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Anuario de investigaciones

versión On-line ISSN 1851-1686

Anu. investig. v.12  Ciudad Autónoma de Buenos Aires ene./dic. 2005

 

SALUD, EPIDEMIOLOGÍA Y PREVENCIÓN

Estudio exploratorio sobre la presencia del consumo de sustancias psicoactivas en niños entre 10 y 12 años y en sus padres o adultos responsables

Preliminary study about the presence of the use of psychoactive substances among children between ten and twelve years old and in their parents or responsible adults

Slapak, Sara1; Grigoravicius, Marcelo2

1 Directora del proyecto de investigación UBACyT P051 "Evaluación de Cambio Psíquico de niños en psicoterapia psicoanalítica" Directora de beca de doctorado UBACyT "Contexto Familiar y Consumo de Sustancias Psicoactivas en niños entre 10 y 12 años".
2 Becario de Doctorado UBACyT Tema: "Contexto Familiar y Consumo de Sustancias Psicoactivas en niños entre y años".

Resumen
Se presentan los resultados preliminares de un estudio cuyo propósito es indagar la presencia del consumo de sustancias psicoactivas en niños entre 10 y años y en sus padres o adultos responsables.
Metodología: Muestras: niños de a años que reciben asistencia psicoterapéutica en una unidad de docencia en servicio de una cátedra universitaria; padres o adultos responsables de dichos niños.
Instrumentos: CORIN. Fuente: CONICET. Cuestionario que indaga hábitos de consumo en los adultos. Anamnesis a los adultos. Protocolo de datos sociodemográficos.
Conclusiones: Se registra consumo ocasional de alcohol durante el año de administración del instrumento entre los niños. De la misma manera, se observa un consumo habitual de diversas sustancias psicoactivas en su entorno familiar. Se concluye que el consumo ocasional de alcohol en los niños no se encuentra relacionado con su sintomatología, sino más bien con las características del contexto familiar.

Palabras Clave: Sustancias Psicoactivas; Niños; Padres o Adultos Responsables.

Abstract
This paper presents the preliminaries results of a study which purpose is to inquire the presence of the use of psychoactive substances among children between ten and twelve years old and in their parents or responsible adults.
Methodology: Samples: Children between ten and twelve years old that receive psychotherapeutical assistance in an academic unit in a service witch belongs to an university chair; parents or responsible adults of these children.
Tools: CORIN. Source: CONICET. Questionnaire that inquires about consume habits in the adults. Adults anamnesis. Sociodemographic data protocol.
Conclusions: During the year of the administration of the instrument, it is registred an occasional consume of alcohol among the children. In the same way, it is observed a habitual consume of diverse psychoactive substances in their family context. It is concluded that the occasionally use of alcohol in children it is not related with their sinthomatology, but with the characteristics of their family context.

Keywords: Psychoactive Substances; Children; Parents or Responsible Adults.

Introducción:

En este artículo se presentan algunos resultados preliminares de un estudio exploratorio cuyo propósito es indagar la presencia del consumo de sustancias psicoactivas en niños entre 10 y 12 años de edad, como así también en los padres o adultos responsables de esos niños1. Son niños escolarizados que reciben asistencia psicoterapéutica en una unidad de docencia en servicio situada en la zona sur del conurbano bonaerense, derivados por las escuelas de la zona por presentar conductas violentas, problemas de aprendizaje u otros motivos; sus padres o adultos responsables se incluyen simultáneamente en grupos de orientación.
Se consideran sustancias psicoactivas todas aquellas sustancias que una vez introducidas por diversas vías en el organismo, actúan directa o indirectamente sobre el sistema nervioso central (S.N.C.) -mayoritariamente sobre el cerebro- modificando la actividad mental, produciendo cambios en el comportamiento, los senti-mientos, las percepciones y los estados de ánimo de una persona. Esta clasificación comprende un amplio agrupamiento, que abarca sustancias legales (como el tabaco y el alcohol) y sustancias ilegales (prohibidas o reguladas por múltiples convenciones y tratados internacionales); las sustancias psicoactivas son clasificadas a su vez, de acuerdo a su principal efecto psicofisiológico (depresoras del S.N.C., estimulantes del S.N.C., alucinógenas, entre otras).
Los conceptos de uso y abuso se establecen en función del consumo que se hace de dichas sustancias. El uso es entendido como las experiencias ocasionales o excepcionales con las sustancias y el abuso se encuentra definido según los criterios diagnósticos del DSM IV como un "patrón desadaptativo de consumo de sustancias que conlleva un deterioro o malestar clínicamente signifi-cativos" (A.P.A., 1994).
Las investigaciones psicológicas sobre uso y abuso de sustancias psicoactivas se centran en la adolescencia y la adultez (Míguez, H.; 1998); sin embargo, diversos estudios señalan que la edad en la cual los individuos se inician en el consumo de sustancias psicoactivas está descendiendo cada vez más, indicando que la edad promedio de inicio del consumo y abuso de sustancias se sitúa en los años de edad. Para determinadas sustancias como los inhalantes, la edad de inicio es aún anterior, situando como edad promedio los 10 años; un estudio realizado en Nueva York, revela que un 6% de niños de escuelas los consumen habitualmente (Grimson, R.; 2001; Pappalardo, M.; 1999).
Entre los escasos estudios existentes sobre consumo de sustancias en etapas previas a la adolescencia, resultan de interés algunas investigaciones en niños escolarizados realizadas en España. Se destaca una de ellas que señala que, entre los niños de 8º año de la Escuela General Básica (E.G.B.), -niños entre y 14 años-, existe un 60% que ha consumido alcohol alguna vez en su vida; de ellos un 2% reconoce beber a diario y un 10% lo hace por lo menos una vez a la semana, situando la edad promedio del inicio del consumo en los años de edad. En cuanto a las actitudes de estos niños, un 53% considera que el consumo de alcohol no es un problema social, y el 47% de ellos califica como "normal" a la persona que bebe habitualmente (Aguilar, S.; et al; 1995). Otro estudio español llevado a cabo, esta vez entre niños de 7º año de E.G.B., -niños entre y 13 años- señala que el 49,5% de ellos ha bebido alcohol alguna vez. Se observa que un considerable porcentaje lo hace por lo menos una vez a la semana; entre ellos, se registra que un 4,4% bebe cerveza con cierta regularidad, un 2,9% bebe vino también con cierta regularidad, y un 1,1% bebe una copa de licor o más a la semana (Alonso Sanz, C.; et al. ; 1998). En esta misma dirección, se destaca un estudio sobre las actitudes de niños escolarizados entre 11 y 14 años, a partir del cual pudo observarse que los escolares españoles manifiestan una extendida aceptación del consumo de bebidas alcohólicas, siendo el alcohol la droga considerada como menos peligrosa por los niños; se destaca que estos mismos resultados fueron encontrados en diferentes niveles socioeconómicos (Ortega Ruiz, P.; et al; 1993).
La mayoría de esos estudios coinciden en señalar la existencia de ciertas características familiares que acompañan al consumo de sustancias en los niños. Entre ellas se destaca que aquellos niños que viven sólo con uno de sus padres, o con otros familiares, bebieron alcohol en mayor medida que los demás (76% vs 59%). Asimismo, el consumo diario de bebidas alcohólicas en los niños se encuentra asociado a la situación laboral de los padres, ya que se da en el 18% de los niños con padres desocupados frente al 1,5% de los hijos de padres empleados. Se destaca como factor de importancia la existencia del consumo habitual de alcohol en el entorno de los niños; dicho consumo se registra en el 57% de los padres, el 24% de las madres, el 25% de los hermanos y el 38% de los amigos (Aguilar, S.; et al; 1995). En esta misma dirección, un estudio realizado en Perú ha encontrado una alta correlación entre los antecedentes de abuso de alcohol en la familia y el consumo de sustancias psicoactivas en alguno de sus hijos. Sitúa como factores de importancia las migraciones, los fenómenos de aculturación y las muertes tempranas en el seno de la familia, como así también la figura de un padre distante o ausente y, por el contrario, una figura materna calificada como "intrusiva" (Francis, C.; 1991).
Los estudios realizados en nuestro país, en edades anteriores a la adolescencia, son escasos. Entre los más importantes, se destacan los estudios dirigidos por Hugo Míguez, que permitieron por primera vez en Argentina, relevar sistemáticamente el estado de situación sobre el consumo de sustancias psicoactivas en la población escolar, a través de la implantación de un sistema de ventanas epidemiológicas. Estos estudios se realizaron en los últimos años de la E.G.B., -niños entre 12 y 15 años- arrojando como resultado que "un 5% de escolares reconoce un consumo regular de bebidas alcohólicas y el 2% ha probado drogas. Si se toma en cuenta el conjunto de las sustancias psicoactivas, sin considerar el alcohol y el tabaco, la oferta alcanzó a cerca de uno cada diez escolares varones" (Míguez, H.; 1994). Al igual que en otros estudios, se observan diferencias -íntimamente relacionadas con el entorno familiar-, entre los niños que han consumido sustancias psicoactivas y aquellos que no las han probado. Los niños que han consumido alguna sustancia psicoactiva "duplican al resto en respuestas que tienen que ver con no sentirse queridos por su familia, en problemas de incomunicación, de desvalorización en su participación, y en desintegración afectiva" (Míguez, H.; 1994).
Cabe destacar que los estudios realizados en nuestro país, se realizan recién a partir de los años de edad, cuando en algunos casos el consumo ya está instalado. Por ello, es necesario ampliar la franja etárea de la población a estudiar, siendo de suma importancia considerar niños de menor edad aún. Asimismo se requiere incluir en esos estudios al entorno familiar, por su importancia en la formación de la personalidad, sobre todo durante la infancia y la niñez. (Belascuain, M.; 1982). El estudio exploratorio cuyos resultados preliminares se presentan responde a ese enfoque.

Metodología:
A los fines del análisis se utilizó la triangulación de métodos cualitativos y cuantitativos.

Muestras:
• niños y niñas entre 10 y 12 años que reciben psicoterapia en una unidad de docencia en servicio de una cátedra universitaria, que fueron admitidos durante 2002: n= 34; Varones= 24; Mujeres= 10.
• padres o adultos responsables de dichos niños, n=34; Varones= 7; Mujeres= 27.

Instrumentos:
• CORIN (Conducta de riesgo en niños). Fuente: CONICET / Programa de Epidemiología Psiquiátrica (Míguez, H.). Cuestionario conformado por 47 ítemes de respuesta cerrada; indaga consumo de sustancias psicoactivas en niños escolarizados, y actitudes, valores y creencias relacionadas con dicho consumo. Se administró a todos los niños de la muestra.
• Cuestionario a padres o adultos responsables. Instrumento construido en base al CORIN, conformado por 38 ítemes de respuestas cerradas y abiertas. Indaga hábitos de consumo de sustancias psicoactivas, y actitudes, valores y creencias relacionadas con dicho consumo; asimismo indaga la manera de abordar el tema con sus hijos. Se administró a los adultos responsables de los niños incluidos en grupos de orientación.
• Anamnesis (registrada en las historias clínicas de los niños). Administrada a los adultos responsables.
• Protocolo de datos sociodemográficos.

Resultados:

Datos sociodemográficos de los niños y sus familias:
Según los datos relevados en la anamnesis, y que constan en las historias clínicas, 15 niños fueron derivados a la consulta psicológica por presentar conductas violentas y 8 niños presentan problemas de aprendizaje. El resto de los niños fue derivado por otros motivos (estados de angustia, ideación suicida, inhibición, y otros).
En cuanto a la escolaridad, se registra que 13 niños repitieron, al menos, algún año de la E.G.B.; 2 repitieron dos veces, y otros lo hicieron tres veces. Pudo registrarse que 5 niños de la muestra han tenido algún tipo de actividad laboral en el año de administración del instrumento, además de concurrir a la escuela.
En relación al entorno familiar, se registra que 19 niños padecieron o padecen actualmente situaciones de violencia familiar, tanto física como verbal. Asimismo, se observa que en casi la totalidad de las familias se produjeron diversas situaciones de pérdida, ya que 22 niños debieron afrontar la muerte de alguno de sus padres o familiares de su entorno más íntimo, y 15 niños tienen padres separados o divorciados.
En cuanto a la situación laboral, se registra que en 19 familias, por lo menos uno de los padres está desocupado y en 7 familias ambos padres están desocupados.
En cuanto a los antecedentes de consumo de sustancias, se registra que 15 familias tienen algún miembro que presenta problemas de consumo de alcohol o drogas. En la gran mayoría de los casos se trata del padre del niño, y el tipo de sustancia más consumida es el alcohol; en mucha menor medida se registran la marihuana y la cocaína.
Según se registra en las historias clínicas, 6 niños recibieron psicotrópicos alguna vez en su vida por indicación médica; en la mayoría de los casos se trataba de ansiolíticos o anticonvulsivos. De ellos, dos casos continúan con la medicación y en ambos se trata de anticonvulsivos.

Consumo de sustancias psicoactivas en los niños:
n= 34; Varones= 24; Mujeres= 10. La edad promedio de los niños es de 11,08 años. El tamaño de la muestra impide la consideración diferenciada por sexos, como asimismo, la expresión de los valores en términos de porcentaje.
Se registra que 11 casos, tanto niños como niñas, mani-fiestan haber consumido bebidas alcohólicas alguna vez en su vida. Todos los que manifestaron haber bebido alcohol, lo hicieron en el año de administración del instrumento, y 2 niños han bebido en los últimos 30 días previos a la administración. Las bebidas más utilizadas por los niños son la cerveza y la sidra, aunque existe algún caso que ha consumido bebidas blancas. Asimismo se registra un caso que ha fumado tabaco ese año, y uno de los niños manifiesta haber tenido un ofrecimiento de drogas ilegales en esos últimos 12 meses, aunque manifiesta no haberlas probado en esa ocasión; 4 niños afirman haber tenido un amigo o compañero que probó, en ese período, alguna sustancia ilegal, entre ellas marihuana y cocaína.
En relación a las actitudes de los niños frente al consumo de sustancias psicoactivas, cabe destacar que, al indagar la manera en que ayudarían a su madre a sobrellevar una situación de estrés, 8 niños manifiestan que la mejor forma de ayudarla, sería "consiguiéndole pastillas para los nervios".
Respecto de la actitud que adoptarían los niños ante un compañero que consume drogas, la mayoría, esto es 25 niños manifiestan que buscarían ayuda en un adulto, recurriendo en primer lugar a los propios padres y en segundo lugar a los maestros. Si es el propio niño el que se encuentra en problemas, la gran mayoría recurriría a algún miembro de la familia, 14 de ellos manifiestan que recurrirían a su madre, y en segundo lugar hablarían con su padre.
Respecto del apoyo que esperan de la familia, 23 niños sienten que se encuentran apoyados por su familia; sin embargo, 9 niños se sienten apoyados parcialmente y existen 2 casos que manifiestan que nunca se sienten apoyados. Si bien casi todos los niños entrevistados manifiestan que se sienten queridos por su entorno familiar, 13 niños sienten que sólo pueden contar con su familia a veces o nunca; en este sentido 9 niños manifiestan que su familia suele enojarse siempre o casi siempre con ellos "si les va mal en la escuela", y 18 casos manifiestan que su familia suele enojarse ocasionalmente con ellos por ese motivo. Asimismo, su grado de participación en los asuntos familiares es percibida como escasa u ocasional, ya que 19 niños manifiestan que sólo a veces o nunca se los tiene en cuenta para hablar de los problemas, 23 niños expresan que sólo a veces o nunca se los hace participar de la toma de decisiones, y 17 niños afirman que sólo a veces o nunca comparten el fin de semana con su familia.
Sus padres hablan con poca frecuencia con ellos sobre los problemas que ocasionan el cigarrillo y el alcohol; 12 niños expresan que sus madres sólo lo hacen ocasionalmente, y 8 niños manifiestan que sus madres no lo hacen nunca; en cuanto a sus padres varones, 12 niños manifiestan que ellos sólo hablan ocasionalmente del tema, y 10 niños manifiestan que no lo hacen nunca. Sus padres hablan con menor frecuencia aún, sobre los problemas que ocasionan las drogas ilegales: 18 niños manifiestan que sus madres sólo lo hacen a veces o nunca, y en cuanto a sus padres varones, 21 casos manifiestan que sólo lo hacen a veces o nunca. En todos los casos, son los padres varones los que con menor frecuencia hablan con sus hijos sobre estos temas.

Características de los niños que bebieron alcohol:
Si se compara a los niños que manifiestan haber bebido alcohol con los que expresan no haberlo probado, se encuentran algunas diferencias que cabe destacar. Seis niños, más de la mitad de los que tomaron bebidas alcohólicas, poseen algún familiar que tiene problemas de alcohol o drogas. Asimismo, entre los niños que bebieron se encuentra el único caso que también ha fumado tabaco el último año. El grado de participación de estos niños en los asuntos familiares es menor que la que poseen los niños que no bebieron, ya que son escasas las ocasiones en que se habla con ellos de los problemas o se los tiene en cuenta al tomar decisiones. Asimismo sus familias suelen enojarse siempre o casi siempre con ellos "si les va mal en la escuela". Sus padres son los que con menor frecuencia hablan con ellos sobre los problemas ocasionados por el cigarrillo y el alcohol, como tampoco lo hacen sobre los problemas que ocasionan las drogas ilegales. A diferencia de los niños que nunca tomaron alcohol, 4 de los 11 niños que bebieron, tratarían de resolver una situación cercana al consumo de drogas entre sus pares, antes que buscar ayuda en los adultos.
En cuanto a sus actitudes frente al consumo de sustancias, los niños que bebieron manifiestan una mayor aceptación del beber moderado, que los niños que no bebieron. Asimismo, los niños que bebieron, perciben una mayor "tolerancia" por parte de sus familiares hacia el consumo excesivo de alcohol, tal es así que piensan que "no le prestarían atención" a otro familiar que se emborrachase; por el contrario los niños que no bebieron perciben un mayor rechazo familiar hacia el beber excesivo, manifiestan que en esa misma situación sus familiares sentirían "bronca" o "vergüenza".
Otro dato a destacar es que la mayoría de los niños que bebieron alcohol, trataría de conseguir pastillas para los nervios con el fin de calmar a su madre. En cambio, frente a la misma situación, los niños que no bebieron, la ayudarían llamando a un familiar.
También cabe destacar que 9 de los 11 niños que han bebido alcohol provienen de familias en que por lo menos uno de los padres está desocupado, y en más de la mitad de los casos, ambos padres están desocupados. Esta última característica se da sólo en uno de los niños que no han probado alcohol. Si se toma en cuenta la situación familiar que consta en las historias clínicas, se observa que los niños que manifiestan haber consumido alcohol provienen de familias que, en proporción, son más conflictivas que las de los niños que no bebieron; tal es así que 8 niños de los que tomaron alcohol provienen de familias cuyos padres están separados o divorciados, y 7 niños sufren o sufrieron situaciones familiares de violencia física o verbal. Además, dentro de los que manifiestan haber tomado alcohol, 8 niños debieron afrontar el fallecimiento de alguno de sus padres o familiares cercanos, y 5 de los niños que tomaron alcohol sufrieron otras situaciones de pérdida como abandono, migraciones, etc.
Cabe destacar que no se ha registrado relación alguna entre la sintomatología manifestada por los niños y la presencia del consumo de alcohol.

Consumo de sustancias psicoactivas en padres o adultos responsables:
n= 34, Varones n= 7; Mujeres n= 27. La edad promedio es de 40,7 años. En su mayoría, esto es en 25 casos, la entrevistada fue la madre del niño, en 5 casos fue entrevistado el padre, en 2 casos un tío, y en otros 2 casos un abuelo del niño. De las personas entrevistadas, 10 estaban desocupadas al momento de la administración del instrumento. Cabe mencionar que, asimismo, 7 personas estaban completando sus estudios secundarios en ese momento.
Casi la totalidad de la muestra, 32 adultos, consumió alguna vez, algún tipo de bebida alcohólica; 15 bebieron poco o moderadamente en el año de administración del instrumento y 8 tuvieron por lo menos un hecho de consumo abusivo de alcohol en ese mismo año. Si el período de tiempo se restringe a los últimos 30 días previos a la administración del instrumento, 7 han bebido poco o moderadamente, y 5 bebieron abusivamente ese último mes2.
En cuanto a sus actitudes, se destaca que, al pensar en organizar una fiesta, 19 adultos calculan, al menos, un litro de cerveza por persona, y 8 calcularían más de dos litros por invitado.
En relación con el consumo de tabaco, 26 adultos fumaron alguna vez; de ellos, 6 fumaron más de 20 cigarrillos diarios en el año de administración del instrumento; si se consideran los últimos 30 días previos a la administración, 17 adultos han fumado por lo menos un cigarrillo diario; de ellos, 6 fumaron más de 20 cigarrillos diarios. Respecto de las drogas ilegales, sólo un caso manifiesta haber consumido experimentalmente marihuana, alguna vez en su vida.
Cabe destacar que 7 adultos de esta muestra afirman haber consumido alguna vez psicofármacos sin prescripción médica; en todos los casos se trataba de tranquilizantes. Asimismo, debe considerarse que 22 adultos manifiestan que al encontrarse en una situación de estrés tratarían de distraerse mediante conductas evasivas y 3 admiten que se relajarían fumando o tomando alcohol.
Debe mencionarse que entre los casos de adultos en que pudo registrarse un consumo abusivo del alcohol, se trataba en su mayoría de varones; en cambio en todos los casos en que se registró el uso indebido de psicofár-macos, se trataba de mujeres.
Si se considera a los adultos que hicieron uso del alcohol en ese último año, se observa que los casos que han bebido abusivamente, manifiestan en mayor proporción que los demás, que reaccionarían mediante conductas evasivas ante una situación de estrés, aunque ninguno de ellos afirma que se relajaría fumando o tomando alcohol. De esta misma manera, los casos que han bebido moderadamente también manifiestan que adoptarían conductas evasivas; no obstante admiten que podrían utilizar tabaco o alcohol con el fin de relajarse. En este sentido, cabe señalar que los adultos que han bebido moderadamente en ese período, han fumado más de 20 cigarrillos diarios, en mayor proporción que los demás casos.
En cuanto a sus actitudes, los adultos que han bebido abusivamente en el año de administración del instrumento, calcularían más de dos litros de cerveza al pensar en organizar una fiesta, en mayor proporción que los que bebieron moderadamente o los que no lo hicieron. Los que no han bebido en esos últimos 12 meses son los que en mayor medida manifestaron que no comprarían alcohol para organizar una fiesta. En el caso que "un familiar se emborrache", los adultos que han bebido abusivamente manifiestan en mayor proporción que los demás, que esa situación "les daría risa", seguidos en segundo lugar por los que han bebido moderadamente; ninguno de los adultos que manifiestan no haber bebido en el último año, afirma que reaccionaría de esa manera.
Los adultos que bebieron abusivamente en el año de administración del instrumento, respondieron en mayor proporción que los demás que nunca hablan con sus hijos acerca de los problemas que ocasionan el alcohol y el tabaco, seguidos en segundo término por los adultos que han bebido moderadamente. De esta misma manera, los casos que han bebido abusivamente respondieron en mayor proporción que los demás que nunca hablan con sus hijos acerca de los problemas que ocasionan las drogas ilegales; en este aspecto, también se ubican en segundo lugar los adultos que han bebido moderadamente.
Cabe destacar que los niños a cargo de los adultos que han bebido alcohol en ese año, respondieron en mayor proporción que los demás, que tratarían de conseguir "pastillas para los nervios" con el fin de calmar a su madre.
A partir de los datos registrados en las historias clínicas, se observa que los niños a cargo de los adultos que han bebido alcohol abusivamente en el año de administración del instrumento, fueron derivados por presentar conductas violentas en mayor proporción que los demás casos de la muestra. Asimismo, se observa que los adultos que han abusado del alcohol en ese período, forman parte de familias que atraviesan situaciones de violencia física y/o verbal.
Por otro lado, puede observarse que los adultos que han bebido abusivamente son los que se presentan con mayor inflexibilidad y rigidez ante el ofrecimiento de drogas ilegales, y son los que en mayor proporción manifiestan que las bebidas alcohólicas suelen ocasionar problemas.
Si se considera a los adultos que afirman haber consumido alguna vez psicofármacos sin prescripción médica, se observa que en su mayoría no han bebido alcohol en el año de administración del instrumento. A partir de los datos registrados en las historias clínicas, se observa que los niños a cargo de dichos adultos fueron derivados por presentar estados de angustia y tristeza, en mayor proporción que los demás casos de la muestra. Asimismo, los adultos que han consumido psicofármacos sin prescripción médica, han debido afrontar la muerte de algún miembro de su familia, en mayor proporción que los demás adultos de la muestra.
Se observa que dichos adultos manifiestan que tratarían de resolver una situación de estrés mediante conductas evasivas, en una proporción similar a los demás casos de la muestra. Sin embargo, en las respuestas de los niños a su cargo, se registra en mayor proporción que en los demás niños, que tratarían de conseguir "pastillas para los nervios" con el fin de calmar a su madre.
Se observa una relación entre la sintomatología de los niños y el tipo de consumo realizado por sus padres o adultos responsables: los niños cuyos padres bebieron alcohol abusivamente en el año de administración del instrumento, fueron derivados en su mayoría por presentar conductas violentas; y los niños cuyos padres consumieron psicofármacos sin prescripción médica, fueron derivados en su mayoría por presentar estados de angustia o tristeza.

Conclusiones:

Los resultados de este estudio revelan que el uso de sustancias psicoactivas, sobre todo de bebidas alcohólicas, aparece no sólo en escolares de los últimos años de la E.G.B. -es decir, entre 12 y 15 años-, sino incluso en niños de edades aún menores. Se concluye que el consumo ocasional de alcohol en los niños durante el año de administración del instrumento es de considerable importancia. De la misma manera, se observa un consumo habitual de diversas sustancias psicoactivas en su entorno familiar. Cabe destacar que el consumo ocasional de alcohol en los niños no se encuentra relacionado con su sintomatología, sino más bien con las características del contexto familiar.
Tal es así, que pudo observarse que los niños que han bebido alcohol en el año de administración del instrumento, poseen en mayor medida, antecedentes familiares de consumo de sustancias psicoactivas; además, provienen de familias más conflictivas que las de los niños que no bebieron, ya que se registran en mayor proporción, separaciones o divorcio de sus padres y situaciones de violencia familiar. Asimismo, los niños que bebieron provienen, en mayor medida, de hogares en que por lo menos uno de sus padres está desocupado. Su grado de participación en los asuntos familiares es menor que la de los niños que no bebieron, y sus padres hablan con menor frecuencia con ellos sobre los problemas que ocasionan el consumo de sustancias psicoactivas. Además se observa en estos niños, una mayor aceptación del beber moderado, al mismo tiempo que perciben una mayor "tolerancia" familiar hacia el consumo excesivo de alcohol. Cabe destacar que los niños que han bebido alcohol manifiestan en mayor medida la intención de resolver las situaciones conflictivas mediante el consumo de sustancias: tratarían de conseguir "pastillas para los nervios" con el fin de calmar a su madre, en mayor proporción que los niños que no han bebido. Asimismo, debe recordarse, que no se halló una relación entre el consumo de sustancias y la sintomatología de los niños.
En cambio, el consumo ocasional de alcohol en niños de esta franja etárea, se encuentra íntimamente ligado a las características de su entorno familiar, y a las actitudes manifestadas por las personas significativas. Un núcleo familiar conflictivo, con algún miembro con problemas de consumo de sustancias, con escasas posibilidades de participación y diálogo para los niños, sumado a problemas socioeconómicos y a una "tolerancia" al consumo abusivo de alcohol, si bien no resultan determinantes, parecen ser condiciones de riesgo tanto para la aparición del consumo ocasional de alcohol, como para la construcción de actitudes favorables al consumo de sustancias psicoactivas en los niños.
En esta dirección, puede observarse que los niños a cargo de los adultos entrevistados que han bebido abusivamente en el año de administración del instrumento o que han consumido psicofármacos sin prescripción médica, son los que en mayor medida tratarían de resolver una situación conflictiva recurriendo al consumo de psicofármacos.
Si sólo se consideran las personas del entorno significativo que han sido entrevistadas, puede observarse que casi la cuarta parte había bebido alcohol abusivamente en el año de administración del instrumento, y algunos de ellos habían bebido abusivamente en esos últimos 30 días. Entre ellos, se registran actitudes de mayor "tolerancia" hacia el beber excesivo y son los que manifestaron en mayor proporción que reaccionarían evasivamente ante un problema.
También se observa en los adultos la aceptación del uso indebido de ciertas sustancias psicoactivas, como el consumo de psicofármacos sin prescripción médica: casi la cuarta parte de los padres o adultos responsables afirman haberlo hecho alguna vez.
Si consideramos la relación de los niños con su entorno, es importante destacar la divergencia entre las expectativas de los niños y las conductas manifiestas de los adultos. Del total de los niños entrevistados, una amplia mayoría manifiesta que, enfrentado a una situación cercana al consumo o a un problema importante, buscaría ayuda en alguno de sus padres. Sin embargo, como puede observarse, los adultos entrevistados no siempre están dispuestos a hablar de estos temas con los niños.
Por ende, si el consumo ocasional en los niños, o bien el consumo indebido o excesivo en los adultos no genera conflictos o espacios de diálogo entre ellos, ello podría entenderse como el resultado de una "naturalización" del consumo de ciertas sustancias. La incorporación a la vida cotidiana del consumo en el entorno de los niños, hace pensar en una "tolerancia" al uso de ciertas sustancias psicoactivas, tanto en el ámbito comunitario como en el familiar. La denominada "tolerancia social" se transmite en los procesos de socialización primaria y secundaria, estableciendo acuerdos explícitos e implícitos acerca de lo que es considerado aceptable o no. Por esto, resulta de suma importancia que las estrategias preventivas en niños de esta franja etárea, no se concentren en ellos de manera aislada, sino en las relaciones que esta-blecen con su entorno y con la comunidad (Slapak, S; Grigoravicius, M; 2004).
Por otro lado, se destaca en este estudio el hallazgo de una relación entre la sintomatología presentada por los niños y las características del entorno familiar. Se observa que, las conductas violentas en los niños se asocian con familias en las cuales se generan situaciones de violencia y uno de sus miembros bebe alcohol abusivamente; a su vez, los estados de angustia y tristeza en los niños se asocian con familias que debieron afrontar la muerte de alguno de sus miembros y uno de sus integrantes consume indebidamente psicofármacos. Sin embargo, dichas relaciones entre entorno familiar y sintomatología de los niños no deben considerarse como determinantes, debido a la multicausalidad de los cuadros psicopatológicos en los niños; no obstante señalan un interesante camino de indagación.
Para concluir, este trabajo intenta contribuir a la reflexión sobre la importancia y extensión del consumo de alcohol en la población, que continúa siendo en nuestro país la sustancia psicoactiva de mayor consumo, y cuyos efectos nocivos sobre la salud, muchas veces sólo se visualizan con la aparición de diversas alteraciones y trastornos, restándose importancia a la existencia de una gran cantidad de individuos que participan de su consumo y/o abuso, cada vez a edades más tempranas. Asimismo, es necesario realizar estudios sobre el uso indebido de psicofármacos, ampliamente difundido en nuestra sociedad.

Notas

1 Este estudio forma parte del proyecto de investigación UBACyT P051 (Programación 2004-2007) "EVALUACIÓN DE CAMBIO PSÍQUICO DE NIÑOS EN PSICOTERAPIA PSICOANALÍTICA", Dirección: Sara Slapak. En el marco de este proyecto se desarrolla la beca de doctorado UBACyT "CONTEXTO FAMILIAR Y CONSUMO DE SUSTANCIAS PSICOACTIVAS EN NIÑOS ENTRE 10 Y AÑOS", Becario: Marcelo Grigoravicius, Dirección: Sara Slapak.
2 Si bien existe variación entre los distintos países y escuelas, los expertos suelen considerar 40gr de alcohol de consumo diario para el hombre y 35gr para la mujer, como límite entre el beber moderado y el abusivo. Éste fue el límite utilizado en el presente estudio como estimación tentativa del beber abusivo; para ello se indagó la cantidad y el tipo de bebida consumida por los adultos entrevistados.

Bibliografía

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