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Relaciones internacionales

versão On-line ISSN 2314-2766

Relac. int. vol.31 no.63 La Plata jul. 2022

 

Lecturas

Del Indo-Pacífico al Atlántico Sur: estrategias marítimas de las grandes potencias del siglo XXI

Melina Torús1  2 

1IRI - UNLP/UNDEF

2IRI - UNLP/UNDEF

González Levaggi, Ariel. Del Indo-Pacífico al Atlántico Sur: estrategias marítimas de las gran-des potencias del siglo XXI. 2022. Instituto de Publicaciones Navales, 330p. ISBN: ISBN: 978-950-899-159-1.

Finalizada la era unipolar posterior a la Guerra Fría con los Estados Unidos como gran hegemón del sistema, el siglo XXI nos presenta con un escenario de gran competencia con nuevos grandes actores en el sistema internacional. Los debates geopolíticos han retomado la centralidad de las discusiones.

Es en este debate que el autor resalta la importancia de los océanos como “un espacio de competencia estratégica, además de un punto de referencia vital para la proyección estratégica de las armadas en el plano internacional” (p.19). El debate del rol de los mares en la disciplina se remonta a la geopolítica clásica. Dentro de esta discusión se plantea la supremacía de los llamados poderes marítimos (talasocracias) y los poderes continentales (telurocracias). En la actualidad, además de presentarse como uno de los escenarios de la competencia entre los grandes poderes, también destaca el rol geoeconómico de los mares.

Para el autor son dos las dimensiones clave en las que se interpela el orden internacional. Por un lado, aplicando una mirada sistémica:

“el escenario general se ve afectado por cambios estructurales en la distribución del poder global. En primer lugar, desde una mirada sistémica, cambios en la percepción de la amenaza, modernización naval y cambios en las capacidades navales, junto con cambios en la interpretación y aplicación de la difícil regulación de los derechos marítimos.” (p.21)

En segundo lugar, se destaca el rol de las amenazas no tradicionales (narcotráfico, piratería, terrorismo y la pesca ilegal).

Estas dimensiones asimismo se enmarcan en, por un lado, el aumento del tránsito de las mercancías por los espacios marítimos y el desplazamiento del centro geoeconómico de poder hacia el este, cuyo máximo representante es la República Popular de China. Por lo tanto, la competencia por la supremacía naval estará caracterizada por el intento de Estados Unidos de mantener su lugar en el sistema y el ascenso/retorno de las potencias tradicionalmente continentalistas que buscan fortalecer su presencia en las zonas de influencia que incluyen a los mares, como serían los casos de Rusia, China e India.

El libro se encuentra divido en tres secciones, la primera referida a la Gran Estrategia y las estrategias marítimas, la segunda sección por otra parte abarca las políticas marítimas de los grandes poderes, Estados Unidos, China, Rusia e India. Por último, la última sección se centra en el rol del Indo-pacífico y del Atlántico Sur en la competencia global.

En el capítulo 1 se realiza un recorrido sobre las principales teorías de las relaciones internacionales que se enfocan en el orden internacional, el realismo y el liberalismo. La obra del autor se encuentra enmarcada dentro de la corriente realista. Retomando un concepto de esta corriente, el de competencia entre grandes poderes (o great-power competition en inglés), el autor determina que se encuentra presente en los principales documentos sobre política exterior y defensa de los grandes poderes la noción de tensión estratégica.

El tablero de esta competencia, además de tener claras implicancias para el dominio marítimo, se encuentra en el espacio euroasiático y la región del Indo-Pacífico. Resulta clave para el análisis de la competencia a nivel marítimo la geoeconomía marítima, el estatus de las grandes potencias y la seguridad de las vías marítimas vitales de comunicación.

En el capítulo 2 el autor reflexiona sobre el concepto de Gran Estrategia y del rol del ámbito marítimo en la misma, la cuestión de las amenazas y la elección de la estrategia marítima.

El concepto de Gran Estrategia ha evolucionado y posee diversas acepciones involucrando cuestiones no exclusivas del ámbito militar. Para la mayoría de los autores neoclásicos este concepto hace referencia a un “principio ordenador que anima todas las relaciones de un estado con el mundo exterior, con el fin de asegurarse y maximizar sus intereses” (p.48). Por lo tanto, la estrategia marítima forma parte de esta Gran Estrategia siendo aquella donde se “aplican una serie de principios para asegurar la supervivencia y proyectar los intereses de un Estado en el espacio marítimo […] que incorpora facetas de tipo económico, comercial, política, militar, ambiental, científica y tecnológica” (p.50). Dentro de estas hay cuatro tipos: defensa costera, denegación del mar, control del mar y proyección de poder que no son excluyentes entre sí.

Respecto a la percepción de amenazas, varias perspectivas teóricas han aportado su interpretación al respecto, cada una haciendo foco en diferentes variables. Para el realismo neoclásico, se debe tener en cuenta tanto la posición relativa de los Estados como también el ambiente doméstico. Respecto a este último, se resalta el rol de los poderes ejecutivos quienes tienen en sus competencias la conducción de la política exterior basada no solo en su evaluación del poder relativo del Estado, sino que de las amenazas y las intenciones del resto de los actores del sistema además de los condicionantes domésticos. Las amenazas son definidas en términos del tamaño, proximidad geográfica, capacidades e intenciones ofensivas de otro Estado, siguiendo los propuestos de Walt.

Las coaliciones caracterizadas como nacionalistas e internacionalistas van a influir en qué tipo de estrategia marítima será seleccionada. Sin embargo, se debe tener en cuenta el grado de consenso político sobre el tipo de amenaza que se percibe. Asimismo, para los grandes poderes, la elección de la estrategia marítima también estará determinada por la extensión de la amenaza y las capacidades.

En el capítulo 3 se aborda el rol de los Estados Unidos en el sistema internacional, así como sus intenciones de mantener la supremacía a nivel global como parte de la Gran Estrategia que incluye su dimensión marítima. Luego de hacer un desarrollo histórico del lugar de Estados Unidos en el sistema internacional, sus desafíos y principales debates, el autor concluye que desde finales de la Segunda Guerra Mundial, la principal misión ha sido la defensa de un orden global que permita el libre tránsito de comercio y la protección de los bienes comunes globales sumado a la defensa de sus aliados.

El poder naval está altamente relacionado con la proyección de poder global norteamericano, siendo el primero una dimensión más. Como parte de la estrategia de supremacía naval se ha empleado la superioridad de sus capacidades en conjunto con la preparación y despliegue global de los medios navales. Si bien estos aspectos no han cambiado, el desafío por la hegemonía global se trasladó hacia Eurasia y al Indo-Pacífico.

La República Popular de China es el caso de estudio del capítulo 4. El ascenso de China no solo como potencia económica, sino también tecnológica y militar lo perfila como el principal competidor de Estados Unidos. En el apartado se analizan los principales elementos de la gran estrategia de China, tanto regional como global y cómo se refleja en el ámbito marítimo y militar.

La postura de China se encuentra dividida entre lo defensivo y lo ofensivo, así como entre la dicotomía terrestre y marítima como eje de acción geoestratégico. El autor afirma que hay una gran estrategia china que se caracteriza por encontrarse en un periodo de transición de una posición defensiva a una mixta como consecuencia de los compromisos regionales y globales resultante del crecimiento económico y de la intensificación de las percepciones de amenaza marítimas sobre las terrestres. Asimismo, hay una intensificación en el desarrollo de las capacidades militares navales chinas.

A lo largo del capítulo 5, se desarrolla el caso de la Federación de Rusia. A pesar de ser un poder continental, por su gran extensión terrestre, el ámbito marítimo es clave para afirmar su rol como gran potencia. La estrategia naval y marítima actualmente es crecientemente ofensiva, cuyo objetivo es asegurar su integridad territorial y proyectar su poder a nivel global.

Para conseguir esto, se emplea una “armada balanceada” con una combinación de distintas capacidades navales. Algunos de los equipamientos datan de la era soviética, sin embargo, ha habido un desarrollo de la construcción de nuevos buques y tecnología misilísticas y de detección, así como proyectos a futuro.

El Capítulo 6 aborda el estudio de la República de la India. En las últimas décadas India ha visto un crecimiento exponencial tanto de su poderío económico como de su influencia política; sin embargo, existen varios desafíos a su supremacía en el Indo-pacífico, por un lado, la presencia de China y por el otro el complejo escenario regional consecuencia de su conflicto con Pakistán.

A nivel marítimo se suman otras variantes como son la presencia de otras potencias extrarregionales, el aumento de las capacidades militares de sus adversarios y desafíos convencionales y no convencionales. India ha apostado al desarrollo tecnológico a largo plazo para mejorar su margen de maniobra e influencia.

El tercer y último apartado del libro comienza con el capítulo 7. Allí se analiza al Indo-Pacífico como escenario de competencia global. Luego de realizar un abordaje desde el aspecto geopolítico, de definir qué se entiende por Indo-pacífico y delimitar a los principales actores del tablero, concluye que los diversos puntos de vista e intereses que plantean los poderes de esta región están creando un escenario complejo caracterizado por la competencia y que en los próximos años el reacomodamiento de los actores globales y regionales definirá el nivel de cooperación o conflicto en el sistema internacional.

El Atlántico Sur es el último caso de estudio y se aborda en el capítulo 8. Esta región ha sido un centro vital para la proyección estratégica de países como Argentina, Sudáfrica, Brasil, Reino Unido y los Estados Unidos; sin embargo, el escenario actual de competencia marcado por el ascenso de nuevos actores (Rusia y China) y el especial rol de la Antártida implican un desafío para la estabilidad regional. A lo largo del capítulo, se reflexiona sobre la presencia de los diversos actores en la zona del Atlántico Sur y del desafío para las potencias euroasiáticas.

El apartado final del libro analiza el caso del dilema estratégico argentino y los diferentes desafíos que enfrenta en este nuevo escenario internacional que se ha descrito a lo largo de la obra.

El autor logra en el desarrollo del libro abordar las principales cuestiones del sistema internacional actual, incorporando perspectivas teóricas propias de las Relaciones Internacionales y de la Geopolítica. Sin embargo, la mirada desde lo marítimo presenta un punto de abordaje que dista de lo predominante en la academia en los últimos años la cual se centra en el rol de “lo terrestre” y resulta altamente relevante para explicar las dinámicas actuales. Asimismo, son interesantes los aportes que realiza para poder comprender no solo las estrategias de los grandes poderes del sistema internacional sino sobre el rol de Argentina y los desafíos que posee en este nuevo escenario global y marítimo.

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