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Anales del Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas. Mario J. Buschiazzo

versión On-line ISSN 2362-2024

An. Inst. Arte Am. Investig. Estét. Mario J. Buschiazzo vol.53 no.2 Buenos Aires dic. 2023

 

NOTAS

Ecos de la Antigüedad. La influencia de los hallazgos arqueológicos en Ostia Antica en la construcción edilicia residencial romana entre las décadas de 1920 y 1940

Echoes of antiquity. The influence of archaeological excavations in Ostia Antica in the construction of residential housing in Rome between the 1920s and 1940s

1Sapienza Università di Roma. Piazzale Aldo Moro 5. Roma 00185. Italia. Email: stefania.portoghesituzi@uniroma1.it

RESUMEN

La arquitectura italiana ha lidiado siempre con su historia milenaria, siendo los restos de la antigüedad la fuente de inspiración para nuevos estilos arquitectónicos. El fascismo despuntó un resurgimiento del clasicismo como identidad, entre el poder político y la Roma imperial. Aparece entonces un impulso hacia las investigaciones arqueológicas que desemboca en una reactivación de la “latinidad”. Las excavaciones de la ciudad de Ostia condujeron al arqueólogo Guido Calza al descubrimiento de una tipología residencial desconocida: la insulae, un bloque multivivienda de varios niveles para arrendar. Las excavaciones, los escritos y los fascinantes diseños reconstructivos de Italo Gismondi, refieren continuamente a la insulae como modelo insuperable que condujo a la construcción moderna y al desarrollo de una arquitectura romana. Muchos arquitectos proyectaron en su momento a partir del estilo ostiense, tanto en los detalles como en los lineamientos tipológicos, particularmente en la construcción popular y en aquella intensiva romana.

Palabras clave: tipología residencial; insulae; arquitectura clásica; unidades habitacionales de alta densidad.

Referencias espaciales y temporales: Italia; Roma; 1920-1940

ABSTRACT

Italian architecture has always coped with the country’s history. The ancient legacy has inspired the design of many new buildings. Fascism recovered classical architecture as an identity, between the political power and Imperial Rome. This boosted archaeological research to revive the Latin world. The excavations performed in Ostia by the archaeologist Calza led to the discovery of an unknown residential type: the insulae, a block of multiple dwellings with more than one floor. The excavations, the texts, and also Gismondi’s fascinating reconstructive drawings, refer continuously to the insulae as an unsurpassable model that led to modern construction and the development of a Roman architecture. Many contemporary architects designs were inspired by Ostia’s architecture, with its details and typological approaches, both in popular construction as well as in intensive roman construction.

Keywords: residential type; insulae; classical architecture; high-density housing units.

Space and time references: Italy; Rome; 1920-1940.

Introducción

La relación con la tradición es una constante en la arquitectura italiana, que siempre ha tenido que lidiar con la historia milenaria del país. Los restos de la Antigüedad que yacen en el territorio fueron en muchas ocasiones fuente de inspiración para nuevas arquitecturas y, al mismo tiempo, un emblema representativo de glorias pasadas. Particularmente se analizará en este documento la época posterior a la unificación, cuando la cultura clásica latina se convirtió en el eje alrededor del cual se intentó construir una identidad italiana formada, finalmente, por una única nación. Esta tendencia afectó también al lenguaje arquitectónico: la idea era que el legado del pasado pudiera reunir las diferentes tradiciones locales para alcanzar un único estilo nacional. En este contexto, el retorno a la “romanidad” y al patrimonio arqueológico e histórico de la Roma antigua debía constituir un símbolo de una nueva unidad italiana.1 La idea se tornó todavía más evidente entre mediados de los años 1920 y 1930, cuando el debate sobre la romanidad se unió, por un lado, al principio de confirmación del glorioso origen del pueblo italiano como descendiente de la estirpe itálica y, por el otro, a la búsqueda de un estilo nacional que pudiera representar el emergente poder fascista. Se asistió por entonces a una interpretación diferente de la romanidad: la reaparición del clasicismo antiguo constituyó una suerte de identificación entre el poder político del régimen y aquel de la Roma imperial.

Esta necesidad de asimilación ideal con el pasado que el fascismo proponía se evidenció no solo en la voluntad de retorno a la “arquitectura clásica”, sino también con un notable impulso a la exploración arqueológica y a los estudios de los restos en el territorio de la antigua ciudad. “Le idee di Mussolini, che voleva vedere giganteggiare nel deserto i monumenti dell’antica Roma, trovarono immediatamente alleati negli archeologi, a cui un tale programma offriva enormi possibilità di lavoro” [Las ideas de Mussolini, que ansiaba ver como gigantes en el desierto los monumentos de la antigua Roma, encontraron inmediatamente aliados en los arqueólogos, a quienes semejante programa ofrecería una enorme posibilidad de trabajo]2 (Insolera, 1962, p. 132). Comenzaron así hacia 1920 extensas campañas de excavación, tanto en Roma como en las afueras, con el objetivo de exponer y “aislar” monumentos y restos de la época imperial para dar testimonio del pasado glorioso y celebrar el renovado esplendor (Cederna, 1979; Ciucci, 1989). En consecuencia, sucedieron en la ciudad una serie de demoliciones.3 El objetivo no era solo estudiar los monumentos antiguos, sino buscar referencias para explicitar esta idea de “romanidad” y aplicarlas en las intervenciones representativas del régimen en general y en la construcción de viviendas en particular. Por lo tanto, fue a partir de los nuevos descubrimientos, la recuperación y la valorización del patrimonio histórico que el fascismo utilizó la arqueología como palanca para el resurgimiento de la “latinidad”.

La importancia que asumieron estas excavaciones para la arquitectura fue plasmada en las publicaciones de revistas especializadas entre las décadas de 1920 y 1940. En sus páginas, son escasas las noticias relativas al estilo contemporáneo europeo, mientras que abundan las dedicadas a los descubrimientos arqueológicos, a la arquitectura y la cultura de la antigua Italia y al pasado latino y romano. Particularmente, en una de las revistas más trascendentes de la época, Architettura e Arti Decorative, son varios los artículos que tratan de aportar “spunti originali e armonie insolite che l’anima moderna sempre avida di nuove esperienze può tradurre in forme adatte alla sensibilità dell’oggi” [conceptos originales y armonías insólitas que el alma moderna, siempre ávida de nuevas experiencias, puede traducir en formas aptas a la sensibilidad actual] (Cecchelli, 1928, p. 292).

En el ámbito de las excavaciones arqueológicas, adquirieron particular importancia aquellas llevadas adelante en Ostia antigua, al principio por Dante Vaglieri4 y a partir del año 1913 por Guido Calza,5 en colaboración con el arquitecto e historiador de la arquitectura Italo Gismondi,6 quien efectuase las reconstrucciones gráficas. A raíz de los descubrimientos, Ostia pasaría a formar parte del proyecto de la Nueva Roma Imperial de Mussolini. El antiguo centro urbano no solamente fue agregado al programa de excavaciones, sino que fue incluido en el plano urbanístico de expansión de Roma sobre el mar.

De esta manera, Ostia no solo era nuevamente reconocida como el puerto que en la Antigüedad marcó el dominio de la civilización romana en el mar Mediterráneo, con su desarrollo naval y comercial,7 sino que se había convertido una fuente incorrupta de conocimiento en el arte de la construcción, en la visión urbanística y en la vida de la Roma antigua. Como cita el mismo Calza el 11 de febrero de 1938 en un artículo publicado en el diario Corriere della Sera Ostia “offre l’immagine fedele di Roma meglio di ogni altra città antica, proprio in quegli elementi che a Roma stessa non sono più riconoscibili: nell’aspetto urbanistico, nelle case, nelle piazze, nelle botteghe, nei magazzini” [ofrece la fiel imagen de Roma mejor que ninguna otra ciudad antigua, precisamente en los momentos en los cuales en la misma Roma ya no son reconocibles en el aspecto urbano, en las casas, las plazas, los comercios y almacenes] (Calza, 1938). De esta manera, la ciudad antigua se convirtió en el punto de partida para nuevos conocimientos científicos. Las excavaciones permitieron conocer mejor la arquitectura de una ciudad romana en la edad imperial junto con la vida de sus habitantes. Se trata de una imagen ya imposible de releer en la capital italiana, donde la vida ininterrumpida y el renacimiento moderno han destruido sus huellas.

A continuación, se analizará la influencia de aquellos descubrimientos en algunas obras residenciales construidas en Roma entre 1920 y 1940. El hallazgo en Ostia Antica de aquellas tipologías de edificios de viviendas que eran arrendadas se dio en un momento en el que “el problema de la vivienda” en Roma alcanzó dimensiones excepcionales debido al crecimiento demográfico exponencial que se dio entre 1901 y 1926, sumado a la demolición de casas en la ciudad antigua llevada a cabo por Mussolini. Por lo que su difusión, principalmente por los escritos de Calza y las reconstrucciones gráficas de Gismondi, constituyó un importante material de referencia para la construcción de edificios de vivienda social y colectiva en Roma. Se analizará dicha influencia, principalmente reconocible en aspectos formales y tipológicos, en algunos de los edificios realizados por el I.R.C.I.S.8 y por el INCIS.9 De Quadrio Pirani se profundizará en los construidos para el ICP10 en Testaccio y para el INCIS en Piazza Mazzini y Vía Chiana (1920-1924); de Vittorio Ballio Morpurgo las casas de alquiler en Via Sannio (1925-1928); de Innocenzo Sabbatini la “ciudad-jardín” de la Garbatella construido por el Istituto Case Popolari (1919), el edificio Triunfale III (1923), y el edificio residencial en Vía Arminjon (1927-1930); por último, de Mario De Renzi y Luigi Ciarrocchi las “casas económicas de los empleados de la Gobernación” en Vía Andrea Doria (1927-1931).

El descubrimiento de la insulae

Las investigaciones efectuadas por Calza, principalmente a partir de 1924 cuando es nombrado director de las excavaciones de Ostia, condujeron a importantes descubrimientos. Entre ellos, se destaca particularmente el de una tipología habitacional hasta ese momento desconocida, que él denominó insulae. El término había sido utilizado por primera vez en sentido arquitectónico Cicerón para designar a un edificio en bloque de viviendas, generalmente en varias plantas, subdivididas en apartamentos (cenacula), para ser alquilados de manera separada. La fecha de creación de la insulae suele situarse en el año 456 a.C., cuando el tribunal Icilio dispuso la construcción de nuevos alojamientos para solucionar el crecimiento demográfico que había tenido Roma en los últimos siglos de la república. La necesidad de una edificación residencial intensiva¹¹, dada la escasez de espacio, se había resuelto con la construcción de viviendas de varias plantas superpuestas, una al lado de la otra, con habitaciones extremadamente pequeñas. Este nuevo tipo de vivienda provocaría hacinamiento, falta de luz, aire e higiene, derrumbes e incendios. Un problema con el que ya se había intentado lidiar en la época de Augusto, mediante la limitación de la altura de los edificios a 70 pies antes y 60 pies después del gran incendio de Roma en el 64 d. C.

Los estudios arqueológicos en Ostia descubrieron un desarrollo urbano constituido por lotes en dameros. El espacio habitado se ordenaba en bloques, los cuales constituían edificios con varios apartamentos por piso, con entradas y escaleras propias que desde la calle conducían a los pisos superiores. Las reconstrucciones se basan en la mayoría de los casos en la anchura de las calles, los restos de las plantas bajas, la ubicación de las escaleras, el espesor de los muros de contención y también en las fuentes literarias. A partir de estos elementos y de la gran cantidad de escombros sobre la línea de derrumbe, es decir, al inicio del segundo piso, deducen que las insulae de Ostia constituían edificios de tres o cuatro plantas, aparte de la planta baja, con terrazas y patios internos en parte estructurados como espacios verdes en común, con fuentes y piscinas.

La insulae se presentó así como una tipología diferente de la tradicional casa a patio, la domus, ya conocida gracias a las excavaciones efectuadas en la ciudad de Pompeya. Ésta se configuraba como núcleo residencial, arquitectónicamente autónoma, para una familia romana reunida en torno al pater familias. Se desarrollaba en una sola planta, con muros perimetrales sin ventanas hacia la calle y la luz penetraba en el interior solo a través de atrios y peristilos. En cambio, las insulae tenían fachadas con numerosas ventanas, galerías y balcones que asomaban hacia la calle y a veces al patio interno (Figuras 1 y 2). Otra característica, según Calza y Gismondi, era que en cada planta se construían varios apartamentos de distintas dimensiones y con comunicación separada. A menudo, estos edificios se conectaban entre sí por un angiporti (del latín angus, angosto, y portus, pasaje). Pasajes, en algunos casos cubiertos y profundos, colocados próximos a las escaleras para garantizar una fácil comunicación de los frentes y de las calles, hacia las cuales se asomaba el edificio, como si fueran callejones muy angostos. Frecuentemente en la planta baja de las insulae se veían pórticos debajo de los cuales, además de la entrada hacia las escaleras, había comercios y tabernae o departamentos con ventanas a gran altura.

Figura 1: Fotografía de la Casa dei Dipinti, Ostia. Fuente: Calza, 1923

Figura 2: Reconstrucción gráfica de la Casa dei Dipinti por Gismondi. Fuente: Calza, 1923

En cuanto a sus características generales descubiertas, las insulae tenían generalmente terrazas y galerías de varias formas y estructuras. Si además la casa tenía galería porticada en la planta baja, las plantas superiores podían tener logias (Figuras 3 y 4). Las entradas estaban caracterizadas por lesenas y columnas de ladrillo, en las cuales se apoyaba un tímpano triangular, mientras las ventanas estaban en ocasiones rodeadas de una simple decoración de listones de ladrillo. Las fachadas no estaban revocadas, pero tenían una policromía obtenida del mismo material de la construcción. Para ello podían utilizarse ladrillos de diferentes colores, como el rojo oscuro y el amarillo, o ladrillos alternados con travertino, incrustaciones en pomex. Se utilizaba también el rojo minio para las arcadas, los salientes y aleros de la mampostería (listones, lesenas y frontispicios, entre otros). Las ventanas, en cambio, eran rectangulares, sobre cada planta, con una simetría no muy rígida, pero dispuestas de tal manera que creaban una línea ininterrumpida de aberturas casi iguales entre sí. En el caso de los ambientes de doble altura, las ventanas eran seis, tres arriba y tres abajo unidas en una trífora, mientras que en los entrepisos y en las salas de las escaleras, eran más pequeñas.

Figura 3: Fotografía de la Casa del Termopolio, Ostia. Fuente: Calza, 1923

Figura 4: Reconstrucción gráfica de la Casa del Termopolio por Gismondi. Fuente: Calza, 1923

Este descubrimiento marcó un importante paso adelante en los estudios de la antigüedad, a la vez que determinó importantes desarrollos que afectaron al mundo cultural, político y social de la época. También se tornó un referente de la arquitectura contemporánea, al despertar el interés de arquitectos que lo tomaron como referente de la vivienda romana. El propio Calza publicó los primeros resultados de sus investigaciones desde 1915 para difundir los resultados de sus excavaciones y descubrimientos en el ámbito científico. Es interesante observar cómo el arqueólogo romano reitera en sus escritos un paralelismo entre las construcciones ostienses y las viviendas modernas. Además, en sus textos, como observa Laura Marcucci: “fa riferimento agli sviluppi del tipo ostiense da cui secondo lui deriverebbe l’architettura rinascimentale e, attraverso questa lezione, illustra il modo come strutturare la casa moderna, attualizzando le ricostruzioni derivate dalle scoperte archeologiche” [hace referencia a los desarrollos de tipo ostiense de los cuales, según él, derivaría la arquitectura renacentista y, a través de esta enseñanza, ilustra cómo estructurar la casa moderna, actualizando las reconstrucciones derivadas de los descubrimientos arqueológicos] (Marcucci, 2007, p. 283).

La divulgación de sus hallazgos comenzó con sus artículos aparecidos en Monumenti Antichi dei Lincei (serie de volúmenes de una de las instituciones científicas más antigua de Europa), donde llegó a argumentar que ni siquiera los palacios renacentistas y los rascacielos americanos habrían sido imaginables sin las maquetas de las insulae: “non sarebbero forse mai giunti gli americani a costruire dei grattaceli se il mondo antico ci avesse trasmesso soltanto la domus ad atrio” [quizás los americanos nunca hubieran podido construir rascacielos si el mundo antiguo nos hubiera dado solamente la domus ad atrio, casa romana de categoría] (Calza, 1920, p. 353). El arqueólogo romano estaba convencido de que

Ostia rivendica origini latine non soltanto alla nostra comune casa moderna, il cui tipo si era affannosamente cercato nell’oriente bizantino, ma a tutta la concezione edilizia a cui si informano le città nostre sia per ciò che si connette ai principi di viabilità sia per quegli elementi di estetica cittadina che sembrano un prodotto dei nostri giorni [Es per lei qui] noi sentiamo viva ed attraente la città antica non solo per quello che ci espone del passato ma per ciò che ci suggerisce del presente” [Ostia reivindica los orígenes latinos no sólo de nuestra casa común moderna, cuyo tipo se había buscado ansiosamente en el Oriente bizantino, sino de todo el concepto de edificación del que nuestras ciudades están informadas, tanto por lo que está relacionado con los principios de viabilidad como por aquellos elementos de estética urbana que parecen producto de nuestros días [Es por ello que] nosotros sentíamos viva y atractiva a la ciudad antigua, no sólo por lo que nos dice del pasado, sino por lo que nos sugiere sobre el presente] (Calza, 1922, p. 235).

La incansable divulgación en revistas científicas, periódicos de arte italianos y extranjeros e incluso en diarios que realizó Calza para dar a conocer sus descubrimientos, tanto al mundo científico como al público en general, abrió un debate que involucraba revistas de arquitectura, estudiosos y sobre todo arquitectos. Sus artículos aparecidos en la revista Architettura e Arti Decorative en 1923 y en Capitolium en 1929 tienen una fuerte influencia en el mundo cultural, particularmente en el arquitectónico. El primer artículo, Le origini latine dell’abitazione moderna, se publicó en dos partes y se acompañó de numerosas reconstrucciones gráficas de Gismondi y Frederick O. Lawrence, alumno de la British School of Rome. Aquí Calza subraya cómo la casa de alquiler de la antigua Roma constituía un modelo edificatorio insuperable, capaz de dar respuesta también al problema de la vivienda en los tiempos modernos, y enfatiza que “in sostanza il caseggiato ostiense ci appare nell’aspetto esteriore in tutto simile alle più comuni e semplici facciate degli odierni casamenti” [en esencia la manzana ostiense se nos aparece en todo su aspecto exterior, semejante a la fachadas más comunes y sencillas de los conventillos de hoy] (Calza, 1923, p. 11). Un argumento similar retoma en las páginas de Capitolium, en un artículo de 1929 titulado La casa romana. Aquí analiza la tipología habitacional de la insulae y observa que estos edificios “rinnovano e improntano ad uno spirito di modernità tutta l’architettura antica. La quale si riallaccia alle architetture posteriori e continua fino ai giorni nostri, con una vitalità che certo noi non sospettavamo” [renuevan y dejan una huella a toda la arquitectura antigua un espíritu de modernidad. Lo cual se vincula a arquitecturas posteriores y continúa hasta nuestros días, con una vitalidad que ciertamente no sospechábamos] (Calza, 1929, p. 531).

Los escritos de Calza, con constantes referencias al hogar moderno, encontraron un amplio consenso en la opinión pública. Prueba evidente de ello son los numerosos artículos en periódicos italianos y extranjeros, las publicaciones de los estudiosos de la época, el montaje de algunas exposiciones de arqueología12 y el interés que suscitaron entre los arquitectos de la época, para quienes el pasado romano, redescubierto a través de las excavaciones, por entonces se había convertido en un elemento de referencia en el cual identificar reglas constantes que se aplicarán también a la nueva arquitectura.

Un papel importante en este contexto lo jugó la revista Architettura e Arti Decorative que, gracias también a personalidades como Marcello Piacentini y Gustavo Giovannoni que la dirigieron, se comprometió a proporcionar elementos de referencia de una tradición cultural romana de la vivienda basada en la reconstrucción de una imagen de la antigüedad. No menos importante fue el papel que cumplieron también, en este particular clima cultural, la Asociación de Expertos en Arquitectura y sus miembros, que se dedicaban a la búsqueda y definición de un estilo al cual referirse y que podría llamarse “romano” pero “moderno” (Marcucci, 2007, p. 292 y Rinaldi, 2012, p. 65). Un estilo, como también escribe Calza, capaz de unificar las múltiples influencias de la tradición en la arquitectura. No es casualidad que en estos años dicha asociación convocara numerosos concursos de diseño y se convirtiera en el animador de un debate marcado por una fuerte apuesta por la arquitectura tradicional y la recuperación de sus valores (Negri, 1929).

Los descubrimientos y, sobre todo, las reconstrucciones arqueológicas elaboradas por Gismondi se conviertieron en esta época en una alternativa a los modelos arquitectónicos derivados de los manuales anglosajones y alemanes. Lo que es más: sus seductoras reconstrucciones gráficas se consideraban “convincenti e pertinenti, seppure impossibilitate ad essere confermate da una verifica scientifica” [convincentes y pertinentes, imposibilitadas de una constatación científica] (Muntoni, 1993, p. 76) que no pueden dejar de involucrar al mundo cultural romano en una suerte de contaminación recíproca. De hecho, es difícil establecer en qué medida Gismondi, en la reconstrucción gráfica de los niveles superiores de aquellos edificios completamente perdidos, estuvo a su vez influenciado por la experimentación arquitectónica de la época. En realidad, como observa Alessandra Muntoni, esta es la razón “perché i disegni di Gismondi hanno incantato e pure provocato: perché più veri del vero” [por la que los dibujos de Gismondi han encantado y hasta provocado: porque son más verdaderos que la verdad] (Muntoni, 1993, p. 78). De esta manera, las campañas de excavaciones y su difusión escrita y gráfica en los que se hacía continua referencia a la casa moderna, abrieron camino a los posteriores desarrollos de la arquitectura romana, especialmente la de construcción intensiva.

Rasgos de la arquitectura ostiense en los edificios residenciales romanos

Roma había crecido exponencialmente. Entre 1901 y 1926 había aumentado de 460.000 habitantes a 800.000, y el ritmo de crecimiento se mantenía constante. A esto se sumaba la demolición de casas en la ciudad antigua, llevada a cabo por Mussolini, que había dejado sin hogar a unas 80.000 personas entre 1927 y 1931, por lo que fue necesario construir nuevas viviendas. Puede decirse que entre las dos guerras el problema de la vivienda en Roma alcanzó dimensiones excepcionales. Para solucionarlo, se actuó de forma desigual en los diferentes puntos de la ciudad, en función de la clase social a la que se destinaba la intervención. De esta forma, se crearon nuevos barrios residenciales en la parte media de la ciudad y se construyeron suburbios con viviendas sociales en el cinturón periférico. Las clases sociales estaban claramente separadas entre sí; en el rango intermedio, fuera del centro histórico, se construyeron casas para los empleados de clase media que trabajaban en ministerios o estructuras estatales, mientras que en los suburbios se construyeron barrios de vivienda social para las clases más pobres o para las personas que quedaron sin hogar después de las demoliciones.

En ambos casos, los arquitectos que diseñaron estos edificios parecieron encontrar la respuesta tipológica adecuada en el modelo de la insulae romana. Los escritos de Calza y las reconstrucciones gráficas de Gismondi constituyeron un importante punto de referencia para los arquitectos de la época, pero también el conocimiento directo de las excavaciones, especialmente en lo que se refiere la construcción de viviendas en las décadas de 1920 y 1930, fue de particular importancia (Kockel, 2005). Las casas en alquiler de la antigua Roma se convirtieron así en el prototipo de los ambientes romanos modernos. Esto se evidencia en algunos discursos de los arquitectos e instituciones estatales y es posible reconocerlo en aspectos formales, materiales y tipológicos de la arquitectura residencial romana entre 1920 y 1940.

Para comenzar, cabe señalar que la actualidad de la arquitectura habitacional antigua, y en particular la de Ostia, era percibida de manera diferente y discutida por “tradicionalistas” y “racionalistas”. En este sentido, es significativo el artículo sobre la casa romana de Giuseppe Pagano, uno de los exponentes del racionalismo italiano, una llamada de atención a estos temas, incluso fuera de las fronteras romanas. El artículo está publicado en la revista milanesa La Casa Bella, cercana a los racionalistas, y se titula Architettura moderna di venti secoli fa (Pagano, 1931). Es posible comprender que el autor se apropie de los análisis de Calza y compare la domus pompeyana con la casa ostiense. Sobre esta última, observa lo siguiente:

il concetto di casa è svolto con intendimenti più utilitari e intensivi, molto affini a quelli delle moderne caserme di abitazione: alloggi sovrapposti di parecchi piani con vere facciate verso strada ricche di aperture, di balconi, di terrazze. La casa ostiense è già ‘casa da pigione’, è architettura con svolgimento prevalentemente esteriore [El concepto de casa se lleva a cabo con intenciones más utilitarias e intensivas, muy parecidas a las de los modernos cuarteles residenciales: apartamentos superpuestos de varios pisos con verdaderas fachadas a la calle llenas de vanos, balcones y terrazas. La casa Ostiense es ya una 'casa de alquiler', es arquitectura con un desarrollo predominantemente exterior] (Pagano, 1931, pp. 15-16).

Pagano aparece fascinado por los restos de estas antiguas arquitecturas, y llega a escribir:

Ogni volta ch’io ho percorso il pompeiano vicolo del balcone pensile o quei suggestivi meandri che circondano i granai di Ostia mi si è presentato uno strano desiderio di completare modernamente quelle illustri rovine, come se fossero cose lasciate momentaneamente incomplete da un Le Corbusier o da un Mies van der Rohe che non avessero ancora conosciuto né il ferro né il cemento armato [Cada vez que recorría el callejón pompeyano del balcón colgante o esos sugerentes meandros que rodeaban los graneros de Ostia, me surgía un extraño deseo de completar modernamente aquellas ilustres ruinas, como si fueran cosas momentáneamente incompletas de un Le Corbusier o de un Mies van der Rohe que aún no conocía ni el hierro ni el hormigón armado] (Pagano, 1931, p. 14).

En consecuencia, como observa Valentin Kockel, “anche Pagano -e con lui altri razionalisti di primo piano- sentì la modernità delle antiche abitazioni, ma riconoscendola piuttosto nei materiali (cemento e mattone), nelle grandi superfici bianche e nella totale rinuncia ai colonnati” [Pagano también -y con él otros racionalistas destacados- percibió la modernidad de las casas antiguas, pero reconociéndola principalmente en los materiales (hormigón y ladrillo), en las grandes superficies blancas y en la renuncia total a la columnata] (Kockel, 2005, pp. 60-61). A la luz de lo dicho hasta ahora, no es casual que en su momento fueran muchos los arquitectos que proyectasen según el ejemplo de la arquitectura ostiense, tanto en el detalle como en el marco tipológico, especialmente en la construcción de viviendas sociales y en la edificación intensiva. Incluso, el enfoque tipológico que Calza había descrito para las insulae se retoma en muchas construcciones complejas realizadas en la década de 1920 por el I.R.C.I.S. y por el INCIS. Estos organismos construyeron edificios de varios pisos de considerable consistencia, con espacios comunes de condominio que se cree que representan un modelo de vivienda adecuado para la clase media de empleados y trabajadores. No es casualidad que fueran los preferidos por el régimen fascista para asegurar un tipo de edificación tradicional para la clase social más representativa de su poder.

Ejemplos significativos de este modelo son los edificios construidos por Quadrio Pirani entre 1920 y 1924 para el ICP en Testaccio y para el INCIS en Piazza Mazzini y Vía Chiana. En este caso, el arquitecto adopta la tipología de patio con jardín, zonas comunes y comercios a la calle. Aquí, al igual que en las insulae de Ostia, las escaleras que dan servicio a los apartamentos constituyen los elementos de ordenación y distribución de los edificios. Cabe señalar que Quadrio Pirani no se limita a una única reinterpretación tipológica de los edificios ostienses, sino que también evoca sus elementos formales y constructivos. En la elección de los materiales, por ejemplo, favorece el uso de travertinos o ladrillo a la vista para el sótano del edificio, mientras que las plantas superiores se tratan con yeso liso y ladrillo para marcar los vanos o hiladas. Pirani retoma el uso de elementos travertinos entre las paredes de ladrillo y también algunos detalles de los portales de ingreso de los dibujos reconstructivos de la Horrea Epagathiana (gran almacén de granos) de Ostia elaborados por Gismondi.

La arquitectura ostiense también se evoca en las construcciones que Vittorio Ballio Morpurgo realizó entre 1925 y 1928 en Via Sannio, cerca de la basílica de San Giovanni (Figura 5). Incluso en estas casas de alquiler, la imagen formal nos recuerda los descubrimientos de Ostia. El edificio está revocado y los elementos esenciales se destacan con el uso de ladrillo a la vista, realizados en parte con la antigua técnica del opus sicatum. La entrada está marcada por un arco muy alto que incluye la puerta y el entrepiso, mientras que los balcones, sobre ménsulas, recuerdan las antiguas soluciones descriptas por Calza e ilustradas por Gismondi.

Figura 5: V. Ballio Morpurgo. Edificio residencial en via Sannio. Fuente: fotografía de Piero Di Domenicantonio. 

El modelo de arquitectura ostiense también se encuentra aplicado en la “ciudad-jardín” de la Garbatella, el barrio obrero construido por el Istituto Case Popolari a partir de 1919, cerca de la basílica de San Paolo Fuori Le Mura (Basílica de San Pablo Extramuros). Aquí el modelo derivado de la arquitectura antigua es propuesto en varias ocasiones por Innocenzo Sabbatini, quien dirigía en ese periodo el instituto. La suya es una de las figuras que permitió comprender mejor hasta qué punto perduraba la herencia clásica en el entorno de los arquitectos romanos entre los años 20 y 40. Tras los proyectos de vivienda del Triunfale III (1923), en los que resurgen los grandes ventanales semicirculares que coronan los edificios, como las ventanas termales de origen romano, Sabbatini vuelve a utilizar elementos formales de derivación romana también en la Garbatella, en el edificio polifuncional que alberga el cine-teatro y el alojamiento de artistas y profesionales (1927-1930) y también en el edificio de los baños públicos (1926-1929). Aquí la configuración de los frentes remite a un estilo clásico monumental inspirado en las restauraciones arqueológicas de la antigua Roma de Gismondi, mientras que elabora variantes sucesivas hasta definir una fachada en la que sobresale el volumen semicircular de la sala, que se caracteriza por un macizo cimiento articulado con arcos, espolones y columnas. La mediación entre el volumen del salón y las viviendas se soluciona con un entrepiso en armonía con ventanas de medio punto y espolones volados, coronándose en la parte superior con una altana con columnas y un tímpano terminal de ascendencia romana. En este edificio, la recuperación de la memoria romana se manifiesta no solo en el elemento baluarte curvilíneo que encierra el cine-teatro, sino también en la superposición e integración entre ambos cuerpos.

Más evidente aún es la influencia de la arquitectura ostiense en el edificio de enfrente, que disponía de baños públicos en la planta baja y en el sótano al igual que las termas romanas, mientras que en las plantas superiores se diseñaron alojamientos multifuncionales para trabajadores, artistas y profesionales. Aquí la influencia de la arquitectura romana antigua es evidente, especialmente en las grandiosas ventanas termales que armonizan el entrepiso y el coronamiento sobre la Vía Ferrati y la fachada principal; ventanas que reviven las del frigidarium de las termas de Diocleciano. De esta forma, Sabbatini “fuse il lusso delle terme imperiali romane, accessibile da parte dell’intera popolazione ed avocato architettonicamente negli anni Venti, con la casa d’affitto, altrettanto progredita ed esemplare, come era stata tramandata ad Ostia” [fusionó el lujo de las termas imperiales romanas, accesibles para toda la población y evocado arquitectónicamente en la década de 1920, con las casas para alquilar, un poco más mejoradas y parecidas a las del legado de Ostia] (Kockel, 2005, p. 60). Otro elemento distintivo del edificio, también atribuible a la arquitectura ostiense, es el largo balcón sobre una concha lunar en la fachada de Vía Ferrati (Figura 6). Aquí el modelo deriva directamente de las reconstrucciones gráficas desarrolladas por Gismondi de la “Casa de Diana” en Ostia (Figura 7), por el aspecto formal con la base tratada en cortina de ladrillo. El balcón, que Sabbatini también utiliza en la ciudad jardín de Aniene en el edificio entre Viale Gargano y Piazza Sempione. En el proyecto de los baños públicos y de las residencias de Garbatella, Sabbatini evoca la arquitectura antigua también en la entrada del edificio, donde las columnas sostienen un entablamento cuya partitura, aunque con diferentes proporciones, evoca la reconstrucción gráfica de la Horrea Epagathiana.

Figura 6: Sabbatini, I. Edificio de los baños públicos en la Garbatella. Fuente: fotografía de Piero Di Domenicantonio. 

Figura 7: Ostia, Casa di Diana. Fuente: Calza, 1923

Sabbatini reaviva una vez más la arquitectura de la antigüedad en el edificio residencial que construyó en Vía Arminjon, cerca de Viale delle Milizie (1927-1930). En este caso se encuentran algunos de los temas recurrentes de su obra arquitectónica. Estos incluyen el uso del portal coronado por un elaborado entablamento, que se convierte en el único elemento decorativo de las fachadas que se repite aquí en las tres fachadas principales. Esta es una característica del lenguaje de Sabbatini que se refiere de manera más elaborada a los ejemplos de Ostia. En el edificio, además, retoma el modelo de la romanidad en los dos cuerpos salientes con arcadas columnatas, amortiguadas para dar espacio a las tiendas, y en la logia superior culmina con una terraza (Figura 8). Estos elementos se reelaboran aquí con un lenguaje moderno. Cabe señalar que la historia es para Sabbatini un instrumento que le permite recuperar elementos tomados del repertorio clásico para reinterpretarlos con un gusto moderno.

Figura 8: Sabbatini, I. Edificio residencial en la vía Arminjon. Fuente: fotografía de Piero Di Domenicantonio. 

Una manera similar de operar se puede encontrar en el proyecto de las “casas económicas de los empleados de la Gobernación” en Vía Andrea Doria (1927-1931), construido por Mario De Renzi y Luigi Ciarrocchi. Aquí, como observó Plinio Marconi en 1932, el diseñador creó un edificio “nettamente moderno nell’impostazione generale della massa architettonica” [netamente moderno en la mampostería general del volumen arquitectónico], que desde un punto de vista decorativo “risente ancora nei dettagli e nelle modanature di motivi classici, interpretati peraltro in modo assai succoso e originale” [todavía está influenciado por los detalles y molduras de motivos clásicos, sin embargo interpretados de una manera muy rica y original] (Pl. Marconi, 1932, pp. 512-513). En esta obra, De Renzi adopta un lenguaje en el que se integran algunos temas de proveniencia clásica, con acentos modernos y con intereses tecnológicos.

El proceso de diseño que conduce a la solución final es complejo. En el primer proyecto, la planimetría del edificio reinterpreta los elementos del pasado en clave moderna con un esquema evidentemente organizado según el concepto de manzana (isolato) ostiense, descripto por Calza e ilustrado por Gismondi. Del antiguo modelo angiporto se deriva la presencia de un pasaje cubierto que comunica la calle con el patio, con las escaleras separadas del ingreso como elementos de distribución y de organización de toda la parcela, además del aprovechamiento de la planta baja principalmente por los negocios. En la solución definitiva, se abandona la tipología del patio cerrado en favor de un edificio compuesto por tres cuerpos dispuestos perpendicularmente hacia la Vía Andrea Doria, conectados entre sí por un lado, con un elemento de igual altura, también ocupado por viviendas y, en el lado opuesto a via Andrea Doria, de bajo volumen, los negocios.

En la obra realizada, la comparación con los hallazgos arqueológicos de Ostia y los escritos de Calza está mucho más presente, sobre todo en la recuperación de algunos elementos formales. El edificio ahora se divide funcional y formalmente en dos partes bien diferenciadas. El basamento, destinado a comercios, y el entrepiso son de ladrillo, mientras que las viviendas superiores, de revoque. La separación entre las dos partes está marcada por el balcón corrido (Figura 9) como en las insulae de la antigua Ostia. Incluso el tratamiento de los ladrillos retoma el lenguaje de las reconstrucciones de este estilo. Se piensa en la imagen propuesta por Ítalo Gismondi de la Horrea Epagathiana como una sucesión de vanos con arcos rebajados, sobre los que descansan también vanos, con arcos de ladrillo. El largo balcón que recorre todo el frente lateral y continúa por la Vía Andrea Doria también proviene de este proyecto ostiense. En este caso, las referencias son la Horrea Epagathiana (Figura 10), la Casa de Diana y las casas de Thermopolio y del Larario ilustradas por Gismondi, y la Casa dei Dipinti ilustrada por Lawrence (Calza, 1923, pp. 3-18 y pp. 49-63).

Figura 9: M. De Renzi, L. Ciarrocchi, edificio residencial en via Andrea Doria. En la fotografía se evidencia el balcón corrido de la fachada lateral. Fuente: fotografía de Piero Di Domenicantonio. 

Figura 10: Reconstrucción gráfica de la Horrea Epagathiana por Gismondi. Fuente: Calza, 1923

De Ostia -y de la arquitectura de la antigua Roma- también deriva el motivo formal del barandal con elementos entrecruzados, que se repite en la secuencia de los balcones del piso superior. Además, la alternancia entre ladrillos y fascias de travertinos en la fachada de Via Leone IV, también derivada de Ostia, se encuentra como un arquitrabe continuo en las aberturas de las tiendas y en el umbral de las ventanas arqueadas del entrepiso. Este es un elemento a menudo utilizado en la época antigua que De Renzi pudo haber visto en algunas visitas a las excavaciones arqueológicas tanto en Roma como en Ostia. Cabe señalar que, en este proyecto, la reanudación de métodos constructivos de la arquitectura romana derivados de las reconstrucciones de Calza y Gismondi no puede entenderse de manera literal, sino que se despliega una evocación a la arquitectura clásica reelaborada con un lenguaje moderno.

Conclusiones

En este documento se han analizado los descubrimientos arqueológicos en Ostia Antica, su relación con el movimiento fascista y el contexto político de la época y cómo a partir de discursos y recreaciones gráficas esa arquitectura antigua descubierta influyó en los aspectos formales y tipológicos de la construcción de edificios de vivienda en Roma en las décadas de 1920 a 1940. En este sentido, el último proyecto analizado, las “casas económicas de los empleados de la Gobernación” construido por De Renzi y Ciarrocchi, es particularmente importante para la edificación de aquel periodo. Será el que con mayor alcance se convertirá en un modelo de referencia para la nueva generación de arquitectos romanos, precisamente por marcar la síntesis entre los valores de la memoria de la casa romana y el desarrollo de ideas innovadoras.

En este proyecto también es posible encontrar el compendio del debate en curso en el panorama arquitectónico romano. Un debate que mira al pasado no como una simple recreación estilística de elementos tradicionales, sino como una re-evocación del mundo clásico elaborado en términos modernos. Donde el binomio tradición-innovación se convierte en las clave para operar en el presente, cada uno con la sensibilidad y el gusto que les son propios, y realizar arquitecturas -en palabras de De Renzi- que expresen “il nuovo sì, ma con proporzioni classiche” [lo nuevo, sí, pero con proporciones clásicas] (Ciucci, 1991, p. 110).

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NOTAS

11. Poeta y crítico literario, Giosuè Carducci en sus Discursi letterari e storici (Bolonia, 1867 y 1871), en conjunción con la designación de Roma como capital de Italia, argumentó la necesidad de trazar un hilo conductor que tuviera como referencia el mundo romano. En sus discursos, afirmó que la “romanidad” debía ser considerada un componente unitario de las culturas regionales. Su pensamiento es importante para comprender los acontecimientos que llevan a la nueva capital a expresar en la arquitectura una imagen representativa de la unidad del país. En este sentido, la exaltación del pasado y la vuelta a la época romana constituyen una forma de definir un único estilo nacional (Carducci, 1874).

22. Todas las traducciones de citas son de la autora.

3. Como ejemplo de las demoliciones se pueden mencionar las casas entre la subida del Grillo y el monumento a Vittorio Emanuele II, (demolidos para resaltar las ruinas del Mercati Traianei) o los foros de Trajano, de César y de Augusto (1924). Las tareas se extendieron hasta la década de 1940, con la destrucción de la columna de Borgo (1937). Estas obras tuvieron como objetivo aislar y celebrar el monumento sin considerar al componente de edificación medieval, renacentista o barroca, y dejar solo lo clásico (Cederna, 1979; Ciucci, 1989).

44. Vaglieri (Trieste, 1865-Ostia, 1913) era auditor. A partir de 1897 fue inspector de Museos, Galerías y Excavaciones y en 1901 pasó a ser director del Museo Nazionale Romano. Desde 1908 fue director de las excavaciones de Ostia hasta 1913, año de su muerte. Durante las obras de Ostia descubrió principalmente edificios públicos.

55. Calza (1888-1946) fue nombrado inspector de Antigüedades en Ostia en 1912. Trabajó hasta 1914 bajo la dirección de A. Pasqui y luego bajo la de R. Paribeni. A partir de 1924 fue nombrado director de Antigüedades de Ostia. Su labor fue importante no solo como arqueólogo, sino también como divulgador a través de escritos y conferencias dirigidas a expertos y público en general.

6. Gismondi (1887-1974) fue arquitecto e historiador de la arquitectura. Ingresó a la Administración de Antigüedades y Bellas Artes en 1910 y fue destinado a la Dirección de Excavaciones de la Antigua Ostia, donde permaneció cuarenta y cuatro años como arquitecto y alcanzó el grado de superintendente. De 1919 a 1938 desempeñó las mismas funciones en la Superintendencia de Antigüedades de Roma. En Ostia trabaja con Calza ocupándose de la reconstrucción gráfica de monumentos antiguos y de completar, mediante el análisis de detalles arquitectónicos, los elementos remanentes de edificios antiguos. Realizó importantes trabajos de arreglo y restauración en Ostia y también en Roma y en varias regiones italianas y en el extranjero.

7. Como sugiere su nombre (de ostium, "boca"), la antigua ciudad de Ostia debe su existencia a la proximidad del Tíber. A finales de la época republicana, Ostia ya era un próspero centro comercial, rodeado de murallas, y en expansión desde el punto de vista urbanístico. A esta época se remonta la disposición del foro y la construcción de termas, horrea (depósitos de granos), scholae (oficinas de colegios profesionales), insulae (viviendas en bloque de varias plantas para alquilar) y el capitolium (templo principal de la ciudad). A partir de mediados del siglo III d. C., muchas actividades comerciales se trasladan a Oporto y comienza la decadencia. Las fuentes literarias cuentan que a mediados del siglo VI d. C. la ciudad ya se mostraba abandonada y aislada.

88. L’I.R.C.I.S., Istituto Romano Cooperativo per le Case degli Impiegati dello Stato (Instituto Romano Cooperativo para las viviendas de los empleados del Estado) era una sección local del INCIS.

9. L'INCIS, Istituto Nazionale per le Case degli Impiegati Statali (Instituto Nacional para las Viviendas de los Empleados Estatales) era un ente público italiano instituido para construir viviendas y gestionar su asignación a los empleados del sector público con un alquiler preferencial.

1010. L’ICP, Istituto Case Popolari (Instituto Casas Populares), más tarde IACP, Istituto Autonomo Case Popolari (Instituto Autónomo Casas Populares), hoy ATER, una institución cuyo objetivo es promover, diseñar, construir y gestionar la construcción pública para ser asignada a los más desfavorecidos con alquileres de valor reducido.

NOTAS

1111. El concepto de “construcción intensiva” refiere a la construcción de edificios consistentes en densidad y tamaño, en su mayoría para uso residencial, típico de los fenómenos de urbanismo, con el objetivo de uso intenso del suelo.

012. El 23 de septiembre de 1937 se inauguró la gran Exposición Augusta de la Romanidad (derivada de una muestra en 1911 en la Exposición Internacional de Roma) en el Palazzo delle Esposizioni de via Nazionale con vaciados y maquetas de monumentos romanos, en la que también colaboraron Calza y Gismondi. La exposición se dividió en ochenta secciones que hacían referencia a todos los aspectos de la vida romana, desde sus orígenes hasta su ocaso en el siglo IV d. C. La muestra continuó luego en la Exposición Universal de 1942 y en 1955 logró colocarse en el interior del Palacio del Museo de la Civiltà Romana.

Recibido: 30 de Agosto de 2022; Aprobado: 24 de Octubre de 2022

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* Profesora Asociada de Historia de la Arquitectura Contemporánea por el Dipartimento di Storia, Disegno e Restauro dell’Architettura, Facultad de Arquitectura, Sapienza Universidad de Roma. Investigadora Correspondiente del Instituto de Arte Americano de Investigaciones Estéticas “Mario J. Buschiazzo” de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires (IAA-FADU-UBA) desde 2012. Doctora en “Historia de la Arquitectura y del Urbanismo” por la Universidad de Florencia y Magister en Restauración Arquitectónica y Recuperación Edilicia, Urbana y Ambiental (Universidad de Roma 3, partners: E.N.E.A., Universidad de Granada, Ecole d’Architecture de Paris-Belville). Ganó una beca de posdoctorado en Historia de la Arquitectura (Florencia 1998-2000) y obtuvo el premio Internacional “Nueva Antología” por su tesis de doctorado (Ginebra 1998). Desarrolla tareas de investigación en el Dipartimento di Storia, Disegno e Restauro dell’Architettura, el Centro de Estudios para la Cultura y la Imagen de Roma y en el Centro Interdepartamental C.I.T.E.R.A. de la Sapienza. Sus principales publicaciones son: Le colonne e il Tempio di Salomone. La storia, la leggenda, la fortuna (Gangemi 2002), Il Palazzo della Sapienza. Storia e vicende costruttive dell’antica Università di Roma dalla sua fondazione agli interventi barocchi (Gangemi 2005), y, con el Dr. Mario Sabugo, Contributi italiani all’architettura argentina. Progetti e opere tra il XIX e il XX secolo/Aportes italianos a la arquitectura argentina. Proyectos y obras en los siglos XIX y XX (DEI Tipografia del Genio Civile, Roma 2013).

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Este trabajo es el resultado de la investigación de la Sapienza Universidad de Roma, “progetti medi”, dirigido por la profesora Simona Benedetti, titulado “Tipologie dell’abitare a Roma. Gli echi dell’antico nell’architettura del primo Novecento”.

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