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Revista SAAP

versión On-line ISSN 1853-1970

Revista SAAP vol.17 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires dic. 2023  Epub 08-Feb-2024

http://dx.doi.org/10.46468/rsaap.17.2.r3 

Reseña

El kirchnerismo en las provincias argentinas (2003-2015)

Dolores Rocca Rivarola1 

1 doloresrocca@gmail.com

Pamela, Sosa; Victoria, Ortiz de Rozas. Universidad Nacional del Litoral - Universidad Nacional de General Sarmiento, Santa Fe - Buenos Aires: 2022. 324p.

Durante años, la proliferación de estudios sobre el kirchnerismo como movimiento político y como conglomerado organizativo se nutrió de trabajos centrados en sus características en la ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense. En este libro, en cambio, Pamela Sosa y Victoria Ortiz de Rozas compilan una combinación de artículos que se dedican a desentrañar las “configuraciones territoriales” (p. 9) del kircherismo en ocho escenarios del país. Pero no para conformar una mera sumatoria de análisis subnacionales, sino bajo el supuesto -acertado- de que los estudios de casos provinciales, más allá de contribuir a comprender fenómenos locales, permiten iluminar elementos que conducen a una comprensión del fenómeno nacional: en este caso, del kirchnerismo.

Hacer una inmersión en el libro suscita interrogantes. ¿Qué distingue a cada caso local de los demás? ¿Qué marcas lo inscriben en una morfología nacional más homogénea? ¿Cómo se articulan e interpenetran las distintas lógicas kirchnerista/peronista/progresista/conservadora en cada caso? ¿Cómo fueron mutando esos contornos, apelaciones y articulaciones políticas entre 2003 y 2015?

En la introducción del libro, las compiladoras, Sosa y Ortiz de Rozas, se formulan una pregunta: ¿fueron las redes territoriales del kirchnerismo las históricas redes del peronismo? A partir de ese interrogante, cabe aquí problematizar un elemento que suele estar presente en los análisis académicos y en el propio debate público. Frecuentemente se intenta identificar dentro del kirchnerismo a un sector que constituiría el genuino kirchnerismo (una suerte de núcleo), frente a otros componentes complementarios, más “impuros” o hasta considerados “intrusos” instrumentales. Ese “kirchnerómetro” lógicamente tiene un sentido en la discusión política. Pero puede acabar obturando la posibilidad de interpretar al propio conjunto. ¿Cómo podemos entonces analizar la composición interna y contornos del kirchnerismo a nivel subnacional evitando asumir esa categorización como eje fundamental (más allá de reconocer que permea el propio lenguaje de auto-presentación de los actores en su disputa cotidiana)?

Además de la clara vacancia, este libro tiene distintas fortalezas. En primer lugar, los capítulos no son una primera exploración. Sus autores y autoras vienen hace tiempo investigando las complejidades de esas realidades locales, y ese conocimiento acumulativo contribuye a producir trabajos rigurosos. En segundo lugar, los capítulos no son fragmentos atomizados en una compilación, sino que sus avances fueron discutidos colectivamente en distintas instancias de la Red de Estudios en Política Subnacional Argentina (REPSA), nutriéndose mutuamente con aportes cruzados.

Otro aporte valioso del libro es que permite matizar algunas ideas en circulación sobre el kirchnerismo. Por ejemplo, en términos de la comprensión, siempre difícil, de la relación peronismo-kirchnerismo, a nivel estructuras/poder, pero también a nivel de identidades políticas. También es disruptivo para el campo de estudios sobre coaliciones de gobierno, al dar cuenta de aquellas dinámicas de vinculación radial que el primer gobierno kirchnerista (2003-2007) desarrolló y promovió, y que no son las típicas o esperadas formas de funcionamiento de una coalición de gobierno. La informalidad, fronteras porosas y flexibilidad del kirchnerismo ya venían siendo estudiadas por otras investigaciones y esta obra contribuye a comprenderlos.

Cada uno de los ocho escenarios analizados proporciona claves para entender algún aspecto del kirchnerismo como fenómeno político nacional. En el primero de ellos, Pamela Sosa analiza el ascenso del kirchnerismo en Santa Cruz desde la recuperación democrática hasta mediados de los noventa. Allí, reconstruye y presenta elementos que cabe pensar como antecedentes provinciales de algunos núcleos identitarios y estratégicos que el kirchnerismo va a desplegar desde 2003 en el plano nacional. Por ejemplo, en el uso de la estructura del Estado, o en los modos de vinculación y tensión con el peronismo preexistente. E incluso, en las dinámicas de conformación de las áreas de gobierno a nivel local, ya se visualiza como ensayo aquel patrón que luego caracterizó al gobierno nacional de Néstor Kirchner: la transversalidad no acaba siendo una suma de espacios, sino incorporaciones individuales de distintas proveniencias a una estructura nueva que, en palabras de un entrevistado del capítulo, “no cooptaba” a tal o cual partido, sino que “arrancaba gente” del mismo (p. 73).

El capítulo de Victoria Ortiz de Rozas y Hernán Campos sobre Santiago del Estero, por su parte, intenta responder, qué significó en la provincia “ser kirchnerista”, más allá de la identidad partidaria de cada actor o grupo. Ser kirchnerista allí, dicen, era apoyar la política de DDHH, los avances en derechos sociales y económicos, pero también un apoyo a una articulación Provincia-Nación que resultaba beneficiosa para la provincia, en términos materiales y de legitimidad política (p.85) -y, cabe agregar, también para la Nación, considerando el 76% obtenido por Cristina Fernández de Kirchner en la elección presidencial de 2007-. Aquella pregunta acaba siendo un faro para los demás escenarios provinciales, y su respuesta es flotante. ¿O acaso representaba lo mismo ser kirchnerista en la provincia en 2003 que en 2008 o 2015?

Para el caso de Santa Fe, resulta honesta intelectualmente la dificultad que advierten Hugo Ramos y Mariano Vaschetto a la hora de discriminar con claridad redes personales basadas en la pertenencia partidaria. Quienes estudian carreras militantes vienen diciendo que los vínculos personales y afectivos son parte significativa de “militar”. Pero pensar esto para estudiar la configuración de redes o el armado político (nacional, provincial) tiene un potencial importante. Y la afirmación que esbozan los autores de que “el kirchnerismo santafesino se resiste a ser encorsetado en los márgenes que delimitan las fronteras del PJ local” (p.117) es una síntesis rotunda que vale para gran parte del territorio nacional.

Ese foco puesto en los vínculos personales en Santa Fe activa, por otro lado, puntos de encuentro con la perspectiva usada por Fernanda Maidana para estudiar el caso del kirchnerismo salteño. En su capítulo, Maidana muestra la incidencia de la biografía, la carrera política personal y el comportamiento de ciertos actores individuales sobre los límites del kirchnerismo local, sobre otras carreras individuales y sobre la propia comunidad política provincial.

A la hora de identificar las particularidades históricas de la ciudad de Buenos Aires en su relación electoral con el peronismo y qué forma adquirió allí el kirchnerismo, también podemos pensar cómo se afectan mutuamente los liderazgos individuales (Ibarra, Telerman, Filmus). Sebastián Mauro busca dilucidar cómo se configura, se consolida y se debilita -se “encapsula” (p.175), según el autor-, en la ciudad, un conglomerado progresista, peronista y no peronista. Cómo se vincula con (y se subordina a) la lógica política nacional y cómo todo ello sienta las bases de un ascenso de la derecha, en el que Buenos Aires habría sido el laboratorio político del macrismo.

La pregunta de qué particularidades asumió el kirchnerismo a nivel provincial también es clave en el capítulo de Penelope Vaca Ávila sobre Jujuy, que procura entender su debilitamiento -fundamental hacia el final del período, en 2015-, las tensiones internas y también el entrecruzamiento entre el armado político y el entramado estatal. Vaca Ávila dice: “la elite jujeña, que en su mayoría había llegado al poder durante el menemismo y, por tanto, con su impronta, nunca terminó de alinearse completamente con la ideología de los presidentes kirchneristas, aunque sí con su agenda” (pp. 200-201). Aquí cabe preguntarnos: en términos comparativos, ¿fue acaso menos ideológico ese apoyo en Jujuy que en otros distritos como Santiago del Estero (donde duró más el armado)? La investigación de la autora, por otro lado, examina elementos que cabe recuperar para echar luz sobre la coyuntura reciente de intensa conflictividad social (mediados de 2023) en Jujuy y el modo de intervención política allí del kirchnerismo y del PJ.

El proceso de gestación del Frente para la Victoria San Juan, que estudia Cintia Rodrigo en su capítulo, da cuenta del tejido de una red de apoyo a un Néstor Kirchner que aún no era un candidato presidencial consolidado. La autora muestra la centralidad de la negociación y del “gobernar”, a la hora de garantizar la continuidad del caudal electoral propio. Y cómo una provincia de escaso peso electoral se vuelve un actor fundamental del juego político nacional, caracterizándose por una “excepcionalidad periférica”. Es sugerente, también, su argumentación en torno a cómo la escala provincial y la nacional experimentan momentos de sincronización (entre el ciclo de mandatos provinciales de Gioja y los gobiernos nacionales kirchneristas, hasta 2015) así como otros de temporalidades diferentes (el correlato provincial de la crisis nacional de 2001 en tanto proceso con una duración y formato distintos).

Por último, el capítulo de Virginia Mellado sobre el kirchnerismo en Mendoza refuerza una idea presente también en otros capítulos: que en los escenarios provinciales, el kirchnerismo no es un bloque homogéneo, sino una suerte de galaxia de “kirchnerismos”, actores colectivos separados, con tradiciones políticas disímiles, y a veces en tensión. Y la relación de los mismos entre sí y con el poder nacional afín terminó afectando a lo que Mellado elige llamar el “sistema de partidos provincial” (p. 255). El trabajo también ensaya algunas claves en torno a la desconfianza entre Kirchner y Cobos ya durante 2007, que podemos vincular con el posterior “voto no positivo” (17/7/2008) frente al proyecto de retenciones móviles a la soja.

En vista de lo dicho, por su heterogeneidad, pero a la vez por su coherencia interna y sus argumentos relacionales, este libro resulta sumamente estimulante y un insumo imprescindible para cualquier investigación sobre el kirchnerismo.

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