Introducción
La presente investigación se enmarca dentro del entramado de la participación indígena en una pequeña cofradía situada en el pueblo de Omaguaca, ubicada en la jurisdicción de Jujuy y perteneciente a la Gobernación del Tucumán, durante la segunda mitad del siglo XVII, delimitación que funcionó como unidad de análisis espacial y temporal. A partir del mencionado recorte, intentamos responder diferentes interrogantes en búsqueda de respuestas que amplíen los conocimientos sobre las poblaciones andinas en la colonia.
La especificidad de esta cofradía de las Benditas Ánimas del Purgatorio, y su particularidad como una institución compuesta exclusivamente por el sector indígena e inserta en el ámbito rural del pueblo de Omaguaca, nos permitió reducir la escala de investigación. De este modo, pudimos advertir cuestiones mucho más sutiles profundizando, a la vez, en la vida cotidiana de ese “microcosmos” regulado por las celebraciones del calendario católico, el cual contaba con características específicas y diferenciadas determinadas por el contexto.
A partir del análisis de las fuentes escritas de la cofradía, y por medio de un sistemático y minucioso trabajo con la documentación, intentamos recuperar algunas de las prácticas cotidianas de los habitantes de los pueblos de indios de Omaguaca y Uquía. Al mismo tiempo, profundizamos en el conocimiento de su realidad económica tratando de identificar su rol en el mercado colonial en el que se encontraba inserta, aportando al mismo tiempo al conocimiento sobre las prácticas litúrgicas y el comportamiento de sus autoridades étnicas.
La economía colonial en la Quebrada
Para una comprensión más acabada de la economía cofradial se torna imprescindible una breve caracterización del escenario económico colonial en el cual se encontraba inserta. Gabriela Sica (2019) plantea que la fundación de los pueblos de indios trajo aparejadas modificaciones sustanciales en la economía de las sociedades prehispánicas, tanto en lo que respecta al acceso a los recursos como a su producción económica. Por tal motivo sus habitantes se vieron obligados a buscar nuevas formas para procurar su sustento como para obtener excedentes con los que pagar el tributo al encomendero. De este modo, continúa la autora, se produce una profunda reestructuración económica de los intercambios y surgen nuevos conceptos, productos, orientaciones y jerarquías, a la vez que diferentes ideas respecto al trabajo, el dinero, la ganancia, el tributo, el beneficio, las medidas, etc. (Sica, 2019: 359).
En este complejo entramado económico la autora menciona como punto clave la ubicación geográfica de la futura jurisdicción de Jujuy la que, con el avance de la conquista y la fundación de ciudades en la Gobernación del Tucumán, se consolidará como un espacio de creciente tránsito de personas y tráfico de bienes. De este modo, a medida que aumentaba la circulación de individuos y recursos se intensificaban las acciones comerciales, a la vez que las sociedades indígenas evidenciaban un mayor y mejor conocimiento tanto del funcionamiento de los mercados regionales, como de la demanda de los productos y sus precios (Sica, 2019).
De tal modo, y siguiendo a la mencionada autora, por una parte hacia la década de 1620 se consolidaba en el espacio abordado en la presente investigación la venta de productos a los viajeros en los caminos principales1 y por la otra, a medida que se desarrollaban los nuevos circuitos hacia las zonas mineras se producía el aumento de la vinculación comercial con los mismos. De esta manera, los indígenas desarrollaron especialmente las actividades relacionadas con el transporte de mercancías y animales hacia las zonas mineras.2 Por su parte, Viviana Conti y Gabriela Sica (2011) mencionan a la arriería como uno de los elementos clave para comprender la perduración de los pueblos de indios de Jujuy, y destacan que ésta estaría cimentada en el acceso de los mismos a los recursos pastoriles, la posesión de rebaños y la tradición prehispánica en el tráfico caravanero.3
Así podemos entrever, como lo mencionan las autoras, que los indígenas de la Quebrada y la Puna se insertaron en los circuitos comerciales primeramente a través de los recursos ganaderos de llamas y, luego de la segunda mitad del siglo XVII, se convierten en arrieros. Como señala Sica (2019), la arriería como actividad económica se transforma en la empresa principal de una parte de la población indígena encomendada: en especial los caciques, los integrantes del Cabildo indígena y sus familiares.
La cofradía de las Benditas Ánimas del Purgatorio
Para profundizar ahora el análisis de nuestro objeto de estudio, una cofradía colonial de indios en un ámbito rural, se torna imprescindible una breve consideración de la institución como tal. Partiremos de su conformación como una agrupación de laicos congregada en torno a una devoción, dentro del culto cristiano. Celestino y Meyers definen a las cofradías como “asociación[es] de culto de carácter cooperativístico” (1981: 27), las cuales subsistieron a través del tiempo a pesar de las profundas transformaciones y diferencias de los procesos sociales. Básicamente se trata de una institución europea implantada en América que fuera una de las entidades de mayor impacto e influencia en el proceso de transformación de la sociedad indígena a partir de la conquista española, y como consecuencia de su doble carácter: religioso y, simultáneamente, de ayuda mutua. Según los autores, esto favoreció una dinamización en la organización del poder, surgiendo autoridades intermedias que podían competir por prestigio como fue el caso de los mayordomos responsables de las cofradías (Celestino y Meyer, 1983).
Por su parte, Di Stefano y Zanatta demarcan a estas agrupaciones de laicos en la colonia como “microcosmos que desarrollarán sobre todo actividades devocionales y que funcionan además como ámbitos de sociabilidad, de jerarquización social y de ayuda mutua […]” (2000: 71). Éstas se erigen como espacios imprescindibles en los cuales “se forjan, refuerzan y defienden identidades sociales o étnicas, en los que se establecen seguros y eficaces contactos y duraderos vínculos de solidaridad” (2000: 72). De aquí la existencia de cofradías abiertas a cualquier individuo y otras cerradas, restringidas a un determinado grupo sobre la base de criterios sociales, étnicos, de género o estamentales.4 Del mismo modo, sugieren que las cofradías étnicas tuvieron un carácter ambiguo: fueron importantes formas de organización y mecanismos de conservación y fortalecimiento de la identidad a la vez que posibilitaron la aculturación e incorporación de los sectores dominados al catolicismo (2000: 73).5
Aunque estas instituciones se encuentran sustentadas en el proceso de evangelización muestran la versatilidad con que la población indígena se aproxima a la nueva religión, según lo destaca Estenssoro Fuchs (2001) quien advierte un acercamiento a la aceptación de la religión por diferentes motivaciones -como el surgimiento de una necesidad a la cual da respuesta un nuevo rito, o elementos de poder como el prestigio o la presión social e incluso la posibilidad de entremezclarse con formas sinceras de conversión. Asimismo, De Luca (2014) plantea que para las cofradías de indios las festividades religiosas constituían la contrapartida de sus actividades económicas y políticas, convirtiéndose la fiesta religiosa en un espacio en el que se llevaba a cabo, paralelamente, la conformación de la identidad y la negociación del poder real. Además reflexiona sobre la existencia de un sustrato anterior a la conquista pero a su vez originando expresiones y prácticas nuevas y originales, conflicto que se resuelve en un espacio lleno de tensiones constantes: dominación-resistencia, apropiación-invención, reinterpretación-creación.
Dicho esto, nos acercaremos ahora a la cofradía de indios de las Benditas Ánimas del Purgatorio conformada por los integrantes de los pueblos de indios de Omaguaca y Uquía, constituidos por tributarios de una misma encomienda ubicada en la jurisdicción de Jujuy, la cual centralizaba su actividad diaria y sus prácticas litúrgicas en la iglesia del pueblo de Omaguaca.6 Fundada en 1664 como una cofradía específicamente de composición indígena, se integraba permanentemente y de manera yuxtapuesta a través de conflictos políticos, actividades económicas y prácticas rituales con las otras dos cofradías del pueblo,7 en las que también participaban activamente sus integrantes.
La organización de la institución era bastante sencilla, marcada por las elecciones y cuentas anuales que eran llevadas a cabo por sus autoridades: en ocasiones mayordomos y en otras por las priostas, y registradas y controladas por los curas propietarios del curato.8 Sin embargo, este control se daba en un contexto bastante laxo evidenciando en muchas oportunidades la evasión de la mencionada vigilancia por parte de las autoridades cofradiales.
Para entender un poco mejor el funcionamiento de la institución remitiremos brevemente a su acta fundacional fechada en 1664,9 en ésta podemos observar la solicitud por parte de los principales actores políticos indígenas del pueblo para la apertura de la cofradía, lo cual nos parece claramente un dato significativo. Luego se dictan las “constituciones”, vale decir el conjunto de reglas o principios regidores de la misma; en primer lugar, se establece la conmemoración católica del “Día de los Difuntos”, llevada a cabo el 2 de noviembre de cada año, como acontecimiento centralizador de las actividades de la cofradía y obligación de los cófrades, estableciéndose las elecciones anuales de las autoridades en coincidencia con dicha celebración central. Asimismo, se establecen las formas de los ritos y sus elementos, los cuales deberán ser procurados por la cofradía para realizar los rituales correspondientes a la devoción. Otra modalidad del culto que aparece es la misa por los difuntos que debe celebrarse todos los lunes del año, las cuales deben ser dichas solamente por un sacerdote. Del mismo modo, se establecen los rituales de enterratorio de los cófrades y se manda a hacer un libro para registrar a los nuevos cofrades disponiéndose el cobro de un peso por el ingreso, así como las elecciones anuales de autoridades y los ajustes de cuentas de la institución. El acta fundacional también menciona las formas de acceso a los medios materiales para solventar los gastos de la cofradía, lo que se realiza fundamentalmente a través de la limosna de los cofrades y de las cosechas de unas sementeras10 de trigo y papas que se comprometen a mantener y cuidar los mayordomos, priostas y cofrades.
Luego de este breve recorrido por los preceptos de la cofradía de las Benditas Ánimas abordaremos su economía, los ingresos y egresos, los gastos priorizados, las donaciones o limosnas, así como los préstamos que se realizaban en el marco institucional en una cofradía de indios que se encontraba inserta en el activo mercado colonial de la época.
La economía de las Benditas Ánimas
El patrimonio de la cofradía
Para comprender mejor la economía institucional haremos primeramente hincapié en el patrimonio material de la cofradía de las Benditas Ánimas, la que tenía en primer lugar sus cultivos de trigo y papas. Esta producción agrícola, junto con las limosnas de los cofrades, se advierte como el principal sustento de la misma: “[…] y para que se pueda sustentar esta dicha cofradía nos preferimos a sembrar cada año una sementera de trigo y papas en que asi de poner todo cuidado los mayordomos y los cofrades en ayudarles y esto en la cantidad que pudieren”.11
En relación a las tierras utilizadas para la producción agrícola existe la posibilidad de que se encontraran dentro de los terrenos comunales que poseían los dos pueblos que componían la encomienda de Omaguaca.12 Con respecto a las mencionadas tierras, Gabriela Sica refiere que se ubicaban en las cercanías del pueblo de un lado y otro del río: “Hacia Occidente, las tierras de la comunidad se extendían entre el pueblo y las tierras de la Virgen (chacra de la cofradía) que lindaban con las tierras de Aguilar. Hacia Oriente, estas tierras incluían algún sector de Rodero” (2019: 211).13
Podemos preguntarnos entonces si la cofradía de indios de las Benditas Ánimas poseía sus propias tierras para la producción de trigo y papas o, tal vez, compartía una parte de las “tierras de la Virgen” para realizar sus sembrados. En el Libro de la cofradía de las Benditas Ánimas encontramos la referencia a las chacras de la cofradía en un acta del año 1745: “[…] Bernardo Quilquila quien dixo haver recoxido este año de la chacra de las Venditas Animas sacando diesmo y semilla dos fanexas liquidas […]”.14 Si bien el registro pertenece al siglo XVIII, nos parece que deja entrever la posibilidad de la existencia de tierras propias de la cofradía en el período anterior al abordado en nuestro estudio. No está clara la ubicación de las tierras ni sus dimensiones pero posiblemente la chacra de las Ánimas fuese de menor extensión, dado que la producción agrícola era de menor proporción que la de la Virgen -tal como resulta de la comparación de ambas.15
En relación con el pueblo de Uquía16 encontramos datos en registros de 1668 que nos permiten inferir que también poseían su parcela para producción agrícola: “[…] cargo que se le ase a don pedro Toronconte del trigo que sembro en el pueblo de uquía […]”.17
La Producción de la cofradía de las Benditas Ánimas
A pesar de no contar con los registros completos en relación con los cargos y descargos de la producción agrícola de las cofradías de las Benditas Ánimas y de la Virgen de Copacavana, los datos disponibles nos permiten esbozar una comparación de la producción agrícola entre ambas instituciones:18
AÑO | TRIGO | PAPAS | CHUÑO | |||||||||
BENDITAS ÁNIMAS | COPA CAVANA | BENDITAS ÁNIMAS | COPA CAVANA | BENDITAS ÁNIMAS | COPA-CAVANA | |||||||
Medidas antiguas | Kilos | Medidas antiguas | Kilos | Medidas antiguas | Kilos | Medidas antiguas | Kilos | Medidas antiguas | Kilos | Medidas antiguas | Kilos | |
1666 | 27 cargasa y 3 almudesb | 3402 kg y 15 kg. | 51 cargas | 6426 kg | 14 cargas | 1764 kg | ------- | -------- | 7 cargas y 2 almudes | 882 kg y 10 kg | 28 cargas y 2 almudes | 3528 kg y 10 kg |
1667 | 30 cargas | 3600 kg | 67 cargas | 8442 kg | 14 cargas | 1764 kg | 10 cargas | 1260 kg | 8 cargas | 1008 kg | 17 cargas y 3 almudes | 2142 kg |
1668 | 57 cargas | 7182 kg | 73 cargas | 9198 kg | 9 cargas | 1134 kg | Sin especi-ficarc | ---------- | 5 almudes | 25 kg | 21 cargas y 3 almudes | 2646 kg y 15 kg |
1669 | 89 cargas y 4 almudes | 11214 kg y 20 kg | 52 cargas | 6552 kg | 5 cargas | 630 kg | --------- | --------- | 4 almudes | 20 kg | 30 cargas y media | 3843 kg |
1670 | 47 cargas | 5922 kg | 63 cargas | 7938 kg | 25 cargas y 3 almudes | 3150kg y 15 kg | “No hubo mas que para semilla” | ---------- | 7 almudes | 35 kg | 16 cargas | 2016 kg |
1671 | -------- | --------- | 40 cargas | 5040 kg | --------- | ---------- | 58 cargas | 7308 kg | ------- | -------- | 4 cargas y 5 almudes | 504 kg y 25 kg |
1672 | 111 cargas | 13986 kg. | 45 cargas | 5670 kg | 6 cargas | 756 kg | 90 cargas | 11340 kg | 30 cargas | 3780 kg | 20 cargas | 2520 kg |
1673 | -------- | --------- | 93 cargas | 11718 kg | 8 cargas + 24 cargas “ante sembra” | 1008 kg + 3024 kg | 140 cargas | 17640 kg | 16 cargas | 2016 kg | 20 cargas | 2520 kg |
1674 | 76 cargas | 9576 kg | 50 cargas | 6300 kg | 8 cargas | 1008 kg | 10 cargas | 1260 kg | 11 cargas y 3 almudes | 1386 kg y 15 kg | 20 cargas | 2520 kg |
1675 a 1687d | -------- | --------- | -------- | ---------- | -------- | ---------- | -------- | ---------- | -------- | ---------- | -------- | ---------- |
1688 | 34 cargas | 4284 kg | -------- | --------- | 200 cargas | 25200 kg | -------- | --------- | 18 cargas | 2268 kg | -------- | --------- |
1689 | 40 cargas | 5040 kg | -------- | --------- | 60 cargas | 7560 kg | -------- | --------- | 18 cargas | 2268 kg | -------- | --------- |
1690 | 22 cargas | 2772 kg | -------- | --------- | 13 cargas | 1638 kg | -------- | --------- | -------- | --------- | -------- | --------- |
1691 | ------- | --------- | -------- | --------- | -------- | --------- | -------- | --------- | -------- | --------- | -------- | --------- |
1692 | ------- | --------- | 29 cargas | 3654 kg | -------- | --------- | 75 cargas | 9450 kg | -------- | --------- | 12 cargas | 1512 kg |
1693 | ------- | --------- | ------- | --------- | -------- | --------- | ------- | --------- | -------- | --------- | ------- | --------- |
1694 | 8 cargas | 1008 kg | ------- | --------- | 12 cargas | 1512 kg | ------- | --------- | 10 cargas | 1260 kg | ------- | --------- |
1695 | 6 cargas | 756 kg | ------- | --------- | -------- | --------- | ------- | --------- | 14 cargas | 1764 kg | 2 fanegase y 3 almudes | 84 kg y 15 kg |
1696 | 2 cargas | 252 kg | 12 cargas | 1512 kg | 7 cargas | 882 kg | 7 almu-des | 35 kg | 5 cargas | 630 kg | 10 cargas | 1260 kg |
1697 | ------- | --------- | 4 cargas | 504 kg | 4 cargas | 504 kg | 14 cargas | 1764 kg | 9 cargas | 1134 kg | 9 cargas | 1134 kg |
1698 | ------- | --------- | 4 cargasf | 504 kg | -------- | --------- | 5 cargas | 630 kg | -------- | --------- | 12 cargas | 1512 kg |
1699 | 17 cargas y 3 almudes | 2142 kg y 15 kg | -------- | --------- | 46 cargas | 5796 kg | -------- | --------- | 7 cargas | 882 kg | ------- | --------- |
1700 | ------- | --------- | -------- | --------- | -------- | --------- | -------- | --------- | ------- | --------- | ------- | --------- |
1701 | 42 cargas | 5292 kg | -------- | --------- | 30 cargas | 3780 kg | -------- | --------- | 2 cargas y 3 almudes | 252 kg y 15 kg | ------- | --------- |
Fuentes: elaboración propia en base a los LCBA y LCVC.
Carga: antigua medida de capacidad para áridos y granos: “Cierta cantidad de granos, que en unas partes es de cuatro fanegas y en otras de tres”. (RAE, 2014, def. 11). Carga: cierta porción de granos, que en Castilla son quatro fanegas. Díxose assí por ser el peso que regularmente puede llevar una béstia” (RAE, 1726-1729: Tomo II s/f, art. 1).
b Almud: medida de capacidad generalmente para áridos, muy variable según las épocas y las regiones, entre los 1,75 I de Navarra y los 5,68 I de Canarias. (RAE, 2014, def. 1). Almud: medida de cosas secas, como son trigo, cebada, garbanzos y otros géneros, ò espécies de granos y frutos secos: como avellánas, bellotas y castañas (RAE, 1726-1729: Tomo I, art. 1). Para una mejor apreciación de las cantidades mencionadas, referimos las equivalencias: 1 fanega= 42 kg aproximadamente, 1 almud= 5 kg. aproximadamente (Gabriela Sica, comunicación personal, abril 2020).
c El registro refiere: Lo que tienen sembrado de papas”
d En la fuente escrutada, no encontramos registros para el período comprendido entre 1675 a 1687 en relación con los cargos y descargos de la producción agrícola en ambas cofradías.
e Fanega: Medida agraria, de capacidad o de extensión y peso, de origen arábigo. “Fanega. s. f. Medida de granos y otras semillas que contiene doce celemínes, y es la quarta parte de lo que en Castilla llaman una carga de trigo, porque cabiendo en ella cerca de quatro arrobas de trigo, puede llevar un mancho quatro fanegas. Dicese también Hanega. Latín. Medimnum, i. RECOP. lib. 5. tit. 13. l. 3. (RAE, 1726-1729: Tomo III s/f, art. 1).
f La fuente menciona: “Por auerse perdido la cosecha”.
Observando el cuadro anterior, el período que cuenta con mayores datos comparables que es el que abarca de 1666 a 1674, vemos que las cantidades de los tres géneros son variables de un año a otro en ambas cofradías; sin embargo, si sumamos todos los montos de cada producto en dicho período, en los tres casos la producción de la cofradía de la Virgen supera a la de las Benditas Ánimas: con menor diferencia en lo que respecta al trigo, mientras que en referencia al chuño, la cofradía de la Virgen lo duplica llegando casi a triplicar el monto total en el caso de las papas. No obstante, llama la atención que la cofradía de las Benditas Ánimas posee el registro de mayor cantidad de trigo en el año 1672: 111 cargas, y de papas: 200 cargas en 1688.20
Otro dato interesante surge de las cantidades de papas que se cosechan y su relación con el chuño y el tamos,21 productos obtenidos a partir del procesamiento de las mismas, por lo cual su cantidad es reducida en gran proporción; también se separaban las papas de mejor calidad para hacer semilla para las sementeras: “de las restantes que son 36 [cargas de papas] se hecharon a hazer chuño; y salieron 18 cargas=”22 y: “da por descargo aver gastado ocho [cargas] en hazer tamos de que salieron seis cargas”.23
Cabe resaltar aquí la importancia de los tubérculos como cultivos autóctonos esenciales ya que, como plantea Assadourian (1982), el procesamiento y transformación de éstos en productos duraderos que permitían su almacenamiento y conservación, convirtiéndolos en chuño negro y blanco,24 incluye a estos productos en la economía de intercambios andina -que luego se incorporaron a la colonial. Manifiesta también, que durante el periodo colonial la papa continuó siendo el alimento primario en los pisos ecológicos altoandinos bajo la forma de práctica agrícola de subsistencia y trueque. Paulatinamente se incorporó la producción de excedentes destinados al comercio, ya sea directamente como mercancía o para pagar el tributo (1982: 165).
Así, observamos en la cofradía de las Benditas Ánimas que las papas eran usadas como pago por las celebraciones litúrgicas: “[…] Los Maiordomos y Priosta deste pueblo de omaguaca q son Don Andres tolay y Lucía tili dar por quenta aver pagado las missas deesta Santa cofradía con las papas que tuvieron de cosecha […]”25 Del mismo modo el chuño: “[…] Mas en 17 de diciembre dixe una misa resada con su prosesion a esta santa cofradia de las benditas animas del purgatorio por los cofrades vivos y difuntos según constitución y resevi la limosna della en chuño [...]”.26 Y también el tamos: “[…] aver dado tres almudes al Pe. Prete de Jujuy por una misa resada de un Cofrade […]”27
Las “quentas de la cofradía”
Habiendo ya esbozado la producción agrícola de la cofradía de las Benditas Ánimas del Purgatorio, nos centraremos en las cuentas de la misma. Con relación a los ingresos y gastos institucionales, en la documentación examinada aparecen solamente cuentas anuales, en su mayoría, en referencia a transacciones mínimas y cotidianas.
Para tener una apreciación más cabal del volumen del patrimonio de la cofradía de indios de las Benditas Ánimas a estos indicadores los cruzamos con los datos provenientes de las actas de la cofradía de la Virgen, la cual observamos poseía bienes en mayor cuantía. Encontramos varios datos interesantes que desarrollaremos a lo largo del presente artículo.
Con respecto a las misas y celebraciones de las festividades propias de la cofradía, las cuales constituían su principal y continua erogación, advertimos que éstas eran variables en cantidad cada año, lo cual parece depender de la disponibilidad de sacerdote en el pueblo en las diferentes fechas a celebrar.28 La celebración principal era la propia del día de los difuntos, la cual abarcaba un amplio espacio central en el pueblo -la iglesia y el cementerio.29 También sabemos que la misma se realizaba con vigilia y procesión por ambos lugares y tenía un costo de seis pesos en honorarios del cura, según lo estipulado por la constitución de la cofradía.30
Hallamos otra información significativa en los registros de las Benditas Ánimas: la mención al pago “de dos misas ressadas que se dijeron el dia de finados”, lo que evidencia que en el día propio de la festividad se celebraba más de una misa.31 Otra referencia que aparece en los registros es el pago de “quatro pessos por la Missa del segundo día”, sabemos que se llevaba a cabo la “octava de los finados”,32 por lo cual aparentemente desde el 1° al 8° día se celebraban misas por los difuntos, que a un costo de cuatro pesos hacían un total de 32 pesos en misas durante la celebración correspondiente. Además de la festividad del día de los finados, la misa propia de la semana se celebraba los días lunes durante el resto del año. Estas celebraciones semanales tenían un costo de un peso y medio en caso de ser rezadas, y dos pesos si eran cantadas.33 Por último, las misas celebradas por los cofrades fallecidos tenían un costo de un peso y cuatro reales -un peso y medio- en ambas cofradías; sin embargo, encontramos pocas inscripciones de ellas.
Debido a la variabilidad de los servicios religiosos34 nos es difícil obtener una apreciación exacta de los gastos anuales en misas y celebraciones, pero podemos indicar ciertos datos que nos ayudan a tener una mejor representación de los mismos. Teniendo en cuenta los citados costos el pago anual de las misas semanales -misas de los lunes- implicaba un total de cuatro misas al mes, 48 al año, y una suma aproximada de 96 pesos en caso de ser cantadas; y en caso de ser rezadas, equivalía a un total de 72 pesos. Estos montos, que diferían según la modalidad de las misas y según la disponibilidad de los oficiantes, se pagaban entre ambos pueblos: seis meses Omaguaca y seis meses Uquía, lo cual nos brinda el dato de que cada uno abonaba aproximadamente entre 36 a 48 pesos en lo que refiere a ese ítem. Así, en los descargos observamos montos muy elevados:35
[…] Da por descargo auer gastado en limosnas de las misas que se an dicho los lunes de entre año con la de los finados y una que se dijo cantada por el anima de Don Pedro toronconti cofrade y mas otra que se dijo por el anima de Juan qrus lintolay conmas otra que asi mesmo se dijo por el anima de Mateo quiblan asi mesmo cofrades de dicha cofradia sesenta y sinco pesos = 065p […].36
A partir de lo anteriormente expuesto intentaremos esbozar las cuentas propias de la cofradía de las Benditas Ánimas en relación con los ingresos, egresos y posibles saldos, y a través de este ejercicio intentaremos conocer si los recursos que ingresaban a la institución llegaban a cubrir sus gastos. Sabemos que los ingresos provenían de la producción agrícola, del pago por el ingreso a la cofradía,37 de la limosna y donaciones de los cófrades, y que éstos eran variables. Los gastos, por su parte, eran más fijos en cuanto a las festividades litúrgicas propias y las misas semanales; sin embargo, también había gastos que muestran variaciones en relación con las misas de cofrades difuntos y otros egresos extraordinarios que se consideraban necesarios en diferentes momentos. Es difícil determinar con exactitud tanto los ingresos como los gastos debido a la escasez de datos que nos brindan las fuentes pero intentamos un acercamiento a través de un acta de la cofradía de 1688, la cual se realiza luego de cinco años sin registros y en la cual el cura Antonio de Godoy desglosa con minuciosidad y detalle algunos conceptos.
Producto | Cantidad | Precio por carga | TOTAL |
---|---|---|---|
trigo | 34 cargas | 2 pesos | 66 pesos |
papas | 200 cargas | 2 pesos | 400 pesos |
chuño | 18 cargas | 6 pesos | 108 pesos |
tamos | 6 cargas | 6 pesos | 36 pesos |
Ingresos totales | 610 pesos |
Fuente: elaboración propia en base a los LCBA.
Examinando los registros, vemos que el siguiente año de 1689 es variable con respecto a 1688, la producción de trigo aumenta de 34 a 40 cargas pero la de papas se retrae sensiblemente pasando de 200 a 60 cargas, y en consecuencia la del chuño producido con éstas baja de 18 a 9 cargas, no tanto el tamos que sólo disminuye de 6 a 5 cargas. Del mismo modo varía el ingreso por la venta de los productos, así en 1689 del total de la producción sólo el 31% de la misma se vende, mientras que el resto se destina como géneros para diferentes fines, como el pago a los curas para el diezmo,38 el uso para semilla o gastos en las sementeras, por consiguiente, en el mencionado año también el ingreso monetario por las ventas disminuye sensiblemente a 107 pesos.
En cuanto a los gastos propios de la cofradía de las Benditas Ánimas a continuación esbozamos el siguiente cuadro:
Tipo de gasto | Razón de egreso | Producto | Cantidad | Valor monetario por unidad | Totales |
---|---|---|---|---|---|
Culto | misa cantada | ------- | 12 misas | 2 pesos | 24 pesos |
misa rezada | ------- | 3 misas | 4 reales | 1 pesos y 4 reales | |
misa rezada por cofrade | ------- | 6 misas | 1 peso y 4 reales | 9 pesos | |
elementos varios del culto | palias bordadas | 2 palias | 4 pesos | 8 pesos | |
cera de Castilla | 1 arroba | 2 pesos y 4 reales por libraa | 62 ps y 4 reales | ||
cera negra | 8 libras | 1 peso y 4 reales | 12 pesos | ||
ofrendas para difuntos | trigo y pan | 4 cargas | 2 pesos por carga | 8 pesos | |
ofrenda para difuntos | papas | 2 cargas | 2 pesos | 4 pesos | |
ofrenda para difuntos | chuño | 1 carga | 6 pesos | 6 pesos | |
ofrenda para difuntos | tamos | 1 carga | 6 pesos | 6 pesos | |
pago al cura Muñoz | trigo | 2 cargas | 2 pesos | 4 pesos | |
pago a cura | trigo | 9 cargas | 2 pesos | 18 pesos | |
pago al cura | chuño | 8 cargas | 6 pesos | 48 pesos | |
pago a otro cura | tamos | 1 cargas | 6 pesos | 6 pesos | |
gasta el curab | papas | 2 cargas | 2 pesos | 4 pesos | |
gasta el cura | tamos | 1 carga | 6 pesos | 6 pesos | |
Producción | semilla | trigo | 5 cargas | 2 pesos | 10 pesos |
semilla | papas | 10 cargas | 2 pesos | 20 pesos | |
para hacer tamos | papas | 8 cargas | 2 pesos | 16 pesos | |
para hacer chuño | papas | 36 cargas | 2 pesos | 72 pesos | |
para la minga de las sementeras | harina de maíz | 1 carga | 6 pesos | 6 pesos | |
Diezmo | pago diezmo | papa | 10 cargas | 2 pesos | 20 pesos |
pago diezmo | trigo | 3 cargas | 2 pesos | 6 pesos | |
Otros | muchacho que corta madera para la torre | papas | 4 cargas | 2 pesos | 8 pesos |
TOTAL | 389 pesos |
Fuente: elaboración propia en base a los LCBA.
a La conversión de arroba a libras se encuentra realizada por el cura Antonio de Godoy en el mencionado registro: “[…] una arroba de sera de Castilla a 20 Reales libra monta sesenta y dos pesos y medio […]” (LCBA, Imagen 22).
b En el acta mencionada no se especifica en qué gasta el cura el trigo, las papas, el chuño o el tamos, sabemos que estos géneros eran usados como medio de pago para otros bienes y quizás una parte para su consumo personal.
Los cuadros anteriores nos permiten vislumbrar algunas cuestiones. En principio se evidencia en las fuentes que el principal ingreso es la producción agrícola de la cofradía que permite cubrir los gastos ordinarios. Se advierte la minuciosidad en relación con los gastos cotidianos que incluyen los pagos a los curas por sus servicios, el diezmo, los cuidados de la sementera, el gasto en cera para la iluminación -el cual es muy elevado: 74 pesos y medio- gastos en elementos propios del culto y oficios relacionados y la ofrenda para los difuntos.39 En relación a los géneros: trigo, papas, chuño y tamos, vemos que funcionan como parte de pago y también algunas cantidades son separadas para la venta, para hacer semilla o para la realización de productos derivados como el tamos y el chuño en caso de la papa.
Nos parece significativo el registro de las ofrendas a los difuntos ya que, según consta en las actas, esta práctica era claramente reprobada por las autoridades eclesiásticas.40 Sin embargo, el gasto en las mismas registrada en los diferentes géneros hace un total de veinticuatro pesos, lo cual significa una erogación importante.
A partir de los datos aportados por los registros que hemos sistematizado en los cuadros anteriores, y con las debidas precauciones que suscitan dichos documentos, podemos concluir que la cofradía de indios de las Benditas Ánimas del pueblo de Omaguaca producía excedentes; es decir que los ingresos de la misma superaban a sus egresos.
Del mismo modo, en los registros examinados pudimos observar como práctica que se repite el “quedar a deber” a la cofradía, tanto por parte de los mayordomos como de otras personas influyentes como el gobernador y el curaca Andrés Choque;41 incluso los curas debían diferentes montos a la cofradía, lo que nos permite inferir nuevamente que la misma tenía un sobrante tal como para permitir la realización de este tipo de operaciones crediticias. Estas deudas contraídas con la cofradía se saldaban en ocasiones a través de donaciones o “mandas graciosas”, o por medio de hechuras de elementos que necesitaba la cofradía para el culto. Abordaremos esta cuestión a continuación.
La cofradía como institución de crédito
Con el objeto de obtener una comprensión más cabal del accionar de las autoridades étnicas y de la posibilidad de la utilización de la cofradía como una institución de crédito, sistematizaremos los datos que nos brindan las actas transcriptas en un cuadro de deudores de la mencionada institución:
Año | Deudor | Monto |
---|---|---|
1666 | Lorenso Tabarcache o Taguarcache: mayordomo en 1666 y ayudante en 1668 | 2 cargas de chuño |
Francisco Murueta | 14 pesos | |
Francisco Vilti Omaguaca: mayordomo en 1666 y ayudante y alguacil en 1701 | 2 cargas de trigo | |
Francisco Murueta Uquía: ayudante en 1673 y 1695 | 14 pesos | |
1670 | Don Andres Choque Omaguaca: governador y curaca principal; mayordomo mayor en 1664, 1668, 1669, 1671,1674 | 147 pesos y 7 reales |
Don Pedro Toronconti (difunto)a | 6 cargas y 4 almudes de trigo 10 cargas de papas 3 almudes de chuño En total debe: 32 pesos y 2 reales | |
1673 | Don Andres Choque | 406 pesos y 5 reales |
Francisca Pulu Uquía Priosta en 1666 y 1672 | 2 cargas de papas | |
1674 | Don Andres Tolay Omaguaca: curaca principal, ayudante en 1668, 1669,1671, mayordomo mayor en 1673. | 10 cargas de trigo 16 pesos y 6 reales |
Alonso Colche Uquía, ayudante en 1674 | 25 cargas de trigo y 9 almudes | |
Bernabé de Baños | 2 cargas de trigo | |
Don Andrés Choque | 300 pesos 8 cargas de chuño (40 pesos) | |
1680 | Lazaro Viscayno Uquía: mayordomo mayor en 1679 y 1680. | 16 pesos en 8 cargas de trigo |
Don Andrés Choque | 40 pesos 36 pesos por el valor de 6 mulas mansas que diferentes personas donaron a la cofradía 8 pesos y medio | |
1688 | Fray Juan Muños (cura inter) | 11 cargas de trigo (paga 9 debe 2) 1 carga de papas 1 carga de tamos 1 carga de chuño |
Br. Nicolas de Garnica | 4 cargas de papas | |
Cura Antonio de Godoy: cura propietario1673,1674,1688, 1689 y mayordomo mayor en 1690 | 8 cargas de chuño 1 carga de tamos 28 pesos 6 pesos | |
Don Lazaro Murueta Uquía: governador mayordomo mayor en 1688, 1689,1690 | 29 pesos | |
1689 | Don Lazaro Murueta | 77 pesos |
1690 | Juan Escribano Omaguaca Ayudante en 1680, 1698, 1699, Mayordomo Mayor en 1689 | 6 cargas y 3 almudes de chuño |
1701 | Don Lazaro Murueta | 90 pesos |
Fuente: elaboración propia en base a los LCBA.
a Las actas no especifican cuándo tomó la deuda pero se advierte que el cacique de Uquía, Pedro Toronconti, fue mayordomo el año anterior (1669) y recibió los bienes de la cofradía y también tomó deudas antes de su muerte que aparentemente sucede en ese año, por lo que sigue debiendo a la cofradía después de muerto. El registro menciona que las cargas “[…] entrararon en poder de dicho mayordomo Don Pedro Toronconti que por no parecer en ser se le hacen cargo […] que unos y otros hacen treinta y dos pesos y dos reales = los quales deue el dicho difunto y sus uienes […]”. (LCBA, Imagen 68, el resaltado en cursiva es nuestro).En síntesis, las deudas se debieron cobrar de los bienes del difunto.
El cuadro realizado nos muestra datos interesantes: en primer lugar, que Andrés Choque y Lazaro Murueta42 son los principales deudores de la cofradía, y son quienes hacen más retiros, tanto en dinero como en productos agrícolas, siendo Choque deudor de cantidades mayores -sobre todo de dinero. Aquí se evidencia otra diferenciación con los mencionados curacas: ellos son los únicos que retiran dinero mientras que la mayoría de los otros deudores, inclusive los curas, deben a la cofradía géneros o productos.43
Asimismo, observamos en las fuentes que tanto Andrés Choque como Lázaro Murueta realizaban importantes donaciones a la cofradía de las Benditas Ánimas; en el caso de Murueta superaban lo que había retirado de la cofradía44, mientras que el caso de Choque no evidencia tanta generosidad y las fuentes nos sugieren que más bien parece usar el patrimonio de la cofradía de indios para sus negocios personales, lo que consideramos se enmarca en la utilización de la institución como modo de reforzar su poder.45
Por otro lado, recordemos que Andrés Choque pertenecía a la parte del pueblo de Omaguaca mientras Lázaro Murueta respondía a la de Uquía, lo cual podría también ser un motivo de disputa por el afianzamiento o consolidación de un pueblo sobre el otro.46
Del mismo modo, las fuentes nos advierten de la existencia de una imbricada red de negocios entre los principales líderes étnicos del pueblo y algunos españoles, las cuales evidencian a la arriería como principal nexo entre las cofradías del pueblo y los circuitos mercantiles. En este punto, son los registros de la cofradía de la Virgen los que nos arrojan mayor claridad con respecto a Andrés Choque y sus actividades de arriería. Por éstos sabemos, entre otras cosas, lo ya expuesto por otros autores (Zanolli, 2005), con relación a la compra de un órgano para la iglesia del pueblo de Omaguaca en 1662, y que dicha transacción fue llevada a cabo bajo el liderazgo de Choque, quien siendo mayordomo de la cofradía recibió los 500 pesos que habían juntado los indios para tal fin. Este elevado monto se logró reunir principalmente a través de los ingresos de la arriería que, como mencionamos, se había convertido en un engranaje clave del dinámico mercado local:
[…] Hazesele cargo al suso dicho de 500 pesos que en años atrazados se juntaron de limosna entre los yndios deste pueblo para comprar un órgano y estos o la mayor parte dellos los pagaron dichos yndios llevando en sus mulas flete de almadanetas47 desde Jujuy a Potosí […].48
El desarrollo del mercado local y la inserción de los indígenas en éste por medio de la arriería, la cual se presenta claramente monopolizada por los líderes étnicos, es lo que convierte a la economía del pueblo en pujante, posibilitando que las cofradías puedan acceder a este tipo de transacciones, movilizando a -su vez- mano de obra indígena como los charquadores49 para procurar el avío para la caravana, los arrieros50 y los mismos indios quienes eran los propietarios de las mulas.
En el caso de las autoridades étnicas, en los distintos registros podemos apreciar el usufructo que hacía Andrés Choque de los diferentes bienes de la cofradía: del ganado mular y también de la producción.51 De este modo, Choque consolidaba su poder en relación con el manejo de los bienes de las cofradías, sobre todo de los de la Virgen de Copacavana la cual además de tenerlos en mayor cuantía contaba con la participación activa de los principales sectores españoles como cofrades.
En relación a Pedro Toronconti, cacique de Uquía, las actas lo mencionan realizando fletes de harina, grasa y cebo de las cofradías hacia Potosí pero siempre con las mulas propias. Incluso luego de su muerte, aparentemente ocurrida en 1670, se registran viajes con sus mulas llevando harina de la cofradía de la Virgen hacia Lipes (González, 2021).
También pudimos observar que los aludidos curacas aportaban sus mulas a la cofradía como garantía por las deudas que tenían con la institución: “[…] Mas se le entriegan […] nueve mulas que de diez que eran saca la una Francisco Maysarí por que la tenia dada en parte de prenda de lo que debía a esta santa cofradía, y como agora paga se le vuelve […]”.52
En este marco, las cofradías aparecen como instituciones privilegiadas para la consolidación del poder de las autoridades étnicas y se apuntalan como espacios propicios para el reforzamiento del protagonismo económico, político, social y religioso de los caciques y curacas, individualmente y de manera simultánea hacia adentro de su comunidad. Se trata de una clara estrategia de acrecentamiento de sus negocios, utilizando para esto el capital de las cofradías en beneficio personal y posiblemente también para su comunidad. En este aspecto se evidencia que las donaciones de los líderes étnicos a las cofradías se encuadran también dentro de un contexto de deudas por el usufructo de los bienes de las mismas.
Por último, y a través de la sistematización de los datos aportados por las fuentes reflejados en los cuadros anteriores, pudimos conocer que el superávit de la cofradía no solo le servía para pagar la liturgia propia, el gasto en elementos de culto y la fiesta dedicada a los difuntos sino que también le permitía consolidarse como una institución crediticia de la cual hacían uso principalmente los líderes indígenas y los curas, pero también los indios e indias del común de ambos pueblos, lo cual consideramos se enmarcaba en la función de solidaridad y ayuda mutua propia de las instituciones cofradiales. Al mismo tiempo, el ejercicio de identificar los deudores y los montos adeudados nos permitió observar que los mayores beneficiados con estos créditos fueron los caciques, consolidando de este modo sus negocios personales y, por lo tanto, afianzando su poder económico, político y social dentro del pueblo. A su vez, estas acciones eran completadas con otras, como las donaciones en dinero y bienes, la compra de elementos de culto, así como el hecho de hacerse cargo de pagos de deudas o saldos de la institución para con el cura doctrinero u organizar el trabajo comunal en las sementeras de la cofradía, con lo cual mostraban preocupación por su comunidad al tiempo que reforzaban y consolidaban su autoridad, a través del mecanismo de la redistribución.53
Las cofradías como engranajes de una economía dinámica
A partir del trabajo de Gabriela Sica sabemos que los cultivos que se producían en las tierras de los pueblos de indios no sólo eran para el autoconsumo sino que también se vendían en mercados locales y regionales. Así, el trigo era el cultivo de mayor demanda por parte de los españoles pero también la producción tradicional de maíz, papa, quinoa y chuño era comercializada por los españoles para la manutención de la gente que trabajaba en sus propiedades, o para ser vendida en zonas mineras como las de la Puna, de Chichas y de Lípez, mercados cercanos a los pueblos de indios de la Quebrada y la Puna, los cuales demandaban ciertos bienes sobre todo alimenticios que se obtenían en sus tierras (Sica, 2006).
Al respecto, encontramos en los descargos de 1689 datos sobre la venta de los diferentes géneros producidos en las sementeras de las Benditas Ánimas:
Producto | Cantidad producida | Valor monetario de lo producido | Cantidad vendida | % | Ingreso |
---|---|---|---|---|---|
trigo | 40 cargas | 80 pesos | 20 cargas | 50% | 40 pesos |
papas | 60 cargas | 180 pesos | 7 cargas | 11,66% | 21 pesos |
chuño | 9 cargas | 52 pesos | 4 cargas | 44% | 24 pesos |
tamos | 5 cargas | 30 pesos | 2 cargas | 40% | 12 pesos |
Total de lo producido | 342 pesos | ||||
Total de ingresos por venta | 107 pesos |
Fuente: elaboración propia en base a los LCBA.
Podemos observar a través del cuadro anterior (Cuadro 5) que se vendían cantidades significativas de producción agrícola de la cofradía, lo cual constituía un importante ingreso para la institución. Asimismo, comparando los porcentajes de la producción y de la venta podemos ver que lo que se vendía oscilaba entre un 40 y 50% de la misma, menos las papas, lo cual nos habla de cifras sustanciales.54
Del mismo modo, comparando con los datos aportados por el Cuadro 2, en 1688 las papas valían dos pesos la carga y en 1689 aumentaron a tres pesos, el trigo en cambio se mantuvo en dos pesos, mientras que el chuño aquí tiene apenas menos valor ($5,77) que el tamos que vale seis pesos. Vale mencionar que las cantidades no son fijas sino más bien valores aproximados y existían fluctuaciones en los costos; sin embargo, los precios en relación a los productos se mantienen: en ambos períodos vale más el trigo que las papas. De cualquier manera, el indicador que nos interesa resaltar es que para la cofradía lo más comercializable era el trigo, el chuño y el tamos de dónde provenía la mayor proporción de sus ingresos. Con respecto a la producción ganadera las fuentes no brindan datos suficientes; no obstante, en un acta de 1667 se enumeran como bienes de la cofradía vacas, ovejas y mulas, lo cual nos sugiere la posibilidad de que la cofradía de las Benditas Ánimas poseyera algún tipo de ganado. Así mismo, encontramos en uno de los registros de 1669 el ingreso de un cofrade a las Benditas Ánimas que “dio por su entrada un peso en obejas”,55 lo cual nos confirma nuevamente esa posibilidad.
Recapitulando, como plantea Gabriela Sica (2006, 2019) existía en los pueblos de indios de Jujuy una fuerte tendencia hacia la cría o posesión de animales de carga y transporte, ligada a actividades económicas como la arriería, la cual fue desarrollada en la jurisdicción inserta tempranamente en los circuitos mercantiles coloniales debido a su ubicación geográfica, lo que la convirtió en un escenario de tránsito regular y creciente de personas y bienes. A medida que los nuevos circuitos hacia las zonas mineras se desarrollaban, se amplían los vínculos mercantiles por lo que la autora considera muy probable que la producción agrícola de los pueblos de indios participara del mencionado tráfico, y que este mercado desarrollara otras actividades relacionadas con el transporte de mercancías y animales hacia los mencionados centros mineros.
Siguiendo a la autora, hacia la década de 1640 el precio del ganado vacuno en Potosí alcanza uno de sus puntos más bajos, por lo que los vecinos y encomenderos de Jujuy se vieron obligados a ampliar sus negocios a nuevos rubros como la invernada de mulas, su venta como ganado y su uso como medio de transporte de variadas mercancías como yerba, productos de hierro y géneros; así como también la provisión de insumos y alimentos para los establecimientos mineros cercanos. De esta manera, los indígenas se insertaron en los mercados coloniales como arrieros y productores aprovechando las principales rutas que atravesaban por sus pueblos. Así, la influencia de los mercados regionales creaba no sólo demanda de determinados bienes sino también la necesidad de transportarlos (Sica, 2006).
Todo lo arriba expuesto, nos lleva a reconsiderar la hipótesis planteada por algunos autores en relación con las cofradías como instituciones dinamizadoras de la economía de ambos pueblos, a través de la cual se plantea que los bienes y las necesidades de éstas favorecen el circuito de la economía local contribuyendo a la inserción de la misma en un mercado más amplio (Zanolli, 2008). Sin embargo, los datos aportados por las fuentes nos permiten inclinarnos hacia una postura inversa; es decir, que la consolidación de las cofradías en el pueblo de Omaguaca no sería la única razón de la dinamización de la economía local, es más bien la dinámica económica que se revela como un elemento novedoso y provoca, a través de la inserción activa de los pobladores en el circuito del mercado colonial -sustancialmente a través del papel de los caciques y autoridades indígenas como Andrés Choque-, la reactivación de las instituciones sociales en especial las cofradías. Creemos que estos crecientes circuitos mercantiles, más amplios e insertos en un contexto regional bajo las reglas de la oferta y la demanda, se constituyen en el verdadero dinamizador de la economía de los pueblos de la Quebrada y de sus habitantes. Y es ese dinamismo económico el que se traslada a las instituciones y prácticas sociales que se fundamentan en la vida en común en organizaciones colectivas como las cofradías, lo que les permite a su vez a los pueblos de indios su reproducción social, la conservación de su cohesión, sentido de pertenencia e identidad. Todo esto en parte motivado también por la acción estratégica de los caciques en el intento por afianzar su poder dentro de la comunidad.
De este modo, consideramos que las cofradías en Omaguaca se ajustaron a este nuevo clima económico provocado por la integración de los pueblos de la Quebrada en el creciente mercado regional que demandaba bienes y su transporte hacia los principales centros mineros. Lo que las convirtió en instituciones activas y con posibilidades de realizar festividades y asumir la adquisición de bienes de prestigio, cómo el órgano para la iglesia,56 la campana y el terno negro para la cofradía, etc.57
Consideraciones finales
En este trabajo abordamos la economía propia de la cofradía de indios de las Benditas Ánimas de Omaguaca y Uquía durante el siglo XVII, a través de los datos aportados por su principal fuente: el libro de actas de la cofradía y también otros registros de la época.
A través de las mencionadas fuentes pudimos analizar la gran cantidad de producción agrícola de la cofradía en trigo, papas y los derivados de ésta: chuño y tamos. Con una parte de la mencionada producción se destinaba a pagar el diezmo y los servicios eclesiásticos, otra parte se almacenaba como semilla para las sementeras, mientras que una gran proporción de estos productos se vendía en circuitos diferenciados e independientes de los grandes polos productores de la época, como los pequeños centros mineros de la Puna y Lípez. A su vez, pudimos observar que hubo años de poca producción y otros períodos en donde se registran varias toneladas de producción agrícola de la cofradía, que se nivelan en proporción con la cofradía de la Virgen de Copacavana, la cual poseía además producción ganadera.
De este modo, la activa e importante participación económica de las cofradías del pueblo de Omaguaca y Uquía era tributaria del contexto dinamizador de la economía de la época, el cual se veía favorecido por la integración de los pueblos de la Quebrada al mercado colonial, al encontrarse éstos dentro del circuito mercantil que unía a la gobernación del Tucumán con las mencionadas explotaciones mineras de la Puna, Chichas y Lípez, centros dispersos que absorbían la producción de las cofradías de Omaguaca de productos como harina, papas y chuño.
En relación con lo mencionado, y como lo sostienen algunos autores, pudimos reafirmar que los sectores de la elite indígena tenían acceso y participaban activamente de los circuitos mercantiles de la región vinculados a los intercambios, tanto con los pequeños centros mineros señalados como con el de Potosí, sobre todo a través de actividades como la arriería, realizando acuerdos y negocios con los principales sectores españoles. Sin embargo, cabe destacar que si bien los caciques y sus familias se especializaban en la arriería no puede considerarse a ésta como una actividad excluyente, ya que las fuentes evidencian que otros nativos del pueblo también participaban en la mencionada actividad aunque lo hacían en menor medida y según sus propios recursos.
También, a través de la lectura y sistematización de los datos aportados por las fuentes, pudimos conocer que la cofradía tenía una gran producción agrícola de trigo y papas en sus propias tierras y que por medio de las ventas de dichos productos y los ingresos de limosnas tenía superávit, lo cual no solo le servía para pagar la liturgia propia, el gasto en elementos de culto y la fiesta dedicada a los difuntos sino que también le permitió consolidarse como una institución crediticia de la cual hacían uso principalmente las autoridades étnicas y los curas, pero también los indios e indias del común de ambos pueblos, lo cual se enmarcaba en la función de solidaridad y ayuda mutua propia de las instituciones cofradiales que, como pudimos evidenciar, se concretaba también de esta forma.
Asimismo, la identificación de los deudores de la cofradía nos demostró que los mayores beneficiados con estos créditos fueron los caciques, consolidando de este modo sus negocios personales y, por lo tanto, afianzando su poder económico, político y social dentro del pueblo. Estas acciones se completaban con otras, como las donaciones en dinero y bienes, la compra de elementos de culto, así como el hecho de hacerse cargo de pagos de deudas o saldos de la institución para con el cura doctrinero u organizar el trabajo comunal en las sementeras de la cofradía, con lo cual mostraban preocupación por su comunidad al tiempo que reforzaban y consolidaban su autoridad a través del mecanismo de la redistribución.
De esta manera concluimos nuestro aporte en el que a partir de la particularidad de la pequeña cofradía de las Benditas Ánimas, como un punto de observación privilegiado dentro del proceso en su conjunto, intentamos identificar algunas de sus características y prácticas económicas las que, a su vez, se interrelacionan con cuestiones más sutiles como el afianzamiento de las autoridades étnicas y su inserción en el circuito mercantil, dentro del marco de las celebraciones en torno a los difuntos, en la realidad colonial de los pueblos de Omaguaca y Uquía durante la segunda mitad del siglo XVII.