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Pampa (Santa Fe)

versão On-line ISSN 2314-0208

Pampa  no.10 Santa Fe dez. 2014

 

ARTÍCULOS

Observación y control: la decadencia del plan. Aportaciones emergentes del paradigma de la sostenibilidad

 

Roberto Fernández

Universidad Nacional de Mar del Plata.
Doctor Arquitecto, por la Universidad de Buenos Aires, donde dicta la cátedra de Historia de la Arquitectura y el Urbanismo.
Dirige el IHAM (Instituto del Habitat y el Ambiente, ex CIAM-Centro de Investigaciones Ambientales) de la Universidad de Mar del Plata y es miembro del Instituto de Urbanística de Valladolid. E-mail: rfernand@mdp.edu.ar

Fecha de recepción: 06 | 08 | 2013
Fecha de aceptación final: 18 | 02 | 2014


RESUMEN

Un cauce significativo de alimentación de nuevas teorías urbanas -y por tanto también de críticas y de proposiciones metodológicas de actuación en las problemáticas de las ciudades, sus sociedades y territorios- proviene del que llamaríamos paradigma de la sostenibilidad que desde su aparición técnico-política en torno de la cumbre mundial de Río en 1992 se ha constituído en un espacio conceptual articulado con una conciencia de finitud tecno-energética, una desconfianza en torno del progreso irreversible de la urbanización planetaria (sobre todo allí donde, como en China e India, aquella era baja) y en un campo que frankfurtianamente podríamos llamar de negativismo crítico que a menudo desemboca en jeremíadas apocalípticas e infructuosas tentativas de imaginar lo posurbano. Paradójicamente el ideal romántico-sostenible de una posciudad derramada en el territorio y conectada por networks diversos es lo menos sostenible posible desde una lógica de finitud de recursos. Pero la aportación emergente de los discursos sostenibles ofrece un modelo de observación y control ciertamente derivado de los scoreboards tipicos del management empresarial estratégico lo que tiende mas al diseño de plataformas de información estratégica que a planes: plataformas que diagnostican desviaciones aceptables o node indicadores de sostenibilidad y que quizá ayudan mas a los movimientos sociales reivindicativos que a la gobernanza de las alianzas entre Estado y Economía.

Palabras clave: Sostenibilidad; Plataformas de observación y control; Información democrática de sostenibilidad urbana; Decadencia; Crisis del plan.

SUMMARY

Observation and control: the decline of the plan. Contributions emerging paradigm of sustainability

A significant channel power of new urban theories - and therefore also of critical and methodological proposals for action in the problems of the cities, their societies and territories-that call comes from the paradigm of sustainability since its inception in technical and policy around the World Summit in Rio in 1992 has become a conceptual space articulated with an awareness of finite-energy techno, a distrust of the irreversible progress of global urbanization (especially where, as in China and India, that was low) and in a field that could call frankfurtianamente critical negativity that often leads to apocalyptic jeremiads unsuccessful attempts to imagine the posurban state. Paradoxically the romantic ideal of a sustainable poscityshed in the territory and connected by different networks is less possible-sustainable from a logic of finite resources. But the contribution of discourses emerging sustainability offers anobservation and control model derived from the scoreboards certainly typical of strategic business management which tends more to the design of strategicinformation platforms to plans: platforms diagnosed acceptable or not deviations of sustainability indicators and perhaps serves more to help social protest movements that governance of partnerships between State and Economy.

Key words: Sustainability; Observation and control platforms; Democratic urban sustainability information; Plan decline; Crisis.


 

1. Hipótesis sobre la decadencia de la idea de plan

Postular la hipótesis de una decadencia de la idea de plan como proceso- producto y del planning como actividad de producción de planes en relación a establecer un estado del arte en el campo de la Teoría Urbana significa a nuestro jucio, tres consideraciones que trataremos de desarrollar. En primer lugar, el montaje de una concepción crecientemente abstracta y anti-fisicalista de una idea de planificación urbana emergente de una general disposición de la ciencia política tendiente a acompañar y explicar la organización territorial que resultaría consecuencia del despliegue y consumación del capitalismo avanzado. Desde tal perspectiva diríase que la flexibilización de la economía o la deriva absoluta del capital y sus mercancías requiere como condición, la indeterminación espacial, la flexibilidad de localizaciones alternativas y la remoción de todos los anclajes que obstruirían aquella ideal absoluta movilidad. En segundo lugar, la promoción de un enfoque de planificación insurgente o radical (los términos son de John Friedmann, quizá el adalid principal de un planning optimista basado en el enfoque bottom-up) que planteó a lo largo de los últimos 40 años, propuestas tales como la reivindicación del pensamiento socialista utópico, el empowderment de sectores populares o las diferentes formas de analizar los procesos de lucha por una good lifedentro de una voluntad de acumulación sinérgica de pequeños cambios. Estas posturas asumen la declinación del Estado y la liberación del capital empresarial respecto de la lógica de localización de las actividades (eso sería, dicho sea paso, el planning) y postulan como contrapeso, una clase de reorganización de la sociedad civil que exprese cuando menos, su reacción frente a la impunidad decisional de la hegemonía megaempresaria del mundo contemporáneo. En tercer lugar, el progresivo abandono del rol proactivo del planning a favor de actuaciones de descripción y observación de procesos cuyo sentido y finalidad ya resultan definitivamente ajenos y hasta contradictorios de los propósitos del planner devenido analista.
Los procedimientos de realización de estas descripciones pueden basarse en criterios de racionalidad por completo ajenos a los que se ponen en juego en las transformaciones empíricas del mundo urbano concreto: lo que engendra confrontaciones discursivas como la contraposición de la racionalidad realista de la maximización de plusvalías emergentes de la renta del suelo potenciadas por el incremento del capital financiero inmobiliario respecto de la racionalidad crítica con que suele indagarse tal fenómeno central de la economía reciente por ejemplo en torno de externalidades indeseadas como los procesos que los sociólogos bautizaron como gentrification. Quizá una última secuencia de estos procedimientos de análisis urbanos efectuados mediante la contraposición de lógicas o racionalidades, sea el que surge en torno de la aplicación de criterios o principios emergentes del paradigma de la sostenibilidad. La fractura de las certezas respecto del mantenimiento y crecimiento sine die del modo productivo capìtalista que expresaría el colapso del sustento ecosférico de la población y actividad existentes y futuras, abre por otra parte, una situación de crisis endógena en la lógica del capitalismo globalizado, alterando dramáticamente por ejemplo, las equivalencias de valor entre capital financiero (excedentario) y capital natural (restringido).

2. Gestión urbana: pasaje de la regulación-modelaje a la observación-control

Diríamos adicionalmente que estos tres criterios expuestos para explicar una decadencia del plan se entrelazan y vinculan para dar cuenta del ciclo de declinación fáctica de una Teoría Urbana que en medio siglo (desde fines de la posguerra e inicio del efímero welfare state occidental y de la planificación socialista) extingue su capacidad de modelar y regular la ciudad deseable- posible y da paso a modalidades analíticas de observación y en la mejor de las escenas políticas, de control: observación y control de procesos de cambio urbano ya desvinculados de efectos o fines a cargo de planificadores, pasaje de unas teorías urbanas vinculadas a la predicción/prescripción a otras relacionadas a la constatación/neutralización. En el primer caso se asigna al poder del Estado benefactor o que procura el bien común, las tareas de diagnosticar-modelar el futuro posible y de autorizar/estimular acciones propias (emergentes de políticas públicas) y ajenas o privadas que implican relacionar actividades y territorios.
En el segundo caso se postula que el poder (regulatorio) residual del Estado inserto en y determinado por el macropoder emergente de la globalización, realice las tareas de describir/analizar la realidad inmediata de los fenómenos urbanos actuada por diversos y variados roles activos y pasivos y de monitorear/evaluar determinados efectos generalmente marginales de esos fenómenos instrumentando acciones de control de situaciones anómalas respecto de determinadas expresiones de indicadores estratégicos. Una buena parte del aporte de la modernidad a las teorías urbanas pasa por la voluntad de planificar la forma urbana en parte mediante un mero multiplicador de modulaciones edilicias (patéticamente ingenuo en Le Corbusier y su ciudad de 3 millones de habitantes compuestas por sólo un par de tipos edilicios replicados ad infinitum o cínicamente realista en el discurso bahausaiano de la grosstadt de Hilberseimer, cuya aplicación efectiva en un planning de proacción inmobiliaria lo iba a poder implementar en su largo período de planificador jefe de Chicago) y de allí toda la saga de planificadores de forma y espacio urbano, quizá relacionable con el políticamente correcto City Beatiful Movement iniciado por Daniel Burnham con el siglo moderno.
La producción de teoría urbana ligada a la modelación de la producción del nuevo espacio desde luego posee célebres polémicas en el albor de la modernidad (como la de Sitte y Wägner en Viena) pero también la aportación de las ideas ligadas a la forma técnica de la ciudad por expandir, reinventando su centralidad u organizando ensanches, visibles en el llamado urbanismo alemán, en las propuestas prácticas de Stübben o Eberstadt y desde ellos en adelante todo el desarrollo de las ingenierías de vialidad y saneamiento y como ello redefine la economía del suelo inventando incesantemente nuevas mercancías que en parte explican como una franja determinante del new capitalism es directamente capitalismo inmobiliario, cuya crisis mas o menos reciente decanta en efectos de crisis general de la economía y puesta en duda del proceso de terciarización avanzada de esta última fase de capitalismo que algunos bautizaron cognitive capitalism.

3. Declive del spatial-keynesianism

La declinación de los modelos fisicalistas, que empieza inmediatamente en la posguerra es explicada por los estudios de Nigel Taylor (1998), quien otorga mucho peso a tales exponentes fisicalistas o formo-espacialistas -tales como sus analizados Abercrombie, Sharp, Gibberd o Keeble- en el despliegue de lo que llama urban planning theory y el virtual pasaje de una forma deseada y prevista por la modelación y regulación del planning a una forma urbana ex post e in-visible.
El declive de las modelísticas espacialistas del planning puede asociarse a la crisis del llamado spatial keynesianism (que se puede entender como la incidencia territorial de políticas públicas asociadas a un significativo protagonismo del Estado) cosa que ocurrirá durante la década del 60 y, como efecto imediato de esta circunstancia, la fuerte desactivación de los statehoods, expresión que Neil Brenner (2004) utiliza para aludir al grado de control efectivo de las transformaciones territoriales que cada aparato de gobierno puede aplicar al área de su jurisdicción. La crisis de los statehoods puede también verse como la contracara fragmentada del nuevo orden espacial emergente de la globalización o la mundialización, es decir la formación de nuevas modalidades hegemónicas que las alianzas entre antiguas formas de Estado establecen con las formaciones concentradas del capital trasnacional y su dinámica flexible asociada al fenómeno posfordista y al just in time del imperativo logístico de la nueva producción global y deslocalizada. Al referirse al control efectivo de un territorio-jurisdicción por parte de una específica forma de Estado, autores como Brenner estarían oponiéndose por un lado al fatalismo gravitacional de las ciudades globales (sedes mas relevantes de las funciones de comando empresarial de los grandes conglomerados) que Saskia Sassen reduce a tres enclaves (mas un elenco de centros urbanos de relevancia secundaria y terciaria en tal función) y por otro al oportunismo que las propuestas de Jordi Borja y Manuel Castells (1998) otorgaban a cierta capacidad de maniobra respecto de grandes fuerzas económicas globales que podían esgrimir ciertas ciudades que, como su star-city, Barcelona, parecía haber puesto de manifiesto hacia el fin de siglo, momento en que aparece el libro de tales autores,1 un tanto ingenuo respecto de la concreta capacidad de canalizar macrodecisiones económicas globales por parte de gerenciadores urbanos open-mind, eso si, asesorados por estrategas como ellos mismos.
El enfoque de Brenner es también optimista, pero en una clave new-new-left, estaría montándose sobre la percepción de un posible renacimiento del spatial keynesianism y de las posibilidades de rescatar y relanzar algunas experiencias vinculables a lo que designa como new political economyof scale que se ejemplifican en el modelo randstatdt de la federación holandesa de municipios o la innovación de nuevas categorías de statehood como el caso de los urban corridors de USA y en especial el San-San (San Diego-San Francisco) todo ello bajo el trasfondo de la puesta en vigor de la noción GIZ (global integration zones), contracaras capitalísticamente amables de las dantescas EPZ (exporting process zones) que dieron sustento a la última fase expansiva de los conglomerados multinacionales con sus diversas maquilas de trabajo esclavizado administradas por gerencias de alta productividad.

4. Rescalamientos y movilizaciones anti-globalidad

En rigor, los planteos de rescalamiento asociados a nuevas aplicaciones de políticas keynesianas, convergen sobre otro plano de reactivación de sociedades locales que autores como Charles Maier (2000) verifica dentro de las luchas antiglobales de grupos sociales movilizados en que pueden aparecer atributos de política espacial activados por rescalamientos emergentes de los roles de posibles smaller commanding units, es decir formas de resistencia a funciones de comando típicas del modelo de las ciudades globales. A menudo estos fenómenos se asocian a actuaciones organizadas de movimientos ambientalistas (sobre todo cuando se confrontan lógicas macroterritoriales o globales de uso de recursos naturales estratégicos) pero también a planteos de defensa del arraigo de las fuentes de trabajo como las que protagonizara hace una década el líder ultraderechista Patrick Buchanan en USA. La new economics, con sus demostraciones de ciclo corto y profundos cambios comparativos entre áreas alternativas de producción (cuyos costos se arman mediante un mix de valor de insumo, fuerza laboral y costo de fletes de traslado+eficacia logística) explicará la rápida amortización de una inversión localizada y la posible relocalización mundial obtenible con ventajas comparativas con efectos de tierra arrasada respecto de empleo directo e indirecto en las sedes abandonadas.
En realidad la desfisicalización del planning se relaciona con la relativa extinción del estado de bienestar y de la utopía social moderna de valorar las dotaciones del equipamiento y los espacios sociales así como con cierta capacidad estatalista (ligada al potencial de la inversión pública) de tomar decisiones respecto de la localización de actividades, pero también tiene que ver con el proceso de abstracción que el desarrollo de la economía y la gestión capitalistas imprimirá sobre la planificación regional o locacional de las decisiones de inversión, descartando definitivamente la pretensión racionalista del locational planning y las teorías del central-place (Chistaller, Lösch, Berry) que por cierto eran instrumentos fordistas y desembocándose en las teorías de Robert Lindblom2 y Robert Dahl, en las que los efectos espaciales son justamente externalidades de decisiones gestionarias y organizacionales de la economía y sus formas empresarias. Las nociones de muddling through o baby-steps tendientes al desarrollo de procesos invisibles de la economía motivarían los diversos enfoques del gradualismo el incrementalism, con derivaciones hacia tendencias que estos autores también entendieron como polyarchy (o gobernabilidad múltiple) o corporatism (o gobernabilidad clusterizada) que fueron sin duda aportes preliminares a la ulterior y consolatoria noción de governance.3
Estas aportaciones fueron sustanciales para un plannning desfisicalizado o en el cuál las decisiones de localización y espacialidad provenían de otras lógicas y de ello derivó el montaje de las ramas capitalistas-inmobiliarias del influyente campo formativo y decisional de los MBA, escuelas que hoy capacitan a nuevos decisores del mercado de suelos y bienes inmuebles y a muchos administradores urbanos de tales procesos. Sus aportaciones suelen ir más por el lado de normas jurídicas o de formatos de administración, mas que de producción de planes. Incluso el auge de planes sectoriales o parciales suelen verificarse en las ciudades que los prohíjan, como mecanismos de adecuación urbana de decisiones de otros niveles. Las teorías abstractas de sistemas con que intentaron modelizar aparatos urbanos autores como Lionel March o Marcial Echenique y en general el llamado grupo de Cambridge también aportaron a la desfisicalización de la planificación y el progresivo interés por la localización territorial o la previsibilidad en la asignación de suelos a usos (y no al revés) y fuera de su llamativa aportación a tomar mas en cuenta las variables temporales que las espaciales en el análisis de las actividades no hicieron mas que ayudar a los procesos interesados en describir analíticamente lo que las fuerzas del Mercado y sus actores hegemónicos generaban en los cambios urbanos, desactivando la voluntad proactiva y prescriptiva del planning clásico de la modernidad de bienestar.

5. Insurgencias urbanas según Friedmann

Las propuestas ligadas a las nociones de insurgencies4 y radical planning formuladas por John Friedmann expresarían en cierto nivel, un grado de crítica a las tendencias a la abstracción emergentes del campo de las sociologías y economías empresariales recién consideradas. Friedmann va a postular dentro de su autodenominado estilo transaccional de planificación una recuperación actoral de la ciudadanía en pos de una lucha por una good society y una good life de donde su advocacy democratic planning deviene en radical dada su tendencia a la defensa de los ideales del socialismo utópico y de la voluntad de fortalecer la sociedad civil a base de pequeños cambios. Este autor, muy influyente en su prédica político-técnica, anticipa un análisis de las limitaciones del planing convencional (o estrictamente limitado a una esfera de statehood) en tanto carencia de óptica para poner en cuestión aspectos globales que se ligan a la sostenibilidad: en efecto Friedmann considera insostenible el planning urbano tradicional por sus limitaciones de escala y de ello, por su inevitable tendencia egoísta o competitiva.
Quizá con base en Friedmann podría advertirse el forjado de una tendencia a la idea de recuperar el rol de los statehoods y el protagonismo actoral de los ciudadanos, un apoyo al fortalecimiento del movimientismo social que quedará también reflejado en los trabajos críticos mas que metodológicos de David Harvey y en general todo el arco de ciertos optimismos pos-socialistas quizá conectado con un elogio de la multitud y del potencial crítico de propuestas neo-anárquicas (que en realidad son críticas al contubernio de las governances propicias a la naturalización de mundos urbanos de mercancías y servicios) visible en Antonio Negri y los sociólogos italianos, como Paolo Virno, Maurizio Lazzarato o Franco Berardi en línea con las modelísticas foucaultianas y guattarianas. También una corriente más ligada a una crítica de origen estético -basada en los aportes finiseculares de Simmel y luego de las observaciones a las culturas urbanas de Benjamin, Kracauer y Adorno hasta empalmar con los movimientos sesentistas del situacionismo- introduce aportaciones de análisis crítico de las culturas urbanas, en línea con el reciente y discutido campo de las cultural studies (al cual aporta desde su noción de poscolonialismo una pensadora prócer de los estudios urbanísticos: Jane Jacobs, 19965) visibles en pensadores posmarxistas italianos como Franco Rella o Massimo Cacciari, posestructuralistas franceses como Georges Didi-Huberman o Luc Boltanski, críticos anticapitalistas como los norteamericanos Frederic Jameson o Mike Davis o los alemanes Peter Sloterdijk o Andreas Huyssens. Todo este pensamiento se centra, en su objeto de estudio mas habitual ligado a una noción de arte conceptual que ya no re-presenta sino presenta, en las problemáticas de la vida social urbana, tensadas por fenómenos altocapitalistas como los nomadismos, la supremacía de las TIC o la extinción virtual de antiguas mónadas comunitarias como la familia o el vecindario. También se trata de presentar lo urbano como la escena de lo multi-cultural, campo de cruces y mestizajes y dinámica de flujos corporales e imaginarios.
Asimismo franjas convencionales de las ciencias sociales académicas presencian cierto convivio entre empirismo fáctico de las fenomenologías urbanas y sociología crítica en los estudios que van de Pierrre Bourdieu a su discípulo Loïc Wacquant o en las formulaciones devenidas desde la antropología de los no-lugares (que son los lugares multirreplicados de la homogeneización global) en el caso de Marc Augé y también en enfoques de análisis urbanos de base historiográfica en los casos de Richard Sennett o Carl Schorske. ¿Porqué semejante catarata a modo de (sintética) referencia de pensadores con centro en la cuestión urbana? Precisamente para señalar el desfasaje o clivaje de la predicción/prescripción (atributos típicos del pensamiento de la planificación urbana) a la observación/crítica, que hasta da pie, en la moderna división del trabajo intelectual que presencia el pasaje de la université disciplinaire napoleónica al determinismo de
saberes tácticos norteamericanos a la irrupción de los cultural studies departaments y sus aun mas recientes divisiones y clonaciones en urban cultural studies o en visual imaginery studies y asi siguiendo en este trasvasamiento cognitivo del cambio de paradigma a la noción de giro (turn).

6. Del ecologismo periurbano al modelo de la sustentabilidad

El tercer y último momento de estas derivas del pensamiento urbano en que quisiéramos detenernos es que se liga a la aparición social, política y científica de los movimientos ecologistas y ambientalistas y al desarrollo de la noción desostenibilidad (sustainbility), que en rigor formaría parte del creciente desescalamiento abstracto y antifisicalista advertible en la declinación del planning urbano tradicional que empalma con las modelísticas de la globalización que van desde los Informes del Club de Roma en los '60 al Our Common Future de fines de los '80 que decantaría en las contabilidades recursísticas ecosféricas de tinte apocalíptico, el zero growth como congelamiento del progreso técnico y susbdiariamente, como garantía de no innovar en términos de degradación de la calidad ambiental y en la reducción de la problemática urbana a unas concentraciones territorialmente indeseables de demandas de materiales de base natural y de emisión de desechos irreductibles. El testimonio de esta nueva apelación a la abstracción de la complejidad urbana (y a la vez, de nueva formulación de posturas de observación de procesos no planificados o no planificados por acuerdos sustantivos de Estado y Sociedad y de control de no superación de ciertos umbrales de indicadores) es la aparición de nuevos instrumentos indirectos de planificación urbana sostenible como serán los dispositivos EIA, la noción de ecological footprint o la recomendación de realización de las llamadas Agendas Locales XXI de Sostenibilidad propuestas en la cumbre de Río de 1992, pero también la reaparición de los conceptos de Friedmann o Harvey en torno del montaje de escenarios de confrontación entre diversos actores sociales.
El paradigma de la sostenibilidad, desde las posturas de izquierda, suele presentarse bajo el argumento de la deuda teórica de Marx, en tanto su apología de las relaciones de producción y su crisis, se basaban en una prácticamente infinita conformación de valor aplicando trabajo al recurso natural, sin justamente poner en cuestión la finitud de éstos o sea, sin dar mas relevancia a las condiciones de producción antes que a las susodichas relaciones. En esa revaloración consiste el actual desemboque en los postulados ecomarxistas, por ejemplo de James O'Connor y su esfuerzo por presentar un segundo escenario de crisis situado precisamente no en las relaciones sino en las condiciones de producción.6 Si bien estos planteos tratan de presentar la precariedad del sustento matérico-energético de la sociedad -al menos en su actual estado de desarrollo del consumo- lo cierto que tampoco soslayan la tendencia abstracta en la consideración de los problemas urbanos. Desde una mirada mas bien global (aun cuando se enfatice la crítica al estado globalizado del modo productivo capitalista) estas posturas se caracterizan por imágenes catastrofistas y apocalípticas de futuro lo que suele basarse en el desarrollo de contabilidades recursísticas generales como las de Juan Manuel Naredo (2006) o en cuestionamientos de la racionalidad capitalista que cuando alcanzan a tratar la cuestión urbana recaen en retrourbanismos ligados a las posturas del socialismo utópico, como en el caso de Juan Martínez Alier.7 Cierto impacto teórico del movimientismo ecologista y sus desarrollos científico- metodológicos devendrán en posturas o aplicaciones para considerar las cuestiones urbanas (entendidas mas como problemas marginales a resolver que como ejes directrices de desarrollo) como por caso, diversos aparatos de observación segados por la ecología de las fenomenologías urbanas que van desde la modelística del médico Stephen Boyden desarrollada en los años 80 para el programa Unesco Man & Biosphere y aplicadas a ciudades asiáticas como Lae u Hong Kong hasta las reflexiones liminares sobre ecologías urbanas de Ramón Margalef hasta ciertas aplicaciones del también catalán Salvador Rueda), las propuestas de crítica del desarrollo urbano-regional derivadas de la ecología del paisaje (desde las tempranas aportaciones de Ian McHarg hasta las aplicaciones desarrolladas desde Harvard por Richard Forman). También destacan miradas como las vinculadas a las terapéuticas ambientales (Herbert Girardet), al optimismo de las pequeñas dosis asumidas colectivamente en políticas locales (como los aportes de David Sucher y su noción de microplaneamiento City Comfort, una mas de las varias innovaciones que convirtieron a Seattle en emblema de las green city) pero también debe apuntarse el auge del marketing verde y el neo-romanticismo elitista asociado a modelos periurbanos y de baja densidad como los promovidos por el movimiento CoHousing en USA.
Asimismo habría que reconocer de manera auspiciosa el auge regulatorio de la primavera de la UE, quizá ahora decantada en regresiones vinculadas a la forza del destino de las últimas crisis europeas, que seguramente restringirán algunas inversiones que por vía fiscal aseguraron procesos que en los '90 garantizaron la suspensión de los
modelos de industria impactante, cuyo exponente mas relevante quizá sea el caso alemán del IBA Emscher, que asimismo ilustra sobre la decadencia del plan (puesto que fue una yuxtaposición de diversas y heterogéneas iniciativas) junto a la relevancia de la abstracción emergente de procesos vinculados a la economía global (relocalización de industrias de alto impacto en áreas extranacionales una vez que se obtuviera la máxima garantía de libertad de flujos financieros para las empresas multinacionales, aplicación de regímenes de altas tasas para vertidos industriales en la cuenca, etcétera).

7. Nueva gestión de sesgo socio-ambiental: el rol del monitoreo de indicadores

Frente a ello, el desarrollo movimientístico y autodefensivo de la sociedad civil frente a las alianzas macropolíticas de estados y empresas destacan el surgimiento de nuevos factores de empowerments y de crítica al fatalismo de la governance resultantes en nuevas alternativas de eco-radical planning. Experiencias como la auspiciada desde la Cumbre de Río sobre el modelo de las Agendas Locales XXI (que se pensaron como instrumentos para que cada gobierno local - genéricamente los gobiernos de ciudades- pudiera hacer un modelo endógeno de sustentabilidad a largo plazo de la jurisdicción que administra) dieron paso a los tableros de control -scoreborards o modelos de conjuntos seleccionados de indicadores que pueden medirse e interpretarse y dar paso a la toma de decisiones en gestión urbana- cuyo ejemplo mas conocido es la Agenda Local de Seattle que mide una treintena de indicadores registrando su variación anual según criterios controlados por la esfera académico-científica para difundir cada año, un estado de situación (SOE, State of Environment) que detona políticas correctivas según los cambios de parámetros. El desarrollo del concepto de huella ecológica (ecological footprint) es uno de tales instrumentos de monitoreo, en este caso una expresión multifactorial que mide cuanta naturaleza consume per cápita el habitante urbano de cada ciudad. En cierta forma la última versión de los planes de ciudad -los llamados planes estratégicos- devienen instrumentos que por una parte formulan metas generales consensuadas por los actores relevantes (o hegemónicos) de cada ciudad y sociedad urbana, cuya verificación se analiza según el alcance temporal de un conjunto determinado de indicadores, que a veces son muy indirectos o abstractos, como la variación del empleo industrial o el cambio del consumo energético genérico para una ciudad.
La posibilidad de desarrollo de plataformas8 de observación y control que el mundo académico junto a organizaciones microsociales puede hacer modelando scoreboards de uso público, difundiendo y alertando sobre el comportamieno de sets de indicadores estratégicos para considerar la calidad de la sostenibilidad local puede si no alterar la tendencia a la abstracción de los efectos espaciales imprevisibles e imprevistos que la economía derrama sobre los territorios y las ciudades (pero también en sus paisajes culturales y en sus sociedades) a favor de un retorno a un planning de bienestar orientado en administrar la inversión pública de una parte de las plusvalías tardocapitalistas, podrá al menos, generar un campo de pensamiento crítico en materia urbanística, asociado a nutrir la conflictividad actual que preauncia la necesidad de asumir la crisis de la sostenibilidad, sobre todo de las personas y los grupos sociales mas vulnerables.

Notas

1 La consideración de la fecha de este libro es esencial para entender sus diagnósticos y propuestas, así como el rol de consultores de ciudades que por entonces detentaban sus autores, que admitían el declive de los Estados-Nación a favor de los conglomerados empresarios.

2 Las teorías de Lindblom se presentan en su The Science of Muddling Through, ensayo de 1959 y luego se compilan en los libros Usable Knowledge: Social Scences and Social Problems Solving, cofirmado por David Cohen, Yale University Press, Boston, 1979 y The Market System, Yale University Press, Boston, 2001.

3 La noción de governance implica en si mismo una redefinición de las relaciones entre Estados y poderes fácticos de la economía global y en tal sentido esa noción -originada en el campo empresarial- simplemente se trasladó a la órbita de la gobernabilidad marcando su pérdida de potencia jurídica y política. Autores como Renate Mayntz, con su idea de governance ligada a la resolución de conflictos, originariamente endógenos a las empresas y eventualmente extendidos entre éstas y el mercado social, o de Amitai Etzioni, con su modelística utópica de una governance vinculada a una tercera vía comunitarista, exhiben indirectamente aspectos regresivos de la aplicación específica de este concepto en teorías políticas fuera de admitirse que la governance también designa cambios ligados al incremento de la descentralización decisional en ambientes gubernamentales estatales convencionales. El pasaje de la gobernabilidad a la governance también encubriría aspectos vinculados a la declinación de la potencia del planning de Estado y en un sentido más amplio, la deriva del rol actoral social de ciudadano a consumidor que describen los estudios de Néstor García Canclini.

4 Una antología reciente de los artículos más conocidos y polémicos de Friedmann (2001) precisamente así se llama: Insurgencies: Essays in Planning Theories, Routledge.

5 Desde su traspaso académico a Australia, Jacobs ejerce una interesante mirada que cruza la descolonización que etnias waugal emprenden en enclaves coloniales británicos como Brisbane con la multiculturalización que abordan los migrantes bengalíes transformando áreas centrales de Londres.

6 Veáse el ensayo «The second contradiction of capitalism», incluido en O'Connor, 1998.

7 Veáse el texto de Martínez Alier, J.- Schlüpmann (1991), quien incursiona en presentar aportes urbanísticos devenidos de ciertos principios de economía ecológica, por ejemplo en su capítulo V («La crítica de Patrick Geddes a la ciencia económica») donde revalora los planteos utopistas de Geddes y Mumford y hasta efectos benéficos devenidos del pensamiento morrisiano por ejemplo, en urbanistas catalanes como Cebriá de Montoliú o políticos como García Oliver o en su capítulo XII («Utopismo ecológico») donde presenta las ideas urbanísticas de Popper-Linkeus y Ballod-Atlanticus, ciertamente asociadas al espíritu del socialismo utópico.

8 Veáse mi ensayo «Plataformas de sostenibilidad: soportes urbano-territoriales, problemáticas y gestión ambiental», inserto en Brand, P. (ed.) 2009, en que se presenta el estado de una investigación sobre plataformas urbanas y tableros de control armados con sistemas de indicadores de medición de la calidad de sostenibilidad de un asentamiento.

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