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Sociohistórica

versión On-line ISSN 1852-1606

Sociohistórica  no.23-24 La Plata dic. 2008

 

RESEÑAS

Dilemas en torno a la historia reciente: memorias en presente

Reseña de: Marina Franco. El exilio. Argentinos en Francia durante la dictadura, Buenos Aires, Siglo XXI, 2008, 333 páginas.

María José Melendo

UNCO-CONICET

Si bien en la actualidad la preocupación por la memoria de nuestro pasado reciente es central y asistimos a una época de proliferación de debates y publicaciones sobre estas temáticas, persisten silencios, tensiones que urgen ser puestos en consideración.
En este sentido, resultan elocuentes planteos historiográficos como el que a continuación se menciona, pues no maquillan la inexorable anacronía que supone poner el pasado en presente y recusan las metáforas totalizantes que pretenden "domesticar" ese pasado.
En su libro El Exilio (2008), la historiadora Marina Franco se propone analizar la experiencia migratoria de quienes se trasladaron a Francia durante el terrorismo de estado y en los años previos de persecución política en la Argentina (1973-1983). Se ha señalado que una de las virtudes del libro es que no elude la complejidad del tema, es decir: la experiencia del exilio de quienes vivieron en Francia durante la dictadura. Precisamente, asumir esa complejidad supone indagar en torno a diversos aspectos inherentes a la memoria de nuestro pasado reciente que atraviesan visceralmente esas experiencias.
Franco advierte que si bien el tema del exilio es esencial para recuperar porciones del pasado reciente argentino, en su caso, terminó siendo una puerta de entrada para pensar cuestiones mucho más complejas y amplias: la dictadura militar, los derechos humanos, la militancia armada, la violencia, la condición de víctima.
Por tal razón, quienes se ocupan del pasado reciente destacan que en su construcción emergen problemáticas de distinto orden; señalaré algunos aspectos que se desprenden de aquéllas, por su injerencia en la propuesta crítica del libro El exilio.
La historiadora considera que el pasado cercano es abierto, de algún modo inconcluso, cuyos efectos en los procesos individuales y colectivos se extienden hasta nosotros y se nos vuelven presentes. Un pasado que irrumpe imponiendo preguntas, grietas, duelos (Franco; Levín, 2007: 31). Desde este lugar, ninguna fuente puede abarcar la totalidad de la experiencia histórica; la información que ofrece es limitada, siempre hay algo de ese pasado que se nos vuelve opaco, escurridizo. De la aceptación de la condición "abierta" del pasado se desprende la reivindicación de las fuentes orales basadas en memorias individuales; éstas permiten no sólo la reconstrucción de hechos del pasado, sino el acceso a subjetividades y experiencias que de otro modo serían inaccesibles para el investigador.
No obstante, para Franco existen límites y adhiere a quienes critican la "sobrevaloración del testimonio" (Sarlo: 2005) cuando es tomado como verdad automática y transparente, y señala que para el historiador es imprescindible recurrir a una serie de resguardos metodológicos, dado que los individuos no son repositorios pasivos de datos históricos coherentes y asequibles, sino que en el proceso de recuerdo se cuelan subjetividades, olvidos y ambigüedades.

La experiencia del exilio: sus testimonios

En relación con los dilemas que genera la utilización de fuentes orales, la historiadora sostiene que en su investigación uno de los mayores problemas fue cómo posicionarse entre escribir Historia y exhibir las experiencias proyectadas por los testimonios, porque ambas cosas son necesarias y compatibles hasta cierto punto: "¿qué hacer con el dolor de los otros? ¿Cómo dar cuenta de estas experiencias en su diversidad y dispersión, en su humanidad, sin hacer de ellas un objeto de estudio arrinconado y disminuido por las disecciones normalizaciones e interpretaciones?" (Franco, 2008: 29).
A este respecto, el especialista Hugo Vezzetti reivindica el interés de Franco por obtener una configuración plural de experiencias y expresa que la autora recurre a fuentes orales sin ceder a las reconstrucciones autorreferenciales. Por eso, en virtud del tratamiento del pasado al que remite el libro, merece mención el ensamble de esas pequeñas memorias que conforman los testimonios, junto a la intención de trascender las particularidades y comprender el hecho histórico poniendo de manifiesto que el investigador debe servirse de la memoria sin por ello rendirse ante ella.
Así, la utilización de testimonios le permite a Franco construir la experiencia del exilo incorporando la densidad de su trama: silencios, culpas, miedos, la militancia política, las experiencias cotidianas, etc. Su intención es "mostrar algunas experiencias de emigración forzada e inscribirlas en la trama de relaciones y situaciones objetivas y en un espacio social que las configura y que es configurado por ellas, una narrativa que intenta dar cuenta de una experiencia colectiva e histórica." (Franco, 2008: 289). La autora repara en que:

"en los últimos años, la ruptura del silencio sobre los años previos a la dictadura militar y el reconocimiento específico del exilio como parte del terrorismo de estado han contribuido enormemente a la aceptación de narrarse y de ser narrados de los testigos, a la toma de conciencia de que en la experiencia de emigración política hay algo que es legítimo transmitir. Sin duda, la posibilidad de hablar depende de la posibilidad de ser escuchado." (Franco, 2008: 26).

 

En El Exilio se indican dos cuestiones claves en relación con la experiencia de la emigración: una es la fuerza de las sensaciones de culpa de los relatos; para muchos, la culpa de la supervivencia o la culpa por haberse ido del país continúa siendo agobiante, como un sentimiento de orden moral que invade las conciencias individuales. La otra cuestión clave de los relatos son las referencias a lo doloroso de la experiencia vivida, al sufrimiento, a la condena que la emigración forzada significó. De acuerdo con Franco, el discurso militar que calificaba a los exiliados de "subversivos en el exterior" y "terroristas" marcó, incluso durante décadas, las representaciones sobre el exilio en la sociedad argentina e incidió para que el tema de los derechos humanos se transformara en el eje político estructurante de los exiliados políticamente activos en Francia.
Cabe destacar que frente a su propio país y frente a las fuerzas militares, las organizaciones de exiliados se vieron en la necesidad de construir una visibilidad y un tipo de denuncia que los alejara de cualquier asociación con las figuras del terrorismo. Esto implicó, ante todo, silenciar la militancia política previa o las identidades político-partidarias pasadas o presentes que pudieran ser consideradas sospechosas. Así, los aspectos ético-humanitarios ocuparon un lugar protagónico.
Las dificultades para procesar el pasado político militante en la Argentina y la conflictividad y la tensión políticas derivadas de la situación de exilio están en el centro de las transformaciones vividas en el exterior; aunque la convicción revolucionaria dio lugar a algo nuevo, el peso de los mandatos de la moral revolucionaria estaba aún presente, destaca la historiadora. Agrega que para muchos "estar vivo o haber tenido miedo, no era motivo de orgullo y estar exiliado podía ser sentido como la prueba del fracaso; allí no había habido sacrificios, ni héroes, ni se había entregado la vida por la causa; había sensación de falla y tal vez para algunos hasta de traición" (Franco, 2008: 177). A su vez, expresa que la combinación de esos sentimientos explica los silencios que rodean, hasta el día de hoy, una parte de ese pasado.
Al exponer el alejamiento de las organizaciones armadas y del proyecto revolucionario que experimentaron los exiliados, Franco señala las razones esgrimidas por los antiguos militantes: rechazo del modelo militarista y la violencia armada, el sectarismo de las organizaciones y su falta de comprensión de la realidad argentina, el modelo autoritario y relativamente manipulador de estructuras partidarias jerarquizadas y el modelo de militancia que exigía una entrega absoluta. "El hecho de que hayan sido las experiencias de violencia represiva directa, o de la violencia como parte de la propia práctica política, las que dispararon los procesos de distanciamiento da cuenta del impacto profundo de la violencia y con ella del miedo en la vida de los militantes" (Franco, 2008: 172). No obstante, Franco agrega que, según muestran los propios testimonios, si la violencia tuvo una incidencia doble, la producida y la recibida, el impacto de la segunda fue infinitamente mayor para el proceso de toma de distancia de las organizaciones.
La despolitización en el sentido del abandono del proyecto político previo significó la emergencia de una nueva militancia política en torno a la denuncia de las violaciones de los derechos humanos cometidos por la dictadura. Junto a esta lucha política de los exiliados, el libro trata aspectos que de algún modo "incomodan" a versiones del pasado que tienen la pretensión de ser homogéneas y eliminan las fisuras por donde transitar el acontecimiento en el presente. Así, la exposición sobre la contundente densidad de la violencia y sus manifestaciones es exhibida en las diversas voces reproducidas en el libro, poniendo en evidencia la necesidad de reflexionar críticamente sobre la militancia. Esta necesidad viene siendo destacada en diversos ámbitos; baste mencionar la repercusión de la carta que envió a fines de 2004 el filósofo Oscar del Barco a la revista La Intemperie , cuyas respuestas fueron publicadas en el libro No matar.
Franco considera que el lenguaje bélico y la convicción de estar participando en una guerra había sido consustancial a la militancia revolucionaria armada y ese discurso impregnó la actividad partidaria en el exterior durante los primeros tiempos. Sin embargo, "la toma de conciencia del carácter de la represión y la acción de denuncia internacional desarrollada durante años, transformaron esa primera convicción en la negación de aquello en lo que muchos creyeron participar pocos años antes". Además, esa misma negación construía una imagen particular de las víctimas de la represión; ya en el discurso de los emigrados aparece la imagen total de la inocencia de esas víctimas y la mención de su pasado militante está completamente ausente como una identificación esencial que caracterizó a las víctimas del terrorismo de estado.
En virtud de estos señalamientos, de acuerdo con la historiadora, el exilio aparece rodeado de "las culpas proyectadas y sentidas que se anudan justamente en ese carácter relativamente electivo que funda la experiencia de destierro en el caso argentino". No obstante, Franco observa que el exilio es una experiencia forzada y los emigrados son víctimas del terrorismo de estado, y agrega que "reconocer esta matriz de estrategias y prácticas (no por ello racionalizadas o fríamente calculadas y sí muy condicionadas) en el hecho de emigrar implica devolver a estas personas su carácter de sujetos activos y no agentes pasivos en manos de victimarios salvajes" (Franco, 2008: 290).
Así, la autora de El exilio no elude la infinita complejidad del pasado en cuestión, no recurre a categorías maniqueas sino que exhibe voces, testimonios, tensiones, coyunturas históricas, exacerbando el rol activo del lector, ya que éste debe enlazar críticamente lo que tiene frente a sí.
Las consideraciones en torno a la historia reciente tematizadas en el libro exhiben un encuadre historiográfico que busca incorporar la multiplicidad de matices que conforman la memoria del pasado en el presente. Así, afirmaciones, concesiones, restricciones convergen en un modo argumentativo respetuoso de la complejidad del objeto de estudio, y de las "zonas grises" que ciertamente habitan el pasado.


Bibliografía

1. Franco, Marina (2008) El exilio, Buenos Aires, Siglo XXI.         [ Links ]

2. Franco, Marina; Levín, Florencia (comp.) (2007) Historia reciente. Perspectivas y desafíos para un campo en construcción, Bs As, Paidós.         [ Links ]

3. No matar. "Sobre la responsabilidad" (2007) Córdoba, El Cíclope.         [ Links ]

4. Sarlo, Beatriz (2005) Tiempo pasado, Buenos Aires, Siglo XXI.         [ Links ]

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