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Andes

versión On-line ISSN 1668-8090

Andes  n.17 Salta ene./dic. 2006

 

Palermo, Zulma: Desde la otra orilla; pensamiento crítico y políticas culturales en América Latina, Alción, Córdoba (Argentina), 2005. 264 páginas.

Curia, B1

1CONICET - UBA

La "persecución de la imagen identitaria", pertinaz en los tiempos que corren, ha sido el signo de líneas diversas de pensamiento a lo largo del siglo XX y puede rastrearse con buenos resultados desde las primeras décadas del XIX.
Hace más de un siglo y medio había ya pensadores que, como Esteban Echeverría en el Río de la Plata, quisieron "aplicar al discernimiento nuestras necesidades morales y políticas la luz de la propia reflexión; al progreso de nuestra cultura intelectual su labor propia; a la consolidación de un orden político permanente, los elementos de nuestra existencia como pueblo o nación distinta de las demás". Lo hicieron con mayor o menor acierto según la presión contextual a que estuvieron sometidos o, para decirlo en términos de Lucien Goldman, según la conciencia posible de cada uno de ellos. ¿Buscaron esa imagen identitaria desde un pensamiento colonizado, con las características estructuras eurocéntricas, modernas y dominantes rechazada por el discurso crítico predominante hoy en día? Es posible. A condición, claro está, de no olvidar que el actual pensamiento identitario descolonizador también se mueve con las estructuras propias de la lengua heredada, los paradigmas en ella implícitos y la tradición cultural de Occidente- que impregna tanto a la academia como a quienes infructuosamente tratan de sacudírsela de encima. Y a condición de no olvidar tampoco que el discurso independiente construido en los márgenes es necesariamente dominante con respecto a la cultura de sus propios márgenes, si intenta representarla. Al menos, debe traducir al propio discurso el discurso que se construye en tales márgenes. Mucho se escribe y se habla sobre estos temas y a menudo los investigadores caen entre las redes que ellos mismos, sin quererlo, han tejido.
Zulma Palermo procura sortear en este libro, con su reconocida inteligencia, tal escollo. Concebido como una serie de proposiciones sobre descolonización de la cultura y el conocimiento, respuesta ética y política a la  larga cadena de sujeciones a las que se encuentra sometida América Latina, en tanto espacio periférico, y en vinculación con los demás espacios periféricos de Occidente (17), tiene por objeto central "la pregunta por el sujeto productor de conocimiento en situación colonial", pregunta que no surge abruptamente de las rupturas de paradigmas propuestas hacia finales del siglo XX sino mucho antes, dice la autora, en los discursos autorreflexivos de los intelectuales que escribieron en los comienzos del pasado siglo, ajenos a lo que más tarde se denominaría  posmodernidad.
Desde la otra orilla está diseñado en cinco capítulos: "Genealogías alternativas para el pensamiento crítico", "Para revisar la modernidad", "Discusiones y prospectivas", "Desde la otra orilla" y "No llores por mí Argentina; Movimientos sociales, nuevas diferencias, otras discursividades"- no incluido esta última como tal en el índice sino como un apartado dentro del cuarto-, a las que se suman "Prolegómenos" y una sustanciosa "Coda". Los envíos que finalizan los diversos capítulos comportan una síntesis y un anticipo de lo que se expondrá en la siguiente, lo que permite al lector una aprehensión clara y continuada tanto de la problemática expuesta como de sus enfoques sucesivos.
Avanza desde los estudios geoculturales de Kush, en los años 70, quien propone el conocimiento para vivir y no meramente para conocer, con categorías arraigadas en la vida popular, en escritos marginales, en la producción periodística, en las culturas regionales, pero no en la razón occidental. Palermo se basa en autores que actualizaron la línea de Kush, como Torres Roggero, Colombres y otros, y en su propio pensamiento. En síntesis, afirma, "los estudios geoculturales, tomando como punto de arranque las propuestas de R. Kush se radican en la propuesta de una nueva lectura de la formación letrada nacional (argentina) buscando en ella un recorrido alternativo que incorpora el patrimonio silenciado por la historia oficial de las letras. La revisión crítica del canon implica una metacrítica al estado de situación de los discursos académicos, proponiéndose como alternativa esa centralidad" (51). Se podrá de este modo redefinir la "cultura (literatura) nacional argentina en su proceso formativo".
El segundo capítulo, "Para revisar la modernidad", enfoca un grupo de propuestas que "se aproxima más definidamente a los 'estudios poscoloniales' en y desde América Latina" (85), aunque son marcadas las diferencias que de ellos los apartan, especialmente en el orden de las finalidades. Los aquí estudiados  se proponen un pensamiento crítico sobre los problemas de las sociedades que la episteme moderna margina y buscan "generar formas 'otras' de conocimiento emergentes de sus propias historias" (85), relocalizar el saber respondiendo a preguntas fundamentales acerca del "sentido esencial de lo que hacemos".
Por un lado, se exponen las respuestas provenientes de la orientación "modernidad/colonialidad" y, por otro, la "que reflexiona sobre las geopolíticas del conocimiento". Ambas se esfuerzan por hablar acerca del conocimiento "de otro modo" y desde "mundos otros", desde las fronteras del sistema, con otro lenguaje y con otra lógica (id.).
Se acentúan tanto la crítica al eurocentrismo/occidentalismo como la crítica a las propias tradiciones excluidas. Estas corrientes, aunque tienen coincidencias con las enfocadas en el capítulo anterior, las enfrentan críticamente, en cuanto "responden al proyecto de la modernidad" (86). Proponen una actividad renovada. "en el campo de la reflexión teórica y de la teoría crítica de la cultura", definiendo el conocimiento como un hacer situado "en el que se encuentra ética y políticamente comprometido el investigador". "Al actuar desde la plena responsabilidad ética" buscan "una redefinición de la función social de las instituciones para la construcción de un mundo más equitativo, más participativo, menos regido por las leyes globales del mercado y con la intervención directa y activa de los sectores afectados" (116-117).
Examina Palermo el surgimiento de la oposición "centro/periferia", la noción de "frontera", y los conceptos de liminalidad y multiculturalismo. Otro giro crítico marca el surgimiento del posoccidentalismo, como opuesto al poscolonialismo y equivalente al anticapitalismo (socialismo). En conjunto, las propuestas de este capítulo desplazan la problematización sobre el conocimiento "desde el territorio exclusivo de las humanitas al de las ciencias sociales" y conducen al siguiente, donde se enfocan críticamente los "cultural studies" y los conceptos de "hibridación" y "subalternidad"- en cuanto pueden responder a necesidades meramente académicas o enmascarar nuevas formas de dominación pero, a la vez, pueden constituirse en incentivos para otros pensamientos-, de "multiculturalidad/interculturalidad" y de "polifonía". Parágrafo especial merecen los problemas surgidos de la contraposición entre lenguas dominantes y dominadas. Postula Palermo que "todo conocimiento encuentra su legitimidad en las propias condiciones de producción y, desde allí, interactúa dialógicamente con otras formas del conocer" (199).
Con clara nitidez separa Palermo su discurso de aquellos que niegan la consideración de las prácticas intelectuales de la academia. Busca, por el contrario, lograr un equilibrio entre la macroteoría y las teorías surgidas de las localizaciones, poner en limpio las tensiones y contradicciones que existen en las sociedades y en los productos culturales estudiados. Más allá de proclamas latinoamericanistas, será posible la construcción de una "totalidad" que "geste paradigmas pertinentes" (162) para efectuar- señala ya en el quinto capítulo- una hermenéutica pluritópica, comparativa y contrastiva, que permita interpretar la diferencia dentro de la totalidad (175). Este último capítulo considera "nuevos movimientos sociales" emergentes de la "crisis argentina de los años '90". Como en los desarrollos precedentes, pero con otro corpus, la autora toma como soporte de su exposición  el análisis del discurso social propuesto Marc Angenot.
Se abordarán, pues, en apartados sucesivos, "Nuevas formas dictatoriales para América Latina: el emergente argentino", "Campo intelectual y responsabilidad académica", "El 'modelo' argentino", "Nuevos movimientos sociales, ¿reinscripción de viejas alternativas de resistencia?", "Globalización y 'Movimiento Piquetero' ", "Otros espacios de participación: las Asambleas Barriales", "Múltiples migrancias y descentramientos", "No llores por mí, Argentina...". La autora emprende un análisis de la nuestra realidad sociopolítica, de sus crisis, económicas, institucionales y morales, de las sucesivas formas de dominio a que ha sido y es sometida. A la sujeción ejercida por la fuerza de las armas, se agrega ahora una sujeción económica, legislativa y cultural. "Todo el aparato de las instituciones republicanas se encuentra, así, puesto al servicio del traspaso de los recursos económicos y sociales a esferas casi virtuales con la consecuente generación de niveles de pobreza, desempleo y miseria generalizados, impensables para la Argentina de una década atrás" (219-220). Palermo establece en el golpe militar de 1976 los cimientos más cercanos de la situación actual del país. Agreguemos por nuestra parte que es factible detectar las raíces de la destrucción institucional y el resquebrajamiento de la democracia en el golpe militar de 1930.
El sometimiento es hoy ejercido a través de los mass-media, las tecnologías cibernéticas, la corrupción política, el caudillismo paternalista y retribucionista que exacerba el clientelismo, la economía de mercado, la globalización y el proyecto neoliberal. Se ha producido un traslado "de la violencia ideológica ejercida por la represión directa sobre todas las libertades, a la violencia económica" (222). A la par, ocurre un reacomodamiento del campo intelectual y los ámbitos académicos van neutralizando su discurso hasta tornarlo aséptico, reproduciendo discursos europeos, sin potencia "para construir el propio con cierta autonomía".
La práctica institucionalizada de la corrupción desarticula "las regulaciones propias del sistema democrático" (226) y el modelo capitalista neoliberal es responsable de una disimulada forma de genocidio social. Palermo subraya en este punto la incompatibilidad entre mercado y democracia. Los medios masivos, por su parte, a través de la tecnología comunicacional, se convierten en los más efectivos agentes del proyecto global y, en cuanto se erigen como jueces de los poderes del Estado y sus representantes, adquieren un valor institucional. En los apartados que dedica a los movimientos sociales surgidos a partir de la crisis de 2001 destaca como algunas de las "notas más significativas y novedosas de estas organizaciones" su enorme heterogeneidad y su horizontalidad (238) y analiza las circunstancias de su surgimiento, su contraposición con el modelo neoliberal, sus contradicciones, sus logros y sus falencias.
La "ruptura con todos los órdenes", la "caída de todos los paradigmas" permite "volver a pensar la situación de Argentina desde una particular localización" (241): "Ya no en un 'estar ahí' definido y seguro [...] sino en otro lugar, en un 'entre-medio', en un 'estar entre' un sistema que agoniza y otro todavía invisible, en una 'frontera' " (id.). Fue en los espacios fronterizos, en los límites con otros países, donde pudo advertirse durante la crisis una rápida metamorfosis a través de transmutaciones en sus prácticas y relocalizaciones simbólicas. Múltiples migrancias y descentramientos originaron realidades bifrontes e inestables, con descentramientos y desplazamientos de las subjetividades. En fin, este quinto capítulo quiere "efectuar una evaluación del más inmediato pasado, de ese tramo que va desde los años '60 a la pérdida de la autorrepresentación construida por el proyecto de 1880 de la Argentina como "granero del mundo" y a su asunción en el tiempo de la globalización neoliberal como el lugar de la pérdida de la memoria y del sentido de pertenencia" (246).
Atraviesa Desde la otra orilla un posicionamiento ético que deviene de la decisión política de "intervenir en el funcionamiento y transformación del conocimiento de sí de la comunidad interpretativa de la que el investigador forma parte" (248) y "construir una epistemología otra, entendiendo por tal aquella que contribuya a la invención de una nueva forma de vivir, de hacer política, de desarticular la cada vez más profunda asimetría del sistema-mundo" (250).
Se trata de un libro singular por más de un motivo. Un modelo desde el punto de vista metodológico, la obra se ciñe a un marco teórico sólidamente sustentado por la larga y amplia experiencia en la investigación de la autora, por su inteligencia crítica, y por el ingente número de textos que conforman su biblioteca. Por un lado se configura como un texto sobre estudios culturales y estudios literarios- aunque, en rigor, el primer concepto debería a nuestro juicio englobar al segundo-, pormenorizadamente detallado, amplio en el tiempo y el espacio. Por otro, la metacrítica se orienta a sustentar un discurso teórico cuya aspiración es construir una teoría latinoamericana pensada desde Latinoamérica, despojada de influjos subdesarrollantes, dominadores, eurocéntricos y académicos. Más que de una palingenesia se trataría de una génesis, de un pensamiento que, prescindiendo de los andamiajes heredados, sea capaz de aprehender la propia realidad. Constituye un texto ordenado y claro que reúne aportes significativos del pensamiento latinoamericano en un cuadro crítico de conjunto. Puede, en ambos planos, ser un valioso texto de consulta.
El ejercicio de la razón crítica no impide advertir la inocultable aunque contenida pasión- inusual en obras de esta índole- que actúa como motor de estas indagaciones. Pasión por el hombre, por el prójimo, por el mundo, por el terruño, por el conocimiento, por la libertad. Pocas veces se encuentra un pensamiento tan honesto y comprometido.
Desde la otra orilla ilumina con luz propia la realidad latinoamericana, en la otra orilla del poder. Obra de culminación intelectual, incorpora gran parte de los resultados de la trayectoria de Zulma Palermo.

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