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Anuario de investigaciones

versión On-line ISSN 1851-1686

Anu. investig. v.16  Ciudad Autónoma de Buenos Aires ene./dic. 2009

 

ESTUDIOS INTERDISCIPLINARIOS Y NUEVOS DESARROLLOS

Heidegger y Winnicott: la patología de la impropiedad o la máscara del falso self

Heidegger and Winnicott: pathological impropriety or false self's mask

Bareiro, Julieta M.1; Bertorello, Adrián2

1 Bareiro, Julieta M.; Lic en Psicología (UBA), Prof de Psicología (UBA), Becaria de la Maestría en Psicoanálisis (UBA), Miembro del proyecto de investigación UBACYT PO 62, JTP de Ética, Psicología y Derechos Humanos (UBA). E-mail: jumba75@hotmail.com
2 Bertorello, Adrián: Dr. en Filosofía (UBA), Magister en Análisis del Discurso (UBA), Investigador Adjunto del CONICET, Prof. adjunto interino de Psicología Fenomenológica y Existencial (UBA, Cátedra Rovaletti), Miembro del proyecto de investigación UBACYT P 062. E-mail: adrianbertorello@gmail.com

Resumen
El trabajo se propone establecer una comparación del pensamiento de Heidegger y el psicoanálisis de Winnicott. Dicha comparación se realiza sólo en referencia al problema de la relación entre subjetividad y verdad. En Winnicott este problema aparece vinculado a las nociones de falso y verdadero self. En Heidegger surge con los conceptos de propiedad e impropiedad. El trabajo propone la hipótesis interpretativa de que la noción heideggeriana de impropiedad inauténtica es equivalente a la noción de falso self patológico de Winnicott.

Palabras clave: Falso y verdadero self; Falso self patológico; Heidegger; Winnicott; Subjetividad

Abstract
This paper proposes to establish a comparation between Heidegger's thoughts and Winnicott´s psychoanalysis. This comparation is been realized just in reference to problem about relation among subjectivity and truth. In Winnicott, this problem appears linked about false and true self notions. In Heidegger rises with the concepts of property and unproperty. This paper proposes the interpretative hypothesis of that heideggerian´s notion of unauthentic improperly is equal as false self Winnicott´s notions.

Key words: False and true self; pathological false self; Heidegger; Winnicott; Subjectivity

Existe un número importante de estudios sobre Winnicott que emparentan las nociones de verdadero y falso self con los conceptos heideggerianos de propiedad e impropiedad1. En general se limitan a establecer una comparación formal entre ambos autores. Sin embargo, no basta simplemente con asociar conceptos similares. Es necesario, además, establecer con precisión las semejanzas y diferencias no sólo de una terminología afín, sino también del problema más profundo que afecta a dicho vocabulario, a saber, las relaciones entre verdad y subjetividad. Nuestro estudio se propone dicha tarea. Para ello, la argumentación seguirá tres pasos. En el primero, exponemos el vínculo entre subjetividad y verdad en los conceptos heideggerianos de propiedad e impropiedad. En el segundo abordamos el mismo tema en el psicoanálisis de Winnicott. Finalmente en el tercer momento presentamos nuestra propuesta. Aquí establecemos las semejanzas de ambos planteos en referencia a dos aspectos. En primer término, a la distinción espacial entre un "adentro" y un "afuera" para caracterizar las relaciones entre el hombre y el mundo. La concepción heideggeriana del problema de la identidad del Dasein y la interpretación de Winnicott del espacio transicional nos van a permitir establecer un lazo entre ambos pensadores. En segundo término, tomaremos como hilo conductor dos nociones que hasta el presente no fueron tenidas en cuentas a la hora de establecer una relación entre la filosofía existenciaria de Sein und Zeit y el psicoanálisis winnicotiano. La bibliografía secundaria no registra ningún antecedente. Nos referimos a la distinción heideggeriana entre una propiedad e impropiedad auténtica e inauténtica y a la noción winnicottiana de un falso self patológico. Creemos que la originalidad de nuestra investigación radica en proponer una hipótesis interpretativa de estos conceptos que, en el caso de la bibliografía sobre Heidegger, hay escasísimas referencias sobre el sentido de dicha distinción El falso self patológico de Winnicott, según nuestra lectura, le da un perfil claro y preciso a la oscura noción de una impropiedad inauténtica (unechte Uneigentlichkeit).

1. Subjetividad y verdad en Heidegger
En la lección del semestre de invierno de 1924/1925 dedicada a la interpretación del diálogo Sofista de Platón, Heidegger se ocupa de la noción aristotélica de verdad práctica. La verdad es un modo de ser del hombre que obra aquí y ahora (Heidegger 1992b: 23). Aristóteles menciona en la Ética nicomaquea cinco modos de ser verdadero: sofía, episteme, noús, téchne y frónesis. En estas cinco posibilidades hay algo de lo humano que se revela (verdad). Ello no es otra cosa que el problema de la identidad (das Selbst). Desde esta concepción de la verdad Heidegger interpreta al Sofista.
En efecto, la figura del sofista representa el prototipo de una identidad humana desfigurada, enmascarada, falsa. Si bien Platón no trató explícitamente en ningún diálogo la contracara del sofista, resulta evidente que la verdad de la praxis humana, el sí mismo auténtico y transparente, no es otra cosa que la existencia filosófica (Heidegger, 1992b: 204 y 246). Las nociones de una identidad (Selbst) falsa o verdadera en la filosofía de Heidegger están vinculadas estrechamente a estas dos posibilidades.
La existencia filosófica y la sofística son el modelo (Bild) y contramodelo (Gegenbild) de la identidad humana desde el punto de vista de su verdad y falsedad. Esta caracterización lleva consigo esta pregunta: ¿en qué consiste el sí mismo humano? ¿Cómo concibe Heidegger el problema de la identidad? Intentaremos responder a estos interrogantes ateniéndonos a dos momentos de su obra: las obras tempranas de Freiburg (1919-1923) y Sein und Zeit (1927).
Una vía posible de acerarse a la relación entre subjetividad2 y verdad en las lecciones tempranas de Freiburg es remitirse a la interpretación de la noción husserliana de fenómeno. En la sexta investigación lógica Husserl parte de un ejemplo tomado del campo de la percepción. El análisis de la vivencia perceptiva y su vínculo con el lenguaje (actos significativos) le permite determinar el origen de la significación. El ejemplo dice así: "ahora miro afuera al jardín y doy expresión a mi percepción con las palabras: un mirlo alza el vuelo" (Husserl, 1992a: 550)
Si bien Heidegger no retoma este ejemplo, intentaremos realizar una lectura a partir de los momentos que estructuran el concepto de fenómeno tal como Heidegger lo definía en aquella época. La primera observación que surge es que lo primero no es la vivencia perceptiva aislada de la significación. El dato irrebasable a interpretar es la significación misma. En el caso particular del ejemplo el fenómeno es la expresión "el mirlo alza el vuelo". Ahora bien, ¿qué es lo que se muestra? En el fenómeno hay tres elementos constitutivos (Heidegger, 1992a, 1994a, 1995a): a) un contenido (Gehaltssinn), lo dicho o expresado en el enunciado, es decir, la situación en la que a una entidad se le predica que sea un mirlo y que en ese momento se pone a volar, b) una determinada relación hacia el contenido (Bezugsssin). Esa relación consiste en que lo dicho no flota en el vacío, sino que presupone un contexto enunciativo en el que alguien expresa la situación objetiva. El tiempo presente del verbo "alza el vuelo" como el adverbio "ahora" (soeben) es la marca lingüística de este vinculo del enunciado con el contexto de la enunciación, y c) una puesta en acto o realización de la subjetividad implicada en el contexto de la enunciación (Vollzugssinn)3. No basta para determinar la estructura significativa del fenómeno valerse del contenido del enunciado, ni de la referencia a un contexto pragmático de la enunciación, también es necesario introducir un nivel mas profundo donde lo que se pone en acto es una posibilidad del sujeto de la enunciación.
Ahora bien, esta posibilidad no es cualquier posibilidad. Mientras que en el sentido relacional se indica el contexto pragmático, la referencia del enunciado al ego, hic et nunc. El contexto enunciativo puede ser, por ejemplo, una determinada esfera de la praxis humana como el paseo por un jardín o la práctica de la escritura por parte de Husserl que, para ilustrar su pensamiento, mira hacia el jardín. El sentido realizativo designa, por el contrario, aquellas posibilidades en la que se ponen en juego la verdad y la falsedad de la identidad humana. En un nivel de mayor profundidad el fenómeno expresado en el enunciado "El mirlo alza el vuelo" daría cuenta de un nivel enunciativo en el que el sujeto alcanza su propia transparencia o se desfigura a sí mismo la opacidad. Ciertamente que para determinar este sentido realizativo no basta simplemente un enunciado aislado. Es necesario hacer aparecer en el sentido relacional (el contexto enunciativo) un tejido de enunciados. Es necesario ampliar el campo de análisis desde el enunciado al texto. Este es el nivel que Heidegger llama originario4. El origen expresa la problemática implicada en la verdad y la falsedad del sentido realizativo, es decir, del si mismo humano (Bertorello, 2006a).
En Sein und Zeit Heidegger presenta un desarrollo sistemático del problema de la transparencia y opacidad de la identidad humana. El si mismo expresa uno de los momentos constitutivos de la estructura fundamental del Dasein: el ser-en-el-mundo. Abordar la cuestión del sí mismo significa responder a la pregunta de quién es el que es en el mundo. La propuesta es una teoría que evita una interpretación sustancialista de la identidad. El si mismo no es lo que permanece idéntico e invariante a través del cambio de las vivencias psíquicas. El Dasein puede asumir, por el contrario, diversos roles subjetivos. Fundamentalmente son dos: puede ganarse a si mismo o perderse (Heidegger, 1986: 42-43). Esta concepción surge de asumir hasta las últimas consecuencias el dinamismo del ser del Dasein. Su ser es existencia, es decir, ser para el Dasein consiste en una relación interesada consigo mismo que se despliega en distintas posibilidades. Cada vez que el Dasein lleva a cabo una posibilidad pone en juego su mismidad. O dicho de otra manera: toda posibilidad es siempre imputable a alguien que dice "yo".
Ahora bien, las posibilidades que despliegan el ser del Dasein son muchas. Formalmente coinciden con todas las acciones humanas imaginables5. Ellas pueden verse desde dos puntos de vista: desde el "qué" (Was) y desde el "cómo" (Wie). Desde la perspectiva del contenido todas las posibilidades tienen el mismo valor. No hay razón inherente a su propio contenido que pueda dar un criterio para darle más o menos valor a una o a otra. En cambio desde el punto de vista de la modalidad lo que está en juego en la posibilidad es la imputabilidad de la acción. Es decir, si el origen de la acción esta en mí o no. Desde esta consideración hay tan solo dos alternativas: o bien el Dasein se gana a sí mismo, es decir, se apropia, se elige (wählen). O bien, el Dasein se pierde a sí mismo, es decir, despliega una posibilidad que no puede imputársele a el mismo. La propiedad y la impropiedad designan las dos perspectivas fundamentales desde donde se puede establecer un criterio de valor para juzgar el contenido de las posibilidades. Ese criterio radica en el origen de la decisión.
La impropiedad (Eigentlichkeit) designa aquella posibilidad por la que el Dasein no se comprende desde sí mismo, sino desde el mundo, es decir, desde aquello que hace cotidianamente, desde las ocupaciones prácticas. Aquí impera una identidad anónima expresada lingüísticamente en el pronombre impersonal de tercera persona. Los otros Dasein que comparten mi mundo aparecen no como individuos identificables personalmente, sino como lo que se dice, se hace, se opina, se siente, se goza, se desea, se disfruta, se divierte, etc. De ahí que la impropiedad sea una máscara que desfigura (verstellen) la verdadera identidad del Dasein. Por el contrario, la propiedad (Uneigentlichkeit) alude a aquel al modo de ser del Dasein por el que se comprende a sí mismo desde su propia finitud. El ser del Dasein está afectado por una negatividad: toda elección implica una renuncia, su poder ser está afectado por la muerte y cotidianamente no se comprende por si mismo. Este límite constitutivo le provoca angustia. La elección de la angustia es una apropiación de sí mismo que Heidegger denomina la verdad de la existencia, autorrevelación o transparencia (Heidegger, 1986: 299).Desde la perspectiva de la transparencia, la impropiedad es una huída de sí mismo cuya función existencial es asumir la responsabilidad de la elección mediante una función identitaria anónima a fin de mitigar la negatividad de la angustia. El Dasein impropio, por decirlo así, obtiene una ganancia con la mascara de la impropiedad.
Ahora bien, esta distinción entre una consideración de las posibilidades desde el punto de vista del contenido y aquellas en las que se juega la propia verdad de la identidad humana se cruza con otra que Heidegger menciona al pasar en distintas lecciones, incluso en Sein und Zeit. Esta última distinción afecta a la propiedad e impropiedad. Heidegger distingue entre propiedad e impropiedad auténticas (echt) e inauténticas (unecht). De los tres pasajes6 donde aparece esta distinción hay uno donde se puede encontrar un criterio interpretativo. En la lección del semestre de verano de 1927 Die Grundprobleme der Phänomenologie Heidegger dice:

Este comprenderse im-propio del Dasein no quiere decir en absoluto un comprenderse inauténtico (unecht). Al contrario, este tenerse cotidianamente dentro del absorberse en las cosas, apasionado y que existe fácticamente, puede ser muy bien auténtico, mientras que todo extravagante excavación en el alma puede ser en grado máximo inauténtica o incluso patológico-extravagante (Heidegger, 1997a: 228)

El contexto argumentativo de esta cita es la posibilidad de concebir una reflexividad acorde a la estructura existencial del Dasein. Heidegger propone la noción de reflejo en el sentido especular (Heidegger, 1997a: 226). Por ello, la oposición entre una impropiedad auténtica y una inauténtica se rige por la oposición: subjetivismo vs. existencialidad, o lo que es lo mismo, adentro vs. afuera. El perderse auténtico tiene que ver con la exterioridad de la vida fáctica, es una diáspora en la multiplicidad de ocupaciones con las cosas. El perderse inauténtico sería un estar encerrado en sí mismo perdido en los propios pensamientos. Es inauténtico porque se guía por un esquema ontológicamente dudoso: el esquema que distingue entre un sujeto caracterizado por la interioridad y un objeto (la naturaleza) que está fuera de la interioridad.

2. Verdadero y falso self en Winnicott
Winnicott designa al ego como el ser verdadero, es decir, como aquella instancia que conformada como "núcleo del ser" otorga al individuo la experiencia de la continuidad de la existencia. Es a partir del encuentro paulatino con el objeto y con el entorno en que en la experiencia del sí mismo se va desarrollando. Así, desde el bebé surge la creación ilusoria del mundo. La instancia del self comprende tanto al sujeto como al objeto, o lo que equivale decir, al yo y al no-yo. La particularidad es que el self no está sostenido por los factores estrictamente pulsionales, pero sin embargo, mantiene cierta relación con ellos.
Dentro de las distinciones del self, encontramos al ego (o verdadero self) y al falso self. La diferencia entre ellos es de orden diverso. Uno y otro se relacionarían en un sentido "afuera" y "adentro". Sin embargo, existe en Winnicott una complicación en torno a estas dos nociones. El problema reside en los modos de entender estos dos conceptos. Siguiendo la división a los desarrollos freudianos, Winnicott plantea originalmente que el verdadero self entraría en relación con aquella sexualidad primaria accionada por los instintos (pregenital y genital), mientras que el falso self se encontraría volcado hacia el exterior. No hay razones para entender una separación tajante entre un adentro y un afuera en relación al self, salvo como cierta ubicación de fenómenos (realidad interior, realidad efectiva). La posibilidad de integración distingue entre un yo y un no-yo. Pero Winnicott es claro sobre la comunicación entre ambos espacios y su retroalimentación concomitante, como por ejemplo en la lectura que realiza sobre el juego y el jugar. Tanto el verdadero como el falso self se manifiestan en el mundo, sólo que en situaciones de cualidades distintas. El verdadero self comprende aquella interioridad del sí mismo que en cierta medida se torna inalcanzable para el individuo, pero que sin embargo es el propulsor de la espontaneidad, la creatividad y el vivir creador. El falso self, a su vez, mantiene la función de envolver y proteger al verdadero self: un "afuera" en el sentido que establece relaciones con el mundo bajo las reglas sociales que en éste imperan. El primero no puede sostenerse sin el segundo, pero éste en casos patológicos puede ocupar cierta porción de aquel7.
El yo, por su parte, es considerado por Winnicott como un "yo-corporal"8. Las condiciones del yo se sostienen
en la relación de integración que tiene con el cuerpo propio establecida por las variables tiempo y espacio. Al comienzo no existe un yo. En todo caso, es la madre quien "presta" su yo al bebé. La preocupación materna primaria consiste en la capacidad especial de la madre de otorgar al niño lo que necesita despojándose de sus propios intereses para poder cuidarlo. Ello supone que el préstamo del yo de la madre al yo del niño se sostiene en la medida de que el yo del niño es al comienzo frágil. Cuando la pareja madre-niño funciona bien el yo temprano puede organizarse de manera que se sienta vivo y real. Si esta experiencia es posible y se sostiene con el tiempo, el yo va ir diferenciándose del yo de la madre e integrándose al propio yo corporal. El yo, por lo tanto, no está dado de entrada. Se necesita que el objeto real (la madre) haya sido lo suficientemente buena para que el bebé gradualmente pueda distinguir lo "que es distinto de mí".
Esto quiere decir que el desarrollo del bebé es posible sólo si se tiene en cuenta al entorno materno. Esto explica la frase que "el bebé no existe" y que su lugar lo ocupe la pareja madre-bebé. El tipo de relación, cuidado y reconocimiento que la madre ofrezca a su hijo son las condiciones de posibilidad de todos los procesos vinculados a la vida y al desarrollo. En estos procesos el rol del medio ambiente y la "madre suficientemente buena" resultan fundamentales para la experiencia de vivir y existir. La incapacidad del medio ambiente o de la madre de cumplir su rol, arroja en el niño la vivencia de futilidad y una detención de los procesos de desarrollo e individuación.
Que en el inicio de la vida el bebé dependa de la madre para subsistir no implica que tenga conciencia alguna de ella. La doble dependencia física y emocional sigue el camino hacia la gradual independencia. Esto es posible en la medida que desde el inicio hay relaciones con objetos (parciales) aunque el bebé lo ignore. Así, el concepto de self e individuación no se comprende sino en el centro de un juego de fuerzas entre el desarrollo del bebé y el medio ambiente9. La complejidad de la teoría de Winnicott consiste precisamente en esta condición: es imposible hablar de individuo sin mencionar el entorno. El pasaje de la dependencia absoluta a la independencia relativa se sostiene en el plano de interrelación entre uno y otro. Al entorno le corresponde la responsabilidad de darle significación y sentido a la existencia del bebé. El bebé por su parte, gradualmente conquista un mundo distinto de él: lo que al comienzo fue creación omnipotente de la realidad (dependencia absoluta), luego será el habitar un mundo con objetos reales con los cuales se mantiene una relación de vitalidad (verdadero self). Esto implica que toda experiencia significativa tiene sus raíces en la omnipotencia infantil. Y es la madre la que permite con su cuidado este tipo de experiencia. En la manera que la madre le presenta el pecho, produce en el bebé la ilusión de que existe una realidad exterior que corresponde a su propia capacidad de crear. Existe así, una superposición entre lo que la madre proporciona y lo que el bebe puede hacer al respecto. A partir de la experiencia de la ilusión se vivencia la función principal del objeto y los fenómenos transicionales: una zona neutral de la experiencia que no será atacada. Todo objeto transicional, establece Winnicott, es una actividad creadora primaria y, por lo tanto, originada por el verdadero self. La creatividad no responde a la obra de arte, sino a la condición de estar vivo y al enfoque que tenga la realidad exterior por el individuo. Las creaciones pueden ser variadas (un cuadro, un traje, un jardín, un peinado, etc.)10
La creatividad se refiere al vivir creador como aquella instancia superadora que otorga significado y sentido a la existencia: "en estas condiciones el individuo puede usar la expresión del yo soy, estoy vivo, soy yo mismo. A partir de esta posición todo es creador (Winnicott: 2007, 82-83) De este modo; ser, hacer y existir se relacionan en profunda intimidad. No es algo dado de entrada, sino una potencialidad en continuo devenir. Winnicott lo establece en el orden de la necesidad, en el sentido que, para la experiencia de crear, es condición existir. También aquí, es el entorno el que responde satisfactoriamente a las necesidades originarias situadas en la dependencia. La interacción con el entorno posibilita la creación del objeto subjetivo en la medida que éste se relaciona de a poco con objetos que existen de manera objetiva y así soporta los golpes de la pérdida de la omnipotencia. Esto sólo es posible si existe un ambiente suficientemente bueno. Aceptar la paradoja implica que el bebé crea un objeto que no habría sido creado si no hubiese existido ya. Si esto no ocurre, la salida es la locura
En los Escritos de pediatría y psicoanálisis Winnicott plantea que en la dependencia del bebé con el objeto al inicio de la vida está marcada por un "núcleo envuelto en una cáscara". Ello refiere a la característica de que el falso self recubre al verdadero. Mientras que el verdadero se relaciona con la existencia y la potencialidad creativa; el falso self recubre intermediando entre el verdadero y el medio ambiente. Pero, a la vez en los casos patológicos, el falso self indica una falla del entorno: el individuo se convierte en un falso sí mismo. De
este modo podemos hablar de un verdadero self, pero también de uno falso necesario y de uno falso patológico. La diferencia entre los dos últimos obedece a respuestas defensivas hacia el entorno, lo que trae aparejado la relación que se establece entre existencia y mundo.
Cuando se menciona al verdadero self en Winnicott se entiende que éste refiere a la integridad y a la vivencia creativa. La madre medio ambiente suficientemente buena responde a la omnipotencia primitiva del bebe (de que es él quien crea al objeto) y le da sentido, es la madre quien debe significar la creación del bebé. Es decir que el verdadero self cobra vida a través de la realidad viviente que la madre permite: la repetición del gesto espontáneo es lo que da cabida a la simbolización. La ilusión y la creación propias de la omnipotencia derivan luego en el jugar y en el imaginar: así el verdadero self da sentido paulatinamente a lo real del mundo y a los acontecimientos que se establecen en él. La realidad interna que es propia del verdadero self otorga una relación individual con los objetos del mundo. El verdadero self es espontáneo, y los acontecimientos del mundo se han acordado a esta espontaneidad a causa de la adaptación producida por una madre suficientemente buena.
El falso self se enfrenta a una ardua tarea: proteger al verdadero self en su creatividad y hacer las veces de él en caso de un ambiente traumatizante. Ambas son de cualidades distintas. La primera se sostiene en la idea de que un falso self es necesario para la existencia del verdadero. Winnicott lo justifica en la frase de que "es imposible andar por el mundo con el corazón en la mano"11. La experiencia del sí mismo se evidencia en todo caso en los actos creadores: en la medida que jugar es hacer, el verdadero self se expresa en la creatividad misma. Al falso self, en este caso necesario, le corresponde buscar las condiciones de posibilidad de la expresión del self verdadero. Esto nos da la pauta de un falso self ambiental: aparece en la vida cotidiana, es hacia afuera y observable. Por mantener las relaciones de sociabilidad (pautas de conducta) se sostiene sobre identificaciones que indican una manifestación social y educada. De ello resulta que en cierta medida el falso self necesario es un límite a la omnipotencia del individuo.
Sin embargo, así como el falso self se relaciona con el entorno, el tipo de relación que éste establezca con el bebé será el factor de producción de un self falso patológico. Esto indica una falla del entorno12. La madre se torna ineficaz y falla en la respuesta del gesto espontáneo, ya sea no sancionándolo o imponiendo el propio. De ser así, de la relación madre-hijo se establece una primera relación objetal no integrada y una sumisión de parte del niño como respuesta a la incapacidad de la madre. Así se detiene el proceso de simbolización. Winnicott entiende que dicho bloqueo implica un riesgo de muerte: no se trata de la existencia creativa con objetos del mundo, sino de sobrevivir mediante un forzamiento de una falsa existencia. La sumisión a los imperativos del medio ambiente lleva al individuo a fingir una ficción de la realidad mediante identificaciones superficiales semejantes a la imitación: la imagen que Winnicott utiliza es la del actor que confunde su papel con el de la realidad. Ello conlleva una sensación de irrealidad y futilidad. No se trata de bordear al ser verdadero, sino de esconderlo. La hostilidad del mundo ha fraccionado el sentimiento de la continuidad de la existencia. El falso self ha tomado la posta en el engaño.
Así el concepto de falso self patológico cobra sentido mediante la operación de intrusión o trauma. Nuevamente hay que hacer aquí dos distinciones un trauma entendido como "normal" y un trauma "patológico". El concepto de trauma implica tomar relación con la dependencia del individuo a los factores externos. El trauma es una falla relativa a la dependencia, es aquello que quiebra la idealización de un objeto por el odio de un individuo reactivo frente la falla de ese objeto en su función.
Sin embargo, hay un aspecto normal del trauma: la madre está siempre "traumatizando" dentro de un marco de adaptación y así el bebé pasa de la dependencia absoluta a la relativa. El sentido de lo "distinto de mí" depende de que en la madre opere la habilidad para percibir la capacidad de su hijo de emplear nuevos mecanismos mentales. Esto luego se extiende a ambos progenitores, a la familia y a la sociedad en general. En este sentido el ambiente es adaptativo y desadaptativo cuya finalidad es pasar de la dependencia hacia la gradual independencia
La variable patógena del trauma se inscribe como la destrucción de la pureza de la experiencia individual a raíz de la intrusión de un hecho real demasiado súbito e impredecible, y el odio que genera en el individuo. Si se rompe el equilibrio entre el entorno y la capacidad del bebé para soportarlo, la función del falso self patológico será la de proteger y ocultar al verdadero a costa del individuo mismo.

3. Conclusiones: Heidegger y Winnicott en diálogo
Uno de los obstáculos que aparece cuando se compara la filosofía de Heidegger y el psicoanálisis de Winnicott radica en cómo articular las pretensiones de radicalidad ontológica de la analítica existenciaria y los conceptos orientadores de la clínica winnicottiana. Esta dificultad
se presenta de un modo muy claro en la concepción de la subjetividad implicada en las nociones de verdadero y falso self, por un lado, y propiedad e impropiedad por otro. Toda la filosofía de Heidegger se orienta a combatir argumentativamente contra un esquema ontológico como punto de partida incuestionado para interpretar el vínculo entre el hombre y el mundo. Heidegger se opone decididamente a una caracterización del ser del hombre como interioridad, a la descripción del mundo como una naturaleza dada exterior, y al conocimiento como una relación que establece un puente entre la inmanencia y la trascendencia. Cualquier esquema que distinga entre un "adentro" y un "afuera" es inválido para expresar la original exterioridad del Dasein.
La pregunta que nos planteamos es ¿cómo conciliar la apertura (Erschlossenheit) del Dasein implicada en las nociones de propiedad e impropiedad con la afirmación de Winnicott de que el verdadero self está en el interior respecto del falso self? La primera estrategia de comparación es relativizar el hiperbólico rechazo que Heidegger hace de la oposición adentro y afuera. No toda relación espacial de interioridad y exterioridad presuponen un esquema de subjetividad vs. objetividad. El adentro y el afuera pueden ser vistos como roles subjetivos que designan el funcionamiento de la subjetividad en el contexto de la vida pública.
Desde esta perspectiva tanto Heidegger como Winnicott hablan de un adentro y un afuera. En el caso del Dasein impropio la vida enmascarada no es más que la vida pública (Öffentlichkeit). Esta noción implica una exterioridad respecto de la propiedad, a saber, la exterioridad de vivir enfrascado en las múltiples tareas que le ofrece el mundo bajo la dictadura de una identidad anónima. Los términos espaciales "adentro" y "afuera" no mientan aquí regiones ontológicas caracterizadas por la inmanencia y la trascendencial, sino roles subjetivos relativos que pueden ser parafraseados así: afuera (vida pública anónima) vs. adentro (vida individual y personal).
En el caso de Winnicott sucede exactamente lo mismo. La idea de juego puede ser un hilo conductor interesante para validar esta interpretación. Ya en otro trabajo abordamos esta problemática ((...), 2008). El fenómeno del jugar da cuenta de un acontecimiento en el que el adentro y el afuera están integrados de un modo paradójico en un espacio que no está ni afuera ni adentro, pero que al mismo tiempo los implica. En la relación con el mundo hay, para Winnicott, dos roles bien diferenciados: el del verdadero self y el del falso. Al igual que la propiedad, el verdadero self mienta la espontaneidad del existir tal como Heidegger definía el sentido de realización (Vollzugssinn) en los años veinte. El falso self, por su parte, tiene una relación de exterioridad respecto del verdadero. Al igual que la impropiedad su función es eminentemente social. El falso self socorre al verdadero, lo protege de las amenazas de la vida social y también lo libera de las ocupaciones y faenas cotidianas. De este modo queda libre para la creatividad.
La concepción de la identidad humana en ambos pensadores es fundamentalmente la misma: lo propio y originario del hombre es la potencialidad, la capacidad de desplegar diferentes posibilidades. No todas las posibilidades tienen el mismo valor. El criterio para diferenciar los tipos de posibilidades son las nociones de verdad y falsedad. En Winnicott estos conceptos no están tematizados ni problematizados tal como se hace en la filosofía. En cambio Heidegger se ocupó permanentemente de reflexionar sobre estos conceptos. En el contexto de la filosofía de Sein und Zeit ser verdadero y falso designan dos modos de conducirse el Dasein (el hombre) respecto de sí mismo y las cosas. En la verdad se revela a sí mismo y al mundo. Mientras que el ser falso es una forma de desfiguración, de ocultamiento. Ambos autores establecen un vínculo necesario entre verdad y subjetividad cuya formulación más clara son las nociones de propiedad e impropiedad y verdadero y falso self.
Ahora bien, creemos que uno de los aspectos más interesante para establecer una comparación entre Heidegger y Winnicott son las nociones impropiedad inauténtica y el falso self patológico. En el punto 1 de nuestro trabajo nos referimos a la distinción que Heidegger hace en diferentes momentos entre una versión auténtica e inauténtica de la propiedad y la impropiedad. En su comentario monumental a Sein und Zeit F.W. von Herrmann se refiere a esta distinción, pero sólo propone una interpretación formal: la inautenticidad y la autenticidad darían cuenta de la apariencia (Schein) y la fenomenalidad de las dos posibilidades fundamentales del Dasein. Es decir, una impropiedad auténtica es una impropiedad tal como se muestra (fenómeno). En cambio una impropiedad inauténtica es una impropiedad que se muestra como lo que no es, aparente (Von Herrmann, 2008: 58- 59). Esta interpretación es excesivamente formal y no arriesga ninguna hipótesis que haga avanzar al texto. Por otra parte, el traductor al español de Sein und Zeit, Eduardo Rivera, agrega una nota explicativa que tiene un valor tautológico: "Se refiere a que el comprender propio sea genuinamente propio, pleno y verdaderamente. Y lo mismo vale, mutatis mutandis del comprender impropio" (Heidegger, 1997b: nota del traductor * de la página 170).
Nuestra propuesta radica en valernos de la noción winnicottiana de falso self patológico para interpretar el carácter inauténtico de la impropiedad. De este modo tendríamos un criterio para darle un c ontenido preciso a las nociones de autenticidad e inautenticidad. Ciertamente que nos basamos en la lección de Heidegger del semenestre de verano de 1927 citada más arriba donde utiliza la palabra "patológico" y extravagante" para señalar dos rasgos del carácter inauténtico de la impropiedad.
Tal como señalamos en el punto 2 de nuestro trabajo, Winnicott distingue dos tipos de falso self, uno necesario y otro patológico. Esta distinción es importantísima y muy fecunda. La necesidad del falso self radica en su carácter inevitable. Cada vez que la subjetividad entra en contacto con el mundo social necesita de una máscara para protegerse del entorno y para mantenerse libre y creativo. Esta falsedad no encierra ningún rasgo traumático. Es simplemente una acomodación imprescindible a las variables sociales del mundo circundante. Pero no toda adaptación a las exigencias de la vida social tiene el mismo valor. Winnicott introduce una variación patológica de la misma que surge cuando la hostilidad del entorno es de tal grado que el verdadero self, por decirlo así, no alcanza a encontrar ninguna máscara para convivir con el mundo y se ve obligado a ocultarse. El verdadero self no halla ninguna vía para manifestarse y permanentemente se vale del falso self para habitar en la esfera pública. El trauma del ocultamiento es una figura patológica cuya sentido es el siguiente: el individuo no se experimenta como vivo y real en ningún contexto, se comporta como aquellos actores que siempre se ven obligados a actuar.
Esta lectura de la patología de la identidad es, a nuestro juicio, la que está implicada en el uso que Heidegger hace del par de contrarios "inautenticidad y autenticidad". Sostenemos que dichos términos pueden traducirse válidamente por los términos winnicottianos "patológico y necesario". El ensimismamiento del que está encerrado y perdido en sus propios pensamientos (impropiedad inauténtica) se distingue de la exterioridad del que vive alienado y disperso en las múltiples ocupaciones del mundo (impropiedad auténtica). Esta distinción es del orden de la enfermedad y necesidad. Winnicott en su trabajo "La deformación del ego en términos de verdadero y falso self" ilustra el falso self patológico mediante el caso del suicida, que ve en el mundo una amenaza tal que para protegerlo de aquella, lo arranca del mundo mediante la muerte (Winnicott, 1960). El suicidio sería una versión extrema de una patología de la impropiedad inauténtica. En cambio, la impropiedad auténtica es la del que se olvida de sí mismo porque se identifica plenamente con las tareas del mundo. La necesidad del falso self radica en la función que tiene la impropiedad en el contexto de la identidad del Dasein. El mundo es tentador para el Dasein, señala Heidegger. La tentación significa que el mundo le presta un auxilio. Lo exime de la responsabilidad de existir por sí mismo. De este modo el Dasein impropio se aligera de la carga de la vida. Aquí no hay ninguna patología, sino una auténtica necesidad de la vida. En cierto sentido la autenticidad de la impropiedad se corresponde con la noción winnicotiana de sanidad. Esto mismo se infiere del uso que Heidegger hace de la palabra patológico. En efecto, si la impropiedad inauténtica es extravagante y patológica, está implícito en el vocabulario mismo que el contrario de esta posibilidad es lo sano y cotidiano.

Notas

1 Entre ellos se destacan el de Loparic (1999), el de Mills (1997) y el de Soares Santos (2007).
Las traducciones del alemán son de Adrián Bertorello

2 Sobre la posibilidad de hablar de una subjetividad no metafísica en la filosofía de Heidegger entre los años 1919 y 1927 ver (Bertorello, 2001, 2005, 2006a, 2006b, 2007 y 2008).

3 Así lo dice expresamente Heidegger: "El sentido realizativo surge de la espontaneidad del sí mismo. En tanto él es de un modo intensamente vivo, la vida originaria es existente [...] El último fenómeno [el sentido realizativo] es la espontaneidad del sí mismo viviente, a partir del cual se puede extraer el sentido fundamental de "existencia". Este sentido fundamental de la realización del sí mismo en su vida da al sentido de «existencia« su significación originaria (...) De aquí se puede comprender el sentido de la realidad en todas las capas de la vida" (Heidegger, 1992: 260-261).

4 En la lección del semestre de verano de 1920 Phänomenologie der Anschauung und des Ausdrucks afirma: "El sí mismo en la realización actual de la experiencia de la vida, el sí mismo en la experiencia de sí mismo, es la realidad originaria (Urwirklichkeit) [...] Toda realidad recibe su sentido originario por medio del cuidado (Bekümmerung) de sí mismo" (Heidegger, 1993: 173)

5 Esta referencia a las diferentes acciones se puede ver en la lección del semestre de verano de 1925 Prolegomena zur Geschichte des Zeitbegriffs. Aquí Heidegger se refiere a la identidad impropia, pero hace una afirmación general sobre el sentido de la identidad cotidiana, que no necesariamente es impropia: "Ya se señaló que en lo inmediato y regular de la ocupación cotidiana el respectivo Dasein es siempre aquello que practica (betreiben). Uno mismo es lo que uno hace (...) Uno es zapatero, sastre, maestro, bancario" (Heidegger, 1994b: 336) (subrayado en el original).

6 En la lección Logik. Die Frage nach der Wahrheit del semestre de invierno de 1925/1926 afirma: "Para la aclaración de este fenómeno de la unidad del Dasein son importantes los modos mencionados de la propiedad y la impropiedad, que además se cruzan con el modo de la autenticidad (Echtheit) y la inautenticidad (Unechtheit). Hay una propiedad inauténtica, es decir, un estar consigo mismo inauténtico, y hay una auténtica impropiedad, es decir, un auténtico, perderse a sí mismo que se desarrolla a partir del concreto y respectivo Dasein" (Heidegger, 1995b: 226-227). En Sein und Zeit (1927) vuelve a insistir sobre esta distinción: "El comprender propio como así también el impropio pueden ser a su vez auténticos o inauténticos" (Heidegger, 1986: 136).

7 "La espontaneidad y el impulso auténtico creador sólo pueden provenir del verdadero self, y para que ello ocurra, el falso self se ocupa de las funciones defensivas" (Winnicott: 1993, 61)

8 En El desarrollo de la familia y el individuo establece que: "se desarrolla a partir un proceso de integración donde la psiquis y el soma han llegado a una suerte de acuerdo reciproco (...) al año ya se han desarrollado claramente los rudimentos de la mente, pues ésta se relaciona con el soma y el funcionamiento corporal, y la mente depende de la existencia y el funcionamiento de esas partes del cerebro que se desarrollan después que las partes de la psiquis primitiva" (Winnicott: 2006, 19). En esta línea el yo, para decirlo de manera abreviada, se relaciona con los procesos de desarrollo de personalización, integración y unidad de las partes psique-soma. Es el sentido que le da Winnicott al yo-corporal

9 "Cuando se dice que un bebé es dependiente, y al comienzo lo es absolutamente, se deduce que el ambiente no puede ser sino significativo, ya que constituye una parte del bebé (...) Un bebé es un fenómeno complejo, que incluye su potencial pero también al ambiente" (Winnicott: 1993, 301)

10 "El impulso creador es algo que se puede entender como una cosa en sí misma, que por supuesto requiere del artista, pero también lo que se encuentra presente cuando cualquiera (mujer, niño, adolescente, anciano, hombre) contempla algo en forma saludable o hace una cosa de manera deliberada, como ensuciarse en sus propias heces o continuar el acto de llorar para gozar con un sonido musical" (Winnicott , 2007: 98)

11 Cuando en Deformación del ego en términos de verdadero y falso self establece que el self en condiciones verdadero normales puede someterse sin exponerse; se entiende que por sometimiento se refiere a aceptar las variables sociales del mundo circundante, no a su vertiente patológica

12 "Al principio el trauma implica un derrumbe en el ámbito de la confiabilidad del ambiente en la etapa de dependencia casi absoluta. Dicho derrumbe se manifiesta en una falla o falla relativa en la instauración de la estructura de la personalidad" (Winnicott: 1993, 178)

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Fecha de recepción: 20 de marzo de 2009
Fecha de aceptación: 6 de junio de 2009

 

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