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Intersecciones en antropología

versión On-line ISSN 1850-373X

Intersecciones antropol. vol.24 no.1 Olavarría jun. 2023

http://dx.doi.org/https://doi.org/10.37176/iea.24.1.2023.833 

Reseña de Libro

¿Cuál es la relevancia global de la arqueología sudamericana?

Ramiro Barberena1  ramidus28@gmail.com

1Instituto Interdisciplinario de Ciencias Básicas (ICB), Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Cuyo. Padre Jorge Contreras 1300 (5500), Mendoza

Bonomo, Mariano; Archila, Sonia. South American Contributions to World Archaeology. 2021. Springer International Publishing, Gewerbestrasse: 461p. ISBN: 978-3-030-73997-3.

Este libro reúne un conjunto de trabajos presentados en el World Archaeological Congress (WAC) 8, que tuvo lugar en Kyoto, Japón, en 2016. Su objetivo es ambicioso: contribuir, desde la mirada de la arqueología sudamericana, al estudio global de las relaciones entre sociedades humanas y los ambientes y paisajes habitados. Se organiza en tres secciones: a) sociedades cazadoras-recolectoras; b) humanos como agentes de transformación (¿construcción?) del paisaje; y c) múltiples formas o estrategias de estudiar la interacción entre los mundos sociales y naturales. Sin pretender abarcar un panorama exhaustivo –al estilo del Handbook of South American Archaeology (Silverman e Isbell, 2008)–, considero que los 16 capítulos que lo componen ofrecen un panorama actualizado y de una enorme diversidad geográfica, cronológica, teórica, metodológica y temática. A esto se agrega un análisis crítico ‘externo’ de Tim Denham, arqueólogo especializado en la región Indo-Pacífica, que hábilmente conecta los resultados presentados con debates de alcance mundial. Visto desde la perspectiva global que el WAC impulsa, el volumen brinda una atractiva carta de presentación de nuestra arqueología al mundo.

Apoyado en la destacable tarea de Denham en “Making connections”, voy a eludir el camino usual de analizar los capítulos individualmente. Elijo partir de una afirmación incómoda que realiza Tom Dillehay en su ensayo “A Singular Perspective on the Influence of Andean Theory in Archaeology”. Parafraseando al autor, Dillehay afirma que la arqueología andina tiene un impacto limitado en los debates clave en la arqueología y antropología global en la actualidad. Esto se asociaría a la ‘conceptually inward-looking nature of much Andean archaeology’ (Denham, 2021, p. 449). Entiendo que, en la mirada de Dillehay, esta limitación señalada para los Andes podría extrapolarse a Sudamérica en general (aunque Denham plantea una mayor inserción global de la arqueología de las tierras bajas sudamericanas). Reconozco que la coincidencia entre Dillehay –uno de los máximos referentes de la arqueología andina (y global)– y Denham –un investigador innovador a nivel teórico y metodológico con una amplia mirada comparativa– transformó mi sensación inicial de desacuerdo e incomodidad en una –quizá más útil– actitud de asimilación.

Sí. Asumamos que la arqueología andina y sudamericana tienen un impacto global menor al que podrían tener y pensemos cómo podríamos amplificarlo. ¿Qué estrategias podemos emplear para situar a la arqueología sudamericana en el centro de múltiples debates globales? Como en todas las cosas difíciles, no hay caminos únicos ni recetas. Aquí discuto algunos aspectos que –considero– deberían formar parte de la estrategia para enfrentar este desafío.

El primer elemento radica en profundizar una mirada comparativa, algo que ya no es novedoso a nivel teórico pero tampoco resulta usual (Drennan, 2010). En el caso de los Andes, como señala Dillehay, la centralidad del –para mí inasible– concepto de “lo andino”, que marca una supuesta situación de excepcionalidad, habría conspirado contra dicha mirada. ¿Acaso no todas las culturas humanas son únicas? ¿Por qué esto impediría compararlas, cuando justamente lo que buscamos entender son las diferencias? Necesitamos dejar el relativismo extremo de lado e impulsar una comparación en torno a múltiples temas y sobre la base de distintos enfoques. A nivel metodológico, pueden emplearse dos estrategias para construir una comparación (Smith y Peregrine, 2012): en primer lugar, una estrategia intensiva .case-oriented), que consiste en integrar muchas variables para pocos casos (dos es suficiente) seleccionados sobre la base de semejanzas y diferencias clave, a partir de las cuales se espera aprender sobre la diversidad organizacional humana (e.g., Bjerck y Zangrando, 2013). En segundo lugar se encuentra la estrategia sistemática .variable-oriented), que se basa en comparar una única variable en una multiciplicidad de casos. En este ámbito se sitúan proyectos impulsados por la Coalition for Archaeological Synthesis (CFAS), tales como Human Migrations understood from a Long-Term Perspective o The Creation and Division of Wealth and the Long-term Consequences of Inequality (Altschul et al., 2018),[1] en los cuales la arqueología sudamericana debería tener un rol más significativo.

El marco de construcción de nichos facilita un enfoque comparativo, ya que visualiza la interacción entre sociedades humanas-ambientes como un continuum de variación organizacional en oposición a marcos que enfatizan los modos organizacionales más usuales (cazadores-recolectores, agricultores), que no dan cuenta de la diversidad existente (Rowley-Conwy y Layton, 2011). El concepto más amplio de nichos socioecológicos (Ojiem et al., 2006), que abarca factores ecológicos, económicos e institucionales que operan en distintas escalas espaciales y organizacionales, da cuenta de la agencia humana en forma explícita –ingeniería de ecosistemas, domesticación del paisaje, consecuencias emergentes de la conducta humana (Bliege-Bird et al., 2013; Lombardo et al., 2020)–. Este enfoque permite pasar del énfasis en la domesticación de especies en particular a la modificación y, bajo ciertas circunstancias, domesticación en la escala del paisaje sin un necesario correlato genético. Esto relativiza en forma necesaria los límites artificiales entre la recolección –en un ecosistema ‘natural’– y agricultura –en un ecosistema ‘antrópico’.

Precisamente, un hilo conductor clave a lo largo de gran parte de South American Contributions to World Archaeology consiste en evaluar las múltiples formas intencionales y emergentes de construcción de nichos y modelación del paisaje. Por ejemplo, Archila et al. emplean el concepto de dwelling de Ingold para evaluar la transformación del paisaje en un lifeworld socialmente cargado en el río Checua en Colombia; Rojas Mora y Montejo Gaitán presentan un excelente estudio interdisciplinario de un paisaje agrícola fuertemente manejado en el Caribe colombiano; Shock evalúa la construcción de un paisaje antropogénico en el Amazonas, para luego insertar en el debate estrategias agrícolas y agroforestales; Gianotti discute la historia ocupacional y construcción antropogénica del paisaje para el manejo de ecosistemas sujetos a inundaciones periódicas en Uruguay. Los trabajos de Villagrán et al. y Méndez y Nuevo-Delaunay ofrecen un complemento metodológico perfecto para el estudio de concheros en el desierto de Atacama y el norte semiárido en Chile. El hilo conductor son las historias ocupacionales; en el primer caso, enfocadas en escala de sitio mediante exhaustivos análisis formacionales, y en el segundo, mediante un estudio zooarqueológico y espacial regional que permite construir un modelo diacrónico de uso humano del espacio. Estos depósitos son la forma más conspicua de modificación antrópica del paisaje en ámbitos costeros, lo cual agrega una dimensión analítica notable al libro.

Los trabajos de Berón et al., Belardi et al. y Borrero y Martin forman un robusto conjunto que ilustra diferentes dimensiones del desarrollo de la arqueología de Patagonia y Pampa seca, que podemos englobar bajo el marco de la arqueología de cazadores-recolectores en desiertos de Sudamérica. En gran parte bajo la impronta de Luis Borrero, la arqueología patagónica incorporó tempranamente la investigación en escalas espaciales amplias (regionales y macrorregionales) la integración de todos los modos tafonómico-sedimentarios al análisis, incluyendo aquellos de baja densidad y expresión superficial (Belardi et al.), y preguntas geográficas que incorporan a la demografía de modo explícito, algo que expresan Borrero y Martin para una instancia de exploración y colonización inicial, y Berón et al. para lo que podríamos entender como ocupación efectiva. Esta arqueología se discute en forma cada vez más explícita en el marco de los desiertos del hemisferio sur.

Sobre la base de un estudio de múltiples líneas de evidencia, Ugalde y Dyrdahl evalúan patrones de interacción interregional, producción de alimentos y sedentarismo en el Formativo de la Sierra septentrional de Ecuador. Así como encuentro innovador el análisis de intercambio e interacción social, no me convence la interpretación de un ‘sedentarismo exclusivo o funerario’, probablemente por mis dudas sobre la definición original de las dimensiones de sedentarismo (Dillehay, 2013). En esta línea de discusión, Haas presenta un provocador modelo que transfiere el sedentarismo de los individuos o grupos a los sitios (sedentary sites). De este modo, habría un sedentarismo residencial de lugares permanentemente ocupados por individuos con distintos niveles de movilidad. Aunque no me atrae el uso del concepto –el cual, entiendo, es metafórico– y prefiero el de lugares persistentes (Schlanger, 1992), sí encuentro fascinante el análisis. De hecho, la atracción ejercida por lugares previamente ocupados y su uso recursivo se transforma en un elemento clave no solo a nivel del descarte de artefactos, sino de las pautas de modificación intencional e incidental del paisaje (descarte de semillas, suelos antropizados, parches de selva modificados, estructuras de riego, humedales ampliados).

Los trabajos de Ozorio de Almeida et al. y Bonomo et al. nos sumergen de modos diferentes en la dimensión emic de la cultura –los términos culturales propios de las personas del pasado (Headland et al., 1990)–. Es clave asumir que toda forma de interacción con el ambiente se inserta en la red de códigos culturales de una sociedad, aunque esto no suela ser visible a nivel material. Ozorio de Almeida et al. estudian las culturas ‘híbridas’ del Amazonas y su vinculación con los rasgos culturales misfit, que no ajustan en los esquemas tipológicos tradicionales. Siguiendo a David L. Clarke y su visión politética de la cultura, asumo que la unidad de análisis más útil para entender la variación es el rasgo individual, por sobre la tipología de las piezas completas. Por esto encuentro demasiado tipológica la calificación de rasgos como misfit, o fuera de lugar. No obstante, valoro la búsqueda de identificar la agencia de individuos en situaciones de frontera, contacto cultural y etnogénesis mediante una vinculación multiescalar de procesos macro –como la migración– y su impacto cultural local. Bonomo et al. combinan estudios zooarqueológicos y estilísticos de las cerámicas Goya-Malabrigo en el noreste de Argentina. El análisis es robusto e innovador, ya que abre la posibilidad de comprender las taxonomías culturales folk –o emic– de las sociedades del pasado. La sólida relación inversa entre la importancia de los taxones a nivel zooarqueológico y cerámico abre una fascinante entrada a la humanización del mundo natural bajo un determinado marco ideacional del pasado. Aquí hay múltiples puentes comparativos posibles para construir. Concluyo esta reseña refiriendo a un planteo de Borrero (2004) sobre la teoría arqueológica en América del Sur: por sobre consideraciones de procedencia geográfica o cultural de la teoría, importa que esta sirva para entender el pasado humano. Y esto depende no solo de la teoría, sino de construir una actitud metodológica que permita avanzar en el campo de la explicación arqueológica. Este destacado libro editado por Bonomo y Archila ofrece un notable panorama de la actitud metodológica teóricamente respaldada en Sudamérica. La arqueología de Sudamérica que se nos presenta aquí es eminentemente interdisciplinaria y multiescalar. Desde los análisis micro en la escala del sitio o de la historia de vida del individuo (Verano), pasando por una escala regional ya establecida en el continente como la adecuada para entender las formas humanas de construcción del paisaje, y llegando a la instancia macrorregional, que permite comprender los procesos de poblamiento, dinámica sociodemográfica y génesis de la variación cultural. Agradezco esta carta de presentación de la arqueología sudamericana al mundo.

REFERENCIAS

Altschul, J. H., Kintigh, K. W., Klein, T. H., Doelle, W. H., Hays-Gilpin, K. A., Herr, S. A., Kohler, T. A., Mills, B. J., Montgomery, L. M., Nelson, M. C., Ortman, S. G., Parker, J. N., Peeples, M. A. y Sabloff, J. A. (2018). Fostering Collaborative Synthetic Research in Archaeology. Advances in Archaeological Practice, 6(01), 19-29. [ Links ]

Bjerck, H. B. y Zangrando, A. F. (2013). Marine Ventures: Comparative Perspectives on the Dynamics of Early Human Approaches to the Seascapes of Tierra del Fuego and Norway. The Journal of Island and Coastal Archaeology, 8(1), 79-90. [ Links ]

Bliege-Bird, R., Tayor, N., Codding, B. F. y Bird, D. W. (2013). Niche construction and Dreaming logic: Aboriginal patch mosaic burning and varanid lizards (Varanus gouldii) in Australia. Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences, 280(1772), 20132297. [ Links ]

Borrero, L. A. (2004). Arqueología en América del Sur. ¿Se requiere un acercamiento teórico especial? En G. Politis y R. Peretti (Eds.), Teoría arqueológica en América del Sur, vol. 3 (pp. 71-83). INCUAPA-UNICEN. [ Links ]

Dillehay, T. D. (2013). Sedentarismos y complejidad prehispánicos en América del Sur. Intersecciones en antropología, 14, 29-65. [ Links ]

Drennan, R. D. (2010). Arqueología comparativa y los Andes. En R. E. Cutright, E. López-Hurtado y A. J. Martín (Eds.), Perspectivas Comparativas sobre la Arqueología de la Costa Sudamericana (pp. 248-257). University of Pittsburgh. [ Links ]

Headland, T. N., Pike, K. y Harris, M. (Eds.) (1990). Emics and Etics. The Insider-Outsider Debate, vol. 7. Sage. [ Links ]

Lombardo, U., Iriarte, J., Hilbert, L., Ruiz-Pérez, J., Capriles, J. M. y Veit, H. (2020). Early Holocene crop cultivation and landscape modification in Amazonia. Nature, 581(7807), 190-193. [ Links ]

Ojiem, J. O., de Ridder, N., Vanlauwe, B. y Giller, K. E. (2006). Socio-ecological niche: A conceptual framework for integration of legumes in smallholder farming systems. International Journal of Agricultural Sustainability, 4(1), 79-93. [ Links ]

Rowley-Conwy, P. y Layton, R. (2011). Foraging and farming as niche construction: Stable and unstable adaptations. Philosophical Transactions of the Royal Society B: Biological Sciences, 366(1566), 849-862. [ Links ]

Schlanger, S. H. (1992). Recognizing Persistent Places in Anasazi Settlement Systems. En J. Rossignol y L. Wandsnider (Eds.), Space, Time, and Archaeological Landscapes (pp. 91-112). Plenum Press. [ Links ]

Silverman, H. e Isbell, W. H. (2008). The Handbook of South American Archaeology. Springer. [ Links ]

Smith, M. E. y Peregrine, P. N. (2012). Approaches to comparative analysis in archaeology. En The comparative archaeology of complex societies (pp. 4-20). Cambridge University Press. [ Links ]

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