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Boletín de estudios geográficos

versión On-line ISSN 2525-1813

Bol. estud. geogr.  no.120 Mendoza dic. 2023  Epub 28-Feb-2024

http://dx.doi.org/10.48162/rev.40.032 

Dossier

Representaciones de la extensión territorial en la obra de Domingo Faustino Sarmiento

Representations of territorial extension in the work of Domingo Faustino Sarmiento

1Departamento de Geografía, Universidad Nacional de Mar del Plata. Argentina. adryfurlan@hotmail.com

Resumen

La idea de que “la extensión es un mal que aqueja a la Argentina” es reconocida como la tesis estándar de Sarmiento sobre la cuestión territorial nacional, aunque en sus abundantes escritos existe una pluralidad de significados al respecto. El artículo indaga en las obras completas del autor con el objetivo de identificar y analizar distintos usos y representaciones de la extensión territorial. Incluyendo la tesis estándar, se propone un esquema interpretativo basado en seis tesis sobre la extensión. La estrategia de investigación siguió procedimientos básicos del análisis de contenido cualitativo. Se concluye que la extensión ha sido un tema recurrente en la vasta obra de Sarmiento, que cada tesis se enmarca en una configuración discursiva propia, que dichas tesis pueden resultar convergentes-complementarias o divergentes-contradictorias, que la dicotomía civilización/barbarie es una matriz ideológica que ordena el contenido de las tesis y que conocer esta pluralidad de significados es de interés para apreciar las complejidades del ideario sarmientino.

Palabras clave: territorio argentino; imaginario geográfico; pensamiento nacional; liberalismo argentino; análisis del discurso.

Abstract

The idea that “extension is an evil that afflicts Argentina” is recognized as Sarmiento's standard thesis on the national territorial question, although in his abundant writings there is a plurality of meanings on the matter. The article investigates the author's complete works with the aim of identifying and analyzing different uses and representations of territorial extension. Including the standard thesis, an interpretive scheme is proposed based on six theses about extension. The research strategy followed basic procedures of qualitative content analysis. It is concluded that extension has been a recurring theme in Sarmiento's vast work, that each thesis is framed in its own discursive configuration, that these theses can be convergent-complementary or divergent-contradictory, that the civilization/barbarism dichotomy is a matrix ideological that orders the content of the theses and that knowing this plurality of meanings is of interest to appreciate the complexities of Sarmientino's ideology.

Keywords: Argentine territory; geographical imaginary; national thought; Argentine liberalism; discourse analysis

Introducción

La tesis de la gran extensión territorial como un mal de la Argentina, expuesta en Facundo, ha sido reconocida como uno de los pilares sobre los que descansa el pensamiento de Domingo Faustino Sarmiento. La trascendencia que tuvo dicha obra en la cultura letrada nacional, y la función esencial que cumple la tesis en la vertebración temprana de la perspectiva dicotómica “civilización/barbarie”, han consolidado un núcleo de atención prioritaria que ha suscitado adhesiones y controversias, de forma que ocuparse del problema de la extensión en Sarmiento implicó direccionarse de manera ineludible, aunque casi reductiva, hacia el planteo presente en Facundo. Por citar dos casos notables, cuando Joaquín V. González ordena La tradición nacional o cuando Arturo Jauretche objeta la “zoncera del espacio”, cada cual abre caminos recogiendo frutos del Facundo; el primero intentando comprender una fuente generadora de los episodios de la tragedia argentina; el segundo, para impugnar los arraigos ideológicos de las políticas de subordinación y coloniaje; pero ambos inducidos por la traza polémica de aquella tesis inaugural.

La originalidad de la invención literaria de Facundo, las resonancias político-ideológicas del esquema civilización/barbarie y la repercusión teórica de asumir que la gran extensión es un hecho maldito para la formación económico-social del país convalidaron tal aserción como la tesis estándar de Sarmiento al respecto de la cuestión territorial argentina. La fijación de este único significado aparente, en la que participan por igual detractores y defensores1, deja en las sombras otras significaciones de la extensión alojadas en los copiosos escritos del sanjuanino, pese a la significatividad real que poseen para conocer las complejidades de su ideario, su actuación pública y, en última instancia, su persona. Nos interesa destacar, especialmente, el valor que poseen estas representaciones y significados de la extensión para el conocimiento histórico de la geografía argentina.

La más reciente línea de investigación sobre representaciones espaciales y usos de lo geográfico en Sarmiento abarca distintos tópicos, desde lugares concretos hasta la composición de significaciones enmarcada en vocablos del lenguaje decimonónico o categorías clave: “campaña/rural/interior” (Jitrik, 1983; Minellono, 2018), “ciudad/urbano” (Gorelik, 2010 y 2012), “desierto” (Scarano, 2002; López y Duizeide, 2017), “paisajes” (Pickenhayn, 2000; Zusman, 2006; Silvestri, 2008), “islas” (Alonso, 2019) o “asiático/oriental” (Altamirano, 1997). Si bien la condición de lo extenso suele estar presente en las redes conceptuales que se tejen alrededor de cada tópico, a veces incorporada de forma medular en la argumentación y otras de modo tangencial, la tendencia normal es a discurrir por los sentidos que circunscribe la tesis estándar. Esta ponderación no impide hallar en la literatura especializada algunas pistas hacia una subyacente pluralidad de significados detrás de los referentes de la extensión. El examen de la representación de Estados Unidos en Zusman (op.cit.) rescata la valoración positiva del Sarmiento viajero que verifica el dominio de la extensión salvaje por la avanzada de un proyecto modernizador que la transforma en ambiente civilizado. Correa (2017) indaga en las estrategias discursivas de Sarmiento para probar que en los usos ideológicos del “desierto” -término alusivo a la extensión- unos sentidos territoriales son borrados a la par que otros son reinscritos. Y en una trama algo corrida del eje de la extensión, pero que a su vez la retiene, Gorelik (2010) analiza los cambios de miradas en la representación sarmientina del espacio urbano.2

Frente a la densidad y suficiencia de los trabajos dedicados a lostópicos mencionados, es notoria la ausencia de estudios sistemáticos concernientes al tradicional tema de la extensión. Este artículo intenta cubrir en alguna medida esa vacancia, procurando identificar y analizar usos, representaciones y significados que giran en torno a la extensión territorial en la obra de Domingo Faustino Sarmiento. La propuesta confía en la potencialidad heurística de explorar los modos de confrontación intelectual con una condición geográfica objetiva que a lo largo de nuestra historia ha sido tan estimulante como perturbadora: que Argentina y las Américas son tierras extensas.3 ¿Cómo opera en la subjetividad del temperamental Sarmiento la constatación primigenia de un espacio inmenso en y con el cual habrá de armarse una nación libre y soberana, con todo lo que ello implica en términos de conformación de identidades, definición de proyectos político-culturales, interpretación de la realidad histórica, entre otros aspectos?

La estrategia de investigación siguió procedimientos elementales del análisis de contenido cualitativo: a) lectura analítica de obras completas de Sarmiento, b) preselección de textos por presencia del tema, c) selección final de textos y clasificación provisoria según dirección y categorías temáticas identificadas, d) ajuste y clasificación definitiva en un esquema de seis tesis (Cuadro1) y e) análisis e interpretación del contenido manifiesto en configuraciones discursivas. A excepción de la tesis estándar, las restantes no fueron enunciadas originalmente en forma de tesis, sino que las hemos formulado como tales a los efectos de una exposición simplificada. Son los ensambles de ideas (enfoques, creencias, contenido, imágenes, figuras retóricas, etc.) los que otorgan validez hermenéutica al esquema interpretativo. Huelga decir que la profusa obra de Sarmiento obliga a focalizar la labor en una selección acotada de textos y citas4 que, no obstante, consideramos plenamente demostrativos de la diversidad de discursos y representaciones.

Cuadro 1 Tesis de la extensión territorial en la obra de Sarmiento.Fuente: elaboración personal. 

Tesis primera. La extensión es un mal

Sarmiento (1896a:19) afirma en Facundo5 que “El mal que aqueja a la República Argentina es la extensión”, que “el desierto la rodea por todas partes” y que allí son “inmensa la llanura, inmensos los bosques, inmensos los ríos, el horizonte siempre incierto”. A partir de esta caracterización de una inmensidad en la que prevalece la “fisonomía de la naturaleza grandiosamente salvaje” (p.14), y de las mediaciones explicativas pertinentes, Sarmiento hilvana su argumento sobre el origen de la “barbarie”. ¿Cómo se da el desenvolvimiento de este modo del ser social opuesto a lo civilizado y enraizado en la imagen del interior?

El extenso territorio argentino está escasamente poblado. Salvo pocas excepciones, es un territorio compuesto por “pueblos esencialmente pastores” en los cuales predomina la “asociación de estancias” que “cubren la superficie de una provincia” (p.49). En las provincias pastoras, la ciudad capital “existe algunas veces ella sola, sin ciudades menores”, con el desierto que “las circunda a más o menos distancia: las cerca, las oprime; la naturaleza salvaje las reduce a unos estrechos oasis de civilización, enclavados en un llano inculto, de centenares de millas cuadradas (…)” (p.28). Enormes son las distancias que se interponen entre un pueblo y otro y deficitarios y mal acondicionados son los caminos y medios de transporte, lo que dificulta la comunicación y refuerza el aislamiento y la autosuficiencia, de modo que “los progresos de la civilización se acumulan en Buenos Aires” (p.23). Las ilimitadas tierras cubiertas de pasturas que halló el colono español en la América del Sur había estimulado la apropiación masiva de terrenos para la ganadería como una actividad muy lucrativa y fácilmente ejecutable que dio nacimiento a las grandes estancias de las pampas argentinas. En este sistema productivo “La procreación espontánea forma y acrece indefinidamente la fortuna; la mano del hombre está por demás; su trabajo, su inteligencia, su tiempo, no son necesarios para la conservación y aumento de los medios de vivir” (p.31). Para quien posee el suelo de las llanuras “ha sido necesario disolver la asociación y derramar las familias sobre una inmensa superficie” (p.29).

El aislamiento, las soledades y el desamparo originan determinados hábitos y caracteres en la población. La “inseguridad de la vida” por el constante acecho del indio y de las fieras de la llanura llevan a “la indiferencia con que dan y reciben la muerte” (p.20). En estas condiciones peculiares se establecen “el predominio de la fuerza brutal, la preponderancia del más fuerte, la autoridad sin límites y sin responsabilidad de los que mandan, la justicia administrada sin formas y sin debate” (p.25). El poblador de la campaña “adquiere el hábito de vivir lejos de la sociedad” (ibíd.), convirtiéndose en un “bruto” de “caracteres indómitos y altivos” en lucha con “la naturaleza salvaje” (p.33), “independiente de toda necesidad, libre de toda sujeción, sin ideas de gobierno, porque todo orden regular y sistemado se hace de todo punto imposible” (p.50). Sarmiento colige que ante la falta de bases del desarrollo social “no hay res pública” (p.31) y que en “esta disolución de la sociedad radica hondamente la barbarie” (p.34), cuyas figuras vernáculas son el gaucho, el estanciero, el caudillo y la montonera. La gran extensión territorial se erigiría en un factor clave de estructuración de unas formas económicas y sociales dominantes en las que el despoblamiento y la dispersión, por un lado, y el comportamiento ocioso, rústico, hostil y desaprensivo, por el otro, son tanto una necesidad como una consecuencia de su reproducción.

En cuanto al armazón metodológico de la tesis estándar, se reconoce la presencia de dos componentes fundamentales: determinismo geográfico y método de analogías. En su versión radical, el determinismo geográfico o ambiental es una doctrina naturalista que sostiene que el medio físico-natural es el factor determinante del carácter y el desarrollo de los grupos humanos que lo habitan. Esta presunción rectora de la comprensión de la relación entre el hombre y su entorno, que puede ser rastreada en la Antigüedad y tuvo sus momentos de cristalización moderna desde mediados del siglo XVIII hasta comienzos del siglo XX6, es incorporada por Sarmiento para sustentar la creencia de que la extensión territorial, como una forma específica del medio natural, se impone sobre la libertad humana e influye decisiva y negativamente en el desarrollo de unas formas económico-sociales igualmente específicas y contrarias a la civilización. Apreciaciones fundadas en esta creencia reaparecen en otros escritos de Sarmiento. En las reflexiones sobre el encono de las provincias con Buenos Aires con que culmina Campaña en el Ejército Grande, el autor expone concisamente que “debe tener una causa natural fuera de la voluntad de los hombres” (Sarmiento, 1897a:350-351). Más tarde, en Buenos Aires en 1856, vuelve a manifestarse sobre el mal de los argentinos con palabras similares:

más que tiranos contra la felicidad de los hombres, obran obstáculos naturales; que a la algazara de pueblos (…) sólo podemos oponerles como actores en escena, extensiones inconmensurables de tierras despobladas, ríos que parecen brazos de mar, llanuras sin límites, bosques que cubren millares de leguas. (1899a:22).

Y todavía en la madurez de Conflicto y armonías de las razas en América mantiene el sesgo determinista geográfico al insinuar que: “Ejerce tan poderosa influencia el medio en que vivimos los seres animados, que a la aptitud misma para soportarlo se atribuyen variaciones de razas” (1900a:27). En el mismo ensayo se refiere a los hábitos perniciosos que engendra la vida en este espacio con respecto a dos de sus figuras sociales, pero esta vez añadiendo la influencia de la introducción del caballo en las Américas. Comenta, primero, en relación al indígena que “el jinete a campo raso, donde no hay cercos que lo dividan, ni montañas que lo estrechen, cuando aquel campo es la Pampa o los llanos sin límites, se siente libre en sus acciones” (1900a:285); luego, en relación al gaucho, que “los hijos sublevados, los escapados de la justicia hallarían siempre en la Pampa sin límites algo más que un asilo inviolable, elementos de guerra con poblaciones prontas a la obediencia, con recursos inagotables de los indispensables elementos, caballos y ganados” (p.286).

El segundo componente refuerza al primero y busca componer una configuración discursiva que aspira a demostrar una verdad científica. Ricardo Piglia (1980) analizó este recurso retórico, que remite al efectivo procedimiento de establecer analogías con lo que ya ha sido juzgado por la moral europea. La extensión de las llanuras imprime a la vida del interior una “tintura asiática”, señala Sarmiento (1900a:21), y una vez establecida la semejanza -que se reitera más allá de Facundo- la interpretación se vale de la negatividad del juicio europeizante que recae sobre los hábitos y costumbres de lo asiático-oriental.7 El efecto también funciona en el lado complementario de la identificación de diferencias. De modo que, en comparación con los paisajes europeos, lo negativo de la situación argentina está en que “El desierto presenta otro aspecto. Las distancias mismas son inciertas, el país por todas partes abierto, el enemigo salvaje caerá a deshora” (1899b:357). Los pasajes son de especial interés porque transmiten de modo preciso la creencia en la acción diferencial de la naturaleza sobre el espíritu del hombre, la unión primitiva de hombre y animal y la identificación de la extensión con unas actitudes y valores socialmente reprobables. Nótese, además, que la referencia es a la forma universal del “desierto” y no a las especificidades del “desierto argentino”, por lo que las conjeturas son también válidas para los desiertos arábigos o las estepas asiáticas con los que Sarmiento construye sentido. Aunque carece de la sistematicidad necesaria, a través de la identificación de un tipo general de medio geográfico y de la comparación de casos particulares, el discurso de la tesis estándar se acerca a un enfoque nomotético8 que contribuiría a validar y dar forma científica a la argumentación.

En el nivel práctico de las comunicaciones, la extensión es distancia, y esta es perjudicial para la sociabilidad y la socialización. Según Sarmiento (1899c:19), “la ocupación de territorios dilatados que desagregaban la sociedad” es una de las razones que hizo a la América del Sud “descender necesariamente en la escala de los pueblos civilizados, y mostrarse menos apta el desenvolvimiento de la riqueza, o los fines y formas de la asociación moderna”. Para entender el derrumbe del Virreinato de Buenos Aires, “Otra causa de desasociación (…) provenía de las distancias entre las ciudades de entonces, sin campiñas pobladas, ni aldeas, ni villas intermediarias” (1900a:190). En la extensión de la Argentina en formación “los vacíos dejados entre una y otra colonia, con terrenos sin demarcaciones precisas, debían ser un día el teatro de guerras interminables entre pueblos que se separaban (…) sólo porque a causa de la distancia no se conocían” (1897b:23). Por ello “el sentimiento de la nacionalidad no lo sintieron cuando colonias, (…) no lo hubo después porque por las separaciones y las distancias nunca supieron a punto fijo quienes eran argentinos” (p.24). Al final, la tierra fue “no para el hombre sino para el ganado, no para la sociedad, sino para su aniquilamiento” (p.28), quedando “la estancia constituida, la población diseminada en una extensa superficie, la cultura abandonada” (p.33).

Una vez montada la estructura de asentamientos semivacíos y dispersos en la inmensidad de un mundo salvaje que pareció dirigir desde un comienzo el rumbo de esa débil organización social, todo transcurrió como simples efectos bloqueantes, disgregadores o retardatarios del orden y el progreso. En fin, el argumento de la tesis estándar identifica la extensión con lo bárbaro y salvaje, siendo su contraparte la amalgama de la ciudad (aglomeración) con lo civilizado y culto. La combinación de especulaciones seudocientíficas y juegos retóricos hace del desierto, la llanura o la campaña las formas fenoménicas típicas de la extensión territorial y los términos básicos de una sinonimia que soporta las representaciones sociales y su atribución de contenido.

Tesis segunda. La extensión es un infortunio excepcional

Una modulación de la tesis estándar surge de las consideraciones ecológicas que Sarmiento incorpora en alocuciones y estudios posteriores a la publicación del Facundo. La idea básica es que la extensión territorial argentina es un hecho desafortunado y singular de la naturaleza, por lo que dejan de ser útiles las analogías con lo asiático/oriental y las correlaciones de tipos generales de medio geográfico y forma-contenido social. En el espacio de la Argentina en gestación, la naturaleza habría conjugado unas condiciones ambientales severas que imponen un difícil reto a los grupos humanos que se disponen a hacer de él su habitación. Al encarar la lucha tenaz contra la singularidad atroz del medio natural, el pueblo argentino es un sujeto de la historia que revela su tesón para encaminarse al progreso.

El punto de arranque del Plan combinado de educación común, silvicultura e industria pastoril se ubica en reconocer que en:

la vasta extensión del Estado de Buenos Aires, veráse que entre las diversas combinaciones que la naturaleza ha hecho de sus elementos en varios puntos del globo, pocas hay menos adecuadas para el desarrollo, riqueza y civilización de un pueblo, que la que presenta aquel país, si la ley y la acción inteligente del hombre no se consagran a remediar males orgánicos (Sarmiento, 1899d:217).

En ocasión de discutir la expansión de los ferrocarriles en el senado de Buenos Aires, planteó que su territorio:

es una excepción en la tierra; es el país más desgraciado para las vías de comunicación (…). No tiene bosques, no tiene montañas, ni ninguno de los elementos que la naturaleza ha puesto a disposición del hombre para facilitar estas obras. No tenemos en el interior del Estado agua tampoco, que es motor más importante y ahorra millones de brazos, agua que pueda canalizarse y mover los objetos con facilidad. De modo que si hay algún país donde la acción del gobierno es necesaria, es éste en que la voluntad del hombre lucha con la obra incompleta de la naturaleza para facilitar el movimiento y el desarrollo. (1898a:45-46).

Y en el ya citado Buenos Aires en 1856 se refería a los rasgos generales del país como “los defectos naturales que los desfavorecen y hemos de contrabalancear” (1899a:22), que “la solemne monotonía que conserva aquí y allí, lagunas y bañados, como gotas de agua que hubiesen quedado cual recuerdo de su primitiva emersión del seno del mar” (p.23), que “sin montañas que provean de piedra, sin bosques que presten sus maderas, la tierra es una esponja que a la menor lluvia se empapa de agua, y se liquida hasta la profundidad de tres varas” (p.25), que “La naturaleza se conserva en su estado primitivo” (p.27) y que “Esta circunstancia especial del suelo opone muchas dificultades a la acción civilizadora de la industria humana” (p.23). En relación con la ineptitud geomorfológica para emplazar puertos, en Argirópolis llegó a plantear que el congreso debería remediar “este error de la naturaleza” (1896b:61). El “mal” ya no está en el desierto o en la llanura ilimitada en tanto geoformas generales que fatalmente catalizan en el hombre su costado salvaje, sino en la unicidad desdichada que -en opinión de Sarmiento- definiría a esa inmensidad llana, estéril y desprovista de los recursos necesarios para el impulso industrial.

El conocimiento de la historia ambiental local es un aliciente, ya que pone de relieve los antecedentes de modificación del medio con el afán de proseguirlos:

La tierra se civiliza y cultiva también. Los que creen que los campos de Buenos Aires han sido siempre tales como los vemos hoy, cubiertos de ganadería, esos no conocen la transformación que la tierra salvaje experimenta gradualmente (…). Fueron pajonales, generalmente cubiertos de pantanos. Cuando en ellos se echan ganados, se convierten en terrenos llenos de gramíneas (…). Entonces nace otra creación, que es el pasto que hoy tenemos. (1898b:157-158).

Sarmiento dedicó varios escritos al fomento de la agricultura y al sistema de colonias agrícolas organizadas alrededor de dicha actividad principal, y en contra de los inconvenientes provocados por la ganadería incontrolada de las estancias, como la estrategia más acorde para el progreso de las pampas.9

La concepción de la relación hombre-medio de la tesis estándar es alterada. El determinismo seudocientífico, la fisonomía especulativa y las conjeturas etnográficas vinculadas a misterios del paisaje se depuran y tornan en voluntad de entendimiento de los mecanismos y las funciones del ecosistema y las posibilidades que brinda a la sociedad que lo ocupa con el fin de hallar una solución en términos de adaptación y acondicionamiento. El problema de la extensión se reviste con toda la crudeza del mito moderno del dominio de la naturaleza. Si en Facundo y en los demás escritos en los que se despliega la tesis estándar el teatro de la historia se mantiene inmóvil y puede justificar, por ende, la guerra directa contra la barbarie, Sarmiento pasa a colocar el acento en la manipulación del teatro mismo10 y transita de una visión preferentemente nomotética y estática a otra idiográfica y dinámica.11 La resignación naturalista transmuta en rebelión ante la manifestación de la naturaleza. Es la acción humana la que, rediseñando la geografía que le tocó en suerte, reescribe su historia. Curiosamente, el camino científico por el que adelanta el argumento lo atrapa en un retroceso más poético que real hacia la necesidad de representarse un paisaje excepcionalmente estéril. La presunta singularidad ecológica de la llanura pampeana es un aditamento de la configuración discursiva que confiere el tono dramático a la lucha por la existencia nacional. Al margen de la sobrecarga de la excepcionalidad del perfil natural, lo destacado de la visión radica en que mediante el conocimiento científico de las relaciones fisiográficas se llegaría a la elaboración de propuestas para servirse de una naturaleza imperfecta pero domesticable. La confianza ilustrada en el poder de la ciencia y la técnica, que incluye la técnica de gobierno, hace de las extensiones argentinas un objeto de dominio racional, y este giro actitudinal y axiológico es en sí mismo la civilización moderna puesta en marcha.

Tesis tercera. La extensión es un factor de progreso civilizatorio

Esta tercera tesis -y las subsecuentes- demuestran un salto en el espectro valorativo. Lo que antes fue un mal revierte ahora en un preciado bien. De su primer viaje a los Estados Unidos, Sarmiento (1886:335) concluye que:

A la altura de civilización a que ha llegado la parte más noble de la especie humana, para que una nación sea eminentemente poderosa o susceptible de serlo, se requieren condiciones territoriales que nada puede suplir permanentemente (…): espacio sin límites conocidos para que se huelguen un día en él doscientos millones de habitantes; ancha exposición a los mares, costas acribilladas de golfos y bahías; superficie variada sin que oponga dificultades a los caminos de hierro y canales que habrán de cruzar el estado en todas las direcciones.

Tal como si esbozara una teoría de la civilización, la gran extensión del espacio es postulada como uno de sus fundamentos materiales.12

La extensión territorial es un factor positivo para la sociedad por la sencilla razón de que alberga los recursos indispensables para el eficaz desenvolvimiento de la industria y del comercio. La enormidad del continente americano maravilla por sus riquezas naturales:

cuán grande es el país que han solventado las Cordilleras de los Andes, que corren desde el Cabo de Hornos a la Tierra del Labrador, para constituir el territorio en que va a regenerarse la Humanidad por la confusión de las lenguas! Con aquella base de granitos eternos, (…) ríos como el Missisipí, el Amazonas y el Plata; montañas de oro y plata, cobre, hierro, y todo a lo largo de la gran barrera, un subsuelo de carbón de piedra, debajo de las selvas primitivas, de quinientas mil millas cuadradas, en ambas Américas. (1900a:264).

Una apreciación semejante le permite aseverar que somos:

depositarios de un mundo entero, cuyas montañas contienen más sustancias aplicables a la industria y goces humanos que todas las otras de la tierra; de más territorio baldío que el que ocupan actualmente quinientos millones de habitantes de nuestro globo; de más extensión de ríos navegables que toda la tierra junta; de más producciones útiles de la naturaleza que las que circulan en el comercio del mundo, somos los comienzos de sociedades futuras que, por los recursos de que dispondrán, harán de la América el centro de poder de la humanidad. (1899c:20-21).

La solemnidad del discurso contrasta con la simpleza del razonamiento: la extensión augura grandeza por la cantidad y la multiplicidad de lo que tiene adentro.

El desborde de los límites argentinos y sudamericanos hasta abarcar la totalidad de América es congruente con el universalismo del proyecto civilizatorio pero, principalmente, con el hecho de que en el norte del continente se encuentra el modelo a imitar. Por ello advierte que:

somos hasta hoy depositarios ruinosos, que retardan el día en que ha de ser aprovechado el depósito; y con nuestra ineptitud actual, seremos, si se continúa, mala simiente de pueblos nuevos, y una rémora y estorbo para la acción general de la civilización. (ibíd.).

y comparte la opinión de Mac Gregor, para quien las repúblicas hispanoamericanas, animadas por el ejemplo de los Estados Unidos, “habrían avanzado sin tropiezo en la marcha de la civilización (…), en explotar provechosamente los grandes recursos que sus vastos y fértiles territorios encierran para la agricultura, la minería, la construcción y el comercio” (en 1900a:15). Para esta representación de la extensión asociada al desarrollo económico no es menor la asimilación de otras experiencias nacionales porque Sarmiento mira las condiciones territoriales propicias a través de la lente de la modernización de los Estados Unidos. Esta experiencia le permite confirmar la superación de la barrera de la distancia por el desarrollo del transporte y las comunicaciones. La reducción del medio geográfico a las dimensiones económica e instrumental hace brotar el optimismo: plataformas territoriales amplias son el sustrato de un gran espacio económico. Al revalorizar, por un parte, la naturaleza en conjunto por los bienes que ofrece y, por la otra, las capacidades científico-técnicas en acto, esta representación de la extensión puede despojarse del drama de la lucha por la existencia que caracteriza a la tesis del infortunio.

La aplicación de esta perspectiva economicista de la extensión a la realidad argentina recorre la obra del autor. Dice, por ejemplo, que se debe “acelerar la población de nuestros desiertos, ricos de producciones, brindando riqueza y bienestar” (1899f:333), que “El territorio más allá del Colorado es una riqueza” (p.347) o que el gobierno asegurará los medios de comunicación “que la Naturaleza tiene abiertos por toda la extensión de la República” (1896a:245). Una sutil derivación puede comprenderse en esta tesis: “La República Argentina está geográficamente constituida de tal manera que ha de ser unitaria siempre” porque “Su llanura continua, sus ríos confluentes a un puerto único, la hacen fatalmente, una e indivisible” (p.109). Es decir que, además de los recursos que posee, la morfología llana de la extensión contribuye a la unidad nacional, y esto redundaría en la gestión del progreso (Fig. 1).

Fuente: tomada de Lugones (1911) y modificada por Nahuel Montes

Figura 1 Medalla de Sarmiento 

Tesis cuarta. La extensión es una tierra bienaventurada

Si el precedente relato instrumental se reescribe con una poética de la providencia, obtenemos la representación de la extensión como buenaventura. El territorio inmenso es puesto en la perspectiva de los planes de poblamiento de la nación en ciernes por vía de la inmigración, sin ocultar el deseo por acoger a la procedente del norte de Europa. Sarmiento compone una imagen sumamente atractiva de la dicha que depara el suelo argentino. La extensión se transfigura en una tierra de oportunidades, una morada que paciente espera a sus elegidos para juntos realizar un destino próspero. Para ejemplificar tomaremos el opúsculo Emigración alemana al Río de la Plata.13

Sarmiento (1899e:155) inicia su promoción de América del Sud contando que “los terrenos de una extensión sin límites, están casi por todas partes aguardando la mano del hombre para cubrirse de mieses y de población feliz en medio de la abundancia”. En relación con Argentina, que “Tal inmensa extensión de país igual en superficie a la Europa” está hoy “despoblado aun y admite millones de pobladores que lo cultiven y enriquezcan con su trabajo” (p.156). Es también perspicaz en el aliento a sus destinatarios: “el hambre, la desnudez y el exceso de trabajo que tantas víctimas devoran en Europa son allí desconocidos” (p.157).14 Utiliza palabras cautivadoras para retratar la fisonomía del país:

Aquella inmensa llanura, semejante a un prado artificial, está cubierta de trébol, gramilla, y diversas especies de pastos naturales, tan abundantes, tupidos y frescos, que durante la estación de primavera presenta el aspecto de un mar de verdura, o una alfombra que va a perderse en el horizonte, variada y matizada tan solo por los millones de vacas, caballos y ovejas que pacen libremente en ella. (p.158-159).

Las referencias específicas a las provincias son asimismo favorables. En Entre Ríos corren “lomadas que lo asemejan en su aspecto físico a las partes más bellas de Francia”, estando “Este terreno feracísimo, cubierto de bosques en unas partes, de praderías en otras y de pastos exquisitos en todas” (p.165), por lo que la ciudad de Paraná va “a ser un foco de riqueza desde el momento en que el arado abra las entrañas de la tierra, y la agricultura para la que ha sido tan ricamente dotado por la naturaleza, suceda al pastoreo a que hoy se consagra” (p.166). Sin escatimar desmesura apuesta que Entre Ríos “por su situación geográfica está destinada a ser uno de los puntos más ricos y poblados del universo” (p.164). En la “hermosa provincia de Córdoba” hay “llanuras inmensas cubiertas de pastos naturales para la cría de ganados, y aún a la parte del Sur posee grandes extensiones que ni de ganados están pobladas, no obstante la abundancia de pastos que en ellas crece espontáneamente” (p.170). En Mendoza y San Juan, la subsistencia “es facilísima, y llena de todos los goces que una agricultura variada proporciona” (p.174). El “mismo lujo de vegetación” que en las provincias descritas y “la misma riqueza de producciones reina en toda la vasta extensión de país comprendido en las provincias de Salta y Jujuy” (p.175). O que el Gran Chaco “es un país tan grande como la Alemania, enteramente cubierto de vegetación lujosa” (p.176). Los atributos paisajísticos se extienden a prácticamente todas las provincias argentinas.

La representación de las inmensidades argentinas es la de una tierra repleta de bondades y su teleología se cierra con la actuación del pueblo elegido: “Toda aquella inmensa Provincia de Buenos Aires está cubierta de vacadas, y desde que haya allí un número suficiente de familias alemanas esta industria puede tomar formas colosales” (p.162-163). Cuando el litoral se pueble de “agricultores alemanes, el aspecto del país cambiará en pocos años, presentando campiñas florecientes, villas y ciudades hermosas donde ahora no hay sino terrenos incultos, bosques inútiles, y ganados que pacen las yerbas que crecen sin el trabajo inteligente del hombre” (p.166). Además, deja en claro que “el porvenir que aguarda a los alemanes acostumbrados a los trabajos de campaña es más ventajoso” que el de emigrados de otros puntos de Europa (p.161). La epopeya no olvida a los pioneros, que van a “formar las primeras poblaciones que más tarde habrán de convertirse en provincias florecientes, cubiertas de ciudades opulentas y campiñas cultivadas” (p.168). El porvenir de prosperidad estaría reservado a la simbiosis entre los predestinados y su paraíso terrenal. La armonía del relato cuasi-profético reposa en una mirada ahistórica. A diferencia del planteo histórico de la tesis tercera, que ve en la extensión territorial una condición necesaria para dar el salto hacia la etapa de la civilización moderna, la tierra prometida aparece desgajada del curso del tiempo histórico: la prosperidad emergerá de la simbiosis reservada con indiferencia de las circunstancias que crean el contexto.

El contraste de imágenes por momentos idílicas con las de las tesis primera y segunda podría hasta ruborizar al lector. En la retórica de seducción dirigida a los laboriosos agricultores alemanes se ha disuelto absolutamente la negatividad de los anteriores epítetos, analogías y metonimias; el desierto ni siquiera es nombrado15; prevalecen las imágenes de una actualidad enaltecida y de un futuro promisorio ajeno a los condicionamientos de la historia, usando como nexo temporal la apelación al individuo y el espíritu de empresa, y la diversidad natural del país queda cubierta tras una homogénea ensoñación de riqueza y vegetación encantadora.

Tesis quinta. La extensión es un objeto de conquista

Para que el país pueda utilizar los recursos almacenados en este espacio inmenso, primero debe tomarse efectiva posesión de él. Esta tesis considera a la extensión como un objeto de conquista y refleja los pareceres de Sarmiento sobre la imperiosa necesidad de “hacer de esta inmensa extensión de país un Estado” (1896b:94). La perspectiva vira hacia la extensión de la geografía política y militar. Como estadista, se había ocupado prematuramente de las “inmensas extensiones de país que podrían someterse a la cultura” estableciendo un “sistema de colonias al sur” que “poblaría de ciudades aquellos territorios, y acabaría con las depredaciones de los bárbaros” (1887:206-207). “Bárbaros” hace referencia aquí a los indígenas desperdigados en el interior y que amenazan la vida civilizada.

Argirópolis proporciona otro ejemplo relativamente temprano. Allí da instrucciones precisas para la “pacificación interna”, levantando “colonias fortificadas” en distintos “puntos de ocupación”, a fin de “mantener la seguridad y las comunicaciones de la frontera” (1896b:98). La preocupación por la seguridad territorial se extiende a los amplios espacios que median entre ciudades. La colonización militar-agrícola pacífica al norte y al sur para encerrar y poblar tan vasto territorio se realizaría por etapas, haciendo avanzar las líneas de frontera con la fundación de nuevas colonias a medida que estas hayan sido consolidadas (p.99). Pero es, sobre todo, en El proyecto de fronteras, que reúne los muchos artículos escritos al respecto a partir de 1878, donde Sarmiento aplica a la extensión un enfoque geopolítico en el sentido propuesto. Las circunstancias históricas explican el énfasis. Dicho año marcó un punto de inflexión en la política territorial argentina al emprenderse las campañas al desierto del Gral. Roca, en la cual el gobierno pasa de la estrategia defensiva a la ofensiva y a la que el autor apoya con vehemencia: “Muchas dificultades ha de presentar la ocupación de país tan extenso; pero nada ha de ser comparable con las ventajas de la extinción de las tribus salvajes, o conservarlas tan debilitadas que dejen de ser un peligro social” (1900b:329). Las zonas que no habían sido debidamente ocupadas o eran frágiles en su protección ante los embates del indio ingresan finalmente en la órbita de los intereses estratégicos del estado para cumplir la misión de la expansión civilizatoria.

Un elemento a destacar en este abordaje es la personificación del territorio como un enemigo a derrotar. En palabras del autor: “La Pampa, por este lado, estaba conquistada” (p.312); “solo queda que vencer ciento y más leguas de desierto, para ocupar las márgenes del Río Negro”; “siendo el desierto el enemigo terrible que el ejército expedicionario tiene que vencer” (p.307); “las grandes travesías que el ejército tiene que vencer” (p.308) o “llegarían al Río Negro habiendo vencido los inconvenientes de la pampa” (p.311) [cursivas en los originales]. Interesa cotejar la actitud aguerrida ante las geografías hostiles que en el contexto argumental de la tesis estándar habían conducido a la reticencia o a su rechazo.

Debido a las condiciones físico-naturales del espacio a conquistar, muchas complicaciones logísticas esperan al conquistador. Un problema acuciante de la organización nacional vuelve a ser la extensión territorial; gestionar un territorio enorme en relación con su baja población y que incrementa su tamaño por la anexión de nuevos espacios. La conquista territorial exige prospección y planificación porque “una nación colosal no se constituye diseminando sus habitantes a distancias que harán imposibles los vínculos sociales, políticos y administrativos (…). Para ser fuertes necesitamos estrechar las filas, llenar los vacíos, porque con ello se afirma y robustece la sociedad” (p.334). Sarmiento solicita que “No hagamos grandes naciones del vacío” (p.335). Problemas prácticos residen en que “La ocupación del Sur, como la del Chaco, introduciendo nuevos territorios para poblar tiende a dispersar más y más las poblaciones y por tanto las atenciones del gobierno” (p.320) y que son cuestionables sus ventajas “por estar demasiado lejos al sur y mediar a más del desierto intermediario del Colorado, distancias enormes que no pueden ser recorridas en tiempo para resguardar las fronteras actuales” (p.321).

En la concepción de la extensión como un objeto de conquista la narrativa se corona tomando la forma de una gesta: “Una revolución, pues, se ha operado en nuestro modo de ser, con el ensanche inopinado de la extensión territorial”; “Hemos asistido al término de la conquista cristiana de una de las más extensas regiones, aun despobladas de la América española; y muy memorable ha de hacer en la historia la época, los gobiernos, y los militares que lo aceleraron” (p.333); en la “guerra ofensiva (…) contra los salvajes, en la que, desde el coronel al soldado todos se han llenado de gloria” (p.307); “la gran cruzada del desierto” (p.310) o “la gloriosa obra de despojar de salvajes la Pampa” (p.331). Mientras el binomio desierto-salvaje ofrece las dos caras del enemigo, el ejército argentino protagoniza al héroe de las hazañas.

Como la avanzada civilizatoria sobre la extensión es un proceso del afianzamiento general del estado-nación y de modernización de sus estructuras, la conquista territorial también significa la producción, administración y aplicación de conocimientos científicos y técnicos acerca de dicho espacio. Es decir que la apropiación, gestión y uso estatales del territorio de la etapa ofensiva no se restringe a la sola ocupación física y a las acciones inmediatas asociadas a ello, sino que se ejerce crecientemente por medio de múltiples actividades de racionalización de la extensión conquistada: mensura, delimitación, demarcación, localización, mapeo, registro, asignación de usos, etc.

Tesis sexta. La extensión es objeto de la contemplación

En la extensión hay inscritos cuadros naturales que fascinan, movilizan pasiones, son fuentes de inspiración y goce. La percepción suspende el juicio de las razones sociales y fisiográficas y cede el paso a formas de la sensibilidad estética-artística, a la emoción y al sentimiento de la naturaleza. La extensión es objeto de una contemplación que enfrenta al sujeto con la parte no racional de su interioridad y para cuya representación suele recurrir a la función poética del lenguaje.16 En la prosa con que Sarmiento expresa la contemplación de la naturaleza extensa traslucen valores estéticos clásicos y, primordialmente, las influencias estético-literarias del amplio movimiento romántico.

La extensión contemplada había sido un plano de atención en Facundo. Sarmiento (1896a:36) remarca el acierto de Esteban Echeverría, quien “volvió sus miradas al desierto, y allá en la inmensidad sin límites, en las soledades en que vaga el salvaje (…) halló las inspiraciones que proporciona a la imaginación, el espectáculo de una naturaleza solemne, grandiosa, incomensurable, callada”. Subraya que la poesía “necesita del espectáculo de lo bello, del poder terrible, de la inmensidad de la extensión, de lo vago, de lo incomprensible”, para preguntarse por las impresiones que ha de dejar en el argentino el “clavar los ojos en el horizonte y (…) no ver nada” y sugerir que “cuanto más hunde los ojos en ese horizonte incierto, vaporoso, indefinido, más se aleja, más lo fascina, lo confunde y lo sume en la contemplación y la duda” (p.37). Posteriormente, los sucesos de la Campaña en el Ejército Grande prestaron ocasión a Sarmiento para sentir ahora sí en persona las impresiones del paisaje pampeano. Irrumpen en la narración nuevas aristas del goce:

¡A caballo, en la orilla del Paraná, viendo desplegarse ante mis ojos en ondulaciones suaves pero infinitas hasta perderse en el horizonte, la Pampa que había descrito en el Facundo, sentida, por intuición, pues la veía por primera vez en mi vida! Paréme un rato a contemplarla, me hubiera quitado el quepí para hacerle el saludo de respeto si no fuera necesario primero conquistarla. (1897a:159).

Después, sentado en la orilla del río, declara:

El Paraná corría como siempre, solemne, en silencio, inmenso, tranquilo. ¡Oh! Cuando las vicisitudes de la vida os opriman, lector, buscad el espectáculo de las cosas que son superiores a las vicisitudes humanas; el curso de los grandes ríos, las costas del mar, el perfil de las montañas. (p.165).

Para contar más adelante que:

la noche sobrevino y saboreé hasta tarde el espectáculo nocturno de La Pampa (…). Los olores de la vegetación silvestre humedecida por el rocío, el grito de algunos pájaros acuáticos, no sé qué armonías del silencio, aquella extensión infinita, dan a la Pampa, contemplada de noche, cierta majestad solemne, que seduce, atrae, impone miedo y causa melancolía. (p.201).

Los sentimientos que traslada al desierto y a la llanura, primero de modo intuitivo y luego de modo empírico, pertenecen a una adaptación de la concepción romántica de la naturaleza. Resalta la identificación de figuras de la extensión como “epítomes de lo sublime” (Silvestri, op.cit.). Los descensos de la narrativa a una zona de sobrecogimiento e intimidad vuelcan la idea de que la contemplación romántica de la naturaleza es secundariamente exterior y que la mirada fundamental es hacia el interior (Argullol, 1987:67). La introducción del nocturno, el tema romántico por antonomasia, es doblemente utilizada como descubrimiento de una nueva impetuosidad y como símbolo de introspección. Las porciones de melancolía y tragedia que tiñen la observación del paisaje indican una toma de conciencia de la escisión entre el hombre y la naturaleza, entre la pequeñez de aquél y los ilimitados horizontes de esta (p.17-18). Pero la enumeración de sentires exhibe, mayormente, los típicos claroscuros del goce romántico.

Un tercer ejemplo lo constituyen las escenas que describen el drama de la puesta del sol en las pampas en Una tarde de otoño. El autor vuelve a admirar poéticamente las formas de la extensión, esta vez retratando el espectáculo de mutación de colores de la caída de la tarde en la fisonomía abierta de un horizonte sin montañas. El valor romántico de lo sublime se entremezcla con los principios clásicos de lo bello o lo armónico. También se acude a formas clásicas de teatralización del género dramático como soportes de la contemplación y de la evocación de recuerdos y sentimientos. La majestuosidad de las escenas, que trascurren en los breves minutos del ocaso, ingresa dentro del espectador con toda la extensión emotiva que puede acoger su propia interioridad. Para que la experiencia se desarrolle, la premisa es clara: “son goces estos que están al alcance de todos, y muchos no experimentan, porque la facultad de sentir la naturaleza se educa con los viajes, la edad y el tedio de la vida” (Sarmiento, 1899g: 6). En la contemplación estética subyace el conflicto civilización/barbarie, porque las previas educación y cultura que solo se adquieren en la ciudad moderna son condición de posibilidad para acceder a este tipo de experiencia y lograr comunicarla. Si en la tesis quinta el espíritu civilizatorio conquista la extensión, en esta última apertura es la extensión quien conquistaría al espíritu civilizado.

Conclusiones

La investigación demuestra que, para quien se proponga describir el ideario de Sarmiento, la asociación unívoca de la extensión del territorio argentino con la tesis estándar adolecería de restricciones de significación, puesto que esta condición de la geografía nacional fue una inquietud permanente suya que ha dado lugar a una pluralidad de usos y representaciones. Además de ganar orden expositivo, la esquematización resultante facilitó la identificación de los distintos ensambles de ideas que corporizan a cada tesis y su mutua diferenciación (Fig. 2).

Fuente: imagen elaborada por Nahuel Montes

Figura 2 Seis tesis de Sarmiento 

De acuerdo con su dirección, encontramos representaciones convergentes y complementarias (ejemplo: tesis 3 y tesis 5) y otras divergentes o contradictorias (ejemplo: tesis 2 y tesis 4). En una misma dirección también hay divergencias o contrariedades a nivel de los enfoques; por ejemplo, entre pretensiones nomotéticas (tesis 1) e idiográficas (tesis 2) en la banda negativa o entre economicismo (tesis 3) y romanticismo (tesis 6) en la positiva. Por regla general, en la configuración discursiva de cada tesis sobresale la utilización de vocabularios, recursos estilísticos y jugadas semánticas afines. Si ciertamente carece de novedad comprobar cambios de opinión y contradicciones entre los escritos sarmientinos, resulta de interés, no obstante, puntualizar la especificidad de los desplazamientos de sentido en el repertorio de miradas de la extensión territorial. No está de más recalcar que estos desplazamientos semánticos no han seguido un orden cronológico en la biografía del autor, sino que las diferentes configuraciones discursivas han convivido a veces de forma complementaria, otras de forma contradictoria.17 La variedad de las representaciones es debida también a la flexibilidad del significante que hemos elegido rastrear, ubicado en un nivel de abstracción y generalidad mayores al de otros términos del campo semántico.

Pero no todo es variable dentro del surtido esquema. La matriz ideológica de la disyuntiva civilización/barbarie es la constante que organiza la totalidad de planteos particulares. Incluso donde se producen inversiones valorativas o modificaciones de connotación, cada una de las argumentaciones se desenvuelve lógica y orgánicamente tomando partido a favor de aquello que la configuración discursiva vincula con la opción civilizada, independientemente de la verosimilitud de los argumentos y de la coherencia referencial de unas representaciones tan variadas. En este sentido, las tesis funcionan como “discursos controlados ideológicamente” (van Dijk, 2008) que configuran alternativamente sus propias verdades y falsedades. Por ello, en nombre de la civilización reniega de la extensión territorial porque engendra barbarie (tesis 1), la lamenta porque dificulta el progreso (tesis 2), la desea porque contiene recursos (tesis 3), y así sucesivamente. Tenemos, pues, una trama de pensamientos y sentires temáticamente individualizada que suma un nuevo diagnóstico de la obsesión capital de Sarmiento.

La profundización del análisis de los discursos sarmientinos sobre la extensión demandaría el examen crítico de las relaciones entre texto y contexto, un aspecto apenas comentado en este trabajo. Esta ausencia, empero, no obstruye la posibilidad de reconocer que la escritura de Sarmiento estuvo movilizada por la conveniencia (Jitrik, op.cit.). Que, al igual que en otros terrenos en los que comprometió su pulso con semejante vivacidad y elocuencia, no pretendió desenvolver un pensamiento sistemático, sino más bien posicionarse como un usuario diestro de la extensión en favor de determinados fines. Un “constructor de imágenes” lo calificó Martínez Estrada (2016:406). Su activa imaginación geográfica y sus capacidades literarias bien supieron aprovechar la maleabilidad del signo lingüístico para producir significados y esgrimirlos en la cruzada civilizatoria de la nación argentina.

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El autor

1 Si en el bando detractor es Arturo Jauretche quien más ha contribuido a fijar la tesis estándar, del bando sarmientino podrían mencionarse sendas intervenciones de Antonio Cornejo y Jorge Amancio Pickenhayn en el homenaje que le rindiera la Academia Nacional de Geografía (2012) en el bicentenario de su natalicio.

2A propósito del tópico de las islas, un objeto geográfico en el que la extensión es una falta, Mercedes Alonso (2019) también identifica varias representaciones superpuestas en el ambiguo imaginario del autor.

3Valgan dos ejemplos clásicos de confrontación intelectual con la extensión. La monumental Historia de la literatura argentina de Ricardo Rojas (1960) comienza con una descripción de la vasta extensión del país y de la variedad geográfica que ella contiene para concluir que ha sido el paisaje de la pampa el que por su predominio logró imponer, a través de la personificación del gaucho, “la universalidad del tipo dentro del territorio, de la historia y la cultura argentinas” (p.82). Por otra parte, las reflexiones sobre el encuentro de los viajeros y colonos con la gran extensión americana también son el punto de partida de Ezequiel Martínez Estrada (2016) en Radiografía de la pampa.

4Por regla general, en las citas hemos conservado la gramática y la ortografía originales. Con motivos de homogeneización de la redacción y por resultar extraños a las convenciones actuales, sí fueron corregidos unos pocos signos de las políticas de escritura de Sarmiento, como el uso de la conjunción “i” en lugar de “y”.

5En la edición de las obras completas que consultamos en este artículo se registra bajo el título Civilización y barbarie. Por otra parte, la tesis estándar corresponde a la perspectiva de la primera parte del libro. En las partes subsiguientes, la tesis estándar es desdibujada.

6Además de ejemplos clásicos de aplicación de ideas deterministas geográficas en las obras de Montesquieu, David Hume o Buffon; ciñéndonos a la geografía moderna, abrevaron en esta perspectiva -aunque con variantes internas- autores destacados como Carl Ritter, Friedrich Ratzel, Paul Vidal de La Blache, Élisée Reclus, Ellen Churchill Semple o Ellsworth Huntington. La discusión sobre la validez científica del determinismo geográfico como marco explicativo general de los hechos estudiados por la geografía dio lugar a versiones de “determinismo geográfico moderado”, cuya preocupación central pasó a ser el problema de las influencias del medio físico-natural sobre los diversos aspectos de la vida humana.

7Altamirano (op.cit., p.90) sugiere que lo asiático-oriental está destinado a imprimir sobre la particularidad americana la imagen del “bárbaro” y, específicamente, a dar figura a la idea y al fantasma del despotismo.

8Wilhelm Windelband distinguió dos clases de ciencias empíricas, a las que llamó “nomotéticas” e “idiográficas” y que reflejaban la división entre las ciencias naturales y las históricas. Las nomotéticas aspiraban a captar “lo general en forma de ley de la naturaleza”, mientras que las idiográficas se ocupaban de “lo particular en forma de estructuras definidas históricamente” (en Unwin, 1995:156).

9Junto al Plan combinado, se sugiere la lectura de Las colonias agrícolas, ambos publicados en el Tomo XXIII de las obras completas, y Agricultura, en el Tomo XXVI.

10El cambio de circunstancias históricas de la Batalla de Caseros y la caída de Rosas en 1852 podría ayudar a explicar el cambio del “enemigo” de esta tesis. De hecho, los trabajos reseñados son posteriores a esa fecha.

11Cabe aclarar que hablamos de “estático” y “dinámico” en alusión a la relación hombre-medio y no en términos de ontología de la naturaleza, lo que cabría plantear como fijismo o evolucionismo respectivamente. Así, entonces, aquello de la naturaleza en “estado primitivo” no contradice lo dinámico, ni lo de “la transformación de la tierra salvaje” contradice lo estático.

12De la formulación teórica se ocupó José Ingenieros (1988:59): “Los factores naturales que determinan el porvenir -dice, en relación con las naciones sudamericanas- son cuatro: 1° La extensión. 2° El clima. 3° La riqueza natural. 4° La raza.”. Como se ve, este principio sociológico de abierta inspiración sarmientina se posiciona en un nivel superior de integración teórica, producto de la síntesis realizada por Ingenieros: “El ‘medio’ y la ‘raza’: tal como los concibió Sarmiento en Facundo y en Conflicto” (p.26).

13Un discurso de orientación similar posee el pequeño artículo Estado de Montevideo de 1842.

14En la comparación no debería pasar desapercibida la negatividad que esta vez le toca representar a Europa.

15Es interesante ver que sí utiliza el término de un modo positivo; “espacio desierto” es sinónimo de “espacio despoblado” que aguarda ser habitado por la inmigración alemana.

16No deben confundirse el uso poético de la expresión de emociones relacionadas con la contemplación de la naturaleza y el estilo literario de las descripciones pintorescas (tesis 4) o de narrativas que apelan a la épica o la epopeya (tesis 5), que no necesariamente enlazan con la sensibilidad profunda ni intentan exteriorizarla.

17De hecho, si nos atenemos únicamente a las citas que se aportan en este artículo, como podrá comprobar el lector en una simple revisión de las fuentes, las seis tesis coexisten en un lapso de solo cinco años entre 1847 y 1852.

Recibido: 28 de Marzo de 2023; Aprobado: 25 de Septiembre de 2023

Adriano Furlan es Profesor en Geografía por la Universidad Nacional de Mar del Plata (2009) y Doctor en Geografía por la Universidad Nacional de La Plata (2015). Es Profesor Adjunto del área instrumental-operativa del Departamento de Geografía de la UNMdP y docente a cargo de Investigación Geográfica I del ISFDN19. Miembro del Instituto de Investigaciones sobre Sociedades, Territorios y Culturas (ISTeC) de la UNMdP. Dirige el Proyecto de Investigación “El problema de la extensión revisitado en clave energética: el desarrollo de la generación eólica a gran escala en Argentina” (ISTeC-UNMdP). Ha participado en numerosos eventos académicos nacionales e internacionales. Ha publicado artículo en revistas nacionales y extranjeras en temas sobre servicios de infraestructura, transición energética, desarrollo territorial-turístico y análisis de discursos territoriales.

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