SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.9 número9EL PODER EN DISPUTA. UNA MIRADA A LAS TENSIONES SURGIDAS EN LA ADMINISTRACIÓN BOGOTANA A COMIENZOS DEL SIGLO XXDESARROLLO LOCAL A PARTIR DEL USO DE TECNOLOGÍA SOCIAL: UN ENFOQUE ALTERNATIVO índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Cuaderno urbano

versión On-line ISSN 1853-3655

Cuad. urbano vol.9 no.9 Resistencia dic. 2010

 

ARTICULOS ARBITRADOS

FOTOGRAFÍA, URBANIDAD Y PROGRESO EN EL IMAGINARIO DEL CHACO: 1890- 1940

 

Luciana Sudar Klappenbach - Mariana Giordano

Luciana Sudar Klappenbach
Arquitecta. Magíster en Gestión del Patrimonio Arquitectónico, de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Investigadora de la Universidad Nacional del Nordeste, desarrolla sus trabajos en torno a los temas referidos a la historia urbana y patrimonial y a las formas de constitución, representación y expresión de imaginarios urbanos. Profesora Adjunta a cargo en la Facultad de Humanidades de la UNNE (Argentina). Profesora auxiliar en la Facultad de Arquitectura. Correo electrónico: lu_sudar@hotmail.com

Mariana Giordano
Doctora en Historia. Investigadora Adjunta del CONICET. Desarrolla investigaciones sobre historia del arte e historia cultural del nordeste Argentino y Paraguay. Profesora Adjunta a cargo en la Facultad de Humanidades de la UNNE (Argentina). Directora del Núcleo de estudios y Documentación de la Imagen (NEDIM. CONICET). Correo electrónico: marianagfav@ciudad.com.ar

 


Resumen

El trabajo propone el análisis de la producción y circulación de fotografías que tuvieron por objeto ciudades periféricas del Territorio Nacional del Chaco (Argentina) fundadas entre los últimos años del siglo XIX y las primeras décadas del XX.
El abordaje plantea una perspectiva de análisis que adopta al documento fotográfico y su circulación en diferentes contextos iconográficos como medio efectivo para legitimar la posición de las nuevas ciudades fundadas en el marco del escenario del «progreso» que proponía el modelo nacional-liberal de la Argentina, al igual que otros nuevos Estados independientes americanos.

Palabras clave Fotografía, progreso, imaginario, Chaco.

Abstract

The present work considers the production and uses of photography in peripheral cities of the National Chaco Territory - Argentina, between the end of 19th Century and the early decades of the 20th. The approach proposes an analytic perspective taking the photographic documents and their dissemination in different iconographic contexts as effective means to legitimize the national-liberal policy of founding new cities within the concept of "progress" proposed by the policy in Argentina and other Latin American States.

Keywords Photography, progress, imaginary, Chaco.


 

INTRODUCCIÓN

Desde su invención en 1839 y a partir de la rápida propagación del desarrollo de sus técnicas, la práctica fotográfica destinada al registro de paisajes urbanos y naturales fue habitual en toda Latinoamérica. «La expresión cultural de los pueblos, exteriorizada a través de sus costumbres, habitación, monumentos, mitos y religiones, hechos sociales y políticos, pasó a ser gradualmente documentada por la cámara» (Kossoy, 2001: 22).

La fotografía se consolidó como una alternativa válida y eficaz para la difusión y legitimación de los discursos de lo que debería ser la ciudad, así como de los imaginarios que se construían o pretendían construir acerca de ésta. De este modo, la ciudad plasmaba y enfatizaba su carácter visual en un artefacto que podía representarlo cabalmente: el papel fotográfico, revelando manifiestamente cada uno de los componentes de la vida urbana, y pretendiendo hacer visibles aquellos elementos intangibles que definían de uno u otro modo lo que se debía mostrar, lo que se debía perpetuar. Con estas estrategias, se fue anclando en el registro fotográfico «una» memoria de la ciudad, que es parcial por el recorte que toda toma supone y por el meta-recorte que el emisor imprime a aquello que quiera ver.

Tanto profesionales documentalistas como aficionados registraron el desarrollo de las grandes ciudades como de los incipientes poblados latinoamericanos, generalmente por encargo de los Estados o de las grandes firmas comerciales. La posibilidad de difusión masiva de nuevos escenarios en un soporte visual material (la fotografía) se convirtió rápidamente en nuevo objeto de comercialización y medio de promoción de la expansión económica y progreso de las áreas documentadas (Sudar Klappenbach, 2007).

El presente trabajo propone el análisis de la producción y circulación fotográfica en ciudades periféricas, fundadas entre los últimos años del s. XIX y las primeras décadas del XX en el Territorio Nacional del Chaco, Argentina. En tal abordaje el análisis particularizado de la ciudad de Resistencia adquiere un lugar relevante en la investigación, en cuanto fue el núcleo urbano que atrajo la mayor atención de la mirada fotográfica en el período de estudio, siendo las imágenes de esta ciudad las que han logrado mayor difusión no sólo en el contexto local y regional sino también en el nacional.

El abordaje plantea una perspectiva de análisis que adopta al documento fotográfico y su circulación en diferentes contextos iconográficos atendiendo al hecho de que constituían un medio efectivo para legitimar la posición de las nuevas ciudades fundadas en el marco del escenario de «modernidad y progreso» que proponía el modelo nacional-liberal de la Argentina, al igual que otros nuevos Estados independientes americanos.

¿Qué imaginario (re)construye la producción fotográfica sobre las nuevas ciudades del Chaco? ¿Qué relación existe entre ese imaginario y la búsqueda de algunos sectores sociales de «superar» el pasado colonial e independiente de la región como «dominio del demonio»1 y símbolo del «salvajismo»? ¿Qué escenarios se escogieron para traducir visualmente la ideología del progreso que reclama la República? ¿Cuál era el sustento ideológico, cultural, laboral, estético que llevó tanto a fotógrafos como a editoriales gráficas a seleccionar determinados escenarios? Por otro lado, estos aspectos aluden al tema de la identidad nacional/regional, que desde un Estado fuertemente centralista como el argentino pretenden mostrarse como idénticas y homogéneas, cuando en realidad los individuos que se asientan en el Territorio Nacional del Chaco formaron parte de un proceso de socialización, lo cual supone la aceptación de normas y valores diferentes de aquellos con los que se identificaba la elite dirigente de Buenos Aires. Ello nos lleva a preguntarnos si los imaginarios visuales con que se afirma el progreso de esta región corresponden a una legitimación «desde arriba» (elite dirigente nacional que designaba a las autoridades territorianas) o «desde abajo» (grupos inmigrantes, criollos e indígenas) Y también nos lleva a cuestionarnos la memoria histórica construida y legitimada: ¿responde a huellas visuales y textuales que reflejan procesos de construcción de identidades regionales amplias o se sustentan en intereses sectoriales y sociales hegemónicos de la nueva sociedad en construcción?

UN ÁREA EN FORMACIÓN: EL TERRITORIO NACIONAL DEL CHACO

La territorialización2 de la gran área chaqueña fue un proceso tardío en la política nacional posterior a la unificación nacional de 1853-54, y debe comprenderse en el marco del interés del Estado nacional por la incorporación de «nuevos territorios» al patrimonio nacional mediante la conquista militar y su posterior colonización. Durante la presidencia de Sarmiento (1868-1874) se había planificado la ocupación de las tierras chaqueñas hasta entonces habitadas por las comunidades indígenas y núcleos poblacionales constituidos por obrajeros correntinos que desarrollaban actividades vinculadas con la explotación forestal.3

Se creó en 1872 la Gobernación del Chaco, que comprendía originalmente el Chaco austral, central y parte del boreal, que sufrió una primera modificación con la creación de la Jefatura política entre 1874 y 1876 y una segunda al perderse una porción del Chaco boreal en el laudo arbitral con el Paraguay.

La organización institucional de los entonces «territorios vacantes» de la Argentina se realizó mediante la creación de los Territorios Nacionales en 18844, para lo cual se gestó un cuerpo de leyes que disponía y reglamentaba la fundación de nuevos pueblos regulando la colonización5: el espacio geográfico anterior sufrió entonces la división del distrito en dos Territorios Nacionales: Chaco y Formosa.6

De hecho, el inicio de la ocupación oficial del Chaco tuvo lugar en 1878 a partir de la fundación de su primera colonia cantón agrícola militar: Resistencia. Proceso que se vio acompañado por sucesivas campañas militares, de las cuales la de 18847 fue la de mayor envergadura, y las últimas campañas de «pacificación» en 1911-12.

El poblamiento inmigrante del Chaco8 se concretó con la llegada de un contingente de cuarenta y tres familias friulanas al Puerto de San Fernando, sin anteceder a esta movilización poblacional la provisión de los equipamientos mínimos. Éstos debieron ser levantados con urgencia, al mismo tiempo que se establecía la población en tiendas de campañas hasta la asignación oficial de sus tierras y la redefinición de las mensuras realizadas, las que sólo tenían existencia en la bidimensionalidad de los planos trazados.

Una vez asentados los primeros pobladores y distribuidas las tierras, se extendió la colonización de la entonces Gobernación hacia las áreas aledañas a Resistencia ubicadas en el sector oriental, destinadas a establecimientos agropecuarios y productivos, tales como Puerto Tirol (1879), Las Palmas (1882), Colonia Benítez (1882), Margarita Belén (1890), Gral. Vedia (1888), Colonia Popular (1891).9

La fundación de pueblos en el interior del territorio se dio de manera paulatina, siguiendo por un lado las huellas del avance militar propiciado por las diferentes campañas, pero también por aquellas que trazaba la extensión de las líneas férreas, que hacia la primera década de 1900 habían llegado al Chaco10. La generación de estos nuevos poblados se debió entonces a diferentes razones: la necesidad del Estado de establecer asentamientos militares, la posibilidad de contar con nuevas áreas de explotación maderera y agrí-cola11 y la viabilidad que propiciaba el ferrocarril de comunicar el territorio el Chaco con el resto del país12.

Considerar el proceso de poblamiento y colonización en el Chaco resulta relevante al momento de analizar el acervo fotográfico de los poblados e identificar los discursos visuales que algunos sectores sociales pronuncian, ya que el surgimiento y la difusión de las vistas urbanas -aunque parecieran de algún modo tardías- acompañaron el lento proceso de urbanización, respondiendo a las limitaciones que suponían la escasez de recursos económicos, las adversidades que ofrecía un territorio casi inexplorado, el natural proceso de adaptación y sociabilidad de los inmigrantes colonizadores, necesidades primarias de producción, trabajo e institucionalización de entidades administrativas, educativas, religiosas, entre tantas otras (Sudar Klappenbach, 2008).

INICIOS EN LA CONSTRUCCIÓN DE UN IMAGINARIO VISUAL PROGRESISTA

Fue el paisaje rural del área de colonias lindantes al casco del poblado de Resistencia (Colonia Popular, Puerto Tirol, Villa Jalón, Puerto Bastiani, Margarita Belén) el que definió la escena de las primeras tomas fotográficas: la casa del colono, sus galerías, los jardines y las quintas resultaban los ámbitos de los primeros registros, obtenidos muchos de ellos por el inmigrante italiano Juan Bautista Simoni13, quien puede ser considerado el primer fotógrafo chaqueño. La mayoría de ellas corresponde a fotografías familiares, en las que el registro social constituye el centro de la escena, y su circulación y uso quedaban reducidos al ámbito privado del inmigrante o bien eran enviadas a los familiares que vivían en sus países de origen. No obstante, la indagación en los detalles iconográficos arrojan luz sobre los modos de vivir y habitar de los primeros pobladores, a la vez que dan cuenta de la configuración del espacio «pre-urbano» de lo que sería años más tarde «la ciudad» (Sudar Klappenbach, 2007a). En estas imágenes es posible cotejar visualmente la información arrojada por los censos en los que se describían las características de las construcciones en este período14, en que predominaban aquellas realizadas con ladrillos y techos de teja de palma y galerías perimetrales con estructuras de madera de la zona.

La precaria condición de las colonias, las calles aún de tierra, la incipiente vegetación que se había plantado con fines estéticos y urbanísticos, la ausencia de infraestructura básica, la presencia de una arquitectura de modestas condiciones estéticas y constructivas se hace visible de este modo en las primeras fotografías.15 Si bien el interés primigenio de estas imágenes estuvo centrado en el retrato social y familiar, en los que el espacio y la arquitectura asomaban dando indicios del contexto espacial-cultural de los primeros asentamientos, pronto estos últimos tomaron el protagonismo de las escenas acompañando el proceso de urbanización de las colonias.

En este panorama, el proceso de consolidación urbana de la ciudad de Resistencia, erigida en capital del Territorio Nacional del Chaco en 1884, se convirtió en el tema prioritario del registro visual urbano del mismo a partir de la primera década del siglo XX, cuando la colonia agrícola se constituía en el principal centro urbano de todo el Chaco (por lo que la mayor parte del acervo visual de este primer período corresponde a esta ciudad y alrededores).

Las primeras fotografías del espacio urbano toman como punto de posición la plaza cuádruple 25 de Mayo, y registran a partir de allí el perfil de las calles perimetrales, la iglesia, la escuela y los primeros edificios administrativos: gobierno, comisaría y cárcel constituyen los centros de la escena. Respecto del edificio que ocupó la Gobernación16, aparecen reiteradamente publicadas fotografías en las Guías Comerciales del Chaco y otros medios gráficos años más tarde, lo que da muestras de una evidente valoración de orden simbólico fundada en la función que éste albergaba, ya que debemos destacar que no era más que una casa de altos alquilada por el Gobierno Territorial a partir del año 1885 para el ejercicio de esta función, y no contó con edificio propio hasta 1963.

Una vista tomada en 1889 y publicada en 1890 (Gonzáles, 1890:151) incluye la antigua capilla, a su derecha la iglesia San Fernando en construcción (se había iniciado en el año 1889) y el edificio de la primera escuela Nº 1 Benjamín Zorrilla, levantada en 1884, de la cual esta fotografía es el único testimonio que nos queda como evidencia de lo que fue su fachada original de corte neoclásico, ya que fue remodelada en el año 191817 y adoptó la imagen que hoy nos ofrece.

En cuanto a los equipamientos e infraestructuras, los de comunicaciones resultaban prioritarios para el desarrollo del territorio, y como tales no escaparon a la lente de la cámara. Por un lado la llegada del ferrocarril a la ciudad, en sus dos escalas -el ferrocarril rural primero y los de vinculación nacional después, a los cuales ya nos hemos referido-, constituyó, quizás uno de los hechos más relevantes en la historia urbana de la emergente Resistencia y símbolo del progreso que la fotografía se ocupó reiteradamente de registrar. Este hecho fue de gran significado para el desarrollo de la incipiente ciudad, y permitió trasladar tanto a personas como productos, de manera rápida y económica de la ciudad a otros puntos la región y el país.

En el año 1904 se inauguraba el primer servicio de pasajeros del decauville que unía Resistencia con Barranqueras. Su recorrido por los sectores más consolidados de la ciudad también marcó puntos de referencia en aquellos lugares donde se establecieron las paradas. Su primera estación, de una arquitectura refinada y ecléctica, con matices academicistas resultaba paradigmática en el entonces modesto contexto construido de la ciudad, ubicada en Av. Alberdi y hoy calle Arturo Illia, fue fotografiada y editada en diferentes formatos: incluida en publicaciones y como postales, en blanco y negro y coloreadas. Se sumaron a esta difusión la estación del Ferrocarril Santa Fe (conocida como la estación Francesa) y la del Ferrocarril del Estado. En las fotografías ferroviarias, si bien las más difundidas corresponden a los edificios centrales de estación, también se registran otros espacios representativos de esta función, como las vías, las locomotoras, las columnas de señales y otros equipamientos típicos, siendo una temática reiterada en la producción visual del Chaco.

Asimismo, el puente levadizo San Fernando construido en 1903 constituye uno de los temas adoptados por los registros visuales iniciales, y de gran sentido para los colonos, ya que era el vínculo de Resistencia con las colonias ubicadas en la ribera opuesta del río Negro -el principal medio de comunicación de la colonia hasta la apertura de caminos-, pero a la vez el medio de extracción de productos hacia los puertos de Barranqueras y Corrientes.

Se suman a este repertorio las primeras fotografías de Barranqueras, población que asume un sentido importante en el imaginario progresista por ser el puerto del Territorio: los muelles, barcazas, los rollizos a la espera de su embarque, como también algunas pocas fotografías del ferrocarril rural que vinculaba este poblado con Resistencia constituyen las imágenes fundantes de este poblado.18 Es importante destacar que más allá de las imágenes que tuvieron una amplia difusión en postales y publicaciones, Barranqueras fue objeto de una visibilidad destacada desde organismos del Estado Nacional, en particular, desde el Ministerio de Obras Públicas. El proceso de desarrollo urbano-edilicio del puerto es factible de ser analizado a partir de las imágenes documentales que este organismo llevó adelante, constituyéndose en 1919 el Departamento Paraná Superior de Construcciones portuarias y Vías Navegables -con sede en Corrientes-, que llevó adelante una prolija y sostenida documentación de las ciudades portuarias de la región, entre las que Barranqueras tuvo una atención prioritaria19.

Dentro de los equipamientos públicos, otro espacio que resultó motivo de los registros fotográficos de la época fue el hospital Regional inaugurado en 1910, con un planteo en su conjunto de vanguardia higienista y pintoresquita, que le otorgaba además de un gran valor funcional, un carácter estético y arquitectónico de gran calidad y singularidad.

Hacia 1920 la producción fotográfica se incrementa tanto cuantitativa como geográficamente, ampliando su radio hacia las ciudades del interior. Esta proliferación respondió por una parte a la incorporación de imágenes en los medios de difusión gráfica, lo cual demandó una atención particular hacia este tipo de registros, y por otro al desarrollo profesional y comercial de la actividad fotográfica: se abren en Resistencia y en el interior estudios fotográficos y emerge la actividad profesional independiente del fotógrafo, en muchos casos demandado por la mencionada prensa local, que generalmente realizaba encargos especiales a fotógrafos para cubrir sus notas «del interior» o «notas de la ciudad» (como llamaba a estas secciones el semanario gráfico Estampa Chaqueña).20 Fue a partir de estos medios de difusión que se comienza a vislumbrar un panorama visual de las ciudades del interior chaqueño.

Si bien Resistencia fue la primera colonia del Territorio y a la vez el ícono que lo identificará como ciudad del progreso -lo que se acentuará a partir de la década del 30-, las poblaciones que comenzaron a instalarse en el interior chaqueño con la extensión de la vías férreas constituyeron un imaginario ambiguo, en el que lo rural y lo urbano se entrelazaban pero, principalmente, en el que las edificaciones vinculadas con la producción eran los referentes visuales ya no sólo de la ciudad capitalina, sino también de estos poblados del interior del Territorio, dando cuenta de este modo del proceso por el que atravesaba el Chaco en este período, y los que tendrán una amplia difusión, dado que suponen un paso significativo en el afán progresista de la región. (Sudar Klappenbach, 2007, a).

Así se deja ver tanto en fotografías sueltas preservadas en museos y centros de documentación de la provincia, como en las páginas de publicaciones de la época. En el caso particular de la Primera Guía Anual del Chaco de 1920, las únicas ilustraciones de los pueblos del interior corresponden a fotografías de los establecimientos productivos, acorde a su vez con los objetivos de esta publicación: comercial e informativo. Estas primeras tomas de los conjuntos industriales resultaban vistas peatonales, en las que se pueden apreciar los principales edificios de estos complejos: galpones con techos a dos aguas y las infaltables chimeneas, que de a poco fueron definiendo un perfil en la ciudad, a la vez que se constituían en hitos de referencia urbana. Los grandes establecimientos del Ingenio Las Palmas (primera localidad en la Argentina que contó con luz eléctrica en 1886), las instalaciones de los obrajes en La Sabana o las fábricas de tanino de Tirol, Samuhú o Villa Ángela, serán hasta 1930, las pocas imágenes del interior que se conservan, a las que se suman algunas vistas de la plaza principal de la segunda ciudad en importancia del territorio, Presidencia Roque Sáenz Peña.

En esta (re)presentación del Chaco desde fines del siglo XIX y hasta la década del 30, el imaginario progresista se vincula con el proceso de visibilización que siguieron todas las ciudades de nueva fundación -tendiente a mostrar los íconos arquitectónicos y productivos-, pero en el contexto de un corpus visual más amplio, en el cual el principal foco de atención para los fotógrafos que desde Buenos Aires recorrieron la región era el indígena. En efecto, fotógrafos como Harry G. Olds, Samuel Boothe, Theo Fumiére o los miembros de la Sociedad Fotográfica Argentina de Aficionados que recorrieron el Chaco buscando imágenes para comercializar en Buenos Aires, centraron la lente en el indígena, reactivando el imaginario del Chaco salvaje e indómito de fuente colonial.21 En este imaginario étnico el inmigrante no fue objeto de representación por parte de los fotógrafos mencionados, como tampoco lo fueron las colonias agrícolas, aunque sí lo eran desde el único fotógrafo local de fines del siglo XIX, Simoni.22

1. Samuel Rimathé. Obraje en el Chaco (probablemente La Sabana), ca. 1891 Colección Luis Príamo

 

 

La construcción de un imaginario de progreso a través de la delineación de una ciudad con edificaciones que lo simbolizaran se acentuaba por la comparación que siempre merecían al viajero las nuevas colonias del Chaco y principalmente su capital Resistencia con la histórica Corrientes: separadas por el río Paraná y por 300 años de historia, la mayoría de los textos de viajeros coincidían en el contraste entre ambas ciudades, lo que implicó un motivo más para los chaqueños, pero principalmente para sus gobernantes, de mostrar los adelantos citadinos. Un ejemplo de lo expresado es la apreciación que hace el escritor español Vicente Blasco Ibáñez (1910: 715) en su paso desde Corrientes al Chaco:

«Yo era uno de los que consideraban al Chaco con un sentimiento de curiosidad, mezcla de inquietud e interés novelesco. Desde las costas de Corrientes contemplaba la orilla opuesta del río, intentando adivinar lo que ocultaba su línea oscura de bosque. ¿Qué habría detrás de ella? Veía tolderías de salvajes en la misma ribera del Paraná; hombres blancos con altas botas, amplio sombrero y revólver al cinto, haciéndose obedecer de los indígenas a fuerza de tiros...; cacerías de fieras de las que salían los hombres destrozados...». Sin embargo, Blasco Ibáñez confronta esta imagen con lo que efectivamente encontró luego del cruce: el puerto de Barranqueras, un tranvía, plazas, calles y avenidas, mujeres vestidas a la última moda, grandes edificios -Casa de Gobierno-, cafés, comercios, hotel, restaurantes, etc.

CONSOLIDACIÓN URBANA Y REFLEJOS VISUALES: EL CHACO URBANIZADO DESDE LA DÉCADA DEL 30

A partir de la década de 1930 la fotografía urbana se consolida en sus diferentes usos -editadas como postales o publicadas en álbumes, publicaciones conmemorativas y periodísticas-, a la vez que se afianzaban las antiguas colonias devenidas en importantes ciudades.

Es entonces cuando advertimos una importante consolidación en la producción iconográfica, particularmente en la capital del Territorio Nacional del Chaco, la ciudad de Resistencia. Si bien para ilustrar determinados hitos urbanos se siguieron utilizando imágenes de las décadas anteriores, la tendencia en las publicaciones gráficas fue la de renovarlas, pero no debido a una mera intencionalidad editorial, sino a que la ciudad atravesaba por un importante momento de renovación urbanística que debía ser demostrado. A principios de esa década se había iniciado el proyecto de pavimentación de las primeras calles, acción que permitió un mayor ordenamiento en el aspecto urbano, en el que se diferenciaron claramente las calzadas y las veredas, y estas últimas ordenadas mediante la continuidad de línea de parterres, en la que se disponía el arbolado urbano. De esta manera, recién en estos años la ciudad adquiría la fisonomía ideada ya en la planificación intelectual de la colonia, la cual quedaba reglamentada en la legislación correspondiente. Asimismo se construían en la ciudad importantes edificios tanto en el ámbito público: cárcel, nuevo edificio del Banco Nación, la usina de la Compañía de Electricidad del Este Argentino, como privado: importantes residencias, clubes, comercios, industrias.

Las vistas urbanas revelan el dinamismo de la ciudad: los nuevos sistemas de transporte, la aparición del automóvil, las diferentes infraestructuras y mejoras urbanas que lentamente se extendían desde el centro de las ciudades hacia los barrios, como por ejemplo el tendido eléctrico, el alumbrado público y la pavimentación se conjugan con la emergencia de edificios públicos y privados que revisten los lenguajes arquitectónicos en boga. Asimismo, se registran las tareas de operarios que intervienen en la construcción de estas obras públicas, dando cuenta de la creciente actividad en las ciudades del Chaco. Todo ello se suma a las tradicionales vistas del período anterior, que siguen atrayendo la mirada fotográfica y posibilitan acceder a las transformaciones de esos espacios y edificaciones en diferentes períodos.

La arquitectura también emerge como temática visual, y a diferencia del período anterior en el que su registro se imbricaba con la función simbólica que un edificio denotaba, en este momento el hecho arquitectónico se manifiesta protagónico per se. Los edificios se fotografían por sus cualidades estilísticas. El conjunto de estas fotografías nos permite trazar un recorrido por los diferentes lenguajes de la arquitectura argentina del siglo XX.

La fotografía de arquitectura en algunos casos, siguiendo un fin comercial, fue utilizada en el diseño de avisos publicitarios de comercios o servicios, como es frecuente encontrar en la Guía Comercial del Chaco de 1935-36. Estas imágenes, además de marcar tendencias en la producción edilicia, también se utilizan como medio de promoción de la actividad profesional en el medio, conformando parte de series o «catálogos» publicitarios de los entonces estudios de arquitectura o empresas constructoras: un ejemplo lo constituye la página dedicada al «Estudio de arquitectura de Bruno del Mónico», en El Chaco. Álbum Gráfico Descriptivo, o las páginas dedicadas a este mismo profesional del Suplemento Extraordinario de la Voz del Chaco de 1930. Las obras y edificios sedes de diversas actividades privadas de la ciudad resistenciana también encuentran un lugar en el repertorio iconográfico urbano: clubes (del Progreso, Regatas, Aeroclub, Tiro Federal) asociaciones civiles (Asociación Española de Socorros Mutuos, Asociación Italiana, entre otras), y los equipamientos de recreación como por ejemplo los cines, las confiterías o los balnearios municipales, atrapan la mirada de los fotógrafos urbanos. Estas temáticas, aunque en menor proporción, también son las que reflejan las ciudades del interior: vistas urbanas de los sectores céntricos, las plazas, edificios municipales, escuelas, algunos edificios destacados por su arquitectura, etc.. No obstante, la actividad productiva representada en las imágenes de establecimientos productivos va a continuar siendo predominante en los registros visuales.


2. Pablo Boschetti. Vista urbana de calle Edison y Av. Alberdi. Ca 1934 Colección Mercedes Núñez de la Corte.

 

Nuevas miradas hacia la ciudad son posibles gracias a las fotografías aéreas de Resistencia y alrededores (Barranqueras y Puerto Vilelas). Una de las primeras imágenes aéreas de la que podemos dar cuenta corresponde a una fotografía fechada en el año 1926 y publicada en 1930 en un Suplemento Extraordinario del diario la Voz del Chaco. Si bien no contamos con rastros precisos de su autoría, otras investigaciones23 dan cuenta de la labor, como pioneros de la aerofotografía, de Enrique Brozeit y Juan Bautista Borra, quienes habrían retratado desde las alturas la ciudad de Buenos Aires otras localidades cercanas, pero también habrían registrado las cataratas del Iguazú entre la década del 20 y el 30, por lo que posible inferir que esta primera toma aérea de Resistencia podría haber correspondido al accionar de estos fotógrafos.24 Sin embargo, en el caso del Chaco, la profusión de vistas aéreas -algunas generales de la ciudad y otras que hacen foco en sectores de relevancia de Resistencia y las localidades adyacentes (puerto, industrias, lagunas)- se debió al trabajo realizado por Pablo Boschetti25 como respuesta a un encargo del gobernador José Castells en el año 1935.26


3. Pablo Boschetti. Vista aérea de la plaza 25 de Mayo de Resistencia y alrededores. 1935. Colección NEDIM


4. Pablo Boschetti. Vista aérea de la desmotadora de algodón «Z». Ca 1934. Colección CEDODAL

Por otra parte, en este período se afianzaba el desarrollo industrial en todo el territorio iniciado en la década anterior, por lo tanto las fotografías de los establecimientos industriales, mayoritariamente localizados en las ciudades, van a consolidar un imaginario visual sostenido por la idea de que el progreso radicaba visualmente en los procesos de urbanización y de industrialización. En el año 1935, como señalamos, se incorpora una nueva mirada fotográfica a través de las vistas áreas, que en el caso particular de los complejos industriales le otorgan especial significado al resultar una posibilidad para exponer en toda su magnitud la «grandeza» de estos emprendimientos. Sin embargo, en las fotografías publicadas en «El Chaco de 1940» se manifiesta otra intencionalidad de registro iconográfico que continúa en otras producciones: los interiores de los establecimientos, los obreros trabajando y las maquinarias asumen el rol protagónico atrayendo la perspectiva de una nueva mirada estética, en la que el foco está centrado en lo social. Las fotografías manifiestan una expresa voluntad de rescatar la labor obrera: ello se vincula con una política territoriana que pretendía demostrar la importancia de la producción industrial y el rol de la clase obrera. (Sudar Klappenbach, 2007, b).


5. Interior de fábrica. Fuente: El Chaco 1940

 

EPÍLOGO

Las fotografías urbanas del Chaco, escasas en los primeros años de configuración del territorio y de mayor difusión hacia la década del 30, emergen en el presente como una vía de aproximación, reflexión y análisis sobre la configuración de imaginarios urbanos, a la vez que contribuyen a la construcción de memorias visuales de las nuevas ciudades argentinas fundadas a finales del siglo XIX y primeras décadas del XX, en los territorios recién incorporados al territorio nacional.

Rojas Mix plantea que un conjunto de imágenes encadenadas en función de un tema o problema determinado conforman un imaginario (2006), afirmación que completa con la idea de que estas imágenes pueden ser consideradas de dos maneras: como «referentes» a partir de la interiorización que de ellas hace un individuo o una sociedad, o bien como corpus documental para el estudioso. Lo que define una doble existencia: una abstracta cognitiva (discurso icónico) y otra física material (corpus documental).

En cuanto al primer aspecto, que interesa en este estudio vinculado con el sentido de las imágenes y a su capacidad comunicativa, podemos identificar en las fotografías urbanas un medio de legitimación de procesos históricos, articulados con los diferentes usos y funciones de la imagen, esto es, sus diferentes contextos de circulación. Retomando los interrogantes iniciales, podemos decir que la producción de las fotografías urbanas en ciudades periféricas de nueva fundación y sus diferentes usos (editadas como postales, en la prensa gráfica y en las publicaciones tanto comerciales como conmemorativas) se circunscriben en un contexto histórico signado por los conceptos de «modernidad» y «progreso», y dada la valoración objetiva-analógica que se atribuía a las fotografías, éstas se constituían en el mejor medio de difusión del proyecto político e ideológico de los gobiernos y de los grupos hegemónicos. Son las imágenes de la Nación que se estaba configurando, y en este sentido, las ciudades de nueva fundación se erigieron como máximas exponentes de esta premisa. El imaginario urbano partía de un vacío espacial, o más bien de una deli-neación abstracta definida en las mensuras de los poblados, por lo que ese vacío se transformaba en un desafío de construcción social y urbanística. Se asemejaba a un libro que comenzaba a escribirse, y esa escritura llevó la impronta de oponer la naturaleza salvaje del Chaco con la ciudad en construcción y crecimiento que la imagen visibilizaba.

Si bien nos es posible identificar diferentes etapas en la construcción de una visualidad urbana en el Chaco, entendemos que ésta debe comprenderse como parte de un proceso de apropiación espacial de la región, de su colonización y explotación. En este contexto, será el imaginario del progreso el que signe los intereses socio-políticos, legitimados a través de la imagen y sólo determinadas escenas darán cuenta de ello.

Las primeras fotografías de la inmigración y de la fundación de colonias muestran el inicio de tal imaginario -aunque su circulación fue restringida al ámbito familiar y enviada a los familiares que quedaron en el Viejo Mundo-; buscaron expresar la prosperidad y el porvenir, las ventajas de su nueva realidad, manifiestas en los modos de vida familiar y en la fecunda existencia de lo cotidiano. Con el paso de tiempo y la consolidación de la tercera dimensión en el espacio urbano, los procesos de densificación edilicia, sumados al desarrollo de actividades comerciales, administrativas y productivas y la consolidación de grupos sociales que van perfilándose como hegemónicos darán lugar a las imágenes en las cuales la modernidad buscaba reflejarse: industrias, estaciones de ferrocarril, instituciones financieras, arquitecturas refinadas y adelantos en materia urbanística ocuparán el objetivo de la cámara. La fotografía buscaba «constatar» una idea pre-concebida de lo que debía ser la ciudad, resaltando sólo ciertas características del medio que debía ser mostrado, dejando fuera -como consecuencia del fenómeno de selección y fragmentación que evoca toda construcción visual- otra realidad que no se condecía con el discurso proclamado. Parafraseando a Félix Luna, las fotografías urbanas reflejaron sin lugar a dudas la «saga triunfal».

La ciudad es mostrada en constante modificación, porque la noción de cambio es esencial en el imaginario progresista27, y paradójicamente, la fotografía por su particular cualidad de «detener el instante» se convierte en el medio propicio para leer un imaginario hoy patrimonial, pero a la vez nos permite reflexionar acerca de la relatividad adscrita a las nociones de progreso y tradición.

Es por ello la relevancia de indagar sobre las maneras como se construyen imaginarios espaciales y los modos en que la memoria social los actualizaba en sus diferentes contextos de circulación. Como así también la manera en que las imágenes y otras formas de discursos hegemónicos actuaron de nexo entre el ámbito político y la opinión pública para la consolidación de ciertos espacios y edificios como símbolos de identidad regional, fijándolos en la memoria colectiva e interviniendo en el proceso de construcción simbólica de la ciudad. Es en esta tensión entre ideologías, imaginarios y realidades en que se producen las representaciones que vinculan pasado y presente, y operan como vehículos de memoria.

Abarcar y comprender estas relaciones nos posibilita identificar rasgos análogos y disímiles en ese proceso en el ámbito geográfico del NEA, pudiendo a través de ello acercarnos a una mejor comprensión de la génesis de nuestras identidades compartidas.

Notas

1- Véase Trinchero, Héctor (2000) Los dominios del demonio. Civilización y Barbarie en las fronteras de la Nación. El Chaco Central. Eudeba, Buenos Aires.

2- Entendemos por territorialización no solamente la ocupación y organización del espacio geográfico (aspectos geográficos e históricos), sino también a las prácticas sociales y culturales que sobre ellos se aplican. Ello supone concebir este espacio como un conjunto indisociable de objetos y sistemas de acciones. Véase Santos (1997).

3- La explotación forestal fue la actividad inicial que se desarrolló en la zona litoraleña del Chaco. Ésta precedió incluso a la instalación de la Colonia. En 1876 existían en el paraje del Puerto San Fernando quince obrajes. La descripción de las características de los establecimientos obrajeros nos brinda el informe de la Primera Comisión Exploradora. Véase: Arturo Seelstrang (1977, 68) Informe de la Comisión Exploradora del Chaco. 2da., Eudeba, Buenos Aires, p. 68.

4- A través de la Ley 1532 de 1884.

5-  Véase Sudar Klappenbach, (2004) «La Colonia Resistencia como modelo de Fundación Republicana. Procedimientos Fundacionales y Características Urbanas.» En: Cuaderno Urbano. Espacio Cultura y Sociedad Nº 4. Forurbano, Eudene, Universidad Nacional del Nordeste, Universidad Nacional de La Plata, diciembre, Resistencia, pp.117-173.

6- La última delimitación del Territorio Nacional del Chaco será consecuencia de las apetencias territoriales de provincias vecinas: en 1886 se fijó el límite sur. En 1902 se fijó el límite oeste, adjudicando a la provincia de Santiago del Estero una extensa región. Los límites definitivos con Salta y Santiago del Estero se cumplieron en varias etapas entre 1894 y 1914.

7- El avance militar y la ocupación del Chaco se concretaron mediante sucesivas campañas militares, que se llevaron adelante entre los años 1870 y 1884. Esta última es conocida como la Campaña de Victorica y la Línea del Bermejo, con la cual quedaba completada la penetración y ocupación del Chaco Austral. Véase: Memorias del Ministerio de Guerra y Marina (1869- 1884), Carranza, A. J. (1883). Maeder, E. (1996).

8- Sobre este tema véase Beck, H. (2001). Inmigrantes europeos en el Chaco. Transición del pluralismo al crisol. Instituto de Investigaciones Geohistóricas-Conicet, Resistencia.

9- Todas estas colonias respondieron al modelo de colonización privada propiciada por al Ley de Inmigración y Colonización N° 817 de 1876.

10- En 1907, se inaugura la estación principal del Ferrocarril de Santa Fe en Resistencia y en 1909 la del ferrocarril del Estado. Ambos edificios constituyen hasta la actualidad mojones arquitectónicos de la ciudad.

11- Acompañando el avance del Ferrocarril del Estado surgieron hacia el centro y noroeste del territorio los pueblos: Presidencia de la Plaza, Quitilipi, Avia Terai, Fortín Cardozo, Pcia. Roque Sáenz Peña (1912), General Pinedo, Campo Largo, Corzuela, Charata, Las Breñas, Machagai.

12- La extensión de las líneas del Ferrocarril Santa Fe respondió principalmente a la necesidad de completar el sistema generado por la explotación forestal y producción de tanino en el Norte de Santa Fe y Sur del Chaco. De esta manera, quedaba cerrado el circuito extractivo, productivo y de transporte que impulsaba un vertiginoso desarrollo en la región.

13- La labor fotográfica en el Chaco se inicia de la mano de Juan Bautista Simoni, quien se dedicó como aficionado a registrar fotográficamente la vida de Resistencia y sus alrededores en los primeros años de 1900. Enfocó especialmente su lente en los rostros de los pobladores inmigrantes de la región, así como también fotografió la entonces colonia de Resistencia y otras aledañas en sus primeros años.

14- II Censo de la República Argentina, 1895. Buenos Aires. Taller tipográfico de la Penitenciaría Nacional, 1898. Permite verificar los datos referido a los diferentes tipos de construcción: ochenta y nueve casas de piedra o ladrillo con techo de terrazas, quinientos veintitrés casas de piedra o ladrillo con techo de palma, diecinueve con las mismas características y techo de zinc, y ciento setenta y uno de adobe y paja.

15- Estas imágenes son escasas, algunas se publicaron —muchos años después de su producción— a modo ilustrativo en artículos y bibliografía referida a la historia del Chaco, y otras integran parte de colecciones privadas y públicas, estas últimas alojadas en museos y archivos de la ciudad y la provincia.

16 La Gobernación ocupó este local desde 1885 hasta 1923, cuando se trasladó al edificio que había sido residencia de la familia Gabardini. En 1885 el gobernador Dónovan se refería al hecho: «Actualmente se ha obtenido un vasto y cómodo edificio construido recientemente y situado en la Plaza, en que están reunidas el despacho de Gobierno y oficinas de su dependencia...

17- Parte de las instalaciones de la escuela habían sido demolidas por «peligro de derrumbe» en el año 1915 y luego de ser remode-lada, inclusive su fachada, fue reinaugurada el 15 de mayo de 1918. Libro Histórico de la escuela Benjamín Zorrilla.

18- De muchas de estas primeras imágenes de Resistencia y colonias aledañas no se han encontrado rastros evidentes de su autoría, aunque sabemos de la labor fotográfica del ya mencionado Simoni, de Vicente Vía y de Juan Hernández. Sí hay certezas de imágenes del segundo de ellos que fueron editadas como postales y llevan el sello de Foto Vía. En cuanto a Hernández, la inclusión de sus fotografías en el diario La Vo z del Chaco con la mención de su autoría en los epígrafes nos permite atribuírselas con certeza.

19- El importante archivo fotográfico de la Dirección de Vías Navegables —Distrito Paraná Superior— constituye uno de los reservorios más importantes de fotografías de áreas portuarias y de vías navegables, pero también contiene imágenes de otras edificaciones y espacios urbanos y productivos de la región. Sin embargo, en el contexto de su producción, la mayoría de ellas sirvieron a las funciones técnico-administrativas.

20- Sobre desarrollo de la fotografía en el Chaco y difusión en medios gráficos véase: Giordano, Mariana. «Pablo Luis Boschetti y la Fotografía chaqueña.» En: Giordano, Mariana, Sudar Klap-penbach, Luciana y Reyero, Alejandra. (2008) Memorias visuales del Gran Resistencia. Fotografías de Pablo Boschetti. Resistencia, IIGHI-CONICET, pp. 11-33. Sudar Klappenbach, Luciana y Reyero, Alejandra (2009) «Fotografía de prensa y construcción de imaginarios sociales. Estampa Chaqueña (1929-1943) En: Nordeste Historia, N° 29, Facultad de Humanidades, UNNE, pp. 131-148, Resistencia.

21- Véase Giordano, Mariana (2005) Discurso e imagen sobre el indígena chaqueño. Al Margen, La Plata.

22- Ello nos remite al tema de la construcción de las memorias étnicas atribuidas y propias. Véase Giordano Mariana y Reyero, Alejandra (2008) «Mostrar y mostrarse. La construcción de memorias visuales e identidades étnicas desde los grupos hegemónicos chaqueños». Entrepasados, Nº 33, pp. 71-93.

23 Véase Borra, Juan Carlos (2006) «Fotografías bajo riesgo de vida». En: Memoria del 9° Congreso de Historia de la Fotografía, Rosario.

23- Véase BORRA, JUAN CARLOS (2006) "Fotografías bajo riesgo de vida". En: Memoria del 9° Congreso de Historia de la Fotografía, Rosario.

24- Es necesario tener en cuenta que los organismos nacionales encontraron en la fotografía aérea un modo de «control visual» del territorio nacional, y que su utilización fue pautada y puesta en práctica en diversos organismos del Estado.

25- Oriundo de Paraguay y radicado en Resistencia en 1921, fue autor de gran cantidad de fotografías urbanas del Chaco. Colaboró con Vicente Vía iniciándose en la técnica fotográfica, por lo que muchas de las primeras imágenes que pertenecen al sello de Vía pudieron haber sido tomadas por Boschetti. En 1929, instala su estudio «Foto Bos-chetti». A partir de allí, sus imágenes comenzaron a verse en numerosas ediciones gráficas de la época.

26- Véase Giordano, Mariana, Sudar Klappenbach, Luciana y Reyero, Alejandra (2008).

27- Este tema fue discutido desde la transformación de París por el Barón de Haussmann hasta ejemplos más cercanos en nuestro país con la remodelación del puerto de Buenos Aires. En todos esos casos, el progreso suponía destruir o cambiar escenarios urbanos como modos de acceder a la modernidad, algo diferente del caso que nos ocupa.

 

BIBLIOGRAFÍA

BECK, Hugo Humberto (2001) Inmigrantes europeos en el Chaco. Transición del pluralismo al crisol. Instituto de Investigaciones Geohistóricas-Conicet, Resistencia.         [ Links ]

BLASCO IBAÑEZ Vicente (1910) Argentina y sus grandezas. La Editorial Española Americana, Madrid.         [ Links ]

CARRANZA, A. J. (1883) Expedición al Chaco Central, Buenos Aires.

GIORDANO, Mariana. (2005 a). «Memoria de una alteridad periférica. Fotografías del indígena del Gran Chaco». En: VIÑUALES, Rodrigo Gutiérrez (coord.). Arte Latinoamericano del siglo XX. Expresiones de la otra historia. Universidad de Zaragoza, Zaragoza.

GIORDANO, Mariana (2005 b) Discurso e imagen sobre el indígena chaqueño. La Plata, Al Margen.

GIORDANO Mariana y REYERO, Alejandra (2008). «Mostrar y mostrarse. La construcción de memorias visuales e identidades étnicas desde los grupos hegemónicos chaqueños». En: Entrepasados, Nº 33.

MAEDER, Ernesto (1996) Historia del Chaco. Buenos Aires. Editorial Plus Ultra.

ROJAS MIX, Miguel (2006) El Imaginario. Civilización y cultura en el siglo XXI. Prometeo, Buenos Aires.

SANTOS, Milton (1997) Tecnica, Espaço, Tempo. Globalização e meio tecnico-cientifico informacional. Editora Hucitec, São Paulo.

SEELSTRANG, Arturo (1977) Informe de la Comisión Exploradora del Chaco. 2da. Ed., Eudeba, Buenos Aires.

SUDAR KLAPPENBACH, Luciana (2004). «La Colonia Resistencia como modelo de Fundación Republicana. Procedimientos Fundacionales y Características Urbanas.» En: Cuaderno Urbano. Espacio Cultura y Sociedad Nº 4. Forurbano, Eudene, Universidad Nacional del Nordeste, Universidad Nacional de La Plata, Resistencia, diciembre.

SUDAR KLAPPENBACH, Luciana (2007 a). «Hacia una construcción de la memoria urbana de Resistencia a través de imágenes fotográficas.» En: XXVII Encuentro de Geo-historia Regional, Facultad de Filosofía, Universidad Nacional de Asunción 16, 17 y 18 de agosto.

SUDAR KLAPPENBACH, Luciana (2007 b). «La fotografía del patrimonio industrial de la capital chaqueña y su rol en el imaginario del progreso.» En: V Coloquio Latinoamericano e Internacional sobre Rescate y Preservación del Patrimonio Industrial. Buenos Aires.

SUDAR KLAPPENBACH, Luciana (2008). «Ciudad, imagen, legado. La fotografía y los imaginarios urbanos». En: GIORDANO, Mariana, SUDAR KLAPPENBACH, Luciana y REYERO Alejandra (2008) Memorias visuales del Gran Resistencia. Fotografías de Pablo Boschetti. Resistencia, IIGHI-CONICET, Resistencia.

TRINCHERO, Héctor (2000) Los dominios del demonio. Civilización y Barbarie en las fronteras de la Nación. El Chaco Central. Eudeba, Buenos Aires.

 

Documentos

GOBIERNO DEL TERRITORIO NACIONAL DEL CHACO. El Chaco. Álbum Gráfico Descriptivo. Buenos Aires: Compañía Impresora Argentina S A, 1935. Banco, 1890.

DÓNOVAN, Antonio. Memorias e Informes de la Gobernación. Ministerio del Interior, Obras Públicas, 1886.

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons