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Revista de historia americana y argentina

versión On-line ISSN 2314-1549

Rev. hist. am. argent. vol.47 no.1 Mendoza ene./jun. 2012

 

ARTÍCULOS DE HISTORIA ARGENTINA

El paisaje vitivinícola. Identificación y caracterización. Mendoza, Argentina1

 

Silvia Augusta Cirvini y Lorena Manzini

INCIHUSA-CONICET scirvini@mendoza-conicet.gob.ar

INCIHUSA-CONICET lmanzini@mendoza-conicet.gob.ar Argentina

Recibido: 1-XII-2011.
Aceptado: 7-IV-2012.

 


RESUMEN

El artículo condensa los avances de una primera etapa de identificación y caracterización del paisaje del vino desde su condición de bien patrimonial, en el Área Metropolitana de Mendoza. Se busca evaluar su potencialidad como recurso, fundamentar su valoración como paisaje cultural a partir de los usos nuevos adquiridos o los antiguos que se mantienen dentro del marco de un desarrollo local sostenible. También, ampliar la mirada de las categorías de bienes arquitectónicos con la de paisaje y de sistemas patrimoniales, para potenciar su conversión como recurso cultural, y facilitar la interpretación y valoración turística.
La metodología combina tres dimensiones de análisis, en cada una de las unidades de paisaje: el conocimiento histórico acerca de la producción del territorio, los datos provenientes de nuestros inventarios de edificios y sitios patrimoniales y los nuevos datos a construir a partir de la observación directa y la lectura de los componentes del paisaje.

Palabras claves: Paisaje Vitivinícola; Patrimonio cultural; Unidades del Paisaje; Sistemas Patrimoniales

ABSTRACT

The aim of this paper aims to identify and develop an initial characterization of landscape of wine, from his position as cultural heritage, related to the set of buildings that constitute the wine cultural heritage in the Metropolitan Area of Mendoza. It aims to assess its potential as a resource, support its values as a cultural landscape from new uses ancient acquired or maintained within the framework of sustainable local development.

Key words: Wine landscape; Cultural heritage; Landscape units; Heritage systems.


 

INTRODUCCIÓN

Este artículo condensa los avances de la primera etapa de un proyecto donde nos proponemos identificar y desarrollar una primera caracterización del paisaje del vino, desde su condición de paisaje como bien patrimonial, articulado con el conjunto de bienes que constituyen el patrimonio vitivinícola en el Área Metropolitana de Mendoza. Esta reúne los departamentos de Ciudad, Godoy Cruz, Guaymallén, Luján de Cuyo, Las Heras y Maipú.


Gráfico 1

Se busca evaluar su potencialidad como recurso, fundamentar su valoración como paisaje cultural a partir de los usos nuevos adquiridos o los antiguos que se mantienen dentro del marco de un desarrollo local sostenible2.
Si bien la vitivinicultura en la provincia de Mendoza Argentina data de tiempos coloniales, son escasos los testimonios materiales de este período en el presente, por haber quedado reducidos a marcas o huellas en el territorio que sólo una decodificación especializada puede transformar en mensaje. La casi totalidad de los edificios y sitios patrimoniales de grandes y pequeños conjuntos que se conservan en la actualidad pertenecen al período de la primera modernización de esta agroindustria y a su crisis de expansión (1880-1950).
En Mendoza, la vitivinicultura a escala industrial desarrollada a partir de las últimas décadas del siglo XIX, reorganizó espacialmente el territorio, como espacio productivo, social y simbólico. La explotación intensiva del suelo agrícola - resultado del monocultivo de la vid - determinó la multiplicación de pequeñas propiedades estructuradas sobre un sistema de regadío de oasis. El patrimonio de la producción, resultado de esta primera modernización tecnológica y cultural de la vitivinicultura, abarca un conjunto complejo y heterogéneo de obras y bienes que se ubican tanto en el ámbito rural como urbano, y que pertenece tanto a la actividad agrícola como a la industrial y de servicios.
Las cíclicas crisis de la industria vitivinícola, agravadas en el último tercio del siglo XX hasta el extremo de llevar a la quiebra sistemática a grandes establecimientos, pusieron en serio riesgo de pérdida a un vasto conjunto de bienes vinculados. Como estos establecimientos estaban conectados a la red ferroviaria, la paralización y el desmantelamiento del sistema ferroviario fueron otros factores que acentuaron el deterioro y las mutaciones del paisaje del vino en la región.
Sin embargo, la vitivinicultura en Mendoza es una agroindustria que atraviesa desde los años 90 del siglo XX una nueva modernización, no sólo tecnológica y económica sino también cultural. Se han perdido antiguas áreas cultivadas bajo la presión inmobiliaria de los barrios privados y ha crecido el área cultivada en nuevas zonas vitivinícolas (Valle de Uco). De hecho, el área cultivada con uvas finas y varietales ha crecido notablemente en los últimos años, por la acción de capitales extranjeros que han invertido en antiguos y nuevos establecimientos. La reconversión vitivinícola ha transformado el paisaje, aportando elementos novedosos y desdibujando otros. Este fenómeno está generando un impacto cultural y ambiental, tanto en la sociedad como en el territorio provincial que requiere de un análisis particular. En toda acción de protección y ordenamiento del paisaje, es necesario considerar qué es lo que hay que mantener para enriquecer su valor patrimonial preservando las relaciones que han hecho que este bien tenga valor: es decir el paisaje cuenta una historia, es una narración inserta dentro de la cultura, una construcción conjunta y cambiante que si bien no puede dejar de transformarse tiene que mantener su espesor histórico.
La labor de nuestro equipo está dirigida a ampliar la mirada de las categorías de bienes arquitectónicos con la de paisaje, y los sistemas patrimoniales. La labor realizada parte de considerar al paisaje como cualquier parte del territorio, tal como es percibida por las poblaciones, cuyo carácter resulta de la acción de factores naturales y/o humanos y de sus interrelaciones3, al mismo tiempo de concebirlo como un patrimonio en permanente construcción y transformación. Articular paisaje y patrimonio cultural posibilita una lectura integrada, enriquecida, tanto de los bienes como del territorio que los contiene y significa, lo cual esperamos potenciará su conversión como recurso cultural y permitirá facilitar y potenciar la interpretación, valoración y hasta su activación turística.

EL PAISAJE DEL VINO ENTENDIDO COMO PATRIMONIO CULTURAL

Desde su origen en el siglo XIX, el turismo ha utilizado el paisaje como atractivo principal. En la actualidad a los paisajes naturales se suma el disfrute de los paisajes culturales, entendidos como las diferentes manifestaciones de la interacción entre el hombre y el medio ambiente. El paisaje es así el resultado de la combinación de los aspectos naturales, históricos, funcionales y culturales.
La consideración del valor patrimonial del paisaje nos lleva a evaluarlo como un importante recurso. Asimismo, como bien cultural, el paisaje es un documento que nos explica la historia y la cultura de un territorio, ya que es manifestación geográfica de la vida de los pueblos que lo transforman.
Según la Convención del Patrimonio Mundial4 se pueden definir tres categorías de paisajes culturales.
La primera es la de los paisajes creados por el hombre y definidos claramente, ya que son espacios construidos para el deleite y la contemplación. Se trata por lo general de jardines y parques que en muchos casos están unidos a otros monumentos o espacios monumentales.
La segunda clasificación de paisajes son los evolutivos que se han ido transformando por la acción colectiva y mantienen los recuerdos del pasado en su intervención sobre el territorio, manifestando su aspecto dinámico, y que son característicos y definitorios. Son los paisajes agrícolas, forestales y ganaderos que responden a la evolución social, técnica y económica de esas tierras.
A su vez, en esta segunda categoría, se distinguen dos tipos: los paisajes vestigio y los paisajes activos. Los primeros, son aquellos que representan un espacio fósil transformado que ya ha concluido su modificación. Un ejemplo de esto podrían ser las zonas mineras que reflejan el uso del territorio para un proceso extractivo y su incidencia en la orografía, los caminos, la arquitectura, y que hoy son solo un vestigio de esa acción en el pasado. El paisaje activo es el que mantiene la actividad y sufre la evolución continuada debido a las acciones de sus habitantes en sus formas de vida tradicional. En este tipo se encuentran los paisajes del vino.
Por último, la tercera categoría se conoce como paisaje cultural asociado aquel en el que se encuentran manifestaciones religiosas, rituales o culturales asociadas al territorio, y que su población es consciente de ellas. Refiere por ejemplo a todos los centros ceremoniales de los grupos indígenas.
En el caso que nos ocupa del Área Metropolitana de Mendoza, y referido al paisaje del vino, no buscamos paisajes excepcionales o paradigmáticos, sino más bien identificar, para preservar unidades de paisaje que poseen multitud de valores si se toman en su conjunto y no considerándolos por áreas o parcelas. El análisis global del paisaje es el que otorga ese carácter de valor patrimonial. Nos interesa describir para valorizar estos espacios comunes y naturalizados por la experiencia cotidiana en el oasis, en los que se observa la interacción continuada entre el hombre y la naturaleza; no buscamos espacios destacados o de gran belleza, sino el conjunto de un territorio que tiene una unidad en su paisaje por poseer una unidad cultural y un relato que remite a una historia compartida. En este marco el paisaje vinculado a la agroindustria vitivinícola en la región es un tipo particular de paisaje evolutivo activo de gran valor como recurso en lo que se denomina el turismo del vino. Este renovado espacio de la economía y del desarrollo local es, a la vez turismo cultural, turismo rural y turismo temático5.
El turismo del vino en la región necesita integrar nuevos recursos ya que, en la actualidad, la visita a la bodega no puede ser el único atractivo sobre el que gravite toda una actividad turística. De allí que sea tan importante identificar esos espacios singulares, otorgarles valor a partir de la caracterización de sus componentes, con las sucesivas mutaciones que el tiempo fue aportando a su fisonomía y estructura. De este modo, se los puede proteger y, entonces, convertir en recursos turísticos, integrados en las Rutas del Turismo del Vino de la región.

PROPUESTA METODOLÓGICA

Para trabajar sobre el paisaje del vino hemos formulado una propuesta que parte y se apoya en los resultados y datos construidos en proyectos anteriores del equipo6. Esta base de conocimiento y experiencia nos permite identificar áreas sobre las cuales diseñar recorridos programados para caracterizar estas unidades de paisaje. Por otro lado, el conocimiento histórico de la industria vitivinícola permite formular hipótesis acerca de lo que podemos hallar en el territorio. Esto es, el saber histórico opera como una herramienta indispensable de comprensión de las diversas capas que se superponen en lo que vemos hoy como paisaje. En un camino de doble circulación, vamos al territorio a buscar indicios, signos y marcas de posibles paisajes de diferentes tiempos y, a su vez, buscamos datar y explicar elementos significativos del paisaje actual para hacer posible su lectura contextual.
El proyecto en el cual se enmarca este artículo define el modo de captación de los paisajes dentro de las rutas e itinerarios.
Básicamente establecemos dos modos de observación del paisaje en rutas culturales: la primera es desde un recorrido dinámico (vehículo, bicicleta, caminata), y la segunda desde la visita a un sitio, establecimiento o edificio donde el paisaje enmarca y otorga significado adicional al sitio.
Cada uno de los casos elegidos para representar estas unidades de paisaje serán identificados, georreferenciados, registrados (fotos y filmaciones) y fichados a partir del siguiente esquema:

ETAPAS DE LA VITIVINICULTURA Y EL PAISAJE DEL VINO

Los diversos requerimientos propios de cada etapa de la vitivinicultura local dejaron su impronta en el territorio, lo transformaron, conformaron e incorporaron elementos que hoy se conjugan y superponen en el paisaje del vino. Es por ello que la identificación y conocimiento histórico de las etapas vitivinícolas nos guiará en la detección y lectura contextual las diversas capas y sus elementos que componen el paisaje en estudio.
Las etapas que podemos identificar en la vitivinicultura de la región son:

1) Protoindustrial: Desde el siglo XVI, con la colonización española y la llegada de las primeras órdenes religiosas, la vitivinicultura -como actividad económica y práctica cultural- fue trasladada a la región y adaptada a las condiciones locales. La producción tiende a satisfacer el mercado local y las necesidades de los escasos pobladores de las ciudades del actual territorio argentino. Este período puede subdividirse en dos momentos: la etapa colonial y la que abarca desde 1830 hasta 1885. En esta última se produjo la transición del modelo productivo ganadero- molinero al vitivinícola capitalista decimonónico.

2) Industrialización y primera modernización: Este período comprende un primer momento de intenso crecimiento de la actividad vitivinícola que se desarrolla entre 1885 y 1930. Se caracterizó por un vertiginoso crecimiento que estuvo impulsado por políticas de liberalismo económico, las grandes obras de irrigación, la importación de tecnología, el protagonismo de la gran inmigración europea y las nuevas comunicaciones, en particular el ferrocarril. Una segunda etapa, entre 1930 y 1990, corresponde a la expansión (territorial y económica) del modelo productivo y a su crisis. Resulta importante destacar que el comienzo de la crisis del modelo fue hacia 1970 y se desencadena finalmente en 1990.

3) Crisis y segunda modernización: La vitivinicultura manifestó una sostenida situación crítica entre 1970 y 1990 como consecuencia de la sobreproducción de vinos de baja calidad, la estrechez de mercados y el colapso de grandes establecimientos de empresas familiares tradicionales. A partir de la última década del siglo XX, se desarrolla una nueva etapa de modernización (que aún continúa) que se caracteriza por una marcada orientación hacia vinos de gran calidad, que apuntan al mercado nacional e internacional y exaltan la identidad territorial y la producción varietal.

CARACTERIZACIÓN DEL PAISAJE PROTOINDUSTRIAL: PANQUEHUA, DEPARTAMENTO DE LAS HERAS

El paisaje que definimos como protoindustrial vitivinícola es el que presenta elementos y características propios de la actividad productiva local y del marco contextual edilicio e infraestructura correspondiente al lapso comprendido desde aproximadamente 1830 hasta 1885. En este período de tiempo se produce la conformación del modelo productivo ganadero - molinero y su posterior transición al modelo productivo agro industrial vitivinícola capitalista.

Elementos del paisaje protoindustrial vitivinícola

Los elementos del paisaje originario de esta época que han perdurado en el tiempo, nos vinculan al marco productivo y contextual del siglo XIX. Éstos son muy escasos, ya sea, por el gran terremoto de 1861 que destruyó la mayoría de los testimonios construidos, como por las transformaciones generadas ante los requerimientos de la primera modernización vitivinícola. No obstante, en el Departamento de Las Heras se encuentra el establecimiento vitivinícola de Bodegas y Viñedos Panquehua cuyos propietarios han respetado en el transcurso del tiempo elementos y características propios del paisaje correspondiente a la etapa protoindustrial. En sus orígenes, fue una hacienda ganadera conocida como La hacienda de los potreros, la que paulatinamente se fue transformando en un establecimiento vitivinícola.
La propiedad se ubica en el distrito de Panquehua, al oeste de la zona urbana de Las Heras. El crecimiento de la urbanización se ha extendido hasta ocupar las inmediaciones de la propiedad. El establecimiento se localiza sobre una planicie, y posee como marco de fondo hacia el oeste del conjunto, unas cerrilladas y la precordillera. Desde el frente del establecimiento, se observan hileras de álamos que acompañan tanto el camino de acceso al espacio central del casco de la hacienda como en los caminos internos que dividen el espacio cultivado de la propiedad. También, se encuentran presentes restos de muros bajos de tapia que separan áreas del conjunto.
El casco de la hacienda está retirado 530mts de la calle de acceso, se encuentra rodeado de terrenos cultivados con viñas, olivos, frutales, como también incultos con vegetación autóctona, en menor escala. La foto de abajo muestra el camino de acceso visto desde el frente de la propiedad.


Foto 1

Las unidades funcionales que componen el establecimiento y que se observan en la actualidad son: un casco de hacienda organizado en torno a un espacio central en donde se ubican la casa patronal (reconstruida inmediatamente después del terremoto de 1861) de estilo correspondiente a la arquitectura vernácula del siglo XIX con un pequeño jardín; la casa del administrador y las oficinas de la administración (construidas en 1910) de estilo neoclásico tardío; el oratorio de estilo neogótico (destruido por el terremoto y reconstruido a principio del siglo XX); viviendas para la servidumbre donde también se encuentran talleres y depósitos de estilo arquitectura vernácula siglo XIX y restos de los antiguos corrales y tambo. La foto siguiente corresponde al espacio central del casco de la hacienda:


Foto 2

Detrás del conjunto edilicio organizado en torno al espacio central de la hacienda se ubica la bodega vitivinícola, cuyos cuerpos productivos también se disponen en torno a un patio de maniobras. Las naves, que datan de 1856 y 1896, poseen estilo poscolonial; las de principios del siglo XX tienen características de arquitectura vernácula del siglo XX. La superficie cultivada se encuentra a su alrededor. La foto que observamos a continuación corresponde al patio de maniobras y a los dos cuerpos productivos de bodega más antiguos como se observan en la actualidad:


Foto 3

Hacia el sur de la propiedad se ubican las ruinas de un molino hidráulico harinero con su fábrica de fideos de estilo poscolonial. En el lugar se pueden observar restos del canal donde circulaba el agua para generar fuerza motriz.
Los espacios centrales y los caminos internos de la propiedad organizan y vinculan tanto las edificaciones como las plantaciones estructurando el conjunto. La superficie cultivada se encuentra subdividida en forma geométrica, y se delimitan sus fracciones a través de caminos que, en general, se encuentran arbolados en sus laterales. También se pueden observar algunos muros bajos de tapia como divisiones de estas áreas, como por ejemplo en el antiguo corral y un tramo del camino interno que comunica el molino con el espacio central de la hacienda.
Los caminos internos principales son dos. El longitudinal Norte - Sur vincula el molino harinero, el casco de la hacienda y su espacio central, los antiguos corrales, el playón de maniobras de las viviendas para obreros y las plantaciones. El camino interno transversal Este - Oeste vincula la calle de acceso a la propiedad, el espacio de circulación central del casco de la hacienda el patio de maniobras de la bodega y la superficie cultivada al oeste de la propiedad. El límite noroeste de la propiedad es acompañado por un camino interno y una hijuela de riego que provee de agua al establecimiento. La siguiente foto corresponde a una vista de las tapias del antiguo corral.


Foto 4

Lectura de los elementos del paisaje del vino protoindustrial

Los elementos que se observan en Bodegas y Viñedos Panquehua son huellas de un marco productivo y contextual cuyo origen se remonta a las primeras décadas del siglo XIX. En ese momento, ante una profunda crisis de la vitivinicultura colonial, Mendoza reorientó su economía hacia la venta de ganado a Chile, lo que originó un cambio agrícola subordinado a este comercio, junto a la actividad molinera y la elaboración de vino como producción complementaria7.
Este tipo de economía produjo profundos cambios en el paisaje agrícola local. La venta de ganado a Chile hizo necesario el cultivo de grandes extensiones de forrajeras, donde los alfalfares fueron los cultivos predominantes. La vid se cultivaba en estos prados junto con la alfalfa de una manera extensiva para no entorpecer el cultivo de la misma. También se encontraban presentes las plantaciones de trigo necesarias para elaborar harinas.
En general, los terrenos donde se desarrolló la actividad agrícola se ubicaban agrupados en la capital y la periferia rural. Estos poseían disponibilidad de agua, cuya estructura de riego (de herencia indígena con aportes hispánicos), era operada con tecnologías que comprendían precarias tomas de aguas en ríos y arroyos para derivarla a canales y acequias. Las divisiones de las propiedades podían ser de muros de tapia y trincheras de álamos8.
Estos terrenos cultivados eran parte de las haciendas o fincas agrarias, que agruparon diversas actividades y brindaron respuestas espaciales tanto a las necesidades habitacionales como productivas en función del terreno y del clima de Mendoza. Las actividades productivas atendían a la subsistencia familiar cuyos excedentes se comercializaban. Estas construcciones fueron influenciadas por la disponibilidad de materiales, y por los conocimientos técnicos constructivos y vitivinícolas propios de la época.
Las haciendas se encontraban vinculadas con las superficies cultivadas, con los cursos de agua y los caminos comerciales. Sus edificaciones se agrupaban y organizaban en torno a espacios centrales de circulación y reunión conformando un conjunto edilicio introvertido y protegido, que funcionaba como eje en la organización del espacio agrícola de la propiedad y como lugares de referencia (hitos) en el territorio local. Las bodegas y los molinos harineros en esta época fueron parte de estos conjuntos. Los molinos eran elementos significativos del paisaje ya sea por sus dimensiones (doble altura) como por su funcionalidad9.
José Benito González, vecino local de la época compró la Hacienda de los potreros en 1826. La hacienda ya tenía todas las unidades funcionales correspondientes a la mencionada actividad ganadera y de subsistencia. De ellas destacamos el molino, corrales, huertas, frutales, maestranza, reparación carpintería, herrería, casa de trato o gran almacén, tambo, locales destinados a la matanza, depósito de carne, potreros de alfalfa, bodega de producción artesanal e incipiente, viviendas para alojamiento de peones y la servidumbre, depósitos, galpones. A estas construcciones se le sumaban la casa de la familia y el oratorio. La organización de estas unidades funcionales se efectuó en torno del espacio central de circulación conformando el casco del conjunto, separados de los límites de la propiedad, en donde convergía y se distribuía la red viaria del establecimiento.
Hacia 1856, en respuesta a las necesidades del resurgimiento de la producción vitivinícola, se levantó el primer gran cuerpo de bodega con muro de tapias y techo de tijerales, con un lagar en el costado oeste. Posteriormente, en 1896, ante la necesidad de ampliar la bodega, se construyó un segundo cuerpo yuxtapuesto al anterior y de idénticas características. Los potreros fueron reemplazados paulatinamente por viñas de diferentes variedades.
El terremoto de 1861 afectó la casa y el oratorio. La vivienda patronal fue inmediatamente reconstruida, y el oratorio con la casa del párroco, a principios del siglo XX.
El aumento de la producción ante la nueva demanda, propia del auge de la primera modernización vitivinícola, requirió de sucesivas ampliaciones, y nuevas unidades funcionales que permitieran adaptar un establecimiento con características de la época protoindustrial a las necesidades productivas de la primera modernización vitivinícola. Esto motivó en la primera década del siglo XX, la construcción de tres cuerpos de bodega con muros de piedra, y hacia la segunda década del siglo XX, la edificación de un cuerpo más de tierra cruda. A ellos se les agregaron, además, otras unidades funcionales como salas para lagares, sala de filtros, laboratorio y galerías distribuidas y organizadas en torno de un patio de maniobras. Es importante mencionar que en 1910, se edificó en el conjunto la casa del administrador y la administración. Posteriormente, en la década de 1960 correspondiente al momento de expansión económica de la primera modernización de la vitivinicultura, se incorporó al establecimiento un gran galpón destinado a uso vitivinícola, de techo parabólico, donde antiguamente se ubicaba el edificio de matanza.
En síntesis, la mirada histórica sobre los elementos presentes que constituyen el establecimiento en estudio nos permitió vislumbrar el paisaje protoindustrial del siglo XIX producto del modelo económico ganadero, cerealero y su etapa de transición a la vitivinicultura moderna. Como, también, la adaptación al modelo de la primera modernización vitivinícola sin cambiar el carácter decimonónico de su origen.
Por consiguiente podríamos decir que el paisaje del vino protoindustrial en la actualidad, se puede identificar y diferenciar de los otros paisajes vitivinícolas ya que presenta los siguientes aspectos:

  • El espacio agrícola posee edificios tanto productivos como habitacionales que datan de la primera mitad del siglo XIX.
  • Se observan elementos y edificios en donde se desarrollaron diversas actividades productivas en paralelo a la vitivinicultura, como molinos, tambos, corrales y antiguos sistemas de riego.
  • El espacio agrícola se encuentra estructurado en torno a la antigua función de haciendas y no entorno a las bodegas. Las bodegas ocupan un rol complementario en el complejo.
  • El conjunto edilicio, o casco de la hacienda se encuentra organizado de una forma introvertida en torno a un espacio central. Los elementos que pueden presentar mayor jerarquía son la casa familiar y un oratorio.
  • Sobre el espacio central del casco de la hacienda convergen los caminos principales que estructuran la propiedad y vinculan los diversos edificios en donde se desarrollaban las actividades productivas. Se pueden presentar restos de muros bajos divisorios de tapia que acompañan estos caminos y que dividían los sectores de la propiedad.
  • El casco de la hacienda en la actualidad se encuentra separado de las vías de circulación y rodeado de cultivos.
  • Se observan restos del antiguo camino que vinculaba la hacienda de Panquehua con el valle de Uspallata, donde los propietarios tenían otros potreros de engorde; y con el destino final del ganado, la República de Chile.

CARACTERIZACIÓN DEL PAISAJE DE LA INDUSTRIALIZACIÓN Y PRIMERA MODERNIZACIÓN (1885-1990)

El paisaje que definimos como de la Industrialización y primera modernización vitivinícola que se observa en la actualidad, es el que presenta elementos y características propios de la actividad productiva local y del marco contextual edilicio e infraestructura correspondiente al lapso comprendido desde 1885 hasta 1990. En este extenso período se produce el crecimiento y expansión del modelo productivo agroindustrial vitivinícola capitalista. Este se caracterizó por la presencia dominante de viñedos y establecimientos vitivinícolas con bodegas mecanizadas. Podríamos decir, que la primera modernización vitivinícola se identificó por una búsqueda de elaboración de vino en cantidad con una rápida expedición y de baja calidad, destinada en general al consumo interno. Los requerimientos productivos mencionados ocasionaron una paulatina especialización del espacio agrícola y de las edificaciones e infraestructuras necesarias, reestructurando el territorio local. De la observación de los elementos constitutivos del paisaje de la primera modernización y que aún se mantienen, detectamos que presenta dos etapas principales. La primera es la que corresponde al intenso crecimiento vitivinícola que abarca el período desde 1885 hasta aproximadamente la crisis de 1930. La segunda es la que consideramos de expansión vitivinícola que se extiende hasta 1990 como ya fue mencionado anteriormente, en el punto 3.

Caracterización de la primera etapa del paisaje industrial vitivinícola (1885 - 1930). El caso de los distritos de Coquimbito y Russell - Departamento de Maipú

La mayoría de los viñedos y establecimientos vitivinícolas de la primera modernización se concentraron en el Área Metropolitana de Mendoza. Los distritos de Coquimbito y Russell en el Departamento de Maipú son de carácter eminentemente agrícolas, y poseen una estructura territorial con presencia de edificaciones e infraestructura caminera y de riego que han perdurado en el tiempo y datan de las primeras décadas del siglo XX. Si bien los establecimientos vitivinícolas que permanecen han adaptado y transformado las técnicas de cultivos de la vid, los procesos de elaboración y las edificaciones acordes a las nuevas exigencias de la vitivinicultura del siglo XXI, han mantenido elementos propios del paisaje del vino de fines del siglo XIX y principio de siglo XX. Los carriles Urquiza, Montecaseros, Mitre, Morón, Roca y Espejo, entre tantos otros, son ejemplos que conservan diversos rasgos de la etapa de intenso crecimiento propio de la primera modernización vitivinícola local.

Elementos del paisaje de la primera etapa industrial vitivinícola

Coquimbito y Russell son distritos de producción agrícola del departamento de Maipú. Su terreno es llano y posee el marco de la montaña al oeste. Son colindantes al este y sur con la ciudad de Maipú, y los canales Pescara y Chachingo atraviesan su territorio.
Los principales elementos a observar que pertenecen a la etapa del crecimiento vitivinícola son: la red de riego en relación a la caminera y a los forestales; predios de cultivos intensivos (viñas, olivos frutales); trincheras de álamos como barrera protectora del viento; la división de la tierra en predios geométricos, rectangulares y de reducidas dimensiones; la red ferroviaria y vial en relación con los establecimientos vitivinícolas; las características materiales y organización de los edificios y elementos que componen los establecimientos (bodegas, casas patronales, chimeneas, etc.); las casas patronales en relación con los jardines; y viviendas para obreros en relación con los establecimientos; y viviendas rurales en las viñas junto a los caminos. A continuación mostramos algunos de estos elementos en las siguientes fotos de Bodega La Rural ubicada en el Carril Montecaseros en Coquimbito:


Fotos 5

Los edificios que pertenecen a este período pueden poseer características materiales propias de la arquitectura vernácula del siglo XIX, XX, arquitectura italianizante, modernismo, pintoresquismo, entre otras.
La red de riego se estructura a través de canales, hijuelas y acequias por donde se lleva el agua a las propiedades; estos cursos de agua generalmente se acompañan tanto por tramos de árboles como por caminos. Los árboles a los costados de los caminos en trayectos entrelazan sus copas formando bóvedas verdes.
Los establecimientos vitivinícolas en conjunción a los caminos fueron causantes de poblamientos en su entorno. En esta época comienzan a manifestarse poblaciones localizadas en los márgenes de los caminos. En la actualidad el sector poblado sobre el carril Urquiza mantiene el carácter de organización lineal. No obstante, es importante destacar que en la primera etapa en estudio comienza el crecimiento urbano tanto lineal como en pequeños poblados, pero su mayor desarrollo y consolidación se presenta en la etapa de expansión vitivinícola después de 1930.

Lectura de los elementos del paisaje de la primera etapa industrial vitivinícola

Los elementos que se observan en los distritos de Coquimbito y Russell en torno a los carriles Urquiza, Montecaseros, Mitre, Morón, Roca y Espejo, entre otros, son huellas de un marco productivo y contextual que inició lentamente en 1870 y se transformó en vertiginoso con la habilitación del ferrocarril en 188510. Este crecimiento se vio favorecido por la introducción y consolidación de las redes camineras, de ferrocarril y de riego. La red de distribución de riego ya mencionada, permite que el agua corra en sentido de la pendiente de escurrimiento del terreno y a su vez es acompañada por caminos para facilitar su mantenimiento. Sobre los márgenes de los cursos de agua junto a las calles se plantaron árboles de diversas especies, las más frecuentes fueron álamos carolinos, y criollos como también sauces etc., como se puede observar en el carril Montecaseros a metros de Bodega La Rural.
En ciertos tramos, estos árboles entrecruzan las ramas superiores formando verdaderos túneles otorgando sombra y fresco en verano y se tiñen de colores ocres en otoño, como podemos observar en la foto de calle Urquiza con álamos carolinos en el acceso a Bodega familia Di Tommaso.


Foto 6

La división de la tierra que se observa en el paisaje de la primera modernización se caracteriza mayoritariamente por tener predios geométricos, rectangulares y de pequeñas dimensiones. En los límites que dan al sur de las propiedades, se pueden observar tramos de barreras de álamos que sirven como cortinas de protección frente al viento. Ejemplo de estas barreras se pueden detectar en los carriles y rutas de Russell como por ejemplo los carriles carril Maza y Espejo entre tantos otros.
Los requerimientos del mercado interno de elaboración de vino en grandes cantidades y de rápida expedición requirieron de una nueva tipología de bodega que pudiera afrontar las necesidades productivas modernas. Esto dio origen a conjuntos o complejos edilicios denominados establecimientos vitivinícolas que requirieron de construcciones con fines tanto habitacionales como productivas. Las bodegas integrantes de estos conjuntos son los cuerpos productivos en donde se desarrolla la actividad vinícola. El resto de las edificaciones cumplen un rol de soporte para dicha actividad como las casas patronales, de obreros, talleres, depósitos, sala de máquinas, etc. Como ejemplo de estos establecimientos que se observan en el paisaje actual y datan de esta época, destacamos a: Bodega familia Di Tommaso (1869), Bodega La Rural (1889), y Antigua Bodega La Superiora actual Kyoshin Trading S.A (1910c) entre otras.
En sus inicios, generalmente las bodegas comenzaban con una o dos naves yuxtapuestas, agregando posteriores en la medida de las necesidades. Es por ello que la magnitud de los establecimientos es directamente proporcional a la cantidad de naves que posee.
La ubicación de la bodega en el predio posee un lazo directo con las redes de circulación caminera y ferroviaria. Esta última se encuentra en la actualidad en desuso. La mencionada conexión surge porque la bodega necesita ingresar materia prima para elaborar y/o fraccionar vino y distribuir rápidamente el producto terminado en los centros de comercio y consumo; es por ello que los establecimientos de esta época se encuentran a escasos metros del camino de acceso. A su vez, estos requerimientos motivaron que muchos de los grandes conjuntos vitivinícolas tuvieran sus propios ramales de ferrocarril que llegaban hasta las bodegas para traer materia prima y efectuar la expedición del vino a granel a los centros de consumo. Un testimonio de esta época en el paisaje actual es la estación de ferrocarril Coquimbito junto las bodegas aledañas que antiguamente presentaban sus propios ramales.


Foto 7

Las edificaciones que componen las bodegas se organizan en torno a patios de maniobras. Esto generó un máximo aprovechamiento de la superficie disponible en los terrenos donde se situaban aquéllas, y se priorizaron circulaciones cortas.
En cuanto a la materialidad de las bodegas, la urgencia de grandes espacios motivó la aplicación de materiales y técnicas constructivas que contribuyeran a tal fin. Esto produjo edificaciones de dimensiones que sobrepasaron la altura media de los edificios del entorno, poseedores de una calidad constructiva y técnica que los transformó en verdaderos hitos del lugar y representantes del progreso económico industrial mendocino frente al país y al mundo.
El tipo de cultivo intensivo de la vid requirió de trabajo y control constante, lo que generó la necesidad de la instalación tanto de los propietarios, como de obreros en los establecimientos. Las casas patronales se vincularon con la zona productiva del establecimiento, pero a su vez mantuvieron su independencia. Éstas, desde un principio, poseyeron jardines y huertas, pero con el transcurrir de los años los establecimientos de mayor jerarquía las construyeron rodeadas de jardines que las jerarquizaban en el entorno y, a su vez, permitían la separación de las funciones productivas de las del habitar dentro del establecimiento. Un claro ejemplo de esta característica es la casona patronal de la antigua bodega La Superiora en el distrito de Russel, en el carril Espejo, cuya foto observamos a continuación:


Foto 8

En cambio, no todos los establecimientos poseyeron viviendas para obreros. Esto ocasionó que se fueran originando caseríos, pequeños poblados cercanos a las bodegas en las márgenes de los caminos que brindaban servicios a los trabajadores. En el caso de bodega La Rural el establecimiento contaba con viviendas para obreros y trabajadores de diferentes categorías, cuyas fotos mostramos a continuación:


Fotos 9

A fines del siglo XIX y principio del XX las maquinas generadoras de fuerza motriz eran las calderas de vapor; éstas requerían de esbeltas chimeneas que se transformaron en verdaderos hitos del paisaje vitivinícola decimonónico. Un ejemplo que se puede observar en el paisaje en estudio pertenece a Bodega La Rural cuya foto ya expusimos en hojas anteriores.
La materialidad de las bodegas como de las casonas patronales de esta época responden a los gustos estéticos vinculados con los materiales y las técnicas constructivas disponibles en cada momento, de la mano del saber y de la herencia cultural que poseían los constructores. A su vez la ornamentación de las fachadas de estos edificios trasluce una forma de vincularse con el contexto social, económico y cultural de los propietarios del establecimiento.
Para reconocer las características materiales predominantes en bodegas y casonas, propias del paisaje del vino correspondiente a la primera etapa de la industrialización vitivinícola seleccionamos tres ejemplos: Bodega de la familia Di Tommaso, Bodega La Rural y antigua Bodega La Superiora.
La bodega de la familia Di Tommaso posee características constructivas de la arquitectura vernácula del siglo XIX11. La bodega La Rural se compone de naves con características de arquitectura vernácula del siglo XIX, XX y arquitectura italianizante o neoclásico tardío12; en cambio, la casona patronal de la misma firma posee características de la arquitectura vernácula del siglo XX. Finalmente, los cuerpos productivos de la antigua bodega La Superiora tiene características del modernismo13, y la casa patronal, del estilo pintoresquista14, cuya foto ya mostramos anteriormente.
La observación de los materiales de los edificios que componen el paisaje vitivinícola nos permite ubicarlos en el tiempo y vislumbrar cómo fue el crecimiento de los establecimientos vitivinícolas.
Por lo consiguiente, el paisaje del vino de la primera etapa industrial vitivinícola se puede identificar actualmente de acuerdo con los siguientes aspectos principales:

  • El espacio agrícola posee edificios tanto productivos como habitacionales que datan de fines del siglo XIX y las primeras décadas del XX. Sus características principales corresponden a la arquitectura vernácula del siglo XIX, XX, arquitectura italianizante, modernista, pintoresquista, como sus principales exponentes.
  • La red de riego, la caminera y los forestales se encuentran estrechamente vinculados a los establecimientos vitivinícolas, y juntos van estructurando el espacio agrícola, cuyo parcelamiento tiene mayoritariamente forma regular y de pequeñas dimensiones.
  • La presencia de túneles verdes en los caminos formados por los forestales que acompañan los cursos de agua.
  • Los establecimientos vitivinícolas son conjuntos edilicios especializados y mecanizados donde la elaboración del vino es la actividad principal. Los edificios que lo componen se encuentran organizados en torno a patios de maniobras directamente vinculados a la red caminera; las viñas se ubican a sus espaldas y/o laterales.
  • Los elementos principales que componen los establecimientos vitivinícolas son los cuerpos productivos yuxtapuestos de bodega y la casona patronal. Estos pueden presentar viviendas para obreros y chimeneas.
  • Las casas patronales de los establecimientos de mayor magnitud están rodeadas de grandes jardines que las jerarquizan y separan frente a las actividades funcionales productivas.
  • Los terrenos donde se cultiva la vid poseen casas rurales destinadas a los trabajadores encargados del cuidado de las plantaciones. Estas últimas también se encuentran directamente vinculadas a la red caminera.
  • Las bodegas poseen en sus cercanías poblados de características lineales que acompañan los caminos.

Caracterización de la segunda etapa del paisaje industrial vitivinícola (1930-1990). El caso de Barrancas en el Departamento de Maipú

Las características principales del paisaje del vino de la primera modernización sentaron sus bases en su primera etapa (1885 - 1930); en los años siguientes, la vitivinicultura, con momentos de auges y crisis, continuó su desarrollo consolidándose hasta que, en 1970, el modelo comenzó su crisis final la cual desencadenó la segunda modernización vitivinícola, a fines de siglo XX.

Elementos del paisaje de la segunda etapa industrial vitivinícola

El ejemplo que hemos seleccionado para analizar esta época es el distrito de Barrancas en Maipú. Esto se debe a que en su paisaje se encuentran elementos tanto de la etapa anterior como la correspondiente expansión de la época en estudio, en especial sobre la ruta Nº 14. El distrito de Barrancas se caracteriza por tener como límite al norte el rio Mendoza, y como su nombre lo indica posee una topografía irregular con presencia de barrancas.
Su territorio tiene sectores cultivados de oasis como también terrenos incultos quedando a la vista la tensión desierto - oasis propio de nuestra región, como en la ruta Nº 14.
La zona con características de la primera etapa de crecimiento vitivinícola es donde se ubica la capilla del Rosario y sus inmediaciones. En torno a ella, se ha desarrollado un pueblo agrícola, cuyo centro tiene características de poblado lineal y las construcciones poseen rasgos de arquitectura vernácula del siglo XIX y XX. Los árboles se encuentran en las márgenes de las calles, y las viñas junto a plantaciones de olivos y frutales ocupan el espacio cultivado. La bodega Flichman es un establecimiento fundamental en el desarrollo de esta zona. A continuación mostramos una foto de la Capilla del Rosario en la actualidad y calles características del lugar y el centro del poblado.


Fotos 10

Los elementos propios del paisaje de la segunda etapa industrial vitivinícola se observan particularmente en la ruta Nº 14. Las características generales de esta época (que trascienden a las que se observan en Barrancas) se manifiestan en el crecimiento de los establecimientos ya fundados; en la incorporación de grandes tanques externos a los cuerpos productivos que consolidaron la producción de masa; en el cambio de los estilos en las fachadas de las bodegas; en la incorporación de los edificios de administración en los establecimientos; en la ausencia de casas patronales en las nuevas bodegas; en la consolidación de los poblados obreros cercanos a los establecimientos, y en las viviendas rurales para los trabajadores encargados de las viñas.

Lectura de los elementos del paisaje de la segunda etapa industrial vitivinícola

El desarrollo industrial generó que los establecimientos vitivinícolas con rasgos de la primera modernización llegaran a su máxima expresión. Las naves y piletas de vinificación de las bodegas aumentaron paulatinamente de tamaño como también el tamaño de los predios cultivados de viñas y olivares.
El crecimiento de la materialidad de las bodegas fue posible por los avances en las técnicas y difusión de los materiales constructivos como el ladrillo y el hormigón armado entre otros. En general, las bodegas ya construidas transformaron sus fachadas de acuerdo con los nuevos estilos referentes en cada momento como por ejemplo el art decó en las décadas de 1930 - 1940 aproximadamente15. Otras bodegas se construyeron con estilo racionalista16 y las posteriores con techos parabólicos metálicos. En Barrancas, la bodega Flichman, levantada en 1910, fue paulatinamente adaptándose a las nuevas exigencias.
En los establecimientos fue desapareciendo la imagen del patrón y su vivienda. Estas últimas son sustituidas por la administración. Los obreros se localizaron en barrios cercanos a las bodegas; y los caseríos lineales ubicados en las márgenes de los caminos se consolidaron como también las viviendas de los trabajadores encargados de las viñas.
A continuación mostramos la foto satelital de un caserío con carácter lineal, sobre la Ruta Nº 14, y una casa rural junto a las viñas.


Fotos 11

Por lo tanto, el paisaje del vino de la etapa de estudio en la actualidad, se puede identificar de acuerdo a los siguientes aspectos principales:

  • La adaptación y crecimiento de los viejos establecimientos a las nuevas exigencias productivas y estilísticas.
  • Parcelas cultivadas con vides y olivos de mayores dimensiones.
  • Las bodegas construidas después de 1930 pueden poseer estilos diversos como el racionalismo, el funcionalismo, etc.
  • La incorporación de la administración a los conjuntos y la desaparición de la casa patronal en los nuevos establecimientos.
  • La consolidación de pueblos obreros y caseríos lineales en las inmediaciones de los establecimientos, como también la consolidación de las viviendas rurales de los obreros encargados de las viñas.

CARACTERIZACIÓN DEL PAISAJE DE LA SEGUNDA MODERNIZACIÓN VITIVINÍCOLA (DESDE 1990 HASTA LA ACTUALIDAD). EL CASO DE LA RUTA NACIONAL N° 7 DE LUJÁN DE CUYO

Los nuevos requerimientos que inician esta etapa a fines del siglo XX son diametralmente opuestos a las del modelo anterior; es decir se tiende a priorizar la producción de cepas finas para elaborar vinos de alta gama, para exportar. Ello motivó, entre otros enfoques, el cultivo de vides en nuevos terrenos ubicados en el piedemonte a mayor altura (Valle de Uco, terrenos de la Ruta Nacional Nº 7 y otros lugares) en busca de mejores condiciones climáticas para elaborar vinos de alta calidad. A ello se le suma la introducción de las exigencias del turismo enológico. En consecuencia, se produce una nueva especialización del espacio agrícola y de las edificaciones e infraestructuras necesarias, reestructurando e introduciendo cambios al territorio local.
Este nuevo modelo productivo transformó la vitivinicultura local y ha influido directamente en el paisaje al que denominamos de la segunda modernización vitivinícola.

Los elementos y lectura del paisaje del vino de la segunda modernización vitivinícola

El sector que hemos seleccionado del Departamento de Luján de Cuyo, que posee características del paisaje de la segunda modernización, corresponde a los terrenos de la Ruta Nacional Nº 7 en especial los que se encuentran aledaños de la Refinería de Luján de Cuyo.
Estos terrenos se ubican próximos al piedemonte, poseen mayor altura, con el marco imponente de la montaña al oeste. Las bodegas poseen características materiales que le otorgan una imagen única y propia. En su materialidad se conjugan materiales y tecnologías constructivas de punta. Éstas le dan respuestas a las exigencias productivas de elaboración del vino de alta calidad y a las correspondientes al turismo cultural y al márquetin actual.
Las bodegas se localizan alejadas de las vías de circulación y se encuentran rodeadas de viñedos, cuyo riego es generalmente por goteo o aspersión.
A continuación mostramos la foto de Bodega Séptima y sus viñedos en la Ruta Nº7, que nos permite detectar características del paisaje del vino correspondiente a la segunda modernización.


Foto 12

CONCLUSIÓN

En el presente artículo, nos propusimos efectuar una primera identificación y caracterización del paisaje del vino, desde su condición de patrimonial, articulado con el conjunto de bienes que constituyen el patrimonio vitivinícola en el Área Metropolitana de Mendoza. Para ello, se analizaron cuatro casos paisajísticos vinculados directamente con etapas históricas vitivinícolas. El caso correspondiente a la etapa protoindustrial vitivinícola se focalizó en Panquehua específicamente el establecimiento Bodegas y Viñedos Panquehua en el Departamento de Las Heras. En cambio, la segunda etapa analizada en torno al paisaje vitivinícola de la primera modernización poseyó dos casos de estudios: el primero correspondió al período de 1885 - 1930 cuyo centro de análisis fueron los distritos de Coquimbito y Russell en el Departamento de Maipú; y el segundo caso de estudio fue el distrito de Barrancas, como representante del período que versa desde 1930 hasta 1990. En cuanto al cuarto y último caso de estudio correspondió al paisaje del vino de la Ruta Nacional Nº 7 en la zona aledaña a la refinería de Luján de Cuyo, imbuida con las características de la segunda modernización vitivinícola considerada desde 1990 hasta la actualidad. No obstante, los casos analizados no constituyen todavía, un corpus de análisis que nos admita establecer suficientes generalizaciones en torno al tema de estudio.
En consecuencia, consideramos que hemos realizado solo un acercamiento introductorio en el reconocimiento de los elementos que constituyen el paisaje vitivinícola local y su correspondiente lectura. Quedan pendientes numerosos temas por analizar que nos permitan profundizar tanto los elementos y relaciones constitutivas del paisaje del vino, como la comprensión de los procesos evolutivos y la dinámica de las transformaciones del paisaje en estudio.
En síntesis, es nuestro anhelo que este tema sea enriquecido desde otras miradas disciplinares, ya que consideramos que así podremos comprender en mayor profundidad el carácter del paisaje del vino de nuestra región y su valor como patrimonio cultural.

NOTAS

1 El presente artículo es una versión ampliada y corregida de la ponencia titulada: "El paisaje del vino cómo patrimonio cultural de la región. Evaluación y valoración, Mendoza, Argentina". Esta fue presentada y debatida en el marco del II Jornadas Interdisciplinarias de Investigaciones Regionales "Enfoques para la Historia", en Mendoza, Argentina. Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales (INCIHUSA) CONICET efectuada del 29 al 30 de agosto de 2011.

2 Este trabajo se enmarca en el desarrollo del PICT 2008 N° 0484 (2010-2013), dirigido por Silvia A. Cirvini en INCIHUSA Conicet y financiados por la ANPCYT.

3 Convención Europea del Paisaje, 2000.

4 UNESCO, 2000.

5 Elías Pastor, 2006

6 Proyecto de investigación: Bienes culturales y Desarrollo Local, bases de un plan de manejo del patrimonio cultural ambiental del Gran Mendoza - PICT 13-14022. A cargo de la Dra. Silvia Cirvini. Los resultados parciales de este proyecto se publicaron en Cirvini, Silvia Augusta y otros. (2009). Patrimonio Arquitectónico del Área Metropolitana de Mendoza. - 1ª ed., Consejo Nacional Investigaciones Científicas Técnicas - CONICET. Buenos Aires. CD-ROM. ISBN 978-950-692-082-1-1. Arquitectura. I. Título - CDD 720.

7 Richard Jorba, 2006: 80

8 Ponte, 2005

9 Premat, 2007: 123-126. Es importante destacar para la comprensión de la materialidad de las bodegas locales, que Mendoza perteneció a la Capitanía General de Chile hasta 1776, por lo tanto, la construcción de las haciendas y las bodegas manifestaron algunas similitudes y diferencias con las haciendas chilenas. Es importante destacar que las diferencias giraban en torno de la forma, el espacio y las tecnologías constructivas empleadas; esto se debe, según Premat, a las variantes geográficas, económicas y de disponibilidad de materiales constructivos en los diferentes lugares.
También se recomienda para enriquecer el conocimiento en torno de la vitivinicultura y bodega chilena a Del Pozo, 1999: 47-49. La recomendación se funda en que el autor explica el sistema productivo de la viña y de la producción del vino en Chile tomando como fuente a los testimonios efectuados por viajeros como Miers, hacia 1826.

10 Richard Jorba, 2000: p114. El autor manifiesta que la inserción de Argentina como país productor de materias primas al sistema económico global capitalista industrial hegemonizado por Gran Bretaña produjo la especialización agroindustrial de las economías regionales extrapampeanas en el país.

11 Arq. Vernácula siglo XIX (1850/1900) y XX (1900/1950): Son construcciones en tierra cuyas fachadas y plantas tienden a una modulación y simetrías, con escasa ornamentación, son de baja altura, aberturas pequeñas, techos inclinados, galerías de madera y uso indiferenciado de los espacios. La diferencia entre la arquitectura vernácula del siglo XIX con la del XX, es que esta última es una arquitectura de tierra con mixtura de nuevos materiales

12 Neoclásico tardío (1861/1910): Esta corriente arquitectónica se manifestó en las construcciones edificadas entre 1861 hasta 1910, cuyo estilo corresponde a la llamada corriente italianizante o neorrenacimiento italiano que se desarrolla en el marco del eclecticismo historicista imperante a nivel nacional, cuyo material constructivo característico fue el ladrillo aplicado en las fachadas.

13 Modernismo (1900/1920): El modernismo es un estilo aplicado a las viviendas, que surge a fines del siglo XIX y principio del XX, intenta crear un arte nuevo rompiendo con los estilos dominantes de la época como el eclecticismo. Esta estética trata de crear una nueva donde predomina la inspiración en la naturaleza con incorporación de novedades obtenidas de la revolución industrial, como el uso del hierro y cristal. Esta corriente posee diversas variantes, de ellas destacamos el Catalán, y Floreale, entre otros

14 Pintoresquismo (1900/1955): Esta corriente se compone por un lado, de la arquitectura pintoresca correspondiente a las variantes regionales europeas como el Normando y el Inglés. Se caracterizó por vincularse con la naturaleza a través de la presencia de galerías, con uso expresivo de materiales como la piedra y madera a la vista, en conjunción con revoques blancos, uso de arcos y techos con pendientes y juego de volúmenes

15 Art Decó (1925/1950): Es la corriente que comienza a manifestarse en 1925 hasta 1950. Significó sólo una novedad decorativa en las fachadas de bodegas. Esta es una vertiente del Art Nouveau, que se caracterizó por la decoración geométrica que se observa en las terminaciones escalonadas de los frontis en las bodegas.

16 Racionalismo (1930-1955): Esta corriente arquitectónica comienza a manifestarse en construcciones desde 1930 hasta 1955. Se caracteriza por abolir totalmente la decoración en las construcciones. Se buscan juegos de volúmenes de formas geométricas con liso revoque blanco o gris.

FUENTE

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