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Comechingonia

versión On-line ISSN 1851-0027

Comechingonia vol.27 no.3 Córdoba dic. 2023

 

Articulos

CONTEXTOS DOMÉSTICOS CAMPESINOS EN EL VALLE DE EL BOLSÓN (DPTO. BELÉN, CATAMARCA): ¿QUÉ NOS CUENTAN LAS VASIJAS MÁS TEMPRANAS? (CA. 400 A.C. - CA. 900 D.C.)

PEASANT DOMESTIC CONTEXTS IN THE EL BOLSON VALLEY (BELÉN DEPARTMENT, CATAMARCA): WHAT DO THE EARLIEST VESSELS TELL US? (CA. 400 B.C. - CA. 900 A.D.)

Julieta Yamila Salomé Sastre1 

María Alejandra Korstanje2 

1 Instituto de Arqueología y Museo (IAM). Facultad de Ciencias Naturales e IML, Universidad Nacional de Tucumán (UNT). San Martin 1545, San Miguel de Tucumán, Tucumán, Argentina. Email: yamilasastre@hotmail.com.ar

2 Instituto Superior de Estudios Sociales (CONICET-UNT) e Instituto de Arqueología y Museo (IAM). Universidad Nacional de Tucumán (UNT). San Martin 1545, San Miguel de Tucumán, Tucumán, Argentina. Email: alek@webmail.unt.edu.ar

Resumen

Este trabajo presenta los resultados del análisis tecnológico, morfológico y estilístico de recipientes cerámicos procedentes de contextos residenciales correspondientes al período Formativo (ca. 900 a.C. - ca. 900 d.C.) del valle de El Bolsón, situado en el Departamento Belén, Catamarca. La ocupación en el valle en este segmento temporal da cuenta de un territorio campesino prehispánico constituido por diferentes instalaciones destinadas a la producción agrícola-ganadera, recolección de recursos alimenticios, residencias permanentes, áreas de circulación y lugares con ocupación temporaria (Korstanje 2005, 2007). A su vez ese territorio se ha ensamblado en redes de interacción que conectaron personas y objetos a una escala regional. En esta oportunidad se analiza, por primera vez, el material alfarero temprano, procedente de distintas unidades residenciales de tres de los sitios localizados en el Sector Septentrional del valle, buscando una aproximación al "modo de hacer" de las vasijas, con el fin de generar y discutir la información con respecto a su producción y consumo en este contexto social campesino.

Palabras clave: paisaje campesino valle de El Bolsón cerámica; ámbito doméstico familias de fragmentos

Abstract

This paper presents the results of the technological, morphological and stylistic analysis of ceramic vessels from residential contexts corresponding to the Formative period (ca. 900 B.C. - ca. 900 A.D.) of the El Bolsón valley, located in the Department of Belén, Catamarca. The occupation in the valley in this temporary segment accounts for a prehispanic peasant territory made up of different facilities for agricultural-livestock production, gathering food resources, permanent residences, circulation areas and places with temporary occupation (Korstanje 2005, 2007). In turn, that territory has been assembled into interaction networks that connect people and objects on a regional scale.

Keywords: farmer landscape El Bolsón valley pottery; domestic sphere fragment families

On this occasion, the early pottery material from different residential units of three of the sites located in the northern sector of the valley is analyzed for the first time, seeking an approximation to the "way ofdoing" the vessels, in order to generate and discuss the information regarding itsproduction and consumption in this peasant social context.

Introducción

Las investigaciones arqueológicas en el valle de El Bolsón (centro-oeste de la provincia de Catamarca, Departamento Belén), fueron iniciadas por una de las autoras en el año 1991, buscando comprender la diversidad de los paisajes campesinos prehispánicos y su conformación desde una perspectiva de larga duración. Es importante aclarar, para situar a este trabajo, que cuando hablamos del período Formativo del valle (ca. 900 a.C. - ca. 900 d.C.) hacemos referencia en este marco temporal a un territorio campesino representado, a diferencia de épocas posteriores, por instalaciones humanas variadas: algunas destinadas a la producción agrícola-ganadera, obtención de recursos alimenticios mediante la recolección, residencias permanentes con bajo nivel de agregación y dispersas, áreas de circulación y lugares con ocupación temporaria (Korstanje 2007). En la conformación de este paisaje, la actividad agrícola y la organización de la producción del tipo familiar jugaron un rol importante, por lo que se ha pensado en una caracterización campesina para este período, entendiendo al campesinado como a aquel modo de vida encargado de la producción y reproducción social desde una gestión doméstica con autonomía, pero en contacto con otras unidades domesticas (Korstanje et al. 2015). A diferencia de los campesinados clásicos definidos para el medioevo y modernidad europea, la tradición andina de redes familiares, ferias de intercambio y procesiones a lugares sagrados habría dado lugar a que esas familias campesinas participaran de tramas sociales más amplias y que esas redes de interacción las conectaran con personas y objetos a una escala regional. Esto no sólo tendría implicancias desde lo económico, sino que además las insertaría en territorialidades más extensas que permitieron una reproducción social al estilo ya estudiado por otros autores para los Andes Centro Sur (Escola et al. 2009; Korstanje 2007; Lazzari et al. 2017; Núñez y Dillehay 1979; Puente 2017).

Al valle de El Bolsón se lo ha caracterizado como valle alto (2900-2500 m s.n.m.) de transición por sus condiciones ambientales y productivas y como límite entre el comienzo de la Puna (Laguna Blanca, 3400 m s.n.m.) y la zona típica de Valles y Bolsones (valle de Hualfín, 1500 m s.n.m.) (Aschero y Korstanje 1996). En base a criterios de índole paisajísticos, tales como estrechos del valle, cambios ambientales, litológicos y/o de vegetación, junto a los recursos potenciales y el diseño de los asentamientos arqueológicos, Korstanje (1996) ha diferenciado tres sectores: Septentrional, Central y Meridional. Este trabajo se centra en los asentamientos y ocupaciones humanas prehispánicas del primero de ellos (Figura 1a).

El Sector Septentrional comprende un ambiente de Prepuna situado en el área donde confluyen los ríos El Bolsón y Yerba Buena. Se encuentra flanqueado hacia el oeste por laderas abruptas hacia la Puna, colonizadas por vegetación arbustiva y herbácea, destacando la abundancia de grandes arenales en forma de medanales estabilizados o simples dunas. En este sector se ha detectado la mayor cantidad de sitios correspondientes al período Formativo: sitios residenciales con áreas productivas y la presencia de un campamento temporal de caravanas (Korstanje 1998, 2005). En el Sector Central el valle se ensancha como llanura aluvial y se extiende entre 1 y 2 km, con formaciones de brechas y tobas en las laderas. Aquí se encuentran registrados sitios residenciales y ocupaciones en abrigos rocosos correspondientes a los periodos Formativo, Desarrollos Regionales y Colonial (Korstanje 2005). Por último, el Sector Meridional, ya con vegetación de Monte, se separa del sector anterior por un estrangulamiento del valle, producido por dos pequeños cerros enfrentados transversalmente al nivel del curso del río El Bolsón, conocido como La Angostura. Se destaca para este segmento del valle la presencia del sitio Los Viscos, con ocupaciones desde el Formativo a épocas coloniales (Korstanje 2005; Quiroga 2002).

En tanto la investigación en este espacio estuvo orientada a la comprensión de los paisajes campesinos desde las áreas de producción y la participación de las poblaciones que los habitaron en la distribución de tareas y diferenciación social del trabajo para la producción de alimentos (Korstanje 2005), la comprensión del espacio doméstico en las primeras excavaciones quedó restringida a la datación de eventos y la caracterización general de los espacios donde se procesaron y consumieron alimentos ("cocinas" y pozos de almacenamiento) y utensilios involucrados en tales acciones (recipientes cerámicos y artefactos líticos). Es así que en un primer momento sólo se realizó una descripción general de la cerámica incluida en los mismos, y se la consideró como una materialidad que quedaba "en la periferia del problema" de la organización del trabajo agrícola.

"Cuando nos propusimos este trabajo, un objetivo era relacionar las cronologías y secuencias cerámicas conocidas para el resto de los valles catamarqueños, con la del Valle del Bolsón, tomada no desde un contexto fúnebre sino desde un contexto doméstico, de producción y circulación. Sin embargo, la cerámica era para nosotros sólo eso en esta oportunidad, un nexo para relacionar y entender y no un objeto sobre el cual focalizar la experiencia" (Korstanje 2005: 357).

Por ello, hasta el trabajo de Sastre (2017), la cerámica más temprana del valle sólo había sido caracterizada en grupos estilísticos afines a los ya conocidos para otros valles y secuencias madres del NOA (Korstanje 2005). El avance de las investigaciones en otros campos de la arqueología del valle por parte del CIIVAC1 (Maloberti 2012; Maloberti y Quesada 2014; Melendez 2015; Quesada et al 2019) requerían incluir a la cerámica de las primeras excavaciones del valle en la problemática incorporándose a la comprensión integral de los paisajes campesinos en aquellos aspectos que representan prácticas, gestos y consumos materiales y simbólicos de la vida cotidiana. De este modo, tomando en consideración la caracterización del paisaje social en el período Formativo del valle como un paisaje campesino, en el presente trabajo analizamos la importancia de los resultados del estudio del material cerámico recuperado en contextos residenciales de los sitios La Mesada, El Alto El Bolsón y Yerba Buena (Sastre 2017), pertenecientes al Sector Septentrional, articulando los aspectos tecnológicos, morfológicos y estilísticos de esta alfarería con los modos de habitar el espacio campesino (Korstanje 2005, 2007; Maloberti y Quesada 2014, 2015)2. La alfarería de la muestra fue estudiada buscando una aproximación al "modo de hacer" (sensu Lemonnier 1993), lo que nos permitió generar y discutir información respecto a su producción y consumo en el contexto social mencionado3.

Sitios residenciales tempranos del Valle de El Bolsón (ca. 400 a.C. - ca. 900 d.C.), sector septentrional

La Mesada

El sitio se encuentra emplazado sobre una planicie alta ("mesada") previa al faldeo o ladera de un cerro, presenta ocho estructuras circulares de piedra bien conservadas, comunicadas entre sí por vanos. Existen dos conjuntos con estructuras asociadas (cada uno con una estructura mayor de 10,9 m y 7,8 m de diámetro respectivamente, y otras menores de pirca simple a su alrededor) y otros círculos aislados (Figura 2a). Se trata sin duda de unidades de vivienda que pueden estar o no en relación directa con los campos productivos del sitio Morro Relincho ubicado a unos 400 m loma arriba (Korstanje 2005). Este último está conformado por dieciséis círculos de piedra (Figura 2b) y fue caracterizado como un área productiva. Quesada y Korstanje (2010) postulan que ambos sitios se integran en un paisaje campesino en el cual se encuentran separados los espacios residenciales y productivos.

Figura 1: a) Ubicación geográfica del valle de El Bolsón; b) Sector Septentrional y sitios mencionados.

La Estructura V, excavada entre los años 1994 y 1997, consiste en dos recintos relacionados entre sí por un pasillo: un recinto circular pequeño ("cocina") y otro mayor ("patio"). La excavación realizada permitió registrar un piso de ocupación a los 60 cm de profundidad a partir de indicadores como cerámica en posición horizontal y otros vestigios, caracterizándose como un espacio de preparación y consumo de alimentos por los hallazgos in situ y por el resultado de los análisis de microfósiles (Korstanje y Cuenya 2008; Korstanje y Würschmidt 1999). Este contexto de cocina incluye hallazgos como molinos, cerámica quemada, cerámica Rojo sobre Gris Pintado, una estructura de combustión cavada en el sedimento con una piedra de apoyo en el fondo y rodeado por tres piedras a modo de fogón en trípode (Figura 2c). De un molino plano se extrajeron almidones del tipo de los del grano de Zea mays, silicofitolitos de hoja de Poaceae y de semillas o corteza de Cucúrbita sp. (Babot 2004). Sobre el carbón del núcleo del fogón se realizó una datación radiocarbónica que arrojó un fechado de 1520 +/- 90 años AP (LP-911), fecha calibrada4: 468 a 659 años Cal D.C. 1 sigma - 403-757 años Cal D.C. 2 sigmas; por lo que indica que el abandono del sitio se produjo en el lapso del 403-757 años Cal D.C. (Korstanje 2005). En ese entonces la alfarería procedente de la excavación estratigráfica se la caracterizó mencionado que en ella predominan los tipos incisos -Río Diablo (González 1977) observado en la secuencia del valle de Hualfín-, grabados y el Rojo sobre Gris Pintado -más afín a los tipos de Laguna Blanca- (Korstanje 2005). El total del conjunto cerámico procedente de esta estructura es de 120 fragmentos.

Figura 2: a) Plano del sitio La Mesada; b) Plano del sitio Morro Relincho; c) Sitio La Mesada, Estructura V: contexto de cocina. Figuras tomadas de Korstanje (2005: 199, 306, 312).

El Alto El Bolsón

Es un extenso sitio que se encuentra emplazado en una mesada formada por un flujo de detritos entre dos cursos de agua permanentes. Presenta superposición de ocupaciones, destacándose un sector en el ápice que presenta rasgos formativos, tales como estructuras agrícolas y domésticas características de esa época (Figura 3). A partir de la evidencia superficial y excavaciones estratigráficas se determinó la existencia de unidades de producción agrícola-ganadera y viviendas (Korstanje 2005, 2007).

De las estructuras excavadas en el año 1999, que es de donde procede la muestra analizada aquí, la Estructura 150 (E150) consiste en un recinto circular asociado a un deflector (Figura 3b); la Estructura 208 (E208) consta de un círculo pequeño de 3 m de diámetro asociado a otro y un semicírculo o deflector, orientados de manera lineal (Figura 3c) y la Estructura 82 (E82) es una unidad circular de 9 m de diámetro que forma parte de una unidad mayor de cinco estructuras agrupadas en racimo (Figura 3a). Dentro de un núcleo de estructuras contiguas E82 es interpretada como una vivienda, su excavación permitió detectar un piso de ocupación sobre el cual se habían depositado desechos del procesamiento de alimentos -presencia de almidón con evidencia de alteración térmica y microcarbones-. Esta información, más el análisis espacial y artefactual permiten inferir que se trató de un recinto cuya función se hallaba directamente relacionada a la diaria reproducción y consumo del grupo doméstico (Quesada y Korstanje 2010). En lo que se refiere a los fechados, se cuenta con una datación sobre un hueso de camélido procedente del piso de ocupación mencionado, que arrojó un resultado de 1210 +/- 40 años AP (UGA-9065), fecha calibrada5: 770 a 890 años Cal D.C. 1 sigma - 680-900 años Cal D.C. 2 sigmas; lo cual indica que parte de la ocupación del sitio ocurrió entre 680 a 900 Cal D.C. (Korstanje 2005). El material alfarero procedente de las excavaciones estratigráficas en las estructuras de vivienda E82 (47 fragmentos), E150 (33 fragmentos) y E208 (35 fragmentos) arroja un total de 115 fragmentos.

Figura 3

Estructura 82 (E82); b) Estructura 150 (E150); c) Estructura 208 (E208). Figura tomada de Korstanje (2005: 224).

Yerba Buena

Este sitio se plantea como una continuación, sin interrupción espacial, de El Alto El Bolsón. Se los separó y denominó de otro modo por una clara diferenciación formal y constructiva entre uno y otro que se interpretó como una discontinuidad temporal en la intensidad de uso (Korstanje 2005). Se define a este emplazamiento como una gran área de canchones continuos destinada a la producción agrícola bajo riego, planteando una superposición de estructuras formativas y tardías (Figura 4). En trabajos posteriores se ha logrado identificar un conjunto de canchones agrícolas y un sector de melgas, a los cuales se integran estructuras de aparente carácter residencial y segmentos de canales de riego que dan cuenta de que allí se había practicado agricultura de regadío (Quesada y Maloberti 2013) . Los autores plantean que este paisaje agrario, originado constructivamente en el Formativo, muestra una continuidad durante el periodo de Desarrollos Regionales, en donde no se ha notado, para este último, modificaciones en la estructuración del parcelario.

Excavaciones estratigráficas efectuadas en el año 2013 en la mitad oriental de la unidad residencial Estructura 1 permitieron registrar dos pisos de ocupación con contextos interpretados como ámbitos de preparación de alimentos (Maloberti

2014) . En el piso más antiguo se recuperó gran cantidad de material cerámico, una estructura de combustión, espículas de carbón, restos óseos y cuentas de malaquita (Maloberti y Quesada 2014); en un sector se encontró un sedimento termoalterado y carbonoso que presentaba gran compactación, dureza al tacto y una coloración oscura. Este depósito fue interpretado como un fogón no confinado por piedras utilizado intensamente, se tomó una muestra de este sedimento y se lo envió a datar por C14 método convencional (LP-3203). El fechado obtenido luego de su calibración6 fue de 401 A.C. a 40 años Cal D.C. -con 95,4 % 2 sigmas de posibilidades de que el fechado real caiga dentro de este rango- (Maloberti 2019: 303). El segundo piso de ocupación cuenta con una datación radiocarbónica AMS (AA105201-Laboratorio de la Universidad de Arizona) realizada sobre un fragmento vegetal carbonizado asociado a fogón, el fechado obtenido luego de su calibración7 fue de 411 a 554 años Cal. D.C. -con 95,4 % 2 sigmas de posibilidades de que el fechado real caiga dentro de este rango- (Maloberti 2019: 290). El conjunto alfarero recuperado en esta estructura consta de 565 fragmentos.

Figura 4: Plano del sitio Yerba Buena. Figura tomada de Maloberti (2019: 116).

Marco teórico-metodológico y metodologíaEn el presente trabajo hemos tomado algunos conceptos que se enmarcan en la Antropología de la Tecnología, la cual busca abordar el estudio de las tecnologías y los objetos producidos por estas como producciones sociales en sí mismas. En este enfoque teórico desarrollado por P. Lemonnier (1992, 1993) "(...) cualquier técnica o un artefacto es siempre la representación física de esquemas mentales aprendidos a través de la tradición y que refiere a cómo funcionan las cosas, para qué fueron realizados y para qué se utilizan" (Lemonnier 1993:3). La propuesta de este autor busca abordar el análisis de los sistemas tecnológicos relacionados e interactuando con otros fenómenos sociales. En esta línea de pensamiento, otros autores (Dietler y Herbich 1998; Gosselain 1998, 2008; Lechtmann 1996; Mahias 2002; Sillar 1996; entre otros) mostraron mediante estudios etnográficas y etnoarqueológicas que las técnicas de elaboración de los objetos trascendía la simple eficacia técnica y la función a realizar, observándose en su producción vinculaciones entre los aspectos materiales, sociales y simbólicos de la vida. De este modo, en las elecciones técnicas que producen determinados objetos se encuentra representado un determinado "modo de hacer las cosas", característico de una tradición manufacturera (Dietler y Herbich 1998; Lemonnier 1993; Stark 1999).

De estas referencias teóricas tomamos la idea de que para analizar las prácticas de producción se debe considerar no solo lo observado a simple vista sino también "(...) aquellos aspectos que no se perciben en las características externas de los objetos e interrelacionar ambos tipos de información considerando que constituyen distintas instancias de creación de significados" (Puente 2010: 77). De esta manera mediante los atributos externos (representaciones plásticas, tratamiento de la superficie, forma, etc.) e internos -ocultos en sus pastas-, o visibles e invisibles (Falabella et al. 2002) presentes en el material cerámico, es posible conocer ciertas elecciones tomadas por los alfareros que originaron un conjunto material particular (Puente 2010).

Considerando y partiendo de este análisis integrado, los conjuntos cerámicos procedentes de cada sitio fueron trabajados por separado. En primera instancia se analizó el material buscando conformar "familias de fragmentos", entendiendo a las mismas como "(. ) grupos de fragmentos procedentes de la misma vasija" (Orton et al. 1997:74). De esta manera se formaron grupos teniendo en cuenta similitudes entre los tiestos cerámicos, en lo que respecta al acabado de la superficie, decoración, espesor, color y la característica de la pasta (cocción, ausencia/presencia y tamaño de las inclusiones) observadas a simple vista. En los casos en que fue posible se efectuaron tareas de remontaje. El empleo de esta metodología de trabajo se sostuvo en las ventajas que ofrece para la reconstrucción, al menos parcial, de las piezas, con la intención de obtener información morfológica y funcional e identificar patrones constructivos (Zagorodny 1996). Por ello se tomó como unidad de análisis a las vasijas8 representadas en las familias.

Para la descripción morfo-estilística se tomaron en cuenta las normas propuestas en la Primera Convención Nacional de Antropología (1966), mientras que para la nomenclatura morfológica de las vasijas se tuvieron en cuenta los puntos característicos del perfil y la clasificación en recipientes abiertos o cerrados, simples o compuestos, propuesta por Balfet et al. (1983)9. En los casos en que fue posible remontar la mayor parte de la vasija se procedió a dibujar las mismas, mientras que en otras la reconstrucción de las formas fue proyectada hipotéticamente siguiendo cuerpos geométricos simples (esfera, elipsoide e hiperboloide). Algunos fragmentos de borde, que constituían el 20% o más de la circunferencia, permitieron estimar el tamaño de la boca mediante el gráfico de bordes (Rice 1987). Para la identificación de posibles estilos cerámicos del Periodo Formativo se tuvieron en cuenta las técnicas de acabado y decoración plasmadas en la superficie externa e interna del material alfarero, contando como material de referencia piezas enteras provenientes del valle y regiones aledañas, pertenecientes a distintas colecciones10. Por último, en lo que respecta al tipo de cocción de la cerámica se tuvo en cuenta los diferentes tipos mencionados en López (1999-2001): oxidante, reductora y reductora-oxidante, para cuya determinación se observaron fracturas frescas del material analizado.

En lo que respecta a los atributos internos de las vasijas, se llevó a cabo un análisis macro/ submacroscópico de las pastas con el objetivo de identificar sus componentes (matriz, inclusiones y poros), haciendo énfasis en la fracción antiplástica. Esta caracterización inicial se llevó a cabo mediante la obtención de fracturas frescas y el uso de lupa binocular de bajos aumentos11 (20X-40X). Para la descripción de las pastas se tuvo en cuenta la propuesta de

Cremonte (1991) con algunas modificaciones realizadas por Puente (2010). Se registraron los atributos de textura, porosidad, resistencia a la fractura y cocción en la matriz; y tipo, forma, tamaño, uniformidad y densidad o abundancia relativa de los antiplásticos siguiendo los Gráfico de estimación visual de Matthew et al. 1991 (Orton et al. 1997: 267). La relación entre las características morfo-estilísticas y las pastas permite analizar la pieza como un todo, evaluando elecciones que realizaron los alfareros en distintas etapas del proceso de elaboración, desde la conformación de la pasta, hasta la forma final que le dieron a la pieza (Puente 2011). Es por ello que hemos seleccionado para el análisis de las pastas aquellas correspondientes a vasijas identificadas morfológicamente en los conjuntos cerámicos, buscando así obtener la mayor cantidad de información posible con respecto a las elecciones efectuadas durante la manufactura.

Descripción morfo-estilística de los conjuntos cerámicos y caracterización de las pastasLa Mesada

A partir del material alfarero procedente de la Estructura V de este sitio, consistente en 120 fragmentos, se conformaron ocho familias (Tabla 1) -cuyos fragmentos comprenden el 25 % del conjunto cerámico-, quedando 90 tiestos sin agrupar. Tres de estas familias presentan líneas incisas sobre la superficie externa y otras dos pinturas rojas, en parte o sobre toda la superficie externa (Tabla 1), a pesar de las tareas de remontaje no se ha podido observar motivos o diseños que lo vinculen con estilos cerámicos conocidos. La mayoría presentan un tratamiento de alisado sobre la superficie externa. En este punto cabe mencionar que los fragmentos identificados con los tipos Río Diablo y Rojo sobre Gris Pintado (Korstanje 2005) no pudieron conformar familia de fragmentos, ya que dos o más de estos tiestos no pudieron

vincularse como pertenecientes a una misma pieza.

Con respecto a la variabilidad morfológica, se identificó un recipiente cerrado de forma compuesta (a partir de ahora Recipiente A), de cuello recto y cuerpo subglobular (Figura 5a). Este presenta borde evertido con labio convexo, un diámetro de la boca de 13 cm, espesor promedio de las paredes de 6 mm y cuenta con restos de hollín sobre la superficie externa de la parte inferior del cuerpo. Otras dos familias presentan bordes de los tipos recto con labio convexo y evertido con labio recto. Entre los tiestos sin agrupar se identificó una "ficha" de 1,9 cm de diámetro y 6 mm de espesor con restos de hollín.

El Recipiente A evidencia en su pasta una atmósfera de cocción reductora-oxidante (bicapa) y resistencia ante la fractura (Figura 5b). Contiene cuarzos (entre 0,25 y 0,5 mm, y mayores a 2 mm), micas y minerales de color blanco (menores a 0,25 mm) todos de formas angulares y en una abundancia del 20 %. Las micas, los minerales blancos y los cuarzos (entre 0,25 y 0,5 mm) son los que predominan, mientras que los cuarzos mayores a 2 mm se encuentran en menor cantidad. Los poros son de 0,25 mm con una densidad relativa del 5 % y la textura es del tipo no compacta.

Figura 5: Recipiente A: a) Morfología: recipiente cerrado de forma compuesta; b) Fractura fresca y foto (20X) de la pasta.

El Alto El Bolsón

La cerámica procedente de las distintas estructuras residenciales del sitio permitió la conformación de diez familias de fragmentos (Tabla 1) -59 % del conjunto cerámico-: cuatro en la Estructura 82, dos en la Estructura 150 y cuatro en la Estructura 208; quedando sin agrupar 43 tiestos. Las familias en su mayoría muestran superficie externa alisada y en menor medida bruñida (Tabla 1); en una de éstas se observó pintura roja sobre toda la superficie externa. Al momento de reconstruir las formas de las vasijas solo una familia de fragmentos nos permitió estimar un recipiente cerrado de forma simple (Recipiente B), debido al borde evertido y al punto de inflexión que presenta (Figura 6a). Esta pieza cuenta con un espesor promedio 6,5 mm, superficie externa bruñida y con restos de hollín en la parte inferior de la vasija. Otras tres familias presentan bordes evertidos, otra una base plana y un borde recto con labio convexo.

En el Recipiente B se observaron minerales de cuarzo (0,25 mm), de color blanco (0,25 mm), siendo estos los predominantes, y micas (menores a 0,25 mm), todos de forma angular. La densidad de los antiplásticos es del 10 %, los poros presentan un tamaño de 0,2 mm en un porcentaje del 5 % y la textura es no compacta. La pasta evidencia una atmósfera de cocción reductora-oxidante (bicapa) y resistencia a la fractura (Figura 6b).

Yerba Buena

A partir del conjunto alfarero procedente de la Estructura 1, consistente en 565 fragmentos, se conformaron seis familias (Tabla 1) -31 % del conjunto cerámico- y 392 tiestos quedaron sin agrupar. Estos últimos fragmentos presentaban en su mayoría un tamaño aproximado de 2 cm, o menor, con superficies y bordes erosionados que dificultan una vinculación por semejanzas con otros fragmentos.

Figura 6: Recipiente B: a) Morfología: recipiente cerrado de forma simple; b) Fractura fresca y foto (20X) de la pasta.

En una de las familias se observó un escalonado inciso con líneas diagonales paralelas de fondo realizados también con la misma técnica sobre la superficie externa. Constituye parte de un recipiente cerrado de forma simple (Recipiente C), con borde recto, labio convexo y base plana (Figura 7a). El motivo escalonado (Figura 7b) se asemeja al de una pieza Ciénaga registrada en el Museo Municipal de Hualfín (Figura 7c). En general, podemos mencionar que las familias de fragmentos se caracterizan por presentar en su mayoría superficie externa alisada (ver Tabla 1). En el aspecto morfológico, dos familias permitieron definir recipientes cerrados de forma simple: el ya mencionado con motivo escalonado y otro de cuello inflexionado y forma subglobular (Recipiente D), con un diámetro estimado de la boca de 25 cm, superficie externa alisada y con restos de hollín (Figura 8a). Entre los tiestos sin agrupar se identificó parte del tubo de una pipa de 1,6 cm de largo por 1,3 cm de ancho y 4 mm de espesor.

La pasta del Recipiente D presenta una cocción reductora-oxidante (bicapa) y resistencia ante la fractura (Figura 8b). Cuenta con inclusiones de cuarzo entre 1 y 2 mm y micas menores a 0,25 mm, siendo estos dos los predominantes, y minerales de color blanco (entre 0,5 y 1 mm). Las mismas presentan forma angular y una densidad del 30 %. La textura es no compacta y el porcentaje de las cavidades es del 5 % con un tamaño de los poros de 0,25 mm En lo que respecta al Recipiente C, presenta una pasta de cocción reductora y resistencia ante la fractura (Figura 7b). La textura es medianamente compacta, con poros menores a 0,2 mm en una densidad del 10 %. Se observaron minerales de mica (entre 0,25 y 0,5 mm) y cuarzo (menores a 0,25 mm), todos de forma angular y en una proporción del 10 %, con una predominancia de las micas.

Figura 7: Recipiente C: a) Morfología: recipiente cerrado de forma simple; b) Fractura fresca y foto (20X) de la pasta; c) Vaso Ciénaga (Museo Municipal de Hualfín); d) Borde con incisiones, motivo escalonado con fondo de líneas paralelas.

Figura 8: Recipiente D: a) Morfología: recipiente cerrado de forma simple; b) Fractura fresca y foto (20X) de la pasta

Consumo cerámico y vida campesina en el valle del BolsónAlgunas consideraciones sobre los modos de elaboración y materias primas

Como se ha mencionado anteriormente, la metodología empleada para trabajar con el material cerámico consistió en buscar indicadores de modos de hacer a través de la conformación de familias de fragmentos y posteriormente efectuar las tareas de remontaje. Es por ello que a partir del material alfarero procedente de los tres sitios mencionados y luego de la conformación de las familias de fragmentos fue posible reconstruir parcialmente algunas piezas y realizar un análisis detallado de estas vasijas. Si bien el estado fragmentario y las características de los conjuntos no permitieron una reconstrucción de una mayor cantidad de vasijas, creemos que es pertinente avanzar sobre este tipo de análisis integral.

A partir del análisis macro-submacroscópico de los cuatro recipientes definidos morfológicamente, teniendo en cuenta los atributos externos e internos (Puente 2010), nos fue posible realizar algunas inferencias. En primer lugar, de los Recipientes B y D procedentes de El Alto El Bolsón y Yerba Buena respectivamente, observamos que se registran elecciones técnicas compartidas que nos llevan a pensar en un "modo de hacer" común (Lemonnier 1993) para este tipo de recipientes. Estas características similares se registraron en el modo de elaboración de las pastas, las que presentan una textura no compacta, baja abundancia relativa de poros, presencia de mica, cuarzo y minerales de color blanco -estos últimos de forma angular-; estas piezas cuentan además con una atmósfera de cocción reductora-oxidante, forma globular o subglobular del cuerpo, cuello inflexionado y alisado de la superficie externa. Por lo tanto, nos preguntamos si ¿estas similitudes indicarían la transmisión de conocimientos y la reproducción de prácticas de manufactura alfarera?

Tabla 1: Familias de Fragmentos La Mesada, El Alto El Bolsón y Yerba Buena. Referencias: * Balfet et al. (1983); ** escalonado con fondo de líneas diagonales paralelas.

En lo que respecta al Recipiente A del sitio La Mesada, presenta en su pasta atributos similares a los registrados en los ejemplares de los otros dos sitios -textura no compacta, baja abundancia relativa de poros, presencia de mica, cuarzo y minerales de color blanco, estos últimos de forma angular- y atmósfera de cocción reductora-oxidante. Sin embargo, desde su aspecto general presenta diferencias: cuerpo más pequeño y un cuello recto que la hace morfológicamente distinta. Esto parecería indicar que los campesinos que habitaron La Mesada utilizaron una vasija cuya pasta fue elaborada siguiendo criterios similares a los utilizados en los Recipientes B y D de los otros sitios residenciales y productivos, pero que externamente se diferencia de ellas. En la estructura residencial del sitio La Mesada, ocupación probablemente vinculada con el espacio productivo de Morro Relincho, prevalece la alfarería con pintura roja o líneas incisas (Figura 9a) por sobre las solamente alisadas. El Recipiente A muestra exposición al fuego, según se puede inferir por los restos de hollín que presenta sobre la superficie externa de su mitad inferior. Los fragmentos de la misma, junto a la "ficha" (Figura 9b), proceden del contexto de cocina registrado en esta estructura (Korstanje 2005).

Figura 9: Alfarería del sitio La Mesada, Estructura V: a) Familias de fragmentos con pintura roja o incisa; b) "Ficha" (1,9 cm de diámetro y 6 mm de espesor) con hollín procedente del contexto de cocina.

En la ocupación residencial y agrícola de El Alto El Bolsón prevalece la alfarería alisada (Figura 10) y en menor proporción bruñidas, una de estas últimas con pintura roja en toda la superficie externa. El Recipiente B y otra vasija con superficie externa alisada, procedente de la unidad de vivienda Estructura 208, muestran restos de hollín en su superficie externa; si bien aún no se han registrado estructuras de combustión, futuras intervenciones en este recinto deberán determinar si las mismas fueron expuestas al fuego en este lugar o en otra parte del sitio o son producto de un evento postdepositacional.

En el sitio residencial con producción agrícola de Yerba Buena, las vasijas que provienen de la unidad doméstica analizada presentan en su mayoría superficie externa alisada o bruñida sin pinturas o incisiones (Figura 11a), también destacamos el hallazgo de un fragmento de tubo de pipa (Figura 11b) en esta estructura residencial.

Los fragmentos de los recipientes C y D proceden de los estratos relacionados a uno de los pisos de ocupación, el que cuenta con un fechado de 411 a 554 años Cal D.C., vinculado con la preparación de alimentos (Maloberti y Quesada 2014). Con respecto al Recipiente C, que presenta un motivo escalonado semejante al observado en una pieza Ciénaga del Museo Municipal de Hualfín, observamos una diferencia con respecto a los Recipientes A, B y D en el modo de elaboración de su pasta -textura medianamente compacta, mayor abundancia relativa de poros, tamaño chico y seleccionado de los antiplásticos- y en la atmósfera de cocción reductora. Por lo tanto, podemos suponer que al momento de elaborar el Recipiente C se tomaron elecciones técnicas diferentes a las que se efectuaron en la etapa de manufactura de las otras tres piezas. Así mismo, queda por determinar si los Recipientes A, B, C y D fueron producidos por el campesinado local o si se obtuvieron como bienes mediante redes de interacción, vínculos con otras regiones que han sido planteados en trabajos anteriores (Escola et al. 2009; Korstanje 2007; Lazzari et al. 2017; Puente 2017). Esta línea de trabajo a futuro deberá contemplar el estudio de las fuentes de arcilla del valle de El Bolsón para compararlas con los recipientes identificados; siendo los estudios arqueométricos tales como lo de Activación de Neutrones Instrumental, Fluorescencia de Rayos X o el análisis microscópico de Barrido Electrónico de las pastas cerámicas la vía para establecer caracterizaciones y comparaciones químicas-mineralógicas que nos permitan determinar la posible procedencia local de la materia prima (arcilla).

Figura 10: Familias de fragmentos del sitio El Alto El Bolsón con superficie externa e interna alisadas

Recapitulando, si comparamos las características morfo-estilísticas de las vasijas identificadas en las unidades residenciales observamos que en El Alto El Bolsón y Yerba Buena predominan las que presentan superficie externa alisada, esta tendencia es distinta en la unidad doméstica de La Mesada donde predominan las vasijas con incisiones o pintadas. Por otro lado, la presencia del recipiente de estilo Ciénaga procedente del piso de ocupación vinculado con la preparación de alimentos da cuenta de que el mismo formó parte del ámbito doméstico del campesinado formativo. Esta presencia en unidades residenciales de piezas de estilos cerámicos identificados para mediados y finales del primer milenio d.C., se registra también en ocupaciones contemporáneas en regiones cercanas, como por ejemplo en Punta de la Peña 9 (Babot et al. 2006), Piedra Negra (Espiro 2012) y Cardonal (Scattolin et al. 2007).

Figura 11: Alfarería del sitio Yerba Buena, Estructura 1: a) Familias de fragmentos con superficie externa e interna alisada; b) Fragmento de tubo de pipa (1,6 cm de largo y 4 mm de espesor).

En este punto cabe preguntarnos si hubo una producción local o no en el valle, y de este modo si fueron los mismos campesinos quienes manufacturaron las piezas que usaron, o si éstas circularon desde otras regiones. La información con la que contamos hasta el momento indica la disponibilidad de depósitos de arcilla en distintos sectores del valle (Puente 2010), mientras que con respecto a los conocimientos sobre la elaboración de objetos cerámicos sabemos que, en lugares próximos, como Laguna Blanca, valle del Cajón, Falda Occidental del Aconquija, y valle de Abaucán existieron tradiciones locales de manufactura alfarera (Espiro 2012; Feely 2010; Pereyra Domingorena 2012). En el valle aledaño de Los Morteritos-Las Cuevas, donde las familias están emparentadas actualmente con las de El Bolsón, existe una familia donde las mujeres fueron alfareras que preparaban ollas "para levadura criolla"12 que después se distribuían en otras localidades (Korstanje 2005)13. Esto último constituye una información relevante que permite pensar en nuevas líneas de investigación en relación con prácticas locales de elaboración cerámica y su distribución hacia otros lugares.

La investigación arqueométrica14 a mayor escala de la cual participó una de nosotras para describir las redes de interacción socioeconómica de los antiguos pobladores del noroeste argentino, permitió establecer que la circulación de materias primas y objetos cerámicos terminados a lo largo del primer milenio d.C. era mucho más compleja de lo que suponíamos y habría involucrado un sinfín de relaciones sociales y económicas en pie de igualdad con aquellas áreas que se han planteado tradicionalmente como dominantes para la definición de estilos, secuencias y hegemonías sociales. Sin embargo, para este trabajo, destacamos el aporte de que también se encontró una importante heterogeneidad entre los valles en lo que respecta a la manufactura y arcillas de vajillas ordinarias (Lazzari et al. 2017). En esa heterogeneidad, uno de los grupos de El Bolsón se separa claramente como distintivo del resto. Todo esto nos lleva a pensar en una posible producción local de estas ollas; sin embargo, esto debe reforzarse con análisis a futuro que comparen el material cerámico con la litología local.

A modo de conclusiónLa caracterización de las sociedades campesinas prehispánicas del valle de El Bolsón se realizó, en su momento, a partir del estudio de los paisajes agrícolas y las prácticas para la producción de alimentos. En el momento inicial, en que una de nosotras (Korstanje 2005) buscara cuestionar las periodizaciones que caracterizaban al Formativo Medio del NOA desde la desigualdad social asociada a una jerarquización política y a fuertes cambios en las estructuras del poder, la opción de partir desde un lugar diferente al hasta allí utilizado15, la cerámica era un mero indicador cronológico para el incipiente corpus teórico y de datos en la agroarqueología. En ese entonces discutíamos que no podía caracterizarse el Formativo desde materialidades que no estuvieran en el marco de lo productivo, aseveración que sostendríamos incluso hoy, si le mantenemos ese nombre ("el Formativo"). Sin embargo, con todo el avance que se hizo desde el CIIVAC en reconocer no solo las modalidades de producción y sus cronologías, sino también la caracterización del paisaje campesino, vemos que aquella materialidad que dejamos de lado (o más bien exploramos sólo para establecer las cronologías) dado que no estaban en la esfera de la producción de alimentos, viene a confirmar hoy el carácter campesino, de baja escala y sin "lujos" necesarios para impactar en el comensalismo y la ritualidad. La vajilla campesina se muestra también como una vajilla de trabajo. Dicho de otro modo: las formas de los recipientes, que se lograron reconstruir a partir de la conformación de las familias de fragmentos, dan más sustento a la idea de poblaciones campesinas dedicadas al trabajo productivo en los sitios de producción y vivienda. Entre las piezas que se pudieron remontar no hay fuentes ni recipientes de servicio que muestren comensalismo, ni tampoco una decoración o acabado de superficie que indiquen una diferenciación.

La muestra sería pequeña y la evidencia escasa si quisiéramos proponer una historia campesina solo a partir de esto; sin embargo, la misma es muy importante cuando acompaña con total coherencia los planteos que se venían haciendo desde otras materialidades y prácticas. Interesante notar, en ese sentido, si volvemos a la definición de campesinado propuesta en la introducción16, que es solo en el sitio El Médano -sitio caracterizado como caravanero desde su emplazamiento, arquitectura, materia prima lítica, iconografía cerámica y los relatos de viajeros- que también el componente de intercambio como parte de la racionalidad y vida campesina propuesta, se da como un eje fundamental de la reproducción social (Escola et al. 2009; Korstanje 1998, 2007) y allí, desde la decoración y las formas, la vajilla estaría representando otras prácticas sociales. En este sentido una característica diferencial entre la alfarería de las unidades residenciales analizadas y la registrada en el campamento de caravana la constituye que en este último aparecen representados casi todos los grupos cerámicos definidos inicialmente para el período Formativo del valle (Korstanje 2005) a lo que se suma también la variabilidad morfológica de piezas -jarras, puco y ollas-que se pudieron reconstruir en base a la conformación de familias de fragmentos y a las tareas de remontaje (Sastre 2017).

El empleo de las familias de fragmentos como metodología de trabajo, junto a las tareas de remontaje, a partir del material cerámico procedente de ocupaciones residenciales permitió la identificación de posibles vasijas y la reconstrucción morfológica de cuatro recipientes. Los tres sitios presentados, El Alto El Bolsón, Yerba Buena y La Mesada/Morro Relincho, todos relacionados con ese paisaje campesino inserto en las áreas productivas, muestra principalmente ollas grandes en las que observamos elecciones técnicas compartidas. Estas características similares se registraron en el modo de elaboración de las pastas, atmósfera de cocción, forma del cuerpo (globular o subglobular), cuello (inflexionado) y alisado de la superficie externa. Consideramos que dichas similitudes podrían indicar la transmisión de conocimientos y reproducción de prácticas de manufactura alfarera en un "modo de hacer campesino" que en los sitios domésticos en proximidad a los campos de cultivo estaría despojado de decoraciones complejas y muestra una tendencia a los grandes o medianos recipientes por sobre las vajillas de consumo diario, servicio y/o ceremonias.

En síntesis, las investigaciones desarrolladas en el valle de El Bolsón nos muestran un habitar campesino que, entre ca. 400 a.C - ca. 900 d.C., se fue constituyendo como un paisaje integrado donde la cerámica también da cuenta de las diferencias entre lugares de residencia permanentes vinculados a espacios agrícolas y emplazamientos temporales vinculados con el tránsito interregional (Lazzari et al. 2017). Aun así, en este territorio campesino y considerando el análisis de la alfarería procedente de los contextos residenciales podemos ver que la cerámica empleada no se vinculaba solamente con recipientes relacionados a las actividades de preparación de los alimentos. En este sentido podemos mencionar la presencia de la "ficha"17,

Agradecimientos: Agradecemos a los evaluadores anónimos por sus aportes, ya que sus comentarios contribuyeron a mejorar el trabajo, aunque lo escrito es nuestra responsabilidad.

Notas

1 CIVACC: Colectivo Interdisciplinario e Intercultural de los Valles Altos de Catamarca.

2 La materialidad cerámica del componente formativo del sitio Los Viscos ha sido estudiada y publicada por Verónica Puente (2016).

3 La base de análisis de la tecnología cerámica forma parte del trabajo de Tesis de grado de una de nosotras (JYSS), dirigida por A. Korstanje y co-dirigida por V. Puente, que tuvo por objetivo general definir tecnológica y morfo-estilísticamente el material cerámico procedente de sitios con diferentes actividades con el fin de aportar al estudio de prácticas de producción y consumo de bienes cerámicos durante el Período Formativo (ca. 900 BC - ca. cuyo uso o función no se ha determinado con claridad en la literatura académica, procedente de la unidad residencial de La Mesada; y el fragmento de tubo de pipa registrado en el sitio Yerba Buena. Este tipo de artefacto del complejo fumatorio se ha registrado también en ocupaciones próximas al valle en cuanto a tradiciones compartidas durante el primer milenio d.C., como en las unidades residenciales de Cardonal en el valle del Cajón (Scattolin et al. 2007) y Piedra Negra en Laguna Blanca (Espiro 2012), lo que nos lleva a pensar en la presencia y extensión regional de esas prácticas.

Por último, consideramos que esta aproximación a la alfarería del período Formativo del valle nos abre a apasionantes debates y muchas preguntas a problematizar respecto a la producción, circulación y consumo de la cerámica por parte del campesinado prehispánico del valle de El Bolsón que deberían ser analizados en futuras líneas de investigación que integren otros sitios de viviendas entre campos agrícolas similares 900 AD) en el valle de El Bolsón.

4 Calibración realizada mediante el programa OxCal (Bronk Ramsey 2013).

5 Calibración realizada mediante el programa OxCal (Bronk Ramsey 2013).

6 Calibración realizada mediante el programa OxCal-curva SHCal04 (McCormac et al. 2004).

7 Calibración realizada mediante el programa OxCal-curva SHCal04 (McCormac et al. 2004).

8 Cabe destacar que entre los conjuntos se registraron otros fragmentos o piezas correspondientes a pipas y "fichas".

9 Traducción del francés original realizada por una de las autoras (MAK) en 1989.

10 Colecciones del Instituto de Arqueología y Museo (UNT) en la provincia de Tucumán; Museo Arqueológico Municipal Adán Quiroga (San Fernando del Valle de Catamarca), Museo Arqueológico Provincial CondorHuasi (Belén), Museo Arqueológico Eric Boman (Santa María) y Museo Municipal de Hualfín en la provincia de Catamarca.

11 Lupa Binocular Motic SMZ-168.

12 Similar a lo que hoy llamamos "masa madre".

13 En el reciente evento del "Reencuentro caminado" (2022), nos confirmaron este dato antiguo y se sumaron conocimientos sobre nuevas fuentes de arcilla y producción alfarera tradicional.

14 El estudio está basado en Fluorescencia de Rayos X (FRX) y Activación de Neutrones Instrumental (AANI) e incluye muestras formativas de los sitios Los Viscos, Alto Juan Pablo, Barranco Don Silvestre, Cueva Pintada, El Alto El Bolsón, El Médano, La Mesada y Morro Relincho.

15 Esto es, la interpretación de la iconografíacerámica y la arquitectura, en vez desde la perspectiva de los medios, infraestructura productiva y relaciones de producción, tal como era el planteo original de Núnez Regueiro en 1975.

16"(...) entendiendo al campesinado como a aquel modo de vida encargado de la producción y reproducción social desde una gestión doméstica con autonomía, pero en contacto con otras unidades domésticas" (Korstanje et al. 2015).

17 En el "Taller de Remontaje Cerámico" (2022) llevado a cabo en el Museo Rural Comunitario del Valle del Bolsón, una de las talleristas mencionó que los/as niños/as encontraban cerámica y que las trabajaban para darle formas de "fichas" para jugar. A raíz de esta información este tipo de materialidad debe ser analizada a futuro.

Presentado 11/01/2023

Recibido con correcciones 01/06/2023

Aceptado: 03/07/2023

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