SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.58 número1Coaliciones políticas y argumentos en el conflicto de la Argentina con los Fondos Buitres. De la ley de Pago Soberano (2014) a la ley de Cancelación de Deuda (2016)Bruno, Paula; Pita, Alexandra y Alvarado, Marina (2021). Embajadoras culturales. Mujeres latinoamericanas y vida diplomática, 1860-1960. Rosario: Prohistoria ediciones. 168 p. índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Revista de historia americana y argentina

versión impresa ISSN 2314-1549versión On-line ISSN 2314-1549

Rev. hist. am. argent. vol.58 no.1 Mendoza jun. 2023  Epub 19-Ago-2023

 

Crítica bibliográfica

Gorelik, Adrián (2022). La ciudad latinoamericana, una figura de la imaginación social del siglo XX. Buenos Aires: Siglo XXI. 423 p.

1Universidad de Buenos Aires. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Instituto de Investigaciones Gino Germani. Buenos Aires, Argentina. javiern1991@gmail.com

Gorelik, Adrián. 2022. La ciudad latinoamericana, una figura de la imaginación social del siglo XX. Buenos Aires: Siglo XXI, 423 p.p. ISBN: 978-987-801-137-0.

El redescubrimiento de un viejo continente: así podría describirse a La ciudad latinomericana, libro recientemente publicado por Adrián Gorelik, en el que regresa sobre debates, instituciones y clásicos de las ciencias sociales y la arquitectura, encontrando nuevos vínculos y conexiones, como si hubieran formado regiones apartadas de un país que, mediante el viaje que ordena el texto, se descubre relativamente unificado. Gorelik describe la cultura planificadora entre las décadas del 40’ y del 70’ a través de la figura de la “ciudad latinoamericana”, trazando un ciclo que -siempre siguiendo al autor- concibió y formuló la dimensión regional de lo urbano como ningún otro período.

El libro no es sólo una historización de debates, posturas, instituciones y figuras consagradas, nutrido por la noción de “arenas culturales” (Gorelik y Peixoto, 2019): coloca en dialogo a variadas bibliotecas, que confluyen sobre la ciudad latinoamericana como producto de la imaginación social. Así, la primera parte del libro -“etnografía”- traza un extenso sendero desde los trabajos antropológicos de Redfield y Lewis hasta los estudios sobre la marginalidad de los 60’ y su revisión a principios de los 70’. Luego, la segunda parte rastrea el surgimiento de un campo intelectual en torno a la planificación territorial, en la que arquitectos y urbanistas protagonizan un clivaje plasmado en conceptos como en modelos diferentes de ciudades planificadas. Finalmente, un extenso cierre se focaliza en los trabajos de Richard Morse, José Luis Romero y Ángel Rama, tomados como representantes de una crítica cultural que hizo de “compañera de ruta” de las ciencias sociales como del campo de los planificadores. En paralelo a estas tres grandes secciones y del desarrollo del ciclo de la ciudad latinoameriana, los capítulos del libro hilvanan un sinuoso viaje por países y casos de estudio, tomados como una suerte de nodos que dan cuenta de desplazamientos conceptuales así como del desarrollo de instituciones clave.

La ciudad latinoamericana da cuenta, entonces, de distintos lenguajes que convergen sobre la producción de esa imagen. Ese “mosaico desajustado” (Gorelik, 2002, p. 14) suponía una fuerte construcción cultural tanto como estaba provisto de numerosas ambigüedades, diseccionadas a lo largo del texto conforme el autor se detiene en los momentos de esta historia intelectual.

En la sección “Apertura”, Gorelik presenta las coordenadas generales del ciclo de la ciudad latinoamericana. Los extremos de la periodización están marcados por el optimismo funcionalista de los años 50’ y el pesimismo y desencanto de los 70’ en relación a las posibilidades de la planificación. El tránsito del desarrollismo a perspectivas revolucionarias con énfasis en la dependencia latinoamericana media entre esos momentos polares. Esta hipótesis de lectura -no necesariamente novedosa- se complementa con una clave interpretativa paralela, que enfatiza la relación con Estados Unidos al momento de explicar la cultura urbano-territorial. Ese vínculo está signado tanto por instituciones e intelectuales -continuadores de una era reformista más amplia, iniciada con el New Deal- como de cambios conceptuales y de críticas intelectuales. Reposicionar la cultura de la planificación en términos de la autorepresentación de los técnicos estadounidense como de la alteridad que supone para los latinoamericanos conforma una de las apuestas de La ciudad latinoamericana.

La primera parte -seguramente de mayor interés para los lectores que provienen de las ciencias sociales- emprende un extenso recorrido desde las prolongaciones de la Escuela de Chicago que iniciaron los estudios sobre culturas populares hasta los debates sobre la marginalidad de los primeros 70’. Redfield y Lewis heredan el diagnóstico de la ciudad como modernizadora a la vez que disolvente, mientras actualizan una problematización territorializada de las poblaciones subalternas. De esta manera, anticiparon uno de los focos de la sociología de los 50’ y 60’ -Germani, antes que nada- concibiendo a la ciudad como el espejo de los dualismos estructurales de América Latina. Si bien Lewis y Redfield desarrollaron abordajes divergentes -uno a partir de la polaridad folk/urbana, otro acentuando la autonomía cultural-, introdujeron temáticas como las migraciones internas o a la vecindad como locus privilegiado en que reconocer los límites de lo que era entendido como una transición modernizadora. Aún si este punto de partida es relativamente canónico -por lo menos para los estudios cualitativos sobre sectores populares- el mérito del capítulo yace en su imbricación con el ciclo amplio de la imaginación sobre la ciudad latinoamericana.

Así, las ambigüedades de la integración y la marginalidad urbana tienen su continuidad en los debates de la sociología de fines de los 50’ -reseñados en el segundo capítulo- y en las discusiones sobre políticas de vivienda derivadas de las reformas en Puerto Rico durante la posguerra y, pocos años después, en Bogotá. Este tercer capítulo introduce la promoción estatal de la autoconstrucción de la vivienda, en una articulación entre lo que Gorelik caracteriza como un reformismo populista-basista (Gorelik, 2022, p. 110) y los técnicos estadounidenses que habían participado de las políticas de Roosevelt.

El cuarto capítulo permanece en Colombia, concentrándose en la experiencia del Cinva, que reúne las ayudas a la hechura de la vivienda con investigaciones desarrolladas entre poblaciones campesinas. En este sentido, la facilitación del self help -es decir, la ayuda estatal en la autoconstrucción- se ubica en una posición política compleja, que actualiza la función del técnico añadiendo una mayor preocupación por su relación con los sectores populares.

El último capítulo de la primera parte constituye, probablemente, el más interesante del libro. La autoconstrucción troca en un prisma que ilustra las miradas sobre la capacidad política de los sectores populares. Durante los 60’, se producen una serie de inversiones conceptuales que Gorelik rastrea a través de los trabajos de John Turner en Lima, de los Leeds en Río de Janeiro y de Quijano y Castells en Santiago de Chile. El optimismo radical de Turner respecto a la vivienda popular troca -críticas del matrimonio Leeds mediante- en una recuperación de la marginalidad -Quijano- o en una expectativa revolucionaria en relación a las tomas -Castells-. En paralelo, el dualismo de la ciudad latinoamericana inaugurado por Lewis y Redfield, luego atenuado por la perspectiva positiva respecto a la autoconstrucción, culmina en un monismo radical con Quijano y Castells. Como en todas sus metamorfosis, la ciudad latinoamericana no deja de ser una figura ambigua, marcada por el reconocimiento de la inserción marginal -pero inserción al fin- de los barrios populares que da lugar a una valoración positiva de sus posibilidades políticas, paralela al desplazamiento del desarrollismo a miradas revolucionarias.

La segunda parte del libro aborda la conformación de un campo de expertos planificadores, situando a La ciudad latinoamericana en un extenso espacio social de burocracias internacionales, integrado, antes que nada, por urbanistas y arquitectos. Tras una breve introducción de la sección, un primer capítulo anticipa dos configuraciones de la organización planificada de la ciudad: regionalista y desarrollista. Estas dos formas involucraron diferentes acepciones de la noción de región, que tramitaron divergentemente la disparidad territorial de los países latinoamericanos, problemática que había ganado peso desde los años 30’ (Ballent y Gorelik, 2001).

Los dos capítulos siguientes regresan sobre la influencia estadounidense sobre la cultura planificadora. La Tennessee valley authority de la década de 1930 subyace como experiencia formativa para los técnicos de organismos internacionales, que aportaba una concepción de región que actualizaba el “descubrimiento del interior” (Gorelik, 2022, p. 190) realizado contemporáneamente por las élites intelectuales y estatales latinoamericanas. Trasladada la categoría a América Latina, el concepto de “polo de desarrollo” tendría su concreción en Puerto Rico, por un lado, y en Ciudad Guyana, por el otro. Un capítulo posterior contrasta esos casos con el de Brasilia, interpretada contemporáneamente como resultado de una planificación fuertemente artificial.

El capítulo final de la segunda parte se concentra en la recepción de las reformas urbanas de Cuba y de Chile durante los años 60’. En línea con el ciclo de la ciudad latinoamericana de la primera sección, el optimismo desarrollista vuelve a invertirse en frustración, sólo que vivenciada por técnicos que descubren la necesidad de instancias más radicales para lograr el éxito de la planificación.

El “Cierre” del libro entiende a la crítica cultural como una línea paralela de la imaginación social sobre la ciudad. Gorelik establece una analogía amplia entre las obras de Morse, Romero y Rama y las interpretaciones en términos de integración o escisión que marcaron a las ciencias sociales de la época.

La ciudad latinoamericana puede ser leído a partir de una doble clave: en la intersección entre tradiciones intelectuales, por un lado; en la ambigüedad de conceptos, posiciones e instituciones, por un lado. En este sentido, Gorelik evita que autores y categorías se clausuren sobre sí mismas, aún en un campo con pretensiones de autosuficiencia, como el de los técnicos planificadores. Este tipo de historia intelectual suele recibir, empero, diferentes críticas. Aún cuando el autor aclara la diferencia entre una cultura planificadora y un estudio sobre las operaciones de planificación, a lo largo del texto se presentan escasos intercambios entre planos. Otros espacios disciplinares -como la historia de cuestiones o la sociología de inspiración neofocoultiana- consiguen prestar una mayor atención a los vínculos entre las prácticas estatales y los desarrollos intelectuales. Al mismo tiempo, si bien La ciudad latinoamericana innova en cruces entre tradiciones intelectuales, a lo largo del texto se oscurecen parcialmente otras referencias. Por ejemplo, la lectura de la marginalidad en clave urbana suponía discusiones sobre la capacidad integradora del mercado laboral (Sigal, 1981). La promoción de la autoconstrucción también involucraba cierta estabilidad salarial. El fin del ciclo de la ciudad latinoamericana, que Gorelik explica en términos de la fragmentación académica a partir de los 80’, quizá remita también a cambios en el hábitat popular generados por las transformaciones en el patrón de acumulación y en las políticas de vivienda heredadas de las dictaduras, en particular en los casos críticos de Argentina y Chile.

En todo caso, La ciudad latinoamericana invita al lector a reformular sus cartografías intelectuales, reconociendo nuevos contornos entre espacios disciplinares y ubicando los complejos recorridos conceptuales de una etapa clásica en la formación de las ciencias sociales de la región. La mirada novedosa sobre autores extensamente debatidos, su ubicación junto con campos solo apariencia lejanos y la redefinición de las ambigüedades de sus categorías convierten a La ciudad latinoamericana en una referencia obligada.

Bibliografía

Ballent, A. y Gorelik, A. (2001). País urbano o país rural: La modernización territorial y su crisis. En A. Cattaruzza (Dir.). Crisis económica, avance del Estado e incertidumbre política (pp. 143-200). Sudamericana. [ Links ]

Gorelik, A. (2022) La ciudad latinoamericana, una figura de la imaginación social del siglo XX. Siglo XXI. [ Links ]

Gorelik, A. & Peixoto, F. A. (2019). Ciudades sudamericanas como arenas culturales: Artes y medios, barrios de élite y villas miseria, intelectuales y urbanistas: cómo ciudad y cultura se activan mutuamente. Siglo XXI [ Links ]

Sigal, S. (1981); Marginalidad espacial, Estado y Ciudadanía. En Revista Mexicana de Sociología, 43 (4), 1547-1578. [ Links ]

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons