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Relaciones internacionales

versión On-line ISSN 2314-2766

Relac. int. vol.27 no.54 La Plata jul. 2018

 

LECTURAS

El Crimen Organizado en América Latina: Manifestacines, facilitado-res y reacciones"

Carolina Sampó y Valeska Troncoso (Compiladoras).

Colección Investigación, Instituto Universitario General Gutiérrez Me-llado, Madrid, 2017, ISBN: 978-84-697-7382-6

"El Crimen Organizado en América Latina: Manifestaciones, facilitadores y reaccio-nes", es una compilación dirigida por las profesoras Carolina Sampó y Valeska Troncoso, que cuenta con autores provenientes de diversos países y que aborda, desde múltiples enfoques, las más diversas temáticas que la cuestión del crimen organizado abarca, haciendo hincapié en lo atinente a la región.

La publicación cuenta con doce artículos que están divididos en dos grandes partes, cada una de ellas con seis artículos.
La primera parte desarrolla lo que se titula como el "Panorama General del Crimen Organizado en Latinoamérica", iniciándose con "Una primera aproximación al crimen organizado en América Latina: Definiciones, manifestaciones y algunas consecuencias", de la Dra. Carolina Sampó (Dra. en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires e Investigadora Asistente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas – CONICET – y del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de La Plata), quien parte de la idea de una América Latina contrapuesta a la tradicional, como una de las zonas más pacíficas del mundo (por ausencia de una hipótesis de conflicto tradicional, Estado – Estado), trayendo a colación que cuenta con cifras que la colocan como una de las regiones más violentas del mundo, y con dicha violencia en incremento debido al avance de la criminalidad, lo cual hace necesario encarar un análisis de dicha criminalidad y sus manifestaciones en la región, tomando al narcotráfico como manifes-tación paradigmática en tanto potencia a otras actividades ilícitas. El último de los pasos en su trabajo es el de evaluar los costos que la presencia del narcotráfico produce en las sociedades que lo sufren. El concepto de crimen organizado del cual parte es el de De La Corte Ibáñez y Giménez-Salinas Framis (por sobre la definición de la ONU, dado que excluye a la violencia de su accionar y a la corrupción como método) que entiende por organización criminal a "… toda organización creada con el propósito expreso de obtener y acumular beneficios económicos a través de su implicación continuada en actividades predominantemente ilícitas y que asegure su supervivencia, funcionamiento y protección mediante el recurso a la violencia y la corrupción o la confusión con empresas legales…". Por otro lado, caracteriza al crimen organizado por la diversificación (en múltiples direc-ciones), la trasnacionalización (no circunscriben su actividades a los límites de un Estado, ni siquiera un continente, trascendiendo sus fronteras físicas y políticas) y la interacción (no son inconexas entre sí, sino que interactúan en verdaderas redes globales y descen-tralizadas), y las mismas progresan en la medida que existe una demanda de bienes que se encuentran prohibidos, ello potenciado si es que los Estados son débiles y tienen difi-cultades que controlan tanto los flujos que traspasan sus fronteras como los que se des-plazan dentro de su territorio.
Sampó toma como central el narcotráfico (sin dejar de traer a colación el tráfico de personas, de armas pequeñas y livianas, el tráfico de recursos naturales el contrabando de mercancías), en la medida que es la actividad delictiva que más dinero mueve y reporta en nuestra región, representando un mercado negro que involucra el cultivo, la manu-factura, la distribución y la venta de sustancias ilegales, provenientes de Perú, Colombia y Bolivia (en referencia a la cocaína), dirigidos a Estados Unidos, Brasil y Argentina (consu-midores).

Entre los costos del crimen y violencia, se distinguen los costos directos e indirec-tos, enumerando entre los primeros los resultantes del crimen (lesiones, daños y pérdi-das), los costos vinculados a la previsión de la delincuencia (la inversión en seguridad tanto en el ámbito público como en el privado) y los costos vinculados a la respuesta de la delincuencia (los del sistema judicial penal); entre los indirectos, encontramos los cambios de comportamiento de los individuos por temor al crimen y los costos de las familias de las víctimas de esta. Es reveladora de la estimación de que el crimen le hubie-ra costado 3.5% del PBI a América Latina en el año 2014, más si se compara que, durante el mismo año, América del Sur dedicó el 3% de su PBI a la infraestructura. En cuanto a los costos en los que tienen que incurrir los gobiernos, los países de América Latina gastan un 1,5% de su PBI.

El segundo de los trabajos fue escrito, en coautoría, por Valezka Troncoso (candida-ta a Doctora en Ciencias Sociales por la UBA) Y Cristian Garay (Doctor en Estudios Ameri-canos por la Universidad de Santiago de Chile y Doctor en Geografía e Historia por la Universidad de Educación a Distancia), y se titula "Crimen Organizado en Latinoamérica: Historia y Transformaciones", en el cual reflexionan sobre las transformaciones que ha tenido el crimen organizado en la región durante el siglo XX "corto" y que se reflejan en cuatro manifestaciones del crimen organizado desde los 90: contrabando, narcotráfico, trata de personas y tráfico de armas, los cuales fueron identificados como amenazas a la paz y seguridad internacional por el Secretario General de la ONU en 2003, constituyén-dose en aspectos estructurales de dicho problema.
Los autores entienden que la globalización ha influido sustancialmente en las nue-vas particularidades que el crimen organizado presenta, lo cual ha tenido profundas consecuencias en los Estados (expansión del delito, corrupción y violencia privatizada). Todo ello demanda que las particularidades actuales del crimen organizado no pueden ser entendidas fuera del contexto históricos en el cual dichas transformaciones se han producido. Consistemente con ello, se ubica al contrabando y sus rutas como el naci-miento del comercio ilícito en la región, el cual se potenció con la influencia de Estados Unidos, por los productos declarados ilegales a principios del siglo XX (el alcohol, por ejemplo) y la emergencia de dicho país como gran mercado de consumo de drogas en la década de los 60, coadyuvante central en la consolidación de la evolución del crimen organizado latinoamericano, que tomara como modelo al del norte europeo y, más ade-lanta, al norteamericano.

El crimen organizado crece atraído por los abundantes beneficios y sus manifesta-ciones sufren transformaciones debido a la necesidad de satisfacer una permanente y creciente demanda de bienes, servicios y sus actividades, pese al hecho de que estén prohibidos o bajo una estricta regulación, lo cual da origen al fenómeno de trasnacionali-zación y que las normas de prohibición globales tienen a apuntar, precisamente, a aque-llos reductos en los que se incuban actividades criminales que trascienden fronteras, reflexionan Troncoso y Garay. Durante el siglo XX "corto", las organizaciones criminales tomaron la oportunidad de procesar y enlazar con mercados externos y convertir, esa actividad ilegalizada, en un negocio trasnacional como lo conocemos hoy en día, y suevolución se desarrolló al alero de la limitada capacidad de los Estados latinoamericanos de ejercer una dominación social extendida a toda la sociedad.
Con el final de la Guerra Fría, el crimen organizado sufrió una transformación de sus características porque fortaleció la forma de organización en red, lo que implicó un traspaso de poder hacia actores no estatales capaces de organizarse en redes formadas por múltiples organizaciones y porque según el avance de la revolución tecnológica, la gestión y sus resultados dependieron cada vez más de la información y la comunicación.
Ello llevó a una erosión de la autonomía del Estado y de su correspondiente mono-polio de la violencia, fruto de la privatización de la misma en manos del crimen organizado.
Por ello, con el fin de la Guerra Fría no desaparecen las organizaciones criminales, sino que se transforman y evolucionan en las nuevas redes globales: si clave del éxito y expansión del crimen organizado durante los 90 es la flexibilidad y versatilidad de su organización, siendo la interconexión su forma de operación, tanto interna como en relación con otros grupos locales autónomos.

A pesar del desborde desde el continente de la criminalidad organizada la convertía en la principal amenaza a la seguridad de muchos países latinoamericanos, no todas las manifestaciones del mismo (tráfico de drogas, de armas, contrabando, tráfico de perso-nas y lavado de dinero) se presentan con igual fuerza en la región, siendo el narcotráfico la principal de las prioridades en todas las subregiones latinoamericanas, dado que el mismo potencia, de manera directa e indirecta, el comercio ilegal de armas, la industria del secuestro, el contrabando, la corrupción, lavado de dinero y otros ilícitos.

A continuación, Iván Witker (Doctor por la Universidad Carlos IV de Praga, Repúbli-ca Checa y profesor de la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos de Chile) presenta "De Lucky Luciano al "Chapo" Guzmán: las redes criminales como actores malé-volos de las relaciones internacionales", donde expone que los Estados (actores principa-les del sistema internacional) se ven frente a un nuevo tipo de actor, las redes criminales (actor no estatal de carácter violento, siendo tal en función a su capacidad de ejercer influencia en el sistema internacional con la finalidad de obtener objetivos propios) que agudiza los niveles de violencia en el sistema, lo cual obliga reflexionar en la tesis de que la globalización y sus efectos (particularmente, las mejoras tecnológicas y de transporte) han provocado la expansión de las redes criminales, proveyéndolas de novedosas carac-terísticas, que le permiten pensar en lo global y de maximizar su accionar delictivo más allá de las fronteras y de crear bases logísticas en todo el mundo.
Un fenómeno característico de América Latina, la porosidad de sus fronteras, mag-nifica esta problemática, ya que junto con la merma de autoridad estatal y las falencias que presentan los Estados inconclusos en términos de gobernanza/gobernabilidad, gene-ra situaciones nuevas que llevan a que simples grupos delictuales se conviertan en entes criminales híbridos de carácter trasnacional capaces de desempeñar una función y de desarrollar capacidades para ejercer influencia.
El autor selecciona a Lucky Luciano como el padre del tipo de criminalidad organi-zada, ya que la eleva al estatus de un ente híbrido de carácter trasnacional al operar con otros grupos gansteriles en una suerte de alianza inter amicus. Ese fenómeno se repetiría en los 60 con el cartel de Sinaloa, bajo la conducción de Pedro Avilés Pérez, que en los 80 llegaría a tener presencia activa en 55 países.Por último, el autor señala un aspecto cultural que es funcional a la erosión de la autoridad estatal en América Latina, identificado en el efecto de las series de televisión, en tanto "nueva droga", que ayuda a las masas pauperizadas a hacerlas sentir mundiali-zadas y, por otro lado, las convierte en parte de una opinión pública "cool y contracultu-ral".

El siguiente artículo nos muestra a Mariano Bartolomé (Doctor en Relaciones Inter-nacionales por la Universidad del Salvador y profesor de posgrado en la USAL y la UNLP) reflexionando sobre "Las drogas ilegales, elemento central del crimen organizado en América Latina", entendiendo que la producción y tráfico de las mismas se presenta como la principal manifestación de la criminalidad organizada, erosionando la gobernabi-lidad y la calidad de vida de vastos sectores de la población, en un contexto de altos niveles de corrupción y violencia. El contexto muestra en el centro de la escena a eficien-tes, complejas y poderosas organizaciones que se actúan a través de operaciones a una escala geográfica global. Tan así es que, conforme un cálculo de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Crimen (UNODC), la criminalidad mueve la friolera de 2 billo-nes de dólares anuales, algo así como el 3,5%del PBI global.

Bartolomé describe las características del negocio de las drogas ilegales en América Latina hoy en día a través de información cuantitativa: así se ve que tres países de la región producen el 100% de la cocaína (Colombia, Perú y Bolivia) y cómo se producen importantes volúmenes de cannabis (EE.UU., México, Colombia, Jamaica y Paraguay), teniendo también en la región a consumidores de los más importantes del mundo (EE.UU., Brasil y Argentina).

Tampoco descuida el hecho de que dicha actividad terminó convirtiéndose en un problema de seguridad de los Estados del hemisferio, de las sociedades que los compo-nen e incluso, de los individuos que las integran: una amenaza no convencional, que no se plantea en términos estatales, pero que se corresponde cabalmente a los criterios de Seguridad Multidimensional, consagrados en la Conferencia Especial de Seguridad con-vocada por la OEA.
Por otro lado, aborda casos relevantes, señalando su vínculo con el terrorismo y la insurgencia (básicamente, los vínculos de Sendero Luminoso en Perú y las FARC colom-bianas, donde se manifiesta la hibridación entre violencia política y crimen organizado, motivado ello en la convergencia motivacional), así como su evolución en el corto y mediano plazos.

Concluye con la tesis de que los Estados del espacio latinoamericano realizan enormes erogaciones para revertirla, tanto de manera preventiva, con el combate a la criminalidad o la mitigación a los daños sufridos, erogaciones que podrían ser redireccio-nadas para paliar o solucionar importantes problemas económicos y sociales que aún se encuentran irresueltos en la región.
El quinto artículo es el escrito por Sonia Alda Mejías (doctora por la Universidad Autónoma de Madrid e investigadora del Real Instituto Elcano) titulado "Buen gobierno y cultura de la legalidad, componente esenciales de las políticas de seguridad contra el crimen organizado", quien busca poner de manifiesto la necesidad de incorporar a las políticas de seguridad el fortalecimiento de los mecanismos que hacen posible el buen gobierno y la interiorización de una cultura de la legalidad, dado que la aplicación de la norma sin excepciones, por parte del Estado, y el cumplimiento de la misma por parte de la población, no aparece como algo garantizado en la sociedades latinoamericanas, locual las presenta como vulnerables a esta clase de criminalidad. A pesar de las diferencias entre ellas, puede asegurarse que cuanto mayores son los logros en el buen gobierno y en la cultura de la legalidad, menor es la consolidación del crimen organizado y la insegu-ridad.

Es incuestionable la naturaleza integral y multidimensional de la política de seguri-dad, que precisan tener en cuenta el nexo entre seguridad y desarrollo, por lo cual hay que superar las políticas meramente represivas y considerar los factores económicos y sociales. Consistemente con ello, es ineludible contemplar la fortaleza institucional.
Así, en el sector de seguridad es imprescindible contar con fuerzas de seguridad y un sistema de justicia y penitenciario eficaces y eficientes, sometidos a un régimen de control y rendición de cuentas y de transparencia. De esta manera, el crimen organizado tendrá menores chances de conseguir la protección del Estado y, por ello, de acrecentar su poder.

En la región, es evidente que el gasto público y privado ha ido aumentando en se-guridad, sin por ello poder controlar la expansión y desarrollo de la criminalidad en general, y de la organizada en particular. Podría decirse que la causa principal que explica el control (incluso territorial) del crimen organizado en determinadas áreas, no es por au-sencia e incompetencia, sino por presencia y complicidad del Estado.

Los bajos índices del imperio de la ley, los altos niveles de corrupción, de impuni-dad y la falta de cultura de legalidad, indican que el principal problema es la condescen-cia (no ya la incompetencia) del Estado. Para paliar ello es necesario implantar el imperio de la ley de manera sólida, a través de mecanismos de control y de rendición de cuentas para evitar la corrupción.
Concluye con que no hay otra solución más que la aplicación efectiva, y no retórica, de mecanismos de control, que deben ser judiciales, patrimoniales y sociales sobre la corrupción.
A pesar de que no haya país que no sufra de corrupción, el buen gobierno y la cul-tura de la legalidad pueden controlarlo y, por ello, garantizar la seguridad.
El último artículo de la primera parte encuentra a las compiladoras (Carolina Sampó y Valezka Troncoso) abordando en coautoría la temática de "Las respuestas de los Esta-dos frente al avance del crimen organizado en América Latina: el uso de la violencia (2005 – 2015)", en el cual identifican un correlato entre el avance del crimen organizado en la región y el incremento de la violencia, con la posible utilización de las Fuerzas Ar-madas como instrumento de combate a la criminalidad. La hipótesis de la cual se parte
Éste involucramiento de las FF.AA. en misiones no tradicionales ha sido heterogé-neo, por lo cual las autoras crean una tipología, que permita estudiar y explicar las tareas que desarrollan y el rol que cumplen en dichas tareas. En la creación de dicha tipología, y en el encasillamiento de las diferentes experiencias, utilizan una metodología cualitativa, centrándose en fuentes primarias y secundarias.
Concluyen que el proceso de modernización es una secuencia que muestra cómo las sociedades más afectadas por el avance del crimen organizado han "policializado" a las FF.AA. para combatir la criminalidad y los efectos de la misma en la seguridad pública, así como también de mantener y restablecer el orden interno. Ello ha significado una superación del postulado básico de los años 80, cuando en función a la historia de los gobiernos militares vivida por los países latinoamericanos, la distinción entre las tareas a realizar por las Fuerzas Policiales y las Fuerzas Armadas era taxativa.Las autoras proponen tres modelos de uso de las FF.AA. en América Latina, el tradi-cional (las FF.AA. quedan restringidas a la función de la Defensa, pensada en términos de amenaza externa, encarnada en otro Estado Nación, y a las Fuerzas Policiales y de Segu-ridad para el combate al crimen organizado y para mantener el orden interno, modelo en el cual es posible identificar a Argentina y, hasta hace poco tiempo, a Chile y Uruguay), el de transición (en el cual, las FF.AA. se encargan de la defensa en términos tradicionales, e incorporan tareas de combate a las amenazas no tradicionales, como las distintas mani-festaciones del crimen organizado, en el caso del subtipo "extendido". En este sentido, si utilizan a las Fuerzas Policiales y de Seguridad en primera instancia, las complementan con el empleo de las FF.AA., en el caso del subtipo "limitado". Los ejemplos son Chile y Uruguay respectivamente), y el moderno (donde las FF.AA. no se dedican sólo a tareas de defensa y combate al crimen organizado, sino que también mantienen el orden interno. Según esta última función aparezca como subsidiaria o principal, se habla de modelo moderno limitado y modelo moderno extendido. Brasil y México son ejemplos, respecti-vamente, de ambos subtipos del modelo moderno).

Concluyen las autoras que pareciera presentarse un patrón secuencial de moderni-zación, que involucra primero la incorporación de tareas relacionadas al combate de amenazas no convencionales, y luego la ampliación de capacidades hacia el ámbito de la seguridad doméstica. Pareciera que la modernización de las tareas de las FF.AA. es inexo-rable. La rapidez con la cual los cambios se presenten, depende de la permeabilidad de la sociedad civil a ellos y de la magnitud de la amenaza que debe enfrentar cada Estado.
La segunda parte del libro aborda cuestiones más puntuales, y contando también con seis artículos se titula "Manifestaciones del crimen organizado en la Región".
Celina Realuyo (Profesora de Práctica en el Centro Hemisférico de Estudios de la Defensa "William Perry" de la Universidad Nacional de la Defensa) escribe en "Siguiendo el rastro del dinero para combatir el terrorismo, el crimen y la corrupción en las Améri-cas" que desde los ataques del 11-S, los Estados Unidos y sus socios en la región han fortalecido su capacidad para combatir el lavado de dinero y el financiamiento al terro-rismo, al tomar la decisión de incorporar el instrumento financiero en sus estrategias de seguridad nacional. El seguimiento del rastro del dinero como política antiterrorista, y la aplicación de sanciones, así como la confiscación de activos de los jefes de la droga se ha vuelto central para atacar a las narco-insurgencias, desarticular a las organizaciones criminales trasnacionales y tratar los escándalos de corrupción política en América Latina. Se destaca la diferenciación en que éstas políticas redundan en herramientas que permi-ten quitarle el dinero a estas organizaciones, dinero que les da su poder. Mientras la organizaciones terroristas tienen aspiraciones políticas o ideológicas para las organiza-ciones criminales trasnacionales sólo se trata de dinero. A pesar de las diferencias en sus objetivos, ambos grupos son enemigos del Estado y tienen agendas que ponen en peligro la seguridad nacional e internacional.

Señala Realuyo que los grupos criminales buscan maximizar sus ganancias y usar su riqueza para corromper o apropiarse de funcionarios del gobierno para expandir sus mercados: quitarles el dinero es el más alto castigo y una forma de gran impacto de debi-litar las redes criminales.
La autora abordó, para ilustrar los resultados de dichas políticas, los casos de las FARC en Colombia, el de la caída del gobierno guatemalteco en 2015 y el escándalo de corrupción "Lava Jato" en Brasil.Las medidas para contrarrestar el financiamiento ilícito han sido aprovechadas en todos los niveles (local, nacional e internacional) para combatir y desarticular a las redes criminales y terroristas en todo el globo (como Al Qaeda, Hezbolá, ISIS, los carteles mexi-canos y las FARC). Sin embargo, para enfrentar a las nuevas amenazas (por ejemplo, la convergencia del terrorismo y el crimen, como se vio con ISIS, o el aumento del uso ilícito del ciberespacio) las estrategias y políticas de seguridad nacional e internacional deben ser evaluadas permanentemente, y mantenerse actualizadas para no dar ventajas a las redes ilícitas, fácilmente adaptables, y prestas a evadir medidas de contraataque, en particular en el frente financiero.
A continuación, Marcos Pablo Moloeznik (Doctor en Derecho por la Universidad de Alcalá de España y Profesor Investigador del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara, México) y Radamanto Portilla Tinajero (Candidato a Doctor en Ciencias Sociales por el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, Universidad de Gualajara, México, y Profesor del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, México) abordan en "Narcotráfico como principal manifestación del crimen organizado en México" la identificación del mismo como la principal amenaza a la seguridad nacional, por lo cual se hace preciso analizar la evolu-ción del mismo a lo largo del siglo XX, así como del contexto político-social en el cual dicha evolución se produce, de la mano de la internacionalización del régimen prohibi-cionista de las drogas y de la alineación de México con la guerra que se libra contra el narcotráfico y la concepción que del mismo se desprende en los discursos oficiales.
Aclaran los autores que la guerra contra el narcotráfico y el crimen organizado, im-plementado en México, no figuraba como prioridad sino hasta la década de los 80. Ello se produjo por directa influencia de la política de los Estados Unidos en la materia.
Concluyen en que la guerra contra el narcotráfico en México tiene dos interpreta-ciones: una restringida, que hace referencia a la estrategia federal de combate al nar-cotráfico, a las políticas públicas en materia de seguridad, a la implementación de opera-tivos conjuntos y a la presentación de resultados en materia de decomisos, detenciones, extradiciones y erradicación de cultivos de droga; la otra más amplia abarca las conse-cuencias (la violencia generada por el narcotráfico, los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad y entre los propios grupos delictivos y el fallecimiento de inocentes) y el control, mediante y la violencia y la fuerza, de vastas regiones del país.
A continuación, Concepción Anguita Olmedo (Doctora en Relaciones Internaciona-les y Profesora de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid, España) y Cecilia Della Penna (Doctorando en Ciencias Políticas y de la Administración y Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid, España y Docente en la Universidad Nacional de Quilmes, Argentina) describen en "La trata en América Latina y la Unión Europea. Características, factores e instrumentos de detección y erradi-cación. Un estudio comparado", cómo la modalidad del tráfico de seres humanos (espe-cialmente, con fines de explotación sexual) se presenta como una de las más perversas modalidades de crimen organizado, dado que perturban los derechos humanos e impli-can un riesgo a la seguridad. Abordar las características de este tipo de crimen, los facto-res originarios y propiciatorios, los flujos y redes así como los instrumentos tendientes a su erradicación tanto en América Latina como en Europa, aparece como imprescindible para identificar las particularidades de ambas regiones y conseguir la implementación de medidas que garanticen la eficacia de las medidas que lo persigan.Luego, en "Minería ilegal en tiempos de posacuerdo: la mirada desde el crimen or-ganizado y la economía política del conflicto", Viviana García Pinzón (estudiante doctoral del Instituto Alemán de Estudios Globales y de Área GIGA-Hamburgo, Alemania y Magis-ter en Ciencia Política, Universidad de Chile, Chile) y Rosalvina Otarola Cortés (Doctoran-do en Relaciones Internacionales por la USAL, Abogada y Magister en Estudios Políticos de la Universidad Nacional de Colombia) destacan al período que se inicia tras la firma de los acuerdos entre el gobierno colombiano y las FARC como crítico, a los efectos de llevar a cabo las reformas que resuelvan las causas de la confrontación armada y siente las bases para la construcción de la paz. Lo que resulte de dicha etapa puede implicar la superación de la violencia o su recurrencia en otros formatos. En tal contexto, aparece como crítico la existencia de mercados ilegales y crimen organizado. Es por ello que se abordan las implicancias de la minería ilegal en tal escenario, partiendo del concepto básico de crimen organizado y de economía política del conflicto, el cual evidencia el rol de los recursos naturales en el análisis de la criminalidad y de la guerra. Dependiendo del recurso, de los actores que intervienen y del contexto, se tejen relaciones económicas y mecanismos dispersos y estos, por su lado, se relaciones de diferentes maneras a un contexto de posacuerdo.

En "Una mirada sobre el tráfico de armas en América Latina" de Carola Concaro (Li-cenciada en Ciencia Política y Miembro fundador y representante ante la Red Argentina para el Desarme) se buscar provocar la mirada del lector, a los fines de conseguir nuevas preguntas y abordajes teóricos para enfoques analíticos diferentes en el diseño de una política para el control del tráfico ilícito de armas de fuego y la reducción de daños. En su aporte, se sistematiza la información de tendencias delictuales para Latinoamérica y la medición del impacto del tráfico de armas en la región. En el cierre del mismo, se dan recomendaciones e ideas tendientes a obtener acuerdos en una estrategia de seguridad democrática que pueda controla y reducir el tráfico ilícito de armas de fuego para la región.

Ya en el final de la publicación, Manuel Gazapo Lapayese (Director del International Security Observatory y miembro del Grupo de Investigación de Paisaje Cultural (GIPC) de la Universidad Politécnica de Madrid, España) nos presenta "Ciberespacio: el nuevo cam-po de actuación del crimen organizado en América Latina", donde demuestra que el ciberespacio se ha constituido en la primera línea de batalla de los conflictos actuales. La profundización de los procesos de interdependencia y la interconexión entre los prota-gonistas del escenario internacional ha tenido, como consecuencia, una mayor vulnerabi-lidad del sistema. Ello es sencillo de constatar con el desarrollo del cibercrimen, a la vez que los conflictos clásicos se trasladan y mutan en la red. Tomando a América Latina como eje, se discurre sobre las condiciones del campo del "ciberterritorio" y las lógicas operativas que mandan en el mismo.
La compilación es un libro imprescindible para los estudiosos del tema o aquellos que quieren hacer un primer acercamiento al flagelo que el crimen organizado significa para nuestra región. Es altamente recomendable la lectura de la primera parte para aquellos que desean empaparse en los conceptos macro, sin perder de vista lo cuantita-tivo y lo cualitativo, y la segunda parte para quienes buscan información sobre alguna cuestión puntual en un espacio geográfico concreto.Por otro lado, es muy acertada la inclusión de un resumen para cada uno de los artículos, dado que una lectura muy rápida de los mismos nos da un pantallazo de cuál es el desarrollo del título en cuestión.

Juan Alberto Rial

Magister en Relaciones Internacionales (IRI – UNLP), Profesor de Derecho Interna-cional Público (Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, UNLP), Secretario del Instituto de Relaciones Internacionales (UNLP) y Coordinador del Departamento de Seguri-dad Internacional y Defensa (IRI – UNLP).

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