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Enfoques

versión On-line ISSN 1669-2721

Enfoques vol.21 no.1 Libertador San Martín ene./jun. 2009

 

ARTÍCULOS ORIGINALES

Modernidades: ¿anatema o reconciliación?

Osvaldo Marcón

Universidad Adventista del Plata

Correspondencia
Mag. Osvaldo Marcón: omarcon@arnet.com.ar

Recibido: 20 de mayo de 2008
Aceptado: 15 de noviembre de 2008

Resumen

¿Aún existe la Modernidad? Y en todo caso, ¿existió como etapa universal o sólo de algunos sectores de la humanidad? ¿Cómo se expresan sus contradicciones hacia el interior de diversos Estados-Nación? ¿Hasta qué punto esta etapa fortaleció la autonomía del sujeto? ¿Qué categoría conceptual es más precisa para el momento actual: Postmodernidad, Segunda Modernidad, Desmodernización, Modernidad Líquida u otra? ¿Y cuál es el sujeto del actual contexto tecnológico? La virtualidad de las relaciones signa un nuevo tipo de individualidad en la que el énfasis aparece en lo singular antes que en lo colectivo. Pero quizás se trate sólo de una apariencia tras la cual se oculte un nuevo proyecto social cuyas notas distintivas todavía no se advierten con claridad.

Palabras clave: Modernidad; Sujeto; Virtualidad; Individuación; Autonomía

Summary

Does Modernism still exist? Moreover, did it exist as a universal phase or just as a reality for some human groups? How are its contradictions expressed to the inside of the various nation-states? To what extent this period contributed to strengthening the subject autonomy? Which conceptual category is the most accurate for the current state of affairs? Posmodernism, Second Modernism, Demodernism, Liquid Modernity, or other? And who is the subject of the current technological context? The virtuality of relationships signs for a new kind of individualism which reveals itself on the individual rather than in the communal. This may be, however, an appearance which hides a new social project whose main features are still to be unraveled.

Keywords: Modernism; Subject; Virtuality; Individualism; Autonomy

MODERNIDADES: DUELO Y RENACIMIENTO

El debate tomó una nueva orientación cuando aún la Modernidad no se había constituido plenamente en el mundo. En algunos casos se discutían las bases mismas del concepto, poniendo en duda, por ejemplo, si Latinoamérica llegó a formar parte en algún momento del denominado proyecto de modernidad. Desde otras perspectivas se impulsaba la idea de Postmodernidad como momento evolutivo superador. Algunos autores cuestionaban esta última visión y proponían alternativas de ruptura en unos casos, y alternativas más continuistas en otros.

Recurrimos a la noción de duelo para considerar que si admitimos el debate acerca de la Modernidad,reconocemos como mínimo la existencia de nuevos matices, con lo que, admitimos la irrupción de nuevos componentes en la realidad.

En todo caso, el disenso central tratará de establecer si se trata de un cambio de grado o de una transformación en la naturaleza de la era.

A su turno, ha sido Ulrico Beck quien hace pocos años acuñó el término "segunda modernidad"1 con lo que, como mínimo, introduce cierta relativización en la idea de fin de la modernidad para establecer una cierta continuidad en relación a lo que, entonces, deja identificado como primera modernidad. Se acepta la existencia de una crisis, postulando el pasaje a un segundo momento de la Modernidad, lo que implicaría tanto una cierta continuidad en relación a la primera, como la admisión de que, tratándose de una segunda,ya no estamos ante la Primera Modernidad. El proceso de duelo se constituye no ante la desaparición de la era que aquí nos ocupa, sino ante la desaparición de una de sus formas o dicho de otro modo, ante la desaparición de una de las expresiones identificables en la polifónica Modernidad que admite diversas versiones.

Y como todo duelo transcurre en medio de un fuerte impacto de orden emocional, promueve la necesidad desesperada de formular explicaciones tranquilizadoras ante la pérdida de algunas figuras que dotaban al presente de seguridad y ofrecían un futuro predecible. Como se observa corrientemente en los velatorios, en derredor del féretro se agrupa un espectro de asistentes que incluye, desde aquellos que ya han identificado a los causantes de la muerte, hasta aquellos que la aceptan mansamente y están dispuestos a aceptar el devenir histórico.

LA PRIMERA MODERNIDAD: EXPANSIÓN, CONTRADICCIÓN Y DECLIVE

La Primera Modernidad como proyecto que abarca gran parte del mundo tiene su origen en el continente europeo, su apogeo fue durante el Siglo XVIII. Europa diversificaba notoriamente sus contactos con otras civilizaciones y a partir de dicha diversificación, el fenómeno se expandió mucho más allá de sus fronteras, tomando una dimensión mundial.

Tres procesos revolucionarios ocurridos a nivel del viejo continente son centrales en dicha eclosión y luego, a nivel mundial: la Revolución Francesa (1789/1791), la Revolución Industrial (promediando el Siglo XVIII) y la Reforma Protestante (Siglo  XVI).

Estas transformaciones acarrean el quiebre en la unidad cristiana medieval, la secularización del saber, la consolidación de la ciencia y el avance de la razón expresada en el libre pensamiento como soporte central. Nacen y se desarrollan nuevas lógicas orientadas a criticar las formas de regulación social caracterizadas por el teocentrismo. Se tratan de cambios culturales que promoverán profundos avances tecnológicos que modificarán la visión del mundo desde una perspectiva de pequeño entorno hacia una perspectiva a escala planetaria. Los descubrimientos geográficos y los nuevos inventos, entre otros factores, modificarán los hábitos materiales y el ordenamiento social. El Hombre pasará a ocupar un lugar central, expresado en el Renacimiento, el Humanismo y la Ilustración como expresiones culturales.

La actividad económica también se expandió más allá de Europa, tanto a través de relaciones de dominación -colonias- o bien, a través de relaciones más simétricas con otras áreas de comercialización. Se implantan, así, las formas del protocapitalismo que darán lugar -luego- al Capitalismo tal como hoy lo conocemos. Pero tanto las transformaciones sociales como las económicas cursaron una simbiosis. La burguesía incrementó significativamente su protagonismo recurriendo a distintas estrategias para lograr su promoción social, política y económica. Un nuevo orden social se gestaba.

A nivel político, la configuración del Estado moderno se constituye en el fenómeno más relevante, ante la progresiva disolución del imperio cristiano. Tal institución produce la concentración del poder y la concepción patrimonialista del Estado, apoyado sobre la naciente burocracia y el monopolio legítimo del uso de la fuerza física, a través de instrumentos como, por ejemplo, las fuerzas militares o policiales. El Estado moderno es instituido como estructura estructurante de los mencionados componentes, pero también de la ciudadanía como categoría central en las nuevas formas de organización social, opuesta a categorías tales como feudalismo, esclavitud, vasallaje, etc. Se advierte en dicho proceso la posibilidad de constitución de nuevas subjetividades no exentas, claro está, de múltiples contradicciones.

Volviendo al proceso de cambio a nivel macro, digamos que estas transformaciones, a la par de los descubrimientos geográficos y las transformaciones técnicas, impulsaron a los europeos a profundizar, paradójicamente, sus relaciones de dominación sobre el mundo; dominio que no se limitará a la ocupación territorial o a la exacción de riquezas naturales, sino que incluirá la exportación más o menos intencionada, y más o menos contradictoria, del proceso de modernización a los distintos puntos del globo terráqueo.

Caracterizamos como contradictoria a la expansión del Proyecto de la Modernidad, pues el ideario políticamente liberal estaba en su centro y en él, la noción de autonomíaocupaba un lugar estelar. Al respecto, siguiendo a Nobert Nisbet, sostendríamos que: "La autonomía individual es para el liberal lo que la tradición significa para el conservador".2 Sin embargo -y allí reside parte de la contradicción- esto no fue suficiente como para impedir el carácter invasor de la expansión europea, difícil de defender desde la perspectiva del ideario moderno.

Dentro de las contradicciones propias de la expansión europea (colonialismo, exacción de riquezas naturales, etc) se advierten otras. Por ejemplo, si bien las posesiones europeas fuera de Europa ocuparon lugares periféricos, al interior de los mismos aparecen formaciones que tienden a reproducir a nivel local los distintos rasgos de la Modernidad europea, incluyendo el eje ideológico liberal con centro en la noción de autonomía. Dicho de otro modo: Europa buscaba 'modernizarse' dentro de sus fronteras, pero esta modernización no formaba parte consciente de sus políticas expansionistas, en el sentido de llevar, prioritariamente, la Modernidadal mundo. Por el contrario, en todo caso, la Modernidad se divulgaba por el mundo como un efecto no buscado o como un producto secundario de la expansión.

Por otra parte, surgen en las colonias, como efecto secundario, grupos que deseaban importar el nuevo ideario, pero promovían prácticas que en numerosas ocasiones, puertas adentro, negaban los beneficios de la Modernidad a los locales. Recuérdese, al respecto, lo que en Argentina se conoce como "Generación del '80" y en tal contexto, la "Campaña del Desierto", comandada por el General Julio Argentino Roca durante los años 1878/1879. El carácter 'patrimonialista' del Estado, en este caso, pareciera obedecer a una concepción restringida del mismo, en beneficio de la autonomía patrimonial de unos y en claro detrimento de la autonomía de otros (los pueblos originarios).

Pero aún en este marco contradictorio la Modernidad fortaleció su proyecto engendrando en su propio seno las aludidas discusiones que ponen en tela de juicio la naturaleza del actual estado de cosas. Es decir que es a partir del ideario Moderno que se hace posible construir distintas plataformas de crítica hacia dicha era. Zygmunt Bauman piensa que dos características hacen que la situación contemporánea (o "nuestra forma de modernidad",como el autor la designa) sea novedosa y diferente,a saber:

La primera es el gradual colapso y la lenta decadencia de la ilusión moderna temprana, la creencia de que el camino que transitamos tiene un final, un telos de cambio histórico alcanzable, un estado de perfección a ser alcanzado mañana, el año próximo o en el próximo milenio, una especie de sociedad buena, justa y sin conflictos en todos o en algunos de sus postulados: equilibrio sostenido entre la oferta y la demanda y satisfacción de todas las necesidades; perfecto orden, en el que cada cosa ocupa su lugar, las dislocaciones no perduran y ningún lugar es puesto en duda... El segundo cambio fundamental es la desregulación y privatización de las tareas y responsabilidades de la modernización. Aquello que era considerado un trabajo a ser realizado por la razón humana en tanto atributo y propiedad de la especie humana ha sido fragmentado ("individualizado"), cedido al coraje y la energía individual y dejado en manos de la administración de los individuos y de sus recursos individualmente administrados. Si bien la idea de progreso (o de toda modernización futura del statu quo) a través del accionar legislativo de la sociedad en su conjunto no ha sido abandonada completamente, el énfasis (junto con la carga de responsabilidad) ha sido volcado sobre la autoafirmación del individuo.3

Tanto la idea del progreso lineal e ilimitado, basado en los sucesivos y acumulativos logros de la razón humana; como la posibilidad de un proyecto colectivo, transitan hoy sobre un soporte que, a primera vista, es señalado en declive. No obstante, la propia opción de la idea física de declive supone también la existencia de la idea física de llanura por la que, hasta aquí, habría caminado el mundo Moderno. El declive no probaría la ausencia de un soporte sino, por el contrario, su existencia. Y, en definitiva, la posibilidad de volver a ascender luego desde el fondo. El abismo no sería la única alternativa al final del declive.

LA SEGUNDA MODERNIDAD: ¿SINFONÍA PROVISORIA?

Tales cambios pueden ser inscriptos en relación a la idea de desmodernización que propone Alain Touraine, en cuyo contexto, según entiende, aparece con claridad la "disociación de la economía y la cultura y la degradación de una y otra como consecuencia directa".4 No obstante, según lo expuesto en el punto anterior, las transformaciones podrían ser traducidas por un lado, en la crisis en la ilusión del progreso indefinido que no por 'no-definido', en términos de un 'adelante y un atrás', deja automáticamente de constituir progreso y por el otro, la re-configuración del racionalismo en tanto empresa colectivamente definida como individual.

No se trata de nuevas formas en el aspecto exterior de la organización social sino de que se producirían transformaciones substanciales en algunas de sus partes, re-configuración que no alcanzaría para negar el substrato básico. Esto no implica que los cambios en las partes provoquen necesariamente un cambio substancial en el todo. Recordemos, rápidamente, el axioma según el cual, el todo no necesariamente es igual a la suma de las partes. Existe, por el contrario, cierto grado de autonomía del todo en relación a las partes y viceversa.

Para Touraine, la desmodernización es ante todo la ruptura entre el sistema y el actor, lo cual no implica necesariamente la ruptura del sistema, pero ¿lo es, necesariamente, la ruptura del actor a la vez que el espacio intersticial ubicado entre ambos (sistema y actor)? La desmodernización incluye el proceso de desinstitucionalización al que hay que entender como "el debilitamiento o la desaparición de las normas codificadas y protegidas por mecanismos legales y de los juicios de normalidad, que se aplicaban a las conductas regidas por instituciones".5 Pero también incluye el proceso de desocialización al que entiende como "la desaparición de los roles, normas y valores sociales mediante los cuales se construía el mundo vivido... es la consecuencia directa de la desinstitucionalización de la economía, la política y la religión".6 Es el propio Touraine quien advierte que:

hay que evitar que de esta noción se retenga únicamente la idea de decadencia y desaparición que oculta, siendo así que debe permitir que nos orientemos en la búsqueda de nuevas relaciones, y hasta de formas de integración, que podrían o pueden instaurarse entre esos dos universos que hoy vemos separarse.7

Las instituciones son estructuras que participan en la construcción del orden social y también en la de los individuos. Podríamos entender que tanto la desinstitucionalizacion como la desocialización son procesos que no sólo afectan a la relación entre sistema y actor, sino que toman directamente a este último, de quien se espera que se realice individualmente (condición de relación para con el proyecto colectivo). Pronunciándose en tal sentido encontramos a Gilles Lipovetsky, quien sostiene que asistimos a la individualización en una forma hasta ahora nunca vista, es decir la:

privatización ampliada, erosión de las identidades sociales, abandono ideológico y político, desestabilización acelerada de las personalidades; vivimos una segunda revolución individualista... Ruptura con la fase inaugural de las sociedades modernas, democráticas-disciplinarias, universalistas-rigoristas, ideológicas-coercitivas, tal es el sentido del proceso de personalización.8

El proceso de personalización, como no podía ser de otro modo, se verifica en las personas, aparece en sinfonía con el proceso de 'globalización'. Las relaciones sinfónicas son aquellas que afianzan los particularismos, pero a su vez fortalecen los sistemas y subsistemas y funcionan en un tipo de armonía específica. Esta armonía es posible pues se apoya en un significativo aumento en la maleabilidad de los espacios, transformables y trasladables o deslocalizables y re-localizables,según lo plantea Ulrico Beck en su libro ¿Qué es la globalización?9 Un joven puede elegir entre "ir a bailar", lo que implica una localización espacial y temporal o "quedarse a chatear", lo que incluye otra localización espacial y temporal. Tras la aparente opción, por una mera actividad subyace, la opción de atravesar distintos espacios: los metros hasta el lugar bailable, en un caso o los miles de kilómetros hasta el lugar donde están los compañeros del chat. ¿Miles de kilómetros o ninguno? ¿Están o no? Allí vemos una expresión de la maleabilidad como condición necesaria en las nuevas formas de Modernidad. El Sujeto afianzándose hacia límites tan elásticos como irrompibles.

Consideramos entonces que no sólo la transformación del espacio en espacio maleable es lo que incide en la nueva realidad. También la maleabilidad del tiempo produce estos nuevos sujetos. Anthony Giddens articula ambas dimensiones incluyendo a la dimensión temporal como condición para la transformación espacial. Presenta la noción de "vaciado temporal" como necesaria para el "vaciado espacial", procesos que inciden en la configuración de nuevos modos de relación entre los sujetos. "El advenimiento de la modernidad paulatinamente separa el 'espacio' del 'lugar' al fomentar las relaciones entre los 'ausentes' localizados a distancia de cualquier situación de interacción cara-a-cara".10

No ha de ser casual esta mutación relacional. Los vínculos tradicionales, sintetizados por Giddens en el "cara-a-cara", requieren el dominio de soportes palpables, directamente asequibles a los sentidos: objetos, cuerpos, etc. Los nuevos modos de vinculación funcionan armónicamente con transformaciones trascendentales en los sistemas de intercambio. El consumo ya no está centrado en los bienes "palpables", sino que, ahora y sin que los anteriores hayan desaparecido, el dominio es de los bienes no palpables. Se trata del pasaje de "un sistema fundamentado en la fabricación de bienes de consumo a otro cuya preocupación central descansa en la información".11 Es, por cierto, una lógica que a primera vista aparece asociada a la cuestión productiva, pero, así como el Fordismo fue mucho más allá de la producción en la fábrica para promover un orden social específico, también éste modo de producir va más allá. Los jóvenes del chat, ejemplo traído ya anteriormente, intercambian información y a partir de ella constituyen un mundo específico. No hay pruebas demostrativas de que el chat es un paso previo a las relaciones directas (materiales). Más bien la experiencia cotidiana muestra que se trata de relaciones inmateriales, basadas en el intercambio de información, que adquieren entidad en sí mismas, en cuanto tal. Y solo excepcionalmente se transforman en plataforma para otro tipo de relaciones.

En este contexto, la transformación en los modos relacionales no constituye el pasaje hacia la idea de partes articuladas entre sí por nuevos encadenamientos. Se trata, como decíamos, de una sinfonía en la que cada parte profundiza "su" personalización porque ésta es requisito necesario para la validación de un modo específico de producción en el que domina lo intangible. No se trata de un sistema articulado mediante 'eslabones', sino de fuerzas de unión que se parecen más a un tipo de fuerzas "líquidas", según Bauman. Repitamos el ejemplo: es necesario que un adolescente sea capaz de aprender a entablar relaciones afectivas virtuales a través del 'chat' para que, luego, sea eficaz en su participación en términos de intercambio no tangible en un mercado económico en el que los términos del intercambio son altamente virtuales y es desde lo virtual que se establece el control de los bienes tangibles.

El dominio de lo intangible se da en un escenario caracterizado por lo que Bauman, recordando a Paúl Virilio, propone bajo la idea de "fin de la geografía" en tanto las distancias no importan y la idea del límite geofísico es cada vez más difícil de sustentar. En verdad -dice Bauman- "la distancia, lejos de ser objetiva, impersonal, física, establecida, es un producto social; su magnitud varía en función de la velocidad empleada para superarla (y en una economía monetaria, en función del coste de alcanzar esa velocidad)".12

Podríamos pensar que la profundización del racionalismo promueve simultánea e inevitablemente la profundización del proceso de personalización, tendencia que se funde bien con las transformaciones a nivel de las fuerzas productivas que han colocado al saber como "principal fuerza de producción".13 En definitiva, algunas expresiones de la Modernidad "envejecen"14 particularmente aquellas estrechamente vinculadas al carácter industrial de dicha era, dejando lugar a otras expresiones que -según Beck- dan lugar a la "potenciación"15 del sustrato ideológico y no a su desaparición en cuanto tal. O dicho de otro modo, la nueva forma que adquiere la Modernidad roba "de la modernización socio-industrial, sus principios y coordenadas"16 Jürgen Habermas es aún más enfático cuando dice: "Me parece que, en lugar de abandonar el proyecto de la modernidad como una causa perdida, deberíamos aprender de los errores de aquellos programas extravagantes que trataron de negar la modernidad".17

En Los no lugares,Marc Augé presta especial atención a las transformaciones en el tiempo y el espacio. En su desarrollo, prefiere la idea de "situación de sobre modernidad"18 a la que define, en primer lugar, como una figura del exceso de tiempo, pero no como exceso de cantidad de tiempo en un sentido lato. Se refiere al exceso de acontecimientos que, dice, dificultan pensar el tiempo. En relación al espacio, se refiere al "achicamiento del planeta" a partir de un cambio en las escalas, a partir de los avances tecnológicos: un viaje de miles de kilómetros implicaba un tiempo medido en varios días mientras que actualmente ese viaje implica un tiempo de horas. Esto implica una percepción subjetiva radicalmente distinta de ese espacio.

Pero en este contexto también identifica una tercera figura a la que también nos venimos refiriendo en este artículo: el regreso del individuo, la reflexión constante sobre el sujeto, es decir la irrupción de la figura del ego como categoría que atraviesa la totalidad de las reflexiones. Vista negativamente, se trata de la ruptura -hemos dicho ya esto- del proyecto colectivo y en definitiva, "del abandono del proyecto de autonomía que dio sentido a la historia moderna",19 siguiendo los términos utilizados por el Grupo Magma (dedicado al estudio del pensamiento de Cornelius Castoriadis). Vista positivamente se trata de la profundización de dicho proyecto, ahora bajo otras coordenadas que solo pueden ser valorizadas a partir de otros vectores de análisis.

LA INDIVIDUACIÓN EN SITUACIÓN DE FLUIDEZ VIRTUAL

Como se advierte, la cuestión del individuo adquiere centralidad en la Segunda Modernidad pues, inclusive, los rasgos que subraya Augé -tiempo y espacio- constituyen dimensiones que en un alto grado dependen de la acción del Sujeto. Es él quien lo transforma en un exceso, en el caso del tiempo; y lo achica, en el caso del espacio. Es su intermediación cultural la que determina que la percepción subjetiva se modifique cambiando así, la percepción de ambos aspectos. Es la profundización del individuo la que posibilita estos cambios. Zygmunt Bauman sostiene que:

En pocas palabras, la 'individualización' consiste en transformar la 'identidad' humana de algo 'dado' en una 'tarea', y en hacer responsables a los actores de la realización de esta tarea y de las consecuencias (así como de los efectos colaterales) de su desempeño. En otros términos, consiste en establecer una autonomía 'de jure' (haya o no haya sido establecida también una autonomía 'de facto').20

En términos de Christopher Lasch, la historia testimonia el pasaje del "hombre autoritario"al "hombre económico", pero este último ya habría dado paso al "último producto del individualismo burgués, al hombre psicológico de nuestra época".21 En este caso, la idea de 'hombre psicológico' es utilizada, entendemos, en el sentido de 'hombre individual', de sujeto que encuentra su sujeción al todo a partir de jerarquizar su presencia singular. No se trata, venimos diciendo, de una visión monolítica. Hay quienes en tal proceso de individuación creen ver un proceso de deterioro que afectaría las bases mismas de la condición humana. En este sentido piensa Richard Sennett, quien presenta una visión algo pesimista del proceso de individuación al plantear que: "el capitalismo del corto plazo amenaza con corroer su carácter, en especial aquellos aspectos del carácter que unen a los seres humanos entre sí y brindan a cada uno de ellos una sensación de un yo sostenible".22

Vemos, así, cómo tras la profundización de la razón aparece otra relación problemática. En términos de Enzo Faletto, esta relación podría figurarse como relación entre la "racionalidad y la emancipación",23 relación que según sostiene el autor citado apoyándose en Fernando Cardoso, impacta en tanto nueva forma de producción que tendría como base -hemos dicho ya- el conocimiento y suproducción. Esta sería la novedad central en el espectro de actuales transformaciones, emancipaciónrespecto de la cual el citado Grupo Magma sostiene que tiende a desaparecer pues sería evidente la pérdida de autonomía.

Pero no se trataría de discusión acerca de la autonomíaen el marco de la racionalidad en el sentido de razón conscientesino, de aquel tipo de racionalidad que, sin excluir la presencia de determinaciones inconscientes,en el más antiguo sentido freudiano, también incluye una infinita cantidad de incidentes exteriores, constitutivos de una complejidad, según Morin solo asequible desde un paradigma compatible con dicha conjunción de planos. Las prácticas cotidianas aparecen profundamente significadas desde y para lo individual pero esta significación depende de un proyecto colectivo que la ubica en cuanto tal.

No se trata, aclaremos, de un equivalente a la idea de "mano invisible"que en el campo económico regularía el funcionamiento de los mercados, idea generada por Adam Smith (1723/1790) en Investigación sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones. Más conviene pensar el asunto en términos de fluidez para imaginar de qué modo los distintos fluidos (de varios de ellos viene dando cuenta la producción de Bauman) promueven la sinfonía que tiende a caracterizar el funcionamiento de los nuevos ordenamientos sociales. Pero no se trata solo de fluidos tangiblessino y fundamentalmente, de fluidos intangibles, virtuales. Lo virtual, nacido gracias a la re-configuración espacio-tiempo, cobra día a día mayor señorío a través de distintos soportes tecnológicos. En esa virtualidad se fusionancuestiones que hasta aquí dábamos como firmemente constitutivas del sujeto, pero que se han desdibujado para formar otros dibujos. Por ejemplo, las viejas lógicas de lecto-escritura basadas en la linealidad dejan su lugar a lo que viene denominándose tabularidad (los jóvenes altamente vinculados a Internet ya no leen o escriben del modo tradicional, es decir de atrás hacia delante, sino que tienden a partir de cualquier punto indistintamente).

Nociones tradicionales y claves en el contexto de la racionalización han entrado en crisis. Se han 'fluidificado'en tanto nociones, pero también en constitutivos de la realidad. La idea de inteligencia, por ejemplo, ya no es necesariamente asociada a la idea física de inteligencia, localizada en un sujeto, en una zona del cuerpo de ese sujeto. Ni siquiera se acepta ya, sin discusiones, la idea de impronta psicoanalítica según la cual la capacidad intelectual no se radicaría en el cerebro sino diseminada en el psiquismo individual. Otros paradigmas24 cobran relevancia, como por ejemplo aquel según el cual la inteligencia de los sujetos se define en función de las relaciones que se establecen, por lo que la relevancia de dicha potencialidad no vendría dada individualmente sino por su pertenencia a la red. Con esto tendríamos que, la inteligencia es la red, idea compatible con nuestro desarrollo aún cuando la 'organización en red' debería ser reemplazada por la idea de 'organización sinfónica', en concordancia con la fluidez virtual de la que intentamos dar cuenta.

PARA CONCLUIR: EL INGREDIENTE DOMINANTE

Las nuevas configuraciones sociales aparecen, decimos, altamente caracterizadas por lo virtual. No obstante, no se trata de un elemento totalizador sino del ingrediente central. Lo no virtual, lo tangible, sigue presente pero 'saborizando'el nuevo orden. Lo virtual domina posibilitando una multitud de ficciones altamente eficaces (recuérdese el concepto antropológico de 'eficacia simbólica'). Un partido de fútbol que funciona como show mediatizado por televisión puede funcionar, cual rito pagano, en el que se verifican distintos rituales destinados a poner en marcha importantes niveles de control social. Programas de televisión pueden absorber la atención de millones de personas durante meses, moldeando los 'grandes temas' de discusión de hogares, reuniones de amigos, etc. 'Second Life', desde Internet, puede comenzar a ofrecer experiencias de vida totalmente virtuales, ilusorias pero satisfactorias. La lista podría seguir: sexo virtual, vértigo virtual, asesinatos virtuales, secuestros virtuales, etc.

Todos componen la sinfonía en medio de la cual ya no se puede observar al individuo del mismo modo en que antes aparecía. Fluye tratando de constituirse en acorde musical adecuado a las exigencias sinfónicas. Entiende la construcción de su autonomía en medio de tales condiciones y trata de emanciparse de cuestiones respecto de las cuales antes no se consideraban motivo de dependencia.

La idea de proyecto colectivo expresada fundamentalmente en la posesión de un ideario político, tiende, ahora, a transformarse en objeto contra el cual luchar. El entorno fluido y virtual porta, en su fluidez, múltiples ideas que simplemente omiten el ideario político en su sentido tradicional.

A un modesto segundo plano pasaron discusiones acerca de la propiedad de los medios de producción, la estructura clasista de la sociedad, la revolución, etc. Wikis, blogs, listas de discusiones, chats, fotologs, entre otros, son la expresión de una nueva racionalidad que aparece al ritmo de una nueva expresión de la Modernidad. Pasó "Internet 1" y sostienen algunos, ya está pasando el momento culminante de "Internet 2" (la Internet "Social"). Televisión interactiva, robotización ilimitada, manipulación genética, turismo a distintos puntos de la Galaxia: ¿Alguien puede sostener, inclusive, que la "Segunda Modernidad" es la última parte del desarrollo histórico?

¿Ante qué estamos, efectivamente? ¿Ante formas del "individualismo negativo" formulado por Robert Castell?25 ¿Se trata de una multiplicidad de individuos desperdigados en el escenario de lo que fuera la "Primera Modernidad"? o por el contrario, ¿estamos ante el germen de un proyecto colectivo cuya fuerza reside en la fuerza con que emerge el individuo? Si aceptamos esta última posibilidad, la tarea debería orientarse a hacer explícito tal proyecto.

NOTAS

1 Ulrico Beck, ¿Qué es la globalización? Falacias del globalismo, respuestas a la globalización (Barcelona: Paidós, 1998), 75.         [ Links ]

2 Robert Nisbet, La formación del pensamiento sociológico, trad. Enrique Molina De Vedia (Buenos Aires: Amorrortu Editores, 1977), 23.         [ Links ]

3 Zygmunt Bauman, Modernidad líquida (Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2003), 34.         [ Links ]

4 Alain Touraine, ¿Podremos vivir juntos? (Madrid: Fondo de Cultura Económica, 1997), 44.         [ Links ]

5 Ibíd., 45.

6 Ibíd., 47.

7 Ibíd.

8 Gilles Lipovetsky, La era del vacío: Ensayos sobre el individualismo contemporáneo (Buenos Aires: Anagrama, 1995), 5-6.         [ Links ]

9 Beck, ¿Qué es la globalización? Falacias del globalismo, respuestas a la globalización, 75.         [ Links ]

10 Anthony Giddens, Consecuencias de la modernidad, trad. Ana Lizón Ramón (España: Alianza Universidad, 1994), 30.         [ Links ]

11 Ibíd., 16.

12 Bauman, La globalización: consecuencias humanas, 21.

13 Jean-Francois Lyotard, La condición postmoderna: informe sobre el saber (Madrid: Cátedra, 1984), 16.         [ Links ]

14 Ulrico Beck, La invención de lo político (Fondo de Cultura Económica, 1999), 53.         [ Links ]

15 Ibíd; 60.

16 Ibíd.; 52.

17 Jürgen Habermas, "Modernidad: un proyecto incompleto". Revista Punto de Vista 21(1984): 30.         [ Links ]

18 Marc Augé, Los 'no lugares': espacios del anonimato - Una antropología de la sobremodernidad (Madrid: Gedisa Editorial, 1993), 36-39.         [ Links ]

19 Yago Franco et al., "En el prólogo del Grupo Magma", en Insignificancia y autonomía: Debates a partir de Cornelius Castoriadis (Buenos Aires: Biblos, 2007), 11.         [ Links ]

20 Bauman, Modernidad Líquida, 37.

21 Christopher Lasch, La cultura del narcisismo (Santiago de Chile: Editorial Andres Bello, 1999), 16.         [ Links ]

22 Richard Sennett, La corrosión del carácter: las consecuencias personales del trabajo en el nuevo capitalismo, trad. Daniel Najmías. (Barcelona: Anagrama, 2005), 25.         [ Links ]

23 Enzo Faletto, "Volver a colocar los temas de la racionalidad y de la emancipación". Revista Ciudad Futura 42  (1995): 7.         [ Links ]

24 Osvaldo Marcón, recuérdense los desarrollos a partir de "Internet 2.0", la problematización del concepto de 'redes' y, en tal contexto, la reformulación del concepto de 'inteligencia'.

25 Robert Castell, La metamorfosis de la cuestión social: una crónica del salariado, trad. Jorge Piatigorsky (Buenos Aires, Paidós, 1997), 465.         [ Links ]

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