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Revista de la Asociación Geológica Argentina

versión impresa ISSN 0004-4822

Rev. Asoc. Geol. Argent. vol.69 no.4 Buenos Aires dic. 2012

 

NECROLÓGICA

Mario González Astorquiza (1918-2012)

Mario González Astorquiza nació el 23 de diciembre de 1918, en San Nicolás de los Arroyos, provincia de Buenos Aires. Aplicado alumno del Colegio Nacional de esa ciudad, despertó su vocación temprana por estudio de las "piedras" como él mismo decía, analizando las variedades que se utilizaban para el balastro de las vías.
Recibió el título de Doctor en Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Córdoba en 1943. Como Don Mario recordaba, aprendió a conocer las Ciencias de la Tierra a través de Seck, Fernández, Spegazzini, Feruglio, Frenguelli, Bodenbender, Stapenbeck, Windhausen, Brackebush, Olsacher, Bracaccini, entre otros. Fue compañero de Alberto Rex González, indiscutido antropólogo a quien acompañaba en sus expediciones. Durante el primer año de la carrera, YPF lo seleccionó y le otorgó una beca que empezó a cobrar en el segundo año, con la condición de hacer una tesis sobre hidrocarburos. Así con su compañero el "Chango" Fort viajaron a Mendoza, donde simultáneamente con la tesis en la zona del cerro del Plata, hizo la especialización en Ingeniería del Petróleo. El 27 de junio 1943 obtuvo el titulo de Doctor en Ciencias Naturales con especialización en Geología, con una calificación de sobresaliente.
Comenzó su carrera profesional en Comodoro Rivadavia como encargado de la revisión de muestras (cuttings) y formó parte del equipo que exploraba el conocido Flanco Sur de la Cuenca del Golfo de San Jorge. Sus comentarios al respecto indicaban la importancia del descubrimiento de petróleo, que en 1946 revitalizó y demostró la importancia de la investigación geológica en la prospección de hidrocarburos. Con entusiasmo contaba que geológicamente la cuenca del Golfo de San Jorge tenía dos flancos, el Norte que ya había sido descubierto y el Sur, en el que todavía no se habían hecho exploraciones y donde el 27 de julio de 1945 fue descubierto el yacimiento Cañadón Seco, a 14 kilómetros de Caleta Olivia. Permaneció siete años más en el sur como supervisor de pozos en Cañadón Seco, Pico Truncado, Manantiales Berh, el Trébol, Pampa del Castillo, entre otros, hasta que en el 1952 lo transfirieron al pozo Santa Elena, en Godoy Cruz, Mendoza, y más al Norte en Ombuta, Pedro Luro, San Cristóbal, General Belgrano, Jáchal y Niquivil. Así conoció gran parte de los yacimientos del país. La profesión le dio grandes compañeros como Del Cueto, Viglione, Simonato, Catinari, Rozloskick, Giudici, Guarnieri, Lafont, Peláez, como cariñosamente relataba. Luego de sus largos años de campo ascendió a Jefe del Laboratorio de Investigaciones de YPF en Florencio Varela. El largo viaje diario a Buenos Aires, donde vivía, lo hizo pensar en que aprovechar el tiempo, y así comenzó a estudiar abogacía y cuatro años más tarde obtuvo su tercer título en la Universidad de La Plata. Él se jactaba de decir que estudió Derecho para comprender lo que le gustaba de la Geología. Así, pasó al sector de Contratos de YPF donde se ocupó de auditorías a grandes empresas. Para esas épocas también pudo presentar un proyecto de ley para que permitiera la jubilación de los geólogos a los 60 años. Fue presidente de la Asociación para el Personal Superior de YPF hasta 1966.
Durante años se dedicó a la docencia. Dio clases en el Instituto del Petróleo, hoy Instituto del Gas y del Petróleo (IGPUBA) y fue profesor titular de política y economía del petróleo; de geografía física y de nociones de geofísica, en la Universidad de Buenos Aires.
A mediados del siglo pasado donde grandes instituciones como YPF, la Dirección de Minas, la Comisión Nacional de Energía Atómica, el Banco de La Nación, el Banco Nacional de Desarrollo y las Direcciones Provinciales de Minas, entre otras, albergaban muchos profesionales de la geología, formó parte de ese grupo de inquietos geólogos que se reunían para definir una primera asociación en defensa de la profesión. Y así junto con Monteverde, Vallina, Storni, Simonato, Torres, Criado, Torrea, Cefaly y otros más, fundan el Centro Argentino de Geólogos, institución de la cual fue presidente. Este desafío llevó también a González Astorquiza y otros colegas a aportar una cuota mensual extraída del sueldo junto con un importante aporte financiero de otros colegas para adquirir la sede donde funcionaría dicha institución y luego también la Asociación Geológica Argentina, el Consejo Superior Profesional de Geología y la Asociación Paleontológica Argentina, conocida por todos como la Casa del Geólogo.
Quizás uno de sus mayores logros colectivos fue bregar por la creación del Consejo Superior Profesional de Geología que habilitó legalmente a ejercer la profesión en el ámbito nacional desde el año 1963. Fue secretario del Consejo Directivo en el periodo 1964-1966 y contaba con orgullo que era el portador de la matrícula profesional número 26. No sólo por eso recibió su "titulo" de Miembro Pionero en el año 2001, sino también porque en el medio siglo de vida de esta institución, aportó ideas para mejorar día a día la inserción de la actividad en distintos ámbitos. Soñaba que el Consejo Profesional fuera el catalizador necesario para concretar la unión de los geólogos cualquiera fuese su especialidad. En su nota en la Revista Geotemas (CSPG) propuso que era conveniente modificar la Ley para adaptarla a las necesidades actuales. Formó parte del Tribunal de Ética en las dos últimas gestiones. Fue miembro de varias asociaciones, entre ellas, la Asociación Geológica Argentina.
En el 2005, fue homenajeado por la Cámara de Diputados obteniendo el reconocimiento dentro del grupo de los Mayores Notables. Hasta último momento se mantuvo en actividad. Era presidente de la Fundación ISALUD. La Secretaría General del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires lo distinguió como "Vecino Participativo del Barrio de Monserrat", por el accionar diario de en la promoción de la solidaridad y la participación ciudadana, para hacer que Buenos Aires sea una ciudad más amigable y responsable. En el año 2011 fue galardonado como Embajador de Paz (ONU) y como presidente honorario del Comité de Ética y Ciencia de la Dirección de Ciencia y Tecnología de la Secretaría de Gobierno de la Municipalidad de San Nicolás.
Toda esta reseña sería incompleta si no se incorpora a Sara García o "Sarita", como le decía con mucho amor a su compañera de toda la vida, de la cual se enamoró a los seis años, estuvo casado 67 años y tuvo dos hijos y cinco nietos. Sus hijos eran motivo de orgullo y siempre comentaba que cuando entraba a un restaurante con uno de sus hijos, quien era entonces Ministro de Salud de la Nación, la gente cuando lo reconocía a su hijo se ponía de pie y lo aplaudía, distinción rara para un político en nuestros días.
Finalizo recordando una frase que sintetiza la persona de Dr. Mario González Astorquiza, y que tanta veces le escuche decir "el estudio y la honestidad son las mejores maneras de triunfar". Este triunfador que vivió 93 años, lleno de optimismo y pasión, dejó sus enseñanzas plasmadas en varias generaciones, en distintos ámbitos y regiones en los que se desempeñó.

Se mencionan algunos de sus trabajos que marcan su perfil e inquietudes en las distintas actividades de su vida.

González Astorquiza, M. 1948. Comparación litológica y estratigráfica de las perforaciones de Pedro Luro (PL.1) y Ombucta (OM.1). Informe inédito YPF, Buenos Aires.

González Astorquiza, M. 1952. Estudio de la tectónica del Rético Terciario y Cuaternario al oeste de Godoy Cruz, Mendoza (DGM 333), Informe inédito YPF, Buenos Aires.

González Astorquiza, M. 1977. Economía política y legislación del petróleo. Facultad de Ingeniería Universidad de Buenos Aires.

González Astorquiza, M. 2002 Amor por la tierra: Historias de vida. Instituto Argentino del Petróleo y del Gas, Petrotecnia 4: 70-73, Buenos Aires.

González Astorquiza, M., 2002. Dos amores. GEOTEMAS (CSPG) 14:16-18, Buenos Aires.

Liliana Castro

Departamento de Ciencias Geológicas, Universidad de Buenos Aires.