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Intersecciones en antropología

versión On-line ISSN 1850-373X

Intersecciones antropol. vol.13 no.2 Olavarría dic. 2012

 

OBITUARIO

BILL L. RATHJE

1o de julio de 1945 - 25 de mayo de 2012

Dante Angelo. Departamento de Antropología, Universidad de Tarapacá, Arica, Chile. E-mail: dangeloz@uta.cl

 

Arqueología, basura y duelo: el deber de conmemorar. Nunca conocí bien a Bill. Nunca alcancé a conocerlo como debiera haberlo hecho y eso me hace sentir aún más su partida. Cuando llegué al Stanford Archaeology Center (SAC), él ya estaba allí. Luego de dejar su puesto de profesor en University of Arizona, donde fue declarado Profesor Emérito, había sido incorporado como investigador al ArcCenter como parte de esos retiros académicos -esos retiros que le permiten, a gente como Bill, salirse del esquema académico- que nunca toman lugar en realidad pero que otorgan cierta libertad de las labores de ensenanza; la libertad de ese tipo, para muchos, viene generalmente acompanada por una especie de olvido. Sin embargo, William Laurens Rathje es de aquellas personas que difícilmente se olvidan. Su imagen cotidiana contrastaba distintivamente con aquellas que los medios populares tienen de los arqueólogos, o al menos de aquella que al gran público le gusta pensar (el tipo del fedora, u otro sombrero funcional, bajo el sol rabioso, o algún otro tipo de presión u obstáculo que sólo los arqueólogos pueden soportar o sortear). Su trabajo, de igual forma, lo destacó siempre de ese grupo, a tal punto que llegó a inventar un neologismo (garbology) que lo colocó en el Oxford English Dictionary, y que traducido del Inglés sería algo así como "basurología", para definir el trabajo que empezó en 1973. Bill Rathje estudió en University of Arizona, institución a la que regresó como miembro de su cuerpo académico luego de haber completado sus estudios en Harvard, de donde se graduó en 1971 con un trabajo sobre la arqueología de los antiguos maya. Antes, había participado en la excavación de las ruinas de Grasshopper, como parte de una escuela de campo de la UA y, luego de su graduación, realizó investigaciones en Cozumel, México. No obstante, el carácter transgresor de Bill, sin alejarlo por completo de aquello que fue su tema de especialización doctoral, los maya prehispánicos -tema sobre el que continuó publicando esporádicamente (1973, 1975, 1983)-, lo acercó más a aquellas fuentes de información creciente: la basura contemporánea. En 1973, a partir de una fructífera experiencia realizada con el fin de desarrollar un método para ensenar a los estudiantes a analizar diferentes aspectos en una comunidad, Rathje inició el Proyecto de la Basura (The Garbage Project); el objetivo era colectar, catalogar, y registrar sistemáticamente los desechos domésticos (Rathje 1974, 1984). Mediante el análisis de la basura fresca, decía, "uno puede tener precisión demográfica al nivel de las cuadras de una ciudad, a partir de orientar el estudio al censo de barrios específicos y cruzando los datos presentes en los datos de estos censos" (Rathje y Murphy 2001 [1992]: 20), lo cual es prácticamente imposible en los rellenos sanitarios. No obstante, los resultados de este proyecto piloto fueron tan interesantes que constituyeron la semilla inicial no sólo para un proyecto que duró más de dos décadas (Rathje 1997), sino también para lo que posteriormente vendría a denominarse como "arqueología del pasado contemporáneo" (Buchli y Lucas 2001; González-Ruibal 2006; González-Ruibal y Hernando 2010). Lo que en principio parecía ser enteramente un ejercicio metodológico se transformó en un desafío conceptual que iría a complementar aquellas contribuciones teóricas que enfatizan la necesidad de pensar, sin eufemismos, la cultura material y los restos materiales del pasado, entre ellos las toneladas de basura que nuestra sociedad produce y los efectos que esto trae aparejados (Rathje y Murphy 2001: 19-20 [1992]). En sus inicios, el "Proyecto de la Basura" -o Le Project du Garbage, como fue llamado sarcásticamente (Flannery 1982: 2778)- fue ampliamente criticado y visto con escepticismo; sin embargo, el transcurso del tiempo demostraría que su trabajo era relevante no sólo en el campo de la arqueología, sino que concernía también a un público más amplio y mucho más masivo que el arqueológico. El trabajo iniciado en las instalaciones de la University of Arizona pronto se extendió a la ciudad, Tucson, y luego fue incorporando otras ciudades, tanto dentro como fuera de los Estados Unidos. El carácter innovador de la propuesta de Rathje está quizás resumido en la frase siguiente: "Desde el principio, el objetivo principal de investigación del Proyecto de la Basura fue demostrar la utilidad de los métodos y teorías arqueológicas para lograr un mejor entendimiento de temas que conciernen al público actual" (Rathje 2001: 63). A partir del "Proyecto de la Basura", que lo llevaría a proyectarse más como una figura pública y como activista que como académico, Bill siguió publicando sobre tópicos arqueológicos. Como parte del grupo académico de la University of Arizona en la que Bill se encontraba inmerso, los planteamientos teóricos de sus trabajos se enmarcaban ampliamente en la corriente conductual. Su interés, sin embargo, se enfocaba en una escala de análisis mediante el cual la conducta de los individuos estuviera más enfocada en una perspectiva con los pies "más en la tierra", si se quiere. "Hay razones prácticas y teóricas -decía en su trabajo junto con Richard Wilk- por las que las unidades domésticas estén llegando a ser el foco de análisis arqueológico [.] Todos sabemos acerca de la distancia entre las meta-teorías del cambio cultural y el evolucionismo y la arqueología práctica de los tiestos y las herramientas líticas" (Wilk y Rathje 1982: 617). Entre algunos de sus trabajos más representativos figuran aquellas contribuciones teóricas en torno a las ocupaciones domésticas en arqueología (Rathje 1983; Wilk y Rathje 1982), que complementaba la perspectiva de arqueología regional vigente en ese entonces. Además, claramente, las propuestas de Rathje en torno a los aspectos domésticos empujaban el interés y la discusión teórica más allá de la escala a la que comúnmente estaba reducida, más allá de la observación de evidencias arqueológicas pertenecientes a elites o grupos dominantes para incorporar lo mundano (Canuto y Yaeger 2000: 4). La enorme franqueza de Bill era sólo comparable al respeto que siempre mostraba hacia todas las demás personas, especialmente hacia los estudiantes graduados que -sin importar su color teórico- estaban dispuestos a "debatir sobre la basura". El carácter distendido de sus escritos, al igual que su persona, le permitió llegar a una audiencia masiva con temáticas que son de interés de estudiosos del pasado, antropólogos y medioambientalistas por igual. Probablemente el hecho de tener que relacionarse con la basura y estudiarla meticulosamente de una manera tan cercana y por tan prolongado tiempo le dio a Bill la soltura necesaria para enfrentar distintos públicos que requirieron su presencia. En una peculiar agenda, Bill ofreció charlas y presentaciones en diferentes espacios, desde aquellos académicos como los que realizó en diferentes universidades y conferencias, foros del gobierno (ofreciendo testimonios a miembros del Comité Medioambiental y de Obras Públicas del Senado, la Agencia de Protección Medioambiental, entre otros), hasta cortes judiciales o el Centro de Control de Enfermedades (CDC) y el Instituto Nacional del Cáncer (INC) de los Estados Unidos. Este hecho le mereció repetidos reconocimientos, como el Premio Westinghouse por la Comprensión Pública de la Ciencia y la Tecnología, otorgado por la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (American Association for the Advancement of Science, AAAS) en 1991; o el Premio Solon T. Kimball por Antropología Pública y Aplicada, conferido por la Asociación Antropológica Americana (American Anthropological Association, AAA) en 1992. Dentro de las diversas colaboraciones que realizó se encuentran los libros y artículos con diferentes colegas, unos senior y otros junior, como investigadores de otras disciplinas, que son quizás la prueba más irrefutable de su grandeza y humildad académica. Su libro Rubbish! The Archaeology of Garbage, escrito en coautoría con Cullen Murphy y publicado en 1992, se convirtió en un éxito de ventas en los Estados Unidos y fue recientemente republicado por la editorial de la University of Arizona. Su libro Use Less Stuff, escrito en coautoría con Robert M. Lilienfeld en 1996, reafirmó el carácter y la imagen de arqueólogo comprometido y activista medioambiental que no dudaba al momento de lanzar sus filosos dardos de sarcasmo e ironía. Una de sus frases -que representa esta faceta y quizás la más famosa entre el público no-arqueológico- es la que asegura que la idea de salvar la tierra es un mito: "Francamente -dice- la tierra no necesita ser salvada. A la naturaleza le importa un rábano si los seres humanos están aquí o no. El planeta sobrevivió cataclismos y cambios catastróficos por millones de anos, en ese tiempo, se cree que el 99% de las especies que habitaban el planeta han desaparecido y el planeta sigue. Salvar el medio ambiente es realmente salvar nuestro medio ambiente -cuidarlo para nosotros, para nuestros hijos, y para mantenerlo como lo conocemos. Si más gente viera el problema como un caso de salvarse a sí mismos, probablemente se motivarían y comprometerían más a hacerlo realmente" (Lilienfield y Rathje 1996). Luego de su retiro de la University of Arizona, Bill se mantuvo activo como parte de la planta del Stanford Archaeology Center y, entre otras cosas, compartió con Michael Shanks, en un inusitado dueto, uno de los seminarios más deslumbrantes ensenando teoría arqueológica que tuve el honor de presenciar. Obviamente, la cosa no terminó allí y está llena de anécdotas, pero eso es otra historia. Es mucho más lo que se podría escribir sobre Bill Rathje, y estoy seguro de que los colegas más cercanos a él tomarán la palabra; sólo me queda decir que, para mí, escribir estas líneas es parte de aquel compromiso que los que quedamos tenemos que asumir con los que marcaron momentos de nuestras vidas. Bill Rathje, estoy seguro, marcó más de una, tanto dentro como fuera de la arqueología. Su figura usualmente enfundada en su cazadora llena de bolsillos y su vozarrón grueso y rasposo, el mismo que más de una vez debe haber escandalizado los pasillos y corredores pulcros de arquitectura romanesca del Main Quad por la espontaneidad de sus palabras, será extranada.

Figura 1. Bill L. Rathje. Cortesía de Alan LevensonC.

REFERENCIAS CITADAS

1.Buchli, V. y G. Lucas (editores) 2001 Archaeologies of the Contemporary Past. Routledge, Londres.

2. Canuto, M. y J. Yaeger (editores) 2000 The Archaeology of Communities: A New World Perspective. Routledge, Londres.

3. Flannery, K. 1982 The Golden Marshaltown. A Parable for the Archaeology of the 1980s. American Anthropologist 84 (2): 265-278.

4. González-Ruibal, A. 2006 The Past is Tomorrow. Towards an Archaeology of the Vanishing Present. Norwegian Archaeological Review 39 (2): 110-125.

5. González-Ruibal, A. y H. Almudena 2010 Genealogies of Destruction: An Archaeology of the Contemporary Past in the Amazon Forest. Archaeologies 6 (1): 5-28.

6.Lilienfeld, R. y W. Rathje 1998 Use Less Stuff: Environmental Solutions for Who We Really Are. Ballantine Books, Nueva York.

7. Rathje, W. 1971 The Origin and Development of Lowland Classic Maya Civilization. American Antiquity 36 (3): 275-285.

8. Rathje, W. 1973 Models for Mobile Maya: A Variety of Constraints. En The Explanation of Culture Change: Models in Prehistory, editado por C. Renfrew, pp. 735-757. Gerald Duckworth, Londres.

9. Rathje, W. 1974 The Garbage Project. Archaeology 27 (4): 236-241.

10. Rathje, W. 1975 The Last Tango in Mayapan. A Tentative Trajectory for Production-Distribution Systems. En Ancient Civilization and Trade, editado por J. Sabloff y C. Lamberg-Karlovsky, pp. 409-448. University of New Mexico Press, Albuquerque.

11.Rathje, W. 1983 The Salt of the Earth: Some Comments on Houseld Archaeology Among the Maya. En Prehispanic Settlement Patterns. Essays in Honor of Gordon Willey, editado por E. Z. Vogt y R. Leventhal, pp. 23-34. University of New Mexico Press, Peabody Museum of Archaeology and Ethnology, Cambridge.

12.Rathje, W. 1984 The Garbage Decade. American Behavioral Scientist 28 (1): 71-91.

13. Rathje, W.1997 The Archaeology of Us. En Encyclopedia Britannica's Yearbook of Science and the Future, editado por I. Ciegelski, pp. 158-177. Encyclopedia Britannica, Nueva York.

14. Rathje, W. 2001 Integrated Archaeology. A Garbage Paradigm. En Archaeologies of the Contemporary Past, editado por V. Buchli y G. Lucas, pp. 63-76. Routledge, Londres.

15. Rathje, W. y C. Murphy 2001 [1992] Rubish! The Archaeology of Garbage. University of Arizona Press, Tucson.

16.Wilk, R. y W. Rathje 1982 Household Archaeology. American Behavioral Scientist 25: 617-639.

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