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Recial

versión On-line ISSN 2718-658X

Recial vol.13 no.22 Córdoba dic. 2022  Epub 08-Dic-2022

http://dx.doi.org/10.53971/2718.658x.v13.n22.39621 

Reseñas

Viaje, crítica y deconstrucción: La extranjería argentina, de Marcos Seifert

1 Universidad de Buenos Aires, Argentina, gomezefacundo@gmail.com

Seifert, M.. 2021. La extranjería argentina. Una literatura entre la pertenencia y el extrañamiento. 345p. Villa María: Editorial Universitaria Villa María,

Ante un horizonte saturado de contemporaneidades post, La extranjería argentina. Una literatura entre la pertenencia y el extrañamiento, de Marcos Seifert, se constituye como una intervención de relieve. La obra ensaya un ejercicio de interpretación que jerarquiza las posibilidades de la crítica literaria en tanto disciplina para revisar tradiciones y cuestionar discursos sin borronear, desplazar o relativizar el objeto de estudio. A partir de un detenido trabajo de reflexión teórica, el libro se enfoca en la lectura de textos literarios, indaga con herramientas metodológicas propias del área y despliega una argumentación precisa que nunca deja de prestarle atención a la hechura artística del lenguaje. Si en las últimas décadas se percibe en el medio académico cierto asedio constante contra la especificidad literaria -considerada perimida, exhausta-, el trabajo de Seifert reivindica la potencialidad de la forma narrativa y de la escritura crítica para pensar desde la ficción imaginarios y conflictos culturales en tiempos de globalización y crisis civilizatorias.

La extranjería argentina analiza producciones que representan viajes, exilios y migraciones y se interroga acerca de cómo estas ficciones recrean estéticamente experiencias de “extranjería”, contactos multiculturales y modos de narrar el desplazamiento y el desarraigo. En este sentido, la globalización en tanto fenómeno se impone como marco de referencia general y como desafío central ante el cual los textos trazan sus particulares intervenciones.

¿Cómo abordan las letras argentinas, desde los últimos años del siglo XX, el traslado al exterior, el cruce de fronteras, la itinerancia internacional en un mundo hiperconectado y arrasado por la lógica cultural del neoliberalismo? ¿Cómo escribir acerca de un tópico central en el canon nacional, que se transforma y reformula ante los nuevos conflictos y dilemas de la escena mundial? La atención puesta sobre la globalización y los cambios culturales de la contemporaneidad es uno de los grandes aportes del libro, ya que anuda el distintivo carácter cosmopolita de las letras argentinas con los desafíos por interpretar los procesos transnacionales y sus consecuencias en espacio, sujetos y lenguajes.

La noción de “extranjería” es el prisma a partir del cual se revisan los textos. Se trata de una construcción teórica que subraya el carácter de extrañamiento y distancia tendido por las ficciones entre el sujeto que se desplaza y las sociedades con las que interactúa. El concepto es también pensado como cierto “umbral de extrañeza”, “un espacio de fluctuación entre lo invisible, indecidible e inclasificable y lo reconocible, nombrado y categorizado” (Seifert, 2021, p. 24). Se evidencia así una orientación crítica que concentra sus esfuerzos en leer la desestabilización, el juego y la puesta en duda de nociones caras a las letras nacionales, tales como la pertenencia, la tradición, la lengua.

La extranjería argentina se divide en dos partes. La primera, “Variaciones del extrañamiento”, indaga las operaciones ficcionales que enfatizan el aire de extrañeza producido por el viaje y el asentamiento fuera de las fronteras argentinas. La segunda parte se titula “Variaciones de la política” y se focaliza en el cuestionamiento de los relatos frente a los discursos hegemónicos sobre la globalización.

El primer bloque se inicia con el análisis de textos de Hebe Uhart y Sergio Chejfec sobre la experiencia del viaje y la construcción de la extranjería como distancia y revisión de lugares comunes. La inspirada fórmula “mínima extranjería” se torna productiva en la lectura de los trabajos de la escritora argentina, los cuales operan sobre la imagen del turista para reconfigurar sentidos y despojar de sentidos elitistas el tópico del viaje letrado. En relación con los textos de Chejfec, se exploran ciertas instancias de indeterminación que instauran lo extranjero como “estado de suspensión” (p. 52). El apartado se completa con la revisión del concepto de exilio. El corpus seleccionado incluye las narrativas de Iosi Havilio y Clara Obligado, quienes retoman la cuestión y la someten a un proceso de reinvención que liquida la unidad de la experiencia y cuestiona la determinación de los sujetos involucrados.

A continuación, el capítulo dos se sumerge en la cuestión del arraigo y los modos en los cuales lo extranjero se constituye a través de un juego de oposiciones, referencias y entrecruzamientos con la idea de lo propio. De esta manera, el libro ilumina aperturas y trastocamientos del sentido de lo familiar, la herencia y los afectos en los relatos de Pía Bouzas y Paloma Vidal.

El capítulo tres adquiere una importancia central en la propuesta general de la obra, ya que condensa algunas de sus cuestiones, hipótesis y tensiones decisivas. Seifert observa con lucidez que, en la literatura argentina, la producción literaria que cifra sus búsquedas estéticas en dislocar la mirada y explotar las posibilidades del desplazamiento al exterior del territorio y la cultura nacional no implica marginalidad, sino prestigio y relevancia.

El capítulo no problematiza esta inflexión ni se pregunta acerca del rol de la crítica ante esta concepción hegemónica de las letras argentinas, una cuestión sobre la que se volverá hacia el final de estas páginas. Más bien, se opta por examinar de qué forma los textos contemporáneos actualizan esta “tradición de extranjería” y confrontan su legado. Las obras del corpus suponen una transformación del tópico; aunque cada una lo hace mediante diferentes estrategias discursivas, en conjunto recuperan tópicos y procedimientos del linaje, pero socaban -algunos de manera sustancial- las ideas de identidad, nación, literatura y territorio. Así, en un movimiento que va desde Copi a Gabriel Vommaro, se identifica una labor de desacralización del viaje a París, tan caro en la tradición argentina; en los relatos de Chejfec se vislumbran artificios ficcionales que parten de nombres propios, documentos y diversos materiales para montar una serie de trazos urbanos; en los cuentos de Pron se constata tanto la voluntad por inscribirse en las tentativas de la literatura alemana de posguerra, como la plena inserción en el linaje de Jorge Luis Borges y sus ideas e intervenciones sobre lo nacional y lo universal.

La segunda parte, “Variaciones de la política”, está compuesta por dos capítulos. El cuarto es el más extenso y conforma, junto al tercero, el otro gran pilar en la arquitectura argumental del libro. Se inicia con una inquisición sumamente fructífera alrededor de la idea de globalización y cierta tendencia del pensamiento contemporáneo de concebir el proceso en términos de liberación de anclajes locales o de flujos desregulados de sujetos más allá de las fronteras. Seifert debate con estas posturas y elabora una noción de cosmopolitismo de carácter crítico, a través del cual los personajes viajeros de la ficción, merced a la extranjería, tienden una mirada distanciada de los diversos entornos para captar así los matices, conflictos y dilemas de la globalización imperante.

Así, los autores convocados en primera instancia son Pablo Urbanyi, Gabriel Vommaro y Eduardo Muslip, cuyos relatos extienden la noción de límite e integración hacia la relación entre humano y animal, revisitan el viaje latinoamericano para despojarlo de toda narrativa identitaria o enjuician la aparente homogeneidad y transparencia de las migraciones globales, respectivamente. Luego, la atención se desplaza hacia textos tramados en torno a la representación de situaciones de precariedad laboral en el presente globalizado, en las cuales los trabajadores ensayan alianzas, diálogos y conspiraciones para sobrevivir a los regímenes de explotación en los lugares de destino. Desde esta coordenada se leen las obras de Gabriel Vommaro y de Mariana Dimópulos. Finalmente, el capítulo vira hacia la observación de un tema cardinal en la literatura de viajes: la lengua y la traducción. Así, el libro trabaja con dos obras de Inés Fernández Moreno y Clara Obligado en tanto problematización y reflexión sobre el castellano en el ámbito global y los diversos entrecruzamientos entre la norma hegemónica peninsular, la entonación rioplatense, los acentos latinoamericanos y los múltiples intentos de traducción ensayados por los personajes en sus traslados.

El quinto y último capítulo de La extranjería argentina continúa con el análisis sobre cómo la globalización atraviesa las ficciones contemporáneas, aunque aquí el dispositivo crítico bucea en formas narrativas pensadas como transposición sutil de visiones del mundo que confrontan con las imágenes y discursos más usuales sobre el fenómeno. La extranjería, en este sentido, es una oportunidad para crear modos alternativos de anudar lazos, vínculos e identidades. El libro concluye entonces con cuatro recorridos por obras de Pron, Obligado y Andrés Neuman, a través de los cuales se accede a iluminar las tendencias de estas ficciones a entrelazar vastos y complejos fenómenos heterogéneos para dar cuenta de lógicas, experiencias y temporalidades implosionadas por la dinámica global.

Hacia el final del libro, hay un breve epílogo que se despoja de sentido conclusivo y que prefiere explicitar cómo se pensó la articulación entre las dos grandes partes que lo constituyen. En lo siguiente, se parte precisamente de este fragmento para subrayar tensiones y contribuciones de la obra.

En las últimas páginas de La extranjería argentina se afirma que ambos bloques pueden ser pensados como un juego de movimientos complementarios, una suerte de sístole y diástole. Además, se enuncia que la mirada exótica parece ser un mecanismo que se produce a través de un movimiento que se denomina “rebobinado”. Tanto la imagen del ritmo cardíaco como la del funcionamiento en dos direcciones refieren a un carácter maquínico. Pues bien, en ciertos aspectos, la argumentación de La extranjería argentina también avanza con una lógica similar: eficiente y productiva, abstracta y mecánica. Aunque se plantea una organización en dos grandes bloques y la consiguiente subdivisión en capítulos, el volumen entero puede ser leído como una proliferación de lecturas críticas, casi una compilación de trabajos monográficos. Si bien las secciones están enlazadas a través de vínculos temáticos, no se ofrecen instancias de recuperación sobre lo dicho, contrastación de ideas o estéticas, conclusiones parciales o finales. El epílogo es una adenda y no un cierre, por lo que no hay conclusión, reflexión final o final abierto luego de tantos capítulos de análisis literario.

La otra inflexión del carácter maquínico del texto es el núcleo del trabajo crítico, que se vuelca a una labor recurrente, esforzada y ubicua, de deconstrucción de tópicos, tradiciones, conceptos, recursos. Uno tras otro, los textos son sometidos primero a la identificación de operaciones que rompen o reelaboran elementos propios de la tradición argentina de la literatura de viaje. Luego, se procede a poner en duda el sentido pleno de su valor de ruptura o continuidad. La lectura deriva finalmente en matizar las oposiciones, desarmar todo carácter específico, desmantelar cualquier jerarquización y levantar como logro de las ficciones la creación de miradas, estructuras y procedimientos oscilantes, ambiguos, inaprehensibles. Más allá de la indiscutible pertinencia y productividad del método, esta sostenida tarea de descatalogación termina por uniformizar los sondeos y hallazgos, ya que toda producción termina por ser ponderada en tanto embestida desestabilizadora.

Por otro lado, el libro también permite una interrogación crítica acerca de cuál es la concepción de literatura argentina que subyace en sus enunciados. Un momento relevante en esta problemática es la presentación del corpus, cuando se lo describe como “textos narrativos de la literatura argentina que ficcionalizan desplazamientos en el exterior” (p. 23). Aquí el vocablo que condensa la concepción aludida es “exterior”, que denota una geografía detrás de las fronteras nacionales, generalmente asociada a coordenadas espaciales prestigiosas o exóticas (y nunca, salvo contadas excepciones, a países limítrofes). Pero también implica el anverso de la palabra, “interior”, que, desde la mirada de Buenos Aires, supone el vasto universo geográfico y cultural del resto de provincias argentinas. Como este “interior” no es mentado en toda la obra -ni sus linajes, debates, viajeros o conflictos culturales-, es evidente que la perspectiva crítica se instala en un punto geopolítico preciso, que se considera tanto el nexo con ese “exterior” occidental como la instancia definitiva desde donde se reconstruye y analiza tanto la tradición como la actualidad del panorama literario.

Como ya hemos visto, el tema adquiere otra vuelta de tuerca en el capítulo tres, “Una tradición de extranjería”. Allí se observaba: “Entonces, ficcionalizar la experiencia de extranjería no constituiría un modo de apartarse de la tradición literaria nacional, sino que sería, curiosamente, la apuesta a retomar y actualizar su legado” (p. 118). El fragmento demuestra que, al revisar tal aspecto de la literatura argentina, el libro confluye sin reparos en la construcción de este linaje asentado exclusivamente en el ida y vuelta entre Buenos Aires y el “exterior”. Por lo tanto, la obra participa en la fundamentación critica de una idea de las letras nacionales cimentada en un espacio cultural específico, jerarquizado como instancia legitimadora y estructurante. En un volumen tan sensible a la necesidad de visibilizar y desestabilizar dispositivos discursivos, llama la atención que La extranjería argentina oculte su locus de enunciación y no saque conclusiones acerca de qué significa, qué recorta, qué margina una mirada que mira obsesivamente Europa y Estados Unidos desde la capital porteña.

Ahora bien, las observaciones anteriores no amenguan ninguno de los grandes aportes de la obra, que se constituye como un realizado modelo de lectura crítica. La atención por las formas, la apropiación lúcida de tantos aportes teóricos, el corpus extenso y generoso, la variada y actualizada bibliografía, la discusión sobre la globalización y las destacadas exploraciones sobre el canon y lo emergente de la literatura nacional permiten afirmar que el volumen supone una contribución mayúscula al estudio de las letras locales. Se puede apostar incluso que, en pocos años, La extranjería argentina devendrá material de lectura obligatorio para quienes quieran entender las transformaciones de la producción contemporánea y sus escrituras en torno a los viajes, el desplazamiento y la migración en un contexto globalizado y pleno de incertidumbres.

Referencias bibliográficas

Seifert, M. (2021). La extranjería argentina. Una literatura entre la pertenencia y el extrañamiento. Villa María: Editorial Universitaria Villa María (Eduvim). [ Links ]

Recibido: 12 de Septiembre de 2022; Aprobado: 30 de Octubre de 2022

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