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Mundo agrario

versão On-line ISSN 1515-5994

Mundo agrar. vol.13 no.26 La Plata jun. 2013

 

ARTICULOS

El potencial de la agricultura familiar y los espacios protegidos: lineamientos para el diseño de políticas públicas

Raúl Paz(*); Sofía Bruno(**)

(*) Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas; Universidad Nacional de Santiago del Estero, Argentina.
pazraul@unse.edu.ar

(**) INTA-Cuenca del Salado, Buenos Aires, Argentina.
sbruno@correo.inta.gov.ar

The potential of family agriculture and protected spaces: guidelines for public policies design


Resumen

Hay una cantidad de explotaciones familiares que aún perduran y se resisten a desaparecer, desplegando variadas y novedosas estrategias productivas, sociales y culturales.Precisamente, el objetivo de este artículo es presentar dos casos de explotaciones familiares en contextos muy diferentes: una ubicada en el Dpto. Banda de la provincia de Santiago del Estero y la otra en el Partido de Saladillo, provincia de Buenos Aires, donde la diversidad y regularidad de las estrategias adoptadas les han permitido persistir y desarrollar estrategias alternativas al modelo vigente.
El despliegue del potencial productivo, ecológico y social de la agricultura familiar requiere de la construcción de espacios protegidos. Así, los espacios protegidos se presentan como un argumento sobre la potencialidad de la agricultura familiar y su capacidad de generar un desarrollo rural alternativo, en el que la pequeña producción tenga un rol activo en la construcción de este nuevo diseño. No obstante, en la actualidad, los espacios protegidos no son más que una hipótesis y una declaración de las posibilidades sobre la forma en la que el mundo agrario podría estructurarse con base en la pequeña producción. La sistematización de los casos comienza a mostrar caminos y pautas posibles de aprendizajes para esa construcción.

Palabras claves: Agricultura familiar; No mercantilización; Espacios protegidos.

Abstract

Thre are a quantity of family expoitations that still stay and resist to disappear, unfolding a variety and new productive, social and cultural strategies. Preciselly the aim of this paper is to introduce the experiences of two family exploitations in very different contexts: one is located in Banda department, Santiago del Estero province and the other one is located in Saladillo, Buenos Aiires province, where the diversity and regularity of adopted strategies avoid these families to resist, stay and develop alternative strategies to the prevailing model.
The unfolding of productive, ecologic and social potential of family agriculture, requieres of the construction of protected spaces. Thus, protected spaces are introduced as an argument of family agriculture potential and its ability to generate an alternative rural development where the small production has an active role in this construction of a new design. However, nowadays, protected spaces are just an hypothesis and a declaration of posibilities about the way in that agrarian world could structure taking as its base the small production. The sistematizatión of experiences starts to show ways and posible guidelines for this construction.

Keywords: Family agriculture; Non mercantilization; Protected spaces.


1. Introducción

El Censo Nacional Agropecuario (CNA) 2002 muestra la presencia de 332.057 explotaciones agropecuarias (EAPs) para el total del país; se observa una disminución de 89.164 con respecto al CNA 1988, y la mayoría de las explotaciones que desaparecieron son pequeñas (Lazzarini, 2004)(1). Aunque la disminución de las EAPs se dio en todo el territorio argentino, la intensidad del proceso ha sido bastante diferente en cada una de sus regiones (Paz, 2008). La desaparición de cerca del 65% con 57.426 explotaciones queda explicada por la región pampeana, mientras que sólo el 5% (4.810) se da para la región del noroeste argentino. Para Paz (2011), tales diferencias se explican a partir de los distintos niveles de transformación agraria, los procesos de diferenciación tanto del campesino para el noroeste argentino como de la empresa familiar capitalizada para la región pampeana y el rol que juega la mercantilización, conjuntamente con la capacidad que tienen dichos actores agrarios para soportar su impacto (Wood, 2009).

Otros autores en una línea similar (Lattuada y Neiman, 2005; Azcuy Ameghino, 2005) manifiestan que el agro argentino intensificó las inversiones de capital y profundizó los cambios tecnológicos en la agricultura, con lo que puso en riesgo de desaparición a las unidades agropecuarias que no pudieron elevar su escala de producción y sus rendimientos(2).

Así, la instalación del paradigma de la modernización sobre la base de la ampliación de escala, la incorporación de tecnología intensiva tanto en capital como en el uso de la mano de obra y los procesos de intensificación económico-financiero son vistos como la única vía de desarrollo posible (World Bank, 2008). Las leyes naturales de la producción capitalista, puestas de manifiesto por la concentración de la propiedad y de la producción, y por la intensificación del capital, acompañado por los procesos de descomposición de agentes agrarios no capitalistas, parecerían tener plena vigencia en Argentina.

Sin embargo y pese a ello, hay una cantidad de explotaciones familiares que aún perduran y se resisten a desaparecer, desplegando variadas y novedosas estrategias productivas, sociales y culturales (López Castro y Prividera, 2011). La sobrevivencia y viabilidad de explotaciones agropecuarias con lógicas diferentes al paradigma modernizante desafían la perspectiva de un modelo único de desarrollo capitalista como también su fundamento ideológico y conceptual (Paz, 2006; Van der Ploeg, 2008).

El trabajo de Balsa y López Castro (2011) describe las características de las unidades familiares exitosas en el sudoeste bonaerense, donde

[.] la combinación de esquemas productivos diversificados, sostenidos por un equipo de trabajo familiar, sin la contratación de mano de obra asalariada y la escasa tercerización de labores, movilizados por una racionalidad particular y la preservación de un patrimonio familiar y un modo de vida rural, parecen ser los pilares fundamentales para entender su persistencia (pág. 71).

Por cierto, identificar las bases donde se apoya la persistencia y viabilidad de tales unidades familiares es un elemento conceptual que estimula a pensar en la posibilidad de un modelo de desarrollo alternativo al propuesto por el paradigma dominante.

En la misma perspectiva y con el objeto de profundizar el análisis de aquellas unidades familiares que han desarrollado estrategias tendientes al logro de su viabilidad, resulta interesante profundizar en lo que Balsa y López Castro (2011) llaman racionalidad particular. Ello implica incorporar al análisis otras características, que muestran a las explotaciones familiares en un rol más activo (Long, 1986) y con cierta capacidad de encontrar soluciones técnicas y organizacionales diferentes al modelo diseñado por el régimen tecnológico dominante, lo cual en nombre de la productividad ha reducido progresivamente la relevancia de otros factores que son intrínsecos a las explotaciones familiares (Milone, 2009).

Procesos de baja mercantilización, redes socio-técnicas con énfasis en lo interpersonal, multifuncionalidad y multiproducto, diversificación de la producción, incorporación de valor agregado a partir de procesos agroindustriales de tipo artesanal, movilización de los recursos dentro de la explotación y circuitos de comercialización más cortos son algunas de las características que le confieren un estilo de producción, cuya estrategia se orienta a contener los costos monetarios tanto como lo permitan las inversiones, los alquileres y las compras (Van der Ploeg, 2001 y 2003).

Así, la agricultura familiar, o la agricultura económica como lo expresa Van der Ploeg, (2001) podría equipararse a lo que sería una baja inversión de insumos externos, un despliegue de estrategias de no mercantilización e intensificación en el uso de la mano de obra familiar, en un marco de mayor endogeneidad, autonomía y sustentabilidad de las explotaciones agropecuarias.

Desde esta percepción, surgen algunas incógnitas sobre la viabilidad del desarrollo a partir de este estilo de producción, y la necesidad de acompañar, desde la dimensión académico-científica este proceso, buscando reflexiones sobre las bases teóricas y conceptuales que le dan sustento. El reconocimiento de una gran heterogeneidad económica en el sector de la agricultura familiar, la presencia de formas variadas y creativas de inserción por parte de estas explotaciones en el sistema económico capitalista y su heterogeneidad social, abren un abanico de nuevas posibilidades de desarrollo rural alternativo.

Precisamente, el objetivo del artículo es presentar dos casos de explotaciones agropecuarias en contextos muy diferentes: el de don Francisco, un pequeño productor ubicado en el departamento Banda de la provincia de Santiago del Estero (región noroeste), y de don Manuel, un agricultor familiar ubicado en el partido de Saladillo, provincia de Buenos Aires (región pampeana), quienes han ido desarrollando explotaciones que son un buen ejemplo de agricultura económica.

Aunque los casos no son extrapolables a otros espacios rurales, identificar sus estrategias y sus exitosas formas de adaptación en un contexto cada vez más competitivo, resulta un aporte importante al momento de diseñar acciones de intervención orientadas al sector de la agricultura familiar.

El potencial que tiene la agricultura requiere en un primer momento ser identificada por las propias ciencias agrarias y sociales, para posteriormente desplegar tales potencialidades a partir de la generación de una trama institucional diferente de la planteada por la modernidad, en la que la pequeña producción tenga un rol activo en la construcción de este nuevo diseño.

Por lo tanto, el despliegue del potencial productivo, ecológico y social de la agricultura familiar requiere de la construcción de espacios protegidos (Van der Ploeg, 2001; Polman et al., 2010; Paz y de Dios, 2011). Ello se refiere a la aparición de redes institucionales público-privadas capaces de asegurar un flujo de recursos económicos provenientes del contexto, que estén orientados prioritariamente hacia los sectores con mayores necesidades. Este concepto tal vez ayude al momento de pretender diseñar políticas para los sectores con mayor necesidad (léase agricultura familiar), pero también exige nuevas perspectivas en torno al desarrollo rural. Estos aspectos también serán abordados, con el objeto de brindar algunas pistas y dejar planteados así algunos interrogantes.

2. Ubicación de los casos de estudio

En una primera aproximación, y antes de adentrarnos en el análisis específico de  los dos casos, se hace necesario ubicarlos en un contexto espacial más general.

En Argentina existe una desigual conformación espacial, que expresa ciertas particularidades de predominio y de penetración capitalista en el agro de cada región. La región pampeana constituye el área de desarrollo capitalista más dinámica del territorio nacional; su desarrollo económico y social puede asemejarse al típico de zonas similares en las economías centrales desarrolladas (Manzanal 1995). En el otro extremo, se encuentra la Región del Noroeste, que presenta un

[.] desarrollo capitalista más débil o limitado, puesto que la penetración del capitalismo es escasa y lenta y su difusión en el conjunto de actividades locales es insuficiente y pasiva, con la excepción de producciones bien acotadas y puntuales de vigorosa dinámica (Manzanal, 1995).

Por otro lado, las explotaciones analizadas se ubican en la categoría de la agricultura familiar o pequeños productores familiares. La definición operativa utilizada por el estudio IICA-PROINDER (Obschatko et al. 2007) establece como pequeños productores a aquellos productores que trabajan directamente una explotación agropecuaria (EAP) que no posee trabajadores no familiares remunerados permanentes. El rango de superficie -definido por el límite físico para la explotación productiva que pueda ser realizada por el pequeño productor, con su trabajo directo, el de su familia y el de personal contratado transitoriamente- queda establecido en 500 hectáreas cultivadas en las provincias que componen la región pampeana (Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe) y hasta 200 hectáreas para las provincias del NOA, a excepción de Santiago del Estero que está en el rango de las 500 hectáreas cultivadas. Una alternativa es la posibilidad de poseer hasta 500 Unidades Ganaderas sin tener ningún tipo de cultivo.

El procesamiento de los datos censales con la definición de pequeño productor adoptada, establece para el año 2002 un total de 218.868 (65,6% del total) pequeños productores en todo el país, ocupando el 13,5% (23.196.642 hectáreas) de la superficie total. Posteriormente y sobre la base de una regionalización agroeconómica, se hace una tipología de pequeños productores a partir de indicadores de nivel de capitalización(3):

Tipo 1: estrato superior de pequeño productor familiar capitalizado,

Tipo 2: estrato intermedio de pequeño productor familiar, y

Tipo 3: estrato inferior de pequeño productor familiar: es el de menores recursos productivos.

La información del Tabla 1 muestra la magnitud con que se presenta la pequeña producción en las regiones pampeana y del noroeste argentino.

Tabla 1: Número de Explotaciones Agropecuarias (EAPs) y superficie media, para el total de pequeños productores (PP) y los tipos, según total del país para el año 2002


Fuente: Obschatko et al. (2007) e INDEC (2007)

Al analizar la participación del total de las EAPs de pequeños productores con respecto al total, se observa que el 81,20% de las explotaciones de la región del noroeste son de pequeños productores; mientras que para la región pampeana el porcentaje es del 42,31%. En la información respecto de los tres tipos, se observa la fuerte presencia del Tipo 1 y 2 para la región pampeana, mientras que es el Tipo 3 (el más pobre del sector agrario) el que prevalece fuertemente en la región del noroeste (72% y sólo el 8% para el más capitalizado). Estos datos, aunque generales, no sólo denotan la magnitud y las características con que se presenta la pequeña producción en estas regiones, sino que además explican la particular desigualdad de la transformación capitalista en el agro argentino y sus implicancias para el capital: los campesinos ubicados en la región del noroeste y los agricultores familiares más capitalizados, en la región pampeana.

3. Estudios de caso

3.1. El sistema de producción de Don Francisco(4)

Don Francisco se inició en la actividad lechera caprina en el año 1997. Con anterioridad, la actividad principal que desempeñó fue la producción de porcinos y venta directa de lechones a carnicerías. La obtención de un crédito blando que recibió por el Programa Social Agropecuario (PSA) le permitió reorientar su producción a la actividad lechera caprina. Esta nueva actividad pasó a ser una de las más importantes respecto de la orientación y combinación de los recursos y sus ingresos.

La explotación está ubicada en la provincia de Santiago del Estero (Argentina), en el Dpto. Banda, más específicamente sobre la antigua ruta nacional Nº 34, en el paraje "El Polear", a 5 km del centro de la ciudad de La Banda y a 12 km de la ciudad de Santiago del Estero.

La explotación se compone de 5 hectáreas propias y 5 hectáreas cedidas por un vecino; aprovecha además 30 hectáreas lindantes, donde hace pastorear sus animales. Dentro de las 5 hectáreas tiene dos hectáreas con verdeos de verano (maíz y sorgo), una hectárea con avena (verdeo de invierno) y otras dos hectáreas de alfalfa para pastoreo.
La estructura familiar está compuesta por Don Francisco de 57 años, su esposa Ángela (62), que actualmente está jubilada como maestra de escuela, y dos hijas, una de las cuales ya no reside en el predio (29 años) y la otra (22 años) actualmente desarrolla sus estudios en la universidad.

Don Francisco interviene directamente tanto en el proceso productivo como en el de gestión de la explotación. Doña Ángela lleva el manejo de la casa y suele encargarse de la atención al público.

Además de ellos dos, se contrata una persona de manera frecuente para llevar adelante las tareas de la producción ganadera en general. También hay dos personas de sexo femenino que están estrechamente vinculadas con la  higiene, desinfección, limpieza, ordeño del tambo y apoyo en la elaboración de los principales productos (quesos y chacinados). Sus servicios son prestados anualmente, aunque se diferencian en contratos laborales según los distintos intervalos mensuales. De junio a octubre, se alternan durante la semana un día cada una con una carga horaria de tres horas diarias. Los meses comprendidos de noviembre a mayo se desarrollan en cuatro horas diarias continuas; cada una le dedica dos horas, siempre en horario matutino.

El sistema pecuario es diversificado y está compuesto por 2 equinos, 2 vacas y 2 terneras, 109 cabras(5), 3 reproductores caprinos, 5 cerdas reproductoras, 9 capones cerdos y 30 lechones. Además tiene aves de corral (22 gallinas ponedoras, un gallo y 6 gansos) y unas cuantas colmenas ubicadas en el monte. Parte de la producción se orienta al autoconsumo y otra importante, a la venta. La producción primaria está fuertemente integrada al proceso agroindustrial,  buscando una mayor vinculación de los recursos tendientes a generar mayor valor agregado.

El proceso agroindustrial se desarrolla a partir de la conversión de leche a queso y de producción de carne (especialmente la proveniente de los cerdos) a chacinados o embutidos.

La producción de chacinados se lleva a cabo en otoño-invierno, ya que al no disponer de infraestructura adecuada para su elaboración, que mantenga bajas temperaturas, este proceso se hace más complicado. Además, al disminuir en este período del año el volumen de leche obtenida en el ordeñe, y consecuentemente la elaboración de quesos, esta actividad actúa como complemento económico para palear la estacionalidad en la productividad del tambo. Los porcinos que se sacrifican son criados con insumos provenientes de la propia explotación (suero, forrajes, granos, entre otros). Los productos fabricados son salame, chorizo, morcilla y arrollado de cerdo, y se orientan fundamentalmente al mercado. Dichos productos se fabrican en una sala de producción bien acondicionada, donde también se hacen los quesos, cuidando siempre de las buenas prácticas de higiene y sanidad. Hay dos heladeras para mantener la cadena de frío.

La producción de quesos es la actividad principal desempeñada en la explotación y se realiza diariamente durante todo el año de forma artesanal. Los quesos tienen como principal insumo la leche que proviene de la misma explotación. El ordeño es manual y comienza en verano a las seis de la mañana y en invierno a las ocho; estos horarios varían progresivamente según las temperaturas(6). El proceso de elaboración del queso termina aproximadamente al mediodía.

Paralelamente, durante la época de clases el establecimiento recibe la visita de  escolares(7). Es una actividad que podría ser concebida como de agroturismo, y que se desarrolla en la explotación de forma complementaria a la producción de quesos y chacinados. Doña Ángela coordina la visita y realiza la recepción de los niños y sus maestros pues cuenta con experiencia como docente. Su formación profesional en escuelas públicas durante toda su carrera en el magisterio le ha aportado conocimientos y actitudes valiosas para este tipo de actividades. En el año 2009, período del relevamiento, las visitas declinaron bastante con respecto a otros años como consecuencia de la epidemia de Gripe A, que la población asoció con la Gripe Porcina, como también del ingreso del dengue en la provincia. Estos hechos afectaron los ingresos de la explotación, tanto por la disminución de las visitas de escolares como por la caída de las ventas de los embutidos de porcinos.

Los escolares que asisten a la visita de la explotación permanecen en ella tres horas aproximadamente. Durante el paseo participan en la alimentación de los distintos animales, recogen los huevos, juegan con los cabritos, observan a los vacunos y los equinos, ven cómo se ordeñan las cabras. Luego se les muestra cómo elaboran los quesos, y la visita termina con un desayuno con pan, miel y leche. Al finalizar la visita, no tienen ninguna obligación de compra. Las maestras y maestros aprovechan la posibilidad de comprar productos elaborados artesanalmente. Es esta una forma de dar a conocer los productos y atraer al cliente, ya que mientras los escolares desayunan, se ofrece una degustación de los productos a los adultos.

El Tabla 2 muestra la distribución de las principales actividades que generaron ingresos durante los meses del año 2009, con la producción de quesos como la más importante en términos de frecuencia e ingresos.

Tabla 2: Principales actividades desarrolladas en la explotación y su distribución durante los meses del año 2009

Fuente: Extraído de Benítez Rodríguez (2009)

3.1.1. Flujos, recursos vinculantes y economías de articulación: algunos ejemplos

Ejemplo 1: De la leche al queso

En general, los rendimientos de producción de leche de cabra se encuentran por arriba de los valores promedio de la cuenca lechera, aunque muy por debajo de los valores que pueden alcanzar en sistemas altamente intensivos, especialmente de los países más desarrollados (Sánchez Rodríguez et al. 1990; Sánchez Rodríguez 1993). Álvarez y Paz (1998) tipificaron la producción de los tambos caprinos para la cuenca lechera; el tambo de Don Francisco se encuentra dentro del grupo de mediana a baja producción.

Son tres los aspectos que resultan de interés al momento de evaluar el manejo técnico-productivo en la producción de leche y su proceso agroindustrial. El primero se relaciona con la estacionalidad de la producción de leche, especialmente para aquellos sistemas de producción extensivos como el de Don Francisco; ellos dependen de las condiciones ambientales para la producción de alimentos, que a su vez condiciona el manejo reproductivo (celo y posterior preñez de las madres), con su consecuente producción de leche. La estacionalidad de la producción no es constante a lo largo del año, con distintos niveles físicos de la producción en los meses de otoño-invierno (baja de leche que se da entre los meses de abril a agosto) con respecto a los de primavera-verano (alta de leche que se ubica entre los meses de setiembre a marzo). La relación para la explotación en estudio es de 1 l de leche producida en invierno por 2,5 l de verano (1: 2,5).

El segundo aspecto se relaciona con los rendimientos queseros. El rendimiento quesero, definido como la relación porcentual entre el peso de queso obtenido por peso de leche procesada, depende fundamentalmente del proceso de elaboración y la composición de la leche. Los componentes de la leche más importantes para mejorar el rendimiento quesero son las proteínas y la grasa, razón por la cual se debe siempre enfatizar en minimizar las pérdidas de estos dos componentes, desde el ordeñe de la cabra hasta el final de la fabricación del queso.

El trabajo de Álvarez et al. (2010), realizado con datos del tambo que se está analizando, concluye que los contenidos de grasa y los sólidos totales son los componentes más importantes para determinar el rendimiento quesero en dicha explotación y que dichos valores se encuentran por arriba de los valores teóricos para la producción de un queso fresco. Sin embargo los porcentajes de grasa difieren substancialmente durante el año, alcanzando valores mínimos para el mes de febrero (3,65%) y máximos para mayo (6,97%), con un promedio para el año 2009 de 4,82%. Los sólidos totales se presentan con un valor promedio de 13,33% y una variación considerable con valores mínimos (11,61%) y máximos (15,81%) para los meses de febrero y marzo, respectivamente. Esta variabilidad del porcentaje de grasa y de los sólidos totales se encuentra en estrecha relación con la oferta de alimentos, especialmente de las raciones al momento del ordeñe, que dependerá de la oferta de frutos del monte (algarroba, chañar y mistol) y de la capacidad de compra de algunos insumos (maíz, afrechillo, semilla de algodón, entre otros) por parte del productor.

El tercer aspecto se relaciona de manera más directa con el proceso de elaboración del queso y el uso de insumos. Especialmente el cuajo y el fermento láctico son dos insumos que son producidos en la propia finca, este último sobre la base de yogurt natural. Estos insumos de características artesanales no sólo marcan un saber hacer sino que además le dan al producto final (el queso) un sello territorial en cuanto a gustos y sabores, y le ponen una impronta comercial. Además, se disminuyen los costos de producción al no comprar los fermentos en el mercado (para las industrias de carácter artesanal como la de Don Francisco suele ser problemático obtenerlos); y se genera un fuerte grado de endogeneidad y control sobre los recursos, en contraposición a la externalización y vulnerabilidad que genera la compra de insumos externos en un mercado que muchas veces resulta poco amigable por los altos costos de transacción.

Ejemplo 2: Oferta de alimento y procesos de no mercantilización

La oferta de alimento para estos sistemas extensivos y semiextensivos suele estar condicionada por la producción de forraje del monte. Los meses de menor oferta son aquellos de la época seca, comprendida entre marzo y agosto.

En ese período, más específicamente entre los meses de abril y junio, es práctica común que la municipalidad de la ciudad de La Banda, ubicada a 5 kilómetros del predio, pode los árboles en la ciudad. Don Francisco tiene un acuerdo con los obreros que trabajan en la poda, a través de contactos informales, para que ellos le lleven ramas y hojas de ciertos árboles, como la higuera o la mora, que son muy apreciados por las cabras. Semanalmente suelen llegarle entre uno y tres camiones con tal preciada carga, aunque también son muy variables estas entregas(8). A cambio del favor por parte de los operarios de la municipalidad, Don Francisco les obsequia algún producto elaborado en su finca, como quesos o chacinados (Oostinide and van Broekhuizen, 2008).

Este proceso de intercambio es un ejemplo muy claro de los procesos de no mercantilización(9) desplegados en la finca con el objeto de disminuir los costos de producción.

Los procesos de no mercantilización constituyen una estrategia activa desarrollada por el propio productor para evitar incrementar la comercialización y la integración de la explotación y la familia dentro de la economía capitalista (Long 1986; Van der Ploeg 2010). Ello permite tener un mayor control en el manejo de sus propios recursos y disminuir el grado de externalidad y, en consecuencia, mantener un cierto nivel de autonomía con el mercado.

En las pequeñas explotaciones caprinas lecheras suelen converger actividades de tipo productiva y reproductiva que no necesariamente, y pese a ser una producción orientada fuertemente al mercado, deban mercantilizarse por completo. Esta no-mercantilización es clave para la permanencia de la pequeña producción y su capitalización en algunos momentos históricos de la vida de la cuenca.

El modelo productivo que se va gestando en la explotación de Don Francisco es el resultado de una combinación de características campesinas con capitalistas, que tienden a ser eficientes en el uso de los recursos propios. Es así que en contextos históricos favorables (expansión de la demanda y aumento del precio de la leche fluida y el queso), la pequeña producción tiene un comportamiento capitalista(10) y las estrategias implementadas están en el estilo de la empresarialidad, pero siempre intensificando la producción con escalas de producción que no comprometan considerablemente la reproducción y la propia sustentabilidad. Por el contrario, en momentos de crisis, se observa una notable desmercantilización de los factores de producción e insumos; el desarrollo tecnológico continúa (por ejemplo, basado en la selección y cría de animales de mayor pureza y potencialidad para la producción lechera; mejora de los procesos agroindustriales), intensificando la capacidad de la fuerza de trabajo familiar tendiente a desarrollar el potencial productivo de sus objetos de trabajo.

Ejemplo 3: Los circuitos cortos en la comercialización

Un aspecto que es central al momento de articularse al mercado como oferente de la producción de quesos se refiere a las relaciones específicas establecidas en el mercado.

Históricamente, las dos fábricas que están ubicadas en la cuenca lechera han venido colocando en los comercios(11) ubicados en las ciudades de La Banda y Santiago del Estero entre 500 kg y 700 kg de queso al año, y han tenido serias dificultades para ampliar dicho mercado. Don Francisco coloca alrededor de 1.500 kg / año. Su estrategia de venta está puesta en la utilización y comprensión del funcionamiento de los circuitos cortos y descentralizados que vinculan directamente (cara a cara) la producción y el consumo. Los escolares y las personas que visitan la explotación, los clientes permanentes a los cuales les lleva el queso a su domicilio y un local de ventas de delicatessen suelen ser sus circuitos más importantes.

Un queso de calidad, el uso de buenas prácticas tanto en la producción de leche como en la elaboración del queso, un precio final que está por debajo de la competencia(12) y circuitos de cadena corta constituyen la clave de su estrategia de marketing.

El uso de estos circuitos comerciales, distinto de los de cadena larga y más formalizados, difícilmente responda a los formatos clásicos de la economía moderna. Son aspectos que dan lugar a una difícil identificación de tales circuitos y, en consecuencia, a ponderarlos monetariamente. En síntesis, se podría decir que existe una economía invisible pero no por ello carente de valor comercial.

Desde la perspectiva de un economista clásico, la venta de quesos por parte de Don Francisco puede ser definida como un mercado tradicional en cuanto hace referencia a canales de distribución informales, productos poco diferenciados, variaciones relativamente importantes en calidad y homogeneidad, poca transparencia en el precio y, fundamentalmente, posibilidades de realizar las transacciones en el momento que el productor lo necesite (Durstewitz y Escobar, 2006). Sin embargo, ello no quita que también presente algunas características de un mercado dinámico en cuanto puede absorber una cantidad de bienes importante producidos en la finca, como también en el propio territorio (Schejtman y Ramírez, 2004). En una síntesis de varias experiencias en una convocatoria realizada por Chorlavi, se llega a concluir que

[.] la connotación de mercados dinámicos no sólo se observa en espacios de venta extralocales formales. Por el contrario, se ha observado que mercados locales con altos grados de informalidad también pueden resultar en espacios de mercadeo dinámico para los territorios pobres y marginados (Ramírez, et al, 2007: 8).

Sin embargo, la construcción de estos circuitos cortos y no formales logra su competitividad a partir de escalas mínimas de producción y puntos bajos de equilibrio a través de fuertes procesos de artesanalidad de la producción y de intensificación (Paz et al, 2006).

Un estudio de caso (Murmis y Feldman, 2003) muestra el desarrollo efectivo de la pequeña producción mercantil con otras actividades productivas como la apícola. No resulta casual encontrar que la actividad apícola presenta características en el proceso productivo muy similares a la actividad lechera caprina. Precisamente, estos tipos de actividad (caprina lechera(13) y apícola) permiten estructurar las estrategias de producción y reproducción de formas relativamente autónomas, con un alto nivel de artesanalidad, que tiene como resultado una intensificación creciente de la producción (bajas escalas productivas) (Paz, 2004).

Ejemplo 4: Estrategias productivas diferenciales

En lo que respecta a la parte productiva, además de una marcada estrategia de diversificación de la producción basada en los picos estacionales de los distintos productos, con bajos niveles de mercantilización y externalización y una llamativa intensificación en relación con la mano de obra asalariada (estrategia poco habitual en la región para este tipo de productores),  la explotación estudiada arroja algunos valores productivos que merecen ser destacados y comparados relativamente:

- Rendimientos lecheros: del control lechero caprino realizado se pueden observar valores de litros/cabra/día superiores en promedio a los del resto de la cuenca (0,98 l). Estos resultados se traducen además en una relación leche invierno/verano de 1 a 2, cuando el promedio de  la cuenca es 1 a 5 (Paz et al., 2008).

- Rendimientos queseros: gracias al tipo de queso producido y a los altos contenidos de grasa y sólidos totales (en relación con los valores teóricos), Don Francisco obtiene un rendimiento quesero superior al obtenido por las fábricas que componen la cuenca: se utilizan 8,18 l de leche por cada kg de queso, mientras que un estudio realizado en una de las principales fábricas de la zona señala que esta utiliza 9,18 litros por cada kg de queso (Rodríguez et al; 2007).

- Mantenimiento de las herramientas e instalaciones: la vida útil promedio de los bienes con los que cuenta el productor son por lo menos del doble de lo habitual. Es notable constatar la dedicación casi diaria con la que el productor repara y mantiene sus instalaciones, paralelamente al buen estado que demuestra la infraestructura en general.

- Altos niveles de innovación en el marco de un cuidado y artesanal proceso productivo: los moldes para los quesos, los fermentos lácteos y el cuajo que son producidos en la propia explotación dan cuenta de esto. Además de la búsqueda constante por obtener el máximo rendimiento de los insumos utilizados, se observan detalles como el ahorro de gas al calentar la olla mientras se va realizando el ordeñe, la reutilización del agua usada para el enfriado de la leche mediante un sistema de desagües que desemboca en el bebedero de los animales, la utilización de frutos de árboles de la zona como suplementos dietarios en lugar de raciones compradas en veterinarias, entre otros.

- Complementación estacional de las actividades: las principales actividades realizadas en la explotación se complementan estacionalmente a la perfección, siendo la época pico de producción de una el momento de receso estacional de la otra. Esto se puede observar con mayor claridad en el siguiente gráfico:

Gráfico 1: Principales actividades desarrolladas en la explotación y su distribución durante los meses del año 2009
 
Fuente: Extraído de Benítez Rodríguez (2009)

En síntesis, Don Francisco recurre al complemento de todas estas variables para lograr buenos resultados productivos a lo largo del año (Oostinide and van Broekhuizen, 2008). Sus estrategias guardan una notable similitud con las de los Productores Económicos de Van der Ploeg (2001), en el sentido de que:

[.] su preocupación ante todo es mantener sus erogaciones monetarias en el nivel más bajo posible. Por ello buscan minimizar las inversiones y alargar el período de depreciación de las maquinarias el mayor tiempo posible. Esto lleva a que el gasto en mantenimiento sea, en muchas oportunidades, mayor que el de los demás productores. Otra característica a destacar es que, por lo general, utilizan con mucha eficiencia sus recursos.

Pero las mismas se complementan con la incorporación de los eslabones superiores de la cadena productiva, e incluso se llega hasta la comercialización al consumidor final del producto elaborado en forma directa.

Todas estas cuestiones se traducen desde el punto de vista del marketing en una combinación mercadotécnica (precio, producto, promoción y publicidad) muy difícil de superar.

3.2. El sistema de producción de Don Manuel

La relación de Don Manuel con la vida rural comienza en 1966 cuando nace; su crianza fue en el campo pero a partir de 1990, año en que muere su padre, comienza a hacerse cargo formalmente de la explotación. En 84 ha propias y 150 ha arrendadas, esta familia lleva adelante un complejo y diverso sistema productivo. Estas producciones encuentran destino, en su mayoría, dentro de la misma explotación y se logra establecer un sistema con características endógenas y de fuerte articulación de sus recursos en la propia finca (Van der Ploeg, 2008).

Las actividades que se realizan en la explotación son: agricultura, con 55 ha que están destinadas a maíz y soja; además se hacen pasturas como avena, alfalfa, raigrás, cebadilla, trébol blanco y rojo. La ganadería es bovina y porcina; la bovina es de invernada corta a intermedia, tiene 60 novillos y 75 Aberdeen Angus; además, en 15,5 ha tiene vacas destinadas a tambo (de raza Jersey, para un mayor tenor graso en la leche) y con lo producido se elabora queso para la comercialización. En 13 ha desarrolla la ganadería porcina con cría de capones para venta a frigorífico.

Parte de la producción agrícola se vende a nivel local, pero otra parte se utiliza en la producción de cerdos tipo blancos; además, se realiza una ganadería para carne y otra para la producción de leche, que es transformada en quesos para consumo y venta. El conjunto se completa con una significativa producción de granja de huevos para venta y de cerdos tipo colorados, que son transformados en jamones, bondiolas, chorizos, morcillas y pancetas para el consumo familiar; y una importante huerta para consumo en fresco, encurtidos y conservas, al igual que el producido del huerto frutal. Tanto la huerta como el monte frutal son para consumo familiar y la mayor parte de la producción de huevos se comercializa localmente.

La explotación se encuentra en el partido de Saladillo, en el centro de la provincia de Buenos Aires. Saladillo, es un municipio donde predominan las actividades ganaderas de cría, con alguna invernada y tambo, y escasa agricultura, siempre afectadas por las frecuentes inundaciones. Pertenece a los municipios del interior de la provincia que forman la Zona Deprimida del Salado. La población es todavía escasa y hay importante participación de la población rural.  La Zona Deprimida del Salado(14) abarca la cuenca hídrica del río homónimo; equivale a un 30% del territorio provincial y ofrece la extensión y potencialidad de sus recursos naturales y su cercanía a mercados como los de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires, a los puertos comerciales de Buenos Aires, La Plata y Mar del Plata, y a otras importantes ciudades y centros industriales, comerciales, turísticos y científicos bonaerenses.

La estructura familiar está constituida por Don Manuel, de 44 años de edad, quien se ocupa principalmente de las tareas productivas, manejo del campo, maquinarias, administración, comercialización y empleados. Lucía, su esposa, tiene 39 años y se encarga de las tareas productivas, principalmente la quesería, como de las tareas del hogar. Las hijas del matrimonio tienen 13, 11, 8 y 2 años; salvo la menor, las hijas se encuentran en edad escolar. La mayor cursa el secundario en la escuela del pueblo, las otras dos concurren a la escuela rural que está a medio kilómetro de su casa. Las hijas acompañan a sus padres en aquellas tareas productivas (quesería, huerta, tareas domesticas, etc.) que pueden realizar de acuerdo con su edad.

La producción de quesos es una de las actividades principales que se desarrolla en la explotación. Con sus ganancias se abastece la casa, se solventan los costos del hogar y a su vez va quedando dinero para otras actividades.

La producción de huevos es una actividad que se desarrolla en la explotación desde el inicio. Primero estuvo a cargo de la madre de Don Manuel; cuando este se casó comenzó a ser una actividad compartida con la esposa, al igual que casi todas las actividades de granja. En la actualidad hay 80 gallinas ponedoras.

El Tabla 3 muestra la distribución de las principales actividades que generaron ingresos durante los meses del año 2011:

Tabla 3: Principales actividades desarrolladas en la explotación y su distribución durante los meses del año 2011

Fuente: Elaboración propia (2012)

3.2.1. Flujos, recursos vinculantes y economías de articulación: algunos ejemplos

Ejemplo 1: De la leche al queso

La producción de quesos es una de las actividades principales que se desarrolla en la explotación. La leche se obtiene en su totalidad de la propia producción del tambo, en el que predomina la raza Jersey para obtener mejores niveles grasos y, por ende, mayores rendimientos queseros. Los animales se alimentan en las pasturas de la misma explotación. La transformación de leche a queso fue desarrollada con la idea de que la mano de obra requerida para esta producción fuera cubierta por las mujeres de la familia. En la perspectiva del productor, dicha actividad les permitiría a ellas (en un primer momento, la madre de Don Manuel llevaba adelante la quesería) administrar su propio dinero y también ir forjando una actividad para el futuro de las hijas. Hasta el 2007, año en el que murió la madre de Don Manuel, se elaboraba diariamente un tipo de queso artesanal, que era comercializado en el pueblo. A partir de la muerte de la madre de Don Manuel, el ordeñe comenzó a hacerse una vez por día y se pasó del queso artesanal típico de la explotación  a la elaboración de masa de muzarella, ya que el tiempo que demanda su producción es menor.

El rendimiento de la producción de leche se encuentra en los valores promedio de la zona para tambos chicos. Una de las causas que afecta el rendimiento es la estacionalidad de la producción, que varía de 25 l a 30 l, para invierno y verano respectivamente; en los meses más calurosos se llegan a producir unos 275 / 280 litros por día.

Como se mencionó, la leche es utilizada en su mayoría para la elaboración de masa de muzarella; 2 l diarios se destinan para el consumo de la familia y otra cantidad similar suele ser vendida a vecinos de la zona.

La masa de muzarella es elaborada en la sala de producción y sólo se utiliza cuajo que se compra en comercios del pueblo. Por otro lado, el suero (subproducto del procesamiento) se orienta a la producción de los cerdos. La comercialización de la masa de muzarella la realizan a través de intermediarios que la retiran del establecimiento una vez a la semana y son los encargados de revenderla a las fábricas.

En esta sencilla descripción, nuevamente aparecen ciertas características o rasgos que permiten una mejor conceptualización de las estrategias involucradas en la agricultura familiar. La articulación de los recursos (productos-insumos-productos), su integración en la propia explotación tendiente a lograr un mayor valor agregado, y como consecuencia una mayor sustentabilidad, se orientan principalmente a mejorar los niveles de ingresos a través del desarrollo y recombinación de los recursos autocontrolados. El saber hacer y la transmisión del conocimiento (en este caso, por parte de la mamá de Don Manuel) de generación a generación muestran una continuidad entre el pasado y el presente. Los procesos de no mercantilización también aparecen, pese a que la leche y el queso son productos fuertemente articulados al mercado. Esta dimensión cobra mayor relevancia cuando se combina con una fuerte intensificación de la mano de obra familiar (Van der Ploeg, 2010).

Ejemplo 2: El desarrollo pecuario y la búsqueda de las economías de articulación

No es casual que este tipo de explotaciones tengan un fuerte componente pecuario como estrategia productiva. Don Manuel tiene una producción de cerdos en banda, con 40 chanchas. Alrededor de 5 chanchas paren por mes, con una producción de 7 a 8 lechones; llega a tener 40 lechones mensuales. Por otro lado, carnea anualmente 4 chanchas para la elaboración de chacinados, fundamentalmente para consumo personal. Aunque él dice que no elabora chacinados para venta por falta de mano de obra, parte de esa producción la vende o entrega como una atención a sus vecinos o personas cercanas. La comercialización se hace vía intermediario que retira los lechones del establecimiento y los revende en carnicerías de Capital Federal.

Otra producción es la actividad avícola, con 80 gallinas ponedoras. La producción también es estacional, de febrero a agosto, y se obtienen alrededor de 5 docenas por día. En esos meses le resulta sencilla la colocación del producto con mejores precios. De septiembre a enero alcanza las 7 docenas por día pero le resulta más complicada la venta por la gran oferta del mercado. Los huevos, al igual que el resto de las actividades, los comercializa a través de un intermediario. Tanto los cerdos como las gallinas son alimentados en base al maíz que se produce en el establecimiento. Los cerdos también reciben como alimento el suero proveniente de la quesería.

Detrás de esta descripción subyace una lógica productiva interesante y que se encuentra vinculada con las posibilidades que brinda la producción pecuaria para desplegar ciertas estrategias que potencian las características de la agricultura familiar y campesina (Paz, 2004 y 2011).

Algunos ejemplos muestran una serie de factores que favorecen el surgimiento y persistencia de la actividad pecuaria en manos de la pequeña producción. Entre ellos:

i) la producción pecuaria, comparada con la inversión que requiere la producción agrícola, constituye una actividad de bajo costo, especialmente cuando sus instalaciones son diseñadas y construidas por el propio productor o la familia. La actividad puede iniciarse con un número pequeño de animales y no es indispensable que sea con animales altamente calificados productivamente. A partir de cruzamientos sucesivos, usando un reproductor con buena base genética, puede lograrse en pocos años un plantel medianamente eficiente y adaptado al ambiente;

ii) la posibilidad de obtener un nivel productivo con escaso grado de inversión y una cantidad pequeña de animales, orientado a un modelo de producción que se adecua a las condiciones ambientales y de la familia. Este desarrollo tecnológico se logra a partir de la opción entre vender la producción (los lechones, por ejemplo) o diferir su venta para incorporarla a la propia producción, con lo que se aumenta el plantel productivo. Por otro lado, los animales son aptos para el consumo familiar y la subsistencia de los núcleos domésticos, y operan como caja chica con ocasionales ventas para obtener dinero de forma más o menos rápida(15).

iii) la demanda de forraje y alimentación de los animales suele ser cubierta con recursos propios (el espacio local dentro de dichos sistemas resulta un proveedor de bajo costo de alimentación para los animales), lo que disminuye el impacto de la externalización;

iv) es factible la combinación de la producción de cerdos o leche con otras actividades productivas. Es común encontrar que estas producciones se desarrollan  de forma paralela a otras ocupaciones, como por ejemplo la producción de cultivos o la cría de otras especies pecuarias que resultan complementarias. El mejor ejemplo está en la combinación de la producción de maíz o de alfalfa, que cumple una estrategia funcional o de multiuso, de la que resulta una excelente base forrajera para los animales, pero también una fuente de ingresos monetarios por medio de la venta a granel o de fardos en el mercado;

v) la producción de leche o de cerdos a partir de su producto primario básico -la leche o la carne- ofrece un sinnúmero de posibilidades que permiten iniciar procesos de transformación productiva, con el consecuente incremento de su valor agregado en las fases sucesivas a la producción primaria.

Es importante destacar que la virtud de persistir, y posiblemente de desarrollarse que tiene la explotación familiar, no se encuentra precisamente arraigada en el estilo de manejo de la pequeña producción, sino más bien en las propiedades que presenta la actividad pecuaria. Estos tipos de actividades pecuarias permiten estructurar las estrategias de producción y reproducción de formas relativamente autónomas, con un alto nivel de uso de la mano de obra familiar, y tienen como resultado una intensificación creciente de la producción a partir de bajas escalas productivas si las comparamos con las empresas capitalistas

Ejemplo 3: Los  proceso de no mercantilización y el autoconsumo

El autoconsumo constituye una estrategia importante, sobre todo para aquellas explotaciones que se caracterizan por ser espacios donde la unidad doméstica se articula de manera simbiótica con la unidad productiva. En la explotación de Don Manuel la producción tiene una fuerte proyección hacia el mercado; sin embargo, hay un importante componente de subsistencia que se presenta de forma cotidiana y en pequeñas proporciones comparado con la dimensión productiva en general y que no suele ser cuantificable monetariamente para la familia. Así, la subsistencia juega un rol de estabilidad y tiene un impacto positivo en las economías familiares, especialmente cuando la obtención de los recursos no necesariamente pasa por el mercado formal y la producción aún se encuadra en mercados incipientes (Kostov and Lingard, 2004).

Así, los dos litros de leche diario que son separados para la alimentación de la familia, la producción de quesos y chacinados para la venta y el autoconsumo, la cría de aves y obtención de los huevos como también el cultivo de la huerta y el monte frutal para el consumo familiar son claros ejemplos de producciones con un valor comercial pero que son fuertemente incorporadas en la dieta diaria de la familia.

Sin embargo, el autoconsumo visto desde la perspectiva de la supervivencia conforma una estrategia tendiente, entre otras finalidades, a disminuir la dependencia de los distintos mercados (en este caso, el mercado de alimentos) por parte de estas explotaciones fuertemente integradas al circuito económico formall, en donde el deterioro de los términos de intercambio está siempre presente (Van der Ploeg, 2010).

Los procesos de no mercantilización también se encuentran en la explotación de Don Manuel. El autoconsumo, por ejemplo, no es otra cosa que profundizar en un proceso de no mercantilización a fin de evitar incrementar la comercialización y la integración de la explotación y la familia dentro de la economía capitalista (Paz et al., 2011). A partir de este proceso se busca mantener un cierto nivel de autonomía con el mercado, y se logra tener un mayor control en el manejo de sus recursos. Así,  gran parte de la producción agrícola (maíz y pasturas, por ejemplo) va destinada al  consumo de los animales a partir de la elaboración del alimento balanceado.

Los procesos de no mercantilización también se logran a partir de la construcción y el mantenimiento de una base de recursos autocontrolados (Van der Ploeg, 2008). Se observan procesos altamente complementarios, como la producción y la reproducción de las actividades productivas. Así, por ejemplo, los cerdos se presentan como un factor de producción, pero también constituyen la base de los recursos para su propia reproducción(16).

Al igual que en el caso de Don Francisco, el modelo productivo de Don Manuel es el resultado de una combinación de características campesinas con capitalistas, que busca hacer más eficientes los recursos propios. Es así que en contextos históricos favorables (expansión de la demanda de animales y aumento de los precios), la pequeña producción tiene un comportamiento capitalista, pero siempre intensificando la producción con escalas de producción que no comprometan considerablemente la reproducción. Por el contrario, en momentos de crisis, se observa una notable desmercantilización de los factores de producción e insumos, en la que el desarrollo tecnológico continúa (por ejemplo, la selección y cría de animales de mayor pureza y potencialidad productiva; mejora en la sala de ordeñe, entre otros), intensificando la capacidad de la fuerza de trabajo familiar tendiente a desarrollar el potencial productivo de sus objetos de trabajo.

Ejemplo 4: Relaciones interpersonales dentro y fuera del grupo familiar

Se evidencia una muy estrecha relación entre los miembros de la familia, semejante a la relación que Don Manuel tenía con sus padres y luego con su familia nuclear. Los miembros de la familia comparten un espíritu y una lógica común, basada en los valores de las familias rurales. Las tareas se comparten como también el sacrificio y el gusto por la actividad. Don Manuel se ocupa de las tareas productivas; su señora, de las tareas reproductivas (y algunas productivas vinculadas más con el procesamiento) y las hijas colaboran en aquellas actividades que pueden desarrollar según su edad. Así, logran establecer entre ellos vínculos especiales que contribuyen a la continuidad de este tipo de agricultura familiar.

El vínculo de Don Manuel con el contexto en general (el afuera) se basa principalmente en una relación de tipo productiva y comercial. Su buena reputación lo ha llevado a ganarse la confianza de muchos proveedores de insumos, entidades bancarias y comerciantes que en momentos difíciles han sabido ayudarlo. De este modo, se refuerzan lazos de confianza y solidaridad con miembros de la comunidad mediante el principio de reciprocidad. Esto se da sobre todo en la compra de insumos agropecuarios: Don Manuel tiene crédito abierto en una agropecuaria de la cual retira las semillas, herbicidas y fertilizantes sin necesidad de acordar el pago, sino que este se efectúa una vez levantada la cosecha; es decir, paga los insumos con un porcentaje de lo cosechado y se evita el desembolso de dinero en efectivo.

La "cultura del buen agricultor" es el resultado de la combinación de profesionalismo, autosuficiencia, devoción y dedicación en el trabajo, que no es otra cosa que estrategias que disminuyen el proceso de mercantilización creciente y aumentan la autonomía de la explotación. Esto se hace evidente en su capacidad para reparar la maquinaria y diseñar nuevas adaptaciones a las necesidades cambiantes de las actividades agropecuarias a partir de materiales que en su mayoría se hallan en el predio. De esta forma, y a partir de sus habilidades y destrezas, se plantea un desarrollo de innovaciones tendientes a disminuir los procesos de mercantilización y lograr una autosuficiencia necesaria para su continuidad.

La mayoría de las veces, las innovaciones se presentan en las actividades de  elaboración de alimento destinado a la cría de aves, los cerdos y las vacas, y con el fin de disminuir la necesidad de mano de obra. Es decir, Don Manuel hace una inversión grande en una determinada herramienta pero sabe que a partir de sus habilidades y destrezas irá ajustando dichas inversiones a los procesos que requiera dicha producción.

Si bien para la toma de decisiones se parte de un cálculo racional acerca de la conveniencia de una producción sobre otra, la estrategia desplegada para optimizar los resultados productivos toma una opción diferente de la ortodoxa, ya que pocas veces se busca la maximización del beneficio inmediata, sino que se prefiere la planificación detallada que permita ir cerrando el sistema para hacerlo cada vez más eficaz y autosuficiente. En paralelo, se trabaja interna y externamente para profundizar el capital social mediante el fortalecimiento de lazos, por el cual también circulan recursos (materiales y no materiales) que aportan al funcionamiento de la explotación.

4. Conclusiones

Pese a que los casos analizados provienen de regiones bastante contrastantes en términos de los contextos sociales y políticos en que tienen lugar los procesos de transformación agraria, resulta interesante observar algunas prácticas de los productores familiares que guardan cierta regularidad o similitudes entre ellas. Desde esta perspectiva, los estudios comparativos constituyen una herramienta importante para identificar, cotejar y comprender la diversidad que existe en la agricultura familiar, como también sus puntos de encuentro.

Ya de forma específica para los casos estudiados, al observar de manera aislada e individual las distintas prácticas de los productores, se pueden interpretar tales prácticas como acciones ejercidas por los propios actores en el plano meramente cotidiano y anecdótico, con hechos insignificantes y cargados de una fuerte empiria, que no contribuye a la formulación de nuevos enfoques conceptuales que permitan pensar en modelos de desarrollo rural alternativos.

Sin embargo, al considerar los ejemplos presentados en su conjunto, ellos pueden develar una trama coherente, en la que dichas prácticas se entrelazan y pueden ser interpretadas desde una representación más teórica (Milone, 2009). Precisamente, en dichos ejemplos hay aspectos que son comunes y que constituyen algunos de los pilares para interpretar la agricultura familiar. Procesos de baja mercantilización (o en algunos casos de no mercantilización), intensificación de la mano de obra familiar, redes socio-técnicas con énfasis en lo interpersonal que trascienden a las desarrolladas en la propia explotación, multifuncionalidad y multiproducto, diversificación de la producción, presencia de un fuerte componente pecuario y la incorporación de valor agregado a partir de procesos agroindustriales de tipo artesanal, movilización de los recursos dentro de la explotación y circuitos de comercialización más cortos: todos son elementos encontrados en la explotación de Don Francisco y Don Manuel.

Es cierto que el agricultor familiar, en especial de la región pampeana, presenta grandes dificultades para mantenerse y, más aún, para desarrollarse. Gras (2009)17 identifica tres estrategias con sus variantes por parte de estas explotaciones familiares, explotaciones en las que la intensificación de capital, la ampliación de escala y un modelo de alta tecnología están emergiendo. Para aquellos farmers que han sido capaces de mantener la tierra, una estrategia es el alquiler en dinero; abandonan la producción directa sin vender la tierra y se convierten en pequeños rentistas. La segunda estrategia, especialmente de aquellos que vendieron o alquilaron la tierra, ha sido emprender nuevas actividades; por ejemplo, como contratistas de maquinarias a otros productores o como comerciantes vinculados con la actividad agropecuaria. Finalmente, la tercera consiste en continuar con la explotación a partir de incorporar nuevas actividades, como el servicio de maquinarias o la ampliación de escala. Esto último lo logran a través de la toma en alquiler o arriendo, o por medio de diferentes tipos de arreglos contractuales de producción con otros propietarios de la tierra. Cualquiera sea el camino descripto por Gras (2009) para el productor pampeano, lo cierto es que las estrategias se configuran dentro de un proceso de mayor mercantilización en el que la mano de obra familiar perdió su vital importancia.

De hecho, las explotaciones agropecuarias familiares que han servido para los estudios de caso son claros ejemplos del despliegue de estrategias que de manera recurrente buscan eludir o romper con el régimen dominante de la ampliación de escala, intensificación del capital y fuerte mercantilización impuesto en el sector agropecuario y que ha provocado la desaparición de las explotaciones más pequeñas. Aquellas explotaciones han desarrollado la capacidad de adaptación a partir de reconectarse con el territorio, instalando modelos productivos que potencian sus propias estrategias, y aprovechan los espacios donde el capitalismo aún no ha encontrado la forma de operar eficientemente. Sin embargo, garantizar el éxito de sus estrategias requiere de la construcción de espacios protegidos por parte de los distintos actores vinculados con el desarrollo rural.

Un aspecto central dentro de la construcción de los espacios protegidos lo constituye la gobernabilidad de los mercados. La noción de control sobre los mercados no sólo se refiere a la creación de capacidad institucional para el fortalecimiento de los mercados locales existentes y la construcción de mercados alternativos, donde la producción campesina o de la agricultura familiar pudiera colocarse con ventaja. También se refiere a que la producción o la vida social en su conjunto no está determinada exclusivamente por los determinantes de la economía de mercado (Wood 2009; Escobar 2010). Un espacio protegido debe suponer un conjunto de manifestaciones en las que el capitalismo como ha sido concebido vaya perdiendo su centralidad en la definición de la economía.

En síntesis, la perspectiva de los espacios protegidos se presenta como un argumento sobre la potencialidad de la agricultura familiar y su capacidad por generar, junto a una trama institucional diferente de la planteada por la modernidad, un desarrollo rural alternativo o distinto, en cuya construcción la pequeña producción tenga un rol activo.

Sin embargo, en la actualidad, y sobre la base de las experiencias sistematizadas (Paz y de Dios, 2011), los espacios protegidos no dejan de ser una hipótesis y una declaración de las posibilidades sobre la manera en que el mundo agrario podría estructurarse con base en la pequeña producción. La sistematización de las experiencias comienza a mostrar caminos y pautas posibles de aprendizajes para esa construcción.

En esta línea de pensamiento quedan algunos interrogantes. El primero se refiere a la relativamente débil importancia que tiene en la agenda del sistema político la definición de una política agraria orientada a la promoción de estos espacios protegidos, de tal manera que se articulen con las políticas macroeconómicas generales. La misma noción de espacio protegido no es neutra, ya que debería expresar una fuerte vocación política por parte del Estado para promover la participación de manera equitativa de los distintos actores que conviven en el territorio, reconociendo en una primera instancia que la actividad espacial de dichos actores es diferencial y, por lo tanto, su capacidad real para apropiarse del territorio y sus riquezas, también es desigual.

Un segundo interrogante, no por ello menos importante que el primero, interpela a las ciencias agropecuarias y sociales, que deberían estar más preocupadas en entender a la pequeña producción, y sobre la base de esa comprensión, potencializar sus aptitudes y aligerar sus limitaciones productivas. En general, el conocimiento que se tiene sobre el funcionamiento de los sistemas de producción de la agricultura familiar y de su potencialidad en el marco de los espacios protegidos es escaso. Aspectos como la baja mercantilización, intensificación de la mano de obra familiar, redes socio-técnicas con énfasis en lo interpersonal que trascienden a las desarrolladas en la propia explotación, multifuncionalidad, movilización de los recursos dentro de la explotación y circuitos de comercialización más cortos, algunos de los cuales aparecen en las distintas experiencias analizadas, deberían ser mejor estudiados y comprendidos.

Finalmente, se hace necesario generar nuevos conocimientos que sean producto de un trabajo articulado entre las prácticas y experiencias concretas de la agricultura familiar y la reflexión académica, para hacer posible el abordaje de la realidad tal como se presenta: heterogénea y compleja.

Notas

(1) No se consideró el último CNA del año 2008, puesto que se desarrolló en medio del conflicto agrario entre las distintas organizaciones de productores y el gobierno, por el proyecto de Ley 125. La principal fuente de enfrentamiento fue el impuesto a las retenciones a la soja exportable y a otros cultivos, como girasol, maíz y trigo. Hubo censados que se negaron a responder o no atendieron al personal de campo asignado para la tarea censal. Según explicaciones del Ministro de Agricultura ante la Cámara de Diputados, en reunión con legisladores de la Comisión de Agricultura, en el último CNA hubo unas 30.100 EAPs que se declararon ausentes. "Tantas dudas giraron en torno del CNA 2008 que a esta altura del partido habría que reconocer su fracaso y encarar uno nuevo. Después de todo conocer la radiografía del campo es imprescindible para poder diseñar políticas bajo cualquier modelo de país que se sueñe" (www.masproducción.com; 16 abril de 2010).

(2) El aumento en los costos fijos de las explotaciones agropecuarias obligó a las empresas a aumentar las escalas productivas; con este aumento de escala se vieron beneficiados los grandes productores mientras que muchos de los medianos y pequeños productores tuvieron que abandonar la actividad (Sili, 2005).

(3) Dicha tipificación es obtenida mediante cinco indicadores del nivel de capitalización: posesión de tractor; número de unidades ganaderas; superficie efectivamente regada; superficie implantada con frutales y superficie con invernáculos.

(4) Este trabajo se encuentra ampliamente desarrollado en Paz et al. (2011). Producción económica en una pequeña explotación lechera caprina: hacia un diseño alternativo de desarrollo rural. Revista ALPA.

(5) Al momento de iniciar el control lechero, tenía 40 cabras en lactación y  72 cabritos.

(6) En verano las temperaturas máximas pueden llegar hasta 45º C y las mínimas a 30º C, aspecto que hace difícil el manejo de la leche en condiciones de buenas prácticas. Sin embargo, el paso inmediato de la leche ordeñada a una tina para la pasteurización disminuye notablemente los riegos de disparar los procesos de fermentación

(7) Los escolares que asisten a la visita de la explotación permanecen en ella tres horas aproximadamente y pagan a valores actuales alrededor de $6 por alumno Se busca que los niños tomen contacto directo con los animales de la granja, y muchas veces se los hace participar de algunas actividades como el ordeñe o la alimentación a los gansos.

(8) Desde el diseño de las ciencias agrarias resulta difícil establecer el aporte tanto económico como de oferta alimenticia (materia seca, valor proteico, entre otros) pues dicha conducta productiva es aleatoria, poco frecuente y no responde a la categorías económicas clásicas. Diseños experimentales orientados a captar la oferta forrajera o de materia seca desde estas estrategias, se encuentran con serias limitaciones en donde se exige de un alto porcentaje de variables controladas.

(9) En contraste, la mercantilización es el proceso histórico por el cual los valores de cambio, vienen a asumir un rol incrementalmente importante en las economías. Esto, normalmente, implica monetarización, que requiere dar una medida de valor a la mercancía, acción que es realizada por el propio mercado (Long, 1986).

(10) Formaliza su situación fiscal y busca fuentes de financiamiento de créditos subsidiados para micro y pequeñas empresas en agencias que no conforman el sistema bancario clásico, con lo que se incrementan las inversiones monetarias.

(11) Estos comercios suelen dedicarse a la venta de quesos, fiambres y productos de alto valor agregado; el queso de cabra es uno de ellos.

(12) Precisamente, una baja inversión externa, ausencia de categorías económicas como las amortizaciones, salarios, pagos de intereses por créditos o pagos por impuestos y un despliegue de estrategias de no mercantilización, en un marco de mayor endogeneidad y sustentabilidad de los sistemas de producción, permite obtener una producción a bajo costo y por lo tanto más competitiva.

(13) Es interesante también analizar la actividad caprina cabritera ubicada en las áreas de secano, donde el campesino muestra una potencialidad productiva en el marco de un sistema informal y de baja mercantilización (Paz, 2004; Paz et al, 2008).

(14) La Zona Deprimida del Salado está integrada por los partidos de Ayacucho, Azul, Bolívar, Brandsen, Cañuelas, Castelli, Chascomús, Dolores, General Alvear, General Belgrano, General Guido, General Las Heras, General Lavalle, General Madariaga, General Paz, Las Flores, Lobos, Magdalena, Maipú, Mar Chiquita, Monte, Navarro, Olavarría, Pila, Rauch, Roque Pérez, Saladillo, Tapalqué, Tordillo y 25 de Mayo.

(15) Al momento del relevamiento, a Don Manuel le quedaban 29 vaquillonas después de las ventas de algunas cabezas. Dicha venta tuvo como objetivo el de obtener dinero para la compra de parte del campo de la familia que le correspondía a sus hermanos.

(16) Distintos tipos de actividades pecuarias permiten estructurar las estrategias de producción y reproducción de formas relativamente autónomas, con un alto nivel de uso de la mano de obra familiar. Ello tiene como resultado una intensificación creciente de la producción a partir de bajas escalas productivas, si las comparamos con las empresas capitalistas (Murmis y Feldman, 2003; Paz y Rodríguez, 2004; Paz, 2004 y 2011).

(17) Conclusiones similares son arrojadas por un trabajo reciente del IPAF Pampeano en su Boletín Nº 9 (2012), sobre la agricultura familiar en Lobería, provincia de Buenos Aires.

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Fecha de recibido: 31 de enero de 2012.
Fecha de aceptado: 12 de abril de 2012.
Fecha de publicado: 7 de junio de 2013.

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