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Prismas

versión On-line ISSN 1852-0499

Prismas vol.23 no.1 Bernal ene. 2019

 

Reseñas

Sandra Gayol y Gabriel Kessler, Muertes que importan. Una mirada sociohistórica sobre los casos que marcaron la historia reciente

Ana Cecchi* 

*Universidad Nacional de Quilmes / Universidad de Buenos Aires / Universidad Nacional Arturo Jauretche

Gayol, Sandra; Kessler, Gabriel. Muertes que importan. Una mirada sociohistórica sobre los casos que marcaron la historia reciente. Buenos Aires: Siglo XXI, 2018. 260p.

Escrito a cuatro manos por una historiadora, Sandra Gayol, y un sociólogo, Gabriel Kessler, este libro pone en el centro de la escena la muerte como problema público. No se trata de cualquier muerte: son casos que marcaron la historia reciente. Este proyecto, que comenzó a gestarse en el 2009 y retoma reflexiones previas de los dos autores sobre las violencias, las policías, los delitos, la justicia y su relación con la sociabilidad, se inscribe en un relanzamiento de los estudios sobre la muerte en las ciencias humanas y sociales desde una perspectiva que revisita a los clásicos con una mirada crítica, y se nutre de nuevas perspectivas y preguntas.

Si bien la muerte en las sociedades modernas suele hacerse pública cuando se trata de personajes famosos cuyo peso simbólico los vuelve figuras aglutinantes de proyectos políticos, sociales o mediáticos, este libro aborda otras muertes, casi anónimas. Se trata de muertes violentas de jóvenes provenientes de los sectores populares ocurridas en la Argentina entre 1985 y 2002 en manos de agentes del Estado. Son muertes que podrían no haber salido del duelo íntimo, que podrían no haber trascendido a la esfera pública: podrían no haberse tornado casos famosos, y sin embargo trascendieron.

Una de las primeras cuestiones que aborda la investigación es la pregunta sobre la disparidad de estas muertes. ¿Qué características tienen? ¿Qué vectores condensan las muertes retratadas para que no quedaran en el olvido? ¿Qué límites y configuraciones las cruzan para que despertaran reacciones, interpelaran a los poderes públicos y propiciaran cambios? En este sentido, la propuesta interroga a las reacciones sociales. ¿Por qué participa la población en un reclamo? ¿Cuándo se involucran distintos sectores y cómo se articula una demanda? Y aquí el objeto de indagación es justamente las discontinuidades que estas muertes producen, son casos que “se vuelven” visibles, que se rescatan del olvido y al hacerlo visibilizan asesinatos previos, ponen en escena otras muertes violentas que nunca antes habían logrado articularse como reclamos de la sociedad civil. El eslabón que une a toda la serie es el Estado, sus agentes, su violencia. Lo que el libro explora es el pasaje de la indiferencia a la reacción social, el entramado que convierte los reclamos por estas muertes violentas en actos políticos con una fuerte impronta colectiva.

Los casos abordados son analíticos: observan el modo en que la violencia estatal escala hasta volverse un problema público. El libro analiza una serie de muertes violentas investigando su impacto, deteniéndose en las múltiples agitaciones que hacen de un caso un asunto político. Indaga a los actores que se movilizan y las variables específicas que hacen que estos casos se vuelvan escandalosos y mediáticos, pero también intolerables. Así, los casos abordados se mueven en un doble registro que enlaza la operación realizada por los medios masivos de comunicación, tanto locales como nacionales, con la arena en la que la sociedad civil reacciona y reclama justicia. Los casos específicos seleccionados se ubican en un período de concentración de muertes violentas (1985-2002) que iniciaron un proceso social de interpelación de poderes.

Todos los casos son muertes de personas indefensas en manos de grupos de poder y de agentes estales, pero se mueven en dos series que configuran dos escalas. La primera serie se trata de casos que toman una escala nacional, que parten de diversas regiones del país y alcanzan cobertura en toda la nación. Entre ellos se aborda el asesinato de Osvaldo Sivak en la ciudad de Buenos Aires, el 28 de julio de 1985; le siguen los asesinatos de tres jóvenes en Ingeniero Budge, Provincia de Buenos Aires, en 1987; el ultraje y muerte de María Soledad Morales en la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca, Provincia de Catamarca, en 1990; la muerte del colimba Carrasco en Zapala, Neuquén, en 1994; y los casos de los crímenes de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, militantes del Movimiento de Desocupados en Avellaneda, Provincia de Buenos Aires, el 26 de junio de 2002.

En cada caso de esta serie se retrata la novedad de demandas y protestas en la esfera pública que nunca habían tenido reacciones equivalentes, como las multitudinarias marchas del silencio producidas en Catamarca de la mano de la religiosa Marta Peloni, directora de la escuela de María Soledad, que se enfrentaron a los hijos del poder de una sociedad de castas, patriarcal y machista. Otro caso paradigmático fue el del soldado Carrasco, que suscitó protestas en todo el país hasta llevar a la eliminación del servicio militar obligatorio por parte del gobierno de Menem, que quedará como un hito. En el caso de Darío Santillán y Maximilano Kosteki, cuyos nombres hoy designan una estación de la línea del ferrocarril Roca Buenos Aires-La Plata, la utilización de nuevas tecnologías como los celulares mostraron imágenes concretas de la represión policial sobre los cuerpos indefensos, demostrando a partir del poder de las imágenes de gente común la impunidad policial.

La segunda serie opera en otra escala. Se trata de muertes que no se nacionalizaron, que quedaron en el ámbito local. Estos casos tienen el descentramiento como propuesta metodológica. Interrogan e indagan su relevancia y cobertura local. Se concentra en muertes de tamaño medio que alcanzaron solo una relevancia regional limitada. Estas muertes cuentan con un análisis múltiple donde categorías como la clase, el género y el capital social permiten comprender mejor el impacto social y político local de estos hechos.

El corpus de la investigación se centró en un análisis de diarios de tirada nacional como La Nación, Clarín y Página 12; periódicos locales como Río Negro, La Mañana de Neuquén, El Ancasti y La Unión de Catamarca, Democracia de Chacabuco, Los Andes y el Sol de Mendoza, El Popular y Hoy de Olavarría, La Capital de Mar del Plata, La Nueva de Coronel Suárez y La Voz del Pueblo de Tres Arroyos; revistas nacionales tales como Somos, Noticias, Gente y Siete Días y en algunos programas televisivos y radiales. Además, se realizaron sesenta entrevistas entre 2012 y 2015 a familiares de personadas asesinadas, a participantes de diversas organizaciones que se movilizaron, a funcionarios y a habitantes de las localidades donde tuvieron lugar los acontecimientos, hayan o no participado de movilizaciones o pedidos de justicia.

El libro se organiza en cinco capítulos y una conclusión general. El primero realiza un mapa de muertes visibles en democracia (1983-2015) durante los cuatro subperíodos comúnmente denominados “alfonsinismo”, “menemismo”, “alianza” y “kirchnerismo”. Pero esta periodización política es desarmada para ponderar diferentes fases y elaborar tipologías de las muertes más resonantes para la sociedad y su capacidad para definir responsabilidades tanto de los ciudadanos como del poder estatal. El segundo capítulo pone el foco en los medios de comunicación, en especial en los diarios de gran tirada, registrando las operaciones realizadas para fijar agenda, buscando comprender cómo se narra la muerte y en qué medida la cobertura periodística acompañó el planteo de nuevos temas. El tercer capítulo se centra en el cuerpo, antes y después de muerto, en las prácticas violentas del hacer morir. La violencia sobre los cuerpos antes y después de las muertes analizadas tuvo un rol central en los procesos políticos y sociales retratados. El cuarto capítulo examina los cambios que estas tragedias producen tanto a nivel analítico como discursivo. En este capítulo se presta especial atención a poner en contexto la especificidad de cada una de estas muertes, poniendo de relieve el modo en que los propios actores involucrados las definen, las narran, las nombran con términos y conceptos específicos. Este capítulo indaga las muertes en sí pero también se centra en sus significados, en el modo en que los agentes las señalan como un punto de inflexión, de ruptura. El quinto capítulo se centra en muertes y asesinados con impacto local, de alcance geográfico más acotado.

Así, la investigación presentada en este libro permite pensar el problema de la violencia en la Argentina de los últimos cuarenta años, en sus cambios y permanencias. Se trata de llamar la atención sobre ciertas muertes violentas producidas en democracia para reflexionar sobre el peso que el terrorismo de Estado de la última dictadura militar ha tenido en el pasado reciente, relegando otras muertes violentas de las preocupaciones ciudadanas y políticas. La denominada “restauración democrática” es el horizonte de observación, y allí se analiza la enunciación de nuevos problemas, la emergencia de debates antes ausentes, como el caso de la violencia de género contra las mujeres. El conocimiento público sobre las prácticas dictatoriales y las políticas activas de memoria propició además una sensibilidad que consolidó una forma nueva de tratar otros temas y de poner en debate nuevas agendas. La salida a la luz de los crímenes sistemáticos de la dictadura alimenta la reacción social y la resistencia pública sobre otro tipo de muertes violentas ocurridas en democracia.

La protesta social, la denuncia pública y penal de familiares, vecinos y organizaciones politizan estas pérdidas anónimas en la medida en que impugnan y desafían al poder del Estado, elaborando un trabajo simbólico que restituye humanidad a los muertos al transformar al cuerpo que fue “muerto como un perro” en una persona portadora de derechos y justicia. La historia de las muertes analizadas en este libro es inconcebible sin la movilización y el reclamo social, es un modo diferente de transitar la historia reciente interrogándose por los límites sociales de la violencia tolerada en cada contexto.

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