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Estudios de historia de España

versão On-line ISSN 2469-0961

Estud. hist. Esp. vol.21 no.2 CABA dez. 2019

 

DOSSIER: MIGRACIONES Y EXILIOS EN LA ARGENTINA: AVANCES Y DESAFÍOS DE INVESTIGACIÓN A COMIENZOS DEL SIGLO XXI

Las publicaciones españolas en Buenos Aires a principios del siglo XX*

Spanish publications in Buenos Aires at the beginning of the 20th century

Publicações espanholas em Buenos Aires no inicio do século XX

 

Marcelo Garabedian**

Universidad de Buenos Aires

** Docente investigador Universidad de Buenos Aires, Facultad de Cs. Sociales. Dirección postal: Bauness 1628, 1° D, (1431) CABA, Dirección de e mail: marcelogarabedian@yahoo.com ORCID: 0000-0001-8106-031X.

Este artículo forma parte del Proyecto de Investigación “La prensa de la emigración española. Acción cultural, patriotismo y recreación identitaria. Estudios de caso en Argentina, Cuba, México y Uruguay, 1870 – 1960” I+D, HAR 15 – 64494 – R. Universidad Complutense de Madrid.
* Fecha de recepción: 25/5/2019.
Fecha de Aceptación: 23/9/2019.


Resumen

Entre finales del siglo XIX y los primeros años del siglo XX se produjo en el seno de la elite de intelectuales españoles un escenario periodístico sin antecedentes. En el transcurso de estos años, luego de la derrota por la Isla de Cuba emergieron, fruto del disenso de las distintas facciones políticas, una multiplicidad de emprendimientos editoriales reflejaron las diferencias políticas a través de la disputa periodística porteña. El punto culminante de este novedoso escenario de división entre la elite de emigrantes españoles fue la decisión del grupo de republicanos liderados por Rafael Calzada de iniciar una campaña proselitista a través del diario El Correo Español.

Palabras claves: Inmigración; Prensa; Republicanismo; Elites; Siglo XX.

Summary

Between the end of the 19th century and the first years of the 20th century, an unprecedented journalistic scenario took place within the elite of Spanish intellectuals. In the course of these years, after the defeat by the Island of Cuba emerged, the result of the discenso of the different political factions, a multiplicity of publishing undertakings that reflected the political differences in the Buenos Aires journalistic dispute. The culminating point of this novel scenario of division among the elite of Spanish emigrants was the decision of the group of Republicans led by Rafael Calzada to start a proselytizing campaign through the newspaper El Correo Español.

Keywords: Immigration; Press; Republicanism; Elites; 20th century.

Resumo

Entre o final do século XIX e os primeiros anos do século XX, um cenário jornalístico sem precedentes ocorreu dentro da elite dos intelectuais espanhóis. No curso destes anos, após a derrota pela Ilha de Cuba surgiu, o resultado do discenso das diferentes facções políticas, uma multiplicidade de empreendimentos editoriais que refletiam as diferenças políticas na disputa jornalística de Buenos Aires. O ponto culminante deste cenário inovador de divisão entre a elite de emigrantes espanhóis foi a decisão do grupo de republicanos liderados por Rafael Calzada para iniciar uma campanha de proselitismo através do jornal El Correo Español.

Palavras chave: Imigração; Imprensa; Republicanismo; Elites; Século XX.


 

1. Introducción

Este artículo se propone analizar la decisión de colocar al diario El Correo Español (en adelante ECE) al servicio de la campaña política que los republicanos españoles encabezados por Rafael Calzada llevaron adelante en la Argentina y en los países vecinos de Sudamérica. Esta decisión generó la aparición de un grupo de nuevas publicaciones que reflejaron las divisiones políticas al interior de la elite española de la Argentina.
ECE fue fundado en el año 1872 por el ex clérigo y revolucionario de la Primera República Enrique Romero Jiménez y se convirtió en el emprendimiento periodístico más importante de los inmigrantes españoles durante todo el siglo XIX. Si bien ECE fue contemporáneo de otras publicaciones que aparecieron a lo largo del último cuarto del siglo XIX, ninguna de ellas pudo sostenerse por un lapso prolongado. De esta manera, entendemos que este diario fue la expresión más importante en el ámbito del periodismo rioplatense a partir del cual las élites españolas expresaron sus posiciones políticas.1 A lo largo de su dilatada trayectoria y de la sucesión de Directores Propietarios, mantuvo, aunque con matices, una tendencia ligada a las posturas más vinculadas con las corrientes ideológicas ligadas al Republicanismo.2
A diferencia de la Península Ibérica en donde la diversificación de facciones republicanos requirió de sus respectivas empresas periodísticas para el debate público, para la movilización de clientelas y el reclutamiento de voluntades, en la ciudad de Buenos Aires fue ECE quien aglutinó a todas las vertientes de esta corriente política, y en sus páginas encontramos editoriales bajo la firma de Ruiz Zorrilla, Pi y Margall y Emilio Castelar, por citar sólo a las figuras principales.3
Sin embargo, luego de la derrota con los Estados Unidos y la pérdida de sus últimas posesiones ultramarinas, la hegemonía de ECE en la prensa porteña comenzó a mostrar sus primeras grietas hacia finales del año 1898. En este sentido, los otros proyectos periodísticos que surgieron durante estos años, lejos estuvieron de “informar” a la colonia española rioplatense, sino que por el contrario se buscó la “discusión” sobre la idea de “nación española” y sobre todo la línea política partidaria que debían seguir los “españoles” de la Argentina con respecto a los sucesos de la península. Esta proliferación de periódicos fue un reflejo de la discusión en el seno de la elite intelectual española, que se expresaron a la manera dominante de la segunda mitad del siglo XIX, a través de la discusión en prensa política y de opinión.4
Por lo tanto, a partir de la aludida pérdida de la hegemonía de ECE, emprendemos este trabajo entendiendo la formación de un “sistema socio comunicativo” particular en donde las publicaciones aquí analizadas iniciaron la discusión pública y a la vez reflejaron la existencia de diferentes grupos de las élites distanciados política e ideológicamente, como nunca se había observado antes en el seno del grupo de inmigrantes españoles.5
Hacia finales del siglo XIX apareció por primera vez un mensuario carlista en la ciudad de Buenos Aires titulado El Legitimista Español (en adelante ELE). Esta publicación fue dirigida por Luis de Mas y Francisco de Paula Oller y mantuvo un fuerte enfrentamiento con ECE, sobre todo a la hora de enfrentar en la prensa la prédica republicana de Rafael Calzada. Bajo el lema “DIOS, PATRIA Y REY” la publicación mantuvo el objetivo de agrupar y cohesionar las voluntades carlistas de la Argentina, proclamándose como los “legítimos españoles” y diferenciándose con todos los “gobiernos liberales que se sucedieron desde 1833.”6 En los momentos inmediatamente posteriores a la derrota en Cuba y Filipinas, ELE también ofreció su programa de gobierno de cara a lo que se entendía como el camino “para regenerar a la humillada España”. En esta línea, la columna “Dios, Patria y Rey” resumió los lineamientos centrales de la propuesta de Don Carlos. Allí se explicitó el regreso y el respecto a la fe católica como principio ordenador de la nación, reducir el tamaño del estado y de sus funcionarios y que estas tareas pasen a ser desempeñadas de manera “ad honorem” por miembros de la sociedad acomodada, la descentralización administrativa de los municipios y las provincias dentro de la centralización política, reintegrar los fueros a las provincias vascas y a Navarra. Además de estas medidas proponía, en sintonía con las posturas más sociales del Vaticano de fines de siglo XIX, auspiciar una vida corporativa para solucionar el conflicto entre el capital y el trabajo fomentado por “el liberalismo”, restableciendo los gremios y las cooperativas de salud y protección al consumo bajo el auspicio del Patronato Cristiano. Por esta vía declaraba su oposición al capitalismo “egoísta” y “sin reglas” que oprimía a los pobres y a los débiles a los que el carlismo se proponía para amparar y cobijar. Junto con la revalorización del Ejército y de la Marina española explicitó la necesidad de reformular el principio de representación de las Cortes, volviendo a la presencia de los estamentos más tradicionales: Clero, nobleza, clase media y estado llano dentro del cual no se negaba la presencia de los gremios y sindicatos.7 ELE se editó hasta el 8 de diciembre de 1903 llegando a publicar 80 números.
Comenzamos a observar cómo los derroteros de la política española tuvieron repercusiones en la elite española que comenzó a organizarse de acuerdo a los posicionamientos peninsulares. Estos realineamientos de las fracciones de la elite se realizaron con la decidida voluntad de participar de las lides políticas peninsulares apoyándose sobre todo en su prestigio y en su poder económico, un hecho que no pasaba desapercibido para la clase política española, sobre todo luego de la donación del crucero “Río de la Plata”.

2. El “fin de siglo” fuera de España. La “Liga Republicana Española” en Argentina

La coronación del nuevo monarca Alfonso XIII en 1902, vino acompañada de por una serie de cambios en los elencos gobernantes en reemplazo de los viejos líderes del turno. En segundo lugar, la emergencia de nuevas problemáticas políticas y sociales internas, entre los que destacamos el rebrote de los nacionalismos periféricos y la emergencia de la conflictividad social con eje en Barcelona, no hizo más que marcar el esquema “conservador” de las respuestas de la política oficial.
Luego del “desastre del 98”, el diario prescindió de manifestaciones partidistas en sus editoriales. Esta postura estuvo en línea con su decisión de transformarse en una Sociedad Anónima, hecho que fue anunciado por su director propietario Fernando López Benedito el 17 de diciembre de 1902. En la comunicación escribió que la mejor manera de asegurar la “existencia holgada y el constante crecimiento del diario” era a través de una sociedad de accionistas. Para el Director de ECE, la conversión en una Sociedad Anónima permitiría que la voz del diario no sea la expresión del pensamiento de una personalidad determinada, por grande autoridad que se le reconozca, sino el fiel reflejo del de nuestra colectividad”, como se plasmó en el artículo primero de los Estatutos.8 Para comienzos del siglo XX, los españoles en la Argentina alcanzaban aproximadamente las ochocientos mil personas y en la ciudad de Buenos Aires residían cien mil individuos.9 Otro rasgo que habla de la vitalidad y crecimiento del colectivo español lo atestigua el hecho de contar con más de 60 instituciones hacia principios del siglo XX, entre las que destacaban los centros de las élites (Club Español y Asociación Patriótica Española) pero sobre todo el crecimiento de la red asistencial con eje en las sociedades de socorros mutuos a lo largo del territorio argentino y el Hospital Español en la ciudad de Buenos Aires. La colectividad también poseía un banco, el Banco Español y del Río de la Plata fundado en 1870 y varias publicaciones periódicas con circulación en varias provincias argentinas.10 Los directivos del diario, decidieron apoyarse en la fortaleza numérica de los inmigrantes y sus redes institucionales para la supervivencia del periódico.
Rafael Calzada recordó la conversión del diario en su autobiografía como una “idea poco menos que descabellada”, pero se continuó con el proyecto, dado que el estado financiero del diario era “deplorable”.11 Dentro de este esquema de apoliticidad marcado por los estatutos se tomó una decisión, que como veremos inmediatamente, generó un acalorado debate en el seno de la elite periodística española. Ésta fue la determinación de quitar del frente del diario el nombre de su fundador, Enrique Romero Jiménez. En línea con el artículo 1 de los estatutos en donde se proponía “no tener carácter político alguno”, el directorio entendió que el fundador representaba una identidad “republicana, anticatólica y muy relacionada con un sector político de la Argentina.”12 En ese sentido, la aparición de Romero Jiménez al frente del diario, iba en dirección opuesta a lo que se pretendía para el periódico que buscó ser una representación global de los españoles, por sobre las divisiones políticas que en ese momento cruzaba a miembros de la elite dirigencial e intelectual de la colonia. Durante meses, este tema ocupará las páginas de ECE, de ELE y del nuevo proyecto periodístico lanzado por Justo López de Gomara: Páginas de España (en adelante PdeE).13 Mientras que ELE publicaba notas criticando la figura de Romero Jiménez recordando su participación en el recordado incendio de La Iglesia de El Salvador en 1878 (hecho que Romero negó pero por el cual sufrió un encarcelamiento de varios meses), la publicación de López de Gomara criticaba la decisión de ECE y pedía por su reposición al frente de la hoja diaria.14
PdeE comenzó a publicarse el 12 de octubre de 1902.15 La publicación dirigida por el antiguo Director Propietario de ECE tenía una frecuencia semanal, y lo hacía como un suplemento de El Diario, dirigido por Manuel Lainez, un periódico muy importante de la ciudad que se vendía por la tarde. El suplemento participó de los debates políticos de la colonia española de la Argentina, referenciándose en el espacio republicano aunque muy crítico de las acciones directas y radicales de ECE, como veremos en este mismo artículo. Si añadimos que mantuvo un debate casi periódico con el semanario carlista ELE, esta situación colocaba a la hoja de Gomara en el centro político de la colectividad española. Por otro lado, estuvo destinado a cubrir la vida asociativa de la colonia publicando columnas sobre las actividades de las principales instituciones españolas de la Argentina. A fines del año de 1902 anunciaba que a partir del 1 de febrero de 1905 se culminaba con el proyecto periodístico de PdeE para comenzar con la publicación de un diario de gran envergadura como lo fue El Diario Español.16
El primero de febrero de 1903 comenzó a publicarse ECE bajo la nueva modalidad de Sociedad Anónima, y sin el nombre de Romero Jiménez al frente de sus páginas, como era lo usual desde su fundación en 1872. Este nuevo impulso a partir de la constitución de una Sociedad Anónima, con nuevos formatos y temáticas, fue un intento de Rafael Calzada y López Benedito por dar respuesta no solo a la crisis del diario, sino también a las nuevas problemáticas de la colonia española. Se optó por el apoliticismo y la publicación de un número semanal dedicado a información sobre las regiones. Otro punto importante fue la incorporación de un nuevo elenco de redactores, con mucha trayectoria dentro del periodismo español del Río de la Plata.17
Mientras se transformaba la propuesta editorial de ECE, comenzaron a suceder nuevos hechos políticos que convocaron nuevamente los esfuerzos de muchos españoles residentes en América. Los “indianos” habían demostrado con creces durante la “guerra de Cuba” su capacidad de organización y de movilización, además de un poder económico muy tentador para las elites políticas peninsulares. Muy conscientes de su peso específico y de su prestigio, comenzaron a demandar “su lugar” en la regeneración española. La vía escogida fue la creación de la Liga Republicana Española, que con ramificaciones en las principales ciudades argentinas y suramericanas, intentó influir en los sucesos ibéricos a partir de su autopercepción como “lo mejor de España”, dado que lograron vencer los desafíos y prevalecieron en una sociedad extraña, en sintonía con las doctrinas del darwinismo social reinante.
Rafael Calzada narra en su autobiografía cómo se sucedieron los acontecimientos que desembocaron en la creación de la Liga. El triunfo electoral de abril de 1903 para elegir diputados fue correspondido con un telegrama de Rafael Calzada a Nicolás Salmerón y Alonso felicitándolo por el gran desempeño en los comicios y comenzaron a celebrarse reunionespara explorar el estado de los ánimos.”18 Esta posibilidad abrió sin dudas las puertas al entusiasmo de algunas fracciones de la elite, que se agrupaban bajo la conducción de Calzada. En esta oportunidad se trataba de realizar la revolución. El ala radical del republicanismo encarnado en Alejandro Lerroux y Blasco Ibañez, sumados a la figura de Nicolás Salmerón, líder de la Unión Republicana, hicieron albergar las esperanzas en los decididos republicanos de América. Otra figura trascendente de este movimiento fue Carlos Malagarriga, quien en una nota titulada “El deber de la hora presente” instaba a sus correligionarios a organizarse y aportar para la campaña en España.19
A las ciudades del interior argentino se le sumaron los países limítrofes y del continente suramericano convirtiéndose “en una verdadera fuerza de opinión que alarmó a las gentes del gobierno español”. Por supuesto, la importancia del movimiento y la impronta de Calzada permitieron que ECE se declarara francamente “órgano de la liga.”20 La política editorial del diario comenzaba a tomar un “giro”, desde la apoliticidad hacia la propaganda política republicana. La visita a Paraguay y los discursos en el teatro fueron cubiertos por ECE en varios días, de manera sucesiva. Allí se volvió a colocar en el centro de la escena la importancia de los españoles de América y su derecho, a participar de la “regeneración española”.21 Aquella noche de Asunción del Paraguay se expuso un sentir generalizado de desánimo para con los políticos de la restauración, afirmando que

“los hombres que dirigen los destinos de la patria, la han arrastrado al deshonor y a la ruina, y para coronar su obra, hoy la llevan en derechura a convertirla en una inmensa comunidad religiosa.”22

La conclusión de la Liga Republicana conformada en el mes de mayo, fue de extender su radio de acción no sólo a otras latitudes, sino también de abarcar y sumar a las otras instituciones representativas de la colonia. No pasó desapercibido que el orador asturiano dijera frente a un teatro colmado que

 “al hermoso lema de la Asociación Patriótica Española de la Argentina, “todo por la patria y para la patria”, que en otro tiempo llenaba nuestros corazones, debe desde hoy y para siempre sustituir este otro, que es en realidad el mismo, coloreado y engrandecido por la esperanza: “todo por la patria y para la patria redimida por la República.”23

Quienes tomaron nota de este discurso fueron los directivos de la institución aludida, dado que el 1 de julio de 1903 lanzó su propia revista titulada España. Sin dudas esta aparición fue una respuesta a la constitución de la Liga y al vínculo de ésta con ECE. El diario de Calzada además de felicitar a la APE por su iniciativa, no se privó de realizarle un reclamo, nada velado. En la salutación decía:

“nos limitamos a saludarlo con el cariño que nos inspira todo lo español, aunque no ha tenido un recuerdo para el ex periódico oficial de la Asociación Patriótica Española, que la ha servido con abnegación verdadera.”24

Para corroborar nuestras afirmaciones ofrecemos el testimonio de Félix Ortiz y San Pelayo, quien al repasar la historia de la APE no pasó por alto este detalle. Al respecto dijo:

“encontraba la Patriótica en “El Correo Español” un eficaz cooperador y sostuvo su causa con verdadero entusiasmo, hasta que se formó una Sociedad anónima para explotar aquel estimable colega con determinado carácter político. Tan, a mi modo de ver, lamentable suceso, dio más razón de existencia de un órgano oficial de la Patriótica, exento de toda mira partidista que interpretara el común sentir de la Patriótica."25

López de Gomara desde PdeE también saludó la nueva publicación de la APE. Con el título “Nuevo periódico español”, Gomara informó sobre la revista y aprovechó para remarcar las diferencias entre su publicación y la iniciativa de la APE, de las líneas políticas que iba tomando ECE.  Al respecto dijo:

 “La nueva publicación será semanal, pero la feliz coincidencia de ser iniciada y dirigida por un periodista tan distinguido y acreditado como el Dr. Atienza, la garantía que ofrece su carácter general de ser la voz serena e imparcial de la colectividad y el reflejo de la vida española, según ofrece en su programa.”26

Como vemos, las diferencias políticas comenzaron a dar lugar a sus expresiones en la prensa: a la aparición del semanario carlista El Legitimista Español, se sumó en 1902 las Páginas de España bajo la dirección de López de Gomara, quien debatiría con ECE sobre la conveniencia o no de una república en España. Observamos ahora la publicación de la APE, la Revista España (en adelante RE)dirigida por Atienza y Medrano y Eustaquio Pellicer, quien reivindicaba la idea de Patria, pero evitaba expresar ideas “partidistas” y que comenzó a publicarse el 2 de julio de 1903.
A los pocos días, el 12 de julio de 1903, se lanzó La República Española (en adelante LRE)dirigida por Eduardo Cañas Barca, revista de la Liga Republicana Española, que también fue anunciada en ECE.27 También apareció una revista satírica, titulada Gedeón, que se dedicó a ridiculizar anónimamente a los líderes de la Liga, causando bajas en las filas republicanas.28 Quien aporta algo de información sobre esta publicación fue Ignacio García. En su voluminosa y bien documentada tesis doctoral, García afirma que quien se encontraba en la dirección de la hoja era Ricardo Rodiño Iglesias, al parecer apoyado y auspiciado por el Encargado de Negocios de la Legación Española en Buenos Aires, Juan González de Salazar.29
La aparición casi simultánea de ambas publicaciones, nos referimos a RE y LRE, nos previene sobre el fluido contacto personal entre los miembros de la élite. Además de eso, había un esmerado interés por hacer prevalecer su voz y su opinión en el espacio público y literario de los inmigrantes en Buenos Aires.30 Las posturas de las publicaciones estuvieron expresadas desde el primer número. Mientras que la RE afirmaba

“Eliminemos aquello en que disienten estas dos manifestaciones, y reduzcámoslas a una, en lo que tienen de común. Las representaciones extremas de la política en España coinciden en que hay que realizar una magna obra de transformación y reconstrucción. He ahí la síntesis del pensamiento general de nuestra patria.”31

Por otro lado, la aparición de LRE tenía el firme objetivo de ganar voluntades para la causa republicana. En su primer número y luego de la explicitación de su programa, Ricardo Fuente, quien a los pocos meses se convertiría en el nuevo Director de ECE, firmó la columna “Resurección” en donde llamaba a vitalizar la causa revolucionaria invocando a un tópico muy recurrente en sus escritos: nos referimos a los considerados “neutros” de la política. Los migrantes indiferentes del debate y la cosa pública.32
La secuencia de los meses y los hechos en la relación de ECE con la Liga es muy importante: se estaba allanando el camino para un nuevo cambio en la línea política editorial del diario. Dicho cambio comenzó a consumarse en ECE a partir de la “Solicitada de la Sociedad Anónima El Correo Español” que se publicó el día 15 de septiembre. En la misma se informaba sobre la reunión del Consejo Directivo de la Sociedad Anónima en donde se votó la modificación del artículo 1 del Estatuto. A instancias de Calzada, se propuso eliminar la restricción de emitir opiniones políticas del diario y de esta forma, comenzar una campaña republicana desde ECE.33
 El 20 de septiembre, el cambio se materializó con un nuevo Director del diario y en el anuncio de su línea editorial. La gran novedad fue la reposición del nombre de Enrique Romero Jiménez al frente del diario como su fundador.34 Esta decisión de reposición estuvo emparentada no solo con el cambio de línea editorial, sino también con la apropiación de la figura de Romero Jiménez, vinculado a una expresión muy radical y federal dentro de las filas del republicanismo.
Ante esta decisión ECE, López de Gomara saludó la determinación, sin antes aclarar que el nombre de Romero Jiménez no podía ser utilizado como bandera política de una fracción. Observamos como el Director de PdeE, a la par de festejar la nueva decisión que fue también su propia lucha desde su semanario por el lapso de seis meses, interpretó rápidamente las intenciones del grupo de Calzada y le salió al cruce objetando cualquier utilización y resignificación de la figura de Romero Jiménez, quien repentinamente fue el centro de atracción tanto de los republicanos de Calzada como de los moderados encarnados en la figura de Gomara. Nadie estaba dispuesto a desprenderse del legado del fundador de ECE. Con una rapidez que demostraba su total comprensión sobre el medio político de la colonia española. El Director de PdeE marcó los límites a los que estaba dispuesto a aceptar diciendo que

“el nombre de un patriota como Romero Jiménez debe conservarse (y tal entendemos sea el criterio que a su restauración en El Correo Español preside) exento de toda de lucha, como símbolo de cuanto debe sobre ella permanecer incólume e inviolable.”35

Este cambio en el lineamiento del diario vino acompañado también de un nuevo Director de ECE, ante el pedido de licencia de Fernando López Benedito.36 Desde ese momento fue Ricardo Fuente quien estuvo temporariamente al frente del periódico. Para Ignacio García, Fuente tenía como finalidad principal “recaudar dinero para el ala larrouxista del republicanismo.”37 Fueron muchas las opiniones que encontramos alrededor de la figura de Fuente, sobre todo alrededor de sus prácticas periodísticas, realizando todo tipo de acciones incluido el chantaje a las figuras públicas usando el poder de la prensa, para lograr su subsistencia.38 Otro de los atributos de Fuente fue su proverbial pereza, su astucia, verborragia y su carisma frente a las masas, así como su facilidad de palabras. Este último rasgo impresionó positivamente a un republicano como Carlos Malagarriga quien admitió

 “muchas veces, cuando he contemplado conmovido a un público entusiasta aplaudir con verdadera furia a Ricardo Fuente solo viéndole adelantarse hacia la batería del teatro (paso a veces tan difícil como ir a las baterías del ejército enemigo) o cuando he presenciado el efecto inmediato y foudroyant de uno de sus artículos, me he quedado pensando en qué consistiría el encanto de ese hombre que con tanta suavidad gobierna nuestras almas como si pulsara una lira para arrancarle lamentos de dolor o notas de regocijo.”39

Este “verborrágico” enviado de Lerroux desplegó desde las columnas de ECE un estilo y un “tono” al que la colonia española rioplatense no estaba habituada. Imbuido del estilo del líder de la fracción revolucionaria del republicanismo catalán y por Blasco Ibañez, este periodista acaparó rápidamente la atención de la tribuna, de la prensa y de sus lectores.40 Con este estilo levantisco expresó las ideas revolucionarias que circulaban en España y sobre todo, disparó contra los “neutros” de la colonia española, es decir, contra ese “indiferentismo” característico del grueso de los inmigrantes, poco preocupados por la política, tanto local como española, quienes perseguían objetivos personales y materiales más concretos, que el debate de las ideas.
En la presentación como Director de ECE, Ricardo Fuente publicó una nota titulada “Patria y República” en donde expresaba las ideas que guiarían el grueso de las notas que le sucederían. Era esta columna, como él mismo la definió, “su programa”. En el primer punto se apeló a un tópico de la época, independientemente de su inclinación política, que fue la regeneración de la patria. Querer a la patria significaba “estar dispuestos en todos los momentos a sacrificarse por ella.”41 El segundo punto del Programa, tuvo más que ver con nuestro estudio y es el lugar que le cabe al periódico como emisor de discursos y organizador de la sociabilidad de la colectividad, en este caso del republicanismo, y está relacionado con la decisión de

“no transigir con los españoles indiferentes que se encierran en su concha como moluscos sin voluntad y acción y se desentienden de todo lo que sucede en la tierra que los vio nacer. Para esos españoles ingratos y olvidadizos, mas que hombres estómagos sin nacionalidad, será EL CORREO ESPAÑOL un acicate y un remordimiento.”42

Este segundo punto del Programa será un tópico varias veces transitado para sus arengas. Las columnas que conformaron las zagas “Masculinos y neutros” llamó la atención de los lectores, tanto por su verba encendida como por la virulencia de sus definiciones. Agitó las calmas aguas de la colonia interpelando a los paisanos, como no se veía desde los primeros tiempos de Romero Jiménez. Los “neutros” eran, para Fuente, aquellos que no podían ni debían ser españoles, pues al no tener patria, se renunciaba “a los derechos inherentes a la personalidad humana. Ser neutro es ser una cosa, no un hombre, una máquina, no un ser racional.43 En estos momentos de mucha actividad política, los “masculinos” eran aquellos que vivían la política con “virilidad”, cualquiera fuese su credo. Tener ideales, fuerza y convicción era las bases fundamentales para ser un “hombre”, un “masculino”. Las convicciones por la regeneración española no conocían de fronteras, pues la “patria” debía abarcar a todos los españoles que quisieran trabajar por su engrandecimiento. En esta línea,

“amar a la patria es desear su bienestar y su grandeza, y desear su bienestar y su grandeza y no trabajar para conseguirlo es un contrasentido inexplicable. Los que se llamen patriotas no deben limitar su acción de sus esfuerzos al hogar en que viven y al suelo en que habitan, no deben encerrarse en criterios estrechos ni egoísmos repugnantes.”44

Para el político español filo americanista Rafael María de Labra, no había una regeneración posible en España sin el imprescindible concurso de los “españoles que viven, trabajan y prosperan en las Repúblicas latinoamericanas.”45 Con la premisa de comprometer a los españoles de América en la contienda española apoyando el bando republicano, Fuente reclamaba a diario por el compromiso de los más reacios o “neutros”, según la definición de la época. Como afirma Ángel Duarte, corroborando estas ideas,

“aquello que el republicanismo prometía, en primer lugar, a la colonia española era una ilusión: la de ser partícipes activos de la regeneración de su patria de origen.”46

Esas columnas tan cargadas de bríos llegaron hasta las PdeE, quien inició una serie de intercambios epistolares que ECE publicó en sus columnas. Como una respuesta casi espontánea a la serie de notas “Masculinos y neutros” Gomara respondió que sus “páginas” no eran “neutras”, sino “neutrales”, y que tanto él como seguramente muchos compatriotas se encontraban “en una lucha de vacilaciones muy noble y respetable por la serena lealtad que revela, pero conformes todos en un deseo primordial; el engrandecimiento y regeneración de la patria.”47 A su modo de ver,

“nuestro pueblo no está preparado para gobernarse él solo, republicanamente, ni el partido que a tanto aspira organizado para ser una garantía de orden en el gobierno, y como en estos momentos creo se debe ser español antes que partidario, tiene Ud. Ahí explicada la verdadera causa de mi retraimiento y la neutralidad de mis páginas en que acojo todas las opiniones juiciosas a ver si encuentro alguna que me contagie y me convenza.”48 

López de Gomara marcó una distancia prudente con respecto al director de ECE, buscando de esta manera representar al gran número de españoles que no se hallaban identificados con la retórica y la movilización republicana. Aunque si bien claramente no podía darse por “neutro”, sí podría, sin embargo, entenderse como “neutral” dado que “la realidad le llama a la prudencia y me encierra en esa neutralidad que no es apatía, sino trabajo activo, elaboración incesante.”
La respuesta de Fuente no se hizo esperar y desde las páginas de ECE publicó la columna “La mejor política” que se sucedieron los días 6 y 7 de octubre. Allí defendió a la República, pero no solamente desde posturas doctrinarias, sino desde la realidad política europea y de sus posibilidades de éxito. En este caso, los objetivos de Fuente siempre fueron sumar adhesiones y contribuciones para la causa, antes que entablar largos debates teóricos. Desde una postura empírica la respuesta de Fuente se basó en la fuerza de los hechos,

“soy republicano porque creo la República gobierno viable y no puedo estimar como utopía para España lo que es realidad en la mayor parte de los pueblos del mundo y lo fue en las páginas de la Historia”49 

 A la argumentación empírica sobre la viabilidad de la República en España, Fuente también intentó rebatir aquellos argumentos, a su vez utilizados por Gomara en su carta, sobre la “incapacidad” del pueblo español para gobernarse y de la falta de capacidad del partido republicano para gobernar. En el primero de los argumentos que adujo fue la gran práctica política que España tuvo en “los últimos 50 años”, y luego para constatar sus argumentos se preguntó “¿Quién lee el millón de periódicos que a diario sale de las prensas españolas?”. El segundo argumento se remontó desde las libertades forales de la edad media hasta la epopeya de los comuneros de Madrid, apropiándose de la idea de “soberanía popular” para retórica republicana.
Los “tonos” de sus escritos causaron sorpresa y repulsa en muchos lectores del diario que, alejados de la política partidaria, estaban acostumbrados a las lecturas más pensantes y si se quiere, distantes. El estilo de Fuente fue frontal y “viril”, utilizando las palabras de la época y en sintonía con los estilos que afloraban en la Europa de Sorel y del propio Lerroux. Ya López de Gomara, viejo conocedor del medio y del periodismo local, lo advertía en su primera carta publicada en ECE:
“¿me permite, como amigo leal y antecesor suyo en esa delicada dirección hacerle una indicación desinteresada? ¡sí! Pues procure convencer sin apariencias de imponer, estimular sin herir. ¡vida, animación, arrogancia en el gesto y mucho fuego en la palabra! Pero como sembrador robusto que arroja con la semilla nueva y lo mejor de su propia sangre, no el rencorcillo para hoy, sino la amplia fraternidad para mañana. Tal ha sido su pensamiento, ¡lo sé! Pero como ve, no todos lo han comprendido y es necesario insistir y aclararlo, pues será tanto más compartido cuando mejor apreciado.”50
Los escritos y discursos de Fuente no apelaban a la racionalidad y a las formas estéticas, propias de las tribunas de notables del siglo XIX, sino que este cambio de siglo trajo consigo la interpelación a la “pasión” expresado en lo gestual, simbólico y en la exaltación de las masas, como él mismo lo escribió en la nota “¿Exaltados o razonables?”:

“hay que ser exaltado, porque la exaltación, la pasión y el arrebato es lo que se necesita para la guerra y las batallas, y ahora los republicanos de allá y de acá estamos arma al brazo esperando el momento.”51

La “guerra”, el “fuego” fueron componentes siempre presentes en los discursos de la política “anti burguesa” de la democracia liberal. La “acción directa” fue ganando aceptación y adeptos, a partir del surgimiento de estos líderes de nuevo cuño que surgieron en Europa. Pero como vemos a partir de este intercambio de misivas, en la Buenos Aires de esta época, los miembros de la colonia española no estaban en la misma sintonía que el periodista madrileño, quien se lamentaba afirmando “sentimos que el medio ambiente no nos permita ser locos furiosos en la defensa de España.” Una vez más y a pesar de las advertencias de Gomara, siguió apelando a la exaltación y a la movilización, por sobre la racionalidad. No había espacio para el diálogo en los escritos de Fuente, sí, para el pasaje a la acción. Con su estilo, lo dejó expresado claramente:

“¿sabe usted para qué nos reunimos en la Argentina en mitins y asambleas? ¿sabe usted para qué unos hablamos, otros escribimos, los de aquí conversan, los de allí discuten? Pues para reunir dinero con que hacer la revolución. Es decir, para que nuestros hermanos de la Península peleen en las barricadas al grito de ¡viva la libertad!”52

Estos fueron las columnas y los temas escogidos por Fuente durante su dirección en el diario. Mucha enjundia a la hora de interpelar y de concientizar a una población que, en principio, veía con escepticismo la propaganda republicana.
La falta de “hechos” políticos en España por parte del movimiento republicano sumado al “silencio” de Salmerón ante las insistentes cartas de Calzada, fueron quitándole los bríos iniciales a la Liga.53 A pesar de sus esfuerzos propagandísticos, ECE siguió sumando quebrantos económicos y lo que es peor, el desamparo de quienes en un principio se agruparon para buscar una salida. El reemplazo de Ricardo Fuente por Salvador Alfonso, un viejo hombre de la prensa española rioplatense quien estuvo el diario La España con Benito Hortelano en 1870, fue su último Director desde los meses finales de 1904 hasta el término de la publicación en octubre de 1905.
Ya durante el año 1905, el diario mesuró notablemente su discurso hasta casi desaparecer de sus páginas, y Romero Jiménez, quien todavía seguía al frente de la primera página del diario, pudo observar impasible cómo su proyecto periodístico se extinguía luego de una trayectoria de treinta y tres años en la arena periodística rioplatense. En los primeros días de octubre se anunciaba desde las páginas del nuevo proyecto periodístico de López de Gomara, El Diario Español (en adelante EDE) la disolución de ECE y la adquisición por parte de su empresa de la mayoría de sus los pasivos de la extinta publicación. Adquiriendo de esta manera su título y su legado.54 EDE se publicó en Buenos Aires desde febrero de 1905 hasta 1946.55

3. Consideraciones finales

El período analizado inmediatamente posterior a la Guerra de Cuba y durante los primeros años del siglo XX estuvo caracterizado por una multiplicidad de proyectos periodísticos. Este novedoso escenario para la colonia española de la Argentina obedeció a múltiples causalidades.
Una de las variables que explicaron este proceso fue sin dudas los nuevos escenarios políticos que abrieron los discursos regeneracionistas, el rebrote de los nacionalismos periféricos y el crecimiento electoral de la opción republicana. Como afirma Ángel Duarte el republicanismo como opción de modernización española encontró amplios niveles de aceptación entre los emigrados, por auto percibirse como un sector “no responsable” de la decadencia española. Por el contrario, en consonancia con ciertas miradas hegemónicas del darwinismo social, se identificaban como la “España moderna y más eficiente” que estaba llamada a recuperar al país de las zonas más rezagadas de Europa.
Frente a estas corrientes con arraigo en la Argentina, nosotros encontramos también vastos sectores de la elite española que se separaron de la prédica dominante de figuras como Calzada o Malagarriga. En este sentido comenzaron a hacerse visibles en el mundo periodístico las posiciones políticas “moderadas” con respecto a las dinámicas políticas que se proyectaban en España. Por este motivo, sostenemos que no se trataron de opciones apolíticas, sino por el contrario apoyaron una mirada “evolucionista” y “progresiva” tal como se intentó exhibir en la pluma de López de Gomara.
Junto a Gomara coexistieron también otras corrientes políticas más retardatarias pero igualmente amplias como las que expresaron figuras como Ortiz y San Pelayo, o aún más extremas como el proyecto periodístico ELE del carlista Francisco de Paula Oller.
Todo este universo ideológico se hizo visible a través de sus proyectos periodísticos transformándose en una novedad para el mundo de la prensa de la emigración española. Habría que esperar hasta la finalización de la guerra civil española en 1939 para volver a experimentar un crecimiento de la oferta de publicaciones enfrentadas en torno a ideologías contrapuestas.

Notas            

1 Utilizamos el término “rioplatense” para expresar la presencia que la prensa española, y puntualmente ECE, poseía en la ciudad de Montevideo. El intercambio y la interacción de los periódicos de ambas márgenes del Río de la Plata fue de una presencia cotidiana en las páginas de los periódicos de la colectividad.

2 M. GARABEDIAN, S. SZIR y M. LIDA, Prensa argentina siglo XIX. Ideas, textos y contextos, Buenos Aires, Editorial Teseo / Biblioteca Nacional, 2009, pp. 8 – 55.

3 M. SUÁREZ CORTINA, “Élites republicanas y periodismo en la España de fines del siglo XIX” P. AUBERT, et J-M. DESVOIS, Les élites et la presse en Espagne et en Amérique latine. Des Lumiéres á la seconde guerre mondiale, Madrid, Bordeaux, Aix en Provence, Casa de Velázquez, Maison des Pays Ibériques Université de Provence, UMR Telemme, 2001, p. 67.

4 P. ALONSO, (Comp.), Construcciones impresas. Panfletos, diarios y revistas en la formación de los estados nacionales en América Latina, 1820 – 1920, Buenos Aires, FCE, 2003, pp. 7 – 12.

5 J. T. ALVAREZ, Restauración y prensa de masas. Los engranajes de un sistema (1875 – 1883), Pamplona, EUNSA, 1981, pp. 25 – 53.

6 “Carlos VII”, El Correo Español, 15 de agosto de 1898, p. 1.

7 “Dios, Patria y Rey”, El Correo Español, 15 de agosto de 1898, p. 2.

8 “El Correo Español. Sociedad Anónima”, El Correo Español, 17 de diciembre de 1902, p. 4.

9 J. MOYA, Primos y extranjeros. La inmigración española en Buenos Aires, 1850 – 1930, Buenos Aires, Editorial EMECE, 1998, p. 164.

10 J. MOYA, Ibidem, pp. 290 – 349.

11 R. CALZADA, Cincuenta años de América, Tomo II, Buenos Aires, Jesús Menéndez Editor, 1927, pp. 206 – 207.

12 “Romero Jiménez”, El Correo Español, 16 de junio de 1903, p. 3.

13 La polémica periodística a raíz de la decisión de retirar el nombre de Romero Jiménez de la portada del diario se inició en el mes de abril y finalizó en septiembre de 1903, cuando se reformuló el artículo 1 del Estatuto y se reinstaló el nombre del fundador de ECE.

14 “Romero Jiménez” y “Otro dato más”, El Legitimista Español, 2 de mayo de 1903, pp. 1 - 2. Por su parte, Páginas de España publicaba sus críticas a la decisión de ECE; Ver “En defensa del pasado. Un auxiliar sincero”, 8 de mayo de 1903, p. 1.

15 “Notas”, El Correo Español, 11 de octubre de 1903, p. 3.

16 “El Diario Español. L. de Gomara Director. Aparece el 1° del próximo febrero”, Páginas de España, 21 de diciembre de 1904, p. 1.

17 Según la Memoria de la Comisión Organizadora de la S. A. EL Correo Español que se publicó el 16 – 4 – 03 los redactores del diario eran: Juan José García Velloso, Dr. Gonzalo Segovia, Emilio Vázquez de la Morena, Salvador Alfonso, Dr. Antonio Atienza y Medrano, Eustaquio Pellicer, Xavier Santero, Manuel Castro López, Benigno Teijeiro Martínez y Casimiro Prieto Valdés.

18 R. CALZADA, Op. Cit., pp. 219 – 232.

19 C. MALAGARRIGA, “El deber de la hora presente”, Prosa Muerta. Herbario de artículos políticos, Buenos Aires, Librería La Facultad de Juan Roldán, Florida 418, 1908, pp. 9 – 10.

20 R. CALZADA, Op. Cit. p. 223.

21 “Los republicanos españoles en el Paraguay”, El Correo Español, 7 de julio de 1903, p.4.

22 “Los republicanos españoles en el Paraguay”, El Correo Español, 7 de julio de 1903, p.4.

23 “Los republicanos españoles en el Paraguay”, El Correo Español, 7 de julio de 1903, p.4.

24 “Publicaciones”, El Correo Español, 1 de julio de 1903, p.5.

25 F. ORTIZ Y SAN PELAYO, Boceto histórico de la Asociación Patriótica Española, Buenos Aires, Librería de la Facultad de Buenos Aires, 1914, p. 78.         [ Links ]

26 “Nuevo periódico español”, Páginas de España, 20 de junio de 1903, p.7.

27 “Publicaciones”, El Correo Español, 14 de julio de 1903, p.5.

28 R. CALZADA, Op. Cit, p. 224.

29 I. GARCÍA, Emigración y patriotismo.  La colonia española en Buenos Aires ante la crisis de 1898, Tesis de Doctorado, Sidney, Australia, University of South Walles, 1997, p. 239.         [ Links ]

30 H. BIAGINI, Intelectuales y políticos españoles a comienzos de la inmigración masiva, Buenos Aires, CEAL, 1995, p. 28        [ Links ]

31 “Ideales y rumbos”, Revista España, 2 de julio de 1903, p.2.

32 “Resurrección”, La República Española, 12 de julio de 1903, p.1.

33 “Solicitada El Correo Español. S. A.”, El Correo Español, 15 de septiembre de 1903, p.4.

34 “El Directorio de ECE a sus compatriotas”, El Correo Español, 20 de septiembre de 1903, p.3.

35 “Reacción de justicia”, Páginas de España, 26 de septiembre de 1903, p.7.

36 “Despedida”, El Correo Español, 20 de septiembre de 1903, p.3.

37 I. GARCÍA, Ibidem, p. 256.

38 J. ALVAREZ JUNCO, El emperador del paralelo. Lerroux y la demagogia populista, Madrid, Alianza Editorial, 1990, p. 62.         [ Links ]

39 C. MALAGARRIGA, Op. Cit. pp. 53 – 55.

40 Como afirma Ángel Duarte, un conocedor de este período, no fueron los únicos proyectos de la prensa que se generaron. También fueron creados: La España Republicana (Mendoza), El Imparcial (Barracas), España y República (Estación Casares), El Porvenir de España (Santa Fe), El Gorro Frigio (San Juan), La Unión Republicana española (Flores y Almagro) Al respecto ver: A. DUARTE, La República del emigrante. La cultura política de los españoles en Argentina (1875 – 1910), Editorial Milenio, Lleida, 1988, p. 98

41 “Patria y república”, El Correo Español, 23 de septiembre de 1903, p.3.

42 “Patria y república”, El Correo Español, 23 de septiembre de 1903, p.3.

43 “Masculinos y neutros”, El Correo Español, 1 de octubre de 1903, p. 3.

44 “Masculinos y neutros”, El Correo Español, 1 de octubre de 1903, p. 3.

45 “El movimiento republicano en América. Carta de Rafael María de Labra a Rafael Calzada”, El Correo Español, 6 de octubre de 1903, p.3.

46 A. DUARTE, “La coartada republicana. Ensayos de liderazgo político en la colonia  española a inicios del siglo XX” A. BERNASCONI, y C. FRID, De Europa a las Américas. Dirigentes y liderazgos (1880 – 1960) Buenos Aires, Editorial Biblos, 2006, p. 137.

47 “Carta del Sr. Gomara”, El Correo Español, 3 de octubre de 1903, p. 3.

48 “Carta del Sr. Gomara”, El Correo Español, 3 de octubre de 1903, p. 3.

49 “La mejor política”, El Correo Español, 6 de octubre de 1903, p. 3.

50 “Carta del Sr. Gomara”, El Correo Español, 3 de octubre de 1903, p.3.

51 “¿Exaltados o razonables?”, El Correo Español, 11 de octubre de 1903, p.3.

52 “¿Exaltados o razonables?”, El Correo Español, 11 de octubre de 1903, p.3.

53 R. CALZADA, Op. Cit , p. 225.

54 “La liquidación de El Correo Español. Resolución de la junta de acreedores. Suspensión del viejo diario y su fusión con el nuestro”, El Diario Español, 8 de octubre de 1905, p.1.

55 M. GARCÍA SEBASTIANI, “Crear identidades y proyectar políticas de España en la Argentina en tiempos de transformación del liberalismo. El Diario Español de Buenos Aires (1905 – 1912)” Estudios Migratorios Latinoamericanos, Año 18, 55 (2004), pp. 525 – 555.

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