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Revista Escuela de Historia

versión On-line ISSN 1669-9041

Rev. Esc. Hist. vol.10 no.2 Salta jun./dic. 2011

 

ARTICULO ORIGINAL

La CGT de los argentinos y los dilemas de la izquierda peronista

(The CGT de los argentinos and the dilemmas of the peronist left)

Julieta Bartoletti


Resumen:

El artículo analiza el periódico de la CGT de los Argentinos, identificando las razones de su progresivo debilitamiento. La nueva central no logró alcanzar su principal objetivo (crear un polo opositor de naturaleza revolucionaria y anticapitalista) a causa de la decidida intervención de Perón a favor de la rival CGT Azopardo, así como a partir de la incidencia de una situación dilemática que, siguiendo a Gillespie, sería inherente a la"izquierda peronista". Esto habría generado, además, una creciente conflictividad interna que culmina, a principios de 1970, en la oposición entre sectores"revolucionarios" y"combativos".

Palabras clave: CGT de los Argentinos; Izquierda peronista; Perón; Conflictos internos; Fracaso

Abstract:

The article analyzes the newspaper of the CGT de los Argentinos identifying the reasons for its gradual weakening. The new trade union failed to reach its main objective (to create an anticapitalist and revolutionaries core) because of Peron's decisive intervention in favor of the rival CGT Azopardo and from the incidence of certain dilemmatic situations which, according to Gillespie, would be inherent in the"peronist left". This would have also generated a growing internal conflict culminating in early 1970, in the opposition between"revolutionary" and"combative" sectors.

Keywords: CGT de los Argentinos; Peronist left; Perón; Internal conflicts; Failure


Gillespie sintetiza una imagen generalizada acerca de la"izquierda peronista" (IP), al afirmar que sus posicionamientos políticos estarían atravesados por una situación que califica como dilemática: aceptar los límites que imponía permanecer dentro del movimiento peronista, dado su carácter inherentemente reformista, o abandonar el movimiento y enfrentar la pérdida consecuente de apoyo que esto provocaría.1

Sin embargo, puede afirmarse que el problema era más complejo y que para comprender los posicionamientos de los grupos de la IP debe incorporarse el análisis de las tensiones y contradicciones que atraviesan al propio movimiento peronista a partir de 1955. En palabras de Salas,

"[u]na paradoja no siempre comprendida parece circular al peronismo (...) la identidad resistente del peronismo y el recuerdo colectivo tendieron a gestar el mayor enfrentamiento clasista de la argentina moderna: aun incluido dentro del marco del sistema, el movimiento tendió permanentemente a salirse de él. Un imaginario colectivo plagado de tradicionalismo pero inconciliable a partir de los reclamos obreros, se convirtió históricamente en un movimiento dinámico y contradictorio, que se opuso efectivamente a la hegemonía de la clase dominante y gestó en su seno contradicciones insolubles que estallarían poco después".2

Esta perspectiva sitúa a la IP en una coyuntura histórica muy específica. Los años que van desde el golpe de Estado de 1955 al de 1976, que han sido caracterizados a partir de la imagen del"empate hegemónico" o, en palabras de Halperín Donghi, como una crisis de larga duración originada en la"revolución social" peronista.3

Durante esos años la clase obrera argentina, mayoritariamente peronista, resiste sistemáticamente proyectos de desarrollo económico que implicaban una redistribución de la riqueza perjudicial a las clases populares. En este marco surgen numerosos grupos que, proclamando objetivos revolucionarios, se reivindican como parte del movimiento peronista y aspiran a liderar y dar sentido a esas luchas.

Desde esta premisa nos proponemos analizar los posicionamientos y definiciones de los grupos de la IP, sin encerrarnos en la dicotomía de un peronismo verdadero versus uno falso. Caracterizar la situación de los grupos de la IP como dilemática anula la multiplicidad de tensiones que efectivamente atravesaban al movimiento peronista en estos años, limitándose a aseverar la incompatibilidad entre sus proyectos revolucionarios y el carácter inherentemente reformista del peronismo. Dadas las tensiones y contradicciones que atraviesan al movimiento peronista en este período, la definición de qué es el peronismo es tanto uno de los ejes en disputa para los actores contemporáneos, como un problema a investigar (que excede los objetivos del presente escrito) algo que pueda asumirse como premisa.4

Desde estas premisas, el presente apartado busca caracterizar, de manera sintética, la evolución de estos grupos identificados como IP en base a la creciente literatura sobre el tema. A pesar de sus diferentes perspectivas, los trabajos de James, Gillespie, Gil, Salas, Raimundo y Bozza coinciden en identificar una progresiva diferenciación entre grupos que permanecen anclados en la ideología peronista tradicional y grupos que rompen con ella, adoptando principios ideológicos claramente opuestos, como el socialismo y la lucha de clases.5

En este trabajo nos proponemos analizar un momento clave de esta progresiva diferenciación ideológica: la Confederación General del Trabajo de los Argentinos (CGTA) entre 1968 y 1970.

Su origen se enmarca en la crisis generada en el sindicalismo argentino por del golpe de Estado de 1966. La  intervención de la CGT, decretada en 1967 como respuesta a los tímidos intentos de resistencia, había dado lugar a una división cada vez más nítida entre quienes insistían en la necesidad de oponerse al gobierno, quienes preferían una actitud de cautela ("colaboracionistas") y quienes se volcaron a un apoyo abierto al nuevo régimen ("participacionistas").

A principios de 1968, con la intención de consolidar una alianza con los dos últimos sectores, el gobierno impulsa la realización de un Congreso Nomalizador. Sin embargo, estas expectativas se frustran rápidamente cuando el sector opositor logra controlar el congreso y, luego de la retirada de los sectores"participacionistas" liderados por Vandor, el 30 de marzo de 1968 queda consumada la división entre la CGTA y la CGT Azopardo.

A partir de entonces, la CGTA se convierte en un ámbito clave para los grupos de la IP, ya que no sólo evidencia la radicalización ideológica de algunos de ellos y las tensiones que esto generaba (ya presentes a partir de la experiencia del Movimiento Revolucionario Peronista, MRP, de 1964), sino que permite su confluencia con la llamada"nueva izquierda" (NI), en especial las corrientes vinculadas al catolicismo postconciliar (Movimiento de Sacerdotes por el Tercer Mundo, MSPTM) y la llamada"izquierda nacional" (Federación Universitaria de la Revolución  Nacional, FURN, Frente Estudiantil Nacional, FEN, Cátedras Nacionales, etc.).6

La CGTA, como ámbito central en el cual se procesa esta"peronización" de la de clase media, es un espacio de referencia clave tanto en la conformación de los grupos clandestinos Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y Montoneros, como para las organizaciones juveniles que constituirán el grueso de sus organizaciones de masas.

Por ende, el análisis de la CGTA constituye un aspecto hasta ahora poco trabajado en el análisis de los orígenes de las organizaciones armadas, en especial de Montoneros.7

En este artículo abordamos estas problemáticas a partir del análisis de los 55 números editados del periódico"CGT" (en adelante CGT) entre mayo de 1968 y febrero de 1970. El periódico, dirigido por Rodolfo Walsh, fue una iniciativa que mostró el entusiasmo con que algunos sectores, especialmente intelectuales, respondieron a la convocatoria de la central.

Sus temáticas reflejan, con énfasis cambiantes pero con gran fidelidad, las preocupaciones definidas en el famoso programa de la CGTA. La sección"panorama gremial" informa sobre la situación de las agrupaciones opositoras en los sindicatos intervenidos o controlados por la CGT Azopardo y las luchas por convenios y salarios. Una sección se ocupa específicamente de la crítica a la política económica del gobierno, y generalmente incluye noticias sobre las acciones de oposición a ella de diversos sectores. Notas especiales denuncian en cada número casos de corrupción, tanto de sindicalistas como de las fuerzas armadas, mostrando que se enriquecen personalmente por sus negocios con el capital monopólico;8 denuncian también las consecuencias negativas y excluyentes de las políticas educativas y la miseria, en especial a partir de la situación del Noroeste del país y de las villas miseria.

Nuestro análisis se centra en las notas de tapa y la cobertura gremial, en las cuales aparecen tanto las notas de tipo editorial que marcan la posición del periódico frente al cambiante escenario político, así como las reseñas de las reuniones de secretarios generales, del Comité Central Confederal o las Agrupaciones de Base opositoras, en las cuales pueden percibirse indicios de una conflictividad en aumento.

El"Programa" de la CGT de los Argentinos

Siguiendo a Dawyd, la difusión del"Mensaje a los Trabajadores y al Pueblo Argentino" en el primer número del periódico no sólo se proponía dar a conocer a la nueva central como la única instancia organizativa legal y legítima del movimiento obrero, sino también situarla en el centro de la oposición al gobierno, convocando tanto a los trabajadores como al"pueblo" a luchar contra la"estructura capitalista del país".9

Si bien el"Mensaje" plantea claras definiciones políticas e ideológicas (su meta es la creación de un polo opositor de naturaleza revolucionaria y anticapitalista), abre también ciertos interrogantes.

Dawyd destaca uno especialmente polémico en su momento: a pesar de declararse explícitamente anticapitalista, no rechaza la propiedad privada, sino que la subordina al cumplimiento de una"función social". A la vez, si bien el"Mensaje" dice retomar"pronunciamientos ya históricos de la clase obrera argentina", como los de La Falda (1957) y Huerta Grande (1963), la propuesta resignifica las demandas ligadas a la tradicional bandera de la"independencia económica", al asociarlas al anticapitalismo explícito, y omite las reivindicaciones de"planificación" y"control estatal" presentes en ellos.10

Como intentaremos mostrar, el objetivo de lograr la unidad"popular" lleva a la central no sólo a lo que Sotelo considera uno de sus rasgos"distintivos", el"pluralismo ideológico", sino también a limitar sus definiciones al mínimo, intentando conciliar las diferentes posiciones de los sectores a los que apelaba y convocaba a la unidad.11

Concretamente, la búsqueda de confluencia con sectores revolucionarios y clasistas de la NI lleva a la exasperación de la mencionada tensión, propia de la IP, con el tradicionalismo de la identidad peronista y sus contenidos ideológicos reformistas y policlasistas.

Estas tensiones se plasman también en su convocatoria al"pueblo" que, en principio, no excluye prácticamente a nadie. No sólo"universitarios, intelectuales, artistas","los estudiantes", y"los religiosos de todas las creencias"; sino también"empresarios nacionales","pequeños comerciantes e industriales" y"los militares, que tienen por oficio y vocación la defensa de la patria".

Sin embargo, esta amplitud convive con señales explícitas de afinidad con las demandas e ideas del catolicismo postconciliar y del movimiento estudiantil; y con una marcada distancia respecto de otros actores. Respecto del primero, la injusticia del sistema se define como contraria al sentimiento cristiano y, más aún, el programa comienza con una exhortación a realizar un"examen de conciencia", recordando a los mártires de las luchas por la liberación del tercer mundo; en relación al segundo, se incluye entre las reivindicaciones del programa la del acceso de la clase obrera a todos los niveles educativos. Esta afinidad contrasta con la apelación a empresarios y militares, que se limita a un llamado de atención, una alerta respecto de las consecuencias que tendría no rectificar un rumbo que la central considera equivocado.

Un último aspecto que refleja la dificultad para lograr consensos entre los sectores convocados es la estrategia política concreta propuesta por la central. El elemento fundamental de esta estrategia era una redefinición del rol tradicional del movimiento obrero, denominada"sindicalismo integral". En esta nueva concepción, el sindicalismo debía encarar tres tipos de luchas, concebidas como inseparables. La primera, a nivel del movimiento obrero, se proponía desplazar a las corrientes sindicales que se habían convertido en"agentes" del gobierno, de la oligarquía y del imperialismo a cambio del enriquecimiento personal de sus dirigentes. La segunda debía dirigirse contra las políticas injustas del gobierno (la represión, la política económica y social). La tercera buscaba enfrentar el creciente poder del capital monopolista, cuya dominación debe ser resistida y denunciada.

A pesar de la ruptura que implica con la concepción tradicional de la actividad sindical, esta definición guarda silencio total respecto de dos formas concretas de acción política, que por entonces dividían a las fuerzas opositoras del período: elecciones vs. lucha armada.

Más allá de sus indefiniciones y los debates que genera, la respuesta inicial a la difusión del programa es auspiciosa. No sólo suma en los primeros meses varias regionales, entre ellas la cordobesa, sino que recibe inmediatamente numerosas adhesiones de organizaciones políticas, de sacerdotes y grupos estudiantiles.

Sin embargo, los conflictos emergen rápidamente, a partir del funcionamiento concreto y cotidiano que obliga a la nueva central a posicionarse respecto de la cambiante coyuntura política.

A continuación analizamos el progresivo debilitamiento de la CGTA en tres grandes etapas divididas por dos coyunturas críticas: diciembre de 1968, con las primeras deserciones gremiales motivadas por el llamado de Perón a la unidad; y julio de 1969, con nuevas y decisivas defecciones a las que se suma el impacto de la represión que siguió al Cordobazo y a la"ejecución" de Vandor, y que llevó a la central a la clandestinidad.

Primeros indicios de conflictividad interna

Ya en mayo, el periódico se posiciona en relación a una disputa entre el ministro de Interior, Guillermo Borda, y el comandante en jefe del Ejército, Julio  Alsogaray, es decir entre las corrientes nacionalista y liberal que coexistían en el gobierno de Onganía, rechazando por igual acusaciones de apoyo a una u otra.12 En el siguiente número la polémica continúa con la afirmación de que la disyuntiva liberales/nacionalistas no constituía una alternativa real para el pueblo.13

En el número 4 el tema salta a la tapa, con una nota de tono editorial que plantea una distinción entre las"aspiraciones máximas" (el carácter anticapitalista de la lucha de la clase obrera) y el programa de"aspiraciones mínimas" que marcaba una"línea de compromiso posible". El contenido concreto de este programa de"mínima" era el mismo que el del 1 de mayo, aunque se omite la referencia al carácter social de la propiedad.

Sobre esta base, la nota retoma el rechazo de las acusaciones del"golpismo" y el"liberalismo", y concluye que es la implementación de ese programa lo único que podía hacer legítimo a un gobierno, independientemente de su origen electoral o dictatorial.

La misma nota incorpora además un reclamo a los"sectores políticos, religiosos y estudiantiles", cuya adhesión debía dejar de ser"formal" para  convertirse"en hechos":"No basta la simpatía verbal, el apoyo íntimo, la solidaridad que se queda dentro de la casa o los locales".14

Estas problemáticas definiciones políticas reaparecen en junio, en el marco de una convocatoria a trabajadores, inquilinos, comerciantes, arrendatarios y estudiantes a un mes de lucha conjunta que debía culminar en una manifestación opositora el 28/6/68.15

Una nota llama al abandono de"sectarismos, dogmas, las banderías, las listas, los colores, las fórmulas pasadas de moda"; reafirma los principios del"Programa" y señala que sobre su base podía y debía lograrse la unidad.16

En agosto, a partir de un balance negativo de la movilización del 28 de junio, el periódico lanza una segunda consigna de movilización: el"frente de resistencia popular":"[l]a CGT llama a todos los argentinos a formar a nivel de vecindario las comisiones de acción o de ayuda que, juntas, deben constituir el gran movimiento de resistencia popular, capaz de devolver al pueblo lo que pertenece al pueblo.".17

La nota afirma que las lecciones del 28 señalan que el gobierno puede reprimir las luchas si se dan por separado. Por ende, propone que"[s]in renunciar a las manifestaciones masivas que sintetizan la rebeldía general, debemos concentrar nuestros esfuerzos en esos núcleos básicos de la comunidad [de los barrios], organizar allí las protestas conjuntas. El apoyo de todo un barrio a la huelga de una fábrica puede ser más efectivo que una manifestación de multitudes (...) El respaldo de los trabajadores a los inquilinos concretos que son desalojados (...) La presencia de estudiantes en las villas de emergencia puede ser más efectiva que la toma de una facultad".18

En este marco, una enfática nota de tapa, a diferencia de otras firmada por el secretario general y principal impulsor de la central, Raimundo Ongaro (Federación Gráfica Bonaerense) retoma las definiciones políticas previamente esbozadas, afirmando que existe una"campaña de desprestigio" de acuerdo a la cual la central carecería de"programa","línea" o"definiciones" claras. La nota plantea que era inaceptable semejante desconocimiento del Mensaje del 1 de mayo y, por ende, del programa de la central. Hace referencia a las notas ya mencionadas sobre el rechazo de salidas golpistas y"mucho menos" liberales, afirmando que,"convencidos de que la inmensa mayoría de los argentinos comparte este programa, nos oponemos a cualquier gobierno que no lo ponga en práctica. Eso incluye a cualquier gobierno surgido de golpe o de elecciones". Finalmente, concluye de manera tajante:"... quien no las acepta, simplemente no está dentro de la CGT".

La crispación de la nota es evidente y se dirige a las propias bases, ya que aclara que"[l]o notable no es que la oligarquía ensaye ese operativo [de desprestigio] (...) sino que haya individuos que dicen estar en la causa nacional (....) que se apresuran a entrar en cualquiera de las variantes (...) que teóricos de la lucha revolucionaria lo secunden con críticas de gabinete y plancitos de café (...), que haya incluso dirigentes que en asambleas de agrupaciones de base pregunten cuál es la línea de la CGT, y pretenden que hay que definir esa línea".19

Esta última referencia no es casual. En ese mismo número la revista reseña la segunda reunión de agrupaciones de base opositoras en la que aparecen líneas de conflicto que se superponen a los problemas con los aliados"sectarios".

Ricardo De Luca (Sindicato Argentino de Obreros Navales), secretario de Prensa de la central, comienza la reunión afirmando que las agrupaciones deben ser representativas (al que no trabaja"¿para qué lo queremos?" se pregunta) y que es necesario un mayor apoyo en la distribución del periódico.

Si bien las intervenciones son mayoritariamente favorables a las posiciones de la central, tres son claramente críticas: dos se vinculan a la falta de espacio y diálogo con las agrupaciones de base y la tercera, al carácter"intelectual" y no obrero del periódico.

Esta última parece especialmente significativa, no sólo porque era uno de los ejes de las críticas del gobierno,20 sino porque apunta al corazón de la propuesta de unidad de la central. En este sentido, es seguida de una intervención de Ongaro, que recuerda que"uno de los dirigentes marginados del movimiento obrero le preguntó en cierta oportunidad, con algún dejo de burla, si esta era la CGT de los estudiantes".

Estas tensiones y críticas son simultáneas a un debate sustantivo, referido al tipo de acciones encaradas por la central, que se da en el transcurso de la primera reunión del Comité Central Confederal (CCC) (15/8/68), en la que se discute del plan de acciones para septiembre y octubre.

La crónica de la reunión comienza con un comentario de De Luca similar al citado y reforzado por la intervención de Ongaro, quien señala que la"queja" de De Luca es"mas bien un llamado para ver si podemos mejorar": no sirven ni los petitorios ni los discursos, hace falta acción.

Si bien la mayoría de los discursos van en esa línea, ante la propuesta de un nuevo mes de movilización en septiembre que culminara con un paro general para el 4 de octubre, Juan Horvath (Asociación Trabajadores del Estado, ATE) afirma que la central carece aún de"la madurez" suficiente y propone posponer para octubre el inicio de la movilización. Esta posición converge con la intervención del representante de la regional cordobesa que, si bien aclara que trae el mandato de acatar lo que se resuelva, dice que nota cierta"euforia", que no quiere ser"desolador" sino"realista", ya que"es un peligro ir a la lucha sin los cuadros formados", porque pueden ser"carne de cañón para el enemigo"; que hay que"estrechar filas" y"no confiar solo en nuestras propias fuerzas"; que falta aún organización.

De todas formas, como dijimos, el discurso dominante coincide con el de Ongaro. Francisco Yacunissi (Gráficos de Santa Fe) sintetiza el tono de las restantes intervenciones, al señalar que se trata de"jugarse o no", de actuar con"dignidad" para evitar ir"desapareciendo" a fuerza de intervenciones y represión.

En el número siguiente continúa reseñando el CCC y menciona un breve pero significativo intercambio en torno al papel de los empresarios. Lorenzo Pepe (Unión Ferroviaria) interviene asegurando que"ya algunos contactos hemos tenido" y"encontraremos más de un empresario nacional dispuesto a jugar su destino al lado del nuestro. Aislarnos es la derrota. Necesitamos una política obrera que no sea de sectorización, y que no sea eminentemente clasista".

La discusión termina abruptamente; Ongaro responde que no hay problema en dialogar pero pública y"orgánicamente", y que antes deben preguntarles si han racionalizado, si deben aguinaldos, etc., y que deben luchar junto a los trabajadores en la calle, igual que los estudiantes.

"Que digan lo que opinan de la dictadura militar. Que digan que opinan de los monopolios. Que digan que opinan del reclamo de los trabajadores de marchar hacia formas de socialización. Que digan que opinan de esa revolución de estructuras que es necesario hacer. Entonces no vamos a tener inconvenientes en dialogar con los empresarios".21

En síntesis, ya en los primeros meses, aún antes de enfrentar el abierto llamado de Perón a la reunificación, la propuesta"pluralista" se ve tensionada en todas las direcciones posibles y choca con dificultades a la hora de movilizar a los sectores convocados.

Podemos ahora abordar el impacto de las acciones de Perón, decisivas en el rápido debilitamiento de la central.

La carta de Tolosa y la ofensiva de Perón

En los años de exilio, el carácter mediatizado de las acciones y discursos de Perón da lugar a nuevas modalidades de la lucha por espacios de poder en el movimiento, que pueden asociarse a la falta de institucionalización de las cada vez más nítidas diferencias internas, así como a las particularidades del rol de liderazgo que ejercía Perón a la distancia.

Estas nuevas formas de lucha política al interior del movimiento abrían un amplio margen de acción a los diversos sectores del mismo, ya que incluían no sólo el trabajo de interpretación de las acciones y palabras del líder de acuerdo a los propios objetivos, sino también el recurso a la crítica indirecta.

La crítica indirecta a Perón, ensayada por el vandorismo22 durante la visita de Isabel de 1965, o la atribución de significados"ocultos" o no explícitos a la conducta del líder por el MRP en 1964, indican que estas formas de acción, vinculadas a la defensa y/o lucha por espacios de poder en el movimiento, no pueden interpretarse a partir de las posiciones políticas o ideológicas de los actores.23

El período que analizamos representa una nueva fase para el movimiento. Según Ollier, desde fines de 1968, Perón encuentra en su nuevo"delegado personal", Daniel Paladino,"[u]bicado en el justo medio entre la negociación y el enfrentamiento", su mejor expresión. Para la autora, esta opción se debía a que para Perón el principal problema de estos años no era la negociación en sí, sino aquella que escapaba a su control, y la prioridad no era el enfrentamiento con el gobierno, sino la unidad, cada vez más precaria, del movimiento.24

En función de estas prioridades, en septiembre de 1968 Perón ordena la reunificación sindical y avala a Augusto Vandor, líder de la CGT Azopardo. En octubre designa un"comando paralelo" (integrado por Jerónimo Remorino y Paladino) cuya misión era crear una"estructura política" capaz de atraer profesionales y sectores medios, e iniciar el acercamiento a las fuerzas políticas no peronistas, en especial a los sectores balbinistas de la Unión Cívica Radical (UCR).25 A la vez, mantiene una"puerta abierta" al diálogo con las FA a partir de algunas declaraciones en este sentido de Jorge Antonio.26

Las repercusiones de este viraje aparecen en el periódico en septiembre, a partir de la intervención del dirigente sindical portuario Eustaquio Tolosa, quien se había convertido en un símbolo de la injusta represión del gobierno por su encarcelamiento luego de una solitaria resistencia al gobierno.27

Había sido declarado"presidente honorario" de la CGTA y, poco antes de las declaraciones que analizamos a continuación, se había decidido realizar una campaña de agitación por los derechos humanos cuya reivindicación central era la libertad de Tolosa.

En este marco, puede imaginarse el impacto que tendría su mensaje, claramente alineado con las órdenes de Perón:"Nada justifica  ni aprueba la división en las circunstancias actuales. Las ideologías partidistas y sectarias tampoco, y menos las ambiciones personales (...) ni podemos, ni debemos sojuzgarnos a problemas de color político ni a discriminaciones acerca de innumerables errores cometidos, y si, a costa de aventar orgullos personales, y de cualquier sacrificio, se debe lograr y fortalecer el arma primordial: nuestra total e indivisible unidad.".

En otros pasajes, afirma que la unidad debe cimentarse en dos puntos: uno, los objetivos comunes de"defender trabajo, salario y defensa de nuestra industria"; y dos,"el renunciamiento de aquellos comprometidos en estériles luchas antagónicas, y de los comprometidos en cosas peores, de las que nos avergüenza hablar ahora".

Una nota de la misma edición afirma que la carta había"actualizado" el debate sobre la unidad, y fija una posición que se mantendrá inalterable desde ahora: la unidad, a pesar de algunos que no lo entendían, para las bases sólo podía significar unidad en la línea de lucha de la CGTA y no acuerdo entre dirigentes a espaldas de los trabajadores.

En el número siguiente el tema salta a la tapa, con el título"Condiciones para la unidad". Evidentemente, el prestigio de Tolosa y el apoyo a sus posturas llevan a una respuesta que busca preservar su figura. Omitiendo nuevamente referencias a Perón, la nota afirma que los pedidos de unidad provienen de sectores con posiciones demasiado diferentes (Tolosa, las bases, el gobierno, sindicalistas"colaboracionistas") como para significar lo mismo. Por ende, consideran necesario especificar qué significa para la CGTA, y reiteran que debe ser fruto de la consulta a las bases, de la aceptación del programa del 1 de mayo, tener por objetivo la lucha y excluir a"traidores" y"delincuentes".28

Poco después, un reportaje a Tolosa vuelve sobre el tema. El periódico le pregunta si la unidad es de las bases en la lucha o de los dirigentes que"transan"; Tolosa responde que"[l]a unidad de las bases en la lucha es primordial, aunque no puede deslindarse la unidad de la masa, con los dirigentes que la misma ha elegido. Transar, es gramaticalmente un barbarismo y, gremialmente una barbaridad, la acepción verdadera es transigir. Creo que los hombres, deben unos a otros, tomarse como son, con sus defectos y virtudes y transigirse mutuamente, en bien de una lucha efectiva y mancomunada que tienda a la imposición de conquistas y mejoras de niveles".29

En la segunda reunión del CCC, del 4 de octubre, el debate sobre la unidad confluye con los llamados a la"moderación" que, como señalamos, habían aparecido tempranamente. Esto se da en el marco de la heroica y solitaria lucha del Sindicato Unidos Petroleros del Estado (SUPE) contra la"racionalización" de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF).30

Cesáreo Melgarejo, de La Fraternidad, señala que ni su gremio ni la CGTA estaban en condiciones de dar un apoyo activo al SUPE, y destaca que eso evidenciaba la necesidad de unidad, reiterando el planteo de Tolosa: que los dirigentes"de una y otra central""declinen posiciones" y den paso a"nuevas generaciones". Dando cuenta del incremento de las tensiones en torno al tema, en respuesta a esta intervención el orador es abucheado por los presentes.

En este marco, aparece por primera vez un tema sobre el cual la central aún no se había posicionado abiertamente: la lucha armada. Se trata de una intervención de Ongaro, en la cual, luego de señalar que no había que esperar el momento de tener toda la fuerza que garantizara el éxito, porque nunca iba a llegar, menciona junto a otros"mártires" a los"chicos de Tucumán", que"[s]e cansaron de otro tipo de lucha, creyeron en esa y salieron a pelear (...) Nosotros estamos dispuestos a esas formas de lucha que son las movilizaciones populares, porque las creemos las más eficaces. Pero no descartamos ninguna otra. Todas son ortodoxas, cuando se lucha por la liberación".

Afirma además que, si bien un dirigente debe ser responsable, hay momentos en los cuales no debe temer perder el trabajo, ni la organización, ni la cabeza, porque"no tiene otra cosa que jugar". Y concluye:"A nosotros nos toca hacer de montoneros, como dicen unos, de guerrilleros como dicen otros, y no hay otra salida. Y si no, nos vamos a Azopardo y se terminó".31

Poco después, a partir del balance de un paro convocado para el 15 de octubre, aparece otro tema hasta entonces evitado: el peronismo. El balance, publicado en la tapa, reconoce claramente que no había logrado la repercusión esperada. Bajo el título"Enseñanzas de la huelga", la nota caracteriza los años de gobierno peronista como una época en la cual el Estado había dejado de enfrentar"sistemáticamente" a los trabajadores a partir de una"tentativa declarada de conciliar capital y trabajo", que llevó a mostrar"un matiz" de preferencia hacia los trabajadores.32

A partir de esta caracterización, señala que las conquistas logradas en esos años eran un legado positivo que hoy se estaba defendiendo con las luchas obreras; pero aclara que también era un legado, en este caso negativo, el establecimiento de los lazos entre el Estado y los sindicatos, lazos que"hoy se vuelven contra nosotros". Y concluye con una afirmación:"Acabar de convencernos, disipar la funesta ilusión de un posible entendimiento con el sistema, destruir aquellos lazos, es hoy tarea primordial de la clase obrera".

Si bien esta caracterización es absolutamente coherente con la línea anticapitalista expresada en el programa del 1 de mayo, el tono reticente (el gobierno peronista como aquel que había tenido"una matriz" favorable hacia los trabajadores) y crítico (en lo que hace al"legado""negativo" de los años de gobierno de Perón) respecto de la experiencia peronista constituye una innovación dentro de su discurso de"pluralismo ideológico"; es aún más significativa por aparecer en una fecha clave del"calendario" peronista (17/10) en un año en el que, además, Perón había llamado a suspender los actos, por considerar que"Un acto con todos los peronistas arriesgaba revelar fisuras (...) justo cuando la estrategia era aunar esfuerzos.".

No casualmente, en esos mismos días el representante de Perón, Paladino, se reúne con el Bloque de Agrupaciones Peronistas de la CGTA para transmitirles la orden de Perón de reunificarse con la CGT Azopardo.33

En estos meses también se evidencian las crecientes tensiones que generaba el pluralismo político de la CGTA en las fuerzas políticas que pretendía nuclear. Si bien todos compartían el rechazo al"golpe", el rechazo a las"elecciones" no era compartido por los sectores partidarios, tanto socialistas como radicales. A la vez, el mencionado programa"mínimo" y la tardía definición favorable sobre la lucha armada, distanciaba a los grupos de la NI.

Así, el socialismo y el radicalismo, presentes en las adhesiones recibidas el 1 de mayo, luego de la presentación del Programa, están ausentes en la reunión con fuerzas políticas realizada en octubre.34 Esta ausencia no se ve compensada por una ampliación del arco de alianzas hacia la NI. Si bien en la reunión de octubre encontramos al Partido Comunista, al Movimiento de Liberación Nacional (MLN) y al Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), que habían estado ausentes en mayo, éstos no adhieren al documento consensuado entre las fuerzas políticas presentes en la reunión, que manifiesta la voluntad de constituir un"Movimiento Nacional" para lucha contra"la dictadura de los monopolios". Una pequeña nota aclaratoria en el N° 28 especifica que las fuerzas mencionadas asistieron al encuentro pero no firmaron el documento.

Oliva y Oliva explican este alejamiento en el caso del MLN, conocido como"Malena". Inicialmente ven en la CGTA un espacio donde impulsar una política que"tendencialmente lleve a la ideología nacionalista media que la compone, de posiciones reformistas a revolucionarias". Sin embargo, para agosto, el MLN encuentra que"la debilidad, incapacidad y dispersión de las organizaciones políticas revolucionarias determina la inexistencia de una propuesta clasista que determine un cambio cualitativo en la lucha sindical. A la vez, señalan que el aparato sindical, pensado para la acción legal, es inadecuado para"la movilización política en la situación actual". Como resultado de todo esto concluyen que"la CGT de Paseo Colón no pasa de ser una oposición reformista y bastante dócil". Aunque en septiembre matizan esta posición, buscando diferenciarla del"típico purismo superizquierdista que se aísla de la realidad y de las masas e impide utilizar lo que existe para construir el futuro", en octubre rechazan el mencionado documento.35

Crisis y traición

En este contexto es comprensible el tono amargo del documento de Ongaro ("1969: hay que empezar de cero")36, poco antes de anunciar que el periódico, hasta entonces semanal, sería quincenal37, haciendo realidad las advertencias de De Luca, cuando se"quejaba" por la falta de apoyo:"El año 1968 termina con un país sepultado en el silencio y la derrota, sometido más que nunca al poder extranjero, ocupado por sus propias FA, traicionado por la mayoría de sus dirigentes. (...) Si el principio [de la CGTA] era correcto, las acciones desarrolladas quedan abiertas a la crítica de los militantes honestos: no de los que se quedaron en sus casas. La CGT ensayó en estos nueve meses todas las formas tradicionales de la lucha, desde la huelga hasta la manifestación callejera; desde la prédica en las bases hasta la convocatoria a amplios sectores. Si los resultados son pobres, si el frente civil de resistencia mostró ser una ilusión y algunos políticos sólo aportaron palabras cuando no una zancadilla, si los inquilinos fueron desbaratados casi sin oposición y la heroica huelga petrolera murió desprovista de apoyo, si el gobierno, en fin, puede mostrar a su amo imperialista el gesto satisfecho por la faena cumplida, quiere decir que tenemos que empezar de nuevo. Pensar para empezar de nuevo".38

A pesar de este desolador balance, lo peor aún no había llegado. Como señala Fernández, para enero de 1969 la CGTA conserva la adhesión de nueve de los diez gremios"combativos", con 190.00 afiliados.39

Recién a fines de enero, Julio Guillán (Telefónicos), referente de los"combativos" y secretario gremial de la central, comienza a apoyar la idea de que la unidad es necesaria a fin de alcanzar mayor fortaleza para enfrentar al gobierno. La clave en este viraje es el endurecimiento de la postura de la CGT Azopardo frente al gobierno. Como señala Ollier, este endurecimiento obedece tanto a la falta de respuesta del gobierno a los gestos de"tregua" enviados por Perón, como al fortalecimiento logrado luego de la orden de reunificación.40

La convocatoria a un paro de 24 horas y la formación de una Comisión encargada de impulsar la reunificación son el eje de la siguiente reunión de secretarios generales.41 Mientras algunos proponen una aceptación condicional, para promover acciones conjuntas sin renunciar al Programa, para otros era preciso rechazarla"justamente en virtud de ese programa", ya que la convocatoria era una"maniobra" del vandorismo y del gobierno.

La primera postura, asumida por los representantes de Químicos, Canillitas y Telefónicos con matices, argumenta que"debe procurarse la mayor extensión posible de las protestas";"hay que ir y buscar la mayor cantidad de coincidencias para conducir a la clase obrera a la lucha por sus reivindicaciones", ya que las necesidades de la clase trabajadora están por encima de los dirigentes traidores. Aunque sea una maniobra, las medidas"responden a las necesidades de los trabajadores"."No debemos marginarnos". Hay que ir con un mandato concreto: fijar la fecha del paro. Concretamente, Guillán afirma que"la imperiosa necesidad en que se encuentran los dirigentes traidores de realizar alguna acción podría ser utilizada para conducir a las masas a la lucha, que nada impedía a la CGT de los Argentinos conducir el movimiento, una vez desencadenado, y que a nadie debía preocuparle con quién se sentaba, sino el resultado de la acción".

La otra postura no es menos clara. En palabras de Alfredo Ferraresi (Farmacia)"Lo esencial es la toma de conciencia de la clase obrera, aunque el proceso dure años"; a la vez, para De Luca"debemos tener bien en claro, que ir a hablar con la Comisión de los Cuatro, es ir a hablar con Vandor, y que hablar con Vandor es hablar con San Sebastián".

En la tapa del número que reseña este debate una"Carta a los trabajadores al empezar un nuevo año", firmada por Ongaro, se posiciona claramente en esta última línea. Señala que 1968 deja un"sabor amargo": la CGTA encabezó todas las luchas pero pago un precio alto y todos sus gremios más numerosos fueron intervenidos (Ferroviarios, Portuarios, Personal Civil, Petroleros de Ensenada y Comodoro). Afirma que si bien hubiera sido cómodo y sencillo ceder a las presiones por la unidad,"habríamos dejado en el camino la dignidad y la vergüenza". Más adelante agrega que"[i]ndependientemente del éxito o el fracaso, del acierto o del error circunstancial, ese es el derrotero que está señalando la historia".42

En marzo la ruptura se ha consumado y se anuncia en un pequeño recuadro que"Guillán fue separado" de su cargo.43 Aún sin las estridentes declaraciones características de la última etapa, la acumulación de acusaciones contra el dirigente no deja lugar a dudas: desconocer las resoluciones del congreso normalizador del 28/3 y el programa del 1 de mayo, abandonar las responsabilidades del cargo y haber visitado las regionales de la CGTA planteando la disolución de las mismas y la unidad con el vandorismo.

En ese mismo número es entrevistado Tolosa, recién liberado de la cárcel, durante una visita a la CGTA. El dirigente reitera su llamado al"renunciamiento", agregando concretamente los nombres de Ongaro y Vandor, y señala que la primera persona a la quería y había prometido ver era a Ongaro, pero que desde ahora hablaría con los otros sectores. Por último, afirma:"Creí desde el principio que la razón estaba de este lado. Pero solamente con la razón no se gana".

La respuesta de Ongaro, no es menos clara:"Yo creo que (...) a él [Tolosa] lo preocupa lo mismo que a nosotros: lograr la eficacia en la acción. El no dice, la unidad con los que cometieron delitos. El dice, ¿cuál es la salida? (...)". Para Ongaro, no se puede impulsar la unidad con los traido

res; es necesario un recambio total de dirigentes, en una elección verdadera,"desde abajo", en asambleas.

Tolosa, a su vez, responde:"Eso sería lo ideal". Evidentemente, no lo considera real.

El"Peronismo Revolucionario"

La intensificación de este conflicto y el creciente aislamiento de principios de 1969 coinciden con un acercamiento de la CGTA al autodenominado"Peronismo Revolucionario" (PR).

Este había nacido después del golpe de 1966, a partir de las iniciativas del"delegado personal" de Perón, Bernardo Alberte. Siguiendo a Gurucharri, el tema de la organización y unidad del movimiento lo habría obsesionado y, al poco tiempo de ser designado delegado, había propuesto a Perón lanzar un"esquema político-revolucionario, que permita la agitación, poniendo en acción todas las posibilidades de una población disconforme".44

La afinidad del proyecto de Alberte con el"Frente de Resistencia Popular" de la CGTA es evidente. Su propuesta era crear una estructura sobre la base del circuito electoral, que con sus diez a quince manzanas es abarcable y, a la vez, suficientemente grande para permitir"diversas" posibilidades. Los"activistas" (hechos o a formar) deberán"incidir" en las"organizaciones de la comunidad": clubes, canchas de foot-ball, centros comerciales, fábricas, cines, colegios. El objetivo era lograr una"célula de agitación al margen de la organización electoral y sindical".45

La propuesta de crear, a partir de la inserción territorial, una"alternativa" organizativa a la provista por las estructuras sindicales no logra demasiado apoyo del líder y Alberte es destituido de su cargo en marzo de 1968, inmediatamente después de haber sido uno de los impulsores de la creación de la CGTA y de impulsar una línea de enfrentamiento frontal con el gobierno y el sindicalismo.

El exdelegado, sin embargo, persiste en sus esfuerzos unificadores. A partir de sus posturas intransigentes, se había acercado a Rearte, y, luego de su destitución, resuelven que era"de vital e irrenunciable obligación estructurar la tendencia revolucionaria del peronismo", para lo cual organizan, en agosto de 1968, un plenario de organizaciones peronistas afines a esta línea.46

Según Gurucharri, en el documento de convocatoria, seguramente escrito por Rearte, expresaba"[l]la idea un tanto confusa aún, era crear una especie de partido de la izquierda peronista, aunque esas palabras no se usaran. Una plataforma donde hubiera lugar para representantes de las incipientes formaciones guerrilleras, que estaban organizándose, aunque todavía no actuaran públicamente, para los sindicalistas de la CGT de los Argentinos y para las diversas agrupaciones políticas y del ámbito de la juventud y el estudiantado, apoyada en una red de organizaciones de base barriales y comandos fabriles".47

Si bien el objetivo implícito en la convocatoria de unificar y fortalecer los sectores revolucionarios coincide evidentemente con los de la CGTA, la identidad peronista y la abierta defensa de la lucha armada marcan una nítida distinción con el planteo del Mensaje de la central.

Recién a partir de la crisis de fines de 1968 el discurso de la central se acerca cada vez más al del PR. No es casual que recién en marzo, en el número anterior al recién citado con el reportaje a Tolosa, se publique una referencia al congreso de enero del PR.48

La nota, titulada"Córdoba: el peronismo en la lucha", señala que la prensa había"tergiversado" las discusiones y los acuerdos logrados en el congreso del PR de enero y que la presencia de dirigente sindicales y de Ongaro y De Luca"obliga" al periódico a puntualizar los hechos.

La síntesis que se presenta de la reunión, así como la adhesión de la central a sus conclusiones, muestran dos virajes en sus posiciones en temas clave como el peronismo y la lucha armada.

En primer lugar, dejando bastante atrás la distancia crítica del comunicado del 17 de octubre, afirma que la decisión de la gremial de buscar una unidad"en Perón","desde la base","sin los traidores","contra la oligarquía y el imperialismo", en el programa del 1 de mayo y por la liberación nacional, obedece a una orden del"Comando Superior", es decir, por orden de Perón.

En segundo lugar, señala que el congreso había acordado por unanimidad"colocar el plenario bajo la advocación de los guerrilleros de Taco Ralo". La nota señala que, si bien hubo diferencias y matices"especialmente con las formas metodológicas de la lucha", se resolvió, también por unanimidad,"que no podía haber'coexistencia pacífica' entre las clases opresoras y las clases oprimidas".

Concluye que a pesar de los matices y enfoques, fue un paso importante hacia la unidad orgánica de la"tendencia revolucionaria" en torno a las"posturas básicas": unidad del peronismo en Perón y desde las bases; oposición a la dictadura militar-oligárquica; apoyo a la CGTA, que es definida como la"expresión más alta de un sindicalismo de liberación y reafirmación del contenido antiimperialista del movimiento peronista a través de la solidaridad con los pueblos latinoamericanos, asiáticos y africanos que luchan por su liberación".

Siguiendo a Ollier, en el congreso se habían enfrentado dos posturas. Una que proponía"ganar la masa peronista, el control del movimiento obrero y la anuencia de Perón antes de desatar la lucha armada", y otra que planteaba que debía impulsarse la guerrilla inmediatamente, ya que ésta arrastraría a las masas.49

Concretamente, entre los grupos del PR, sólo el MRP y la Juventud Revolucionaria Peronista (JRP) apoyaban la primera posición. El primero, liderado por De Luca, porque apoya la estrategia del Frente de Resistencia Civil de la central; los segundos, porque consideran necesario lograr una inserción más profunda en la clase para acompañar el foco.50

A pesar de estas diferencias, en los meses siguientes el PR adquiere un creciente protagonismo en la revista a raíz de la detención de Ongaro por el juez que investigaba a los guerrilleros de Taco Ralo, en el marco de una campaña de persecución contra el PR.51

El creciente acercamiento al discurso del PR se plasma en una fecha emblemática: el 9 de junio, conmemoración del fusilamiento de Valle en 1956, una de las banderas más tempranas del peronismo intransigente.

En 1968, el periódico había dedicado al tema un comentario breve, seguido por la lista de los"mártires"; en 1969, en cambio, acompañan la reseña de los acontecimientos del Cordobazo dos notas:"Los generales fusiladores del 1956 son los padres de los generales fusiladores del 1969" y"Valle general del pueblo asesinado por la oligarquía". 52

El Cordobazo: triste y solitario final

El Cordobazo profundiza la situación de creciente aislamiento de la central, no sólo por la intensificación de la represión, sino también por el renovado apoyo de Perón a la CGT Azopardo.

Cuando en junio de 1969 las centrales de Córdoba, Rosario y Santa Fe convocan a un paro general, Perón respalda la decisión de no adherir de la CGT Azopardo en una cinta en la que, además, recomienda"una prudencia absoluta en el futuro" y califica a la CGT de Paseo Colón de"tablado".53

El N° 47 ilustra esta coyuntura. Por una parte, es el último número editado legalmente, ya que en el transcurso de la reunión de secretarios generales del 2/6/69 irrumpe la policía y arresta a todos los miembros del CD. Si bien son liberados rápidamente, desde entonces la central pasa a funcionar clandestinamente.54

Por otra parte, las reseñas de esa reunión inconclusa, así como la del CCC del 9/6/69, bajo el título"Debate en la CGT", destacan que se había reabierto el debate sobre la unidad, a partir de dos posturas. Una, liderada por ATE (Horvath), proponía crear una"inter" CGT o"intersindical" que coordinara la acción con Azopardo. Otra, planteada por Farmacia (Ferraresi), para quienes la unidad"en la lucha" era condición previa al acuerdo. La primera postura, minoritaria, es defendida por Lorenzo Pepe, quien afirma que si bien los sacrificios y todo lo que se perdió en la crueldad de la lucha da"argumentos suficientes" para"hacernos los ultra duros","tanto en política como en sindicalismo, la virtud de quienes orientan es tragar sapos". Por ende,"nos vamos a meter los dedos hasta la laringe para que el sapo entre lo más rápido posible".

Poco después, ya en los números editados en la clandestinidad, las reseñas de discusiones sobre el tema son reemplazadas por las mencionadas referencias sistemáticas a los"traidores", entre quienes están los ya mencionados Tolosa, Guillán, Horvath y Melgarejo.55

En los 7 números editados en la clandestinidad, durante la segunda mitad de 1969 y principios de 1970, la insistencia en la"unidad desde las bases" da paso a una nueva consigna: crear un"nuevo sindicalismo, capaz de crear una comisión de lucha en cada fábrica, una Agrupación de Base en cada Gremio, una coordinadora en cada barrio, una regional rebelde en cada ciudad".56 En palabras de Ongaro,"no se trata de manejar las instituciones de que dispone el Sistema. Tenemos que crearlo todo de nuevo. Y eso no podemos hacerlo ocupando lo viejo, sino derribando lo viejo.".57

Al igual que en otros temas, como el peronismo o la lucha armada, se completaba en estos meses un giro radical respecto de los planteos iniciales, en los cuales la CGTA buscaba ser reconocida como la única CGT legítima.

Respecto del peronismo, en septiembre, se reproduce un reportaje a De Luca, quien define al peronismo como"factor determinante y clase dirigente de un proceso revolucionario de liberación" y aclara que por esto, la CGT es el"frente" más importante, por ser el de la clase obrera, pero"lo permanente para nosotros -después de la patria- es el Movimiento".58

Poco después, el 17 de octubre de 1969 es recordado de manera radicalmente diferente al del 1968. Una nota, titulada"17 de octubre", comienza señalando que la CGTA"rechaza cualquier discriminación partidaria, cualquier imposición de lemas o de credos, a quienes pueden no compartirlos pero forman parte de un solo movimiento obrero"; luego afirma que el 17/10"esta por encima de aquellas diferencias", ya que fue"la primera rebelión de las bases". Ese día"esta inscrito en la naturaleza de las cosas, en las necesidades de la historia" y aunque no puede predecirse cuando o cómo, se repetirá y"el pueblo retomará el camino interrumpido": expulsión de los monopolios, nacionalización de los bancos y del comercio exterior, recuperación de la riqueza entregada al extranjero, y"socialización de las riquezas y los bienes que nos pertenecen".59

En relación al tema de la lucha armada, los dos últimos números coinciden con el momento de reaparición de las FAP luego de Taco Ralo. A diferencia de la omisión de referencias a esas primitivas FAP, las nuevas acciones encuentran una gran repercusión en el periódico. En diciembre de 1969 una nota reseña los festejos del Día de la Soberanía. Señala que éstos"marchaban sobre ruedas, incluso con asistencia de funcionarios de la dictadura, hasta que el domingo 23, en el acto de la Vuelta de Obligado, se les ocurrió a algunos maleducados (que eran mayoría) cantar la Marcha peronista. Allí se acabó el patriotismo de los figurones y la policía entró a sable contra los criollos, del mismo modo que había entrado después del bombardeo de 1845 la infantería de desembarco inglesa (...) Entretanto, en la madrugada del 20, los héroes de Obligado recibían el mayor de los homenajes, el que no consiste solamente en palabras y discursitos. Como en aquel día de la gloriosa batalla, veinte explosiones señalaron que se estaba haciendo blanco en el verdadero enemigo: las posiciones del imperialismo extranjero (...) El comunicado de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) que da cuenta de la acción, fue silenciado en su casi totalidad por la prensa del régimen. Es un motivo más para publicarlo".60

En febrero de 1970, una nota explica que para las fiestas, Onganía habría enviado treinta mil kilos de juguetes a los niños pobres de EE.UU., señalando que"la respuesta al absurdo reparto de juguetes en Washington fue dada en forma ejemplar por las FAP", y reproduciendo el comunicado de las FAP de Villa Piolín.61

En el último numero del periódico, Ongaro hace un llamado desesperado a la organización, que sintetiza la nueva línea de la central."La cuestión que se nos plantea hoy a los trabajadores es la cuestión del poder real, sin intermediarios (...) ¿Qué separa al pueblo del poder? El dominio absoluto del Estado por los opresores, la posesión de la riqueza, las fuerzas represivas, los medios de expresión, la ley (...) Frente a eso nosotros sólo tenemos el número y la razón histórica. Mientras no sepamos convertir el número en fuerza organizada, el poder será una meta inalcanzable (...) no podemos saltear etapas ni delegar en minorías selectas la misión que corresponde a las masas y que sólo ellas pueden realizar. La única forma de abreviar el camino es dar ya los primeros pasos, crear ya las Comisiones de Lucha y las Agrupaciones de Base en las fábricas y gremios donde no existan, coordinar ya el accionar de las Regionales rebeldes (...) Aún eso es insuficiente. El movimiento obrero (...) Necesita aliarse con todos los oprimidos (...) Si el material existe, sepamos forjar la herramienta aún inexistente con que hemos de trabajarlo y darle forma. Esa herramienta sólo tiene un nombre: Organización (...) Compañeros: 1969 ha sido el año de la rebelión y el heroísmo. Que 1970 sea el año de la Organización. Que no quede un solo taller, una sola agrupación, una facultad, una parroquia sin organizar. Necesitamos centenares, millares de organizadores capaces de trabajar por la liberación: en el movimiento obrero, en las FA, en la Iglesia de los Pobres, en el estudiantado, en la ciudad y el campo. Que nadie cierre el paso a los compañeros honestos, que nadie se sienta excluido ni excluyente, que todos compartan la gran esperanza de nuestra inteligencia y nuestro corazón, la certeza de que SOLO EL PUEBLO SALVARA AL PUEBLO".62

El proceso de dispersión de la CGTA culmina en enero de 1970, cuando en un nuevo congreso se decide centrar la acción en la formación de agrupaciones de base, es decir, por fuera de la estructura sindical alineada con las 62 Organizaciones. Esta decisión marca el aislamiento total de Ongaro, ya que el MRP decide que la lucha debe darse dentro de las 62. Como vimos, ya en 1969 De Luca había planteado la prioridad del movimiento sobre la central.

Desde entonces la CGTA se reduce a algunos sectores del PR,63 como vimos, también para entonces en proceso de disgregación, y a algunos grupos nucleados en torno al"Bloque Noroeste"64 y el"Bloque Zona Sur".65

Por otra parte, en octubre de 1969, Guillán había impulsado, con el apoyo de grupos de la Juventud Peronista de Vicente López y de Bs. As., la formación de la Coordinadora de Agrupaciones Gremiales y Organizaciones Políticas Peronistas, con el objetivo de nuclear nuevamente a los sectores revolucionarios. En marzo de 1970 el grupo adopta el nombre de OP17 (Organización Peronista 17 de Octubre) y crea organizaciones específicas para diferentes ámbitos de acción: AES (Ateneo de Estudios Sociales), Plenario de Agrupaciones Gremiales Peronistas, Bloque Duro de las 62,66 Comandos de Apoyo a los curas del Tercer Mundo, COPPAP (ayuda a los presos políticos peronistas).

A principios de 1970, un periodista contemporáneo a los acontecimientos, en tránsito de acercamiento a Montoneros, analiza a la IP de manera simplificadora, pero bastante adecuada, como dividida en dos corrientes: la"tendencia revolucionaria", que se opone al sistema y propugna la"guerra total", y los"sectores combativos", que se oponen al gobierno militar y al delegado Paladino y buscan conformar una"línea" dentro de la estructura partidaria.67

Si bien en esta caracterización simplificadora desaparecen las tensiones que analizamos referidas a la CGTA, durante 1970 y 1971 será el eje principal de los realineamientos de los grupos de la IP y, más adelante, de las Organizaciones Armadas Peronistas.

 

Notas:

1. Richard Gillespie, Soldados de Perón. Los Montoneros (Bs. As.: Grijalbo, 1987), p. 62.

2. Ernesto Salas,"Cultura popular y conciencia de clase en la resistencia peronista". Revista Ciclos, año lV, Vol. lV, Nº 7, 2º semestre (1994), p. 171.

3. Tulio Halperín Donghi, La larga agonía de la Argentina peronista (Bs. As.: Ariel, 1994). Sobre la noción de"empate hegemónico, ver Juan Carlos Portantiero"Economía y política en la crisis argentina". Revista Mexicana de Sociología, Vol. 38:21 (abril-junio 1977): 531-565, y  Guillermo O'Donnell,"Estado y Alianzas en la Argentina". Revista Desarrollo Económico, vol. 16, N° 64 (en-mar 1977). A pesar de diferencias sustantivas, estas tesis conciben en atribuir la inestabilidad política característica del período a partir de un bloqueo recíproco entre las principales fuerzas sociales y políticas de la sociedad argentina.

4. Los análisis de Juan C. Torre,"Interpretando una vez más los orígenes del peronismo". Desarrollo Económico, N°112, vol. 28 (1989): pp. 525-548, y de L. Doyon,"La organización del movimiento sindical peronista". Desarrollo Económico, N° 94 (jul-sept 1984): pp. 203-234, sobre los orígenes del peronismo y sus primeros gobiernos, identifican claramente estas contradicciones como constitutivas e inseparables de las relaciones de fuerza al interior del movimiento.

5. Daniel James,"The peronist left, 1955-1975". Journal of Latin American Studies, 8(2) (1976): 273-296; Daniel James, Resistencia e Integración. El peronismo y la clase trabajadora argentina. 1946-1976 (Bs. As.: Sudamericana, 1990); Richard Gillespie, J.W. Cooke. El peronismo alternativo (Bs. As.: Cántaro, 1989); Gillespie, Soldados; Germán Roberto Gil, La Izquierda peronista (1955-1974) (Bs. As.: CEAL, 1989); Salas, Cultura; Ernesto Salas, La Resistencia peronista: la toma del frigorífico Lisandro de la Torre (Bs. As.: CEAL, 1990); Marcelo Raimundo,"En torno a los orígenes del peronismo revolucionario, el MRP". En http://historiapolitica.com/biblioteca; Marcelo Raimundo,"La política armada del peronismo: 1955-1966", en http://historiapolitica.com/biblioteca; Juan Alberto Bozza,"El peronismo revolucionario. Itinerario y vertientes de radicalización, 1959-1969". Revista Sociohistorica, Nº 9/10 (2001).

6. Sobre las transformaciones experimentadas por el catolicismo y la izquierda en estos años, pueden consultarse los trabajos de María Laura Lenci;"La radicalización de los católicos en la Argentina. Peronismo, cristianismo y revolución". Revista Sociohistórica, Cuadernos del CIHS, UNLP, Nº 4 (2º semestre 1998); Gustavo Morello, Cristianismo y Revolución. Los orígenes intelectuales de la guerrilla argentina (Córdoba: Editorial de la Universidad Católica de Córdoba, 2003); Gustavo Pontoriero, Sacerdotes para el tercer mundo: el fermento en la masa. 1967-1976 (Bs. As.: CEAL, 1991); Oscar Terán, Nuestros años sesenta (Bs. As.: El cielo por Asalto, 1993); Carlos Altamirano, Peronismo y Cultura de Izquierda (Bs. As.: Temas Grupo Editorial, 2001).

7. Trabajos recientes se han abocado al análisis de los orígenes de esta organización; sin embargo, se han centrado casi exclusivamente en las discusiones y problemáticas asociadas a los ámbitos del catolicismo postconciliar. Lucas Lanusse, Montoneros. El mito de sus 12 fundadores (Bs. As.: Ed. Vergara, 2005); y Luis Miguel Donatello, Catolicismo y Montoneros. Religión, política y desencanto (Bs. As.: Manantial, 2010).

8. Rodolfo Walsh y Rogelio García Lupo publican una serie de notas sobre la violencia del sindicalismo"vandorista" y la corrupción de los funcionarios del régimen, que luego serán editadas como libros de gran repercusión: ¿Quién mató a Rosendo? y Mercenarios y monopolios. También en el marco de su labor en el periódico, Walsh desarrolla una serie de notas sobre la policía bonaerense, tituladas"La secta de la picana". Continuación de sus investigaciones previas, estas notas serán más tarde la base para su investigación sobre la Triple A. Ver Enrique Arrosegaray, Rodolfo Walsh, de dramaturgo a guerrillero (Bs. As.: Catálogos, 2005), p. 26.

9. Darío Dawyd,"A 40 años del Programa del 1º de mayo. La CGT de los argentinos y la ofensiva contra la'Revolución Argentina'.". Revista Nuevo Mundo Mundos Nuevos (2008), http://nuevomundo.revues.org/index38022.html.

10. Dawyd, A 40 años. El programa planteaba: 1) La propiedad sólo debe existir en función social; 2) Los trabajadores, auténticos creadores del patrimonio nacional, tenemos derecho a intervenir no sólo en la producción sino en la administración de las empresas y la distribución de los bienes; 3) Los sectores básicos de la economía pertenecen a la Nación; 4) El comercio exterior, los bancos, el petróleo, la electricidad, la siderurgia y los frigoríficos deben ser nacionalizados; 5) Los compromisos financieros firmados a espaldas del pueblo no pueden ser reconocidos; 6) Los monopolios que arruinan nuestra industria y que durante largos años nos han estado despojando, deben ser expulsados sin compensación de ninguna especie; 7) Sólo una profunda reforma agraria, con las expropiaciones que ella requiera, puede efectivizar el postulado de que la tierra es de quien la trabaja; 8) Los hijos de los obreros tienen los mismos derechos a todos los niveles de la educación de que hoy gozan solamente los miembros de las clases privilegiadas".

11. Luciana Sotelo,"La CGT de los Argentinos: entre el movimiento sindical y el movimiento político". Ponencia presentada en las Xl Jornadas Interescuelas/ Departamentos de Historia, Tucumán, 19 al 21 de Septiembre de 2007.

12. CGT, N° 2, 9/5/68.

13. CGT N° 3, 16/5/68

14. CGT Nº 4, 23/5/68.

15. La movilización reclamaba aumento de salarios y la derogación de la ley de desalojos y del nuevo estatuto universitario.

16. CGT N°8, 20/6/68.

17. CGT N° 14, 1/8/68.

18. Juan Alberto Bozza,"Una voz contra los monopolios. CGT. El periódico de la CGT de los Argentinos". Oficios Terrestres. Revista de Ciencias Sociales desde la Comunicación y la Cultura, Año XVI, Nº 25 (2010) [http://www.perio.unlp.edu.ar/oficios/documentos/pdfs/oficios_25.pdf]

19. CGT N° 15 8/8/68.

20. Los cuestionamientos de sectores ajenos a la central a la representatividad de la CGT de los Argentinos aludían al protagonismo de sectores no obreros, en especial intelectuales y estudiantes, como un déficit de la central. En una nota sobre la represión sufrida durante la movilización del 28 de junio de 1968, se destaca que"contra lo que asegura el gobierno", los trabajadores"no faltaron a la cita", ya que el 52% de los detenidos eran obreros. CGT N° 11, 11/7/68.

21. CGT N° 18, 29/8/68.

22. Siguiendo a Torre (2004, pp. 8-9, 12), el"vandorismo" se convierte en la corriente dominante en el seno del movimiento obrero en los años '60. El"pacto" Perón-Frondizi y su inicial cumplimiento con la promulgación de la Ley de Asociaciones Profesionales (14.455) consolidó el control de la estructura sindical por el peronismo y la transformó en su principal expresión organizada. A la vez, esta consolidación fue rápidamente seguida de una política económica que afectó la participación de los trabajadores en la distribución del ingreso con mucha más decisión que durante los gobiernos previos. En este contexto, los dirigentes sindicales nacionales descubrieron una"nueva estrategia": la acepción de la flexibilización de las condiciones de trabajo obtenían beneficios simbólicos (reconocimiento oficial de las autoridades) y concretos (retribuciones por maternidad, por hijo, licencias por matrimonio, cálculo de antigüedad, descuentos sobre los salarios destinados a las finanzas de las organizaciones gremiales). Si bien esta estrategia fue acompañada de un discurso radicalizado y por ocasionales demostraciones de fuerza, las huelgas dejaron de ser"la expresión de una intensificación de las luchas sociales", y se transformaron en"un dispositivo táctico" para influir sobre la voluntad de los gobierno a favor de las demandas sindicales.

23. Una interesante contradicción permite dar cuenta de la independencia de estos argumentos ante las posiciones político-ideológicas: respecto de la organización del movimiento, mientras el vandorismo reclama la democratización, los"duros" e incluso los sectores más radicalizados del MRP, reivindican la conducción vertical del líder. Sobre las particularidades del liderazgo de Perón en el movimiento en los años de exilio, ver Sigal y Verón (1986); sobre el MRP ver Raimundo (s/f a); sobre vandorismo, James (1990).

24. María Matilde Ollier, Orden, poder y violencia (1968-1973), (Bs. As.: CEAL.1989), pp. 94 y 104.

25. En estos años comienzan a perfilarse las corrientes internas que se disputarán en 1972 la candidatura presidencial para las elecciones de 1973: una más conservadora, liderada por Ricardo Balbín; otra más progresista, nucleada en torno a Ricardo Alfonsín.

26. Empresario, hombre de confianza de Perón desde el inicio de su carrera política (fue coordinador del Primer Plan Quinquenal), compartía con el líder su exilio madrileño. Ollier (1989, pp. 53 y 56) señala como evidencia de esta intención la presencia de Jorge Antonio en Montevideo y sus declaraciones a Primera Plana (N° 305), en las que rechazaba un acuerdo con el radicalismo (que sería"contra natura"), pero aceptaba el diálogo con Onganía.

27. CGT N° 20, 12/9/68.

28. CGT N° 21, 19/9/68.

29. CGT N° 23, 3/10/68.

30. CGT N° 24, 10/10/68.

31. Si bien a raíz del descubrimiento del campamento guerrillero en Taco Ralo el tema de la lucha armada había invadido la escena pública, la única mención en el Periódico es del N° 22 (26/9/68), en el cual, al margen de la critica a la respuesta represiva del gobierno, la única mención explícita a Taco Ralo y la lucha armada es una nota sobre J. W. Cooke, quien muere el mismo día en que se descubre el campamento (19 de septiembre). La nota destaca que, si bien siempre había pregonado la violencia revolucionaria, también había rechazado claramente la"aventura", la"revolución sin el pueblo"; la violencia sin las masas es la de una"secta iluminada". Como veremos, a diferencia del pronunciamiento sobre la unidad, que se mantiene invariable, el tema de la lucha armada es objeto de pronunciamientos cambiantes, ora enfatizando la justicia y el heroísmo de sus practicantes, ora advirtiendo el peligro de que no sea una lucha masiva, sino de"sectas".

32. CGT N° 25, 17/10/68.

33. Ollier, Orden, p. 55.

34. CGT N° 27, 31/10/68 y Nº 28, 7/11/68.

35. Oliva y Oliva,"El Malena y la CGT de los Argentinos". Ponencia presentada en las lX Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia, Córdoba, 24 al 26 de septiembre de 2003. Señalan:"No se trata pues de abstenerse, no tampoco de'apoyar' a la CGT'críticamente' o de otro modo, sino de trabajar en la CGT, desde una perspectiva independiente, revolucionaria".

36. CGT N° 34, 19/12/68.

37. CGT N° 35, 29/12/68.

38. Por estas fechas, según Jozami, Walsh expresa en su diario personal"su inquietud a partir del momento en que los grandes sindicatos se alejan de la central, y en un balance de la situación en diciembre de 1968 concluye que'la rebelión de las bases quedó en los papeles. Las bases no tuvieron expresión real; no se integraron orgánicamente en la CGT. De ellas no surgieron dirigentes, activistas, cuadros'". Eduardo Jozami, Rodolfo Walsh. La palabra y la acción (Bs. As.: Norma, 2006).

39. Arturo Fernández, Ideologías de los grupos dirigentes sindicales (1966-1973) (Bs As.: CEAL, 1986), p. 13.

40. Ollier, Orden, pp. 67 a 73.

41. CGT N° 37, 23/1/69.

42. Esta referencia a la dignidad y a la"historia" como legitimadoras de opciones políticas es, en esta nueva etapa, una marca permanente que acompaña la creciente marginalidad de la central.

43. CGT Nº 41, 27/3/69.

44. Eduardo, Gurucharri, Un militar entre obreros y militantes (Bs. As.: Colihue, 2001).

45. El proyecto es presentado a Perón en su carta del 17 de agosto de 1967, como"Directiva Secreta N° 6" para la"Reorganización de Capital Federal y Rosario". El diario La Opinión (16 de junio de 1971) identifica algunas iniciativas en este sentido. Una nota afirma que Alberte, con el apoyo de algunos sectores de la JP,"dispuso la reorganización de las famosas UB, entre otras cosas, como una réplica al Vandorismo, que se jactaba de ser la única estructura partidaria". La nota destaca las dificultades que enfrentaba la iniciativa, tanto por el carácter reacio del movimiento a estructurarse como partido tradicional, como por la clandestinidad que limitaba los grupos a un máximo 20 personas a fin de que"pudieran conocerse bien". En el plan, cada UB debía estar representada por dos delegados en cada distrito y por otros dos a nivel provincial. Si bien la nota de La Opinión ubica las iniciativas en noviembre de 1968, puede tratarse de un error en la fecha (se trata de un racconto retrospectivo motivado por el inicio de la reorganización del PJ), o de una superposición de iniciativas de Alberte/delegado y las posteriores de Alberte/líder del PR.

46. Gurucharri, Un militar, p.155.

47. Gurucharri, Un militar, pp. 246-247.

48. CGT Nº 40, 6/3/69.

49. Ollier, Orden. Una nota sobre la revolución cubana, contemporánea a la preparación del encuentro de enero, da cuenta de esta posición (N° 34, 19/12/68). Señala que cada vez que intentó copiarse"al carbónico" una revolución, el resultado fue el fracaso, pero aclara que la experiencia sirve a todos los latinoamericanos. Comienza con el discurso de Fidel de 1953 y señala"un cuadro semejante". Cuando se va a la sierra, el movimiento estaba en buena parte sometido a la dictadura, un ejército plagado de aventureros, putrefacción en los partidos tradicionales, corrupción en la clase adinerada, voraces monopolios."Fue entonces cuando la lucha armada se presentó como la única vía posible para recuperar la soberanía nacional, la dignidad de las personas, el honor de un pueblo. Solamente cuando todos los caminos estuvieron cerrados, entonces la violencia revolucionaria se levantó sola y se puso en marcha hacia el poder". Así, Fidel tuvo una"visión exacta" en el"momento justo" y por eso su lucha"no fue el desafío heroico de un puñado, sino la lucha de un pueblo entero". Concluye que si bien diez años después, ninguna revolución"ha transitado por su huella", en América Latina"la revolución se hará".

50. Oliva y Oliva, El Malena.

51. La nota de tapa de CGT N° 44 (8/5/69) relata que la campaña había comenzado con la detención y tortura de Caride y Zavala Ortiz el 23/4/69. Desde entonces, denuncia CGT, se había desatado una ola de detenciones: Jorge Di Pascuale, Susana Valle, Gerardo Sandoval, Ongaro, Ferrarese, Ricardo Castro (ATE Córdoba), José Saucedo (integralismo), Horacio Chávez (militar retirado participante del levantamiento Valle), Héctor Spina, Gustavo Rearte, Andina Lizárraga y Bernardo Alberte.

52. CGT Nº 46, 5/6/69. La reseña ocupa la mitad superior de las páginas y las notas van en la mitad inferior. Respecto de la importancia del 9 de junio, ver Julio Melón,"La resistencia peronista: alcances y significados". Revista Anuario IEHS (1993).

53. Ollier, Orden, pp. 77-78.

54. CGT Nº 47, 19/6/69.

55. El N° 48 (9/7/69), primero en la clandestinidad, denuncia en la contratapa a los"traidores de siempre" que boicotearon el paro (se refiere al 1 de julio) y dice no a la"falsa unidad", al"contubernio de dirigentes", sí a la"auténtica", de las"bases". El N° 49 (25/7/69) lamenta que Tolosa y Horvath"hayan incurrido en maniobras que se parecen cada vez más a la traición declarada de Guillán o Melgarejo". El N° 50 (23/8/69) afirma que"los que hablan con traidores, se convierten en traidores".

56. CGT N° 53, 11/69.

57. CGT N° 54, 12/69.

58. CGT N° 51 23/9/69.

59. CGT N° 53, 11/69.

60. CGT N° 54, diciembre de 1969/enero de 1970.

61. CGT Nº N° 55, febrero de 1970.

62. CGT Nº N° 55, febrero de 1970.

63. En el N° 54 del periódico (diciembre 1969-enero 1970) reproduce un comunicado del Bloque de Agrupaciones Peronistas de la CGT de los Argentinos (Di Pascuale, Carlos A. Burgos, Adolfo Rimedios, Alfredo Carballeda e Ismael Alí) que ratifica su decisión de"seguir luchando en el seno de la CGTA" y desautoriza"a quienes en nombre de la Mesa de Agrupaciones Gremiales y Políticas Peronistas, hacen declaraciones que no van más allá de expresar  el confuso lineamiento político de la agrupación a la que pertenecen".

64. Integrado fundamentalmente por CENAP, una escisión del FEN.

65. Lideran este otro bloque el FPL de Salvide (una escisión de la JRP) y el llamado"Grupo Avellaneda".

66. Liderado por el propio Guillén junto a Miguel Gazzera (fideeros) y Avelino Fernández (metalúrgico).

67. Miguel Bonasso en La Opinión del 14/07/71.

 

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