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Medicina (Buenos Aires)

versión impresa ISSN 0025-7680versión On-line ISSN 1669-9106

Medicina (B. Aires) vol.83  supl.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires abr. 2023

 

ARTÍCULO ORIGINAL

Alta capacidad: competencias sociales y cyberbullying

High capacity: social competences and cyberbullying

Sylvia Sastre-Riba1  * 

Miriam Romero López2 

1 Departamento de Ciencias de la Educación, Universidad de La Rioja, Logroño, España.

2 Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación, Universidad de Granada, Granada, España

Resumen

La Alta Capacidad intelectual (ACI) es una manifestación diferencial de la inteligencia humana, de base neurobiológica, pero que debe expresar su alto potencial a lo largo del desarrollo de la per sona que la posee, mediante la covariación de factores moduladores endógenos (como la competencia social) y exógenos. El objetivo del trabajo es doble: 1) conocer, comparativamente la competencia social de menores con y sin ACI, 2) diferenciar aquellas competencias sociales que podrían ser factores protectores o de riesgo frente al mal uso de las tecnologías digitales. Se administra la Social Skills Improvement System-Rating Scales a una muestra de n = 70 aprendices (n = 35 con ACI, n = 35 con inteligencia promedio) de 11 a 16 años, analizando si existen diferencias estadísticamente significativas en habilidades sociales y en dificultades de conducta. Los resultados muestran diferencias estadísticamente significativas, a favor de los participantes con ACI en habilidades sociales (especialmente en: Responsabilidad, Cooperación y Autocontrol) y mejor ajuste personal, con baja inci dencia de dificultades internalizantes y externalizantes. Se concluye y discute el rol protector de las habilidades sociales para afrontar contextos interactivos complejos como el derivado de la era digital y agresiones como el cyberbullying.

Palabras clave: Alta Capacidad Intelectual; Expresión; Factores endógenos; Competencia social; Fortalezas; Riesgo; Factores exógenos; Cyberbullying

Abstract

High Intellectual Ability (HIA) is a differential manifestation of human intelligence with a neurobiologi cal basis but which must express its high potential along the developmental trajectory through the covariation of endogenous (such as social competence) and exogenous modulating factors. The aim of the study is twofold: 1) to know, comparatively, the social competence of children with and without HIA, 2) to differentiate those social competences that could be protective or risk factors against the misuse of digital technologies. The Social Skills Improvement System-Rating Scales were administered to a sample of n = 70 learners (n = 35 with ICA, n = 35 with average intelligence) aged 11 to 16, analysing whether there are statistically significant differences in social skills and behavioural difficulties. Results show statistically significant differences in favour of participants with ICA in social skills (especially in: Responsibility, Co-operation and Self-Control) and better personal adjustment, with low incidence of internalising and externalising difficulties. We conclude and discuss the protective role of social skills in coping with complex interactive contexts such as the digital age and aggressions such as cyberbullying.

Key words: High Intellectual Ability; Expression; Endogenous factors; Social competence; strength; Risk; Exogenous factors; Cyberbullying

La redefinición interdisciplinar de la Alta Capacidad Intelectual (ACI) comporta entenderla como una expresión diferencial de la inteligencia humana emergente a partir de un factor predictor neurobiológico de base genética, fundamento de una arquitectura cerebral que da soporte a distintas funciones representativas en construcción, modulado en su expresión por factores endógenos y exógenos, a lo largo del desarrollo1. El concepto clave es el desarrollo del alto potencial dado que la ACI no es una cualidad estática fijada en la mente.

Su estudio se centra en comprender cuáles son estos factores moduladores para la expresión óptima del alto potencial neurobiológico. Los modelos explicativos2,3 describen un network específico con un factor predictor (habilidad intelectual general, creatividad, habilidades sensorimotoras) y distintos factores moduladores de covariación, desde el inicio de la vida hasta la adultez. Los factores moduladores son: a) endógenos (personalidad, gestión ejecutiva y metacognitiva de recursos intelectua les, regulación ética), b) exógenos (contextos de crianza y educativos, experiencia, suerte, oportunidades o soporte).

La investigación no determina la existencia de un pa trón específico de personalidad propio de las personas con ACI1, pero algunos rasgos modulan positiva o nega tivamente la expresión del potencial. Por ejemplo: 1) la tolerancia a la frustración, competencias psicosociales, toma de decisiones estratégica, manejo del stress o la diferencia, control y dirección del miedo; 2) temperamento; 3) necesidades e intereses, o 4) motivación, esfuerzo y persistencia, responsabilidad social, apertura, sensitivi dad moral.

Todos ellos pueden ser barreras o factores protecto res para la expresión óptima de la ACI, en un sistema dinámico que se transforma y expresa en trayectorias diversas. Dado que la persona con ACI no se desarrolla en el vacío sino en un contexto humano, un importante modulador endógeno son las competencias sociales de las que dispone el superdotado o talentoso, sobre las que la investigación no provee aún evidencias consistentes4. Estas competencias permiten regular las respuestas ante un entorno cada vez más complejo, en el que ha irrumpido con fuerza el mundo digital ofreciendo amplias posibilida des de acceso a informaciones y entornos de gran interés para el despliegue del alto potencial, pero que comporta complejidad en la regulación de respuestas frente a él redefiniendo la interacción social con los iguales, y posi bilitando una nueva forma de agresión, el cyberbullying. De ahí la relevancia de conocer mejor qué competencias sociales de las personas con ACI, en distintos momentos del desarrollo, podrían ser protectoras o de riesgo para la expresión del alto potencial y el bienestar personal.

El desarrollo social y emocional representa los cam bios, a lo largo del tiempo, de dos constructos relacio nados que reflejan las características, interacciones, interpretaciones y conductas que conducen al desarrollo adulto saludable. Comportan: autoconciencia, coopera ción, cuidado personal y de los otros, interpretación del entorno, y regulación propia y estimular7. Es saludable cuando permite estar abierto a la experiencia, regular y expresar emociones tanto positivas como negativas, así como establecer relaciones interpersonales satis factorias.

Una visión científica fiable sugiere diferenciar entre competencia social y habilidad social, así como entre socialización y desarrollo social. La competencia social, es la habilidad individual para comprender, gestionar y regular sentimientos, pensamientos y conductas que permitan resolver tareas o formar relaciones satisfac torias, con consecuencias favorables para la persona y su interacción con otros; comprende: el autoconcepto, control de la impulsividad, cooperación y cuidado propio y de los demás. La habilidad social hace referencia a las conductas que contribuyen a la calidad y efectividad de las interacciones con otros. El término “socialización” re fleja la adaptación individual a las necesidades del grupo; en cambio “desarrollo social” es más amplio, comporta un buen autoconcepto y preocupación por el bienestar personal y de los demás. Este trabajo se centra en el desarrollo social dada su relevancia para la expresión del alto potencial y bienestar.

El alto nivel de habilidades y competencias sociales se asocia a mejor calidad de vida, mejores relaciones interpersonales y bienestar. Son moduladores protectores para el desarrollo óptimo del alto potencial; pero su ausen cia es un factor de riesgo que puede conducir a dificulta des emocionales o conductuales, condicionando el ajuste de los jóvenes con ACI, estatus social o interacciones.

Competencia social y alta capacidad intelectual

Los estudios recientes sobre el desarrollo y características socio-emocionales de los aprendices con superdotación y talento son escasos, con resultados inconsistentes y contradictorios4, 5. Algunos postulan que tienen mejores competencias y ajuste socioemocional, mientras que otros consideran que son proclives a dificultades de ajuste, en línea con la creencia popular al respecto que no está probada científicamente.

Más allá de la controversia, la investigación muestra consistentemente que la salud mental de los niños y jóvenes con ACI es similar a los iguales típicos, con un autoconcepto y coping mejores al de estos5. Al igual que los iguales típicos, quieren mantener relaciones sociales satisfactorias, siguen los estadios del desarrollo psicosocial de Erikson6, haciendo frente a las crisis que comporta, aprendiendo estrategias para ir construyendo el sentido personal, locus de control, perspectivas y va lores que guíen su conducta. Todo ello, gestionando 3 características que acompañan habitualmente la ACI: 1) la asincronía de desarrollo entre la competencia intelec tual que va por delante de la madurez socioemocional y física; 2) el perfeccionismo sano, habitual en aquellos con alto esfuerzo, alto nivel de autoestima y locus de control interno7, salvo cuando están sometidos a altos y conti nuados niveles de rendimiento que pueden convertirlo en insano; 3) la personalidad que, sin un patrón determinado, reporta mayor estabilidad emocional, asertividad, calidez, autosuficiencia y baja tensión, mayor apertura a nuevas experiencias8, con tendencia a la introversión (47.7% versus 35% entre los típicos)9. Todo ello covaría con moduladores exógenos que condicionan su expresión y pueden generar respuestas de mayor o menor visibilidad del alto potencial intelectual.

Respecto a la competencia y habilidades sociales, los estudios10 sugieren que son mejores entre los jóvenes con ACI que entre los iguales típicos, mostrando mayor uso de la resolución de problemas para controlar el estrés y mayor capacidad para enfrentarse a los problemas. En concreto, postulan la superioridad de los jóvenes con superdotación o talento10 en competencias sociales de Expresión de sentimientos positivos y menor puntuación en Evitación de Problemas. Respecto al peso de estas competencias, la Empatía y Autocontrol son significativamente más altas entre los menores con ACI. Estos resultados corroboran estudios que indican que los aprendices con superdotación o talento tienen: a)mayor competencia social, b) habilidades sociales mejor desa rrolladas5; c)mayor habilidad para resolver problemas5; d) mayor madurez en las relaciones sociales y escasos indicadores de dificultades conductuales respecto a sus iguales típicos4,8.

Pero la ACI no es una garantía para el despliegue so cial ya que el entorno escolar y del día a día es complejo para ellos, su vivencia e interpretación de la realidad es diferencial5 reclamando la aplicación de las competencias sociales a la vez que mantienen la aspiración de logro.

La investigación aporta evidencias de un desarrollo social positivo cuando confluye: 1) respeto de la familia hacia la ACI y valores humanos, 2) buen autoconcepto 3) interacción con iguales de habilidad intelectual similar desde la pequeña infancia, 4) interacción con iguales tras aceptar el sentido de su diferencia.

En suma, aunque no hay respuesta unívoca a si la ACI es un factor protector o de riesgo para el desarrollo de competencias socioemocionales, la investigación está mostrando que los niños y adolescentes con ACI tienen mejor ajuste socioemocional, menos problemas de con ducta que sus iguales y mayor tendencia a la conducta cooperativa. Por otra parte, no hay evidencias científicas de que sean más proclives a sufrir dificultades sociales o emocionales4.

Las competencias sociales son el instrumento para afrontar la realidad, a veces confusa, en base a sus dife rencias intelectuales, de intereses, de comprensión del mundo y mayor sensitividad para captar a los demás y sus intenciones. Con ellas debe afrontar la complejidad de la realidad configurada por los moduladores externos en los contextos de crianza, educación e interacción con iguales y adultos, en un entorno cada vez más digital.

Bullying, cyberbullying en la sociedad digital, y ACI

En la complejidad del mundo actual, se incluye su digita lización. La tecnología crea un ciberespacio que puede proveer de numerosos recursos y productos creativos para los aprendices, especialmente aquellos con ACI, promueve su aprendizaje, procesos de pensamiento de alto nivel, comprensión profunda, colaboración y otros beneficios para la expresión del alto potencial. Pero su mal uso puede generar adicción y/o ser una plataforma para una forma de bullying anónima y volátil (el ciberbullying). Esta parte oscura del uso de internet impide el aprendizaje y bienestar personal con importantes consecuencias inter nalizantes y externalizantes11: baja autoestima, ansiedad, depresión, tristeza, enfado, miedo y temor a la escuela, además de problemas familiares, dificultades académicas, violencia, relaciones menos positivas con los iguales, etc.

El cyberbullying consiste en intimidar al otro eludien do el bullying directo, mediante mensajes, blogs, redes sociales, imágenes u otras formas tecnológicas nuevas, utilizando ordenadores, smartphones y otros dispositivos, aprovechando una posición estimada de autoridad inte ractiva o social para provocar limitaciones en la conducta, sentimiento o cognición del otro11. Dada su prevalencia, se considera un problema mundial de salud. En 2019 el Cyberbullying Research Center publicó que el 24% de estudiantes menores de 18 años lo sufrió con significa tivas consecuencias negativas. Según la UNESCO12, al menos uno cada tres estudiantes lo ha vivido; en España, estudios auspiciados por Save the Children y UNICEF13,14 reportan una prevalencia que oscila del 6.9% al 22.5%. La investigación comienza a sugerir factores protectores y de riesgo15 frente a él; entre los primeros indica rasgos personales (inteligencia emocional, interacciones directas, autocontrol o empatía) y una vinculación parental dialo gante y positiva; entre los segundos señala la soledad, el sobrecontrol o negligencia parental, así como relaciones disarmónicas con los profesores.

Aunque un factor que posibilita ser víctima de cyber bullying es ser percibido “diferente” en algún aspecto, por ejemplo, disponer de ACI12, la investigación reciente no reporta evidencias de mayor frecuencia de cyberbu llying entre los estudiantes con ACI, ni mayor adicción a internet16,17. Los menores superdotados o talentosos se perciben y son percibidos diferentes respecto a los iguales: son más avanzados intelectualmente, de alta sensitividad y con manifestaciones asincrónicas en su desarrollo pero disponen, como factores protectores, sig nificativas competencias y habilidades sociales, fortalezas de carácter, empatía, humor, habilidad para comprender los sentimientos propios y de los demás, es decir, inteli gencia emocional para afrontar situaciones de agresión.

Dado que este contexto constituye un modulador exó geno potencialmente negativo para la expresión del alto potencial y el bienestar personal y social de superdotados y talentosos, es preciso ahondar en la interacción de fac tores protectores o de riesgo que, en covariación, pueden incidir en la victimización o superación y aprendizaje de estos menores frente a esta situación lesiva.

Acorde con ello, el Objetivo de este trabajo prelimi nar es: 1) conocer, comparativamente la competencia social de menores con y sin ACI, 2) diferenciar entre las competencias sociales aquellas que podrían ser factores protectores o de riesgo frente al mal uso de las tecnolo gías digitales.

Materiales y Métodos

Muestra

La muestra, extraída mediante muestreo no probabilístico intencional, estuvo compuesta por n = 70 escolares entre 11-16 años, (M = 13.6 años), n = 44 chicos (62.9%) y n = 26 chicas (37.1%). La mitad (n = 35), con diagnóstico previo de ACI según criterios multidimensionales participaban en un Programa de Enriquecimiento Extracurricular [18], fueron apareados según género y edad con n=35 chicos y chicas con inteligencia típica diagnosticada previamente por los equipos de orientación del centro educativo al que asistían.

Materiales

Para evaluar las habilidades sociales y los problemas de comportamiento se administró la Social Skills Improvement System: Rating Scales (SSIS-RS)19, considerando siete subescalas de habilidades sociales y dos de dificultades de compor tamiento, con consistencia interna aportada por sus autores.

Habilidades sociales: a) Comunicación (consistencia interna: .75. b) Cooperación (consistencia interna: .80. c) Asertividad (consistencia interna: .80. c) Responsabilidad (consistencia interna: .85). d) Empatía (consistencia interna: .85). e) Autocontrol (consistencia interna: .85. g) Compromiso (consistencia interna: .89.

Dificultades de conducta: a) Externalización (consistencia interna: .90. b) Internalización (consistencia interna: .81).

Procedimiento

Se administró el instrumento, tras previo consentimiento escri to, siguiendo los protocolos establecidos y en grupos de hasta 10 participantes. El entorno era conocido, con dos adultos especializados y la sesión de trabajo fue de 15 minutos. La participación fue anónima, voluntaria y no se recibió ninguna remuneración.

Análisis de datos

El análisis se dirigió a conocer, comparativamente intergrupo, las habilidades sociales y problemas de conducta.

Se calculó la significación estadística de la diferencia de medias para muestras independientes mediante el programa Statistical Package for the Social Sciences (SPSS), versión 24.0 20.

Resultados

La Tabla 1 recoge la estimación de las diferencias, inter grupo, estadísticamente significativas

Tal como se observa en la Tabla 1, los participantes con ACI reportan unas puntuaciones medias más eleva das en todas las habilidades sociales analizadas, excep tuando la de Compromiso. Existen diferencias intergrupo estadísticamente significativas en: Cooperación, Respon sabilidad y Autocontrol con mayor puntuación entre los participantes con ACI. En cambio, las puntuaciones en:

Tabla 1 Habilidades sociales y problemas de conducta. Estimación de las diferencias intergrupales, y significación estadística (Aprendices típicos y aprendices con ACI) 

Comunicación, Asertividad, Empatía y Compromiso son similares en ambos grupos de estudio.

Los valores obtenidos también reportan diferencias in tergrupo estadísticamente significativas en los problemas de comportamiento analizados, con valores significati vamente más bajos, especialmente en externalización, entre los participantes con ACI respecto a los iguales con inteligencia típica.

Discusión

La ACI comporta que el alto potencial neurobiológico para el funcionamiento intelectual debe expresarse en una covariación de factores moduladores de tipo endógeno y exógeno de manera que, el alto potencial inicial, puede manifestarse más o menos acorde a su naturaleza. Entre los moduladores endógenos destaca el papel de las com petencias y habilidades sociales para afrontar contextos que a veces resultan complejos para un aprendiz con ACI dado que el alto potencial, su funcionamiento intelectual diferencial, la temprana sensitividad moral y compleja comprensión del entorno pueden hacerle sentir y ser percibido distinto a los iguales.

A esta complejidad se añaden los condicionantes de la era digital que posibilita procesos cognitivos de alto nivel y productos creativos, pero también, abre un camino de amplia prevalencia para su mal uso que puede comportar adicción a internet impactando en la falta de interacción social directa con iguales, así como un medio para la agresión indirecta del ciberbullying, al que también deben hacer frente los niños y adolescentes con ACI.

La escasa investigación existente aporta resultados contradictorios4 que sugieren la necesidad de contrastar los con nuevos estudios científicos. Por ello, el objetivo de este estudio preliminar consistió en conocer, compa rativamente, la competencia social de menores con y sin ACI, diferenciando las competencias que podrían ser factores protectores o de riesgo frente al mal uso de las tecnologías digitales.

Conclusión

Los resultados obtenidos, corroboran los de otras inves tigaciones que muestran la mayor competencia social de los menores con ACI4,5,8,10: 1) reportan un valor significativamente más alto que los iguales típicos en habilidades sociales, especialmente en: Responsabilidad, Coope ración y Autocontrol, discrepando de ellos en que las de: Empatía, Comunicación, Asertividad y Compromiso son similares a las de los iguales10. 2) reportan un valor significativamente menor en dificultades personales y de conducta respecto a sus iguales típicos4, especialmente las externalizantes, confluyendo con la mayor Responsa bilidad, Autocontrol y Cooperación halladas.

Consecuentemente, se corrobora que los menores con ACI disponen de fortalezas protectoras en sus habilidades sociales para generar un ajuste positivo a la compleja realidad actual y mejor ajuste personal, mostrando su relevante rol en la expresión óptima del alto potencial confluyendo con otros factores endógenos co-cognitivos de regulación ética y ejecutiva del potencial, así como factores moduladores exógenos.

Finalmente, se abren vías de estudio para la mejor comprensión de la expresión óptima de la ACI y para el di seño de medidas de intervención educativa más eficaces.

Agradecimientos

Esta investigación está financiada por el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad de España (MINECO): Proyecto PDC2021-121526-I00, Proyecto PID2020-114612GB-I00.

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*Dirección postal: Sylvia Sastre-Riba, Universidad de La Rioja, C/ Luis Ulloa, 2, 26004; Logroño, España. e-mail: silvia.sastre@unirioja.es

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