SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.23 número1VALORES DE d13C, d15N Y MICRORRESTOS VEGETALES PRESENTES EN RESIDUOS DE ALIMENTOS ADHERIDOS EN VASIJAS ARQUEOLÓGICAS DEL SITIO LA PALMERA 2 (NOROESTE DE ENTRE RÍOS, ARGENTINA) índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Comechingonia

versión On-line ISSN 1851-0027

Comechingonia vol.23 no.1 Córdoba jun. 2019

 

ARTICULOS

APORTE DE LOS MICROVESTIGIOS LÍTICOS AL ESTUDIO DE LOS PROCESOS DE FORMACIÓN DEL SITIO LA REPRESA (PROVINCIA DE BUENOS AIRES)1

CONTRIBUTION OF THE LITHIC MICROSCOPICAL REMAINS TO THE STUDY OF FORMATION PROCESSES OF THE SITE LA REPRESA (BUENOS AIRES PROVINCE)

 

Laura Staropoli1

1Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, Instituto de Arqueología. Buenos Aires, Argentina. 25 de Mayo 217, 3º piso, C1002ABE, CABA, Argentina.  laustaropoli@yahoo.com.ar

Recibido: 18/07/2018

Aprobado: 14/04 /2019

 


Resumen

En este trabajo se presentan los resultados del análisis de los microvestigios líticos del sitio La Represa, situado en el Área Interserrana Bonaerense (Provincia de Buenos Aires, Argentina), correspondiente a una ocupación de cazadores-recolectores del Holoceno tardío. El objetivo general es estudiar los procesos de formación del registro arqueológico para determinar los agentes culturales y naturales que intervinieron en la generación y modificación de los materiales depositados. Asimismo, dicho estudio se propone evaluar el potencial del análisis de estos tipos de restos para determinar qué información pueden brindar a las investigaciones en sitios similares del área. Para ello, se utilizó una metodología que combina técnicas de recuperación y análisis utilizados en sedimentología con los estudios morfológicos/tipológicos tradicionales y la tafonomía de artefactos líticos. El estudio de este tipo de vestigios ya ha demostrado ser útil para discutir el comportamiento humano en el pasado en otros contextos arqueológicos, ofreciendo una nueva perspectiva de análisis.

Palabras claves: microvestigios líticos, procesos de formación, cazadores-recolectores pampeanos, Holoceno tardío.

Abstract

In this paper I presents the results of the analysis of the lithic micro remains of La Represa site, located in the Interserrana Bonaerense Area (Buenos Aires Province, Argentina), corresponding to an occupation of hunter-gatherers of the late Holocene. The general goal was to study the formation processes to determinate the cultural and natural agents which take part in the formation and modification of the deposited materials. Likewise, this studio proposes to evaluate the analysis of these types of remains to determinate what information they can provide to research in similar sites in the area. For this, the applied methodology combines the recovery and analysis techniques used in sedimentology with traditional morphological/typological studies and the taphonomy of lithic artifacts. The study of this type of remains has proven to be useful to discuss past human behavior in others archaeological contexts, offering a new perspective of analysis.

Key words: lithic micro remains, formation processes, pampean hunter-gatherers, late Holocene.


Introducción

En los últimos años ha surgido la denominada Microarqueología, disciplina que integra las ciencias naturales a la arqueología y que comprende el estudio de toda evidencia (cultural o natural), para lo cual es necesario el uso de instrumentos de aumento (Weiner 2010). Dicha  disciplina comenzó a ser vista como una manera de ir más lejos con los problemas asociados a los artefactos de grandes dimensiones y que pueden ser observables a simple vista, es una herramienta que, usada correctamente, refuerza las interpretaciones arqueológicas. Sin embargo, no ha sido utilizada en su máximo potencial debido principalmente a malentendidos generalizados entre la comunidad arqueológica (Ullah 2002). Dunnell y Stein (1989) sugieren que los microvestigios2 pueden estudiarse de la misma manera que los restos más grandes, ya que también son producto de la actividad humana y además se presentan de forma muy numerosa en el registro. Un microvestigio es definido como todo resto material de origen cultural y/o natural de tamaño pequeño (Staropoli 2010). No hay límites convencionalmente preestablecidos para el tamaño, pero existen razones empíricas para hacer cierta distinción que depende de la interacción entre el tamaño del objeto y su recolección (Dunnell y Stein 1989). Por lo tanto, la definición del tamaño, cualidad que se destaca sobre otras, es una decisión arbitraria condicionada por ciertos parámetros y relacionada con los objetivos de cada investigación que, a su vez, afecta la metodología de recuperación (Staropoli 2013). La integración del estudio de este tipo de vestigios en las investigaciones arqueológicas implica el uso de las técnicas de la sedimentología para analizar las matrices de un sitio, ya que cada vez más se está aceptando la idea de considerar a los artefactos como partículas sedimentarias peculiares (Schiffer y McGuire 1982, Stein 1987).

Los restos líticos también son susceptibles de sufrir modificaciones morfológicas (fracturas, pulidos de superficies, entre otras) y desplazarse vertical u horizontalmente, aunque pueden mantener algunas de sus características a través del tiempo de acuerdo al contexto de depositación (Wrigth 1983). Este trabajo conforma una primera aproximación para evaluar el potencial de información que estos tipos de restos pueden aportar en sitios de cazadores recolectores del área de estudio. En él se discuten los agentes y/o procesos naturales y culturales que dieron origen y modificaron los materiales como así su contexto de depositación. Dicho estudio combina metodológicamente diferentes perspectivas: por un lado, el uso de las técnicas de la sedimentología para la recuperación de los restos y por el otro, el análisis tradicional de artefactos líticos (Aschero 1975) junto con la tafonomía (Borrazzo 2006, Borrero 2011).  Este último tipo de estudio es equiparable al de los restos óseos, ya que se basa en la idea de que los procesos tafonómicos que actúan sobres los huesos pueden igualmente modificar las rocas (Hiscock 1985).

 

La región de estudio y el sitio La Represa

El Área Interserrana Bonaerense está localizada en la denominada Pampa Húmeda, entre los sistemas serranos de Tandilia y Ventania, al sur de la provincia de Buenos Aires (Politis 1984, 2000; Politis y Madrid 2001). El registro geológico general muestra una sucesión sedimentaria relativamente homogénea de depósitos piroclásticos de características limo-arenosos y limo-arcillosos de colores castaños que fueron retrabajados parcialmente por acción fluvial y por procesos pedogénicos (Zárate 2003). El relieve es ondulado con leve pendiente regional noroeste-sureste y los ríos de la región siguen direcciones NO-SE y NE-SO, mostrando la existencia de un control estructural en sus recorridos que produce que el diseño del sistema fluvial sea dendrítico a sub-dendrítico (Madrid et al. 2002). En los últimos años, los excedentes de humedad, junto al mal drenaje natural y el mal uso del suelo, han generado la permanencia de lagunas y bañados de gran extensión, con el consecuente cambio ambiental (Quattrocchio et al. 2008).

El clima se caracteriza por ser templado húmedo, con predominio de gramíneas, presencia de algunas estepas de herbáceas y plantas psammófilas y halófilas (soportan ciertos grados de salinidad) en la zona costera, bosques ribereños y diversos tipos de vegetación acuática en el área de ríos, lagunas y bañados, como juncos y totoras (Tonni et al. 1999).

 

Con respecto a la fauna, según Ringuelet (1961), pertenece al Dominio Pampásico de la Región Guayano-Brasileña, representada fundamentalmente por especies subtropicales con algunos taxones sub-andinos y patagónicos. Hacia el siglo XVI se produce la introducción de los grandes rebaños de vacunos, equinos y ovinos por parte de los españoles. La remoción de la tierra producida por los rebaños de origen europeo facilitó el crecimiento de pastos blandos y verdes. Actualmente, en muchos de los densos y extensos pastizales que cubrían la inmensa e interminable pampa, sólo encontramos tierras de cultivos.

La Represa es un sitio a cielo abierto que se ubica en un valle fluvial de la localidad de Oriente, en el sector del curso medio del río Quequén Salado, a 200 m de su margen este y a 22 km de su desembocadura en el océano Atlántico (Figura 1) (March et al. 2008). Su emplazamiento hace del sitio un lugar de fácil acceso a los recursos del valle (diversas materias primas, fauna terrestre y acuática, y vegetales). El contexto estratigráfico se caracteriza por la cubierta del suelo actual, de no más de 5 cm de espesor y la depositación de sedimentos limo-arenosos ligeramente arcillosos de color negruzco y sedimentos loéssicos arenosos de color marrón claro (March et al. 2008).

Según la evidencia recuperada, el sitio presenta ocupaciones con dataciones del Holoceno medio y el Holoceno tardío, en el cual se llevaron a cabo actividades múltiples (March et al. 2008). Los microvestigios líticos analizados en el presente trabajo provienen del nivel fechado en 2.800 ± 40 AP, 1.040-840 Cal. AC (Beta - 232063), sobre colágeno de hueso, el cual representa una ocupación de grupos cazadores-recolectores del Holoceno tardío (March et al. 2008).


Figura 1. Localización del Área Interserrana Bonaerense y del sitio La Represa.

En el mencionado contexto, se han recuperado diversos instrumentos líticos representados por raederas, raspadores, artefactos retocados y lascas con rastros complementarios. Asimismo, en bajas frecuencias se registraron denticulados, cuchillos, perforadores, buriles, puntas de proyectil y micropercutores. Los núcleos también están presentes y agotados, aunque no se identifican evidencias de su talla inicial (Hoguin 2007). Estos artefactos fueron confeccionados sobre materias primas variables provenientes de los afloramientos rocosos de Ventania y de la costa atlántica; en este último caso bajo la forma de rodados (cuarcita blanca y de color, ftanita, basalto, vulcanita, sílex, esquisto, gabro, etc.). La cuarcita constituye el tipo de roca más representado, seguido por la ftanita (Hoguin 2007, March et al. 2008). Todos los artefactos fueron confeccionados a partir de formas base pequeñas y variadas (lascas, láminas, microlitos) y muestran un uso intenso y evidencias de reactivación de los filos según el análisis realizado por Hoguin (2007). Algunos artefactos fragmentados fueron reformulados para ser utilizados como otra herramienta (Hoguin 2007). Asimismo, se constató la presencia de manos de moler (March et al. 2008) manufacturadas en granito mediante la técnica de abrasión.

Los restos faunísticos registrados en el sitio están representados principalmente por guanaco (Lama guanicoe), cérvidos y en menor proporción por armadillos, roedores y ñandúes (March et al. 2008). El análisis de las marcas y huellas presentes en las partes esqueletarias recuperadas (principalmente cuartos delanteros y traseros) indican actividades de trozamiento y descarne, mientras que algunos elementos presentan alteración térmica.

La escasez de tiestos cerámicos en el sitio es notoria, la mayoría de los fragmentos constituyen cuerpos y bordes que indican cocción mediante atmósfera oxidante como suele interpretarse para los sitios del área (March et al. 2008, Rivas González 2011). En algunos casos los restos presentan decoración punteada incisa y pintura roja (Rivas González 2011).

En función de la evidencia antes mencionada, se infiere que en el sitio La Represa se realizaron múltiples actividades en el macro del circuito de movilidad anual de los cazadores recolectores que ocuparon el área. Ello habría estado facilitado por su emplazamiento de fácil acceso a fuentes de agua y la diversidad de materias primas y recursos alimenticios disponibles (March et al. 2008).

Métodos y técnicas

Debido a su tamaño y abundancia, los microvestigios son mejor muestreados y cuantificados utilizando técnicas estándar desarrolladas en sedimentología (Kligmann 2009; Sherwood 2001). Para ello, el tamaño de la muestra requiere considerar un rango de peso, una fracción phi (Ø), o un determinado número de granos por muestra (Sherwood 2001; Staropoli 2013). Existen limitaciones y desventajas en cada una de ellas, por lo tanto, aún no se ha podido establecer una convención para la estandarización de la cuantificación de los restos (Shott 1994; Staropoli 2013). En este análisis consideramos que los microvestigios pueden ser mejor estudiados si se usa la escala phi (Ø), ya que permite realizar una comparación entre los procesos culturales y naturales que afectan a los mismos (Sherwood 2001). En este sentido, cabe mencionar que no todos los restos recolectados como microvestigios ingresan al registro arqueológico con un tamaño originalmente pequeño; algunos pueden incorporarse como fragmentos de restos de grandes dimensiones (Kligmann 2009). Por otra parte,  muchos otros objetos ingresan al registro con tamaños grandes (mayor a 1 cm) y posteriormente, en función de la acción de procesos post-depositacionales, se reducen sus dimensiones (Kligmann com. pers.).

La definición de microvestigios utilizada en este trabajo es la siguiente: restos líticos que abarcan un rango de tamaño entre = 4 y = 1 mm, por lo cual no pueden ser recolectados con los medios clásicos de excavación.

En cuanto al análisis,  se realizó mediante la utilización de dos enfoques: el análisis en masa y la descripción de atributos individuales (Ahler 1989; Aschero 1975). Se combinaron variables de ambas caracterizaciones para realizar una descripción más completa y detallada de la muestra.

Los microvestigios líticos fueron recuperados junto con los sedimentos del nivel excavado (500 m³), los cuales fueron tamizados en el campo con una zaranda de apertura gruesa (-2 phi). Luego se continuó el tamizado en el laboratorio con las mallas más finas (-1 y 0 phi respectivamente). En función de dichas instancias de trabajo, se establecieron tres categorías de tamañodenominadas arbitrariamente grande, mediano y pequeño (Staropoli 2010) (Tabla 1).

Tabla 1. Límites de las categorías granulométricas y sus equivalencias.

Tabla 2. Variables tafonómicas analizadas.

Los restos fueron contabilizados según cada fracción granulométrica y analizados con lupa binocular; ello permitió clasificados según criterios tecno-morfológicos, se determinó el NMD (número mínimo de desechos) y el grado de fragmentación (Aschero 1975; Aschero et al. 1993-1994) (ver Tabla 3).

Las materias primas fueron determinadas teniendo como referencia el conjunto de macrorrestos del sitio (restos mayores a 4 mm) y los datos provenientes del análisis petrográfico de cortes delgados realizado en muestras de rocas provenientes de varios sitios localizados en diferentes sectores del río Quequén Salado (March et al. 2008). Finalmente, se realizó el análisis tafonómico considerando las variables mencionadas en la Tabla 2 (Burroni et al. 2002; Cameron et al. 1990; Camuffo 1995, Colman y Dethier 1986; Dunnell y Simek 1995; Eren et al. 2010, 2011; Gifford-Gonzalez et al. 1985; Gutiérrez 2006; Hosfield y Chambers 2003; Mcbrearty et al. 1998; Nielsen 1991; Schiffer 1983, 1987; Weitzel 2012, Weitzel y Colombo 2006; entre otros).

Resultados

Clasificación por tamaño, materias primas y morfología de la forma base.

El total de la muestra recuperada comprende 11.786 microvestigios líticos (Figura 2). Los más representados son los que presentan tamaño pequeño (66,49%); le siguen los ejemplares medianos (30,12%) y por último los grandes (3,39%) (Figura 3). Mayoritariamente se registran restos que corresponden a lascas fragmentadas sin talón y, en menor medida, fragmentos indiferenciados (Tabla 3). Si se considera que a medida que una lasca se fractura, se va reduciendo en tamaño y se generan fragmentos más pequeños, la clasificación según tipos de microvestigios por tamaño debería reflejar ese patrón, independientemente del proceso actuante. En este sentido, como lo indica la tabla 3, el tamaño pequeño presenta la mayor cantidad de restos en todas las categorías por tipos, siendo los más numerosos las lascas fragmentadas sin talón y los fragmentos indiferenciados.


Figura 2. Microvestigios líticos vistos a través de la lupa binocular.


Figura 3. Microvestigios líticos vistos a ojo desnudo (tamaño grande a la izquierda, mediano al centro y pequeño a la derecha).

 

Tabla 3. Microvestigios clasificados por tipos y por categorías de tamaño.

La materia prima que predomina es la cuarcita, principalmente la de color blanco, la cual está representada por 11.152 restos. Entre dichos restos se identifican mayoritariamente los de tamaño pequeño. La ftanita está presente en menor proporción, los restos de tamaño pequeño presentan elevadas frecuencias; el basalto y el sílex son muy escasos y no presentan tendencias claras respecto de una selección según las categorías de tamaño, probablemente como consecuencia de la escasez de restos recuperados (Tabla 4).

Tabla 4. Materias primas presentes clasificadas según las categorías de tamaño.

En cuanto a los tipos de microvestigios según la materia prima sobre la que están confeccionados, la cuarcita continúa siendo la que presenta las mayores frecuencias de restos en todos los tipos, siendo mayoritarias las lascas fragmentadas sin talón (Tabla 5). La misma tendencia se observa para la ftanita. En el caso del basalto y el sílex no se han recuperado lascas fragmentadas con talón ni fragmentos indiferenciados con rodamiento; predominan los fragmentos indiferenciados y las lascas fragmentadas sin talón (Tabla 5).

Tabla 5. Tipos de microvestigios según las diferentes materias primas.

Cuantificación e índice de fragmentación

Se determinó el número mínimo de desechos (NMD) utilizando la perspectiva planteada por Aschero (1975) y Aschero et al. (1993-1994), que consiste en la sumatoria de las lascas enteras (LENT) y las lascas fragmentadas con talón (LFCT), arrojando un total de 903 restos.

Asimismo, en función de los lineamientos de Aschero (1975) se determinó el estado de conservación de la muestra, en la cual se consideran cuatro categorías de restos: lascas enteras (LENT), lascas fragmentadas con talón (LFCT), lascas fragmentadas sin talón (LFST) y fragmentos indiferenciados (INDI). El índice de fragmentación se calculó realizando la razón entre el número total de restos (N= 11.404) y el número mínimo de desechos (NMD= 903) (Aschero 1975), cuyo resultado fue 12,63. Es esperable que los índices que se acercan más al valor 1 indiquen que la muestra presenta un nivel de fragmentación muy bajo, en cambio, cuanto más se aleje este valor, el nivel de fragmentación se va incrementando.

La tafonomía

Los resultados del análisis tafonómico indican que los microvestigios líticos no fueron afectados por agentes eólicos y fluviales ni por meteorización, ya que estos tipos de restos al ser fácilmente incorporados a la matriz sedimentaria en un lapso relativamente corto, no serían afectados por procesos superficiales que puedan tener lugar en un tiempo prolongado. No se registra evidencia de transporte, modificación superficial, pátinas, costras salinas ni adhesión de sedimentos u otras sustancias. Por otra parte, si bien el sitio se encuentra localizado en inmediaciones de áreas cultivables, la acción del arado no perturbó el depósito. Durante la evaluación del estado de los microrrestos3 se observó que la fragmentación tuvo un papel destacado ya que afectó notablemente a los materiales. Se debe aclarar que no se está asumiendo a priori que la fragmentación responde exclusivamente a un proceso tafonómico porque entendemos que existen otros factores de carácter tecnológico, por ejemplo, las técnicas de talla utilizadas. Estos otros factores serán discutidos más adelante.

En cuanto a los fragmentos indiferenciados con rodamiento, el análisis micromorfológico realizado por medio de cortes delgados de la matriz sedimentaria, indicó la presencia de un sedimento homogéneo y arcilloso, con rastros de floriturbación por raíces muy pequeñas, que presenta un tamaño medio de grano de 100 µm (0,1 mm). Al observar el corte delgado en el microscopio de luz polarizada, se destacan claramente granos de cuarzo redondeados, de alrededor 0,5 mm, mientras que la mayor parte de los granos de la matriz son sub-angulares (March et al. 2008). Los fragmentos indiferenciados con rodamiento presentan características morfológicas muy diferentes comparadas con los otros tipos de lascas; poseen rasgos similares a los granos naturales del sedimento descripto en los cortes delgados (son sub-angulares) (Figura 4). Por lo tanto, la presencia de estos fragmentos que poseen una mínima

abrasión de los bordes, es consecuencia de su existencia original en el sedimento, los cuales se habrían recolectado junto con los restantes microvestigios. Asimismo, la floriturbación no mostró rastros de marcas ni adhesión de material orgánico en los restos, aunque es posible que ello haya provocado fracturas y desplazamientos; dichos rasgos se discutirán en el apartado siguiente.


Figura 4. Fragmentos indiferenciados con rodamiento

 

Discusión

En principio, es necesario aclarar que la falta de trabajos relacionados con el análisis de microvestigios líticos dificulta de alguna manera la interpretación del conjunto, sin embargo, los estudios experimentales y actualísticos sobre materiales líticos en general pueden ser aplicables con ciertos recaudos, ya que fueron realizados con restos de mayores dimensiones (Andrefsky 2007; Borrazo 2006; Camuffo 1995; Eren et al. 2011; Hiscock 1985; Nami 1983; Weitzel 2012; Weitzel y Colombo 2006, entre otros). En este caso, el tamaño de los microvestigios es una característica fundamental para sostener que ciertos procesos que afectan a los restos más grandes pueden no afectar de la misma manera a los más pequeños (Bocek 1986; Canti 2003; Dunnel y Stein 1989; Fladmark 1982; Hull 1987; Nash y Petraglia 1987; Sherwood 2001; Shott 1994; Villa y Courtin 1983, entre otros). A pesar de ello, se discutirán algunas ideas con el fin de hipotetizar sobre el origen y la modificación de los microvestigios.

Procesos antrópicos

Los microrrestos líticos son un recurso confiable para obtener información acerca de las actividades concernientes al proceso de reducción lítica (Clark 1986; Fladmark 1982; Shott 1994, entre otros). Por otro lado, constituyen una impronta permanente en los sitios, ya que se ven menos afectados por factores como la reutilización, el reciclaje o la limpieza del sitio (Fladmark 1982).

Por lo general, los conjuntos líticos presentan un elevado grado de fragmentación (Weitzel 2012) producto de procesos tanto antrópicos como naturales. Según Sullivan y Rozen (1985) es muy común que en un sitio haya gran cantidad de lascas fracturadas (con y sin talón) como consecuencia de la manufactura de instrumentos. Los materiales líticos se pueden fragmentar por diversos procesos antrópicos, intencionales o accidentales, que son difíciles de identificar arqueológicamente (Weitzel y Colombo 2006). Las fracturas resultantes pueden ser clasificadas en diferentes tipos, permitiendo discernir si fueron generadas intencionalmente durante las actividades de manufactura, uso y descarte del instrumento. Por otra parte, para las fracturas accidentales es muy difícil asignar un origen específico, pero es posible acotar los procesos que las generaron, como los errores de talla, el uso, el pisoteo y caída de los artefactos (Weitzel 2012). Tanto las fracturas deliberadas como accidentales pueden estar acompañadas de astillamientos y de remoción de pequeñas lascas a veces difíciles de identificar o clasificar según lo demuestran los estudios experimentales realizados (Weitzel 2012, Weitzel y Colombo 2006).

A partir de la evidencia estudiada en sitios de la Depresión del Salado, que muestra una alta proporción de artefactos líticos fracturados, Weitzel y González (2012) plantean que la fractura intencional pudo ser utilizada como una técnica más para obtener nuevos bordes y puntas filosas a partir de instrumentos pequeños y agotados y de fragmentos de artefactos. La finalidad de esta práctica consistiría en el máximo aprovechamiento de la materia prima en un paisaje donde los recursos líticos son escasos y no están presentes en los alrededores.  

Para el caso del Área Interserrana y del sitio La Represa en particular, no contamos con análisis de fracturas intencionales de artefactos, aunque la evidencia señala la presencia de restos líticos grandes fragmentados en un sitio que se encuentra alejado de las fuentes principales de abastecimiento de cuarcita. En este caso, la fractura intencional de artefactos en el sitio no fue explorada, pero se plantea como una hipótesis de trabajo.  

Como los microdesechos son producidos por las mismas actividades de talla que producen las lascas más grandes, el tamaño y la distribución son útiles para diferenciar técnicas de manufactura y para mapear las acumulaciones de restos que resultan de esas técnicas (Madsen 1992), siempre que los procesos post-depositacionales no hayan producido alteraciones.

Un inconveniente que presenta este análisis es el mixing problem (sensu Andrefsky 2007), es decir, durante las actividades de talla, los desechos se mezclan y no es posible discernir los generados por cada una de las diferentes técnicas de reducción utilizadas. Esto sucede porque los conjuntos líticos arqueológicos representan distintos eventos de reducción que generan desechos en diferentes cantidades y tamaños, los que a su vez son alterados por los procesos post-depositacionales. Una de las formas de subsanar este inconveniente es realizar replicaciones experimentales controlando las variables utilizadas y reduciendo el margen de error, para luego contrastar los resultados con el conjunto arqueológico y así tener un marco para dar significado al comportamiento que los generó (Andrefsky 2007). De esta forma, la experimentación, por réplica y/o simulación de instrumentos líticos, provee información que de otro modo pasaría inadvertida y al mismo tiempo proporciona las bases para una interpretación objetiva (Nami 1983).

Según estudios de replicación realizados por Fladmark (1982) sobre la cantidad de microdesechos que generan las distintas técnicas de talla, se determinó que la percusión con intermediarios duros origina un 1% de microrrestos de 1 mm, mientras que la presión genera un 20% del mismo tamaño, de manera que las distintas técnicas pueden relacionarse con los distintos tamaños. Es así, como a través de un análisis granulométrico combinado con el análisis de los atributos tecnológicos es posible identificar el tipo de actividad realizada (Madsen 1992).

Este argumento es útil para plantear un origen de los microrrestos producto de eventos de talla en los cuales se emplearon diferentes técnicas: los microrrestos grandes (= 4 mm) evidencian el uso de la percusión, mientras que los medianos y pequeños (< 4 y = 2 mm y < 2 y = 1 mm respectivamente) podrían ser originados por presión, técnica asociada a la terminación y reactivación de los filos de los artefactos, aunque no es posible discernir las cantidades generadas.

Otra de las técnicas de talla que genera abundante cantidad de desechos es la reducción bipolar, generalmente relacionada al aprovechamiento intensivo de la materia prima en sitios donde las fuentes de rocas utilizables son escasas (Curtoni 1996, Flegenheimer et al. 1995). Los artefactos (núcleos y formas base) que fueron reducidos bipolarmente presentan generalmente tamaños pequeño y muy pequeño (sensu Aschero 1975). Sin embargo, los productos resultantes de esta técnica no exhiben indicadores directos de bipolaridad (Curtoni 1996). La evidencia recuperada en el sitio La Represa sugiere que esta técnica fue muy utilizada, no solamente sobre los rodados costeros, sino también sobre la cuarcita (Hoguin 2007).

Como plantea Andrefsky (2007), generalmente se podría pensar que la producción de los mismos tipos de artefactos por diferentes talladores genera los mismos resultados en términos de la cantidad y tamaño de los desechos. Sin embargo, el autor sostiene que algunos investigadores que realizaron replicas experimentales han registrado que las habilidades, estilos y técnicas de los talladores producen resultados diferentes. Incluso, el tamaño y la forma inicial de las materias primas son factores importantes a considerar.

Ahora bien, según Andrefsky (2007), Nelson (1991) y Valverde (2003), la presencia de lascas enteras y fragmentadas con talón de tamaño pequeño podrían vincularse a los estadios intermedios y/o finales de reducción dentro de la cadena operativa y a un aprovechamiento de las formas base. Las potenciales actividades de talla llevadas a cabo en el sitio sugieren el uso intenso de las principales materias primas explotadas (cuarcita y ftanita) (Hoguin 2007), lo cual estaría asociado a decisiones tecnológicas relacionadas con el aprovisionamiento y economía de la materia prima (Nelson 1991). Sin embargo, este no sería el caso para el basalto y el sílex, cuya explotación sería de carácter circunstancial. La cuarcita y ftanita son rocas intensamente explotadas por los cazadores recolectores pampeanos y al ser tenaces se requiere una gran fuerza para ser talladas, lo que provoca muchas charnelas (Bayón et al. 1999). En cambio, los rodados costeros al ser más accesibles y abundantes, muestran un carácter más expeditivo en su explotación y uso (Nelson 1991). Estas rocas, que fueron casi exclusivamente aprovechados por talla bipolar, suelen ser de buena calidad, pero su forma y tamaño condicionan las maneras de reducción utilizables, haciendo que las posibilidades de reactivación de los productos obtenidos sea ínfimas (Bayón y Flegenheimer 2004, Flegenheimer et al. 1995).

En el caso del sitio La Represa, la técnica bipolar no es de uso exclusivo sobre los guijarros costeros, también se observó que tuvo un gran uso sobre la cuarcita (Hoguin 2007). En el empleo de dicha técnica las lascas saltan indistintamente de la plataforma de percusión o del apoyo del yunque, siendo muy frecuente la fragmentación y la generación de desperdicios, como polvo, microlascas y fragmentos indiferenciados. Asimismo, cuando el remanente del núcleo se reduce intensamente se producen esquirlas (Flegenheimer et al. 1995).

Las características del conjunto microvestigios muestran la existencia de la reactivación de filos mediante la técnica de presión. Considerando las dimensiones que presentan los macrorrestos (ver más adelante) (Hoguin 2007), es posible decir que los tamaños de los micro fragmentos recuperados están relacionados con la reducción del soporte, la finalización de los instrumentos y reactivación de los filos de los artefactos de módulo pequeño (sensu Aschero). Por otra parte, durante las distintas actividades de talla se produjeron accidentes que quedaron evidenciados por los negativos que presentan los macrorrestos en su superficie que generaron pequeños desechos indiferenciados. En cuarcitas bien compactadas de grano fino y de buena fractura concoidal, como es el caso del sitio, la formación de melladuras es frecuente (Gijaba y Carvalho 2005).

Asimismo, los productos generados durante las actividades de talla pudieron sufrir pisoteo luego de haber sido depositados en superficie, fragmentando los artefactos, incrementando la cantidad de microrrestos y dificultando la identificación de los procesos previos. El pisoteo fragmenta los restos en superficie hasta que alcanzan un determinado tamaño en el cual este proceso deja de afectarlos. Esto sucede porque luego de un lapso en el que se suceden las perturbaciones en el sitio, este se estabiliza y los materiales contenidos en las matrices sedimentarias alcanzan un estado de equilibrio; este fenómeno se conoce como settling in effect (Nash y Petraglia 1987).

Experimentos realizados en diversos contextos sedimentarios indican que el pisoteo puede causar daños importantes en los bordes de los artefactos. Dichos bordes, que suelen ser de espesor más delgado que el resto de la pieza, presentan marcas de pseudo lascados que no siguen un patrón particular y que simulan el producido por la reactivación de filos y el uso de los artefactos (McBrearty et al. 1998; Nielsen 1991). Estos lascados producen el desprendimiento de esquirlas muy pequeñas de morfología variada, pero sin atributos diagnósticos (Gifford-Gonzalez et al. 1985; Nielsen 1991). La presencia de lascas con rastros complementarios y de distintos desechos en La Represa podría estar reflejando este fenómeno, ya que sus bordes presentan negativos de desprendimiento de pequeñas astillas. Sin embargo, hay que mencionar que la gran cantidad de microvestigios de tamaño pequeño, puede ser indicio de que los restos más grandes hayan permanecido en superficie expuestos al proceso de fragmentación.

Los datos aportados por los estudios geológicos en las planicies del Área Interserrana han mostrado que la tasa de sedimentación del sitio para el Holoceno tardío fue muy baja y se mantuvo relativamente constante (Zárate 2003) ya que la secuencia estratigráfica no presenta interrupción en el proceso de formación del suelo, siendo posible distinguir los horizontes (Staropoli obs. pers.). Esto indicaría la existencia de cierta estabilidad ambiental que es necesaria para que dicho proceso se desarrolle (Holliday 2004). Por lo tanto, es probable que el proceso de fragmentación de los materiales haya tenido lugar por el pisoteo, generado fragmentos indeterminados (sin atributos diagnósticos).

Diversos estudios experimentales, sugieren que el pisoteo además de generar fragmentación, produce el enterramiento de los restos que están en superficie (desplazamiento vertical) como consecuencia de la fuerza ejercida verticalmente, quedando incorporados a la matriz sedimentaria (Kligmann 2009; Pintar 1987; Villa y Courtin 1983). En el desplazamiento vertical de los materiales enterrados, la profundidad actúa de manera diferencial, ya que, a mayor profundidad, el movimiento es menor (Pintar 1987; Villa y Courtin 1983). Asimismo, durante el pisoteo se produce desplazamiento horizontal de los restos durante la circulación. En este caso, el movimiento es mayor cuando los materiales están en superficie (Eren et al. 2010, Kligmann 2009; Pintar 1987; Villa y Courtin 1983). Dichos estudios demuestran, además que ambas formas de desplazamiento se producen a distancias variables (a cm) del lugar original de depositación de los restos, que no existe una relación directa entre el peso o tamaño de los materiales y las distancias de desplazamiento, aunque los más pequeños son enterrados más fácil y rápidamente (Pintar 1987; Villa y Courtin 1983), con lo cual la posibilidad de que sufran desplazamiento horizontal es mucho menor. Sin embargo, hay otros factores que pueden influenciar el grado de movilidad: la intensidad del pisoteo, la dirección del movimiento, el tipo y estado del sedimento, el agente actuante y la fuerza ejercida (Eren et al. 2010; Gifford-Gonzalez et al. 1985; Kligmann 2009; McBrearty et al. 1998; Nielsen 1991). En el caso del sitio La Represa, la característica limo-arcillosa del sedimento pudo actuar de dos maneras diferentes: si el sedimento estuvo húmedo pudo facilitar el enterramiento, dado que el componente arcilloso al hidratarse con agua suele volverse más plástico. Mientras que cuando el sedimento permanece en estado seco, el grado de compactación, como se observó durante el trabajo de campo, ofrecería resistencia al enterramiento y favorecería la fragmentación (Eren et al. 2010; Gifford-Gonzalez et al. 1985; Kligmann 2009; McBrearty et al. 1998; Nielsen 1991). Ahora bien, como los microvestigios fueron recuperados junto con el sedimento excavado, dada la necesidad de utilizar técnicas sedimentológicas por su tamaño, no es posible discernir si el desplazamiento producto de diferentes procesos y/o agentes tuvo lugar (ver distribución espacial).

La comparación entre los materiales de diferentes tamaños también nos ayuda a identificar ciertas actividades, ya que los objetos de tamaño pequeño se depositan de forma diferente a los grandes, y así nos permiten dilucidar depósitos de desechos primarios, secundarios o de facto (Fladmark 1982; Hull 1987; Schiffer 1983). Ahler (1987) también señala que los desechos de talla son descartados en el lugar de origen o cercano a él, mientras que no sucede lo mismo con los instrumentos. En general, los microvestigios no son afectados por las actividades de limpieza del sitio, porque lo que se suele remover son los objetos más grandes que estorban al momento de desarrollar las actividades (Schiffer 1983; Shott 1994). En cambio, los objetos más pequeños son incorporados a la matriz sedimentaria por el continuo pisoteo y circulación de la gente y/o animales dentro del sitio (Kligmann 2009; Shott 1994). Esto explicaría por qué fue posible recuperar la gran cantidad de microvestigios líticos.

Es importante considerar que existen varios factores que condicionan el tratamiento de los desechos, como por ejemplo, la movilidad de los grupos y el grado de planeamiento involucrado en la manufactura de los artefactos. Según Fladmark (1982), las actividades de limpieza están relacionadas con la ocupación prolongada y reiterada del sitio, pero además estas prácticas culturales sobre el tratamiento de los desechos pueden variar de un grupo a otro (Clark 1986; Schiffer 1983). El análisis de toda la evidencia recuperada en el sitio La Represa indica que sus habitantes ocuparon el sitio de forma prolongada, ya que no se observan hiatos durante el Holoceno tardío (March et al. 2008).

Ahora bien, la comparación entre las cantidades recuperadas de micro y macrorrestos líticos nos permiten argumentar algunas cuestiones. La diferencia entre los conjuntos es bastante notoria, los macrorrestos están compuestos por 1.008 artefactos, de los cuales sólo 37 son instrumentos (Hoguin 2007; March et al. 2008), versus 11.404 microvestigios (se excluyeron del total los fragmentos indiferenciados con rodamiento). Según estudios experimentales (Fladmark 1982), esto es un indicador de que, por un lado, la talla se realizó in situ y que todas las etapas de la cadena operatoria están representadas, debido a que el proceso de manufactura al ser reductivo, los productos de la talla son cada vez más pequeños a medida que una pieza es trabajada (Andrefsky 2007). Por el otro lado, esta diferencia también puede estar reflejando el proceso de fragmentación que afectó a ambos conjuntos debido a la cantidad de fragmentos de lascas e indeterminados recuperados (Hoguin 2007).  

En cuanto a las dimensiones de los macrorrestos no superan los 30 mm de largo, siendo que un 83 % de los artefactos se sitúan en el rango de 10 a 20 mm y un 17 %  entre 5 y 10 mm, y sus espesores son delgados, entre 1 y 5 mm, predominando los restos entre 2 y 3 mm (March et al. 2008; Hoguin 2007). Las dimensiones de estos restos son compatibles con el uso de guijarros y formas base pequeñas que sirvieron como soportes para la manufactura de los instrumentos (Hoguin 2007). Si bien, la mayoría de macrorrestos fueron confeccionados en cuarcita, que es una materia prima tenaz, la delgadez del espesor los hace muy susceptibles a fracturarse por distintos procesos (Weitzel y Colombo 2006).

Agentes y procesos naturales

Desde una perspectiva geoarqueológica, los sedimentos y suelos constituyen la unidad de materiales culturales y naturales que poseen propiedades espaciales y temporales; no son contenedores pasivos del registro arqueológico, sino que su dinámica afecta a dichas propiedades (Favier Dubois 2006; Holliday 2004). El balance geomorfológico dado por la alternancia de los procesos de erosión, sedimentación y pedogénesis dan origen a la estratigrafía natural de un sitio y la presencia de materiales arqueológicos en capa o superficie es un reflejo de esa dinámica (Favier Dubois 2000). En la Región Pampeana, las condiciones propicias para la pedogénesis se sucedieron a lo largo del Holoceno y modelaron la localización y propiedades del registro arqueológico de los valles (Favier Dubois 2006; Zárate 2003). Así, la formación de suelos se llevó a cabo sobre el sustrato sedimentario de origen eólico (loess) que resulta muy favorable para la ocupación humana (Favier Dubois 2006). El proceso pedognético requiere de cierta estabilidad ambiental para que los horizontes de suelos puedan desarrollarse. Este proceso también incluye la interacción con la flora y la fauna y la acumulación de materia orgánica, junto con el movimiento o redistribución (usualmente hacia abajo, pero también hacia arriba) de los componentes clásticos, bioquímicos, y iónicos del suelo (Holliday 2004). Si la bioturbación es muy intensa, por ejemplo,  puede provocar concentración alineada de materiales que simulan un piso de ocupación sepultado  (Favier Dubois 2006). Los suelos como matriz contenedora de los materiales son de gran importancia ya que la presencia de ellos en los horizontes pedológicos es la regla en la estratigrafía arqueológica pampeana (Favier Dubois 2006). Las observaciones realizadas durante el trabajo de campo muestran en el sitio la presencia de un incipiente horizontal A de suelo en desarrollo con presencia de pequeñas raíces, como lo indica el estudio micromorfológico (Boulvain 2011). Esto es compatible con la cobertura de pastos y gramíneas que inicialmente cubrían el sitio. Sin embargo, no se observó una alineación en capa de materiales arqueológicos.

La presencia de pequeños invertebrados también cumple un rol destacable en ambientes con desarrollo de suelos (Favier Dubois 2006). Al ser pequeños y difíciles de detectar a simple vista pueden confundirse con partículas sedimentarias (Stein 1983). Si bien la mayoría de las especies difieren en tamaño y costumbres, en general realizan las mismas actividades: remueven el suelo, desplazan materiales, ingieren y excretan materia mineral y orgánica, entre otros (Stein 1983).

Algunos de estos invertebrados, como las lombrices pueden acarrear entre 1 y 10 mm de suelo por año y depositarlo sobre la superficie. Durante su actividad transportan pequeñas piedras, semillas y granos de arena en el rango de tamaño 5 mm a 200 µm hacia sus madrigueras (Canti 2003). En el sitio estudiado se pudo detectar su presencia, aunque la actividad de estos invertebrados no fue significativa en términos de desplazamiento de microvestigios. 

En cuanto a la actividad de vertebrados, la presencia de cuevas y galerías en las inmediaciones del sitio avalan la presencia de animales de hábitos fosoriales y de otros mamíferos, como los armadillos y roedores. Estos animales también suelen causar modificaciones espaciales y contextuales de materiales en los sitios arqueológicos, aunque dependen del tamaño de los restos (Bocek 1986; Gutiérrez 2006). Los animales con hábitos fosoriales cavan por debajo de los objetos grandes, mientras que los pequeños son llevados a la superficie, originando un patrón de distribución de materiales similares a la distribución de las bocas de túneles (Bocek 1986). La presencia de estos animales en el área de estudio es muy común, ya que constituye su hábitat natural (Ringuelet 1961). En el sitio La Represa, se observó dicha actividad, particularmente de los roedores comúnmente llamados tuco-tuco, que formaron galerías. No obstante, la presencia de las bocas de estas galerías excavadas no mostró relación con acumulaciones específicas de material y por lo tanto se infiere que esta actividad en el sitio no afectó de forma significativa la integridad del depósito, ya que las perturbaciones fueron mínimas y estuvieron muy restringidas espacialmente (Staropoli 2010).

Por otra parte, dentro de los agentes naturales también hay que considerar el pisoteo de otros animales que habitan la zona (carnívoros de porte mediano y pequeño) y el ganado. En este caso, como los materiales están enterrados las probabilidades de ser afectados (fragmentación y desplazamiento) es mucho menor o casi improbable.

Distribución espacial

Los procesos de formación también pueden ser inferidos analizando la asociación espacial entre restos (Schiffer 1987), para evaluar, a nivel conjunto, las modificaciones contextuales e identificar patrones vinculados a un agente y/o proceso de formación en particular (Kligmann 2009). El desplazamiento por cualquier agente y/o proceso no necesariamente deja rastros que son visibles y por lo tanto hay que inferirlo (Courtin y Villa 1982). En este caso, la interpretación de la distribución de materiales presenta múltiples dificultades debido a las características de los sitios pampeanos que conforman palimpsestos. Por tal motivo, realizar un análisis espacial se torna complejo debido a la baja resolución e integridad del registro generado por la superposición de actividades durante una ocupación reiterada a lo largo del tiempo y a la ausencia de rasgos de estructuras habitacionales que podrían evidenciar una distribución espacial de las actividades posibilitando la identificación de áreas específicas. Por lo tanto, las características que presentan las distribuciones pueden ser producto de una acumulación de restos en distintos eventos de ocupación humana y agentes naturales que actuaron en su redepositación y modificación posterior. 

Conclusión

De acuerdo a los estudios realizados, es posible diferenciar los procesos tafonómicos que habrían actuado en el sitio La Represa y plantear una hipótesis sobre el origen y modificación de los microvestigios líticos del sitio.

En este caso, el proceso de manufactura de artefactos habría generado microvestigios con rasgos identificables, revelando que al menos las últimas etapas de la cadena operativa están representadas in situ (Shott 1994). Por otra parte, si aplicamos los criterios de Fladmark (1982) y Madsen (1992) en cuanto qué tamaño de restos fue originado por distintas técnicas de talla, es posible afirmar que la presión y talla bipolar utilizadas para la reducción, formatización y reactivación de los artefactos en el sitio han originado microvestigios, los cuales en algunos casos expresarían características compatibles con dichas técnicas por la combinación de tamaños y atributos tecno-morfológicos (lascas enteras y fragmentadas con y sin talón).  

En cuanto a los procesos de fragmentación, los cuales habrían sido relevantes, es posible plantear como causas probables tres actividades de naturaleza diferente: la manufactura lítica, el uso de los instrumentos y el pisoteo, los cuales ocasionaron fracturas intencionales y accidentales con desprendimiento de astillas. Esto indicaría que los microvestigios permanecieron un lapso corto en superficie antes de su enterramiento como consecuencia tanto del pisoteo como por el proceso pedogenético. En este caso, hay que mencionar que si bien el grado de fragmentación de los macrorrestos (75%) por si sólo nos informa sobre este proceso, los microvestigios nos dan una idea de su magnitud.

Con respecto a los agentes y procesos naturales, se constató la presencia de bioturbación y la actividad de pequeños vertebrados y la biota del suelo, cuyo impacto sobre los restos se presume que fue bajo. 

El análisis tafonómico de los microvestigios líticos reveló aspectos sobre la formación del depósito que no habían sido considerados en un principio para el estudio del sitio (fragmentación, pisoteo, eventos de talla, acción de animales fosoriales e invertebrados, entre otros) permitiendo un mayor grado de sensibilidad para discutir los procesos de formación y aportar datos complementarios. Además, hay que destacar la importancia de la utilización de técnicas adecuadas para su recuperación, ya que el uso de las zarandas convencionales empleadas en el trabajo de campo hubiera ocasionado la pérdida de parte importante de la muestra. Sin embargo, se debe ser consciente de la dificultad de este tipo de análisis por la falta de un marco de referencia que dé cuenta de indicadores más precisos para estudiar estos tipos de restos donde el tamaño cumple un rol destacable en el análisis, y por ello se considera necesario desarrollar diversas vías de exploración experimental y poner a prueba en otros sitios. Igualmente, se considera importante evaluar el impacto de la información obtenida en relación a las temáticas de las investigaciones antes de poner en práctica dichos estudios. Por último, los resultados del análisis de los microvestigios líticos del sitio constituyen un primer aporte a la discusión de esta evidencia en el área, que puede ser útil en localidades de baja visibilidad arqueológica.

Agradecimientos: Agradezco los comentarios aportados por la Dra. Débora Kligmann al manuscrito original.  Al Dr. Ramiro March por ceder los materiales para realizar este trabajo que forma parte de mi tesis de licenciatura y facilitar los informes del trabajo de campo. Al Dr. Rodolphe Hoguin por el aporte del análisis de los restos líticos del sitio. A los evaluadores por sus valiosos comentarios y a Miranda y Enrique por la edición de las tablas y figuras. Un subsidio del Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia permitió financiar la Misión Arqueológica Francesa en la Provincia de Buenos Aires para las diversas campañas arqueológicas desarrolladas en la región, de las cuales formé parte durante el período 2006-2012.

Notas

1. Este trabajo forma parte de mi tesis de licenciatura para obtener el título de Licenciada en Ciencias Antropológicas orientación Arqueológica, FFyL, UBA y se encuentra registrado en la Dirección Nacional del Derecho de Autor, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, como así el manuscrito original de este texto.

2. La definición de microvestigio utilizada y la discusión que atañe a las consideraciones teóricas-metodológicas de su estudio pueden ser consultadas en Staropoli (2010, 2013).

3. El concepto de microrresto se usa indistintamente al de microvestigio.

 

Bibliografía

Ahler, S.

1989 Mass analysis of flaking debris: studying the forest rather than the tree. Alternative Approaches to Lithic Analysis (ed. por D.O. Henry y G.H. Odell), pp. 85-118. Archeological Papers of the American Anthropological Association 1, Arlington.

Andrefsky, W.

2007 The application and misapplication of mass analysis in lithic debitage studies. Journal of Archaeological Science 34: 392-402.

Aschero, C.

1975. Ensayo para una clasificación de artefactos líticos aplicada a estudios tipológicos comparativos. Informe al CONICET, Buenos Aires.

Aschero, C.A., L.M. Manzi y A.G. Gómez

1993-1994 Producción de recursos líticos y uso del espacio en el nivel 2b4 de Quebrada Seca 3. Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología XIX: 191-214.

Bayón, C. y N. Flegenheimer

2004 Cambio de planes a través del tiempo para el traslado de roca en la pampa bonaerense. Estudios Atacameños 28: 59-70.

Bayón, C., N. Flegenheimer, M. Valente y A. Pupio

1999 Dime cómo eres y te diré de dónde vienes: procedencia de rocas cuarcíticas en la región pampeana. Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología XXIV: 187-217.

Bocek, B.

1986 Rodent ecology and burrowing behavior: predicted effects on archaeological site formation. American Antiquity 51(3): 589-603.

Borrazzo, K.

2006 Tafonomía lítica en dunas: una propuesta para el análisis de los artefactos líticos. Intersecciones en Antropología 7: 247-261.

Borrero, L.A.

2011 La función transdisciplinaria de la arqueozoología en el siglo XXI: restos animales y más allá. Antípoda 13: 267-274.

Boulvain, F.

2011. Analyse pétrographique des lames minces de la fouille de La Represa. Université de Liège Faculté de Sciences, Département de Géologie Pétrologie Sédimentaire. Informe científico. Ms.

Burroni, D., R. Donahue, M. Pollard y M. Mussi

2002 The surface alteration features of fint artefacts as a record of environmental processes. Journal of the Archaeological Science 29: 1277-1287.

Cameron, D., P. White, R. Lampert y S. Florek

1990 Blowing in the wind. Site destruction and site creation at Hawker Lagoon, South Australia. Australian Archaeology 30:58-69.

Camuffo, D.

1995 Physical weathering of stones. The science of the Total Environment 167: 4-14.

Canti, M.G.

2003 Earthworm activity and archaeological stratigraphy: a review of products and processes. Journal of Archaeological Science 30(2): 135-148.

Clark, J.

1986 Another look at small debitage and microdebitage. Lithic Technology 15(1): 21-33.

Colman, S. y D.P. Dethier

1986 An Overview of Rates of Chemical Weathering. En Rates of Chemical Weathering of Rocks and Minerals (ed. por S. Colman y D.P. Dethier), pp. 1-18. Academic Press, Orlando.

Courtin, J. y P. Villa

1982 Une expérience de piétinement. Bulletin de la Société Préhistorique Française 79(4): 117-123.

Curtoni, R.P.

1996 Experimentando con bipolares: indicadores e implicancias arqueológicas. Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología XXI: 187-214.

Dunnell, R. y J. Simek

1995 Artifact size and plowzone processes. Journal of Field Archaeology 22(3): 305-319.

Dunnell, R. y J. Stein

1989 Theoretical issues in the interpretation of microartifacts. Geoarchaeology 4(1):31-42.

Eren, M., A. Durant, C. Neudorf, M. Haslam, C. Shipton, J. Bora, R. Korisettar y M. Petraglia

2010 Experimental examination of animal trampling effects on artifact movement in dry and water saturated substrates: a test case from South India. Journal of Archaeological Science 37(12): 3010-3021.

Eren, M., A. Boehm, B. Morgan, R. Andersn y B. Andrews

2011 Flaked Stone Taphonomy: a Controlled Experimental Study of the Effects of Sediment Consolidation on Flake Edge Morphology. Journal of Taphonomy 9: 201-217.

Favier Dubois, C.M.F.

2000 La geoarqueología y los procesos de formación del registro. Arqueología Contemporánea 6: 123-141.

2006 Geoarqueología: explorando propiedades espaciales y temporales del registro arqueológico. En Perspectivas actuales en arqueología argentina (de. por R. Barberena, K. Borrazzo y L.A. Borrero), pp. 33-54. Editorial Dunken, Buenos Aires.

Fladmark, K.

1982  Microdebitage analysis: initial considerations. Journal of Archaeological Science 9(2): 205-220.

Flegenheimer, N., C. Bayón y M.I. González de Bonaveri

1995 Técnica simple, comportamientos complejos: la talla bipolar en la arqueología bonaerense. Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología XX: 81-110.

Gifford-Gonzalez, D.P., D.B. Damrosch, D.R. Damrosch, J. Prior y R. Thunen

1985 The Third Dimension in Site Structure: an Experimental in Trampling and Vertical Dispersal. American Antiquity 50(4): 803-818.

Gijaba J.E. y A.E. Carvalho

2005 Reflexiones en torno a los útiles tallados en cuarcita: el caso de algunos asentamientos del Neolítico antiguo del Macizo Calcáreo Extremeño (Portugal). Zephyrus 58: 183-194.

Gutiérrez, M.

2006 Efectos, agentes y procesos tafonómicos en el Área Interserrana Bonaerense. Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología XXXI: 201-227.

Hiscock, P.

1985 The need for a taphonomic perspective in stone artifact analysis. Queensland Archaeological Research 2: 82-95.

Hoguin, R.

2007 Etude technologique du niveau 4 du site de La Represa. Informe científico. Université de Rennes 1, Francia.

Holliday, V. T.

2004 Soils in Archaeological Research. Oxford University Press, New York.

Hosfield, R. y J. Chambers

2003 Flake modifications during fluvial transportation: three cautionary tales. Lithics 24: 57-65.

Hull, K.

1987 Identification of cultural site formation processes through microdebitage analysis. American Antiquity 52(4): 772-783.

Kligmann, D.M.

2009 Procesos de formación de sitios arqueológicos: tres casos de estudio en la Puna meridional catamarqueña argentina. BAR Internacional, Series 1949, Oxford.

Madrid, P., G. Politis, R. March y M. Bonomo

2002 Arqueología microrregional en el sudeste de la región pampeana argentina: el curso del río Quequén Salado. Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología XXVII: 327-355.

Madsen, M.

1992 Lithic manufacturing at British Camp: evidence from size distributions and microartefacts. En Deciphering a Shell Midden (ed. por J. Stein), pp. 193-210. Academic Press, San Diego.

March, R., C. Rodríguez Loredo, D. Joly, R. Hoguin, N. Naudinot, S. Foisset, S. Grill, L. Staropoli y A. Lucquin

2008 Évolution et adaptation humaine autour de la région des plains et lagunas du fleuve Quequén Salado. Province de Buenos Aires (Argentine): fouille du site La Represa et prospection regionale. Demande d´allocation de recherche pour Mission Archéologique Française en Argentine. Informe científico. Université de Rennes 1, Francia.

McBrearty S., L. Bishop, T. Plummer, R. Dewar y N. Conard

1998 Tools underfoot: human trampling as an agent of lithic artifact edge modification. American Antiquity 63(1): 108-129.

Nash, D.T. y M.D. Petraglia

1987 Natural Formation Processes and the Archaeological Record. BAR International Series 352, Oxford.

Nami, H. G.

1983 Introducción a la arqueología experimental. Revista Antropológica 2: 21-30.

Nelson, M.

1991 The study of technological organization. En Advances in Archaeological Method and Theory vol. 3 (ed. por M. Schiffer), pp. 57-100. Academic Press, New York.

Nielsen, A.

1991 Trampling the archaeological record: an experimental study. American Antiquity 56(3): 483-503.

Pintar, E.L.

1987 Controles experimentales de desplazamiento y alteración de artefactos líticos en sedimentos arenosos: aplicaciones arqueológicas. Tesis de Licenciatura, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.

Politis, G.

1984. Investigaciones arqueológicas en el Área Interserrana Bonaerense. Etnos 32: 3-52. Olavaria.

2000. Los cazadores de la llanura. En Nueva Historia Argentina 1: Los Pueblos Originarios y la Conquista, editado por M. Tarragó, pp. 61-104. Editorial Sudamericana, Buenos Aires.

Politis, G. y P. Madrid

2001. Arqueología Pampeana: estado actual y perspectivas. En Historia Argentina Prehispánica II, editado por E. Berberian y A. Nielsen, pp. 737-815. Editorial Brujas, Córdoba.

Quattrochio, M., A. Borromei, C. Deschamps, S. Gril y C. Zavala

2008 Landscape evolution and climate changes in the Late Pleistoce-Holoce, southern Pampa (Argentina): evidence from palynology, mammals and sedimentology. Quaternary International 181(1): 123-138.

Ringuelet, R.A.

1961 Rasgos fundamentales de la zoogeografía de la Argentina. Physis 22(63):151-170.

Rivas González, M.

2011 El análisis de la cerámica del sitio La Represa y de los sitios prospectados durante las campañas arqueológicas en la región de planicies y lagunas del río Quequén Salado. Informe científico. Université de Rennes 1, Francia.

Schiffer, M.

1983 Toward the identification of formation processes. American Antiquity 48(4): 675-706.

1987 Formation Processes of the Archaeological Record. University of New Mexico Press, Albuquerque.

Schiffer, M.B. y R.H. McGuire

1982 The study of Cultural Adptation. Honokam and Patayan. En Prehistory of Southwestern Arizona (ed. por R.H. McGuire, y M.B. Schiffer),  pp. 223-274. Academic Press, New York.

Sherwood, S.

2001 Microartefacts. En Earth Sciences and Archaeology (ed. por P. Goldberg, V. Holliday y C. Ferring), pp. 327-351. Klumer Academic/Plenum Publishers, New York.

Shott, M.

1994 Size and form in the analysis of flake debris: review and recent approaches. Journal of Archaeological Method and Theory 1(1): 69-110.

Staropoli, L.

2010  Los microvestigios del nivel 4 del sitio La Represa, Pdo. de Coronel Dorrego (Provincia de Buenos Aires): una perspectiva geoarqueológica. Tesis de Licenciatura en Ciencias Antropológicas (orientación Arqueología), Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.

2013 Síntesis sobre el análisis de microvestigios en Arqueología. La Zaranda de Ideas. Revista de Jóvenes Investigadores en Arqueología 9(2): 139-144.

Stein, J.

1983 Earthworm activity: a source of potential disturbance of archaeological sediments. American Antiquity 48(2): 277-289.

1987 Deposits for archaeologists. En Advances in Archaeological Method and Theory 11 (ed. por M.B. Schiffer), pp. 337-395: Academic Press, San Diego.

Sullivan, A.P. y K.C. Rozen

1985 Debitage analysis and archaeological interpretation. American Antiquity 50(4): 755-779.

Tonni, E., A. Cione y A. Figini

1999 Predominante of arid climates indicated by mammals in the Pampas of Argentine during the Late Pleistocene and Holocene. Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology 147(3-4): 257-281.

Ullah, I.

2002 The State of Microarchaeology Today With Special Implications for Household Archaeology and Intra-Site Spatial Analysis. http://www.microcommons.org/items/show/77.

Valverde, F.

2003 Análisis de los desechos líticos de la ocupación inicial del sitio Cueva Taxi (provincia de Buenos Aires): cadena operativa de producción y técnicas de talla temprana. Relaciones de la Sociedad de Antropología XXVIII: 185-202.

Villa, P. y J. Courtin

1983 The interpretation of stratified sites: a view from underground. Journal of Archaeological Science 10(3): 267-281.

Weiner, S.

2010 Microarchaeology. Beyond the Visible Archaeological Record. Cambridge University Press, New York.

Weitzel, C.

2012 Cuentan los fragmentos. Clasificación y causas de fracturas de artefactos formatizados por talla. Intersecciones en Antropología 13: 43-55.

Weitzel, C. y M. Colombo

2006 ¿Qué hacemos con los fragmentos? Un experimento de fractura de artefactos líticos tallados. La Zaranda de Ideas. Revista de Jóvenes Investigadores en Arqueología 2: 19-33.

Weitzel, C. y M. I. González

2012 Técnicas y decisiones sociales para el empleo de las rocas. Nuevos datos para La Guillerma 5 (área del Río Salado, Región Pampeana). Relaciones de las Sociedad Argentina de Antropología XXXVII: 243-265.

Wrigth, R.V.S.

1983 Stone implements. En Australian Field Archaeology: a guide to techniques (ed. por G. Gonnah), pp. 118-125. Australian Institute of Aboriginal Studies, Canberra.

Zárate, M. A.

2003 Loess of southern South America. Quaternary Science Reviews 22: 1987-2006.

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons