INTRODUCCIÓN
A pesar de los importantes avances experimentados por la disciplina etnobotánica durante las últimas décadas, existen todavía numerosas áreas o complejos bioculturales de la Argentina cuyo abordaje bajo esta perspectiva resulta inexistente. Es decir, todavía desconocemos las formas en que determinados grupos humanos que pueblan o poblaron su territorio interactúan con la vegetación nativa, tal como ocurre con los indígenas Aonik’enk o Tehuelches que habitaban la provincia de Santa Cruz. Se han hallado en los archivos de Raúl Martínez Crovetto conservados en la biblioteca del Instituto de Botánica del Nordeste (IBONE-CONICET) numerosos datos inéditos acerca de la etnobotánica de este grupo étnico documentados por dicho autor durante el año 1967 en distintas localidades de la provincia de Santa Cruz. Una parte de ellos, referentes a la fitonimia, fueron analizados e interpretados en un trabajo reciente de los autores (Scarpa et al., 2020), el cual constituye la primera contribución sobre esta temática para los Aonik’enk. Sin embargo, la información inédita hallada incluye además numerosos datos sobre los usos y significaciones de las plantas de variada índole que, junto a una importante cantidad de otros datos compilados de referencias bibliográficas, constituyen el objeto de este artículo.
Los pueblos indígenas que habitaban la provincia de Santa Cruz fueron históricamente considerados bajo el etnónimo genérico de Tehuelches (o Patagones) por la mayoría de los autores y particularizados como “de la tierra firme” (Escalada, 1949) o “meridionales” o “del sur” (Casamiquela, 1965). La parcialidad que habitaba al norte del Estrecho de Magallanes hasta el río Santa Cruz fue particularizada con el etnónimo específico de Aônükün’k (Vignati, 1936), Aóeni kenk (Harrington, 1946), o Aonik’énk (Escalada, 1949, Casamiquela, 1965). Nacuzzi (2005) informa que este pueblo era nómade cazador-recolector “de raíces, tubérculos y algunos pocos frutos. Su industria estaba limitada al trabajo de la piedra, al curtido de cuero y a la rústica confección de utensilios de madera”. Habitaban particularmente la estepa patagónica, aunque su territorio de nomadismo incluía también la costa marítima y el bosque subantártico. Tenían una organización socio-política de bandas patrilineales lideradas por caciques locales. Los cambios producidos a partir de la adopción del caballo modificaron aspectos de las técnicas de caza, las armas y la alimentación (Siffredi & Matarrese, 2004). En el transcurso del siglo XIX se incorporaron a los mercados regionales como proveedores de plumas y cueros y consumidores de bebidas alcohólicas y de otros productos manufacturados (Palermo, 1986). A finales de ese siglo, las campañas militares junto a la acción evangelizadora llevaron a la desarticulación socio-económica y política de los Aonik’enk, así como a la reducción de sus territorios, la creación de reservas, educación en colegios salesianos e inserción en el mercado laboral como asalariados (Rodríguez & Del Río, 2000; Siffredi & Matarrese, 2004). En la actualidad, algunos de sus representantes viven en el paraje Camusu Aike desempeñándose como jornaleros temporales en las estancias o en puestos fijos mensuales, mientras que otros trabajan como empleados del sector público o privado en las ciudades (Rodríguez et al., 2016). De su lengua, el Aaonek’o ‘ayen o Tehuelche (familia lingüística Chon), quedaban alrededor de 1980 unos pocos hablantes, quienes entonces no la empleaban de manera habitual, sino que simplemente la recordaban (Fernández Garay, 1998).
Según Censabella (1999) a finales del siglo XX se desconocía el número de personas pertenecientes a este grupo étnico, variando su estimación de acuerdo con los investigadores. Según el Registro Nacional de Comunidades Indígenas dependiente de la Secretaría de Cultura de la Nación (2018), en la actualidad existiría un solo núcleo de Tehuelches propiamente dichos en el centro del Departamento Güer Aike (50º 65’ lat. S, 70º 75’ long. W) y otros tres categorizados como Mapuche-Tehuelches en las inmediaciones de los municipios de Río Gallegos, Puerto Santa Cruz y 28 de Noviembre de la misma jurisdicción departamental en la provincia de Santa Cruz. En síntesis, los Aonik’enk pertenecerían al conjunto de pueblos originarios de la Argentina (como los Tonocotés, Gününa küna, Vilelas y otros) cuyas lenguas se hallan seriamente amenazadas (Viegas Barros, 2011) y que se encuentran en un proceso de re-etnización.
Si bien contamos con abundantes referencias históricas sobre este grupo étnico provenientes tanto de exploradores (compiladas por Martinič, 1995), como de naturalistas (Onelli, 1904; Lista, 1975; 2006), etnógrafos (Lehmann-Nitsche, 1908; Escalada, 1949; Casamiquela, 1965; Siffredi & Matarrese, 2004), ethnohistoriadores (Rodríguez & Del Río, 2000; Saletta, 2015; Lazzari & Quarleri, 2015), arqueobotánicos (Ciampagna, 2014; Belardi et al., 2013) y lingüistas (Censabella, 1999; Fernández Garay, 2004), los antecedentes sobre su etnobotánica son realmente escasos a excepción del trabajo pionero antes mencionado (Scarpa et al., 2020). En efecto, solo hallamos para los Aonik’enk menciones episódicas y fragmentarias sobre algunos pocos usos de plantas científicamente identificadas en los trabajos de exploradores, misioneros religiosos, naturalistas e historiadores como Fitz Roy (1839), Spegazzini (1884), Hesketh-Prichard (1902), Onelli, (1904), Outes (1905), Lehmann- Nitsche (1908), Escalada (1949), Musters (1964), Schmid (1964) [1858/65], Lista (1975; 2006), Martinič (1995) y Childs (1997) [1936].
Spegazzini (1884) ha considerado la existencia de profundas relaciones interétnicas entre los Aonik’enk y los Selk’nam u Onas de Tierra del Fuego quienes fueron vecinos (separados solamente por el Estrecho de Magallanes), ya que los asentamientos de los primeros llegaban hasta la península de Brunswick en la XIIª Región chilena de Magallanes (según Martinič, 1995). En efecto, Spegazzini (1884: 226) sostiene que “Los Aóna [Ona] y los Aónik(e)n son hermanos, sin duda, y lo hace suponer el nombre, la lengua, las formas del cuerpo, y los rastros de tradición que aún existen entre ellos”. Por esto último, y porque contamos con un estudio etnobotánico sobre los Selk’nam (Onas) -documentado a campo durante enero de 1965- publicado también por Raúl Martínez Crovetto (1968), decidimos efectuar una comparación exhaustiva entre los usos de las plantas de ambos grupos étnicos.
Esta contribución tiene por objetivos poner en valor, analizar, actualizar e interpretar el voluminoso conjunto de informaciones de Martínez Crovetto acerca de los usos, significaciones y prácticas asociadas a las plantas de los indígenas Aonik’enk que hasta hoy permanecen inéditas, recopilar, ordenar y clasificar los datos dispersos hallados en la bibliografía mencionada y comparar estos datos con los referidos para los Selk’nam de Tierra del Fuego. La cumplimentación de estos objetivos significaría un gran aporte para la revalorización del patrimonio cultural de este pueblo, así como para mejorar sustancialmente la comprensión de la etnobotánica de este grupo humano.
MATERIALES Y MÉTODOS
Las fuentes primarias empleadas en este trabajo corresponden a datos etnobotánicos hallados como resultado de un análisis minucioso del voluminoso corpus de documentos y materiales que conforman los archivos de MC. Dichos datos se hallaron consignados en fichas y libretas de campo manuscritas de MC conservadas dentro de cajas de archivo en la Biblioteca del Instituto de Botánica del Nordeste (IBONE; Universidad Nacional del Nordeste - CONICET) de la ciudad de Corrientes. El acceso a dicho archivo fue facilitado a uno de nosotros (G. F. Scarpa) en abril de 2010 por el director de dicha institución, en ese entonces, el Ing. Agr. Antonio Krapovickas. La descripción y análisis de los datos etnobotánicos inéditos hallados en estos documentos se consideran resultados de este trabajo, por lo cual son referidos en el acápite correspondiente. Todos los datos obrantes en las fichas y libretas fueron ordenados y clasificados en una base de datos que responde al programa MS-Access.
Por otra parte, se efectuó una búsqueda pormenorizada de los ejemplares vegetales coleccionados en compañía de los entrevistados Aonik’enk citados por MC en el Herbario de Plantas Vasculares del IBONE (CTES) de la provincia de Corrientes (donde era habitual que MC depositara los mismos) y a través de la consulta al listado de las colecciones de herbario del sitio web del Instituto de Botánica Darwinion de San Isidro, provincia de Buenos Aires (IBODA-CONICET; floraargentina.edu.ar/collections). Esto último fue efectuado tanto con el fin de poder citar el material vegetal que documenta las informaciones etnobotánicas que aquí se reproducen, como a los fines de obtener identificaciones botánicas más actualizadas a las citadas por MC, teniendo en cuenta que los materiales habían sido depositados hace ya más de 50 años.
Respecto a las identificaciones botánicas referidas por MC se procedió en primera instancia a verificar la validez del binomio, su inclusión como “aceptado” para el Catálogo de las Plantas Vasculares del Cono Sur (Zuloaga et al., 2019; actualizado permanentemente en http://conosur.floraargentina.edu.ar), su distribución en la provincia de Santa Cruz y su actualización en caso de su condición de sinónimo. Se emplearon además para ello las bases de datos Tropicos del Missouri Botanical Garden (2019) y The Plant List (2013) para plantas vasculares y las bases de datos GBIF (2019), MycoBank Database (2019) y Species Fungorum (2019) para hongos y líquenes. En casos de identificación botánica hasta nivel de género que fueran acompañados de un nombre vulgar, consideramos como válidas las identificaciones a nivel específico que se citan en la bibliografía, solamente en los casos en que coincidieran las correspondencias entre ambos tipos de nombres y sus aplicaciones específicas, p.e. Azorella trifurcata citado por Fitz Roy en la obra de Martinič (1995: 236). Sin embargo, se comprobó que en ciertos casos, binomios citados en la bibliografía ya no resultan aceptados o son desconocidos por la botánica contemporánea, p.e. Chenopodium ameghinoi citado por Outes (1905), razón por la cual, los datos etnobotánicos referidos a dicho taxón fueron descartados.
En cuanto a la compilación de datos Aonik’enk dispersos en la bibliografía publicada, empleamos como criterios para su inclusión considerar:
a) solo a aquellos autores que hayan referido datos etnobotánicos que se puedan adscribir con seguridad a los Aonik’enk y no aquellos que refieren a Tehuelches o Patagones sensu lato. Esto es debido a lo inespecífico de estos etnónimos genéricos los cuales podrían llegar a incluir a otros grupos indígenas propios de la provincia de Buenos Aires, Río Negro, Neuquén y de Chubut que claramente no pertenecen a los Aonik’enk; b) datos que refieran a taxa botánicos cuya identificación científica resulte precisa, al menos a nivel de género. Las fuentes bibliográficas utilizadas en este trabajo corresponden al período que va desde fines del siglo XIX a la primera mitad del siglo XX, tiempo en que las misiones religiosas, las exploraciones de viajeros, científicos y derivadas de campañas militares fueron muy comunes en la región patagónica. Estas actividades estuvieron motivadas no solo por el interés que despertaba en naturalistas y etnógrafos su exotismo -quienes buscaban delimitar grupos y describir sus características culturales-, sino además por considerarse un área ambicionada por el Estado nacional para ser colonizada (Rodríguez & Del Río, 2000; Nacuzzi, 2005). Estas motivaciones dieron lugar a trabajos que representan tanto los postulados de la época (nociones de orden, progreso y evolución, construcción del Estado-Nación) como los intereses de quienes los realizaron, ya sean misioneros (Schmid, 1964 [1858/65]), naturalistas o etnógrafos (Spegazzini, 1884; Onelli, 1904; Outes, 1905; Lehman-Nistche, 1908; Escalada, 1949; Embon, 1950; Lista, 1975; 2006) o exploradores y viajeros (Fitz Roy, 1839; Roncaglia, 1884, Hesketh-Prichard, 1902; Childs, 1997 [1936]) o historiadores (Martinič, 1995).
En el análisis de los datos se empleó el método propio de la etnobotánica histórica, el cual considera a los datos del pasado como una fuente de información primaria sobre los cuales se aplica el método clásico etnobotánico (ver Rosso, 2012 y Rosso & Scarpa, 2012). Mediante este método se procura trascender la simple editorialización y ordenamiento de la información histórica, al contextualizar los datos presentados y analizados desde las perspectivas espacio-temporal y socio- cultural, al actualizar y mejorar las identificaciones botánicas de los taxa referidos.
La comparación entre los datos etnobotánicos Aonik’enk aquí descritos con aquellos correspondientes a los Selk’nam (Onas) de Tierra del Fuego se efectúa a nivel cuantitativo entre las categorías de uso referidas, especies compartidas, usos idénticos y en función del cociente entre estos últimos y la cantidad de especies compartidas. Al limitarse a estas últimas, el cálculo de las semejanzas entre ambos grupos étnicos procura independizarse de la variabilidad de especies vegetales sobre las que se inquirió en uno y otro caso, resaltando el aspecto cultural que adquieren las significaciones referidas para cada una de ellas.
Material examinado
Adesmia boronioides Hook. f.
ARGENTINA. Santa Cruz. Depto. Güer Aike. I-1967, Martínez Crovetto P-15 (SI).
Arjona patagonica Hombr. & Jacq. ex Decne.
ARGENTINA. Santa Cruz. Depto. Río Chico, Gob. Gregores, I-1967, Martínez Crovetto P-132 (CTES 152042).
Arjona tuberosa Cav.
ARGENTINA. Santa Cruz. Depto. Río Chico, Gob. Gregores, I-1967, Martínez Crovetto P-145 (CTES 152026).
Elymus magellanicus (E. Desv.) A. Löve
ARGENTINA. Santa Cruz. Depto. Güer Aike, Río Gallegos, I-1967, Martínez Crovetto P-36 (CTES). Ephedra sp.
ARGENTINA. Santa Cruz. Depto. Güer Aike, Río Gallegos, I-1967, Martínez Crovetto P-22 (CTES 268392).
Gamocarpha australis (Decne.) S.S. Denham & Pozner
ARGENTINA. Santa Cruz. Depto. Güer Aike. Pje. Camusú Aike, I-1967, Martínez Crovetto P-62 (CTES 03361); Pje. Camusú Aike, I-1967, Martínez Crovetto P-85 (CTES 97587).
Hypochaeris incana (Hook. & Arn.) Macloskie ARGENTINA. Santa Cruz. Depto. Güer Aike, Río Gallegos, I-1967, Martínez Crovetto P-12 (CTES).
Juncus aff. balticus Willd.
ARGENTINA. Santa Cruz. Depto. Lago Argentino, Calafate, I-1967, Martínez Crovetto P-106 (CTES 304091).
Limonium brasiliense (Boiss.) Kuntze
ARGENTINA. Santa Cruz. Depto. Güer Aike, Río Gallegos, I-1967, Martínez Crovetto P-32 (CTES 217031).
Lycium ameghinoi Speg.
ARGENTINA. Santa Cruz. Depto. Güer Aike, Río Gallegos, I-1967, Martínez Crovetto P-141 (CTES 144469).
Mentha spicata L. var. rotundifolia L. ARGENTINA. Santa Cruz. Depto. Lago Argentino, Calafate, I-1967, Martínez CrovettoP-110 (CTES 211434).
Pappostipa ibarii (Phil.) Romasch. ARGENTINA. Santa Cruz. Depto. Güer Aike, Río Gallegos, I-1967, Martínez Crovetto P-17 (CTES 204968).
Rumex sp.
ARGENTINA. Santa Cruz. Depto. Güer Aike. Pje. Camusú Aike, I-1967, Martínez Crovetto P-97 (CTES 142299).
Rumex acetosella L.
ARGENTINA. Santa Cruz. Depto. Güer Aike, Río Gallegos, I-1967, Martínez Crovetto P-29 (CTES 142316).
Senecio patagonicus Hook. & Arn. ARGENTINA. Santa Cruz. Depto. Güer Aike, Río Gallegos, I-1967, Martínez Crovetto P-14 (CTES 00956); Depto. Lago Argentino, Pje. Vega Piayet, I-1967, Martínez Crovetto P-114 (CTES00957).
Senecio neaei DC.
ARGENTINA. Santa Cruz. Depto. Güer Aike, Río Gallegos, I-1967, Martínez Crovetto P-150 (CTES); Pje. Camusú Aike, I-1967, Martínez Crovetto P-79 (CTES).
Senecio trifurcatus (G. Forst.) Less. ARGENTINA. Santa Cruz. Depto. Güer Aike, Río Gallegos, I-1967, Martínez Crovetto P-4 (CTES 00872).
Stipa sp.
ARGENTINA. Santa Cruz. Depto. Güer Aike, Pje. Camusú Aike, I-1967; Martínez Crovetto P-60 (CTES 341139); Pje. Camusú Aike, I-1967; Martínez Crovetto P-70 (CTES 341138).
Taraxacum officinale F.H. Wigg.
ARGENTINA. Santa Cruz. Depto. Güer Aike. Pje. Camusú Aike, I-1967, Martínez Crovetto P-82 (CTES 00373)
Verbena sp.
ARGENTINA. Santa Cruz. Depto. Río Chico, Gob. Gregores, I-1967, Martínez Crovetto P-131 (CTES).
RESULTADOS
Análisis de los datos inéditos y de las identificaciones botánicas
El análisis de los materiales hallados evidenció la existencia de dos grupos de fichas: unas encabezadas con el rótulo: Fichas nombre tehuelches - latinos, inicializadas en su borde superior izquierdo por un fitónimo Aonik’enk, donde se indican las correspondencias botánicas respectivas de cada uno de los fitónimos indígenas. En varios casos, algunas de ellas incluyen un número precedido de la letra P- (que refiere a un ejemplar de herbario) y, en ocasiones, el significado en castellano del nombre Aonik’enk de cada planta. Se pudo distinguir, además, otro conjunto de fichas encabezadas por el rótulo: Nombres latino-tehuelches - Total 191, las cuales se encuentran inicializadas, en su borde superior izquierdo, por un nombre científico incluido el nombre indígena al que hacía referencia, seguido de una descripción de una o más aplicaciones (a veces formas de preparación, partes utilizadas y formas de consumo), un número de herbario precedido por la letra P- y un número de entrevista. Por otro lado, entre las libretas de campo originales de MC se halló una rotulada como “Cuaderno de los Tehuelches del sur (Santa Cruz) o Aonikengs”. En este figuran transcriptos los datos recabados a campo en las entrevistas realizadas, ordenados por el nombre indígena de la planta, liquen u hongo. Cada entrevista se halla numerada e incluye el nombre completo de la persona entrevistada, la localidad y fecha de obtención de las informaciones y una cantidad antecedida del signo $, que correspondería al pago que MC le habría propinado al colaborador. A partir de la comparación de los datos ordenados en base de datos provenientes de las fichas y de las libretas pudimos comprobar que gran parte de los mismos resultaban similares, a excepción de algunos pocos datos suplementarios. En total figuran 18 entrevistas efectuadas a 18 colaboradores consultados durante el mes de enero del año 1967 en las localidades de Río Gallegos y Paraje Camusú Aike del Departamento Güer Aike, en Tres Lagos y Paraje Vega Piayet (ex reserva Lago Viedma o Lote 119) del Departamento Lago Argentino y en Gobernador Gregores y Paraje Lote 6 (ex reserva Lago Cardiel o Lote 6) del Departamento Río Chico, todas ellas en la provincia de Santa Cruz (Fig. 1).
Se pudo localizar una parte importante de los ejemplares de herbario coleccionados por MC en la provincia de Santa Cruz, tanto en el Herbario del IBONE (bajo la sigla CTES) como en la base de datos del Instituto de Botánica Darwinion (IBODA) (bajo la sigla SI). En las etiquetas de los ejemplares consultados coinciden, además de los datos del colector y la provincia, los de las localidades señaladas en los cuadernos, las fechas (enero de 1967) y el código particular de colecta antes mencionado (P- nº). De esto último se desprende, de manera inequívoca, que estos ejemplares constituyen la documentación del material botánico de los datos de las entrevistas antes mencionadas. Se pudieron ampliar identificaciones botánicas de MC efectuadas hasta el nivel de género, sobre la base de la consulta a la Flora Patagónica (Correa, 1984). Tal es el caso del taxón referido por MC como Lepidophyllum sp., la cual se trataría indudablemente de Lepidophyllum cupressiforme (Lam.) Cass, nombre actual de la única especie de dicho género que se encuentra en la Patagonia argentina. Para otros casos se proponen identificaciones a confrontar (cf.), sugiriendo el epíteto específico más probable de acuerdo con su distribución en la zona según las bases de datos consultadas (p.e. Alstroemeria cf. patagonica Phil.). Una situación especial pudo hallarse respecto a las distintas especies del género Berberis L., ya que MC se refiere a ellas como Berberis spp. o “todos los Berberis” al hacer referencia a su nombre vulgar. Este habría coleccionado varias de las especies de este género que crecen en la provincia de Santa Cruz, aunque sin embargo no se pudieron hallar estos ejemplares ni en los herbarios ni en las bases de datos consultadas. Por ello decidimos indicar las especies del género Berberis señaladas para el norte de la Patagonia en las libretas de campo por MC correspondientes a otras de sus campañas precedido de “cf.”, previa confirmación de su presencia en la provincia de Santa Cruz según Zuloaga et al. (2019). Asimismo, al consultar los ejemplares vegetales coleccionados por MC en la provincia de Santa Cruz bajo su numeración personal en el Herbario de Plantas Vasculares del IBONE (CTES), se hallaron en sus etiquetas novedosas identificaciones botánicas infragenéricas producto del trabajo efectuado por taxónomos desde que aquél allí los depositara (determinaciones de A. L. Cabrera y G. Bernardello, entre otros).
Integración de los datos inéditos con los compilados en la bibliografía
Se ponen en valor un total de 163 datos etnobotánicos de la etnobotánica del pueblo Aonik’enk procedentes de los registros de campo de Raúl Martínez Crovetto, así como 105 provenientes de las fuentes secundarias publicadas consultadas. En total se pudieron identificar 244 datos etnobotánicos netos (i.e. no repetidos) sobre este pueblo referidos a 117 taxa botánicos. De estos últimos, la mayoría 94 (79,7 %) pudo ser identificado hasta el nivel específico, 19 (16,1 %) hasta género y 2 (1,7 %) hasta familia botánica, restando 3 (2,5 %) de ellos sin determinar. En la Tabla 1 se describe cada uno de los usos recopilados indicando parte usada, forma de preparación y consumo o administración, siempre que fue posible, acerca de cada taxón vegetal referido por su nombre botánico actualizado, nombre referido en las fuentes, número de herbario y nombre vulgar referido. Solo se cita la fuente en caso de que esta aluda a una cita bibliográfica, caso contrario se asume que proviene de los datos inéditos de MC.
La mayor parte de los datos corresponden a usos alimenticios (89; 36,5 %) y medicinales (81; 33,2 %). En mucha menor proporción -menos del 4 %- se han registrado fumatorios (9 datos), datos vinculados a creencias (9), utensilios y combustibles (7 cada uno); música (6), juegos (5) y usos vinculados con los aperos del caballo (5). En el gráfico de la Fig. 2 se representa la participación relativa de todas las categorías de usos registradas. Dentro de los usos alimenticios se destaca el consumo de frutos, hojas y órganos subterráneos crudos (30 %, 27 datos), seguido por los hervidos y los relativos a la preparación de bebidas (13,5 %, 12 datos cada uno), asados (9 %, 8 datos) y asociados a la preparación de harinas y panificados (5.6 %, 5 datos). Los usos medicinales más referidos son los destinados a tratar contusiones con 14 datos (antiinflamatorios y hematomas o “golpe interno”), gastralgias (10 datos), cefalalgias y heridas (vulnerarios) (5 datos cada uno) y dolores reumáticos (4 datos).
Las plantas con mayor cantidad de datos etnobotánicos son los “calafates” (Berberis spp.) con 19 tipos de datos asignados, supuestamente, a cualquiera de las cuatro especies botánicas involucradas, seguido por Schinus marchandii o “molle” (con 8 usos), Azorella trifurcata y Bolax gummifera (con 6) y luego por Acantholippia seryphioides, Adesmia boronoides y Ribes magallanicum (con 5 datos cada uno).
De los 163 datos etnobotánicos Aonik’enk provenientes de los archivos inéditos de MC, solo 23 coinciden con los registros bibliográficos compilados, por lo que 140 de ellos resultan absolutamente novedosos para la etnobotánica de este pueblo.
Comparación con la etnobotánica de los Selk’nam de Tierra del Fuego
Como resultado de la comparación entre los datos etnobotánicos Aonik’enk descritos en la Tabla 1 y aquellos de los Selk’nam de Tierra del Fuego publicados por Martínez Crovetto (1968) se observa, en primer lugar, la coincidencia en que la mayoría de ellos se refieran al uso alimenticio de las plantas. Sin embargo, estos usos representan una proporción mucho mayor para los Selk’nam -90 % del total- que para los Aonik’enk -36,5 %-, así como los usos medicinales de estos últimos -33%- superan holgadamente a los registrados entre los Selk’nam -menores al 10 %-.
De la comparación exhaustiva entre las aplicaciones específicas de las plantas registradas para ambos pueblos se desprende que solo 31 de los datos etnobotánicos resultan idénticos. Esto significa que se cita el mismo uso sobre la misma especie vegetal solo en el 12,7 % de los datos totales Aonik’enk, siendo más de las – partes de dichas similitudes (24) correspondientes a usos de índole alimenticio. Sin embargo, la semejanza entre ambas etnobotánicas resulta mayor si se pondera este resultado con el número de especies vegetales comunes sobre las que se inquirió en uno y otro caso (solo 49 especies), resultando un índice de usos idénticos por especie compartida (cociente entre ambas variables) relativamente elevado (0,63).
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
De acuerdo con los resultados obtenidos, la menor cantidad de usos medicinales hallados respecto a los alimenticios se corresponde con la situación típica hallada en la etnobotánica indígena de tierras bajas de la Argentina (Arenas, 1987; Scarpa, 2009) por la cual, en su medicina de corte chamánico, las plantas no habrían tenido un papel terapéutico descollante. Esta afirmación resulta coincidente con lo expresado por Spegazzini (1884: 237) para los “médicos tehuelches” en cuanto a que: “Pocas son las plantas que emplean, más bien usa fricciones, vejigatorios, sudores, movimiento y dieta; conoce también algunas plantas purgantes...”. Sin embargo, la gran cantidad de usos medicinales registrado (81) podría estar indicando casi cien años más tarde ciertas adquisiciones en este ámbito cultural procedente de otros grupos humanos. En efecto, más allá del intercambio de algunas especies de plantas con indígenas del Neuquén referidas en la bibliografía (Martinič, 1995), desconocemos cuáles habrían sido prácticas culturales asociadas a los vegetales que seguramente habrían adquirido los Aonik’enk en función de las profundas transformaciones socio- culturales acaecidas para este grupo humano a la llegada de aquellos autores cuyas fuentes citamos en este trabajo. Pruebas de esto último son las citas de Lista (2006) y de Spegazzini (1884: 226) donde se afirma a finales del siglo XIX que “la vida de los Aónik(Q]n actuales debe ser absolutamente diferente de la de sus antepasados” y que “sus costumbres antiguas han desaparecido”.
Resulta muy sugerente que más del 18 % de los datos (19) recabados en la bibliografía hayan sido referidos a una sola etnoespecie (“chorch”), correspondientes a varias especies del género Berberis. Esto no solo se debería a la importancia de estas especies botánicas para los Aonik’enk (corroboradas por los datos de MC), sino también por la falta de experticia botánica de quienes registraron tales datos. Esto último, sin duda, habría sesgado desproporcionadamente las consultas hacia aquellos elementos conspicuos de la vegetación, como los “calafates” fácilmente reconocibles por los neófitos, en detrimento de la rica diversidad vegetal existente en la zona, menos notables para éstos. Prueba de ello es lo señalado por Spegazzini (1884: 227) quien afirma que “...frutas no hay sino las del calafate (Berberis heterophylla) y la de una especie de frutilla en la precordillera; comen también las raíces del macachi (Arjonia tuberosa), y de una especie de llarreta (Bolax glebaria)”. Asimismo, también resulta destacable que prácticamente la totalidad de datos acerca de los árboles del género Nothofagus Blume y de las cañas del género Chusquea Kunth halla provenido de la bibliografía y que MC no haya registrado nombres vernáculos para ninguna de estas especies. La razón de esto último, en vistas a la importancia cultural de estas especies según se desprende de los usos consignados por Hesketh-Prichard (1902), Lehmann-Nitsche (1908) y Martinič (1995), podría indicar que los materiales provenientes de las mismas habrían sido obtenidos por intercambio con otros pueblos. Reafirma dicha hipótesis el hecho de que esta misma situación fuera explícitamente consignada para otras especies (como Peumus boldo, Fabiana imbricata y Maytenus boaria) y que el bosque subantártico -donde dichos árboles y cañas vegetan- no constituían ámbitos que frecuentaran asiduamente los Aonik’enk (en efecto, ninguna de las comunidades donde MC realizó sus entrevistas se hallaba localizada en dicha región, tal como se observa en el mapa de la Fig. 1).
Registramos al menos tres datos etnobotánicos que resultarían totalmente novedosos para la zona, según la consulta realizada en bases de datos (Johnson, 2018 [1999]; USDA, 2019) y en bibliografía etnobotánica de la región (Ladio & Lozada, 2000; Domínguez Díaz, 2010; Ciampagna, 2014; entre otras). Uno es el consumo de las raíces asadas de una especie del género Rumex L. citado por Fitz Roy (1839), Lista (1894) y por Schmid (1964) [1858/65], dato congruente con lo citado para otras regiones del mundo donde algunas especies de este género que presentan raíces engrosadas son consumidas como alimento, tales como las de R. crispus y R. obtusifolius (Wild cookery, 2019). Los otros dos son el empleo masticatorio de las hojas de Chuquiraga avellanedae -“de una amargura insoportable” según Spegazzini (1884)- y el uso de las raíces de Mulguraea tridens como dientes de peines unidos por ataduras citado por MC y por Martinič (1995). Merecen una mención especial algunas especies de hongos y plantas asociadas a seres no humanos denominados “espíritus” en las fuentes. Uno de ellos es el “de la piedra” (ájchen o ájchün) al cual está relacionado Agaricus sp. por ser su alimento (de donde deriva su nombre vulgar) y Calvatia spp. de cuyas glebas dichos “espíritus” extraían el tinte empleado por ellos en las pinturas rupestres de la región. La otra entidad espiritual mencionada es “maipe” o “espíritu malo” cuyos efectos nefastos se ahuyentaban mediante rituales precautorios consistentes en quemar las matas de Ribes magallanicum o de algunas especies de Senecio L. (S. patagonicus, S. neaei o S. trifurcatus).
Consideramos que los resultados obtenidos de la comparación entre la etnobotánica Aonik’enk y la de los Selk’nam (u Onas) de Tierra del Fuego resultarían significativos, debido a que los datos provenientes de cada una de ellas fueron registrados por el mismo investigador, con los mismos criterios y prácticamente al mismo tiempo (con dos años de diferencia). Las escasas coincidencias halladas (12,6 %) sin embargo, se deberían tanto a diferencias de índole cultural como ecológicas de las distintas regiones que cada grupo ocupaba. En efecto, solo el 41 % de las plantas sobre las que se inquirió en uno y otro caso fueron idénticas, ya que la representatividad en Tierra del Fuego (donde habitaban los Selk’nam) de los elementos del bosque subantártico es mucho mayor en términos relativos que los de la estepa de la provincia de Santa Cruz (Aonik’enk). Sin embargo, si consideramos solo los usos coincidentes entre las especies botánicas compartidas, la proporción de datos idénticos asciende a más del 60 %, con lo cual se confirma la existencia de indudables vinculaciones culturales plasmadas en la etnobotánica de ambos grupos.
Los resultados de este trabajo, junto con los publicados sobre su fitonimia por Scarpa et al. (2020), constituyen la mayor contribución a la etnobotánica Aonik’enk al presente gracias a los datos inéditos de MC puestos aquí en valor y a la cantidad y diversidad de datos compilados. En efecto, más de la mitad de los mismos (57 %, 139 datos) corresponden exclusivamente a las informaciones documentadas por MC en el año 1967. Esto, sumado a la imposibilidad de registrarlos en la actualidad, demuestra el valor extraordinario que los datos de Raúl Martínez Crovetto, que aquí se ponen en valor y se analizan, poseen para la etnobotánica argentina.
Se citan por vez primera para nuestro país los usos comestibles de la raíz de una especie del género Rumex y de la parte aérea de Chuquiraga avellanedae, así como los usos de Mulguraea tridens para la confección de peines. En total se pudieron identificar 244 datos etnobotánicos netos sobre este pueblo referidos a 117 taxa botánicos, la mayoría los cuales corresponden a usos alimenticios (90; 36,7 %) y medicinales (81; 33 %).