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Darwiniana, nueva serie

Print version ISSN 0011-6793

Darwiniana vol.50 no.2 San Isidro Dec. 2012

 

ARQUEOBOTÁNICA Y ETNOBOTÁNICA

Diversidad local y prácticas agrícolas asociadas al cultivo tradicional de duraznos, Prunus persica (Rosaceae), en el Noroeste de Argentina

D. Alejandra Lambaré1 & M. Lelia Pochettino2

1 Laboratorio de Botánica Sistemática y Etnobotánica, Cátedra de Botánica Sistemática y Fitogeografía, Facultad de Ciencias Agrarias, Universidad Nacional de Jujuy, Alberdi 47, 4600 San Salvador de Jujuy, Argentina; dal2782@yahoo.com.ar (autor corresponsal).
2 Laboratorio de Etnobotánica y Botánica Aplicada, Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata, Calle 64 n°3, 1900 La Plata, Argentina.


Resumen

Este trabajo constituye una aproximación etnobotánica a la diversidad de grupos y variedades locales de duraznos y los criterios para delimitar esos etnotaxones. Además, se describen las prácticas de manejo que acompañan la conservación de este cultivo en una comunidad del noroeste argentino. Se estableció una clasificación principal, denominada grupos de cultivariedades, la cual se define como el conjunto de variedades reunidas bajo un único nombre vulgar, resultado de la suma de atributos y diversos criterios definidos localmente. Asimismo, se estableció una subcategorización en etnovariedades definidas por características particulares. Este primer acercamiento evidencia el valor trascendental que adquiere la incorporación y apropiación de un recurso foráneo como elemento representativo del paisaje y del contexto sociocultural de la comunidad, el cual se expresa en el profundo conocimiento que poseen los pobladores para diseñar una clasificación e incorporar prácticas agrícolas asociadas a este cultivo

Palabras clave. Agricultura tradicional; Etnobotánica; Etnovariedades.

Abstract

This work is an ethnobotanical approach to the diversity of groups and local varieties of peaches and the criteria to delimit these ethnotaxa. It also describes management practices that accompanies the maintenance of this culture in a northwestern Argentinian community. A main classification was proposed, the cultivarieties group, defined as the set of varieties together under one common name which is the result of the sum of attributes derived from various locally defined criteria. A subcategorization known as etnovarieties, defined by specific characteristics, was also established. This first approach demonstrates the transcendental value that the incorporation and ownership of a foreign resource acquires as a representative element of the landscape and cultural context of the community, which is displayed on the deep knowledge of the inhabitants to shape a classification and incorporate the agricultural practices associated to this crop.

Keywords. Ethnobotany; Ethnovarieties; Traditional agriculture.


INTRODUCCION

En las sociedades tradicionales existe una tendencia a clasificar el ambiente y los recursos vegetales que lo conforman (Casas et al., 1994; Nazarea, 1998; Cabrera et al., 2001; Lema, 2009). Entre las características que se emplean para estas clasificaciones se identifican las de tipo morfológico, sensorial, utilitaria, cultural y ecológica, siendo las morfológicas las más empleadas para constituir la base de los sistemas de clasificación y describir la forma en que las sociedades perciben su entorno (Rivera Núñez et al., 1997; Molares & Ladio, 2008; Zamudio & Hilgert, 2012).
Los elementos que caracterizan la diversidad local de especies y variedades cultivadas, así como los atributos localmente percibidos están mediados por el manejo del entorno que realizan los pobladores y los criterios culturales empleados. Su análisis e interpretación se encuentran enmarcados dentro de estudios que intentan comprender la forma en que los seres humanos ven, perciben y ordenan su entorno natural, es decir la perspectiva"emic", que a su vez conjuga el conjunto de prácticas, conocimientos y creencias, producto del accionar individual y social (Toledo, 2002) . Lo significativo de este tipo de estudio se basa en el entendimiento de los principios que regulan esta relación (seres humanos-plantas) y que operan directamente sobre el mantenimiento, aumento y/o disminución de la diversidad de especies vegetales cultivadas, los cuales pueden constituir elementos básicos para el desarrollo posterior de alternativas de diseños de uso y manejo de los recursos naturales y agrícolas (Latournerie Moreno et al., 2005; Sánchez et al., 2007; Pochettino & Lema, 2008; Lema 2009). Al respecto, Berlin (1992) plantea que los grupos de plantas y animales se presentan al observador como series de discontinuidades cuya estructura y contenido pueden ser percibidas por todos los seres humanos esencialmente del mismo modo. Sin embargo, cualquier sistema biológico"folk" sólo reconoce ciertas porciones de la realidad biológica presente en un hábitat local. Se debe tener en cuenta que los procesos de selección cultural se desarrollan sobre dichas discontinuidades percibidas localmente y consecuentemente los cambios morfológicos y agronómicos son producto de la acción individual y comunal y de las tecnologías implementadas que se hacen evidentes en el tiempo por la presencia de diversidad infraespecífica. Esa diversidad puede estar reconocida oficialmente y a nivel global (cultivares o cultivariedades, según International Code of Nomenclature for Cultivated Plants, 2009) o tratarse de discontinuidades reconocidas localmente (etnovariedades). Estos taxones o etnotaxones son funcionales a las preferencias de uso y elección local y también son el resultado de la influencia ejercida por la dinámica mercantil (Sánchez et al., 2007; Rosales Bustamante et al., 2009). Dichos procesos se pueden identificar ya que en toda sociedad la gestión del paisaje cultural conjuga prácticas y acciones conjuntas que se aprenden, experimentan y reproducen social e individualmente a lo largo del tiempo (Berkes, 1993; Gadgil et al., 1993; Casas et al., 1994; Pochettino & Lema, 2008; Lema, 2009).
En esta contribución se presenta la clasificación local de duraznos en el noroeste de Argentina, a partir de las percepciones tradicionales. Por este motivo se utilizan dos conceptos que dan cuenta de esta situación propuestos por Rivera Núñez et al. (1997). El primero de ellos es el de etnovariedad que, según Obón y Rivera (2005), constituye un tipo particular de cultivariedad definido por un contexto cultural concreto, tradicional, caracterizado por un atributo o conjunto de atributos, en virtud de lo cual resulta claramente diferenciable, uniforme y estable. Bajo este término, además, se define al grupo de individuos obtenidos de semillas procedentes de polinización no controlada, pero también topovariantes, clones y quimeras derivadas de injertos. La importancia de la gestión individual y social es puesta de relieve por estos autores quienes consideran que, a diferencia de la cultivariedad, la etnovariedad es politípica como consecuencia de las diferencias de criterio de los distintos agricultores que la gestionan y extremadamente variable para los atributos resultantes de la aplicación de dichos criterios. Sin embargo, esta variabilidad puede reunirse en categorías mayores, denominadas grupos de etnovariedades (por analogía con el grupo agronómico de cultivariedades), que son conjuntos de etnovariedades caracterizados y agrupados por los pobladores bajo un nombre único sobre la base de caracteres comunes, seleccionados con distintos criterios, ya sean morfológicos, organolépticos y/o vinculados con la fecha de maduración.
El género Prunus L. (Rosaceae, Prunoideae) se encuentra dividido en varios subgéneros que responden particularmente a la morfología del fruto. Estas variaciones morfológicas dependen del tiempo de maduración, el tamaño y el color del mismo, el cual puede variar desde blanco verdoso hasta amarillo dorado, con una coloración carmesí que puede estar casi ausente o cubrir el fruto por completo. Asimismo, el color del mesocarpo puede ser verdoso, blanco o amarillo (Masefield et al., 1980; Rivera Núñez et al., 1997).
El registro bibliográfico establece el origen de la especie Prunus persica (L.) Batsch. en las zonas montañosas del Tíbet y del norte de China. Su presencia en el Mediterráneo se remonta a comienzos de la Era Cristiana (siglo I), sin embargo, su taxonomía, historia evolutiva, centros de origen y de dispersión son poco claros (Burkart, 1972; Depypere et al., 2007; Burger et al., 2011; Delucchi, 2011). En América, su ingreso acontece junto con las expediciones de Colón, extendiéndose desde Estados Unidos y México hasta la totalidad del continente siguiendo diversas rutas. Luego del año 1550, junto a las primeras fundaciones de las actuales ciudades del Noroeste (Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca y Santiago del Estero) y Centro (Córdoba) de Argentina, que antiguamente conformaron el Gobierno de Tucumán, esta especie ingresa junto a otras originarias del Viejo Mundo, tales como el trigo y la cebada en las zonas templadas del NOA (De la Puente & Olea, 1900; López de Gómora, 1922; D´Orbigny, 1945; Báez, 1947,1949; Masefield et al., 1980; Rivera Núñez et al., 1997; Luna, 2001; Capparelli, 2005; Giovannetti, 2005).
En relación con los usos, el alimenticio es considerado y descrito como el más importante. El fruto de esta especie, pude ser consumido en forma fresca, deshidratada o en diferentes preparaciones (jaleas, mermeladas o dulces). Las clases de duraznos de mesocarpo amarillo son populares para conservas, secados y mermeladas, así como por su buen sabor, mientras que el tipo de mesocarpo blanco se considera el de mejor sabor y el más resistente en un clima frío (Masefield et al., 1980; Rivera Núñez et al., 1997). García et al. (2002) describen los viajes de intercambio de productos en época de Cuaresma, entre la Puna y los valles interserranos de la Argentina, donde diferentes frutas frescas, entre ellas los duraznos, formaban parte del trueque y se consideraban como la golosina de los niños de la región. Rivera Núñez et al. (1997) citan esta especie por sus propiedades medicinales; una infusión preparada con las hojas puede emplearse como laxante. Zardini & Pochettino (1983) describen para el departamento de Santa Victoria y de Iruya, al norte de provincia de Salta, la diversidad de plantas autóctonas cultivadas en huertas familiares o pequeñas parcelas y citan la presencia de cultivos arbóreos de frutales que crecen junto a ellas. Por otra parte, además de estos aspectos utilitarios, la recuperación de duraznos entre restos arqueológicos hallados en un contexto de tipo ritual sería un indicador del uso ceremonial en poblaciones nativas del período Hispano-Indígena (Capparelli et al., 2005).
La información etnobotánica y la diversidad de etnovariedades, así como la historia evolutiva, los cambios acontecidos luego de su ingreso y la apropiación temprana en las comunidades, han sido tratadas en forma esporádica. Por este motivo, este trabajo constituye una primera contribución en relación con las formas de clasificación local, los sistemas agrícolas y las prácticas tradicionales de este frutal, considerando que el manejo local que se realiza del cultivo actualmente se refleja en la morfología de las variedades, las que en algunos casos resultan ser exclusivas para la región de estudio. La contribución de este estudio apunta a comprender la historia local de la relación plantas - seres humanos, en contextos pluriculturales cuyo presente es el resultado de 500 años de interacción entre saberes y recursos locales y foráneos, resignificados e influyentes en la realidad socio-económica y cultural de las comunidades del Noroeste argentino.

ÁREA DE ESTUDIO

Este estudio se desarrolló a 15 km de la localidad de Tilcara, en el Departamento homónimo, en el Centro-Este de la Provincia de Jujuy (Argentina), en la localidad de Juella o Jueya -indistintamente-, ubicada a 23°31'18.90"S y 65°24'5.46"O."Jueya" probablemente deriva de la palabra huella o sendero o también puede inferirse como sinónimo de"juira", interjección empleada por el poblador nativo para arriar sus tropas. Asimismo, si esta palabra es de origen quichua podría derivar de"huysa", donde su deformación se pronuncia"juiya", que significa carnero macho de la oveja (Paleari, 1987).
Esta localidad cuenta con una población de 55 familias y 17 personas que viven solas (Troncoso, 2003) o 188 habitantes (Censo Poblacional 2001). Se emplaza sobre la margen del río homónimo y los tributarios del Río Grande, con una altitud promedio de 2700 m s.m. (Fig. 1) y queda definida en lo que Merlo et al. (2005) reconocen como sector medio de la Quebrada de Humahuaca (Provincia Fitogeográfica Prepuneña), la que se caracteriza por presentar un clima árido en el sector norte y central y semiárido en el sector sur, con una amplitud térmica elevada y precipitaciones medias anuales que varían entre los 120 y 130 mm, exclusivamente estivales. La cubierta vegetal es xerofítica, con predomino de especies arbustivas, arbóreas bajas y cactáceas. Las variaciones del gradiente altitudinal dan lugar al reemplazo de especies tolerantes a condiciones ambientales de mayor aridez en dirección norte (Cabrera, 1976; Brawn et al., 1991; Albeck, 1992; Bianchi & Yañes, 1992; Cremonte 2003).

Fig. 1.Ubicación del área de estudio, Jujuy, Argentina.

Los pobladores son, en su mayoría, descendientes de población nativa, pero con algún grado de mestizaje con los europeos arribados a la zona en diferentes momentos. Es importante destacar que la zona de estudio forma parte de un yacimiento arqueológico de ocupación prehispánica de importancia en la Quebrada de Humahuaca (Albeck, 1992). En la región se habla un español regional y aún persisten algunas palabras y estructuras gramaticales propias del quechua (Troncoso, 2003), lo que se refleja en los nombres vernáculos de las etnovariedades. El ingreso familiar se basa en la economía de subsistencia, a través de actividades agrícolas y ganaderas cuyos productos se destinan al autoconsumo o bien al mercadeo local en pequeña escala de cultivos y alimentos elaborados a partir de ellos. Ocasionalmente, los pobladores realizan alguna forma de trabajo asalariado y muchos de ellos se encuentran trabajando en organizaciones no gubernamentales que llegaron a la zona tiempo atrás a fin de implementar planes de desarrollo local (Troncoso, 2003; Cruz, 2004, 2008). El tamaño de la extensión de las parcelas con que cuenta la unidad doméstica se encuentra entre 0,5-2 has. Las actividades agrícolas se desarrollan en pequeñas áreas cultivadas que reciben diversas denominaciones (terreno, rastrojo, campo, huertas) aledañas a las casas de la familia y en las que se encuentran los recursos vegetales destinados al consumo familiar y al comercio informal (Pochettino & Lema, 2008). Las características de la economía local son causa de migraciones hacia las zonas urbanizadas, las cuales constituyen uno de los principales factores que limitan la cantidad de habitantes que posee esta localidad.

MATERIALES Y MÉTODOS

Durante los años 2010-2012, se realizaron campañas semanales a la zona de estudio y se aplicó la metodología de la etnobotánica cualitativa. Se implementaron encuestas abiertas, semiestructuradas y observación participante en las unidades domésticas, que fueron visitadas más de dos veces por entrevistado. Se trabajó con un total de 20 personas (13 mujeres y 7 varones) que representan el 11% de la población total y el 36% de las familias que viven actualmente en esta localidad. Todos los entrevistados son mayores de edad, entre los 43 y 77 años y de nacionalidad argentina.
Preferentemente se trabajó con pobladores que mantienen contacto cotidiano a través del manejo del cultivo. La selección de los entrevistados se realizó en primera instancia al azar, y a partir de los primeros, se empleó el método Bola de Nieve (Bernard, 2000). Durante las entrevistas y las visitas a los cultivos en estado reproductivo y vegetativo, se pidió a los informantes que realizaran la identificación y las descripciones de las etnovariedades de duraznos presentes. Las entrevistas fueron orientadas a indagar acerca de los atributos y/o apreciaciones locales empleadas para la clasificación y diferenciación de la diversidad presente, así como las estrategias que acompañan el manejo agrícola del cultivo en la región (Alcorn, 1995; Cotton, 1998; Martin, 2001).
El material de herbario constituido por partes aéreas de plantas de frutales (hojas y ramas) y frutos, resultado del trabajo realizado en los rastrojos en compañía de los productores, se identificaron y depositaron en el Herbario de Plantas Útiles y en la Colección de Frutos y Semillas del Laboratorio de Etnobotánica y Botánica Aplicada de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata, con la asignación de siglas y número de registro personal.

Material examinado

Prunus persica (L.) Batsch
ARGENTINA. Jujuy. Depto. Tilcara, Juella, 8-III-2011,"Amarillo", Lambaré 22 (frutos y semillas);"Rosado", Lambaré 25 (frutos y semillas);"Amarillo corazón rojo", Lambaré 31 (frutos y semillas);"Frisco rosado", Lambaré 20 (frutos y semillas);"Jorge", 8-III-2012, Lambaré 30 (frutos y semillas);"Frisco blanco", Lambaré 50 (frutos y semillas);"Frisco amarillo", Lambaré 46 (frutos y semillas);"Rosados común", Lambaré 45 (frutos y semillas);"Blanco común", Lambaré 52 (frutos y semillas).

RESULTADOS

El principal uso local de los duraznos es el alimenticio, en distintas preparaciones. Asimismo, se constató que algunos pobladores usan el jugo de los duraznos deshidratados ("pelones") hervidos con azúcar ("compota") con fines medicinales, para tratar afecciones relacionadas con los riñones.
El cultivo de durazno se realiza en terrenos que reciben el nombre de rastrojo (Fig. 2A). Las diferentes actividades pre y poscosecha son tareas que desarrollan principalmente las mujeres de la familia, quienes destinan la producción para el consumo familiar y el comercio informal, de fruta fresca o el producto elaborado, en mercados locales o con los vecinos, como una alternativa de ingreso económico. Además, considerando la fruta fresca, los"pelones" (Fig. 2B) son los productos que se comercializan con mayor frecuencia ya que existe una importante demanda por parte de las familias que viven en el cerro y en zonas vecinas, quienes los prefieren por sus características de duración al almacenarlos (un año aproximadamente). Es muy común ver, durante la época cercana a la festividad religiosa de Pascua (marzo-abril), la venta de estos productos en los mercados locales y ferias, donde los pobladores de las tierras más altas bajan para comprar o intercambiar duraznos por carne y/o sal.

Fig. 2. A, rastrojo con duraznos.B, pelones elaborados con diferentes variedades de duraznos. C, diversidad de duraznos. D, durazno prisco (= frisco, de partir). E, pepitas seleccionadas.

Los duraznos y su clasificación local

Se identificaron distintas etnovariedades de duraznos actualmente cultivadas en la localidad de Juella (Fig. 2C), todas pertenecen a la especie botánica Prunus persica. Los grupos de etnovariedadades, las etnovariedades, los criterios y los descriptores locales identificados se resumen en la Tabla 1.

Tabla 1. Grupos de etnovariedades y etnovariedades definidas a partir de criterios y descriptores locales.

Descriptor local

Organoléptico

Agronómico

De uso

Morfológicos (fruto y flor)

Sensorial

Cosecha

Duración luego de la cosecha

Grupo de etnovariedades

Etnovariedad

Color epicarpo

Color pulpa (mesocarpo)

Adherencia del endocarpo

Características de la pepa (endocarpo)

Color de la flor

Sabor, consistencia, aroma

Durazno común

Amarillo entero

amarillo

amarillo fuerte

si

surcos marcados

rosa bajito

jugoso

luego de los duraznos friscos

2-3 meses

elaboración de dulces, licores ensaladas de fruta, pelones

Amarillo corazón rojo

amarillo con color (pintitas, pinto)

amarillo con centro rojo

si

surcos marcados

rosa bajito

jugoso

temprana

Blanco

blanco con pintitas

blanco

si

surcos marcados

rosa bajito

jugoso

luego de los duraznos friscos

Rosado

amarillo suave con pintitas rosas

amarillo suave

si

surcos marcados

rosa bajito

jugoso, con o sin fragancia

temprana junto a los friscos

Durazno Jorge (=Cholo Cholito)

blanco

blanco

si

de color claro y surcos poco profundos

blanca

dulce, jugoso

último en ser cosechados

consumo directo

Durazno alancate (=Olancate)

blanco

blanco

si

de color claro y surcos poco profundos

rosa

jugoso, de aroma agradable

último en ser cosechados

consumo directo

Durazno prisco (=frisco, de partir)

Amarillo

amarillo pinto

amarillo suave

no

surcos suaves

rosa fuerte

muy dulce y con hebras (fibras)

primero en ser cosechados

menos de 1 mes

consumo directo, pelones

Blanco

amarillo suave con pintitas rosa

blanco con centro rosa

no

primero en ser cosechados

Rosado

amarillo suave con rosado

amarillo con centro rosa

no

último en ser cosechado

Los atributos o criterios"emic" usados para reconocer y diferenciar cada uno de los grupos de etnovariedades y las etnovariedades fueron agrupados en aquellos de tipo organoléptico (morfológico y sensorial), agronómicos y de uso, principalmente relacionados con el fruto. Se estableció una clasificación principal, denominada grupos de etnovariedades, que constituye el conjunto de etnovariedades que se reúnen bajo un único nombre vulgar. El grupo presenta diversas características y resulta de la suma de atributos correspondientes a los distintos criterios y descriptores identificados, como por ejemplo la adherencia del carozo, que es el carácter que permite realizar la primera diferenciación y establecer dos grupos de etnovariedades: duraznos comunes y duraznos priscos (friscos o de partir, según otros pobladores) (Fig. 2D). Asimismo, se estableció una subcategorización que define las etnovariedades, las que responden principalmente a características individuales tales como las morfológicas (color de epicarpo, mesocarpo) y sensoriales (sabor, consistencia y aroma). Como forma secundaria de clasificación se citan atributos relacionados con criterios agronómicos como el periodo de cosecha.

Fuera de la época de fructificación, la diferenciación de los grupos de etnovariedades depende del color de la flor y, en menor medida, de las hojas y el tallo. Sin embargo, esta clasificación no es tan especializada como cuando el elemento diagnóstico es el fruto.
Al indagar sobre la diversidad de duraznos que se cultivaban antiguamente en la zona, los pobladores de Juella mencionan la presencia del durazno agrio de sabor amargo y ácido, empleado para la elaboración del"mocochinche", nombre en desuso para lo que actualmente se denominan"pelones". Con la introducción de semillas de otras regiones de la Argentina, tales como la provincia de Mendoza y el sur del país, este tipo se fue perdiendo hasta su desaparición.

A continuación se presentan los principales descriptores empleados para definir a los grupos de etnovariedades y a las etnovariedades:

1. Grupos de etnovariedades durazno común. La primera clasificación para el grupo se asocia con la adherencia del endocarpo y mesocarpo. El grupo de duraznos comunes se diferencia del grupo de los duraznos priscos o friscos por ser más jugosos y durar más tiempo (al cosecharlos antes de la madurez de fruto y almacenarlos en condiciones adecuadas), característica que los pobladores atribuyen a la menor presencia de azúcares. También se diferencian por presentar un endocarpo con surcos marcados -pepa- y por el uso que los pobladores le asignan.
Etnovariedades. Las etnovariedades recogidas son: Amarillo entero, Amarillo corazón rojo, Rosado y Blanco. El nombre y la diferencia de cada subcategoría se definen principalmente por la pigmentación del epicarpo del fruto -carita- y el color del mesocarpo -pulpa o carne. El período de cosecha y el uso constituyen otro medio de diferenciación. Por ejemplo, los duraznos Amarillo entero son lo que se emplearán para la elaboración de durazno envasado (al natural o en almíbar), dulces y licores. En la etnovariedad durazno Rosado, la presencia de aroma se emplea como medio para su identificación. Se encontraron también otras etnovariedades comunes: durazno Jorge ("cholo","cholito") y durazno alancate ("olancate"). Si bien comparten la característica del grupo, los productores no emplean la adherencia como característica útil para su descripción y diferenciación.
Las características mencionadas por los productores para identificar el durazno Jorge son: el color blanco de sus flores que permanece en el fruto (epicarpo y mesocarpo), la pepa de una tonalidad marrón clara con surcos suaves y el fruto de mayor tamaño y con una pulpa más jugosa, en comparación con los otros duraznos. Los entrevistados manifestaron la preferencia por esta variedad por el gusto y/o sabor dulce. También reconocen que en los últimos años los árboles de esta localidad son cada vez menos y dan poca fruta o poseen poco sabor, situaciones comunes bajo condiciones adversas del clima.
El durazno alancate es una variedad poco conocida de la que existen escasas referencias, sin embargo los informantes la citan. Entre las características distintivas se mencionan el color blanco de la pulpa y el agradable aroma que presenta la fruta.

2. Grupo de etnovariedades duraznos priscos (= friscos, de partir). El nombre del grupo responde a características relacionadas con la falta de adherencia del endocarpo a la pulpa del fruto (mesocarpo). Además, se diferencia del grupo de los duraznos comunes, por la presencia de una pulpa más fibrosa y el sabor dulce,"riquísimo", por lo que estas variedades son, por lo general, consumidas directamente. Los pelones preparados con estas variedades resultan distintos de aquellos que provienen de duraznos comunes.
Las etnovariedades recogidas son: Amarillo, Blanco y Rosado. El nombre y la diferencia de cada subcategoría también se vinculan con la pigmentación del epicarpo del fruto, el color del mesocarpo y la época de maduración. La etnovariedad Rosado se diferencia de las demás por su cosecha tardía. Los pobladores prefieren el cultivo de estas etnovariedades por su sabor agradable y por la demanda en el momento de la comercialización. Algunos pobladores consideran las etnovariedades Amarillo y Rosado delicadas para el cultivo.

Aproximaciones al manejo de las etnovariedades

A partir de la primera aproximación realizada se identificaron prácticas diferenciales de manejo local para las etnovariedades. Es posible realizar esta caracterización considerando la época de cosecha, el almacenamiento y la selección, en función de características sensoriales tales como el aroma.
Los cultivos de duraznos se asocian a otros frutales presentes en los rastrojos, como manzanas (Malus domestica Borkh), peras (Pyrus communis L.), membrillos (Cydonia oblonga Mill.) y principalmente maíz (Zea mays L.).
Los pobladores diferencian dos espacios o áreas destinadas al cultivo de este frutal, junto a otras especies nativas y exóticas con diferentes usos: las huertas y los rastrojos. La primera corresponde a una superficie de terreno de menor tamaño que se ubica cerca de la vivienda familiar y donde prosperan especies alimenticias, medicinales, ornamentales y plantines o almácigos; mientras que en el rastrojo, de mayor dimensión, se encuentran los cultivos de los que se abastecerá el grupo familiar. Las actividades agrícolas, como poda, limpieza, riego y arado del terreno comienzan en el mes de agosto. El riego se realiza por canales o acequias secundarias que derivan de una toma principal que se origina en el río Juella, realizándose por turnos que dependen de la ubicación del terreno. Los domingos el agua que circula por las acequias se emplea para regar las huertas y jardines. Todo este proceso de mantenimiento y control es regulado por el juez de agua a quien los pobladores pagan para la organización de las tareas. Los pobladores comentan que durante el primer mes luego de la siembra los árboles de durazno deben ser regados continuamente, sin embargo, la escasez de agua para el cuidado de los cultivos es uno de los problemas que mencionan con frecuencia.
La rotura del terreno de cultivo se realiza con el arado con punta de hierro y la ayuda de algún animal de tracción. Para abonar la tierra se emplea guano de oveja o de chivo, que en ocasiones se deja fermentar. Entre los abonos más apreciados se encuentra el guano de chivos ("churcal") que se alimentan de las hojas y frutos ("choloncas") de árboles de churqui (Prosopis ferox Griseb). El residuo orgánico que se encuentra debajo de este árbol es útil también para nutrir el suelo. El abonado de los terrenos se realiza cada dos o tres años, acompañado por la rotación de alguno de los cultivos, por ejemplo papa. Este tipo de guano se consigue en los corrales de los animales de cada familia, por recolección o por la compra a terceros, siendo de difícil acceso para algunas familias por su alto costo. Se pudo identificar una diferenciación del tipo de suelo destinado al cultivo de los duraznos y de las otras especies presentes en el rastrojo. Por ejemplo, en terrenos con mayor concentración de arcilla ("gruda") se cultivan los duraznos, el maíz y las habas (Vicia faba L.) y en terrenos arenosos se siembran diferentes variedades de papa -Solanum tuberosum L. subsp. andigenum (Juz. & Bukasov) Hawkes.
La poda de árboles de durazno comienza en el mes de agosto; los brotes ("chupones") y ramas laterales no floríferas se quitan de la planta para luego emplearlas como leña o como pie de injerto.
La fenología de este frutal es bien conocida por los pobladores. Los árboles de durazno florecen tres veces antes de dar el fruto. La primera floración, a mediados de invierno, coincide con la época de poda, sin embargo algunos pobladores prefieren no realizar esta actividad una vez que el árbol florece para no dañarlo. La segunda y la tercera floración coinciden con el brote de las hojas y dan origen a la fruta que se cosechará, motivo por el cual se presta especial atención al control de plagas y a las condiciones climáticas. La época de cosecha comienza entre los meses de marzo-abril, dependiendo de cada etnovariedad (Tabla 1). Los criterios empleados para la cosecha de la fruta varían entre los entrevistados. Algunos pobladores prefieren extraer la fruta del árbol cuando está"blandita", o cuando la"carita tenga color" lo cual indica que la fruta está madura, mientras que otros, prefieren quitar la fruta antes de que madure o se dañe por la alta incidencia del sol, es decir que"la fruta esté soleada".
Una de las celebraciones que se encuentra asociada a la época de cosecha (en marzo, a principio del otoño) en la comunidad de Juella es el Festival del durazno, en el que se presenta la fruta seleccionada por el productor.
La selección de semillas, denominadas"pepitas", se realiza después del período de cosecha, considerando las características morfológicas y organolépticas del fruto. En primera instancia dependen del gusto, es decir, si el epicarpo y mesocarpo tienen sabor agradable, se seleccionará la semilla. El buen color, el tamaño, el aroma y el hecho de que la fruta se encuentre libre de enfermedad, son condiciones que se tienen en cuenta para separar y guardar la semilla para sembrarla cuando se produzca la pérdida de algún árbol por vejez, por enfermedad causada por alguna plaga o simplemente cuando el productor lo crea necesario. Características tales como semillas en buen estado o"lindas" también son tenidas en cuenta para el almacenamiento. Los criterios de preferencia de otros miembros de la familia (nietos, hijos, vecinos), como por ejemplo el sabor, también serán considerados para seleccionar semillas (Fig. 2E).
Las semillas del grupo de etnovariedades de Duraznos priscos son cultivadas con mayor interés, por su agradable sabor y demanda en el momento de la compra por vía informal.
En la mayoría de los terrenos, la propagación de este cultivo se realiza por semilla, aunque además se detectó que en la zona existen productores que desde hace pocos años realizan prácticas experimentales de propagación de este frutal a partir de injerto.
En algunos casos las"pepitas" separadas reciben un trato especial. Los frutos no se consumen directamente sino que se emplea alguna herramienta con filo para quitar el mesocarpo y el endocarpo para evitar la contaminación de la semilla. Forma parte del conocimiento local que el endocarpo y las semillas deben ser secadas al sol por un tiempo prolongado antes de su siembra y de esta manera el árbol tendrá mayor cantidad de flores.
Algunos pobladores introducen la"pepita" de durazno en una tela porosa y luego la sumergen en el agua corriente limpia para limpiarla. La siembra de las semillas se realiza de distintas maneras: directa o indirecta. Se siembran directamente en los rastrojos o indirectamente en almácigos presentes en las huertas o jardines, para luego trasplantarlas en los rastrojos. Sembrar las semillas junto a las especies condimenticias, medicinales y ornamentales asegura que las plántulas estarán protegidas y serán visitadas cotidianamente por algún integrante de la familia para su cuidado y control. Se puede sembrar la semilla y la"pepita" (endocarpo) juntas para evitar que se dañe y se humedezca, o sembrar directamente la semilla. Por lo general los productores renuevan las semillas a partir de su propia cosecha o por intercambio con algún vecino o familiar.
Entre las causas que provocan disminución en la cosecha y en la calidad de los duraznos, los pobladores mencionan las plagas que atacan el cultivo. Ellos consideran que el cambio de las condiciones climáticas, como por ejemplo largos periodos de viento, aumento y disminución de la temperatura, así como la dilación de los meses fríos del año y el aumento del granizo, son factores que causan la llegada de plagas. Asimismo, entienden que la edad del árbol causa susceptibilidad frente a las plagas. En los rastrojos visitados, la mayoría de las plantas son jóvenes y hay muy pocos árboles"viejos". Es importante resaltar que los productores consideran que los árboles de durazno son de gran valor, no solo por proveer la fruta si no por presentar alta tolerancia a las sequías que caracterizan a la región.
En el área se utilizan simultáneamente agroquímicos y remedios caseros para el control de las distintas plagas. Entre los remedios caseros empleados para prevenir y atacar a las plagas, se encuentran la ceniza, el estiércol o abono de animales (gallina, chivos y ovejas), la mezcla de algún estiércol con leche, viruta y azúcar, barro y jugo de ajo. Uno de los pobladores comenta que, para que el remedio sea eficaz, en su caso la ceniza, prefiere colocarla a la mañana muy temprano, junto con el rocío. Antiguamente, se empleaba un remedio casero compuesto por ajo (Allium sativum L.), azúcar (Saccharum officinarum L.) y limón [Citrus limon (L.) Burm], el que se dejaba fermentar por un período de seis meses aproximadamente antes de usarlo.

DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES

Desde la caracterización de la diversidad y el manejo actual del cultivo de durazno, se puede definir al área de estudio como un escenario donde se mantienen vigentes prácticas agrícolas asociadas a su entorno natural y cultural, que los pobladores comparten y realizan en la región desde la antigüedad. El accionar compartido presente en el relato de los pobladores y en la gestión cotidiana sobre este cultivo, constituyen elementos de validación del conocimiento tradicional, el cual sufre alteraciones o cambios por la influencia de diferentes elementos (Pochettino & Lema, 2008). Un ejemplo es el contacto y el fácil acceso a centros urbanos, como Tilcara, el cual causó el ingreso de nuevos agentes y tecnologías tales como el uso de agroquímicos, así como también la diversidad hortícola actual que acompaña al cultivo de durazno en los rastrojos.
Los criterios identificados para la caracterización de los grupos agronómicos y las etnovariedades presentes en el área de estudio, coinciden con los propuestos por Rivera Núñez et al. (1997) en la determinación de variantes tradicionales de durazno en el sureste de la Península Ibérica. Asimismo, resultaron ser comunes y de importancia preponderante entre los productores con quienes se trabajó, las características de tipo morfológicas (Rivera Núñez et al., 1997; Molares & Ladio, 2008; Zamudio & Hilgert, 2012), en relación con las agronómicas y de uso. Cuando se trata de definir los móviles que predominan en el momento de la selección de semilla, se destacan las características morfológicas y sensoriales del fruto, como por ejemplo el sabor y el criterio de su uso. Éstos factores definen directamente la diversidad e impulsan la conservación de ciertas variedades.
No se identificaron móviles distintos para seleccionar semillas de duraznos destinados al autoconsumo o al intercambio local de aquellos que se comercializan, como detallan Lema (2008) y Rosales Bustamante et al. (2009). La demanda actual del mercado no es un factor que modele por completo las etnovariedades presentes en la localidad de Juella, y difiere de lo planteado por Rosales Bustamante et al. (2009) para el caso de la pitaya [Stenocereus pruinosus (Otto) Buxb.] en México. Sin embargo, la selección cultural que realizan los pobladores, puede ser tomada como indicador adicional de la permanencia de ciertas etnovariedades en el tiempo, por ejemplo los duraznos priscos, aún cuando su uso no se ha diversificado y se empleen para consumo directo. En este caso, la preferencia de estas etnovariedades se encuentra mediada por el atributo sabor y una oferta local de familiares y amigos. Actualmente existe una gran diferencia en el movimiento comercial de este producto ya que en el pasado los intermediarios llegaban a la zona para comprar la fruta y distribuirla en distintas ciudades del"ramal" (denominación que reciben las ciudades ubicadas en la Provincia Fitogeográfica de las Yungas) y del valle de Jujuy y Salta (Troncoso, 2003), donde los pequeños productores tenían que resolver la obtención de un cultivo con características que respondiesen a las exigencias del mercado, como por ejemplo frutos de mayor tamaño.
Se considera sumamente importante destacar que la reproducción de este cultivo se realiza a partir de semillas, como mecanismo que promueve la permanencia de las etnovariedades y origina por lo tanto la presencia de un cultivo genéticamente diverso, es decir, no uniforme.
A partir de este primer estudio de carácter etnobotánico se evidencia el valor trascendental que adquiere la incorporación y apropiación de un recurso foráneo a la región, como elemento representativo del paisaje y del contexto sociocultural de la comunidad. Esto se confirma a través del profundo conocimiento que los productores tienen de los atributos y prácticas agrícolas y sociales asociadas que permiten el establecimiento de clasificaciones agronómicas y de etnovariedades.
Conocer la importancia de la gestión"in situ" que se realiza sobre el recurso como mecanismo que promueve la conservación, la adaptación constante del saber (modificación de las prácticas mediante la experimentación) y la aparición de variedades locales, permite comprender los procesos de intercambio y la dinámica cultural propia de la zona.

AGRADECIMIENTOS

A los pobladores de Juella, quienes compartieron amablemente su tiempo y conocimiento. Al Laboratorio de Botánica Sistemática y Etnobotánica, Facultad de Ciencias Agrarias (UNJu), a la UNLP y CONICET por el aporte académico y económico. A los revisores, por los comentarios realizados que contibuyeron a mejorar esta publicación.

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