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Revista de la Asociación Argentina de Ortopedia y Traumatología

versión On-line ISSN 1852-7434

Rev. Asoc. Argent. Ortop. Traumatol. vol.82 no.4 Ciudad Autónoma de Buenos Aires dic. 2017

 

OBITUARIO

Homenaje al Dr. Eugenio Ortiz
(1931-2016)

Dejar sitio a los que vienen detrás (a los hijos, y a los hijos de los hijos), con humildad y generosidad debe sobrevenir, sencillamente, por razones naturales y es la única razón para justificar que las nuevas generaciones sean la razón de la muerte de las anteriores.
Gustavo Bueno, el filósofo, justificaba la razón de no ser eternos, y otorgaba el pasaporte a la eternidad por las obras del que nos deja el lugar.
Tuve la suerte de conocer a Eugenio apenas recibido, finales de 1983, y doy fe de que me siento honrado con uno de los lugares que dejó, aun sin ser discípulo.
Sin duda, deja el sitio, ya que se graduó en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de La Plata, en 1957, un año antes de mi aparición, tal como él comentaba cuando hablaba del cambio generacional de su mentor en traumatología y ortopedia el Dr. Juan A. Mendiberry.
Hablando de obras, una que nos dejó, el libro sobre Patología del Pie, titulado Plantalgias, editado en 2005 y en el que trabajamos junto al Dr. Juan Jesus Blanik durante dos años seguidos, nos ligó a los tres definitivamente. Ellos se admiraban profundamente siendo contemporáneos, igual como los admiraba yo siendo de otra generación.
La letra de su homenaje cuando dejó su lugar Juan Jesus, en octubre de 2006, decía que Blasnik, era un hombre de gran personalidad, sobrio, recatado y sumamente respetuoso, enemigo de hacer ostentaciones de sus virtudes o de sus éxitos.
Sin duda, hablaba de alguien que vivió igual que él, nació en la misma época el 21 de noviembre de 1931, pero dejó su sitio 10 años después, el 29 de octubre del pasado año.
Ricardo Tito Amor, incitando a la admiración hacia su amigo recitaba en sus exequias unas estrofas improvisadas que lo pintaban:

Eugenio Ortiz: fuiste un hombre de bien
Esposo, padre, abuelo y amigo ejemplar.
Tu figura, alta y elegante siempre dio que hablar
Médico, especialista de nota como otros pero sin igual.
Eugenio Ortiz siempre recordaré nuestras charlas
Tus ideas y opiniones serias y concretas
Nunca, nunca las voy a olvidar
Eran así como consejos de oro de un ser humano excepcional
Eugenio Ortiz fuiste un hombre de bien
Tu figura se agiganta a través del tiempo
La llama encendida no se apagará jamás
Eugenio Ortiz…que descanses en Paz…

Cada conversación con Eugenio era una lección magistral y una fiesta. Porque a sus conocimientos académicos sobre cualquier tema que surgiese, y a su claridad expositiva, los salpimentaba con comentarios jocosos para amenizar su discurso.
Un trabajador incansable, hombre generoso y accesible.
Donde desarrolló su mayor creatividad fue en su especialidad: la medicina y cirugía del pie. Fue Miembro titular y fundador de la Federación Latinoamericana de Medicina y Cirugía del Pie, y Presidente de la Sociedad Argentina de Medicina y Cirugía de Pierna y Pie. También presidió el VII Congreso de SAMECIP y el XIX Congreso Internacional de Cirugía de Pierna y Pie en 1996, celebrado en Buenos Aires.
En su labor profesional, fue Jefe del Servicio de Traumatología y Ortopedia del Hospital Interzonal General de Agudos “Pedro Fiorito” de la ciudad de Avellaneda, en la Provincia de Buenos Aires.
A la vez, se desempeñó como Jefe del Servicio de Traumatología y Ortopedia del Policlínico de la Obra Social del Vidrio, donde luego desarrolló su tarea de Director entre los años 1991 y 1997.
En estas instituciones, formó una importante cantidad de especialistas, que tuvieron luego una destacada actuación en el ámbito de la especialidad.
Ha sido autor de más de 70 trabajos de la especialidad, publicados en congresos nacionales e internacionales, jornadas y reuniones científicas, y finalmente valorado como Miembro Vitalicio de la AAOT, lo que distingue al hombre del profesional es cuando el que deja el lugar habla de sus raíces en sus Memorias de Esquel.

El mayor valor, sus hijos Ricardo, Fabiana y Laura; sus nietos mimados Agustín, Felipe y Jean Luc, y su amada esposa Helia Boltinky a quien agradezco profundamente su ayuda para escribir estas palabras; dejarán de ver y oír a Eugenio, pero ellos y su obra ocupan el lugar que dejó y que los afortunados que seguimos sus huellas sentimos como presencia.
El profesor riguroso, el académico inquieto, el amigo amable y acogedor que nos deja el sitio es invisible no ausente.
Nosotros, sus colegas, amigos y estudiantes que ocupamos su sitio, quedamos con la alegría de haber disfrutado de su inteligencia clara y su generosa entrega.

Dr. Miguel Ángel Picardi

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