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Prismas

versión On-line ISSN 1852-0499

Prismas vol.17 no.1 Bernal jun. 2013

 

RESEÑAS

Jeffrey D. Needell,
Belle Époque tropical. Sociedad y cultura de elite en Río de Janeiro a fines del siglo XIX y principios del XX, Bernal, Universidad Nacional de Quilmes/Prometeo 3010, 2012, 399 páginas

 

La edición de este libro de Jeffrey D. Needell, en la colección Las ciudades y lasideas de la Universidad Nacional de Quilmes, dirigida por Adrián Gorelik, es en sí misma un hecho que merece destacarse: acerca, en español, el libro que el autor publicara originalmente en 1987 en Cambridge University Press, con el título A Tropical BelleÉpoque. Elite Culture andSociety in turn-of-the-centuryRio de Janeiro. La importancia de una obra, como es sabido, reside en la relación entre sus argumentos y el contexto historiográfico del que emergió, así como en su capacidad de supervivencia al paso del tiempo. Que este libro amerite una edición veintiséis años después de la original es un señalamiento de que reúne ambas condiciones.
El trabajo consta de seis capítulos, un prefacio, conclusiones y un apéndice metodológico. El primer capítulo, "Río de Janeiro, capital del Brasil decimonónico", presenta el escenario, en una doble perspectiva: histórica, sintetizando los cambios políticos, económicos y sociales ocurridos desde el Imperio (1868-1889) hasta la consolidación de la Vieja República (1889-1898); y urbana, a través del relato de las reformas implementadas en Río desde el período colonial hasta inicios del siglo xx. Los tres capítulos siguientes: "Instituciones formales de la elite", "El Salón y el florecimiento de la alta sociedad", "Instituciones domésticas de la elite", se ocupan de la sociabilidad y los espacios de formación y reclutamiento de este grupo social: colegios (el Colegio Pedro II, el Collège de Sion), clubes (Casino Fluminense, Club dos Diários, Jockey Club), familia (incluyendo un amplio abanico de aspectos: el mercado matrimonial, las prácticas y convenciones de crianza, las modalidades residenciales). Los dos últimos capítulos, "La eclosión del fetichismo del consumo" y "La belle époque literaria en Río: El final del siglo xix brasileño", deslizan la atención hacia las preferencias de consumo, abordando también un espectro diverso, del vestuario a la literatura. Las conclusiones sintetizan los principales argumentos, mientras que el Apéndice presenta las decisiones metodológicas utilizadas para reconstruir el elenco de la élite.
El argumento principal de Needell es que la cultura y la sociabilidad de la élite carioca de la Belle Époque (período delimitado por el autor entre 1898 –año de la asunción de Manuel Campos Salles a la presidencia del Brasil– y 1914) se caracterizó por la incorporación de motivos culturales europeos, más específicamente franceses, y, en menor medida, ingleses. Este argumento principal se refina a partir de la consideración de tres dimensiones de análisis.
La primera remite al alcance de la transformación. Este aspecto se vincula con una de las preguntas vertebradoras del trabajo: la relación entre colonialismo y cultura, es decir, en qué medida la europeización implicó simples replicaciones o, en cambio, supuso adaptaciones permeables al contexto local. Según Needell, la europeización fue mayor en las instancias del mundo de la élite, que define como "formales", y menor en las "informales" (pp. 15-17). Estas últimas son las concernientes a los hábitos domésticos: por sus propias características, reconocieron una conjugación entre las novedades europeas y los usos locales (así lo expone al abordar las pautas de crianza de los hijos, por ejemplo en pp. 221-228). Las instancias formales, por su parte, abarcan desde las instituciones educativas hasta la arquitectura y el urbanismo (y también los gustos literarios). En este sentido, Needell concibe la ciudad de Río de Janeiro como una dimensión más a partir de la cual estudiar la cultura de la élite, en tanto que las reformas urbanas, inspiradas en la París de Haussmann, fueron proyectadas y aplicadas por algunos de sus miembros más notorios (como Francisco Pereira Passos) (pp. 68-91).
Como precisa en la Introducción, esta aproximación es el resultado de otro de los intereses que alentaron el trabajo: pensar la relación entre europeización cultural y cultura urbana (p. 16).
El segundo eje a partir del cual se precisa el argumento principal es la relación entre transformación cultural y coyuntura económica, rotulada por el autor como orden o contexto neocolonial (p. 15). Al respecto, se destaca que semejante escenario, en tanto supuso la integración del Brasil a la economía mundial, facilitó la europeización cultural al acelerar circulaciones y vínculos entre el país y el Viejo Continente (pp. 244-247).
Esta afirmación, con todo, se matiza por la tercera dimensión que incorpora Needell: el grado de originalidad de los cambios ocurridos durante la Belle Époque. En este punto, el autor subraya que durante ese período se desplegó, antes que una novedad, una aceleración de tendencias preexistentes: la incorporación de la cultura europea en el mundo de la élite reconoce raíces en la colonia, y se profundiza desde la llegada de la corte portuguesa en 1808 y el Segundo Reinado (1840-1889) (véanse por ejemplo las páginas dedicadas al salón como forma de sociabilidad –pp. 172-187 y 233-238–).
En consecuencia, los procesos visibles en la Belle Époque se sitúan en el largo plazo y se los vincula con factores económicos, sociales y culturales. La europeización de la élite carioca no es un mero epifenómeno del contexto económico neocolonial, aunque este fue una condición de posibilidad para que alcanzara una profundidad y extensión inéditas, las cuales, sin embargo, fueron desiguales según las dimensiones de la sociabilidad y la cultura de la élite. En última instancia, Needell subraya las motivaciones culturales como las más decisivas detrás de la metamorfosis del cambio de siglo, en un doble sentido. Por un lado, porque en el Brasil la oposición a la alteridad social se yuxtapuso con la diferenciación de otredades étnicas y culturales: la europeización se concibió no sólo como una forma de refinamiento social, sino también como sinónimo de civilización cultural, en oposición a las tradiciones afrobrasileñas (pp. 91-98). El eurocéntrico contexto neocolonial, en este sentido, alentó el proceso por las facilidades económicas, pero, asimismo, por difundir semejantes coordenadas culturales. En segundo lugar, la raíz cultural de la europeización se desprende de la periodización planteada por Needell: a pesar de la atención al contexto económico y social de la Belle Époque (urbanización, surgimiento de sectores medios, etc. –por ejemplo, pp. 175-177–), sus fuentes de largo plazo impiden concebirla sólo como respuesta a ese contexto, y conducen a ubicarla como un producto de matrices culturales más profundas.
Como ya se adelantó, es necesario ubicar historiográficamente el libro de Needell. La historiografía latinoamericani sta sobre élites, y, en especial, aquella elaborada por la historiografía estadounidense en las décadas de 1960 a 1980, se había concentrado fundamentalmente en el perfil y en las conductas económicas en los años de la integración de los países latinoamericanos a la economía mundial como exportadores de materias primas, entre mediados del siglo xix y la Primera Guerra Mundial: la pertinencia –o no– de su consideración como burguesías, la racionalidad de sus comportamientos empresariales, los vínculos con el Estado y el poder político fueron, entre otros, los tópicos más recorridos. Esta producción historiográfica se conjugó con investigaciones interesadas por problemas de otra índole, como la relación entre poder político, riqueza y estatus, abordada a su vez desde diferentes aproximaciones metodológicas, de las historias de familia a los estudios de redes sociales.
En este contexto, sobresale la originalidad del trabajo de Needell, tanto por los problemas elegidos como por las decisiones metodológicas: estudiar un grupo social, optando por la sociabilidad como vía de entrada para su identificación en lugar de los por entonces transitados –aunque también crecientemente cuestionados– criterios socioocupacionales (como se muestra en el Apéndice), o el seguimiento de una familia determinada (aquí la familia es una dimensión de análisis, no un objeto). Las citas y las referencias son un buen exponente de esta originalidad y de las coordenadas preeminentes en el campo profesional en el momento de la edición original. Si, por un lado, las alusiones a la historiografía brasileirista norteamericana incluyen a los exponentes clásicos de los abordajes señalados en el párrafo anterior (Joseph Love, Linda Lewin, Thomas Skidmore, Warren Dean, entre otros), el tratamiento de las dinámicas familiares, además de a estos autores, incluyen referencias a autores como Diana Balmori. En cambio, los interlocutores para el abordaje de los aspectos sociales y culturales de la élite carioca, así como los concernientes a la historia urbana de Río de Janeiro, provienen de la historiografía europea, como por ejemplo (para citar dos casos ejemplares) los estudios de Leonore Davidoff sobre las élites británicas, o los de Carl Shorske sobre la Viena de fin de siglo. Más aun, la reflexión sobre el consumo se nutre de teoría social y ensayística antes que de historiografía (de Marx a Benjamin).
La consideración de sus argumentos, por lo tanto, no puede escindirse de su contexto de producción y del carácter casi precursor del libro en los temas y problemas que aborda. Podrían esgrimirse, sin embargo, algunas observaciones. Ante todo, la afirmación de una tendencia nítida (la europeización de la cultura de élite), aun matizada por argumentos ya señalados, conduce a que los aspectos o incluso los personajes que no caben en esa tendencia sean definidos como contradicciones o ambigüedades. Así, por ejemplo, sobre el escritor más notable del período, Machado de Assis, mulato, se afirma: "he aquí una notable paradoja de la belle époque literaria: su autor más sobresaliente se mantuvo aparte de ella" (p. 352). Tales sentencias son las que motivan el interrogante sobre si, en realidad, la belle époque literaria –en este caso– incluyó pliegues adicionales a los contemplados por Needell. En un sentido similar, en el momento de retratar los elencos de la élite, el autor subraya su permanencia y estabilidad entre el Segundo Reinado y la Vieja República, describiendo los cambios como de perfil más que de composición (por ejemplo, p. 177), cuando, al mismo tiempo, algunos de los itinerarios biográficos reproducidos sugieren experiencias de una significativa movilidad social, y por lo tanto de renovación de la élite carioca: además de Machado de Assis, podrían sumarse casos como los de André Gustavo Paulo de Frontin (pp. 150-152). Finalmente, Needell plantea que la europeización social y cultural contribuyó a la consolidación de la élite (pp. 363-365). Esta afirmación, sin embargo, se yuxtapone con otra igualmente destacada del texto, referida a que esa europeización condujo a una élite alienada del contexto local (pp. 113-115), lo que abrió así el interrogante, en el lector, sobre cómo esta alienación podría haber contribuido al éxito de la élite como grupo dirigente. Paralelamente, la distinción de una mayor europeización en instancias formales y menor en las informales, acompañada de observaciones que apelan a mostrar el carácter de impostura de ese cambio cultural en muchas de sus facetas (por ejemplo, el ornamento europeo sólo en los ambientes residenciales volcados a la vida social y, por lo tanto, destinados a mostrar la posición ante los demás –pp. 240-241–, o la opción por vestir ropas inadecuadas para las temperaturas de la ciudad sólo por su procedencia europea –pp. 265-272–), si suponen argumentos a favor de la condición alienante de esas aficiones, despiertan la pregunta sobre su eficacia simbólica.
Más allá de estas observaciones, derivadas de eventuales contrapuntos interpretativos entre diferentes perspectivas para el análisis de un mismo objeto, el texto de Needell es de lectura necesaria, no sólo para los interesados en la historia brasileña o en la historiografía latinoamericanista sobre élites, sino para todos aquellos volcados a la historia urbana, la historia cultural y la historia social. Al respecto, una de las razones de la vigencia de este libro es que ofrece un abordaje para el estudio histórico de grupos sociales potencialmente inspirador en tiempos de discusiones epistemológicas sobre los rumbos posibles de la historia social como área disciplinar. Todos estos aspectos, entonces, ameritan la lectura de un libro que reconstruye de manera convincente, y con una escritura ágil que conjuga erudición y calidad narrativa, un período clave en la transición del Brasil del siglo xix al xx.

Leandro Losada
IEHS-IGEHCS / CONICET

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