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Darwiniana, nueva serie

Print version ISSN 0011-6793On-line version ISSN 1850-1699

Darwiniana, nueva serie vol.2 no.1 San Isidro June 2014

 

ARTÍCULO

La explotación de los recursos vegetales en sociedades cazadoras-recolectoras del sur de Mendoza, Argentina

 

Carina Llano

Laboratorio de Geoarqueología, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Cuyo, Parque General San Martín s/n, 5500 Mendoza, Argentina; llano.carina@gmail.com

Editor Asociado: Fernanda Rodriguez

Original recibido el 8 de agosto de 2013,
aceptado el 3 de abril de 2014

 


Abstract

The exploitation of plant resources by hunter-gatherer societies in southern Mendoza, Argentina. The carpological records of edible plant resources exploited within the last 4000 years were recovered from various archaeological sites located in different environmental zones, in southern Mendoza, Argentina. This analysis was performed considering the local environmental heterogeneity and the Optimal Foraging Theory, to determine whether the records are consistent with a model of resource intensification proposed for southern Mendoza from the study of lithic matherials and archaeofauna. The archeological material was recovered by the technique of flotation and sieve which allowed to apply different quantitative analysis in order to evaluate inter- and intra-site variability. Both spatial and temporal variations in the use of these plant resources were detected. Plant resources were used for different purposes other than those strictly related to diet. This study allowed to contextualize the archaeobota-nical information, to discuss previous ideas regarding the intensification processes in the region, and to explore new lines of evidence in central and western Argentina.

Key words: Hunter-gatherers; Mendoza; Plant macro-remains; Spatial diversity; Temporal diversity

Resumen

Se analizó el registro carpológico de recursos vegetales comestibles aprovechados a lo largo de los últimos 4000 años, recuperados en sitios arqueológicos del sur de Mendoza, Argentina, en áreas con distintas características ambientales. Este análisis se realizó, teniendo en cuenta la heterogeneidad ambiental y la Teoría del Forrajeo Óptimo, con el fin de comprobar si el registro responde al modelo de intensificación de recursos propuesto para el sur mendocino a partir de estudios de material lítico y faunístico. El material arqueológico se recuperó mediante la técnica de flotación y de zaranda, lo cual permitió aplicar diferentes análisis cuantitativos para evaluar la variabilidad inter e intra-sitio. Se detectaron variaciones en el uso de los recursos vegetales tanto a nivel espacial como temporal. Los recursos vegetales han sido utilizados para diferentes propósitos, más allá de los estrictamente relacionados con la dieta. Este estudio permitió contextualizar la información arqueobotánica, discutir ideas previas referidas al proceso de intensificación en la región y explorar nuevas líneas de evidencia en el Centro-Oeste Argentino.

Palabras clave: Cazadoras-recolectoras; Diversidad espacial; Diversidad temporal; Macrorrestos vegetales; Mendoza


 

INTRODUCCIÓN

La recolección de plantas silvestres es reconocida como una importante estrategia en las prácticas de subsistencia de los grupos humanos que realizan un forrajeo selectivo tomando solo algunas plantas y animales disponibles en determinados parches del paisaje. Estas elecciones varían en el espacio y en el tiempo (Hawkes, 1997).

El centro-sur de la provincia de Mendoza, localizada entre 34-37° S y 70-67° W, se caracteriza por una gran diversidad ambiental. La región se encuentra dividida en tres áreas diferentes: (i) tierras bajas al este (desierto del Monte), (ii) tierras altas al oeste (cordillera de los Andes), (iii) planicie o piedemonte entre las anteriores (Abraham, 2000). El área es drenada por los ríos Atuel, Diamante y Grande (Dessanti, 1956, 1978; González Díaz, 1972). El clima es semi-árido, con precipitaciones que van desde los 900 mm anuales en el oeste a 250 mm anuales en el este (Abraham, 2000). Las grandes variaciones estacionales se deben a la altitud y al clima continental (Capitanelli, 2005). Las comunidades de plantas pertenecen a varias provincias fitogeográficas, Monte, Patagonia, Altoandina (Fig. 1), distribuidas siguiendo un gradiente altitudinal y latitudinal (Roig, 1972; Ruiz Leal, 1972 [1975]; Cabrera, 1976; Mares et al., 1985; Roig et al., 2000; Morrone, 2001; entre otros). Las comunidades arbustivas que dominan en la base y en la parte media de las montañas son paulatinamente reemplazadas por pastizales en las partes más altas, llegando al límite de la vegetación entre los 4300-4400 m s.m. (Roig et al., 2000). Los estudios polínicos de registros de secuencias fluviales y arqueológicas demuestran que estas comunidades vegetales no han sufrido fluctuaciones significativas en la composición durante los últimos 4000 años AP (Páez et al., 2010).


Fig. 1. Mapa ftogeográfco del sur de Mendoza, Argentina. Localización de los sitios arqueológicos analizados. Abreviaturas: PJ-II (Puesto Jaque II); GN-5 (Gendarmería Nacional 5); EB-3 (El Bosquecito 3). Figura en color en la versión en línea http://www.ojs.darwin.edu.ar/index.php/darwiniana/article/view/549/586.

Los antecedentes arqueológicos de la región muestran ocupaciones humanas de ca 11000 años AP; diferentes tipos de evidencias recuperadas denotan diversas formas de uso del paisaje (Lagiglia, 1962-1968, 2005; Hernández et al., 1999; Hernández, 2002; Gil, 2005; Lagiglia & Hernández, 2006; Neme, 2007; entre otros). El registro de carporrestos (frutos y semillas) comienza en el Holoceno tardío, situación que se explica por la naturaleza perecedera de los macrorrestos vegetales, pero no se descarta su uso previo. La preservación óptima de los macrorrestos vegetales es la carbonización, sin embargo, en los conjuntos arqueobotánicos bajo análisis en este estudio se recuperaron los carporrestos -secos o carbonizados- en el lapso que abarca los últimos 4000 años. Es necesario señalar que resta realizar el análisis de los microrrestos ya que éstos presentan altas probabilidades de conservación de componentes estables tales como el suelo y artefactos, aún en sitios a cielo abierto (Piperno, 1990; Loy, 1994).

En este trabajo se analizan los vínculos entre los grupos humanos y las plantas en una escala temporal y espacial (Gragson, 1993) a través de la visualización del registro carpológico de recursos vegetales comestibles recuperados en diversos sitios arqueológicos localizados en áreas con distintas características ambientales a lo largo de los últimos 4000 años. Este análisis se realizó considerando la heterogeneidad ambiental y la Teoría de Forrajeo Óptimo con el fin de comprobar si el registro responde al modelo de intensificación de recursos propuesto para el sur mendocino. El modelo de intensificación plantea que, a partir de un momento de ocupación efectiva de todas las áreas (sensu Borrero 1989-1990) se habría producido la intensificación en el uso de recursos tanto animales como vegetales, que fueron acompañados, además, por nuevas tecnologías y cambios en las estrategias de movilidad y en los sistemas de asentamiento (Neme, 2007; Neme & Gil, 2008).

La causa principal de la intensificación en el uso de los recursos habría sido el desbalance entre el tamaño de la población y la disponibilidad de recursos silvestres. Enfocado desde el modelo de amplitud de dieta (Barlow, 2002; Winterhalder & Goland, 1997) el modelo planteado para el sur mendocino sugiere que este desbalance habría provocado una mayor presión sobre los recursos de mayor rendimiento económico [como por ejemplo el guanaco, Lama guanicoe (Müller, 1776) o el algarrobo, Prosopis sp.], lo que habría causado su disminución y como consecuencia, la necesidad de explotar una mayor diversidad de animales y plantas (Neme, 2007; Neme & Gil, 2008).

Esta investigación tuvo como eje el estudio de la explotación de plantas silvestres por las sociedades pasadas, especialmente en periodos tardíos. Si bien para este lapso se recuperaron especies domesticadas, la presencia de las mismas no es discutida en este trabajo, ya que no tuvieron un papel importante en la dieta de las poblaciones humanas (Novellino et al., 2004; Gil et al., 2006). En este sentido, se revaloriza en esta investigación la importancia de las plantas silvestres en el sur de Mendoza.

MATERIALES Y MÉTODOS

Los registros arqueobotánicos analizados provienen de distintos tipos de sitios (cuevas, aleros y sitios a cielo abierto) ubicados en diferentes ambientes del sur de Mendoza. Las altitudes van desde los 700 m s.m. en las tierras bajas, a 3600 m s.m. en las tierras altas. En la Tabla 1 se resumen las características de cada uno de los sitios, ordenados según su localización fitogeográfica.

Tabla 1. Caracterización de los sitios analizados en este trabajo “sensu” Llano (2011)

Las muestras arqueológicas se recuperaron utilizando las técnicas de flotación manual, flotación asistida con máquina, recuperación en zaranda y recuperación “in situ” durante la excavación. Para ello se siguieron los protocolos de extracción propuestos por Pearsall (2000) y Martínez Alonso et al. (2000).

En aquellos sitios donde se utilizó la flotación (La Olla, El Bosquecito 3, Puesto Jaque II, Gendarmería Nacional 5 y Llan 17), se recolectó el sedimento disperso por toda la unidad estratigráfica o nivel, tanto en su extensión como en su potencia, de manera que la muestra extraída fuera representativa del conjunto. Además de la flotación, se analizaron los macrorrestos provenientes de zaranda en todos los sitios aquí estudiados. Para la identificación se utilizó la comparación de rasgos morfológicos y biométricos a partir de colecciones de referencia de plantas actuales (Llano, 2011), así como también síntesis bibliográficas (Martin & Barkley, 1973). Los caracteres cualitativos evaluados en la topografía externa de los macrorrestos fueron: color, forma, ornamentación de la cubierta y posición del hilo. Se analizaron los siguientes caracteres biométricos: largo, ancho y grosor. Otro parámetro estudiado es el índice de forma, que se expresa en largo sobre ancho.

Para la cuantificación de los macrorrestos vegetales se utilizaron las medidas de frecuencia, ubicuidad (presencia/ausencia) y el índice de diversidad de Shannon-Wiener. Este índice considera la abundancia relativa en cada uno de los sitios, teniendo en cuenta la rareza o la dominancia de las especies halladas en muestras pequeñas. Por lo tanto, puede ser usado para evaluar la intensidad del uso de los recursos silvestres por las poblaciones humanas y de este modo comparar diferentes sitios y ambientes (Begossi, 1996). La relación entre variables de diversidad y tiempo fue analizada mediante estadística no paramétrica (coeficiente de correlación de Pearson). Por último, para evaluar las áreas de mayor productividad en términos de biomasa y diversidad florística, se estableció la zonación en tres regiones fitogeográficas: Altoandina, Patagónica y del Monte (Cabrera, 1976).

Para evaluar el origen de la muestra arqueológica, los macrorrestos recuperados se compararon con los residuos de la molienda experimental de algarrobo (Prosopis flexuosa DC.), chañar [Geoffroea decorticans (Gillies ex Hook. & Arn.) Burkart] y molle [Schinus polygamus (Cav.) Cabrera] (Llano et al., 2012). Los experimentos de recolección de los frutos se efectuaron durante enero de 2009 en diferentes localidades del sur de Mendoza; éstos consistieron en la colecta de las diferentes especies seleccionadas durante un tiempo de 30 minutos utilizando técnicas similares a las usadas por las poblaciones pasadas. Se tuvieron en cuenta las áreas de recolección discriminadas en la provincia fitogeográfica Patagónica, Altoandina y del Monte. Cada colecta se replicó cuatro veces con una cantidad promedio de tres personas adultas de sexo femenino. Posteriormente, las vainas de algarrobo se secaron al sol durante una semana para facilitar la molienda. El resto de los frutos no se secaron dado que se consumen en fresco. La molienda se realizó con molinos y manos de roca recuperados en diferentes sitios arqueológicos de la región. Para la tamización se utilizaron bandejas de cartón; la separación de la harina de los fragmentos de endocarpo y semillas, se logró mediante golpes suaves. Los ejemplares actuales examinados corresponden a Astragalus pehuenches Niederl., Atriplex lampa (Moq.) D. Dietr., Berberis empetrifolia Lam., Cereus aethiops Haw., Condalia microphylla Cav., Chenopodium papulosum Moq., Chusquea culeou E. Desv., Diplolepis hieronymi (Lorentz) Liede & Rapini, Echinopsis leucantha (Gillies ex Salm-Dyck) Walp., Erodium cicutarium (L.) L'Hér. ex Aiton, Geoffroea decorticans (Gillies ex Hook. & Arn.) Burkart, Hoffmannseggia erecta Phil., Juglans regia L., Larrea cuneifolia Cav., L. nitida Cav., Maihuenia poepiggii (Otto ex Pfeiff.) K. Schum., Maihueniopsis darwinii (Hensl.) F. Ritter, Phragmites australis (Cav.) Trin. ex Steud., Phaseolus vulgaris L., Prosopanche americana (R. Br.) Baill., Prosopis alpataco Phil., P. strombulifera (Lam.) Benth., Schoenoplectus californicus (C.A. Mey.) Soják, Schinus polygamus (Cav.) Cabrera, Solanum elaeagnifolium Cav., Suaeda divaricata Moq., Tessaria dodoneifolia (Hook. & Arn.) Cabrera, Trichocereus candicans (Gillies ex Salm-Dyck) Britton & Rose Zea mays L.

Las restantes especies recuperadas en el registro arqueológico -Ephedra chilensis C. Presl, Opuntia sulphurea Gillies ex Salm-Dyck, Ximenia americana L., Rhodophiala mendocina (Phil.) Ravenna, Pterocactus tuberosus (Pfeiff.) Britton & Rose, Oxalis sp. y Triticum aestivum/durum L.- fueron identificadas a partir de material bibliográfico.

Los ejemplares actuales examinados fueron consultados en herbarios de distintas instituciones: Instituto Argentino de Investigaciones de las Zonas Áridas (MERL), Museo de Historia Natural de San Rafael (sin sigla) e Instituto de Botánica Darwinion (SI) (Thiers, 2014).

RESULTADOS

Del análisis de los diez sitios se desprenden los siguientes resultados resumidos en la Tabla 2 y separados por bloques temporales. Los recursos vegetales, tanto silvestres como domesticados, han sido utilizados con diferentes propósitos, más allá de los aspectos vinculados estrictamente con la dieta. De este modo, Geoffroea decorticans, Maihueniopsis darwinii, Prosopis spp., Schinus polygamus y Zea mays pudieron haber sido usadas como alimentos, Lagenaria sp. para la confección de contenedores, Phragmites australis para la confección de punzones, Chusquea culeou para la confección de astiles o intermediarios y Prosopis alpataco para la confección de agujas, entre otras funciones (Fig. 2).

Tabla 2. Cantidad absoluta de macrorrestos recuperados en los diferentes sitios arqueológicos




Fig. 2. Macrorrestos recuperados en los sitios arqueológicos. A, Geoffroea decorticans; B, Schinus polygamus; C, Prosopis sp.; D, Lagenaria sp.; E, Maihueniopsis darwunii; F, Zea mays; G, Phragmites australis; H, Chusquea culeou; I, Prosopis alpataco.

La molienda experimental permitió evaluar el estado fisurado o fragmentado de los endocarpos. En los materiales recuperados se identificaron marcas erosivas tanto en el endocarpo como en la testa de la semilla, dejados durante la fricción (Llano et al., 2012). En las diferentes etapas de la molienda, los macrorrestos se presentaron con líneas en diferentes direcciones causadas por la fricción entre la mano de moler y el molino. Estas líneas fueron calificadas como verticales (paralelas a su eje mayor) y horizontales (paralelas a su eje menor). El residuo obtenido estuvo conformado mayormente por endocarpos fragmentados, cuyas fracturas se produjeron en forma irregular en ambas caras. En esta etapa también se observó la presencia de semillas, aunque en baja cantidad. Finalmente, en la última etapa se detectó la presencia de un mayor número de semillas, tanto con la testa sana como fragmentada. Los endocarpos se encontraron altamente fragmentados. A partir de la similitud morfológica entre los ejemplares arqueológicos y actuales inferimos un origen antropogénico de las muestras arqueológicas.

De acuerdo con los relevamientos de vegetación actual realizados durante los trabajos de campo (Llano, 2011) y utilizando la zonación planteada, el área de mayor productividad en términos de biomasa y diversidad florística se localiza en el Monte, tal como proponen también Bisigato et al. (2009). Este planteo permite sugerir que la localización de la mayor frecuencia y diversidad de los conjuntos arqueológicos se ubicaría en la provincia fitogeográfica del Monte (Fig. 3). Sin embargo, el registro arqueobotánico refleja que la mayor diversidad de especies vegetales se encuentra en la provincia fitogeográfica Patagónica (Fig. 4).


Fig. 3. Porcentaje relativo de especies potencialmente comestibles de cada región ftogeográfca en donde actualmente se ubican los sitios arqueológicos analizados.
Figura en color en la versión en línea http:// www.ojs.darwin.edu.ar/index.php/darwiniana/article/ view/549/586.


Fig. 4. Rangos de variación en los índices de diversidad de los sitios arqueológicos por provincia ftogeográfca. El cuadrado representa la mediana.

La pregunta que surge entonces es: ¿por qué los conjuntos arqueobotánicos localizados en la Provincia del Monte, siendo naturalmente el área fitogeográfica más diversa, no reflejan dicha diversidad? Para responder se utilizó el “ranking” de plantas elaborado para la región (Llano & Ugan, 2010) sobre la base de la calidad nutricional de los alimentos (Tabla 3). Se calculó la proporción de especies de alto retorno para cada región (Llano, 2011). De acuerdo con la teoría de Forrajeo Óptimo (Bettinger, 2009), la abundancia del primer recurso indicará la amplitud de la dieta de una población dada. En algunas regiones, tales como la Provincia Altoandina y Patagónica, la ausencia de plantas de alto retorno llevaría a las poblaciones a explotar un conjunto mayor de especies. En este sentido, el registro de macrorrestos muestra que tanto la abundancia relativa como la ubicuidad en los sitios localizados en la provincia fitogeográfica del Monte, están dominados por los géneros Prosopis L. y Geoffroea Jacq., con una alta presencia de Schinus L., siendo los tres primeros taxones de alto rendimiento dentro del “ranking” (Llano & Ugan, 2010). Por otra parte, en las Provincias Altoandina y Patagónica hay una mayor abundancia de taxones explotados de bajo retorno.

Tabla 3. Retorno energético de los recursos silvestres analizados. Los valores se referen al consumo sin procesamiento.

Las dataciones radiocarbónicas señalan el uso de las plantas silvestres comestibles a partir de ca. 3800 años AP, con un notable incremento en el número de taxones en los últimos 2000 años (Tabla 2). Se evaluó la utilización de los recursos que presenta el paisaje regional, comparando la diversidad de los diferentes registros entre sí. Se correlacionaron los valores de diversidad de los conjuntos analizados con su antigüedad (Fig. 5). Como resultado se evidencia una tendencia hacia valores de diversidad más altos a medida que los conjuntos son más tardíos. Asimismo, la línea de tendencia muestra un aumento en la diversidad de especies explotadas durante el periodo tardío con respecto a los momentos más tempranos de la secuencia.


Fig. 5. Correlación entre el índice de diversidad de especies vegetales de cada conjunto de los sitios analizados y su ubicación cronológica para los últimos 4000 años AP. Abreviaturas: EB-3, El Bosquecito 3; CL, Cueva de Luna; GN-5, Gendarmería Nacional 5; LO, La Olla; PJ, Puesto Jaque; A° Mon, Alero Montiel.

La Fig. 6 agrupa el promedio por intervalo temporal de los valores de diversidad excluyendo aquellos conjuntos considerados como de origen natural. Los resultados muestran que el lapso más temprano (4000-2000 AP) posee los valores de diversidad más bajos de todo el período analizado, sin superponer su variación con la de lapsos posteriores. Para este momento, sólo hay explotación de las especies de alto retorno (Tabla 2). Para el lapso 2000-1000 AP, la diversidad aumenta significativamente, incrementándose también la variabilidad de los conjuntos, que incluyen el uso de especies de menor retorno y la presencia de plantas domesticadas. Por otro lado, para el lapso más tardío la media de la diversidad es aún mayor y los conjuntos son más variables que en los dos lapsos anteriores. Esta tendencia sugiere que los cambios más importantes en relación con la diversificación del uso de las plantas habrían tenido lugar ca. 2000 años AP., momento para el cual ocurren también los principales cambios en la explotación faunística (Neme, 2007; Neme & Gil, 2008) y en la tecnología, como la incorporación de la cerámica, que favoreció el procesamiento de los recursos vegetales.


Fig. 6. Rangos de variación de los índices de diversidad de especies vegetales según bloques temporales (lapsos en años AP) del sur de la provincia de Mendoza, Argentina. El cuadrado representa la mediana.

DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES

El objetivo general de este trabajo fue avanzar en el conocimiento de la subsistencia humana prehispánica de poblaciones cazadoras-recolectoras que habitaron en el sur de Mendoza. Para ello, la relación entre el ser humano y las plantas ha sido considerada desde una escala tanto temporal como espacial (Gragson, 1993), estableciendo una interdependencia dinámica entre el hombre y su ambiente, la que pudo haber determinado el uso de los recursos naturales.

El análisis de muestras provenientes de sitios arqueológicos ubicados en diferentes ambientes, con una profundidad temporal que abarcó solo el Holoceno tardío, permitió identificar y discutir las principales tendencias en el uso de los recursos vegetales prehispánicos de la región, arribando a las conclusiones que se describen a continuación.

  1. Los materiales estudiados fueron de diversa naturaleza, tales como semillas, frutos, espinas, fragmentos de hojas y tallos. Las muestras se recuperaron en diferentes estados de preservación: secas o carbonizadas, enteras o fragmentadas.
  2. Si bien los indicadores sugieren la participación tanto de procesos culturales como naturales en la formación de los sitios del sur mendocino aquí tratados, los aspectos relacionados con la diversidad de especies recuperadas, su estado de preservación, así como también la comparación en términos de presencia/ausencia de las mismas en las muestras arqueológicas y en las de sondeo, entre otros, nos permitieron definir en trabajos previos que la mayor parte de los sitios analizados son de origen antrópico. Sólo dos sitios muestran claras evidencias de un origen natural, al menos para gran parte de los macrorrestos: Gendarmería Nacional-5 y Llan-17 (Llano, 2011).
  3. El Holoceno tardío es el momento en que se hace visible el uso de los recursos vegetales, recuperados en forma de carporrestos, hecho que se refleja en la presencia de plantas domesticadas y silvestres en el registro arqueo-botánico de los sitios del área. A comienzos de este período se registran claras evidencias del consumo de recursos vegetales, especialmente los de alto rendimiento. El registro de plantas silvestres está asociado con aquellas especies de mayor retorno energético (Geoffroea decorticans, Prosopis sp., Schinus polygamus). Se incluyen también especies que, si bien son comestibles, en los casos analizados cumplen otros usos, como ocurre con Phragmites australis y diferentes fragmentos de vegetales usados para cestería. Una especie alóctona registrada es Chusquea culeou, frecuente en Neuquén y Chile, hecho que refleja la posible estructuración de redes de intercambio a largas distancias.
  4. Hacia la segunda mitad del Holoceno tardío (ca. 2000 AP) se diversifica el uso de los recursos vegetales; se incorporan entonces especies de mediano y bajo rendimiento económico para el consumo humano, tales como Condalia microphylla, Maihueniopsis darwinii, Pterocactus tuberosus, entre otras.
  5. En el lapso 2000-1000 años AP, la ubicuidad de las plantas domesticadas es más amplia (Llano, 2011). Las mismas aparecen asociadas a taxones silvestres de rendimiento económico medio-bajo, con valores similares o inferiores a los obtenidos a través de la producción y uso de especies domesticadas. Desde la teoría de Forrajeo Óptimo, que se basa en modelos que proponen como hipótesis los costos y beneficios en las distintas estrategias de adquisición de los alimentos (Bettinger, 2009), la incorporación de plantas domesticadas a la dieta solo habría sido esperable con posterioridad a los 2000 años AP. Las plantas silvestres con valores entre 900 y 1700 kcal (géneros Pterocactus K. Schum., Condalia Cav. y Ephedra L., entre otros) comenzaron a ser utilizadas ca. 1000 AP (Llano & Ugan, 2010), por lo tanto su frecuencia aumenta en el registro arqueológico de la región y también aumenta la diversidad de taxa registrados. El registro arqueológico del sur de Mendoza refleja esta tendencia.
  6. En perspectiva diacrónica, se observa a partir de los 2000 años AP un fuerte aumento en los taxones vegetales explotados en todas las regiones analizadas. Este incremento está acompañado por la disminución de plantas de alto rendimiento y el aumento de plantas de menor rendimiento, tal como predice el modelo de intensificación propuesto.

Por último, es importante destacar que este trabajo es útil también para ordenar la información arqueobotánica y discutir de este modo las ideas propuestas para la región, explorando una nueva línea de evidencias en el centro-oeste argentino. Sin embargo, es necesario incorporar el análisis de nuevos sitios arqueológicos, especialmente provenientes de la planicie, los que aportarán nuevas evidencias sobre el rol que jugaron las plantas silvestres en la subsistencia prehispánica de las poblaciones humanas en esta región.

AGRADECIMIENTOS

Esta investigación fue realizada con una beca posdoctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Agradezco a Nuria Sugrañez por sus comentarios en versiones previas y a los evaluadores del manuscrito por sus aportes y comentarios.

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