Introducción
La cachemira (cashmere) es considerada como una de las fibras animales más finas y suaves conocidas en la industria textil. Proviene de la lanilla baja o corta y suave (´down´) que crece en invierno, en cabras de distintas razas (1) . En las cabras de vellón doble capa, la capa externa larga y gruesa es producida por los folículos primarios y la capa interna corta y fina por los folículos secundarios (2) .
En las cabras productoras de cachemira el patrón de crecimiento de los folículos individuales se puede dividir en 3 fases principales, en fase anágena (crecimiento de la fibra activa), catágena o catagen (regresión del folículo) y telógena o telogen (fase de reposo con la fibra anteriormente en crecimiento anclada en el folículo como un palo con un extremo engrosado o en cepillo) (3) . El desprendimiento (muda) de la fibra previamente crecida tiende a ocurrir en el momento de inicio de la fase anágena en las cabras productoras de cachemira, produciéndose tanto antes como después del crecimiento de la nueva fibra (4) .
El proceso de muda posee características secuenciales. Cuando los folículos secundarios se encuentran inactivos, se inicia la muda de fibras finas con un patrón simétrico que comienza en la región del cuello, el pecho, los hombros y se extiende al lomo y la grupa (5) . La caída en cada región se produce con intervalos de 5 a 6 semanas (6) y además naturalmente se presenta una falta de sincronización entre los distintos animales.
La cachemira tradicionalmente se obtiene con el peinado después de la muda anual en primavera, pero en Australia se obtiene mediante la esquila en pleno invierno (7) , así como en la Patagonia Norte Argentina, donde la producción de cabras portadoras de cachemira se encuentra en manos de pequeños y medianos productores, quienes buscan aumentar sus ingresos para mejorar su economía familiar (Frank E, com. per.). Esta fibra a pesar de brindar escasa producción por animal (100 a 200 g) posee un alto valor comercial y es requerida por la industria textil. El valor comercial de la fibra es optimizado ya sea aumentando los rindes, la longitud, disminuyendo su diámetro y/o tratando de obtener una mínima contaminación de las fibras primarias (objetables) y materiales no deseados (8) . El desarrollo de una tecnología local de descerdado por Frank et al., (8) para separar las fibras derivadas de los folículos primarios generada por los secundarios (9) , generó interés en la industria textil nacional. La clasificación de las fibras empleando parámetros de calidad, colaboró en el aumento de su valor comercial (9) .
La cosecha realizada por esquila, genera un riesgo potencial debido a que las cabras presentan alta sensibilidad a las bajas temperaturas, provocando mortandad por frío (10,11). Para resguardar el rendimiento en zonas de producción como Patagonia Norte debe realizarse antes de la muda que se da en primavera, momentos en los cuales se presentan temperaturas de riesgo (12) .
El peinado es un método cruento que no se encuadra dentro de las normas de bienestar animal, y por la variación de los patrones de muda entre los animales hace difícil la elección de una fecha óptima para el mismo, exigiendo hasta tres repeticiones (13) , lo que motivó que esta práctica fuera abandonada en Mongolia Interior, China (Antonini M, com. per.). Es necesario explorar métodos que permitan una cosecha sincronizada, uniforme y que contemplen el bienestar animal, en función de las cinco libertades (14) . Para manipular la muda de cabras productoras de cachemira, se requieren más investigaciones sobre el ciclo de actividad de los folículos pilosos de las mismas. Se conocen trabajos realizados por Debenedetti et al. (15) que describen las características de la fibra y de los folículos de la piel en cabras criollas de Neuquén, pero no se hallaron estudios sobre los parámetros de calidad y el ciclo folicular de la piel de la cabra portadora de cachemira de la región Patagonia Norte Argentina, comprendida entre las Latitudes 30º y 40° S. Esta falta de información imposibilita determinar el momento óptimo de cosecha para poder aplicar métodos que contemplen el bienestar animal, contrarresten la falta de mano de obra y mejoren la eficacia de la recolección.
El objetivo de este trabajo fue contribuir al estudio de la biología del crecimiento y desprendimiento de la fibra de las cabras criollas portadoras de cachemira de la Patagonia Norte y determinar momentos óptimos para implementar métodos de cosecha.
Materiales y Métodos
Se utilizaron 27 hembras caprinas del biotipo criollo productoras de fibra, en la localidad de Rancúl, La Pampa, mantenidas bajo un sistema de manejo semi-extensivo.
Estudios de fibra
Cada 28 ± 2 días durante 17 meses, se extrajeron muestras individuales de fibra a través del peinado en todas las regiones seleccionadas (cuello, espalda, flanco y pierna) de acuerdo al protocolo especificado en O´Neil et al. (16). La observación se complementó con los scores de muda establecidos por Luo et al. (17) ; y a través de tricotomía en las mismas cuatro regiones.
En el Laboratorio de Análisis de Fibras Animales (LAFTA) se midieron los parámetros de calidad: densidad, largo de mecha, diámetro medio.
Muestras de fibra
Sobre los animales, se realizó el peinado en las cuatro regiones seleccionadas de la cabra, con peine de metal de dientes separados por 0,2 cm en fila única, repitiendo la maniobra tres veces en cada una de las regiones y recolectando la fibra saliente en una bolsa de nylon con la identificación del animal y la región especificada.
Se extrajeron muestras de fibra con tijera al ras de la piel, a nivel de mitad del flanco, empezando de craneal hacia caudal en las sucesivas extracciones, en un rectángulo cuya área de superficie fue medida con un calibre manual. Las muestras fueron acondicionadas en bolsas de nylon identificadas con el número del animal.
En el laboratorio, previo lavado en condiciones estándar, las fibras fueron diferenciadas y colocadas sobre un paño, utilizando terciopelo azul para las despigmentadas y blanco para las pigmentadas, permitiendo determinar el contenido de “fibras indeseadas”, se complementó con las determinaciones descriptas por Frank (18) . Para clasificar los tipos de fibra que constituyen la muestra se realizó la disección de las mechas, utilizando una variante de la técnica descripta en Dry (19) para aplicar solo en animales adultos.
Se determinó diámetro medio de la fibra seleccionada (down) con un micro proyector lanámetro a 500x sobre la base de la normativa ITWO 80-3, adaptada al establecer un número mínimo de observaciones o conteos para alcanzar un error deseado (20,21).
Análisis estadístico
Para determinar el score de fibra fina que se desprende del animal al peinado, se realizó ANAVA a modelos mixtos con comparación de medias de conglomerados.
Para identificar y describir los patrones de depilación de la fibra fina visibles en las diferentes regiones se utilizaron Frecuencias relativas.
Resultados
El gráfico muestra que la cantidad de fibra a peinar se incrementa hasta el mes de agosto y entre flanco y pierna no hay diferencias significativas (p < 0,05) y que ambos son significativamente mayores a cuello y espalda, los cuales son diferentes a estos y entre sí.
En el periodo de junio-septiembre es observable el desprendimiento de fibra fina al peinado, entre estos meses no hay diferencias significativas, excepto para agosto que es cuando se da el máximo (p < 0,05).
Observaciones a campo sobre los animales
Un hallazgo a campo fue que se identificaron 16,67 % de vellones con el down más largo que el cover. Esto parece ser la influencia del biotipo llamado ´cabra colorada´ del cual se tenía un castrón en este hato cuándo se inició la experiencia.
La muda o pelcho de la fibra fina apreciable visualmente se presentó con diferentes patrones:
Muda visible en las cuatro regiones en simultáneo, septiembre-noviembre (18,18 %),
algunas con las mismas condiciones, aunque con antecedentes de score 4-5 de fibra fina al peinado en el mes anterior (9,09 %).
Muda visible en algunas regiones (con score de desprendimiento antecesor o actual) y desprendimiento de fibra fina al peine en otras, septiembre-diciembre
22,72 % en cuello; 13,63 % en cuello y espalda; 4,54 % cuello, espalda y pierna; 18,18 % en espalda y flanco y 4,54 % en cuello y pierna (63,61 %).
El 35,70 % de las mismas cumplimentaron la muda en las regiones restantes en octubre-noviembre. El 28,58 % transcurrió a través de los meses para completar el proceso pérdida de la fibra fina quedando aún con algo de la misma hasta final del año, noviembre-diciembre.
En algunas cabras se observó algún score de desprendimiento de fibra fina al peinado en las cuatro regiones 13,63 %, 31,82 % y 22,72 % en octubre, noviembre y diciembre respectivamente.
La muda de la fibra fina fue visible en algunos animales que conformaron una minoría (18,18%) a partir de septiembre y se puso mayormente de manifiesto en octubre, noviembre y diciembre (22,71%-31,8%-18,18% respectivamente) hasta enero, mes en el que la población se observó visiblemente mudada, quedando algunas cabras con vestigios de fibra fina. En la mayoría de los animales la muda comienza a visualizarse en sus regiones craneales (cuello y espalda).
Discusión
La cachemira (cashmere) fue definida como la lanilla baja o corta y suave (´down´) que crece en invierno en cabras de distintas razas de vellón doble capa, la capa externa larga y gruesa es producida por los folículos primarios y la capa interna corta y fina por los folículos secundarios, en lo que coinciden Couchman (1) , Dreyer y Marincowitz (2). Si bien, existe coincidencia con el presente trabajo, en el mismo también se han identificado vellones cuya relación de longitud entre las capas es inversa, lo cual parece ser la influencia del biotipo llamado ´cabra colorada´.
Respecto del proceso de muda Ansari-Renani (5) sostiene que posee características secuenciales, que cuando los folículos secundarios se encuentran inactivos, se inicia la muda de fibras finas con un patrón simétrico que comienza en la región del cuello, el pecho, hombros y se extiende al lomo y grupa; Ansari-Renani et al. (6) agregan que la caída en cada región se produce con intervalos de 5 a 6 semanas. En este trabajo también se observó que la mayoría de los individuos presentan caída de la fibra (apreciable visualmente) comenzando por sus regiones craneales (cuello y espalda), sin embargo, se presentaron diversos patrones e intervalos para cumplimentar dicho proceso de muda; agregando que como se demostró al peinado, la cachemira se desprende de las cabras a nivel poblacional a lo largo del año y el score correspondiente va ascendiendo observándose significativamente en el periodo de junio (compatible con el comienzo del proceso de inactivación de los folículos pilosos secundarios) hasta septiembre, con pico en agosto.
El patrón estacional de la producción de cachemira en las cabras comienza alrededor del solsticio de verano, finalizando cerca del solsticio de invierno (22) . Como Ryder (23) también expresa que el crecimiento constante de cachemira se produce durante los meses de verano y otoño, seguido por la muda de la primavera, indicaría coincidencia respecto a que los meses de julio-agosto serían el mejor periodo de cosecha, aunque por supuesto, se debe tener en cuenta el factor climático que aquí no se ha descripto.
La cachemira tradicionalmente se obtiene con el peinado en la muda anual en primavera; en Australia y en la Patagonia Norte, Argentina se obtiene mediante la esquila en pleno invierno (7, 12), en la búsqueda de mejorar su valor comercial, en concordancia con lo que afirma Frank (8) de que el aumento de los rindes permite optimizarlo, entre otras variables de calidad de fibra. Con este trabajo se infiere que la cosecha de esta fibra sin pérdidas significativas debe proponerse en el periodo junio-agosto, considerando a su vez el bienestar animal y la uniformidad de la recolección de la fibra.
Conclusiones
La cachemira se desprende a nivel poblacional a lo largo del año y el score correspondiente va ascendiendo significativamente al peinado en el periodo de los meses de junio (compatible con el comienzo del proceso de inactivación de los folículos pilosos secundarios) hasta septiembre, con pico en agosto y la mayoría de los individuos presentan muda visible en sus regiones craneales (cuello y espalda) en primera instancia a partir de septiembre.
La recolección de cachemira sin pérdida significativa de la misma, debería implementarse en junio-agosto, maximizando las variables de desprendimiento, peso de fibra fina y largo de mecha en agosto, con la implementación de métodos que garanticen el bienestar animal y la uniformidad en la recolección de dicha fibra.