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Anuario de investigaciones

versão On-line ISSN 1851-1686

Anu. investig. vol.18  Ciudad Autónoma de Buenos Aires dez. 2011

 

PSICOLOGÍA JURÍDICA

 

Un estudio sobre los adolescentes en conflicto con la ley penal

A study of adolescents in conflict with the criminal law

 

Sarmiento, Alfredo J.1; Puhl, Stella M.; Izcurdia, María De Los Ángeles; Siderakis, Melina; Oteyza, Gabriela2

1 Licenciado en Psicología. Especialista en Psicología Forense con orientación en Delincuencia y Criminalidad. Doctor en Ciencias Penales. Profesor a cargo de la asignatura "Psicología Jurídica" (1ª Cátedra), Facultad de Psicología, UBA. Profesor Regular a cargo de la asignatura "Niños y adolescentes en conflicto con la ley penal. Abordaje integral", Facultad de Psicología, UBA. Profesor a cargo de la materia "Intervenciones psicológico-forenses en disfunciones y patologías familiares", Facultad de Psicología, UBA. E-mail: ajsarmiento@psi.uba.ar

2 Docentes e investigadoras UBACyT, Facultad de Psicología, UBA.

 


Resumen
Las consideraciones que aquí se relejan, son producto de la investigación UBACYT denominada "Estudio de las representaciones en adolescentes en conflicto con la ley penal", la cual se encuentra en desarrollo.
En la actualidad los delitos contra las personas en los cuales se hallan involucrados menores han generado gran demanda social, en el sentido de reclamar acciones eicientes y eficaces tendientes a solucionar situaciones emergentes relacionadas a la transgresión de los adolescentes a la ley penal.
Así las cosas, para lograr un abordaje adecuado a la problemática de los adolescentes en conflicto con la ley penal, se considera necesario ponderar - además del contexto social, económico, político y psicológico, en el que los adolescentes se desenvuelven- las representaciones que éstos tienen sobre sí mismos y las variables que pueden propiciar y/o evitar que desplieguen conductas adaptadas y/o desadaptadas.

Palabras clave:
Representaciones; Adolescentes; Ley penal

Abstract
The considerations are relected here, are the product of research UBACYT called "Study of representations in adolescents in conlict with the law, " which is in development.
Currently, crimes against persons where minors are involved has resulted in great social demand in the sense of claiming eficient and effective actions aimed at addressing emerging situations related to the transgression of adolescents to the criminal law.
So, to achieve an adequate approach to the problems of adolescents in conlict with the law, it is considered necessary to balance - in addition to social, economic, political and psychological, in which adolescents are developed, the representations that they about themselves and the variables that can promote and / or prevent deploy adaptive behavior and / or maladaptive.

Key words:
Representations; Teen; Criminal law


 

Introducción

Marco teórico
La complejidad de la conducta humana solo es posible de entenderse desde un enfoque integrador que incluya los aspectos biológicos, hereditarios, psíquicos y socioambientales que participan del proceso de constitución de un sujeto. Los fenómenos neuroquímicos y neurobiológicos que intervienen en el desarrollo del cerebro, las vivencias infantiles satisfactorias que permiten el establecimiento de relaciones interpersonales significativas, y las situaciones traumáticas que, como condicionantes ambientales, afectan el correcto devenir de la personalidad, conforman un conjunto de variables determinantes a la hora de comprender la forma de actuar de una persona.
En este orden de ideas las conductas de los adolescentes en conflicto con la ley penal, deben ser consideradas como expresiones de una situación social que requiere un enfoque objetivo para su conocimiento y una actitud comprometida para su tratamiento. La investigación y el análisis interdisciplinario deben aportar, por lo tanto, los marcos interpretativos que faciliten a los sistemas judiciales y proteccionales ofrecer las respuestas operativas más adecuadas para la recuperación personal y social de los adolescentes a ellos confiados.
Es por ello que debemos analizar la modalidad de abordaje institucional de los adolescentes en conflicto con la ley penal considerando que el mismo debería organizarse en función de tres pilares básicos; a) la especificidad, b) la singularidad y c) la transitoriedad de las acciones. Estos criterios deberían enmarcar y organizar la práctica institucional diaria. Se considera necesario entonces indagar las prácticas concretas que realizan las instituciones y profesionales a lo largo del proceso de asistencia, diagnóstico y tratamiento y ponderar en consecuencia la funcionalidad de dichos dispositivos y su capacidad de ofrecer un marco de tratamiento integral acorde con las problemáticas actuales.
Las instituciones de régimen cerrado dan cuenta de multiplicidad de factores que se encuentran en relación directa con su mal funcionamiento como ser: escasez de profesionales y/o mala distribución de los existentes, relaciones con los adolescentes mediatizadas por el cuerpo de seguridad, desgaste personal y de los equipos técnicos debido al sostén solitario de experiencias innovadoras, frustración y cansancio por los sucesivos cambios institucionales y falta de articulación con las redes sociales y comunitarias. Asimismo las prácticas profesionales dan cuenta de la primacía de prácticas asistenciales, por sobre las de promoción y prevención, e individuales, por sobre las grupales, familiares y comunitarias. Los profesionales sostienen representaciones asociadas a: una descripción de la población sobre la base de la carencia material y simbólica, consideran la situación de la familia como causalidad lineal y determinante del problema, contemplan las características de los adolescentes sin relacionarlas con el momento evolutivo vital y sostienen un alto grado de determinismo en relación al futuro de los adolescentes internados. (Sarmiento, Puhl y otros 2010)
Si bien existe acuerdo en la aceptación de la influencia de variables socio- ambientales en el estudio del comportamiento transgresor a la ley penal por parte de los adolescentes, esta explicación ha resultado incompleta para demostrar la génesis de dicho comportamiento.
Es así que desde la psicopatología se establecen diferencias desde el modelo de la personalidad antisocial, la psicopatía y la sociopatía.
Desde la psicología del desarrollo se plantea las causas de las deiciencias en el desarrollo moral y en el empleo de estrategias desadaptativas de afrontamiento (Barletta y Morales, 2003).
Farrington (1983) señala que no existe un correlato psicológico para el término delincuencia puesto que los delincuentes son tan diferentes entre si que resulta imposible agruparlos en una misma categoría. El elemento común es el acto mismo de delinquir entendiéndolo como conducta antisocial, aunque no necesariamente toda conducta antisocial es un delito. (Kazdin y Buela- Casal, 2001) Angenent y De Mann (1996) deinen la conducta antisocial como aquellas actividades que en términos de las normas y costumbres se consideran indeseables o inaceptables, concluyendo que la delincuencia juvenil es un trastorno del comportamiento penado por la ley.
Entre los factores interpersonales asociados a la transgresión penal en adolescentes la familia cumple un papel importante. La adaptación a las normas sociales forma parte del proceso evolutivo que se inicia en la primera infancia. Uno de los requisitos fundamentales para un desarrollo psicoemocional adecuado es la calidad del vinculo paterno/materno ilial. Cuando por inhabilidad de las figuras paternas y/o maternas estos vínculos primarios resultan deicitarios nos encontramos con trastornos en el apego resultando el inseguro evitativo uno de los factores de riesgo en la conducta transgresora de los adolescentes. (Sarmiento, Puhl y otros 2010).
Mc.Cord (1996) señala como relevantes los aspectos estructurales de la unidad familiar (tamaño, orden de nacimiento, etc.) y las variables del ambiente emocional en relación a la intensidad y cualidad de los vínculos afectivos con los padres.
La composición familiar suele presentarse del siguiente modo: el padre generalmente esta ausente y la madre se encuentra con varios niños a los cuales no les brinda o no puede brindarles los cuidados necesarios. La misma carece de una red familiar que la contenga y sostenga en su rol materno, al mismo tiempo que se encuentra subsumida en una situación de precariedad material y económica significativa. No suelen relevarse otros integrantes de la familia (tíos, abuelos, etc.) que mantengan un compromiso formal con los jóvenes. La dinámica familiar se encuentra relacionada en la mayoría de los casos con la disfuncionalidad en donde los cuidadores primarios no logran ejercer una contención normativa y/o emocional eficaz. (Sarmiento, Puhl y otros 2010)
Cancrini (1987) introduce el concepto de Familia Multiproblemática para categorizar esta modalidad de funcionamiento familiar señalando las siguientes características como determinantes:
1. Presencia simultánea en dos o más miembros de la familia de comportamientos problemáticos estructura- dos, estables en el tiempo y lo bastante graves como para requerir una intervención externa.
2. Insuficiencia grave, sobre todo por parte de los padres, de las actividades funcionales y expresivas necesarias para asegurar un correcto desarrollo de la vida familiar.
3. Refuerzo recíproco entre las características señaladas en los puntos 1 y 2.
4. Labilidad de los límites, propios de un sistema caracterizado por la presencia de profesionales y de otras figuras externas que sustituyen parcialmente a los miembros incapaces.
5. Estructuración de una relación crónica de dependencia de la familia respecto a los servicios (equilibrio intersistémico = homeostasis).
6. Desarrollo de algunas modalidades características no usuales de comportamientos sintomáticos en los pacientes identificados en este tipo de proceso, del que un ejemplo clásico puede ser el de las toxicomanías de tipo D sociopáticas.
Walsh (2004) ha definido tres características centrales en las familias multiproblemáticas:(a) presencia de problemas múltiples, de gran complejidad y gravedad; (b) más de un portador de sintomatología; y (c) episodios recurrentes de crisis individuales y familiares.
Por otra parte, Bentovim (2000) hace referencia a estos grupos como sistemas organizados por traumas es decir sistemas familiares atravesados por multiplicidades de traumas psicosociales que estructuran una dinámica y modalidad relacional disfuncional.
No obstante la relevancia de las variables contextuales, familiares y psicológicas al abordar la problemática de los adolescentes en conflicto con la ley penal consideramos necesario indagar sobre las representaciones que éstos tienen sobre sí mismos y las variables que pueden propiciar y/o evitar que desplieguen conductas adaptadas y/o desadaptadas.
Al hablar de "representación sobre sí mismo" hacemos referencia tanto a la imagen que el joven tiene de si mismo (autoimagen), como a los sentimientos que dichas imágenes causan (autoestima), conceptos que son englobados en el constructo autoconcepto.
El desarrollo del autoconcepto comprende tres etapas:
1. Etapa del sí primitivo, desde el nacimiento hasta los 2 años.
2. Etapa del sí mismo exterior, desde los dos hasta los doce años aproximadamente. Esta etapa es crucial desde el punto de vista de la imagen personal, porque es la más abierta a la influencia del exterior: padres, educadores, etc.
Al principio de esta etapa, el niño se define a sí mismo y se diferencia de los otros por sus rasgos físicos. Entre los ocho y nueve años comienza la deinición personal, basándose en algunos rasgos psicológicos. A esta edad se hacen evidentes los sentimientos de estar avergonzado u orgulloso de sí mismo. El sentimiento de sí mismo que se adquiere en esta etapa resulta difícil de modificar posteriormente.
Al final de esta etapa hay un aumento de la autoconciencia: Los niños presentan un mayor reconocimiento de sí mismos y una mayor conciencia de cómo son percibidos por los otros.
3. Etapa del si mismo interior, desde los doce años en adelante. En esta etapa el adolescente busca describirse a sí mismo en términos de identidad y esta deinición se va haciendo cada vez más diferenciada y menos global.
Burns (1990) airma que el autoconcepto en un juicio personal valorativo que se manifiesta en las actitudes que el individuo tiene acerca de si mismo englobando tres elementos fundamentales: a) Identidad del sujeto o autoimagen que reiere a la representación mental que el individuo tiene de si mismo siendo este el aspecto cognitivo del autoconcepto, b) autoestima en tanto dimensión afectiva del autoconcepto y c) componente comportamental en alusión a la influencia del autoconcepto en la conducta.
Branden (1987) airma que la autoestima incluye dos aspectos básicos: El sentimiento de autoeficacia y el sentimiento de ser valioso. La autoestima sería la convicción de que uno es competente y valioso para otros. La autovaloración involucra las emociones, los afectos, los valores y la conducta. Cuando la persona se juzga mal, de alguna manera este juicio configura un autorrechazo, que con frecuencia induce a la persona a conductas destructivas para sí misma y para los demás.
La representación que de si mismo tiene un individuo se desarrolla a través de continuas evaluaciones y en situaciones diversas. Es así que en la niñez las autodescripciones tienen características concretas sobre el exterior conductual y social pero aún no poseen la autopercepción de sus características de personalidad. En la adolescencia en tanto se va completando el desarrollo evolutivo se sustituyen estas percepciones fragmentadas de si mismo a una percepción más abstracta que describen el interior psicológico. (Damon y Hart, 1982; Douvan y Adelson, 1966; Harter, 1983; Rosenberg, 1979, 1986)
Epstein (1974), Greenwald (1980) y Markus (1980) postulan que el autoconcepto es una construcción cognitiva y que su contenido va ir modificándose a partir de los cambios cognitivos que se producen con la edad.
Harter (1983) sugirió que esta evolución podría explicarse a partir de la teoría de Piaget, así los niños de 3 y 4 años describan su si mismo en términos de características concretas y observables como los atributos físicos, conductas, etc. las cuales no están lógicamente organizadas debido a las limitaciones cognitivas del periodo preoperacional de Piaget.
P. Saura (1996, en Gil 1997) ha descrito el autoconcepto como un conjunto de percepciones organizado jerárquicamente, coherente y estable, aunque también susceptible de cambios, que se construye por interacción a partir de las relaciones interpersonales.
El constructo autoconcepto incluye: ideas, imágenes y creencias que uno tiene de sí mismo; imágenes que los demás tienen del individuo; imágenes de cómo el sujeto cree que debería ser; imágenes que al sujeto le gustaría tener de sí mismo.
El autoconcepto en la infancia y adolescencia puede
estar especialmente condicionado por la imagen corporal (autoconcepto corporal). Si la imagen corporal es importante siempre, dado que la primera impresión que tenemos de los otros es a través de su apariencia física, lo es mucho más durante la adolescencia (Shelenker, 1982 y 1985). Muchos adolescentes se inquietan y preocupan por su cuerpo. Los cambios rápidos que experimentan no dejan de producirles cierta perplejidad, extrañeza y cierta inquietud.
Diversos autores han criticado esta explicación ya que la misma no contempla las variables individuales y contextuales que inluyen en el desarrollo cognitivo (Flavell, Miller y Miller, 1993).
Posteriormente Harter (1999) postula que en el desarrollo del autoconcepto intervienen tanto procesos cognitivos como sociales. El conceptualizar el si mismo como una construcción social mueve el interés hacia los procesos de socialización situando su origen en la interacción del niño con sus cuidadores primarios que van afectar la evaluación de la autopercepción.
Shavelson, Hubner & Staton (1976) consideran a este constructo desde un modelo multidimensional y jerárquico deiniendo el autoconcepto como la percepción que un individuo tiene de sí mismo basada en sus experiencias en relación con los otros.
Es multidimensional en tanto está conformado por cinco dimensiones: 1) Académica/laboral: se reiere a la percepción que el individuo tiene de la calidad del desempeño de su rol y a las cualidades valoradas en ese contexto, 2) Social: percepción de su desempeño en las relaciones sociales en tanto posibilidad de mantener y ampliar su red social y a las cualidades importantes en las relaciones interpersonales, 3) Emocional: percepción de su estado emocional y de las respuestas a situaciones especificas con compromiso e implicancia, 4) Familiar: percepción de su implicancia, participación e integración en el medio familiar y 5) Física: percepción de su aspecto físico.
Es jerárquico puesto que las diferentes dimensiones que lo integran forman una jerarquía desde las experiencias individuales situadas en la base; hasta el autoconcepto general situado en lo alto de la misma. Rosenberg (1973) refiere que hay aspectos de si mismos que los individuos aceptan o rechazan, así como características de sí mismas que las personas consideraran como importantes en función de los criterios de autoevaluación los cuales se derivan de los criterios que cada sociedad en particular privilegia y a los criterios del grupo social al que la persona pertenece. El autoconcepto favorece el sentido de la propia identidad, constituye un marco de referencia desde el que interpretar la realidad externa y las propias experiencias, inluye en el rendimiento, condiciona las expectativas y la motivación y contribuye a la salud y al equilibrio psíquico. Desempeña un papel crucial en el psiquismo del individuo; y reviste importancia para una adecuada conducta social, afectiva e intelectual. Aspectos como la autodeterminación o la independencia afectiva, también se ven afectados cuando no se desarrolla un autoconcepto adecuado (Cepeda, 1997).
Valenzuela (1997) ubica la condición adolescente como categoría y la conceptualiza como construcción sociocultural históricamente deinida. Señala que las identidades adolescente como históricamente construidas se ubican en contextos sociales especíicos de carácter cambiante y transitorio. Son productos de procesos de disputa y negociación entre las representaciones externas a los adolescentes y las que ellos mismos adoptan. Las identidades adolescentes incluyen las autopercepciones e implican la construcción de umbrales simbólicos de pertenencia, donde se delimita quién pertenece y quién está excluido.

Objetivos e hipótesis de la investigación
La problemática bajo estudio patentiza una realidad que compele al conocimiento científico a profundizar la búsqueda de respuestas. Teniendo como punto inicial el proyecto que se desarrolla los siguientes interrogantes: ¿cuáles son las representaciones que los adolescentes en conflicto con la ley penal tienen de sí mismos?, ¿cuáles son las características psicológicas de los adolescentes que transgreden la ley penal? ¿Existen indicadores personales y/o contextuales que se reiteren en los distintos adolescentes en conflicto con la ley penal?
Consecuentemente a ello, a continuación se detallan los objetivos a alcanzar y las hipótesis de trabajo.

Objetivos
• Analizar las representaciones en la problemática de los adolescentes en conflicto con la ley penal.
• Contribuir a la comprensión de las características psicosociológicas, a los fines de posibilitar abordaje de tratamiento psicosocioeducativos para los adolescentes en conflicto con la ley penal hipótesis
• Los adolescentes en conflicto con la ley penal tienen distorsión en la representación de sí mismos, en tanto evidencian aspectos sobrevalorados de su personalidad en contraposición con aspectos subvalores observándose una polarización de la autoimagen.
• La comprensión de las representaciones que tienen los adolescentes en conflicto con la ley penal posibilita plantear un adecuado abordaje psicosocioeducativo a los ines de favorecer el proceso de sociabilización.

Metodología
El estudio se define como descriptivo y correlacional, en un diseño de investigación no experimental transversal. El diseño de investigación propuesto es de tipo descriptivo (Sampieri, Collado y Lucio, 1998) en tanto se propone conocer, describir y analizar las representaciones que tienen de si mismos los adolescentes transgresores a la ley penal. Se trata de un diseño no experimental, ya que es una investigación sistemática y empírica. La muestra será probabilista intencional y estará compuesta por 200 jóvenes que se encuentran en instituciones que asisten a jóvenes en conflicto con la ley penal de entre 16 y menos 18 años. La recolección de los datos se realizara a través de la administración del Cuestionario de conducta prosocial (Martorell, González en Casullo 1996), l Cuestionario de conducta antisocial (Martorell, González en Casullo 1996) y Cuestionario de apego no romántico (Casullo, Liporace. 2005).

Método
Participantes
La muestra es probabilista intencional y esta conformada por 200 jóvenes, alojados en instituciones de régimen cerrado de la C.A.B.A. que han transgredido la ley penal. De la muestra el 60% de varones y un 40% de mujeres. Las edades oscilan entre los 16 y 18 años, siendo la media 17 años y la desviación estándar de ,737. En cuanto al lugar de residencia el 39.0% reside en C.A.B.A., el 60% en Provincia de Buenos Aires y un 1% en otras provincias del país.
En referencia a la escolaridad el 49,0% tiene primaria incompleta, un 26% primaria completa, un 22% secundaria incompleta y un 3% secundaria completa.
En relación a la ocupación el 73% de lo jóvenes no trabaja ni estudia, el 23% se encontraba estudiando y el 4% contaba con trabajo.

Instrumentos
Para la recolección y evaluación de datos han sido seleccionados los instrumentos que a continuación se detallan; lo que han sido administrados a una muestra de 200 jóvenes en conflicto con la ley penal.
• Escala de apego no romántico de Casullo y Liporace, 2005. Es un instrumento psicométrico autoadministrable que consta de 11 ítems. Se deben responder puntuando cada elemento sobre la base de una escala likert, donde los valores de respuesta se hallan ordenados de menor a mayor en términos de frecuencia: casi nunca, a veces; con frecuencia, casi siempre. La respuesta se escoge en función de la frecuencia con la que quien responde piensa o siente lo que cada reactivo indica.
• Cuestionario de conducta prosocial (CC-P) de Martorell y González adaptado por M. M. Casullo, 1996. El mismo consta de 58 ítems agrupados en cuatro escalas; empatía, respeto, sociabilidad y liderazgo, los que pueden contestarse sobre la base de cuatro opciones de respuestas: siempre, muchas veces, algunas veces, nunca.
• Cuestionario de conducta antisocial (CC-A), de Martorell y González adaptado por M. M. Casullo, 1996. El mismo esta formado por 36 ítems con cuatro alternativas de respuesta; nunca, algunas veces, muchas veces, siempre y tres escalas: aislamiento, agresividad y retraimiento/ansiedad.

Conclusiones
A partir de la experiencia en el campo de la Psicología Jurídica, se visualiza la profunda necesidad de dar respuesta a ciertas problemáticas que las instituciones especializadas si bien contemplan no alcanzan a implementar medidas de solución satisfactorias respecto a las mismas.
En Argentina, la nueva Doctrina de la Protección Integral se instituye como un marco jurídico decisivo en lo que respecta a la construcción de las políticas de Estado, las transformaciones de los dispositivos institucionales y el marco legislativo correspondiente. Sin embargo la nueva legislación no está exenta de afrontar desafíos significativos para garantizar los principios y disposiciones de ese paradigma, considerando las complejas realidades sociales e institucionales de nuestro país.
De este modo, en sintonía con la necesidad de transformar los dispositivos institucionales que abordan la problemática de los jóvenes infractores, nos encontramos con dificultades significativas en el abordaje psicológico de los adolescentes que transgreden la ley penal.
Consecuentemente, surge la necesidad de ampliar nuestro horizonte teórico a los fines de construir un dispositivo asistencial que de mejor respuesta a la problemática descripta.
En este aspecto la investigación en curso considera necesario incluir las representaciones que los adolescentes en conflicto con la ley penal tienen de si mismo que posibilite plantear un adecuado abordaje psicosocioeducativo a los fines de favorecer el proceso de sociabilización.

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Fecha de recepción: 31 de marzo de 2011
Fecha de aceptación: 13 de octubre de 2011

 

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