalista fue utilizada para responsabilizar al poder central por la privatización de YPF y, por las consecuencias que esa medida produciría en la zona, instituyéndola como algo “ajeno y dispuesto”, lo cual posibilitaba, quizá “ocultando, quizá desdibujando” el claro interés de buena parte de los sectores dirigentes provinciales con la concreción de dicha medida, así como con las Reformas neoliberales del Estado y la economía, que se profundizarán con el gobierno de Juan Carlos Romero, a partir de 1995.
Tampoco el gremio, que parecía mostrarse disidente de la medida nacional de privatización, impulsó medidas de fuerza concretas, más bien sus prácticas se trazaron en el ámbito del discurso coloquial y mancomunado tradicional dirigido a la mantención de los puestos de trabajo, solicitando transferencias de personal, etc. Esto era compatible, en cierto sentido, con el proyecto promotor de Cooperativas promovido por el sindicato y por la dirección de YPF28.
A su vez, y como es “tradición” en la zona, se buscaba “amedrentar” la actividad de la Agrupación de Trabajadores Ypefianos, quienes denunciaban la actividad de servicios de inteligencia que operaban en Vespucio interceptando sus comunidades e intimidando personal29. Mientras que, con la complicidad de la dirección gremial, las autoridades ypefianas presionaban a los trabajadores para que aceptaran los retiros voluntarios, entre tanto se instalaba, discursiva y políticamente, la cuestión de que la privatización era irreversible. A partir de lo cual, dicha dirección mediante lo que damos en llamar el poder del miedo y el gobierno del deseo proclamaban la reestructuración de la empresafábrica, haciendo énfasis en “no perder lo obtenido”.
Entre algunos de las prácticas programáticas identificadas se encuentran la derivación de los trabajadores a cursos de capacitación en diferentes áreas durante el lapso de un año, lo cual era financiado y dispuesto por la empresa para favorecer la “posterior inserción laboral de los trabajadores desvinculados”; lo cual se acompañaba de la modalidad voluntaria y/o forzosa de retiro que alejaban a los trabajadores de sus lugares de trabajo. Observamos cómo lo antedicho resultó un ejercicio microconductual de dirección de las conductas y de subjetivación de los trabajadores, mediante la inversión en capital humano y con ello la promoción de la “autogestión empresarial de la propia existencia”, lo cual veremos se profundiza en la puesta en práctica de los diversos programas de gobierno dirigidos a estas poblaciones advenidas, luego de la privatización, “pobres y desocupadas”.
De hecho, en este cruce de relaciones de poder y resistencia, en el interior de YPF, en 1992 un grupo de integrantes de la agrupación de ypefianos se presentan como lista marrón y blanca a las elecciones de SUPE, en el momento de presentar la lista reciben el telegrama de despido y quedan desvinculados de la actividad laboral petrolera:
…nosotros resistimos con la última lista marrón y blanca se llama que nos oponíamos a la privatización y nos oponíamos a la burocracia sindical de Diego Ibáñez y nos ponemos a la cabeza y armamos una lista en tiempo record. De secretario general Perico Raineri un compañero del partido obrero, yo iba como adjunto y después varios compañeros. Nos oficializan la lista a las diez de la mañana para que nos presentemos a la contienda electoral y a las una de la tarde nos llega el telegrama de despido a mí, a Perico Raineri y a Gerala. (J. Nievas, referente-fundador de la UTD, relatos, noviembre 2019. Salta)
La declaración de dicha lista señalaba lo siguiente:
En el marco del desastre producido por la político fondomonetaria que gira sobre una gigantesca reconversión de la mano de obra y el remate descarado del Patrimonio Público, la burocracia sindical, eso es IBAÑES, GASSI y su expresión locas los JURADOS, NIETO, etc., es decir la burocracia CELESTE, acompañaron la política MENEMISTA, primero confundiendo a los trabajadores, luego ignorando las luchas del año 91´, y finalmente aliando directo de la burocracia Empresarial de ESTENSORO Y CIA. Intentando usar los fondos sindicales para convertirse en “Empresarios”, todo un símbolo de traiciones y en estos días con disimulos, cómplices de los despidos de los compañeros activistas de la lista y fuera de ella y no que garanticen públicamente las elecciones de SUPE de noviembre y la participación en ella de la MARRON Y BLANCA con todos los candidatos, lista que hizo su presentación ante la Junta Electoral 8 (ocho) días antes que el despido de tres de sus integrantes: CESAR RAINERI, JUAN N. NIEVAS Y JORGE GERALA.30
En este juego de relaciones, subjetivaciones y luchas, la empresa comienza a tener paralizaciones parciales, de hecho. A mediados de agosto de 1991 se aprobó la concesión de la importante área de Puesto Guardián31 en los sectores que seguían bajo la órbita de YPF y, los directivos contrataban servicios en aéreas donde la empresa contaba con personal efectivo, que queda inactivo, al tiempo que se instalaba la idea de “ineficiencia” de YPF, muy promovida a nivel nacional, como ya fue trabajado.
Finalmente, los topes de indemnizaciones fueron resueltos por el Congreso nacional mediante la Ley de Empleo sancionada el 13 de noviembre de 1991. Si bien los montos otorgados por los retiros voluntarios no dejaban de ser considerables, esto implicaba la pérdida de los puestos de trabajoempleo y le otorgaba una clara ventaja a las empresas que compraron a YPF, que no precisaban pagar indemnizaciones por despidos y que contrataban según las nuevas leyes de perfil neoliberal atravesadas por la flexibilidad laboral y la extensión de la jornada. Sin embargo, la energía privatizadora que se tornaba cada vez más real y certera todavía tenía que sortear otros obstáculos trazados en el acaecer de las prácticas de lucha y resistencia: la primera pueblada de la historia de Tartagal y Mosconi.
La primera pueblada en Tartagal y Mosconi y la lucha “contra la privatización” siendo ypefianos: setiembre de 1991
Los primeros grandes cortes y ocupaciones de ruta, así como las puebladas contra las lógicas y prácticas ante todo nominadas como “neoliberales”, fueron en Cutral Co y Plaza Huincul en junio de 1996 y abril de 1997. A partir de lo cual se visibilizaba a nivel nacional la situación de los trabajadores, los pueblos y los territorios invadidos por la privatización de YPF y sus efectos desvastadores. A estos primeros cortes y puebladas de trabajadores desocupados ex/ypefianos y piqueteros, ante todo, les siguieron las de Tartagal y Mosconi en 1997.
Ahora bien, a estas primeras revueltas nominadas “piqueteras”, le precedieron las ya trabajadas y en setiembre de 1991 una pueblada en Tartagal y Mosconi, como antesala de las prácticas de resistencia que se radicalizarían años más tarde. Para setiembre de 1991 el proceso de privatización de YPF, había alcanzado un considerable punto de ebullición, mientras la provincia discutía un proyecto de provincialización de las reservas. La Agrupación de Ypefianos realizó una asamblea el 5 de este mes y, luego junto con el Partido Obrero y algunos intendentes de la zona convocó a otra más grande, en el complejo municipal de Mosconi para el 11 de setiembre, adonde se reunieron entre 4000 y 5000 personas de localidades como Mosconi, Tartagal, Aguaray y Pocitos. Dicha Asamblea, transmitida en directo por la radio Tartagal, se pronunció contra la dirección de SUPE, forzó la renuncia de la comisión directiva y del secretario general de la filial Vespucio y resolvió cortar la ruta nacional 34 a la altura de Mosconi y de Aguaray donde se encuentra la destilería de Campo Durán, para rechazar la privatización de YPF (Benclowicz, 2013: 165)32
Los ejes de la discusión asamblearia giraban en torno de:
…en defensa de Yacimiento Norte y de la fuente de trabajo, que es una forma de velar por el patrimonio de estas tierras- en alusión al departamento Gral. San Martín que tanto entrega al país y que nada recibe en proporción, excepto ciertos efectos negativos dirigidos desde gobiernos centralistas que, al parecer, poco les interesa o, posiblemente desconocen sobre el terreno la realidad de la actual situación y el destino de los trabajadores de YPF del Norte y de sus respectivos núcleos familiares33
En dicho acontecimiento se realizó, por parte de la intendencia local (de la mano del intendente local Karinocolas) un importante ordenamiento policial con colaboración de la policía provincial y gendarmería, además de varios controles del tránsito en torno de las instancias de diálogo y protesta.
La ruta permaneció cortada toda la noche, buena parte de los trabajadores de YPF Vespucio suspendieron las tareas realizando paros de hecho y, se convocó a una asamblea popular en la ruta para el día siguiente. Mientras tanto, los poderes centrales de la empresa, provinciales y demás referentes comenzaban a ejercer diferentes tipos de presiones para que se levante el corte, a tal punto de que un integrante de Gendarmería nacional se presentó en la ruta con una orden de desalojo. La dirección nacional del SUPE propuso el levantamiento del corte y la convocatoria a un paro en todo el país para el 13 de setiembre.34
Desde la mañana del día 12 de setiembre la población comenzó a volcarse a la ruta, la mayoría provenía de las localidades de Tartagal y Mosconi. En ambos localidades, así como en Aguaray y Pocitos todos los negocios comerciales cerraros, el corte se había convertido en “una pueblada”.
Mientras tanto, se produjo el arribo de tropas de Gendarmería Nacional con las instrucciones de desalojar la ruta. La Agrupación de Ypefianos, que jugaba un papel central en el corte, se vio intimidada por los sectores diversos que acompañaban la protesta y que ahora procuraban resolverla, mientras que la magnitud de la situación había superado lo esperable y manejable. En ese contexto y con la amenaza clara de una violenta represión policial, los dirigentes de la Agrupación se reunieron con los representantes del SUPE, de la CGT Regional, del comercio y de los gobiernos municipales con los oficiales de gendarmería y acordaron levantar el corte35.
Resulta importante referir a las diversas estrategias y prácticas puestas en marcha y que tendrán una continua discontinuidad a lo largo de los años, por lo menos hasta el 2001, en cuanto a la intervención de la iglesia católica en los intentos de desmovilización de las prácticas de resistencia radicalizas y colectivas en Mosconi. De hecho, la anécdota del Monseñor Sueldo, el obispo de Orán convoca a través de una mujer que se encontraba en la manifestación a una procesión religiosa para las 18hs, mientras se transmitía el siguiente discurso de perfil “humanista cristiano”, ya desarrollado anteriormente: “Bueno hijos míos ustedes saben que la violencia no nos llevará a ningún lado, ustedes realmente lo que se dicen muchas veces son versiones mal intencionadas de grupos que se ocupan de crear el caos”. (J. Nievas, referente-fundador de la UTD, relato,noviembre 2019); de este modo se señala indirecta y directamente que la violencia era promovida por este grupo de ypefianos que habían convocado al encuentro y luego a la pueblada masiva. Esta primera protesta no estaba conformada y promovida solo por los llamados “trabajadores ypefianos”, sino que había geólogos, ingenieros, y demás sujetos con diferentes formaciones y oficios. Así, la “gente, el pueblo” los más de 9000, según enunciaciones nativas, que estaban en la calle querían continuar con la medida de fuerza, de hecho:”El pueblo se quedó. La gente que pertenecía a vialidad tiene máquinas, Tragabastos y todos ellos querían hacer un puente pero cortando todo el asfalto, aislarlo. Tenían la firmeza de querer decir: “Viejo acá no nos dejemos agarrar”. (J. Nievas, referente-fundador de la UTD, relatos, noviembre 2019. Salta).
De este modo y en estos inicios, la práctica de resistencia, si bien resultó fragmentada por los llamados sectores “dominantes, hegemónicos” (mediáticos, políticos, pastorales), cuestión que se va a recrear en los años venideros, no deja de resultar un primer destello de la situación que se aproximaba, considerando que muchos de los referentes de la Agrupación de Ypefianos recibirán sus telegramas de despido en 1992.
En este tejido vincular, los acontecimientos de 1991 superaron a las solas agrupaciones y activismos, puesto que se extendieron a la casi totalidad de la población local-regional. En tal sentido, aconteció lo que damos en llamar un desbloqueo de las prácticas de lucha en la región, a partir de un trastrocamiento en torno de las tendencias hasta ahora vigentes y comunes lideradas por los sindicatos y los clientelismos políticos, así como por los partidos de izquierda. La singularidad, de las prácticas de lucha y resistencia de 1991, será un importante nutriente para las puebladas siguientes y, los diversos “modos de resistencia”, que no resultan suma cero, pues se realizan en la reconfiguración creativa y movediza de historias abiertas y múltiples.36
La privatización de YPF: la tragedia y la emergencia
La privatización de YPF trajo consecuencias devastadoras en la sociedad mosconense y zonal entera, entre las más relevantes se encuentra el despido del 90% de su planta de empleados37. Así, el cierre de YPF significó no sólo el cierre de una empresa, sino la “muerte” y la lucha comenzó a ser contra la muerte, no solo física, sino emocional: “Cuando YPF se privatiza se llevan todo, no solo los dólares, también el sentido de la vida”38. En este sentido trágico, el encuentro con la muerte pone de manifiesto, siguiendo a Kusch, que ya no se trata de una vida para siempre, mientras que: “...con la muerte algo nuevo comienza. Indudablemente vida y muerte pertenecen al mismo segmento, y ambas partes solo se distinguen por su colorido (…) Morir es germinar” (Kusch, 2000: 596).La muerte, entonces, instó a “luchar por la vida”, a germinar comunal y colectivamente:
Cuando nosotros nos fuimos eran 4500 en todo el norte, que se clasificaba como administración yacimiento Norte, y en Salta Capital en la sede divisional Salta habían 800 trabajadores entre la planta administrativa y la planta Chachapoya que es donde se producía el envasado de gas. A pesar de eso no significaba ningún tipo de pérdida, ni siquiera en los balances figuraba un exceso en pago de personal… (J. Nievas, referente-fundador de la UTD, relatos, noviembre 2019. Salta).
En el periodo inicial de la privatización, YPF comienza a pagar fuertes indemnizaciones a los empleados que aceptaron los retiros y, la empresa junto al SUPE, favorecían la creación de emprendimientos. La PYMES o cooperativas, como le llaman los ex/trabajadores de YPF, contaron con contratos transitorios entre 18 y 24 meses, podían utilizar las maquinarias de la empresa y continuaban prestando servicios, mediante contratos de obra o servicios, pero perdiendo su relación de dependencia con YPF. Sin embargo, en la renovación de los contratos con la empresa ya privatizada comenzó a ser una tarea imposible. A su vez, y esto ha sido muy señalado por los mismos ex/trabajadores de YPF, hoy integrantes de UTD: …en el momento posterior a la privatización, cuando con el dinero de las indemnizaciones se crearon las cooperativas, ya que seguían siendo gestionadas por influencias empresariales externas (…) no funcionaban en asamblea, todos ponían igual dinero al entrar y luego el sistema era jerárquico39.
A esta situación se le sumaba la falta de otras alternativas, por lo cual muchos utilizaron la indemnización para realizar alguna actividad por su cuenta (kioscos, remisorias, etc.) o fue destinado al consumo y adquisición de bienes (compra de automóviles, casas), lo cual tampoco tuvo muchos frutos, ya que parte de los bienes fueron vendidos y no fue posible la reinversión, etc.
Así, a la desocupación repentina, le siguió la desesperación, angustia, ausencia de oportunidades, olvido, a partir de lo cual los ex/trabajadores YPF se tornaron trabajadores-desocupados y piqueteros. Esta tragedia, no sólo se manifestó en el ocultamiento al cual fueron sometidos, encerrados en sus propias comunidades, también esta situación instó a la muerte, la cual se manifestó en suicidios, separaciones familiares, violencia doméstica y callejera y alcoholismo.
Por tanto, en este momento histórico no sólo se modifica el espacio social y político, sino la visión de mundo y el lugar de la propia vida. Cambiaron drástica y rápidamente los posicionamientos anteriores, las divisiones, los cortes y los criterios de diferenciación ya no son los mismos: Los ex/ypefianos ya no son los otros ya son parte del nosotros o viceversa (…) Se borran algunas diferencias, pero sin embargo se marcan otra fuertemente. (Aguilar y Vásquez, 1997: 3)
De este modo, entre la vida y la muerte, y acorde al recorrido genealógico realizado, en los tramos de esta historia local según palabras de Juan Nievas: “...que hicimos nosotros, los ex/ypefianos, los desocupados”, en 1996 comenzará a instalarse de modo emergente y astuto la Unión de Trabajadores Desocupados de Gral. Mosconi, en lucha por trabajo y la dignidad. Hemos podido desandar los hilos de la historia, que nos permiten avistar cómo la UTD emerge, en la singularidad y las diferencias, que transforman los tramos por un lado heredados y por otro reconstruidos de la historia desandada y efectiva. Pues, los trabajadores ypefianos advienen, post privatización de YPF, en trabajadores desocupados y piqueteros. La UTD, entonces, no se configura al modo de sindicato o partido sino, parafraseando a sus referentes como “una organización desorganizada, que es el movimiento del pueblo y el pueblo en movimiento”, mientras que se teje una relación con los Estados entre la negociación y la negación en la reafirmación de su autonomía, para lo cual son recreados tanto el orden del trabajo aprendido, como las prácticas de resistencia esbozadas al interior de YPF, haciendo del trabajo un trabajo digno, en una constante lucha por trabajo genuino.
La muerte, entonces instó, en los tramos disparatados de una historia efectiva, a “luchar por trabajo y en defensa de la vida”, a germinar comunal y singularmente.