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Revista latinoamericana de filosofía

versión On-line ISSN 1852-7353

Rev. latinoam. filos. vol.43 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires dic. 2017

 

COMENTARIOS BIBLIOGRÁFICOS

Vera Waksman, El laberinto de la libertad: Política, educación y filosofía en la obra de Rousseau, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2016, 435 pp.

 

El texto de Vera Waksman tiene su origen, como la misma autora señala en las primeras páginas del libro, en un trabajo de tesis doctoral realizado en el marco de un programa de cotutela entre la Universidad de Buenos Aires y la Université Paris 8.
El objetivo del escrito es demostrar que, pese a la diversidad de facetas que presenta el pensamiento de Jean‒Jacques Rousseau, existe un hilo conductor que recorre los diferentes trabajos y también la vida de este singular filosofo, un hombre capaz de escribir tragedias y novelas sin dejar de cuestionar las ciencias y las artes; extranjero en Francia, pero también en su propia patria; colaborador de la Enciclopedia y, al mismo tiempo, critico de la difusión del conocimiento. El concepto que otorga unidad a la obra es, según Waksman, la noción de amor de sí, un principio originario que Rousseau atribuye a todos los seres humanos y que parece asociarse con su inquietud por la libertad. La necesidad de articular esos dos conceptos conduce a la autora a poner en cuestión la interpretación, muy difundida por cierto, según la cual el amor de sí es en los trabajos de Rousseau un sentimiento natural positivo que se perdería definitivamente en el momento en que los hombres abandonan el estado primigenio y comienzan a compararse con otros individuos.
El texto está dividido en cuatro partes, cada una de las cuales contiene dos capítulos. En la primera, que lleva por título: "El problema: el amor de sí mismo y la libertad", Waksman presenta los dos conceptos en torno a los cuales gira el texto: el amor de sí y la libertad. Se ocupa de sacar a la luz los principios antropológicos que constituyen el sustrato de toda la filosofía de Rousseau y de examinar, a la luz de las criticas del filosofo ginebrino a Thomas Hobbes, la historia hipotética a través de la cual el autor del Contrato social explica de que manera los individuos, libres por naturaleza, acabaron en un estado de servidumbre, tras la firma del pacto ilegitimo entre ricos y pobres. A la base de esos análisis, que remiten en particular al Discurso sobre las ciencias y las artes y el Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres, se encuentran las distinciones realizadas por el filosofo entre "ser" y "parecer" y entre "amor de si" y "amor propio".
En la segunda parte del texto, "La educación y la formación del individuo", se aborda la cuestión de la educación. Luego de reconstruir la extensa y problemática historia del concepto de "amor de sí mismo", que parece ocupar una plaza central en la obra del filosofo ginebrino y constituye el hilo que recorre el libro de Waksman, la autora presenta la noción como un principio que sirve como orientación para el correcto desenvolvimiento del individuo y para el desarrollo de una sociabilidad no destructiva. Dicho principio, explica, subsiste a pesar de las instituciones que tienden a anularlo. El tutor que presenta Rousseau en Emilio o de la educación, señala Waksman, debe ocuparse de preservar y expandir el amor de sí de su pupilo, evitando que degenere en amor propio concentrado. En esta sección la autora ya no se ocupa solo del sujeto aislado, como había hecho en la anterior, sino también y principalmente de la inserción de este en la sociedad, su desnaturalización ‒un tipo de desnaturalización, en todo caso, diferente al que había presentado en el Discurso sobre el origen de la desigualdad.
Luego, se detiene en el problema de la libertad en el nivel de la política. La tercera sección del texto, que lleva por título "La política como condición de la libertad", gira en torno al concepto de "voluntad general", una categoría, como se sabe, central en la obra del filosofo ginebrino, que aparece por primera vez en la entrada "Economía política" (1755), que preparo para el volumen V de la célebre Enciclopedia, editada por Denis Diderot y Jean Le Rond d’Alembert. El trabajo al que en esta parte se dedica mayor atención es, sin embargo, el Contrato social en sus diferentes versiones. Waksman examina el momento de la invención del concepto de "voluntad general", sus características y sus límites. La autora se ocupa, además, de mostrar en este tramo de la obra como funciona el amor de sí mismo en el plano de la teoría política rousseauniana, es decir, se encarga de analizar en qué medida ese amor de sí mismo puede expandirse hasta alcanzar a otros seres sin degenerar en amor propio concentrado. Se presentan, de este modo, los fundamentos de una política legitima, a partir de los que se puede construir una vida comunitaria que no anule la libertad de los individuos. En la última parte de la sección, se analizan las condiciones de realización de ese tipo de sociedad. Ocupa allí un lugar primordial la figura del legislador, un personaje excepcional que podría transformar a un individuo aislado en una parte de una totalidad, la voluntad general.
En la cuarta y última parte, "El hombre recobrado. El filosofo y la libertad", se examina el sentido de la filosofía y el lugar del filosofo en la obra de Rousseau. La autora se pregunta si puede establecerse una relación entre la filosofía y el amor de sí mismo. La respuesta parece ser la figura del filosofo como paseante solitario, que recorre los trabajos de madurez de Rousseau, Confesiones, Diálogos y Ensoñaciones de un paseante solitario. Así, Waksman, luego de haberse encargado de analizar la cuestión del sujeto en relación con otros seres, a través de la educación y la política, vuelve a ocuparse del individuo en soledad. No se trata, sin embargo, en este caso, del hombre natural, el salvaje, sino de un sujeto que ha atravesado el proceso de desnaturalización, que ha expandido su amor de sí, pero que al no lograr encontrar un lugar adecuado en la ciudad, vuelve sobre sí mismo. Para abordar este tema, la autora se apoya en la relación que Rousseau estableció a lo largo de sus textos con la figura de Sócrates, quien también, como se sabe, tuvo problemas para encontrar un lugar en la ciudad.
El trabajo se cierra con algunas consideraciones finales. En las mismas, Waksman señala, una vez más, la importancia de la idea de amor de sí, en la medida en que es la base sobre la que se apoya el concepto de libertad en la filosofía de Rousseau. Además, menciona una serie de tensiones que parecen desprenderse de la obra, en tanto ese concepto de libertad también depende de figuras extraordinarias como el pedagogo o el legislador.
Para concluir, consideramos que el rigor con el que Waksman desarrolla las hipótesis de la obra, así como el carácter integrador del trabajo de un corpus que suele considerarse difícil de asir en su conjunto, sin que eso signifique pasar por alto las tensiones que lo atraviesan, permiten considerar al texto como un valioso aporte tanto para los especialistas como para todas aquellas personas interesadas en la obra de Rousseau y en general en la filosofía del siglo de las Luces.

Adrián Ratto
CONICET
Universidad de Buenos Aires

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