A Sylvia Iparraguirre, por su generosidad al cedernos para este dossier un texto que lo jerarquiza: un fragmento del primer capítulo de la novela que Castillo estaba escribiendo, cuyo título sería Los ángeles azules. Como puede apreciarse para quienes frecuentaron los libros y artículos del escritor, en este breve pasaje están las condiciones del estilo de Castillo: denso y firme, siempre constreñido por la búsqueda de la palabra eficiente pero a la vez crispada, conmovedora.
A Cristina Piña, quien aporta en este dossier un texto donde recuerda su participación a cargo de la sección de poesía en El Ornitorrinco y retrata al escritor.