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Estudios - Centro de Estudios Avanzados. Universidad Nacional de Córdoba

versão On-line ISSN 1852-1568

Estud. - Cent. Estud. Av., Univ. Nac. Córdoba  no.22 Córdoba dez. 2009

 

ARTÍCULOS ORIGINALES

Pacto social y fractura del bloque patronal. Un estudio desde la prensa escrita sobre el origen y crisis de la CGE durante el gobierno de Miguel Ragone, 1973-1974

Alejandra Soler
Rubén Correa

Universidad Nacional de Salta
Facultad de Humanidades - C.I.U.N,Sa.

Resumen

El presente artículo se propone identificar el papel que cumplió la prensa gráfica en el conflicto que suscitó la organización de la Confederación General Económica durante los primeros meses del breve gobierno del doctor Miguel Ragone (1973-1974).
Con el objetivo de frenar el deterioro salarial y alcanzar una tregua que contuviera los reclamos sectoriales, en junio de 1973 el Gobierno nacional junto a las conducciones de la CGT y CGE firmaron el denominado Pacto Social. El Pacto tendía a centralizar la representación de patrones y trabajadores en torno de la CGE y CGT. Con este objetivo, dirigentes de la CGE recorrieron el Interior del país, intentando organizar las filiales provinciales, hecho que conmovería el campo empresarial de Salta. La lucha de Roberto Romero por controlar la organización de la CGE Salta, los conflictos con las estructuras patronales tradicionales y la tensión con el gobierno de Ragone, forman parte de los problemas que indagamos en este trabajo a través de la información de dos diarios locales, El Tribuno y El Intransigente.

Palabras Clave: Roberto Romero; Pacto Social; Confederación General Económica; Confederación General de los Trabajadores; Prensa escrita.

Abstract

This article aims to identify the role of the graphic press in the conflictive times of the organization of the General Economic Confederation (CGE) during the first months of Dr. Miguel Ragone's short term in office (1973-1974).
In order to prevent the fall of salary power and reach an agreement to satisfy the workers’ claims, in June 1973 the national administration and the heads of CGT and CGE signed a Social Pact (Pacto Social). The pact meant to centralize the employers’ and the workers’ representation around the CGE and the CGT. With this objective in mind, CGE representatives traveled around the country to organize the provincial branches, which would cause problems with the employers in Salta. Romero’s struggle to control the organization of the CGE in Salta, the conflicts with the traditional structures of the employers’ leadership and the tension with Ragone´s government are some of the problems dealt with in this work. The material has been gathered from the two local newspapers, El Tribuno and El  Intrasigente.

Keywords : Roberto Romero; Social Pact; General Economic Confederation; Worker`s General Confederation; Graphic Press.

Introducción

El presente artículo forma parte de las investigaciones que venimos realizando sobre la prensa escrita en Salta durante los años setenta, en particular durante el período que abarcó el gobierno del doctor Miguel Ragone (1973-1974).

Son casi inexistentes los trabajos sistemáticos sobre la compleja relación entre poder político, empresarios y medios de comunicación. Para la historia reciente de la provincia, tal situación no es un dato menor si se tiene en cuenta que la empresa Horizontes S.A., que publicaba el diario El Tribuno, y Roberto Romero1, principal accionista y director de la publicación, comenzaron a tener un considerable peso en las relaciones de poder a nivel provincial y regional en los primeros años de los setenta.

El escenario histórico a comienzos de 1973 esta cargado de tensiones. El 11 de marzo la fórmula del FREJULI, Cámpora - Solano Lima triunfó derrotando a las fuerzas de oposición. En Salta, los candidatos peronistas Miguel Ragone - Olivio Ríos recibieron el apoyo electoral de la mayoría de los ciudadanos, con lo que terminaban dieciocho años de proscripción.

El escenario socio-económico no era sencillo. Entre mayo de 1972 y el mismo mes del año 1973 las estadísticas registraban la caída del 11% en el salario medio industrial (Basualdo, 2006). Para frenar el deterioro salarial y alcanzar una tregua que contuviera los reclamos sectoriales hasta tanto el gobierno lograra reorientar el curso de la economía nacional, el peronismo en el poder proponía un nuevo Pacto Social basado en la redistribución de los ingresos (James, 2006).

El Pacto fue firmado el 8 de junio de 1973 por el Gobierno nacional junto a las conducciones de la CGT y Confederación General Económica (en adelante CGE), con lo cual nuevamente ésta última fue reconocida como la principal representación de la corporación empresaria, consolidando un ciclo de creciente interlocución con el poder político, iniciado durante la última fase del gobierno militar de Lanusse.

Roberto Romero, tras su fracasado intento de incorporarse al Justicialismo a fines de 1972 verá en esta coyuntura una posibilidad para instalarse como interlocutor del poder provincial y nacional invocando la representación de los empresarios salteños. La lucha por controlar la organización de la CGE local, los conflictos con las estructuras patronales tradicionales y la tensión con el "gobierno popular" de Ragone, forman parte de los problemas que indagamos en este trabajo a través de la información de dos diarios locales, cuestión que requiere una aclaración previa.

Las empresas periodísticas, empresarios y política

Durante esos años en la provincia circulaban tres diarios: El Tribuno, El Intransigente y Norte. Éste último, adquirido por Romero en 1968, cerró su redacción el 30 de junio de 1974. Esta situación y su participación como accionista en la empresa propietaria del canal local de televisión abierta, forjaron en la opinión pública la idea de un fuerte proceso de concentración y centralización de la propiedad de los medios de comunicación en torno al grupo Horizontes S.A. y a Romero.

El diario El Intransigente, identificado con una fracción de la Unión Cívica Radical, entre 1970 a 1973 fue arrendado con el nombre de Democracia, por un grupo empresarial vinculado al peronismo y encabezado por Roberto Issa. En 1973 pasó a ser administrado por el antiguo dirigente del radicalismo intransigente, ex socio de Roberto Romero y ex gobernador frondicista, Bernardino Biella.

A fines de 1973 el diario fue adquirido por otro grupo (NOA S.A.) conformado por empresarios y productores agropecuarios. La publicación se constituyó en el vocero de una posición alternativa al grupo empresarial Horizontes y en la carrera por captar la atención del público, el directorio de la empresa (del que formaba parte Miguel A. Martínez Saravia), decidió la renovación de los talleres de impresión mediante la adquisición de nuevas máquinas offset, tras lo cual se lanzó en el mes de febrero de 1974 a una dura competencia con el diario El Tribuno. A diferencia de Roberto Romero que no pudo insertarse en la actividad política durante las jornadas del congreso del partido Justicialista en diciembre de 1972, Miguel Ángel Martínez Saravia encabezó la fórmula radical a la gobernación en las elecciones del 11 de marzo de 1973.

Brevemente descripto el escenario provincial, es posible señalar varias cuestiones. La primera de ellas, que las empresas que publicaban los diarios locales reunían en sus directorios a empresarios vinculados en su mayoría a la producción industrial, al comercio y a productores agropecuarios regionales. Segunda observación: los empresarios y productores agropecuarios, al parecer, no constituían un bloque homogéneo -al menos- en el diagnóstico y la táctica a seguir en el nuevo escenario político. Tercero, las empresas y directorios de los diarios estaban presididos por hombres con firmes aspiraciones políticas, aunque ambos, hacia 1973, habían quedado excluidos en la carrera por la gobernación de la provincia.

A partir de aquí es posible elaborar varias conjeturas vinculadas a la historia de los medios de comunicación. En primer lugar, los propietarios de las empresas periodísticas representaban intereses concretos y en pugna dentro del espacio provincial y regional. Segundo, el estudio de los diarios no debería ignorar la lucha de los intereses patronales. Tercero, los diarios constituyen una valiosa fuente de información para estudiar las representaciones que alimentaban la lucha sociopolítica en la provincia, por lo cual descartamos cualquier pretensión de mirar a los periódicos como una "voz independiente" en la opinión pública. Nuestro interés quedará centrado en identificar, a través del discurso periodístico, la disposición de los grupos de intereses enfrentados y el papel que cumplió la prensa gráfica en el conflicto que suscitó la organización de la CGE durante los primeros meses del gobierno de Miguel Ragone.

Las organizaciones patronales
El Pacto Social. El conflicto entre UDEES y la CGE salteña

La carencia de archivos completos de las organizaciones patronales de Salta es suplida por la información periodística que permite arribar a algunas conclusiones provisorias. Así, los comentarios del diario El Intransigente del 16 de junio de 1973 sobre el origen de la Unión de Entidades Empresariales de Salta (UDEES) en 1971 nos brinda una valiosa información sobre las cámaras empresariales que participaron en su creación.

De esta información es posible determinar que los empresarios y productores nucleados en la UDEES provenían de las asociaciones más antiguas de la provincia vinculadas al sector agropecuario y el comercio, concentraban el mayor número de trabajadores y comparativamente tenían un importante peso en el total de los ingresos de los distintos sectores productivos consignados en la información periodística (Cámara del Tabaco, Sociedad Rural, Cámara de comercio Exterior, de Minería y otras).

Muchos de los productores agropecuarios eran al mismo tiempo comerciantes y productores en ramas vinculadas a la agroindustria, por lo tanto, el peso de ese grupo patronal en la dirección de la entidad gremial era determinante. Socialmente estaban identificados con las principales familias propietarias tradicionales y políticamente al viejo partido conservador Unión Provincial- cuyas figuras centrales giraron en torno a la familia Patrón Costas y a la UCR Otros estaban vinculados al partido peronista y a expresiones neoperonistas como el Partido Popular Salteño orientado por el doctor Ricardo J. Durand, que provenía de familias dedicadas a la actividad agropecuaria y comercial. No obstante, en la conducción de estas asociaciones predominaban posiciones tradicionalmente antiperonistas.

La creación de la UDEES en 1971 fue un acontecimiento celebrado por los propietarios tradicionales, pero la llegada del peronismo al gobierno nacional y provincial (mayo de 1973), despertó el riesgo de perder protagonismo frente a la organización de la CGE bajo el impulso del proyectado Pacto Social.

El presidente de la Nación, doctor Cámpora, designó en el Ministerio de Economía a José B. Gelbard, uno de los fundadores de la CGE, entidad clave en el programa de integración "orgánica" y "armónica" de clases pensada en consonancia a la doctrina peronista. El Pacto Social, firmado el 8 de junio de 1973 entre la CGE, CGT y el gobierno nacional, tenía previsto una duración hasta 1975 y entre sus aspectos claves establecía una tregua de dos años en la discusión salarial. Cuestión fundamental para el nuevo gobierno ya que el 31 de diciembre de 1973 caducaban los convenios suscriptos el año anterior por el presidente de facto, Gral. Alejandro Lanusse, lo que abriría la lucha por el ajuste de precios y salarios (Peralta Ramos, 2007).

Uno de los acuerdos previos a la firma del Pacto Social tendía a centralizar la representación de patrones y trabajadores en torno de la CGE y CGT. Con este objetivo, dirigentes de la CGE recorrieron el Interior del país, intentando organizar las filiales provinciales.

El día domingo 20 de mayo, El Tribuno calificó de "positiva" la visita de Julio Broner (presidente de la CGE) quien se reunió con los empresarios salteños en las instalaciones de la Sociedad Italiana. Roberto Romero había sido designado por los empresarios como coordinador de la organización de la CGE en Salta.

Mientras tanto, la Cámara de Comercio e Industria, principal dirigente de la UDEES, discutía la estrategia a seguir frente al avance que había significado aquella reunión del 20 de mayo. En una asamblea realizada en su sede el 29 de mayo, con la sola concurrencia de los miembros de esa Cámara, se aprobó la moción de Alberto Gir, que en su calidad de consejero había propuesto "formar un frente común con todas las cámaras adheridas a la UDEES... acelerar el proceso y dejar constituida en forma provisoria la filial de la CGE, en el convencimiento de que en dicha medida figura la mejor solución para el empresariado evitando un incipiente desmembramiento de la Cámara de Comercio e Industria"2. Días después (31 de mayo), el diario El Intransigente informaba que se había constituido un Consejo Directivo Provisorio de la CGE presidido por Alberto Gir e integrado por otros miembros de la Cámara de Comercio e Industria, de la producción, Comercio Exterior y Sociedad Rural. Miguel Ángel Martínez Saravia y Marcelo Isasmendi asistieron en representación de la Cámara de Tabaco pero no integraron el Consejo Directivo Provisorio.

La conformación de una CGE controlada por la UDEES se constituyó en torno al peso de cada cámara y no de acuerdo a la organización estatutaria de la CGE en tres ramas de la actividad económica: producción, industria y comercio. Al mismo tiempo, la integración del Consejo Directivo mostraba la convergencia de las cámaras tradicionales, a las que se sumaron algunos miembros de la Cámara Regional de la Producción, que reunía a los productores de pimentón, tabaco, ganadería, algodón, de frutas y hortalizas. La incorporación de algunos dirigentes de esta cámara fue un hecho llamativo, ya que como recordaban los periódicos, fue organizada para agrupar a los pequeños y medianos patrones frente a los intereses de los grandes empresarios3.

Romero y la CGE "auténtica" e "independiente"

periódicos que relatan la visita de Broner a Salta no brindan detalles acerca de quienes fueron los cien empresarios que se reunieron con él, pero es evidente que Broner tuvo que realizar distintas reuniones con una dirigencia que estaba dividida. Así, se entrevistó por separado con miembros de la Cámara de Tabaco, con dirigentes del Partido Justicialista y con el gobernador Ragone.

Frente a la estrategia relámpago de los grupos tradicionales que constituyeron la CGE provisoria, Roberto Romero tuvo que acelerar la tarea de convocar a los empresarios y productores excluidos por la UDEES.

Distintas editoriales y notas locales publicadas por El Tribuno comenzaron a trazar el perfil del debate patronal.

Una de estas editoriales recordaba las dificultades que habían tenido los empresarios para alcanzar la unidad e incorporarse a un proyecto productivo nacional:

...Salta quedó rezagada. Salvo expresiones aisladas, que contaron con el más franco apoyo de nuestro diario, nos mantuvimos separados... los del interior y los de la Capital, los del sur y los del norte, los del este y los del oeste. Ni siquiera se trabajó para que cada pueblo tenga a nivel de organización representativa una entidad... De allí, la importancia de lograr una unión del empresariado de toda la provincia, pero que se haga para todos los pueblos; para que la organización no se someta únicamente al servicio de los intereses capitalinos y de los vecinos allegados... esta unidad debe trascender al orden nacional... Desde nuestras columnas habremos de apoyar decididamente esta unidad del empresariado de Salta, manteniendo el principio de defensa de todos los sectores, erradicando maniobras tendientes a frenar el impulso de las organizaciones del interior y levantando las banderas de la necesaria fortaleza de un gran frente de lucha por el progreso y contra el subdesarrollo [el resaltado es nuestro]4

El discurso periodístico al mismo tiempo que renegaba de la distinción entre los empresarios de la "Capital" y los del "interior" buscaba que estos últimos se identificaran con su propuesta, explotando algunos reclamos vinculados a cierta exclusión de los pequeños y medianos patrones en las decisiones adoptadas en beneficio delos grandes empresarios. Romero comenzó una intensa recorrida por los pueblos del interior desde donde escribía las editoriales de El Tribuno vertiendo sus impresiones sobre la situación socio-económica de los pueblos que visitaba. Denunciaba el centralismo administrativo que postergaba las obras de infraestructura en la región, además de las dificultades que tenían dirigentes y funcionarios para viajar hasta Buenos Aires, debido a que el gobierno nacional había levantado los vuelos de Aerolíneas Argentinas.

El análisis de Romero era un verdadero baldazo de nafta a una hoguera, en el mismo momento que el gobernador Ragone realizaba un conferencia de prensa para informar las dificultades financieras de la provincia, dando a conocer que al asumir había encontrado un importante déficit que le impedía continuar con las obras públicas y pagar los sueldos del mes de mayo.5

El día 7 de junio El Tribuno informaba: "El empresariado del interior de la provincia se incorpora a la CGE". Romero había logrado reunir a los empresarios y comerciantes de las localidades del norte de Salta para conformar la organización de asociaciones locales que adherirían a la convocatoria de la CGE.

El día 10 de junio, a propósito de un reportaje a Jacobo Lacks, vicepresidente del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, el diario publicaba un artículo bajo el título "Cooperativa de Crédito, plan económico y la CGE "auténtica", que le permitió marcar las limitaciones del programa económico sustentado en el Pacto Social. Lacks lo calificaba de insuficiente: "...se trata de un programa que no afecta a la necesidad de cambios estructurales para el futuro, sino de un programa de coyuntura, anti recesivo, que de aplicarse en profundidad, puede crear las condiciones para sacar al país de su situación actual". Por otro lado, Lacks señalaba que el gobierno debía trabajar en forma profunda para determinar las causas reales de la inflación y la especulación para evitar que las medidas represivas recaigan sobre los pequeños comerciante y el consumidor. Estos debían tomar la bandera confederal por que la experiencia indicaba que allí donde la CGE no se había podido organizar, los grandes empresarios, responsables de la inflación y la carestía de la gente, "han corrido presurosos a constituirse en CGE. De esta manera han desnaturalizado en horas, o han pretendido disfrazar una filosofía que fue toda la vida contraria a los postulados de la CGE".

Para Romero no fue difícil explotar la subalternidad de las pequeñas organizaciones con las cuales fue incrementando el número de instituciones que adhirieron a su propuesta y El Tribuno se constituyó en el vocero oficial del programa diseñado por el grupo empresarial Horizontes S.A. En la primera compulsa de fuerzas, Romero había logrado la adhesión de un grupo de empresarios agroindustriales vinculados a las vitivinícolas y la explotación forestal. También lo acompañaba un grupo de empresarios de la Cámara de fabricantes de máquinas agrícolas, con lo cual quebraba a la UDEES y algunos dirigentes de la Cámara Salteña de la Construcción. En la rama de producción, lo apoyaban un sector de la Cámara Regional de la Producción y de la Cámara de Minería. El núcleo más importante estaba constituido por los empresarios vinculados al sector terciario del comercio y tiendas del interior y de la ciudad capital. También es posible advertir la participación de conocidos dirigentes peronistas opositores al gobernador Ragone y fundadores del Movimiento de Recuperación Peronista, como Jaime Duran y otros como Emilio Pavicevich, de la lista Azul y Blanca.

Romero publicó una solicitada convocando para el día 18 de junio la asamblea constitutiva de la CGE. Durante los días previos El Tribuno se dedicó a publicar la opinión de los dirigentes patronales que apoyaban la convocatoria. Los argumentos utilizados por los empresarios señalaban el clima de época, abundando en expresiones vinculadas al proyecto "nacional y popular", o aquellos términos que repudiaban la presencia del capitalismo monopolista multinacional y el rechazo del tutelaje de las organizaciones tradicionales.

La mayoría de las opiniones daban muestras de un proceso de cambio generacional en la dirigencia empresarial para señalar que ya "habían llegado a la mayoría de edad"6 y podían participar directamente en las negociaciones propuestas por el Pacto Social y en la formulación de un programa económico que sacara a Salta del estado de postración. El representante del sector de Tiendas, Zapaterías y afines, José Corona, proponía un "recambio que incorpore nueva gente a la conducción del empresariado de Salta...a una formación auténtica, que nadie se disfrace de CGE para aferrarse a personalismos".7 El productor bodeguero Carlos A. Murga declaraba que

...nadie, ni los denominados dirigentes de la actividad empresaria 'tradicional’ aportaron preocupación para las grandes soluciones en los sucesivos gobiernos, pero ha pasado ya la época de los autoerigidos dirigentes con este despertar que se observa en las fuerzas y reservas populares del país, la base del empresariado nacional viene a luchar contra el privilegio económico y las empresas multinacionales. El instrumento idóneo es la CGE que aglutine al empresariado en torno al programa popular y nacional expresado en el Pacto Social 8

La asamblea del 18 de junio fue presidida por Romero en la Legislatura provincial, y asistieron al debate cientos de empresarios y productores que procedieron a elegir el Consejo Directivo según las tres ramas que habían conformado históricamente a la CGE.

Iniciada la reunión, Romero dedicó parte de su alocución a informar sobre el fracaso de las gestiones realizadas ante el señor. Gir y Miguel A. Martínez Saravia de la UDEES para unir al empresariado salteño. Como prueba de las actividades desarrolladas en esa dirección y legitimando al diario de su propiedad como portavoz de los intereses de un grupo de empresarios, Romero ordenó por secretaría la lectura de editoriales y notas publicadas por El Tribuno. Luego se procedió a nominar los representantes por actividad y ramas de la producción. La comisión directiva fue integrada por:


Fuente: Diario El Tribuno, 19 de junio de 1973

La composición de la comisión directiva de la CGE da cuenta de la integración de nuevos dirigentes del interior y de actividades que nucleaban a pequeños y medianos propietarios, pero también las limitaciones estructurales de la economía salteña con escaso desarrollo industrial.

En los días sucesivos el diario El Tribuno dedicó nueve editoriales9 para fundamentar la existencia de la CGE y a plantear un programa para el desarrollo económico de la provincia.

Renuncia de Romero a la conducción de la CGE

Los días que antecedieron y sucedieron a la conformación de la CGE no fueron sencillos, ni para el campo empresarial, ni para la CGT Salta, y menos aún para el gobierno nacional y el provincial. El edificio del Pacto Social temblaba frente a la crisis política y económica.

La masacre de Ezeiza el 20 de junio, la renuncia de Cámpora el 13 de julio, la definición de la candidatura Perón-Perón a la presidencia y vice respectivamente, el asesinato de Rucci, el 25 de septiembre, dos días después del triunfo de la fórmula justicialista, junto al fracaso de la política de control de precios y la pretendida supresión de la lucha social por los salarios y las condiciones laborales, constituyeron algunos de los factores de una situación donde la sociedad pendulaba entre las expectativas políticas por el retorno de Perón al creciente malestar por la inflación, el desabastecimiento y la escalada de violencia (Servetto, 2007, James, 2006).

En Salta, a partir de junio de 1973, la CGT comenzó a recorrer un camino marcado por las luchas entre los gremios vinculados al secretario general de la CGT, José Rucci y a la lista Azul y Blanca, opositora al gobernador Ragone, y los de tendencia clasista. Durante el mes de junio, la ocupación del local cegetista por miembros de los grupos gremiales clasistas y del Frente Revolucionario Peronista dirigido por Armando Jaime provocó la intervención de la Regional Salta. En septiembre de 1973, la toma de la Casa de Gobierno por los sectores de la lista Azul y Blanca y dirigentes sindicales ortodoxos, volvió a encender el conflicto y la violencia entre las distintas facciones que desplegaban una lucha que atravesaba el campo político y sindical (Tejerina, 2007; AA.VV, 2006).

La movilización callejera, la ocupación de intendencias, escuelas, locales sindicales, radios, la división de los bloques legislativos, fueron condicionando las posibilidades del gobierno de Ragone y lo inclinó hacia una política de conciliación con el gobierno nacional que lo llevó a desprenderse, en los últimos meses de 1973 y los primeros de 1974, de sus colaboradores más cercanos, cuestionados por la derecha peronista (Escotorín, 2007; Correa, Quintana, 2007).

En los primeros días del mes de septiembre de 1973, la CGE Salta volvió a ser noticia. El presidente de la institución Julio Broner llegó a la provincia y puso en posesión a las autoridades de la comisión directiva organizada en el mes de junio. Días después, sorpresivamente, Roberto Romero dio a conocer públicamente a través del diario El Tribuno una nota de renuncia presentada al Consejo Directivo de CGE.

El alejamiento de Romero puede ser interpretado desde distintas perspectivas. En primer lugar, cabría preguntarse ¿Por qué demoró tanto tiempo la CGE nacional en reconocer la comisión directiva de la Filial Salta? ¿Cuál era la situación de Romero en la interna empresarial a nivel nacional y provincial? La renuncia de Romero ¿fue una decisión abrupta o el resultado de los obstáculos que encontró para dirigir el bloque empresarial? Contamos con escasos elementos para responder estos interrogantes, pero es posible que varios factores fueran evaluados por el empresario para efectuar su renuncia. Entre ellos, la profunda desconfianza que producía entre los propios aliados partidarios y empresariales, quienes no desconocían las dificultades para controlar un socio demasiado poderoso, con la suficiente capacidad material para controlar en poco tiempo la estructura partidaria y la política provincial.

En cuanto a los grupos vinculados a Ragone, es importante confrontar la información de los periódicos con algunos testimonios de los dirigentes vinculados al gobernador, con el objetivo de establecer en forma relativa qué evaluación realizaba el gobierno sobre la figura de Romero. En algunos, existía la hipótesis de que el empresario buscaba su designación como funcionario del gobierno provincial. Tal es el caso del ex secretario privado del gobernador Ragone, el señor Gregorio Caro Figueroa, quien en una entrevista sugirió tener en cuenta un interés inmediato del empresario:

Romero no ocultaba su ambición de poder..., el quería ocupar... una (secretaria). Que se le creara algo así como una secretaría de comercio exterior. En ese momento Romero era el presidente de la CGE local, ahí estaba Broner, Julio Broner, y un fin de semana, un sábado lo llamaron porque iba a haber una comida con Broner y demás. Y yo estaba en la casa de Ragone, entonces Ragone reaccionó mal... se refirió con términos un poco duros sobre Romero. Ragone percibía que iba a tener un poder dentro del poder...10

En el mismo sentido, el Ing. Jesús Pérez, ex ministro de Economía del gobierno de Ragone comenta un diálogo entre el gobernador y el empresario:

Romero, no se confunda; usted es bienvenido al Movimiento Justicialista pero debe comprender que tiene que ponerse en fila. El rostro del poderoso empresario se puso cetrino. Había pedido hablar con Ragone a solas, y éste lo citó en su casa. Estaba más que seguro, en razón de espectatividad, que ofreciendo su apoyo, Ragone lo distinguiera, por lo menos, con la presidencia del Banco de la Provincia, cargo al que aspiraba(...) La carga de sus antecedentes pesaba sobre la figura de Roberto Romero, quien trabajando desde la sombra, a la sordina, astutamente movía piezas para "enjabonar" el piso del mandatario, de tal forma que se creó una corriente al amparo del financista contraria al gobierno de Ragone (Pérez, 2004)

Es posible que las dos memorias citadas hayan reconstruido relatos donde confluyen distintos tiempos y circunstancias, presentando al principio lo que esta al final del proceso. Quizás, en una primera instancia, Romero intentó algún tipo de acercamiento con el nuevo mandatario, pero en septiembre de 1973, la situación del gobierno provincial era bastante compleja como para que el empresario creyera conveniente insistir en constituirse en parte de un gobierno que parecía navegar sin el apoyo de las autoridades nacionales y en sentido contrario a los intereses empresariales más concentrados.

En su relato, Jesús Pérez abre algunos interrogantes sobre la renuncia de Romero a la CGE:

"Una vez recibo un llamado telefónico, del presidente de la CGE, Ing. Julio Broner. -Che, que pasa con Romero?. -Mira Julio. Personalmente yo no tengo nada en contra y pienso que el Gobernador tampoco. Por las dudas te aclaro que jamás hablé con él, a menos que yo me acuerde, de tal forma que nunca tuve un sí o un no. -Pero lo han desplazado de la presidencia de la CGE - Te aclaro que el reemplazo ha sido obra pura y exclusiva de los empresarios y el hecho de que el nuevo presidente sea amigo mío, es pura casualidad. Con Broner habíamos sido compañeros en la Facultad y en aquellos tiempos discrepábamos políticamente. - Habría que arreglar, Jesús.
La conversación había tenido lugar porque el grupo denominado Lealtad que respondía al doctor Ragone lo sindicaba al director del diario El Tribuno como la eminencia gris y sostén económico de la campaña de desprestigio desatada contra el gobierno. De aquel grupo partió la idea de propiciar la expropiación del diario... (Pérez, 2004)

Si la renuncia de Romero fue producto de la decisión de los propios empresarios y quien asumió la presidencia era un amigo personal del ministro de Economía, es posible concluir que Ragone había obtenido un importante triunfo político sobre un rival al que consideraba un obstáculo para la estabilidad de su gobierno. Para tener un panorama más amplio, es importante analizar algunos datos que emergen de la información periodística. El día 7 de septiembre había arribado a Salta el presidente de la CGE, Julio Broner acompañado por el señor Luis Dujovner, miembro del Instituto de Investigaciones Económicas y del Directorio del Banco Hipotecario Nacional.

El diario Norte informó que la visita incluía dos reuniones con la comisión directiva de la CGE Salta, y una con la Cámara de la Construcción, de la cual provenía el Francisco García. En su edición del día 8 de septiembre el diario Norte desarrolló una extensa crónica de la reunión de Broner en la Legislatura provincial con los legisladores y los dirigentes de la CGE y CGT local. Allí se resaltaban los puntos más sobresalientes de la exposición de Broner y las inquietudes planteadas por legisladores y empresarios frente a la propuesta económica que defendía el dirigente nacional. En el último párrafo de la crónica se deslizó el siguiente comentario: "posteriormente de la reunión en la Legislatura, el Sr. Ing. Broner sostuvo una reunión con los dirigentes de la CGE en la que se consideraron problemas internos inherentes a la institución..."11.

En el transcurso de la reunión tomaron posesión oficial de sus cargos la conducción de la CGE Salta presidida por Roberto Romero, pero dos días después Romero presentó su renuncia. Ésta fue aceptada a fines de septiembre por la comisión directiva; quedó como nuevo presidente el Ing. García, en la vicepresidencia 1º, Jaime Duran y en la 2º, Juan Esper. Estrechamente vinculados a Roberto Romero, estos últimos también fueron designados como delegados por Salta a la Asamblea Nacional de Entidades Empresarias.12

El segundo dato a tener en cuenta, a la luz de los acontecimientos posteriores a la renuncia de Romero, fue el debate abierto en torno al proyecto de reforma de la Carta Orgánica del Banco provincial que desató la protesta de todas las entidades empresarias, pues en ella no se contemplaba la participación en el Directorio de las tres ramas de la actividad económica. El gobierno tomó el camino de convocar por separado a las distintas entidades empresarias. A pesar de esta estrategia de negociación con cada grupo empresarial, el Gobierno no renunció, en un primer momento, a consolidar la nueva conducción de la CGE, a la que convocó para integrar la Comisión de Precios, Ingresos y Nivel de Vida, a través de la cual esperaba alcanzar un espacio de consenso con los empresarios13. Días después, 21 de noviembre, el Gobierno comunicó que, por Resolución 267, el Ministerio de Economía había acordado concretar el plan de construcción de viviendas encarado por la CGE Salta14, aunque luego retornó a la convocatoria individual a las distintas entidades empresariales.

El día 12 de febrero de 1974, el diario La Nación dio a conocer un comunicado de la CGE Salta, en el que informaba sobre una nota enviada al gobernador expresando su preocupación por el escaso espacio dado a la CGE para analizar, en conjunto, "algunos conflictos en la provincia". Señalaban que con esto no pretendían invadir las facultades propias del gobernador, más bien expresaban la preocupación por la relación distante entre el gobierno y otros organismos representativos de la sociedad.15.

El gobierno de Ragone no modificó la estrategia durante el año 1974, situación que le permitió mantener divididos a los empresarios, ampliando la brecha que lo separaba de la CGE y de los otros sectores, a pesar de realizar algunos guiños condescendientes a los grupos tradicionales. En este sentido, el diario El Intransigente, durante el mes de noviembre de 1974 y a pocos días de la intervención federal, publicó un artículo con el titulo: "La oligarquía que conozco en Salta es la de los hombres que trabajan, producen y contribuyen al progreso de la provincia". La crónica comentaba que Ragone en su discurso en la Sociedad Rural Salteña se había dirigido de esta forma a quienes "acusaban al gobierno de tozudez y de ser comunoide". Para convencer al auditorio de su posición desvinculada a la lucha de clases argumentó que:

únicamente reconocía una clase de división: la de los hombres de conducta limpia, los honestos, y los otros que no lo son... yo sé bien que detrás del patrón hay algo más profundo, hay algo así como un padre, porque es así como actúa con los que trabajan bajo su dependencia y les da, generalmente, más de lo que se establece en la letra fría de los convenios o leyes laborales16.

Si la crónica periodística recoge con cierta precisión el discurso del gobernador, es posible advertir que Ragone había ofrendado en la pira de la Sociedad Rural el Estatuto del Peón, las leyes sociales y las políticas estatales que rememoraban los orígenes del peronismo. Sin embargo, su esfuerzo fue estéril, la caída ya estaba decidida en el interior del propio peronismo. El 22 de noviembre de 1974, la presidenta Martínez de Perón firmó el decreto de intervención a los tres poderes provinciales.

A manera de conclusión

En la introducción del artículo señalamos que uno de los objetivos de nuestro trabajo era analizar la compleja relación entre política, empresarios y medios de comunicación. Por otro lado, recuperar a partir del discurso periodístico cierta información que permitiera avanzar en la comprensión del conflicto que dividió a los empresarios salteños durante el proceso de organización de la CGE en Salta en 1973.

Un tercer objetivo era establecer el alcance de la disputa entre el gobernador Ragone y Roberto Romero, este último constituido en un nuevo factor de poder, en una provincia caracterizada por la expansión de las actividades comerciales y de servicio, además por el débil crecimiento del sector industrial y con altibajos en la producción de bienes primarios, que necesitaba del impulso estatal para el fomento de nuevas actividades económicas.

La carencia de fuentes documentales en las instituciones gremiales empresarias constituye a la información periodística, las memorias, los relatos autobiográficos y las entrevistas orales, en los elementos claves para construir el dato histórico y encontrar algunas relaciones que permitan reconstruir el movimiento de la historia reciente.

En este sentido, el estudio advierte lo que parece obvio: el interés de los medios de comunicación no esta desprovisto del interés de sus propietarios. Sin embargo, no basta con suponer esta relación, sino que es necesario explicitarla y mostrar las fluctuaciones históricas y sus vinculaciones con la política, teniendo en cuenta que tal relación no es lineal y directa, sino mediada por la marcha de las disputas, alianzas y contraalianzas, en cada momento histórico.

Nuestro objetivo fue colocar sobre el tapete alguno de los factores que incidieron en la fractura del bloque empresarial en 1973-1974. Entre ellos resaltamos el proceso de recambio generacional que cobró relevancia a partir de la convocatoria de Roberto Romero para constituir la CGE, frente a las entidades patronales tradicionales agrupadas en la UDEES. Recambio que no debe interpretarse en términos etarios, sino en relación con la forma de concebir los negocios y el papel de la política en la consecución de sus intereses particulares.

Por otro lado, en el trabajo se explicitó la estrategia del gobierno, que frente al creciente poder de Romero, optó por contribuir a la fractura de los empresarios, para terminar recostándose en una fracción de ellos tratando de evitar el derrumbe. Es evidente que la figura de Romero, fue un problema insoluble para el Gobierno, como para las distintas facciones peronistas y algunas fracciones de empresarios e industriales de Salta.

En el campo empresarial, por aquellos años, Romero no pudo legitimar su conducción sobre los dirigentes del sector. Con cuarenta y siete años al momento de disputar la conducción de la CGE, llevaba quince años madurando un proyecto para reemplazar la visión conservadora y de escaso riesgo que había caracterizado a los propietarios tradicionales.

La propuesta implicaba audaces alianzas con las burguesías en un espacio que desbordaba los límites jurisdiccionales nacionales y provinciales, para plantear una proyección regional ligada a los mercados centrosudamericanos.

Las líneas centrales de este proyecto fueron plasmadas durante años en las editoriales y notas publicadas por los diarios que controlaba Romero. La estrategia estuvo dirigida a generar consenso social por abajo a través de las actividades populares del Ateneo El Tribuno (cuestión no desarrollada en este trabajo); mientras que por arriba había planificado una alianza empresarial para desplazar las viejas dirigencias patronales.

Sin embargo, la conflictividad interna del peronismo y la propia desconfianza de los empresarios fueron algunos de los factores que lo obligaron a revisar la estrategia de acercamiento al gobierno de Ragone para adoptar una actitud opositora hasta la intervención federal. Depuesto Miguel Ragone, desde el diario El Tribuno, además de apoyar al gobierno de Isabel Perón y a la intervención federal del doctor Mosquera, se constituyó en una solitaria voz, que en medio de la recesión y la inflación de mediados de 1975, continuó reivindicando las ventajas del pacto social, pero curiosamente, sin el entusiasmo anterior por alcanzar la unidad de los empresarios en la CGE. Romero había comprendido rápidamente que no estaban dadas las condiciones para conducir desde esa institución al nuevo bloque empresarial de Salta.

Notas

1. En 1957 Roberto Romero, asociado a don Bernardino Biella y Jorge Decavi, compró en remate el diario El Tribuno, periódico confiscado al Partido Peronista por la dictadura militar de 1955. En 1959 el grupo empresario organizó el primer directorio de la empresa Horizontes S.A. En 1972 Romero se incorporó al Justicialismo, pero su presencia es resistida por los dirigentes tradicionales del partido y por los miembros de la juventud peronista. En 1973 se vinculó al Movimiento de Recuperación Peronista que desconocía el liderazgo de Ragone. En 1983, nuevamente ingreso su ficha de afiliación al partido Justicialista, pero el triunvirato responsable de la normalización partidaria trabó su incorporación, por lo cual tuvo que recurrir a la Justicia Federal. El ex juez Federal doctor Ricardo Lona falló a su favor, lo cual le permitió competir en las elecciones internas que lo llevaron como candidato a gobernador de la provincia de Salta en las elecciones de octubre de 1983. (Cfr. Edición Especial de El Tribuno. 50 Aniversario, 1949-1999)

2. Acta Nº 757. Folio 386. 29 de mayo de 1973. Libro de Actas de la Cámara de Comercio e Industria.

3. Editorial del diario El Tribuno, La organización empresaria, 1º de junio de 1973

4. Ibid.

5. Diario El Intransigente, 4 de junio de 1973

6. Diario El Tribuno, 12 de junio de 1973.

7. Ibid.

8. Diario El Tribuno, 14 de junio de 1973.

9. Cfs. editoriales del diario El Tribuno, desde el 22 de junio al 1º de julio de 1973

10. Soler, Alejandra y Servetto, Alicia. Entrevista a: Gregorio Caro Figueroa. Salta, 18 septiembre de 2006.

11. Diario Norte, 8 de septiembre de 1973.

12. Diario El Tribuno, 29 de septiembre de 1973.

13. Diario El Intransigente, 16 de noviembre de 1973.

14. Diario El Intransigente, 24 de noviembre de 1973

15. Diario La Nación, 12 de febrero de 1974.

16. Diario El Intransigente, 14 de noviembre de 1974.

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Fuentes
Análisis de la Estructura económica de Salta. Secretaría de Estado de Planeamiento. Confederación Empresaria de Salta. Agosto 1990. Gobierno de la Provincia de Salta
Diario El Intransigente, 1973-1974-1875
Diario Norte, 1973
Diario El Tribuno, 1973-1974-1975
Diario La Nación, 1973-1974
Revista El otro pais. Números sueltos, 1974.
Edición Especial de El Tribuno 50 Aniversario, 1949-1999. Salta.
Libro de actas de la Cámara de Comercio e Industria.

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