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Pampa (Santa Fe)

versión On-line ISSN 2314-0208

Pampa  no.16 Santa Fe dic. 2017

 

Economías "extra-pampeanas" en una provincia pampeana: las cadenas algodonera y arrocera en Santa Fe

Pujadas, María Fernanda
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Facultad de Ciencias Económicas y Estadística (FCEyE). Universidad Nacional de Rosario (UNR), Argentina.
E-mail: maria_fernanda_pujadas@hotmail.com

Castagna Alicia Inés
Facultad de Ciencias Económicas y Estadística (FCEyE), Universidad Nacional de Rosario (UNR), Argentina.

Woelfling, Maria Lidia
Facultad de Ciencias Económicas y Estadística (FCEyE), Universidad Nacional de Rosario (UNR), Argentina.

Fecha de recepción: 09 | 06 | 2016
Fecha de aceptación: 21 | 11 | 2016

RESUMEN

La Provincia de Santa Fe se caracteriza por la preeminencia de complejos agroindustriales como el oleaginoso, lácteo, cárnico, madera, muebles, cueros. También las cadenas siderúrgica, química, petroquímica, el sector automotriz y la industria del software. Ellos presentan sus eslabones concentrados económica y físicamente. Sin embargo, la heterogeneidad del territorio provincial ha permitido el desarrollo de actividades cuyas características se asimilan con economías extra-pampeanas, con niveles de producción marginales en términos relativos a otras producciones, pero de importancia para ciertas regiones y de un impacto social vital. De ellas, en el artículo se estudiarán las cadenas algodonera en el Norte y la arrocera en el Este provincial. Sus eslabonamientos, la importancia de su industrialización, su aporte a la región y los obstáculos que enfrentan. Busca evaluar los desafíos de las economías regionales en Santa Fe y promover el debate sobre la necesidad de políticas para su desarrollo y solución de problemáticas.

Palabras clave: economías extra-pampeanas; Santa Fe, algodón, arroz.

Extra-pampas economy in a pampas province: the cotton and rice chains in Santa Fe.

ABSTRACT

The province of Santa Fe is characterized by the precedence of agro industrial complexes such as oily, dairy, meat, woods, furniture, leather. There are also steelwork, chemical, petrochemical and automobile chains as well as the software industry. These chains present their links economically and physically gathered. However, the heterogeneity of the province’s territory has allowed the development of activities whose characteristics are similar to extra-pampas economies, with marginal production levels in comparison to other developments, but with great importance to certain regions and with a vital social impact. Among them, this article will study the cotton chain in the North and the rice chain in the East of the province respectively. Their links, the importance of their industrialization, their contribution to the region and the obstacles that they face will be tackled. The aim is to evaluate the challenges of the regional economies in Santa Fe and to promote the debate for the need of policies for their development and solutions for the problems they face.   

Key Words: extra-pampas economies; Santa Fe, cotton, rice.

1. Introducción

Trabajar sobre un territorio implica pensar en los efectos que el sistema socioeconómico tiene en un espacio determinado, pensando también en las acciones de cambio a este sistema. El desarrollo territorial significa articular visiones espaciales que involucran las diferentes escalas de los procesos sociales, económicos y políticos. Estudiar las diferencias territoriales requiere de una nueva visión sobre las relaciones que se generan en las tramas o complejos productivos, intersectoriales y rurales-urbanas1. En este contexto entonces se estudió la Provincia de Santa Fe y los perfiles productivos de los departamentos, o de las subregiones que la integran, delimitadas a partir de las necesidades y posibilidades locales.
Santa Fe se caracteriza por la preeminencia de complejos agroindustriales como el oleaginoso, el lácteo, el cárnico, el de madera y muebles y el de cueros. También se destacan las cadenas siderúrgica, química y petroquímica, el sector automotriz y, más recientemente, la industria del software. Ellos presentan sus principales eslabones concentrados económica y físicamente. Sin embargo, la heterogeneidad del territorio provincial, tanto geográfica como socioeconómica, dio como resultado diferencias en su evolución y ha resultado en el desarrollo de otras actividades productivas cuyas características se asimilan con economías extra-pampeanas.
Analizar la economía de Santa Fe reviste la importancia de reconocer las diferencias sustanciales entre sus departamentos y las necesidades dispares entre el Sur avanzado y el Norte, con un retraso relativo. Junto a los grandes complejos, una visión integral permite reconocer actividades cuyos niveles de producción son marginales en relación a otras producciones, pero de gran importancia para ciertos territorios. Las mismas se han desarrollado como una respuesta social a las menores posibilidades de desarrollo en estas subregiones, haciendo un aporte importante a la economía local pero, más que nada, teniendo un impacto social vital. De su crecimiento o estancamiento depende el desarrollo de pequeños productores, la creación de empleo y la generación de valor agregado en origen, con efecto multiplicador para actividades relacionadas. Asimismo, dinamizan la economía local, impulsando la diversificación productiva y permitiendo la incorporación de tierras, que antes estaban ociosas, al circuito productivo.
En el presente artículo se aborda el estudio de las cadenas algodonera en el Norte y la arrocera en el Este provincial, que ocupan lugares protagónicos en cuanto a producción y empleo en los Departamentos de 9 de Julio y General Obligado para el primer caso; y en Garay y San Javier para el segundo. Se analizan sus principales eslabonamientos y su evolución desde la década del ‘90, la importancia de su industrialización, su aporte a la región, los obstáculos que enfrentan y su rol a nivel nacional. Al describir estas actividades productivas insertas en parte del territorio provincial, integradas a los estudios de los desequilibrios de la Provincia, es posible iniciar debates sobre las posibilidades y potencialidades de todas ellas en conjunto.

2. Caracterización de la región norte de la Provincia de Santa Fe.

La Provincia de Santa Fe, si bien es reconocida como integrando la región Pampeana, es heterogénea en su conformación fitogeográfica2.  Las diferencias de clima y suelo influyeron directamente sobre las proporciones en que se practicaron diversas formas de agricultura, ganadería y producción forestal e, indirectamente, sobre la infraestructura de transporte, la densidad de la población y las posibilidades de desarrollo de otras ramas de actividad económica (Castagna, Pellegrini y Woelflin, 2011).
¿Es posible a partir de estas diferencias considerar al norte santafesino como una economía extrapampeana? Rofman (1993) caracteriza a las economías extra-pampeanas como regiones relativamente atrasadas en su desarrollo capitalista, en las que predominan procesos productivos con escasa capacidad para generar producto, captar ingresos y retener excedente económico; con actividades de baja productividad y limitada potencialidad productiva. Señala que el rasgo dominante que determina a las economías regionales extra-pampeanas es que el proceso de desarrollo de las relaciones capitalistas de producción ha sido tardío, irregular, heterogéneo y no ha tenido una difusión generalizada. Ello ha ido configurando brechas crecientes entre sub-espacios plenamente integrados al desarrollo capitalista avanzado –no sin importantes desigualdades sociales-, con otros donde el avance de las formas modernas de producción es limitado, parcial y con bajo nivel de integración al conjunto de los procesos económico sociales3.
Si bien algunas de estas condiciones se encuentran en la región Norte de la provincia, lo que más se puede destacar son los cultivos no tradicionales que se desarrollan y que pueden diferenciarse de los cultivos que se producen en extensiones mayores en las zonas pampeanas. Por ello se habla de economías regionales, con producciones agrícolas o agroindustriales de zonas extrapampeanas, en una provincia reconocida dentro de la Pampa Húmeda.
Las producciones regionales tienen características diversas, lo que no impide identificar problemáticas similares que impactan a nivel local. Existen dificultades en los accesos a los mercados, problemas logísticos y de transporte y pocas posibilidades de exportación. También hay deficiencias en la producción primaria como ser problemas fitosanitarios, bajos rendimientos de los cultivos, lenta o nula incorporación de innovaciones, defectuoso acceso a insumos críticos, escala insuficiente. No tienen acceso al crédito, o al menos no en condiciones en que puedan afrontarlo, lo que trae aparejadas consecuencias tales como alta obsolescencia tecnológica -rezago respecto de la frontera internacional-, escasa incorporación de innovaciones, falta de avances en la cadena de valor local y bajos rendimientos por hectárea.
A su vez, se observan altos niveles de informalidad y mercados con distorsiones, caracterizados por un conjunto grande de pequeños productores y un grupo pequeño de grandes compradores/elaboradores/exportadores.

3. La cadena algodonera en el Norte provincial

En Argentina, el algodón se cultiva principalmente en Chaco y Santiago del Estero, mientras que Santa Fe, al igual que Salta, Formosa, Corrientes, Catamarca, Entre Ríos, Córdoba, San Luis y La Rioja tienen producción en menor volumen. En Santa Fe el cultivo del algodón se da en el norte, en dos zonas en que se divide la cuenca algodonera: Este –Departamentos General Obligado, San Javier, Garay y Vera- y Oeste- Departamento 9 de Julio. Su origen se remonta a la década del ’30 cuando el gobierno nacional decidió impulsar su producción y consumo y, entre otras medidas, en 1935 creó la Junta Nacional del Algodón. Ya en ese momento la Provincia ocupaba el 5º lugar a nivel nacional en cuanto a la producción primaria y comenzaba a desarrollarse el sector industrial con la instalación de desmontadoras (Delssín, 2003). En los ’50 se generalizó la tracción mecánica y en 1962 se realizó la primera exportación de fibra de algodón desde la localidad de Avellaneda. Durante los ’70 se implementaron mejoras en cultivos y la industria desmontadora creció, abasteciéndose de materia prima extra-provincial. Las innovaciones tecnológicas continuaron en los ’80, período en que se fabricó la cosechadora SAPUCAY que, luego, se comercializaría en el país y en Brasil, siendo la única de origen nacional.
La cadena  algodonera comprende desde la obtención de fibras naturales hasta la confección de prendas de vestir y su comercialización, pasando por la fabricación de hilados y tejidos. La producción primaria de algodón se relaciona hacia atrás con otros sectores, de los que se abastece de semillas para siembra, de otros insumos, de bienes de capital (proveedores de maquinarias) y de servicios (de pre-limpieza, por ejemplo). Luego, hacia adelante, el algodón en bruto pasa a la etapa industrial, al proceso de desmontado. El producto desmontado se usa como semilla para siembra; semillas para aceite y linters, o continúa el proceso productivo para el desarrollo de fibra, que  puede exportarse sin agregar más valor o bien destinarse al hilado y luego al tejido con el que se hacen confecciones y prendas de vestir. Finalmente, tanto hilados como tejidos así como confecciones y prendas, pueden tener como destino final el mercado interno o la exportación. Del crecimiento o estancamiento de la cadena algodonera depende la provisión de materias primas para hilanderías, aceiteras, plantas de biocombustibles y alimentación de ganado; pero, fundamentalmente, el desarrollo de pequeños productores y la creación de empleo. Su desarrollo permite el impulso de actividades que incorporan valor a la fibra y la semilla (Cámara Algodonera Argentina -CAA-, 2012).
El eslabón primario está integrado por establecimientos con sistemas productivos muy diversos, desde minifundios hasta grandes empresas agropecuarias. En los ’90, dicho eslabón tuvo en el país un importante desarrollo, a partir del alza de los precios internacionales y el aumento de la demanda de Brasil, alcanzándose récords históricos de siembra, cosecha y producción que, para la Provincia, llegaron en la campaña 1995/964.
La actividad se reconfiguró en esa década a partir de la incorporación de grandes productores al mercado y mejoras tecnológicas pero, a partir de 1998, se inició una etapa crítica como consecuencia de la crisis macroeconómica nacional, condiciones climáticas adversas, caída de los precios internacionales e incremento en la volatilidad de los mercados. Por otra parte, la rentabilidad que mostraba la soja, con un paquete tecnológico relativamente más barato, llevó a un desplazamiento del cultivo de algodón hacia este grano.
Con la devaluación monetaria de 2002, se inicia un nuevo modelo económico muy favorable a la producción de bienes transables, como es el algodón. Sin embargo, del conjunto de los bienes agrícolas exportables, este cultivo fue el que menos beneficios obtuvo del cambio en los precios relativos. Su rentabilidad no creció al ritmo de la cotización del dólar, ni pudo competir con otros cultivos sustitutos que pugnan en el uso de la tierra, como ser la soja5 (Rofman, ett al, 2008). Asimismo, para la producción primaria se hizo compleja la articulación con los agentes comerciales vinculados a la exportación, pues la coexistencia de agentes económicos con un muy desigual poder de negociación se mantuvo inalterada tras la devaluación (Valenzuela, Scavo, 2008). La reactivación recién llegaría a partir de la campaña 2008/09, año en que la suba de las cotizaciones internacionales de la producción textil determinó su lento resurgimiento (Valenzuela, Mari, Scavo, 2011). Según datos del Sistema Integrado de Información Agropecuaria –SIIA-6, en Santa Fe la campaña 2011/12 sería de un record en cuanto al área sembrada, con 143.500 ha., y el área cosechada con 133.300 ha. La producción algodonera en la Provincia alcanza un primer pico en 1995/96, luego cae, para retomar su crecimiento y alcanzar un máximo de producción en 2010/11:

Gráfico 1
Evolución de la producción algodonera en la Provincia

Fuente: elaboración propia en base a datos del SIIA.

Recién en la campaña 2012/13 se alcanzaría la mayor participación de la provincia a nivel nacional. Como se observa en el gráfico que sigue, la participación santafesina en el área sembrada, cosechada y producción tienen una leve tendencia decreciente hasta 2007/08, para luego crecer fuertemente y encontrar el pico en 2012/13.

Gráfico 2
Participación santafesina en área sembrada, cosechada y en la producción de algodón a nivel nacional

Fuente: Elaboración propia en base a datos del SIIA.

El cultivo y la producción de algodón depende fuertemente del clima y  algunos de los inconvenientes que se presentan en la cosecha tienen que ver con la contaminación, el riesgo del trabajador, la falta de acceso al crédito, el grado de endeudamiento de los productores, los costos del transporte, los elevados tiempos y costos de carga y descarga. A todo ello, se suman las deficiencias de infraestructura de caminos, comunicaciones y energía (Asociación para la Promoción de la Producción Algodonera -APPA-, 2013). Existen dificultades en los accesos a los mercados, problemas logísticos, bajos rendimientos de los cultivos, lenta o nula incorporación de innovaciones. A su vez, se observan altos niveles de informalidad y mercados con distorsiones, caracterizados por un conjunto grande de pequeños productores que se enfrentan a un grupo pequeño de grandes compradores/elaboradores/exportadores.
El producto del sector primario, el algodón en bruto, es trasladado por los transportistas directamente al desmote o, indirectamente, a través de un agente comercial representado en la figura del acopiador. Se inicia así la etapa industrial, que muestra un sector con poco peso en la industria de la Provincia. Sin embargo, su poca representatividad global, no debe ocultar la importancia para algunos departamentos del norte santafesino, como General Obligado. Teniendo en cuenta las Divisiones 17 y 18 del Clasificador Nacional de Actividades Económicas -CLANAE-7, siendo puestos de trabajo –PT-, Valor Bruto de la Producción –VBP- y Valor Agregado VA, se observan los siguientes datos (Pujadas, 2014):

Cuadro 1
Rol de la industria textil

La industrialización comprende los procesos de desmotado, hilado, tejido, tintorería y confección. En Argentina hay 120 desmotadoras, siendo un eslabón más concentrado que el primario, pero menos que el hilandero. En esta etapa coexisten sociedades anónimas y cooperativas, con una mayor participación en la producción de las primeras, que producen un 70% (Ministerio de Economía –MECON-, 2011). La capacidad de procesamiento nacional es de aproximadamente 1,8 millones de toneladas de algodón en bruto8, de las que Santa Fe tiene el 7%, con 4 desmotadoras instaladas en su territorio9. Históricamente, en Santa Fe se ha desmotado la totalidad de la producción provincial, además de algodón en bruto proveniente de Chaco, Formosa y Santiago del Estero. La crisis del sector en la segunda mitad de la década del ’90 llevó a que un alto porcentaje de algodón producido en Santa Fe sea desmotado en otras provincias.
Entre algunas debilidades que presenta este eslabón se observa: un parque de maquinaria insuficiente y de baja calidad, capacidad eléctrica e infraestructura deficiente, mercados informales, definición de los precios no totalmente transparentes. La pérdida de calidad por parte del desmotador puede implicar fuertes mermas en precio y en rentabilidad.
En Argentina 248 locales se dedican al hilado, presentando también una alta concentración, por ser un proceso que detenta economías de escala y es capital intensivo. Para el tejido hay 372 locales en el país que destinan su producción tanto al mercado interno, como a la exportación. En Santa Fe se localiza el 4% de las hilanderías y tejedurías (MECON, 2011).
Desde la devaluación del año 2002, la industria textil y de confección mostró una notable reactivación: su producción trepó más de un 150% en una década, recuperó casi un cuarto de millón de PT directos a lo largo de su cadena de valor y, entre los años 2003 y 2012, desarrolló inversiones en la ampliación y modernización de su estructura fabril por más de 2.000 millones de dólares (CAA, 2012b). Según datos del Estimador Mensual Industrial (EMI-INDEC) los productos textiles tuvieron un crecimiento superior al nivel general hasta 2005; a partir de entonces siguieron creciendo, pero por debajo del nivel general. En 2009, cayó el nivel de actividad producto de la crisis internacional, momento a partir del cual se intensificó el uso de la licencias no automáticas y precios de referencia como medidas de resguardo al sector10. Ya en 2010, el sector textil volvió a crecer, traccionado por una mayor demanda interna y por la aplicación de las herramientas de protección comercial.

Gráfico 3
EMI, índices por bloques para productos textiles y nivel general

Fuente: elaboración propia en base a EMI INDEC. Base 2006=100.

Por su parte, según datos del Instituto Provincial de Estadísticas y Censos -IPEC-, en Santa Fe el valor más alto del Producto Bruto Geográfico (PBG) provincial de la industria textil -a precios constantes de 1993- durante el período de estudio, se alcanzó en 1996, año a partir del cual cayó fuertemente hasta 2002. Recién retomaría una senda de crecimiento a partir de 2003, acercándose en 2013 a los valores record de 1996:

Gráfico 4
PBG de la Industria Textil Santafesina

Fuente: elaboración propia en base a IPEC.

También en 1996 el PBG de la industria textil alcanza, con un 5.5%, su pico de participación respecto a la industria provincial; rondando en el último deceño una contribución promedio cercana al 2.5%.

Gráfico 5
Participación de la industria textil en la industria provincial

Fuente: elaboración propia en base a IPEC.

En lo que respecta a la comercialización, por el lado de las exportaciones, Argentina tiene como destino primordial el MERCOSUR, en particular Brasil, que concentra más del 50% de las compras. Entre los países extra-zona se observa que en el período 2003-2010 hubo un aumento de la participación de los países de Asia Pacífico, que se constituyeron en el primer destino de las exportaciones de fibra. Sin embargo, la balanza comercial del complejo ha sido estructuralmente deficitaria.
El mercado interno se reparte entre pequeñas tiendas comerciales y grandes tiendas muchas de ellas ubicadas en  los shoppings11. Aquí el aspecto que parece relevante mencionar es cómo se distribuye el valor generado por la cadena entre sus diversos eslabones. Según estudios de la Fundación PRO TEJER sobre el reparto del precio final de la ropa de marca que se comercializa en shoppings, se observa que un 20% del precio queda en la industria textil, otro 20%  para la industria de la indumentaria, el diseño y desarrollo de marca. Por último, la parte más grande en cuanto a la formación del precio de la ropa, el 35%, lo captan los canales comerciales y financieros en la etapa de comercialización; quedando el 25% restante para impuestos (PROTEXTIL 11, 2011). Como puede apreciarse, el 60% del precio se genera por fuera de la industria textil propiamente dicha, a partir de costos comerciales y financieros, e impositivos. La realidad es que la mayor parte del precio no es retenida por el sector industrial, sino que actores ajenos al desarrollo productivo sectorial son los que extraen los mayores márgenes de ganancias.
Se debe destacar que la cadena textil es, dentro de la agroindustria, la mayor generadora de VA: parte de insumos de 2.200 dólares la tonelada y exporta indumentaria por 50.000 dólares la tonelada, en promedio. Es líder en generación de marcas a nivel regional, siendo Argentina el país que más franquicias crea en Latinoamérica, la mayoría de ellas de indumentaria (Kestelboim, 2012).

4. La cadena arrocera en el Este provincial

El arroz es uno de los cuatro pilares de la alimentación mundial, junto al trigo, el maíz y la papa; es un cereal muy nutritivo y de fácil digestión, un alimento fundamental en la dieta de varios países en desarrollo por lo que más de la mitad de la población del planeta lo tiene como su alimento básico, en especial en la cocina asiática y en algunas partes de América Latina. En el mundo se producen más de 400 millones de toneladas de arroz, constituyéndose en el 3º grano más producido a nivel mundial, detrás del maíz y el trigo y delante de la soja (Bolsa de Comercio de Córdoba, 2006).
En Santa Fe la localización de la producción se asienta en el Este de su territorio en los departamentos Garay y San Javier (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, INTA, 2012), tal como se visualiza en el Gráfico Nº6:

Gráfico 6
Área con producción de Arroz en Argentina

Fuente: INTA, 2012.

Al igual que la cadena algodonera antes analizada, si bien la producción arrocera no es importante en términos relativos a otras producciones provinciales, es muy importante en la economía regional. Es generadora de empleo y VA; permite diversificar producciones, mejorar ingresos de agricultores familiares de la zona y preservar los recursos naturales.
En los últimos años, la producción viene mostrando un proceso de concentración similar al que presentan otras producciones, lo que resulta en la desaparición de pequeños productores12, la emergencia de grandes pooles de siembra y la producción primaria de arroz por parte de las propias industrias.
La Cadena Arrocera comienza con la producción primaria de arroz cáscara y tiene eslabonamientos tanto hacia atrás -con proveedores de insumos, servicios y bienes de capital-; como también hacia adelante -con actividades industriales de molinería (descascarado, pulido y envasado)- para obtener arroz blanco apto para el consumo y algunos subproductos como el arroz partido. A partir de su industrialización se genera una gran diversidad de productos, especialmente distintos tipos de elaboración del propio grano con destino a la alimentación humana; subproductos destinados a industrias elaboradoras de bebidas y de otros alimentos; y raciones de uso animal, entre otros (Scarlato, 2000). Los tipos principales de arroz son el parbolizado, el integral y el blanco. Luego, se comercializa tanto en el mercado interno (distribución mayorista y minorista) como en el internacional.
Considerando las producciones del decenio 2000-2010, la Provincia de Santa Fe es la 3º productora de arroz del país, con el 9% del total, muy por debajo de Entre Ríos (43%) y Corrientes (42%) (INTA, 2012). Respecto al área sembrada, el complejo arrocero nacional ocupaba 239.090 hectáreas en 2014/15, de las cuales nuestra Provincia aportaba el 19,26%13.
El monocultivo de arroz en gran escala, enteramente mecanizado, viene teniendo cada vez más importancia, lo que ha resultado en la expulsión de mano de obra. La producción abarca formas tecnológicas y organizacionales muy diferentes tales como cultivo en secano y/o con inundación mediante lluvias (monzones), o cultivo con riego controlado (Scarlato, 2000).
Predominan firmas de capitales nacionales y, si bien hay productores arroceros de pequeña escala, prevalecen las empresas de tamaño medio a grande. Los productores son, en general, arrendatarios de la tierra pues, -debido a los niveles de infestación con malezas y el deterioro de los suelos-, es necesaria la rotación de cultivos, que exige la mudanza periódica cada 3 años como máximo.
Durante los ’90 se observó una gran expansión de la producción, a causa del aumento del área cultivada y de incrementos en los rendimientos por hectárea. Con la creación del MERCOSUR en 1994, la cadena arrocera se vio beneficiada por la demanda de Brasil. En la campaña 1998/99 se alcanzó un récord de producción, cuadriplicando los niveles de principios de la década (Agropuerto, 2007).
Hacia finales de los ´90, la crisis económica nacional y una demanda internacional en baja para la Argentina, perjudicaron al sector y lo llevaron a una fuerte crisis. El sector arrocero se reconfiguró: disminuyó el número de productores, se incrementó la superficie media de las arroceras, se concentró la producción en las áreas con mejores suelos y se incrementó el riego. Si bien perduraron pequeñas empresas con trabajo familiar, fue notoria la presencia de unidades de tamaño cada vez mayor, o "megaempresas".
La devaluación del peso argentino en 2002 favoreció a la cadena arrocera, aumentando la producción y las exportaciones, que crecieron en volumen diversificando los destinos (se dirigieron a Brasil, Chile, Irán, España, Haití, Cuba y Senegal, entre otros). En Santa Fe la campaña 2011/12 alcanzó un record productivo. Por su parte, la superficie sembrada se incrementó en forma constante: 40% para Santa Fe, que desde 2009 y en tan sólo tres años, pasó de 31.000 a unas 45.000 hectáreas aproximadamente y recuperó territorios donde se había abandonado el cultivo, como Santa Rosa de Calchines, o Romang14.

Gráfico 7
Evolución de la producción arrocera santafesina

Fuente: elaboración propia en base a datos del SIIA
*Sin datos campaña 1991/92

Por su parte, desde 2003, se observa un crecimiento en la participación de la Provincia a nivel nacional en cuanto a las hectáreas cosechadas, sembradas y la producción:

Gráfico 8
Participación en el área sembrada, cosechada y en la producción santafesina de arroz a nivel nacional

Fuente: elaboración propia en base a datos del SIIA
*Sin datos campaña 1991/92

Hacia 2014, la Provincia logró importantes avances para el sector como lo fue la inscripción del Ministerio de la Producción como criadero fiscalizado ante el Instituto Nacional de Semillas (Inase). Además, la publicación, por primera vez en la historia del cultivo en el país, de un precio de referencia para el arroz cáscara en la Bolsa de Comercio santafesina, cuya confección surgió como necesidad de los productores frente a la inexistencia de un mercado formal y ante una demanda muy concentrada, con sólo 6 o 7 molinos grandes como los principales compradores en todo el país. Asimismo, se desarrollaron semillas locales adaptadas a la región, una variedad de arroz 100% costera:

Cuadro 2
Arroz con Valor agregado

Como producción primaria, este eslabón depende fuertemente del clima, las lluvias y la calidad de los suelos. Pero entre los factores determinantes de la rentabilidad del sector también están: los precios internacionales del arroz, el valor de arriende de los campos y de las máquinas para trilla y secado, el precio de la urea, el fosfato y los herbicidas. Otros insumos críticos son el gasoil, la energía eléctrica15 y los agroquímicos. El sistema de riego es clave en los costos del cultivo de arroz: la economía en el consumo de agua y el ahorro de energía para su extracción, constituyen factores primordiales de competitividad. Otro aspecto a considerar es la capacidad de endeudamiento del sector: uno de los problemas de este eslabón es que el grado de endeudamiento de algunos productores les impide tomar créditos para la siguiente campaña. La producción arrocera necesita de mucha inversión por hectárea y la falta de crédito reduce notablemente la rentabilidad. Se requieren también inversiones en plantas de acondicionamiento y acopio de arroz así como inversiones públicas en infraestructura vial y, particularmente, en proyectos de irrigación, electrificación e infraestructura portuaria.
Respecto a la industria arrocera, de acuerdo al ClaNAE 2004/5, la división 15312 -Preparación de arroz- representa el eslabón industrial de la cadena en estudio. Tal como se señaló, la industrialización de arroz en comparación con otros procesos industriales en la Provincia no tiene un papel preponderante en su economía. Su poca representatividad a nivel de la industria provincial, no debe ocultar lo importante que es el sector para la economía del Este santafesino, pero, a su vez, debe servir de alerta para promover políticas que impulsen el agregado de valor en origen, generando empleo y efecto derrame para actividades relacionadas. Analizando los datos del CNE 2004 se observa su relevancia para el departamento San Javier16:

Cuadro 3
Rol de la industria arrocera

El sector manufacturero está representado por cooperativas, molinos pequeños y medianos y grandes molinos. Existe cierta dificultad para determinar el número preciso de molinos industriales en actividad, debido a la falta de estadísticas al respecto y a las características del productor que participa en forma esporádica en la molienda. Lo que puede presumirse es que no es un sector muy concentrado, aunque sí lo es su localización: en promedio, el 75% de la molienda está concentrada en la Provincia de Entre Ríos (Fernández, 2005). Por su parte, la participación santafesina en la molinería nacional ronda entre el 7 y el 10%.
Históricamente, la mayoría de los productores santafesinos han tenido que enviar su cosecha a molinos de Entre Ríos y Corrientes, debido a que no hay capacidad de acondicionamiento y acopio para toda la producción. Esto implica un costo adicional por el "flete falso" que se paga por transportar el 15% de humedad excedente (sale de la chacra con 28/30% y para almacenar o procesar se baja a 12%) y la imposibilidad de negociar precio con el molino, ante la urgencia de encontrar un almacenaje para la cosecha17. Consecuentemente se genera un fuerte impacto en la rentabilidad de los pequeños productores arroceros santafesinos, se pierde la posibilidad de generar empleo local y de procesar la mercadería dentro de la Provincia18.
Por último, el eslabón comercial. En el mercado interno, las ventas minoristas se concentran, por lo general, en grandes cadenas de hiper y supermercados. Nuevamente aquí, un aspecto que es importante mencionar es el diferencial entre el precio al productor y el precio al consumidor final ya que gran parte de estos márgenes están controlados por las cadenas de distribución, que constituyen un mercado fuertemente oligopolizado19.
A nivel global, el arroz se consume principalmente donde se produce, presentando una tasa de comercialización internacional sumamente baja, estimada en el orden del 6% (Bolsa de Comercio de Córdoba, 2006). Debido a que el comercio mundial es muy reducido, no cotiza en bolsa por lo que los precios son sumamente fluctuantes, no existiendo un precio de referencia claro a nivel internacional, lo que genera mercados poco transparentes, la inexistencia de mercados a futuro, e implica incertidumbre sobre la rentabilidad.
Nuestro país exporta más de dos tercios de su producción total20 (Muller, 2012). Santa Fe es la 3º provincia exportadora, detrás de Corrientes y Entre Ríos. El mercado externo está fuertemente concentrado en el MERCOSUR, especialmente en Brasil, que impone restricciones para-arancelarias. Las ventas también se dirigen a Chile, Venezuela, Bolivia, Irak, al resto del MERCOSUR y a Irán; existiendo serias dificultades para acceder a mercados extra-zona.

4. Medidas económicas e impactos sobre las actividades productivas regionales.

En el análisis de las cadenas algodonera y arrocera de la Provincia se observa un desarrollo histórico que condicionó su devenir y la presencia de heterogeneidades muy importantes entre eslabones y al interior de los mismos, con actores de escala global que conviven con pequeños productores, y con relaciones de poder y reparto de la renta de gran desigualdad.
En términos generales se puede señalar que a principios de la década del `90, las economías regionales, a partir de la estabilidad del tipo de cambio y de los precios, vieron incrementar sus niveles de producción, el área sembrada y los rendimientos. Esta fase de expansión inicial, fue acompañada de una reconfiguración de todo el sector: entrada de capitales internacionales, mejoras tecnológicas; reducción en la cantidad y aumento del tamaño de los productores primarios; estratificación y concentración de la industria y un alto poder de mercado del eslabón comercial. Un proceso de concentración con expulsión de pequeñas producciones, mecanización de los cultivos y reducción de los niveles de empleo. En el caso del algodón ese proceso de concentración de los `90 se vio reforzado por la entrada de capitales internacionales al mercado. En el arroz, en cambio, los capitales incrementaron su tamaño pero siendo, en general, de origen nacional.
En un análisis de reparto de valor entre factores productivos para la industria arrocera y algodonera santafesina, tomando datos del CNE 2004, se observa que entre el 70 y el 80% de valor generado quedaba en manos del capital, en detrimento del trabajo. Si a estos datos los cruzáramos con el origen de los capitales, veríamos hacia dónde iba el excedente de las industrias analizadas al inicio del periodo post-convertibilidad.

Gráfico 9
Reparto de valor en las industrias arrocera y textil santafesina durante la Convertibilidad

Fuente: elaboración propia en base a datos del CNE 2004

Al final de la década del `90, comienzan a hacerse visibles los efectos de la crisis del modelo de convertibilidad, lo que resultó en una caída del producto, el empleo y las exportaciones. Las economías regionales se vieron fuertemente afectadas, con desaparición de productores, mano de obra desocupada y fuerte retracción de las manufacturas del sector.
Con la devaluación monetaria de 2002, sumada a algunas políticas sectoriales como adelanto de insumos, compra de producción a precios sostén, apoyo en la comercialización, entre otras, éstas economías se reactivaron y se vieron fortalecidas: para el caso del arroz desde 2002 se reactivaron los niveles de siembra, cosecha y producción; sin embargo, para el caso del algodón, el gran impulso recién se dio desde 2008 para la producción primaria, si bien la industria textil se reactivó desde inicios, en 200221.
Sin embargo, el tipo de cambio depreciado se fue licuando con el pasar de los años y las condiciones internacionales dejaron de ser tan favorables. La crisis financiera del 2008 afectó a la economía nacional y ello repercutió en estas actividades. Dicho año se creó el Programa de Desarrollo de las Economías Regionales, cuyos fondos serían destinados a Planes Estratégicos Productivos de cadenas de valor regionales, al fomento, promoción y financiamiento de proyectos de infraestructura y logística para la industrialización y comercialización de productos regionales; a una mayor transparencia en los mercados de comercialización22.
Entre los planes y programas específicos de apoyo al sector algodonero, hasta el año 2015, se pueden destacar: el Plan de Desarrollo Sustentable y Fomento de la Producción Algodonera (Ley 26.060)23, programas de apoyo y asistencia técnica a pequeños y medianos productores; Programa Nacional de Prevención y Erradicación del Picudo del Algodonero; Programa de Mejoramiento Genético; Programa de Asistencia para el Mejoramiento de la Calidad de Fibra de Algodón (PROCALGODÓN); un arancel externo común de 14% para hilados, 26% para tejidos y 35% para confecciones y prendas de vestir. Además, licencias no automáticas de importación; medidas antidumping y establecimiento de valores de referencia y el Programa de Aumento y Diversificación de las Exportaciones (Padex), entre otros24.
Como señalan Valenzuela,  Mari y Scabo (2011), las ganancias que genera el cultivo de algodón alcanzan a productores, comerciantes, acopiadores y desmotadores del propio territorio; familias de productores agrícolas, trabajadores rurales, acopiadores, proveedores de servicios y tecnología, contratistas de mano de obra y servicios, desmotadores, transportistas, asesores técnicos y representantes de organismos públicos y privados vinculados con el sector, conforman el universo de agentes con interés en este cultivo de gran arraigo territorial y generador de trabajo. Sin embargo, el cultivo de algodón ha perdido competitibidad frente a la soja y, ante ello, sólo subsistieron grandes productores, haciéndose muy dificil la situacion para los pequeños25.
También el sector arrocero formó parte de algunos programas que implementó el Gobierno nacional para pequeños productores y economías regionales. Se constituyó un fondo rotatorio por $5 millones, en el marco del Plan de Apoyo al Pequeño y Mediano Productor, para recuperar la rentabilidad de la producción. Además, el sector se vio favorecido por el "Programa Agroexportador 2014", que tenía como objetivo lograr el ingreso de divisas al país por U$S 100.000 millones, priorizando el desarrollo de economías regionales -entre ellas, el arroz- para fortalecer a pequeños y medianos productores, generar empleo y reactivar la economía. Otras de las medidas implementadas fueron los acuerdos individuales con empresas para sustituir importaciones, que comprometía a aquellas compañías que necesitaban importar productos a exportar otros bienes nacionales por igual valor. Una de las compañías que adhirió a estos acuerdos fue la alemana BMW, que acordó con el Ministerio de Industria y la Secretaría de Comercio Interior exportar arroz y otros productos a cambio de destrabar las importaciones de automóviles de esa firma.
En los últimos años, entre algunas de las políticas que ha venido llevando a cabo el Gobierno provincial para la cadena algodonera, caben mencionar: subsidios para siembra, promoción de la actividad, estabilización de precios, seguros agrícolas e investigación y desarrollo; experimentación regional de tecnologías del cultivo; capacitación y asistencia técnica a los productores; financiamiento del proceso productivo; acciones tendientes a la implementación de un Seguro Multiriesgo Agrícola y Algodonero y a la adecuación de la legislación laboral; constitución de la Asociación para la Promoción de la Producción Algodonera, entre otras.
Por su parte, en el norte provincial se viene dando un proceso de búsqueda de alternativas productivas para los agricultores familiares de la zona para diversificar sus producciones, mejorar sus ingresos, ofrecer productos de calidad y preservar los recursos naturales. En esta búsqueda, diferentes asociaciones y grupos de productores nucleados en Mesa de la Agricultura Familiar del Norte de la Provincia, se propusieron investigar sobre el arroz producido en forma agroecológica y hoy se produce en los departamentos de San Javier, Garay y Capital (Bellmann y Giordano, 2010).
Más allá de estas políticas, subsisten problemas que requieren estrategias adecuadas para el buen funcionamiento del sistema, ya que cada eslabón determina el buen funcionamiento del conjunto. Tanto el sector público, como cada uno de los actores que forman parte de las cadenas de las economías regionales, las instituciones de apoyo y las organizaciones que representan al sector, debieran trabajar coordinadamente para establecer normas sobre aspectos tecnológicos y control de calidad, así como para tener mayor información sobre las actividades que la integran y promover políticas que apoyen su desarrollo, con generación de empleo y VA en origen.

5. Reflexiones finales

En una Provincia pampeana como Santa Fe se destacan heterogeneidades muy marcadas entre las "cadenas pampeanas" y las denominadas "extra-pampeanas", donde las primeras presentan un importante rol tanto para la economía provincial, como nacional, con un perfil fuertemente exportador y el dominio al interior de las mismas de actores de escala global. Por otro lado, las extra-pampeanas como la algodonera, la arrocera, la sucroalcoholera,  la frutihortícola, entre otras, que si bien tienen relevancia para el crecimiento y desarrollo de los departamentos en los que se asientan, muestran una baja representatividad en los agregados provinciales y nacionales.
Las realidades locales son muy diferentes por sus recursos, por los perfiles productivos y por las situaciones heredades o construidas en períodos anteriores. Los departamentos del norte de la provincia tienen, en general, un menor crecimiento poblacional y una menor tasa de urbanización.
Sin embargo, quien desea ir un poco más allá, debe saber que en una Provincia tan vasta y heterogénea, tan rica como diversa en cuanto a características de los suelos, climas, condiciones sociales, económicas, históricas y hasta culturales,  estas llamadas "economías regionales" se constituyen en el sostén para una gran cantidad de personas, cuyos pueblos tienen tradición en dichas producciones y son fuente de empleo para pequeños productores y sus familias, sustento de minifundios y pequeñas explotaciones agropecuarias. Son generadoras de VA en origen, promueven el desarrollo y tienen efecto multiplicador para actividades relacionadas. De su andar depende el camino de algunas localidades que históricamente han dependido de estas producciones para subsistir.
Cuando se indaga sobre sus problemáticas comunes, se puede mencionar las deficiencias en infraestructura, las restricciones de logística y transporte, los mercados poco transparentes y con precios muy volátiles en que se desarrollan. Los altos costos de los combustibles, la presión fiscal y la continua competencia por el suelo con otras producciones del tipo pampeanas. Asimismo, el empleo en estos sectores es informal, generalmente familiar y temporal, sujeto a épocas de cosecha y siembra e, incluso, a oportunidades de trabajo en otras producciones y regiones.
Existe una fuerte dependencia de estas actividades a las condiciones climáticas y de los suelos. La producción no siempre se ajusta a estándares internacionales, pudiendo existir problemas fitosanitarios, bajos rendimientos de los cultivos, lenta o nula incorporación de innovaciones, obsolescencia tecnológica. Su pequeña escala implica dificultades para acceder a insumos críticos, a tecnologías de punta, a créditos; pero, por sobre todo, la enfrenta a condiciones de desigualdad -y hasta de subordinación- con los siguientes eslabones de la cadena.
A pesar de las múltiples posibilidades de agregar valor en origen, estas economías generalmente no lo hacen, o no en la medida de sus posibilidades. Esto supone pérdida de oportunidades de generación de empleo local y resulta en exportaciones primarizadas, o con escaso VA y diversificación. En Santa Fe la contribución de la etapa primaria a nivel nacional es superior a la de las sucesivas etapas, perdiendo protagonismo y enviando el producto a industrializar fuera del territorio.
Una política que tenga como meta estimular el agregado de valor a nivel local, tiene que impulsar un reparto de la renta que promueva la actividad productiva, que no ahogue a la actividad primaria y que no premie desmedidamente al eslabón comercial-financiero. Es reiterativo en los análisis de economías regionales, observar la distancia que hay entre el precio que percibe el productor primario y el que paga el consumidor, esto es, la baja participación del productor en la estructura del precio final. La diferencia se reparte entre la industria y el sector comercial y financiero. Y aquí hay que detenerse por las múltiples implicancias que esto supone.
Por un lado, los eslabones industriales de estas cadenas en general se encuentran estratificados y muy concentrados. Son las grandes industrias las que se apropian de importantes porciones de la renta del sector y no así pequeños productores manufactureros.
Por otro lado, el comercio, también concentrado y, en general, extranjerizado. Las grandes cadenas de hiper y supermercados, a partir de estrategias como alquiler de espacios en góndola, condicionamientos comerciales a industrias, establecimiento de marcas propias, entre otras, se apoderan de importantes porciones de la renta, sin incorporar valor a la producción. A ello se suma que son sectores formadores de precio, lo que repercute en el bolsillo del consumidor y, en última instancia, en la distribución del ingreso.
Por último, el sector financiero -los bancos-, que a través del crédito, las promociones con tarjetas y los descuentos, se quedan con parte de la renta del sector, sin ningún tipo aporte en valor para la cadena de que se trate.
Al detenerse en las cadenas analizas, pudo observarse que el algodón es motor de desarrollo para el Norte Provincial, especialmente para departamentos como General Obligado, San Javier, Garay, Vera y 9 de Julio. En General Obligado la industria textil genera el 12.4% de los PT y el 20.5% del VA de la industria departamental, constituyéndose en una fuente importante de empleo para la región.
Actualmente, Santa Fe es la 3º productora de algodón en bruto del país, con el 14% del total; detrás de Chaco y Santiago del Estero. Llegada la etapa industrial, nuestra Provincia tiene el 7% de la capacidad nominal de desmonte, habiendo perdido no sólo su potencial para desmontar materia prima proveniente de otras latitudes, sino también su capacidad para desmontar la totalidad de su producción local.
Un hecho a destacar es que la industria textil ha tenido una balanza comercial históricamente deficitaria, lo que se constituye en un problema de compleja solución, dado que se compite con países que basan su competitividad en salarios muy bajos. Enfrentarlos significa un trade off entre bajar los precios locales liberando los mercados, lo que afectaría fuertemente la industria nacional y el empleo y potenciaría las pérdidas de dólares para la importación de indumentaria; o mantener los controles, seguir protegiendo la manufactura local, pero a costa de afectar el "bolsillo" del consumidor. Hay que buscar terceras opciones que equilibren la balanza en nuestro favor.
En otra de las fronteras provinciales, se localiza a la cadena arrocera, que se despliega en el Este santafesino, puntualmente en los departamentos de Garay y San Javier. Santa Fe es la 3º productora de arroz del país, con el 14% del total. Su ventaja radica en los costos menores que supone contar con bombeo eléctrico para el riego, con los avances en materia de desarrollo de semillas locales adaptadas a la región, la confección de un precio de referencia en que la Provincia es pionera y el crecimiento de la capacidad instalada a partir de la instalación de una planta de secado en el puerto de la ciudad Capital.
También en este cultivo se observó lo que parece habitual en varias producciones regionales: una tendencia a la ampliación de la escala de producción, con desaparición de los pequeños productores y expulsión de mano de obra y un eslabón industrial con una estructura concentrada y estratificada. Una vez más, no todo lo que se produce localmente es industrializado aquí. Debe pensarse en los múltiples productos que pueden conseguirse con la industrialización, entre los que existe la posibilidad de un procesamiento para obtener aceite: la industria de los biocombustibles para subproductos como la cáscara de arroz se constituye en una industria en crecimiento.
La provincia de Santa Fe cuenta con un potencial inmenso para el desarrollo de estos cultivos, posee tierras y clima aptos, aguas en cantidad y calidad. Cuenta con un capital humano calificado, que ha sabido adaptarse a los cambios de las últimas décadas. Son necesarias políticas que promuevan estas producciones, tengan en cuenta las características particulares de las regiones donde se desarrollan, impulsen el agregado de valor en origen y la creación de empleo. Políticas que estimulen la mejora en la calidad, e incorporen normas de certificación de procesos y de buenas prácticas agrícolas. Que diversifiquen el destino de las exportaciones, faciliten el acceso al crédito a tasas razonables y redistribuyan la renta en favor del desarrollo productivo. Debe darse a las economías regionales la importancia que en verdad tienen para algunos departamentos, ya que ayudan a igualar oportunidades, revalorizar las tradiciones y dignificar la vida de sus habitantes con empleo. Todo ello estimulará el desarrollo provincial, con respeto por las heterogeneidades y particularidades de cada territorio y con equidad para sus habitantes.

Notas

1Este estudio forma parte de la investigación "Desarrollo económico y desequilibrios territoriales en la Provincia de Santa Fe" que estudia el desarrollo económico de dicha provincia y los desequilibrios en sus departamentos, o subregiones, integrando los diferentes discursos sobre el territorio que se realizan desde las distintas disciplinas para lograr un conocimiento más completo de la relación local global que presentan las diversas actividades productivas y sus problemáticas específicas. El análisis se desarrolla en el marco de las diversas estrategias y políticas públicas que tienden a modificar las relaciones sociales y los balances de poder entre las diferentes subregiones y los actores sociales involucrados en ellas.

2La Provincia, inserta en la zona Central de Argentina, se caracteriza por una llanura ininterrumpida que se extiende en la totalidad de su territorio a través de dos regiones naturales, limitadas ambas por el este, en toda su extensión,  por el Río Paraná. En términos muy generales se puede señalar que al sur una extensa pradera forma parte de la pampa Húmeda,  limitada al norte por el Río Salado, con clima templado y condiciones excepcionales para la agricultura y la ganadería. Al norte  la región chaqueña santafesina presenta suelos menos fértiles y temperaturas más elevadas. Es una zona ecológicamente apta para los cultivos subtropicales, algodón, caña de azúcar, arroz, citrus, silvicultura (Claret de Voogd, 1997).

3Sostiene Rofman (1993, p. 2 y 3): "Las dificultades presentes que podremos observar en el amplio espectro de los agentes sociales de las denominadas "economías regionales" obedecen a causas de origen histórico y de índole estructural", "lo que hoy observamos en gran parte del territorio económico-social analizado no es otra cosa que la acumulación de procesos que, en períodos sucesivos, fueron desencadenando profundos desbalances en los niveles promedio de generación de producto y de productividad, en la captación de ingreso y en los patrones de calidad de vida de los habitantes de dichas regiones en relación a los asentados en la Pampa Húmeda y en comparación con el promedio nacional".

4En el país el record histórico de siembra se alcanzó en la campaña 1997/98 con 1.133.500 hectáreas. Datos del Sistema Integrado de Información Agropecuaria tomados de: http://www.siia.gov.ar/_apps/siia/estimaciones/estima2.php

5El algodón requiere mayor cantidad de recursos monetarios por unidad de superficie en relación a la soja, debido a los costos de la siembra, al proceso de manejo de la planta y la etapa de recolección. A ello, se suma el riesgo por la variabilidad en el precio y la limitada información de los mercados. La rentabilidad requerida sólo es posible para grandes productores que surgieron en los ’90, a partir de importantes extensiones de tierra,  acceso a créditos y que pudieron mejorar los cultivos con la implementación de semilla transgénica y uso de plaguicidas (Rofman, ett al, 2008).

6Tomado el dia 30/08/2016 en: http://www.siia.gov.ar/_apps/siia/estimaciones/estima2.php.

7Según CLANAE, la división 17 representa la Fabricación de productos textiles y la 18 la Fabricación de prendas de vestir; terminación y teñido de pieles. Ambas serán consideradas en los datos del CNE para evaluar el eslabón industrial de la cadena en estudio. Vale aclarar que no se considerará la división 19: Curtido y terminación de cueros; fabricación de artículos de marroquinería, talabartería y calzado y de sus partes.
Cuando sólo consideramos la división 17, los datos son aún más reveladores: el Departamento General Obligado con el 16,6% de los locales, aporta el 43,3% de los PT de la industria textil; genera el 71,8% del VBP y el 66,7% del VA.

8Existe cierta variabilidad en la cantidad de actores que participan en la cadena, dependiendo de la superficie de siembra esperada en cada campaña, los precios obtenidos por los productores el año anterior, entre otros. Tomado de http://agritotal.com.

9www.santafeenproduccion.com.ar. 30/6/2014.

10La Organización Mundial del Comercio (OMC), define "el trámite de licencias de importación como el procedimiento administrativo que requiere la presentación de una solicitud u otra documentación (distinta de la necesaria a efectos aduaneros) al órgano administrativo pertinente, como condición previa para efectuar la importación de mercancías". Las licencias no automáticas de importación constituyen una autorización emitida por el Poder Ejecutivo para importar determinados bienes, en el marco de la Ley Nº 24.425. Ante el avance de las importaciones y para tratar de contener la presión por el precio del dólar, el Ministerio de Industria amplió la cantidad de bienes que necesitaban la emisión de licencias no automáticas de importación. Entre los productos que se adicionaron a los ya existentes se incluyeron los textiles.

11Siguiendo a Kestelboim (2012: p.2), el mercado de la ropa está dividido entre "un sector con formalidad en la comercialización y elevados precios de venta", que abarca un 20% del total; y otro informal "abastecido a través de canales ilegales de importación y una producción y comercialización informal, con elevados niveles de precariedad laboral, donde se produce y comercializa el restante 80% de la producción. En este mercado, los precios son mucho más económicos".

12www.agromeat.com. 09/10/2014. Sin embargo, en Santa Fe, la extinción de pequeños productores es más lenta que en otras provincias debido a los costos menores que supone contar con bombeo eléctrico, en vez de gasoil.

13Según datos SIIA.

14www.campolitoral.com.ar. 04/08/2012.

15La producción arrocera necesita riego, fundamentalmente cuando se aplica el sistema por inundación que usa Argentina, para impedir el crecimiento de malezas, lo que requiere de grandes volúmenes de agua. Al no estar electrificado el sistema de riego, la energía que se utiliza depende del gasoil, con un alto costo. Sin embargo, en este aspecto Santa Fe está mejor posicionada que Entre Ríos y Corrientes por regar con energía eléctrica.

16El mismo análisis para el Departamento Garay queda impedido porque las menores dimensiones del sector, hacen que los datos estén protegidos por secreto estadístico.

17www.agromeat.com. 09/10/2014.

18Como consecuencia de los costos adicionales que supone enviar la cosecha a molinos de otras provincias, en los últimos años los arroceros se han ido equipando con secadoras. En 2013, un grupo de 10 productores puso en marcha una secadora propia en el puerto de Santa Fe, donde además tienen un convenio para acopiar 6.000 toneladas de mercadería (ampliables, ya que las instalaciones portuarias soportan 40.000) y la posibilidad de embarcar arroz cáscara en un flete fluvial en caso de presentarse una oportunidad de negocio. Esta inversión abaratará los costos logísticos y permitirá la optimización de fletes y exportaciones al permitir que el secado y procesamiento se realicen en el propio puerto.

19En 2012, según un relevamiento de precios hecho por De la Tierra a la Mesa de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), este diferencial era de $6, una brecha del 400%: el productor arrocero recibía por kilo $1,5 y el consumidor pagaba $7,5. http://supercampo.perfil.com

20En Argentina, el consumo de arroz es relativamente bajo y poco dinámico -8 kg./año por habitante-, por lo que los aumentos en la producción generalmente se traducen en aumentos en las exportaciones.

21El nuevo modelo económico se sustentó en el mantenimiento de un tipo de cambio real depreciado -que promovía las exportaciones y la sustitución de importaciones-; en el incremento del gasto público para impulsar la demanda agregada y en subsidios a las tarifas de servicios públicos para abaratar su uso. Acompañado ello por un contexto internacional de precios crecientes de los commodities a partir de 2005, las economías regionales -en mayor o menor medida, con mayor o menor agilidad- se reactivaron.

22También se utilizarían para asesoramiento, asistencia técnica, formación de recursos humanos, investigación científica y tecnológica, transferencias de tecnología, desarrollo de técnicas y productos innovadores. Asimismo, se destinarían al fomento y promoción del sentido solidario en los proyectos asociativos, a programas sanitarios, a promover el agregado de valor de los productos regionales, a ejecución de acciones conjuntas con programas nacionales, provinciales o municipales y a mecanismos de estabilización de ingresos, entre otros.

23 El Plan de Desarrollo Sustentable y Fomento de la Producción Algodonera está conformado por un Fondo Compensatorio de ingresos a los productores, cuyo objetivo es garantizar la sostenibilidad del cultivo a través de mecanismos que permitan atenuar los efectos de las oscilaciones bruscas y negativas de los precios y promuevan certidumbre de largo plazo para cada productor algodonero (Valenzuela, Mari, Scavo, 2011). La Ley que le dio origen (Ley 26.060) tuvo por objetivo contribuir a la recuperación del cultivo del algodón como cultivo social. Los fondos eran destinados para préstamos a productores para la siembra y protección del cultivo, para la adquisición de cosechadoras e implementos y a desmontadores para la adecuación de sus máquinas a nuevos tipos de algodón (APPA, 2011).

24El Programa Nacional de Prevención y Erradicación del Picudo del Algodonero consistía en el diseño de tecnologías de bajo costo e impacto ambiental que faciliten su manejo y control eficiente de la plaga. Asimismo, el PROCALGODÓN buscó mejorar la transparencia y la rastreabilidad de los fardos, mejorar la calidad del algodón y eliminar la contaminación, elevar los ingresos de los productores mediante el uso óptimo de los insumos, e implementar las pruebas instrumentales estandarizadas del algodón (CAA, 2013). A partir de octubre de 2008, se establecieron Aranceles Externos para los hilados de algodón 14%, tejidos de algodón 26% y confecciones y prendas de vestir 35%. Como antes se señalara, desde 2009, se profundizaron las Licencias No Automáticas de Importación para frenar el ingreso de manufacturas textiles e indumentaria del exterior.

25Ante esta situacion, proponen, debe pensarse una politica que tenga en cuenta las desigualdades y las asimetrias, que revalorice a los productores y las familias rurales. "Entendemos aquí que esa valoración exige como punto de partida la aceptación de las realidades agrarias extrapampeanas como escenarios desiguales, que exigen políticas diferenciadas que respeten la idiosincrasia de cada región y centren la atención en cada uno de éstos ámbitos construidos y transformados por procesos específicos, con sus particulares problemas y potencialidades (Valenzuela, Scavo, 2008. P. 9)"

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