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Ameghiniana

versão On-line ISSN 1851-8044

Ameghiniana vol.46 no.1 Buenos Aires jan./mar. 2009

 

NECROLÓGICAS

Pedro N. Stipanicic
(1921-2008)

Con el fallecimento de Pedro Stipanicic, la Geología y Paleontología de nuestro país han perdido a una de sus figuras más brillantes que impulsó tanto la exploración como la investigación y desarrollo tecnológico nacional. Stipanicic (Pedro o "Stipa" para sus amigos) se doctoró en la Universidad de Buenos Aires en el año 1947 y se vinculó a Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) hasta 1956 fecha en que pasó a la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) para dirigir trabajos de Exploración. En 1974 fue invitado a Irán para organizar la exploración y producción de uranio y en 1979 pasó a la Organización Internacional de Energía Atómica en Viena, desde donde supervisó la exploración y producción de uranio en numerosos países que integraban dicha organización. En 1983 regresó a la CNEA como Investigador Emérito. En 1991 se vinculó al CONICET como Presidente de la Comisión de Ciencias de la Tierra, Atmosféricas e Hidrosféricas, e integró su Directorio como Vice Presidente entre 1994 y 1996. En 1962 fue designado Miembro Correspondiente de la Academia Nacional de Ciencias de Córdoba. En 1984 se lo designó Miembro Titular de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires y en 2001 se hizo lo propio en la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Entre los distintos premios obtenidos se destacan el de la ANCEFN para el bienio 1969-1970, el Premio Dr. Luis F. Leloir otorgado por la Secretaría de Ciencia y Tecnología y por el Organismo de Estados Americanos (OEA). Fue además Presidente de la Asociación Geológica Argentina y Miembro Fundador de la Asociación Paleontológica Argentina que presidió entre 1969 y 1971.
La vocación geológica de Stipanicic, ya a partir de las aulas universitarias, fue impulsada por uno de los maestros de la Geología Argentina, Don Pablo Groeber, mientras que la vena paleontológica fue, en buena medida, desarrollada por su otro profesor, el botánico Don Alberto Castellanos. Sus exploraciones geológicas en áreas cuyanas y patagónicas le permitieron realizar trabajos estratigráficos detallados así como recolectar numerosos fósiles, algunos de los cuales estudió con posterioridad. Entre ellos, se destacan principalmente las plantas. En la primera etapa de sus exploraciones efectuó investigaciones estratigráficas del Mesozoico, las que fueron plasmadas en numerosas publicaciones, muchas de ellas compartidas con colegas, las que continúan vigentes en la actualidad. De esta etapa se destacan principalmente sus trabajos sobre formaciones triásicas cuyanas que brindaron excelentes floras, algunos de cuyos componentes fueron descriptos minuciosamente. Cabe destacar que desde el inicio de sus investigaciones, Stipanicic fue siempre muy detallista y cuidadoso en registrar en mapas y perfiles la procedencia geográfica y estratigráfica de los fósiles, aspecto que supo transmitir a sus colegas de ruta y discípulos.
Cuando sus funciones directivas le restaron tiempo para investigar y publicar, encontró un núcleo de paleontólogos y estratígrafos que continuaron con la exploración e investigación por él iniciada, a quienes apoyó decididamente en los aspectos logísticos y académicos. Como resultado de este apoyo comenzaron a aparecer trabajos en revistas nacionales primero, y luego en publicaciones internacionales. Podemos señalar, sin temor a equivocarnos, que gracias al esfuerzo realizado por Stipanicic junto a sus primeros colegas y compañeros de estudio, el Dr. Carlos A. Menéndez y la Dra. María Bonetti, la Paleobotánica alcanzó una fértil continuidad en nuestro país. Así surgió una nueva pléyade de investigadores que dio inicio a lo que hoy ya es una escuela paleontológica que cuenta con numerosos especialistas en diferentes instituciones en todo el país.
En los últimos años, y con más tiempo para la investigación, Stipanicic se dedicó a pulir y sintetizar información estratigráfica y paleobotánica acumulada durante los años de su ausencia. Así surgieron, entre otras obras, dos que estimo son hitos que serán referencia obligada en el futuro. En primer lugar destaco la obra que editó en 1995 con el Dr. Mario Hünicken y la colaboración de varios colegas,"Revisión y actualización de la obra paleobotánica de Kurtz en la República Argentina", publicada como un volumen de las Actas de la Academia Nacional de Ciencias (Córdoba). Luego de varios años de investigación de los materiales originales del viejo Atlas de Kurtz (1921), y con estudios de campo para confirmar la localización de los fósiles que realizaron varios colegas, se logró plasmar una publicación de valor histórico al rehabilitar la colección paleobotánica primigenia de nuestro país. Y por otra parte, se revalidarony actualizaron muchos epítetos taxonómicos de vegetales que tienen amplia distribución en el Paleozoico y Mesozoico del Gondwana. La segunda obra de síntesis es su más reciente publicación que editó junto a Claudia Marsicano, el volumen VIII del Léxico Estratigráfico de la Argentina, dedicado al Período Triásico. La misma reúne una vasto conjunto de nombres usados en trabajos de índole estratigráfica sobre todas las unidades descriptas o mencionadas en nuestro país. La valorización de los términos permite disponer de nombres legalmente definidos por el Comité Argentino de Nomenclatura Estratigráfica.
Ciertamente la producción académica de Stipanicic refleja su orientación paleobotánica y estratigráfica, que logró conjugar de manera equilibrada tanto en sus aspectos geológicos como botánicos. Fue una etapa de nuestro desarrollo que obligó a tener una visión más amplia de los problemas dado que la exploración del extenso territorio aún se hallaba en sus comienzos. Cumplida la misma, se pudo pasar a la etapa de mayor especialización, circunscribiendo determinadas áreas geográficas, períodos geológicos o grupos taxonómicos cada vez más acotados.
Quienes fuimos discípulos y amigos de Pedro, recordaremos siempre su nítida personalidad, como también su rigor científico y analítico con que analizaba tanto sus trabajos como las contribuciones de otros colegas por expreso pedido de sus autores o de los editores. Su "lápiz rojo" se hizo famoso entre nosotros, y aunque resultaba molesto en ciertos casos, fue sin embargo determinante para la mejoría de muchos trabajos, entre los cuales se cuentan algunos de mi propia cosecha. En este sentido, Pedro heredó algo de Castellanos, su profesor de Botánica, quien, al decir de sus alumnos era como las cactáceas, "espinoso por fuera y blando por dentro". Quienes estuvimos cerca de Pedro habremos de recordar y atesorar sus consejos y enseñanzas así como su bondad, teñida de un aire que tan bien lo caracterizaba, rememorando la "vieja cultura europea" a la que él era tan adicto. Las nuevas generaciones habrán de hallar en sus trabajos orientación y base, al mismo tiempo, como para para continuar investigando en temas por él abordados, o bien en otros nuevos e inspirados en su fecunda producción. Deja un mensaje claro que sintetiza una expresión latina clásica, plenamente aplicable en su caso: "Feci quot potui, faciant meliora potentes". ("Hice cuanto pude, que hagan mejores cosas los que puedan").

Sergio Archangelsky
Museo Argentino de Ciencias Naturales "B. Rivadavia", Buenos Aires

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