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Darwiniana, nueva serie

versión impresa ISSN 0011-6793versión On-line ISSN 1850-1699

Darwiniana, nueva serie vol.11 no.1 San Isidro jun. 2023

http://dx.doi.org/10.14522/darwiniana.2023.111.1126 

Artículo

ETNOBOTÁNICA DE LOS CRIOLLOS DEL CHACO SUBHÚMEDO ARGENTINO I: CORRESPONDENCIAS BOTÁNICO-FITONÍMICAS Y CARACTERIZACIÓN GENERAL DE UN NUEVO COMPLEJO BIOCULTURAL

Gustavo F. Scarpa1  , autor corresponsal

1 Laboratorio de Etnobotánica del Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia”, Av. Ángel Gallardo 470, 2º piso, C1405DJR Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina; gustavo22et@yahoo.com.ar (autor corresponsal).

Resumen

Scarpa, G. F. 2023. Etnobotánica de los criollos del Chaco Subhúmedo argentino I: Correspondencias botánico-fitonímicas y caracterización general de un nuevo complejo biocultural. Darwiniana, nueva serie 11(1): 310-336. El objetivo general del trabajo es caracterizar como nuevo complejo biocultural a los Criollos del Chaco Subhúmedo argentino, describir las correspondencias botánicas de su fitonimia y efectuar una caracterización general de su etnobotánica. Se efectuaron seis trabajos de campo entre octubre de 2017 y marzo de 2022 en el centro-norte de la provincia del Chaco. Se aplicó la metodología etnobotánica clásica consistente en la realización de entrevistas y colección de material de herbario con 51 colaboradores de la zona. Se obtuvieron 541 correspondencias totales entre 369 taxa botánicos y 457 tipos de nombres vulgares a partir de 2075 reportes. Se registraron 1625 usos o significados criollos referidos a un total de

420 taxa a lo largo de 4290 reportes o menciones totales. Los resultados de comparaciones cuantitativas con las correspondencias fitonímicas criollas registradas en áreas vecinas del Chaco Subhúmedo sugieren que estas últimas pertenecen al mismo complejo biocultural aquí propuesto, las cuales añadidas a las obtenidas a campo totalizan 837 correspondencias entre 662 tipos de nombres vulgares asignados a 537 taxa vegetales y tres hongos. Por otra parte, los resultados de las comparaciones cuantitativas entre esta fitonimia y las halladas en investigaciones etnobotánicas con criollos del Chaco Húmedo y Semiárido sugieren diferencias sustanciales entre sí, lo cual reafirmaría la condición de nuevo complejo biocultural de los criollos del Chaco Subhúmedo.

Palabras clave: Chaco Subhúmedo; criollos; etnobotánica.

Abstract

Scarpa, G. F. 2023. Ethnobotany of the Creole from Argentinian Sub-humid Chaco I. Botanical correspondences of their phytonimy and general characterization of a new bio-cultural complex. Darwiniana, nueva serie 11(1): 310-336. The general aim of this work is to distinguish and identify the Creole of the Argentine Subhumid Chaco as a new bio-cultural complex, to describe the botanical correspondences of their phytonymy, and to carry out a general characterization of their ethnobotany. Six field works were carried out between October 2017 and March 2022 in the center-north of Chaco Province. Classic ethnobotanical methodology was applied. This consisted of interviews and the collection of herbarium material with 51 collaborators from the area. A total of 541 matches between 369 botanical taxa and 457 types of vernacular names were obtained from 2075 reports; 1625 Criollos’ plant uses or meanings were registered. This refers to a total of 420 taxa throughout 4290 reports or mentions. Results from quantitative comparisons with Criollos’ phytonymic correspondences registered in neighboring areas of the Subhumid Chaco allow us to infer that the latter belong to the same bio-cultural complex proposed here. If we added these phytonyms to those obtained in the field it makes a total of 837 correspondences among 662 types of vernacular names assigned to 537 plant taxa, and three mushrooms. On the other hand, results of the quantitative comparisons between this phytonymy and those found in ethnobotanical investigations with Criollos from the Humid and Semiarid Chaco allow us to infer substantial differences between them, which reaffirms the condition of the Criollos of the Subhumid Chaco as a new bio-cultural complex.

Keywords: Creole; ethnobotany; Sub-humid Chaco.

INTRODUCCIÓN

La provincia fitogeográfica del Chaco argentino constituye una región de elevada diversidad botánica donde se concentra la mayor población rural del país, razón por la cual el estudio de sus relaciones con el entorno vegetal resulta de gran interés para la etnobotánica. Sin embargo, un volumen desconocido de conocimientos y prácticas asociadas a las plantas nativas del bosque chaqueño argentino se estaría perdiendo en la actualidad debido a las alarmantes tasas de deforestación de las últimas décadas que contribuyen a disminuir o a desaparecer los recursos, a la concomitante disminución de su población rural como consecuencia del proceso de urbanización y a procesos de estigmatización por los cuales la utilización del bosque constituye un símbolo de desprestigio social asociado a marcas de pobreza (Scarpa, 2000, 2012; Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, 2020). A pesar de la unidad que constituye la extensa región chaqueña desde el punto de vista fitogeográfico, sus variaciones a nivel de distritos permiten distinguir a la fecha el Chaco Húmedo, de Transición (o Subhúmedo), Semiárido, Árido y Chaco Serrano (Oyarzabal et al., 2018). Como resultado de la combinación entre su biodiversidad vegetal y la diversidad sociocultural de las poblaciones criollas que lo habitan, han sido ya demostradas diferencias significativas entre las etnobotánicas criollas de los distintos complejos bioculturales que conforman la extensa región del Chaco argentino (Scarpa & Rosso, 2019; Anconatani, 2021), lo cual amerita la ejecución de investigaciones específicas al menos en cada uno de los distritos fitogeográficos. En efecto, a pesar de que la mayoría de la población criolla presenta muchos rasgos culturales compartidos desde el punto de vista sociocultural a lo largo de toda esta región, resultan ya conocidas las diferentes relaciones con la vegetación que poseen los criollos del Chaco Semiárido noroccidental argentino influenciadas por su acervo hispano-quichua (Scarpa, 2000, 2012) en comparación con los del Chaco Húmedo con acervo hispano-guaranítico (Martínez Crovetto, 1981; Scarpa & Rosso, 2018, 2019; Anconatani, 2021) hacia el oriente de la región. Sin embargo, existe un notorio y marcado vacío en la documentación etnobotánica para vastas áreas del Chaco argentino con cuya población rural -particularmente de origen criollo- no se han realizado investigaciones etnobotánicas de largo alcance, siendo una de ellas la región del Chaco Subhúmedo o de Transición. Respecto a este distrito fitogeográfico, sólo contamos con trabajos de este tipo llevados a cabo con sociedades indígenas tales como aquellos de Martínez (2008, 2010) y Martínez & Barboza (2010) entre los Qom (tobas); Martínez Crovetto (1968, 2014), Scarpa & Rosso (2014a, 2014b) y Rosso & Scarpa (2017, 2019) entre los Moqoit (todos ellos en la provincia del Chaco) y Filipov (1996, 1997) entre los Pilagá de la provincia de Formosa. En cuanto a los criollos de esta zona solo contamos -en forma subsidiaria- con un análisis antropológico-médico realizado por Sturzenegger (1987) en el centro de la provincia de Formosa (Las Lomitas) el cual, a pesar de constituir una fuente ineludible para la comprensión de su etnobotánica médica, refiere muy pocos datos etnobotánicos propiamente dichos (Sturzenegger, 1999). Esta escasez de datos sobre la etnobotánica de los criollos del Chaco Subhúmedo ya ha sido expresamente referida por Martínez (2009) en una comparación realizada con la etnobotánica médica de los indígenas qom-bermejeños de esta subzona.

El objetivo general de este trabajo es caracterizar como nuevo complejo biocultural a los Criollos del Chaco Subhúmedo argentino, describir las correspondencias botánicas de su fitonimia y efectuar una caracterización general de su etnobotánica.

MATERIALES Y MÉTODOS

Se efectuaron seis trabajos de campo de un promedio de 17 días cada uno durante los meses de octubre de 2017, mayo y diciembre de 2018, septiembre de 2019, octubre de 2021 y marzo de 2022 en la zona conocida como “el impenetrable chaqueño” en las localidades de Juan José Castelli, Miraflores, Villa Río Bermejito y parajes rurales aledaños (4 de Febrero, El Ñandú, Pampa Blanca, La Esmeralda, La Sirena, El Asustado, El Hornerito, La Cheogué, etc.), del Depto. Gral. Güemes y en Pampa del Infierno del Depto. Almirante Brown de la provincia del Chaco (Fig. 1). Durante los mismos se efectuaron colectas botánicas y entrevistas etnobotánicas semiestructuradas a 51 pobladores criollos nacidos en la zona, 20 mujeres y 31 hombres. Estas encuestas se realizaron a representantes de diferentes unidades domésticas con distintos niveles de experticia y estatus social y, adicionalmente, a conocedores de temas particulares tales como curanderos, viveristas y profesionales de instituciones educativas y de salud. Su distribución etaria estuvo sesgada hacia las clases mayores, con una edad promedio de 63 años, siendo el 40 % de los entrevistados mayores de 70 años (incluyendo siete personas mayores de 80 años). Con ellos se prepararon ejemplares de herbario que documentan las especies vegetales a las que hacen referencia los datos etnobotánicos que se han registrado, los que fueron identificados botánicamente por el autor de este trabajo y depositados en la “Colección Etnobotánica” del Herbario del Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” bajo la sigla BA. La nomenclatura taxonómica empleada es la considerada como “aceptada” por la base de datos “Flora Argentina” consultada online (Anton & Zuloaga, 2023). Se diferencian a los taxa exóticos cultivados de los “asilvestrados”, que son aquellos taxa correspondientes a plantas exóticas naturalizadas que no son cultivadas en la zona. Las entrevistas fueron diseñadas en función de relevar no solo las denominaciones, prácticas y conocimientos específicos que le otorgan a cada una de las especies vegetales en cada uno de los ámbitos culturales considerados, sino también los significados que adquieren en cada uno de los mismos. Los datos se registraron en cuadernos de campo, en grabadores digitales y se tomaron fotografías como material documental respaldatorio. Aquellos fueron ordenados y sistematizados en una base de datos diseñada con el programa “MS-Access 2010”, según la propuesta de Scarpa (2000, 2012), con la finalidad de ordenar toda la información registrada y clasificarla tanto por especie vegetal como por categorías y subcategorías culturales de uso o significación.

Se entiende como “dato etnobotánico” a cada una de las informaciones registradas sobre la significación cultural de taxa botánicos científicamente identificados (generalmente homologables a “usos” o “aplicaciones”) y como “reportes” a cada una de las menciones que sobre cada dato realizaron los colaboradores entrevistados. A los fines de describir la dinámica de obtención de datos y de reportes etnobotánicos a lo largo de las campañas realizadas, se grafica en la Fig. 2 la curva de rarefacción obtenida. Allí se indican los datos totales obtenidos (incluyendo aquellos de significación nula acerca de especies científicamente identificadas), incremento de datos, incremento de reportes (como medida del esfuerzo muestral), y cantidad de reportes necesarios para obtener un nuevo dato en cada una de las campañas en la forma de un cociente (este se multiplica por 100 para poder ser visualizado en el mismo gráfico).

Se emplea como marco conceptual el “axioma biocultural”, a partir del cual se distinguen complejos biológico-culturales en función de las informaciones disponibles. Estos son definidos en función de “la interacción que cada cultura local establezca con su propio ecosistema -incluida la combinación de paisajes y sus respectivas biodiversidades contenidas en ellos-, de tal manera que el resultado sea una compleja y amplia gama de interacciones finas y específicas” (Toledo & Barrera-Bassols, 2008: 27). En nuestro caso concreto, los complejos bioculturales que se refieren en este trabajo se definen en función de las principales diferencias fitogeográficas y socio-culturales criollas identificables en el Chaco argentino. Entre las primeras, se distinguen -en relación con este proyecto- los distritos de la Provincia Chaqueña descritos por Morello et al. (1973), Morello & Hortt (1985) y por Prado (1993) como Chaco Húmedo, Chaco Semiárido y Chaco Subhúmedo o de Transición. Superpuesto a esta diferenciación ambiental, los grupos criollos que allí habitan se distinguen según contextos socio-productivos y peculiaridades culturales diferenciales cuya distribución espacial coincide aproximadamente con la de los distritos fitogeográficos antes mencionados. Los niveles de detalles a ser considerados en la delimitación de estos complejos resultan de un compromiso entre una caracterización de las diferencias mayores de la diversidad biocultural presente y una excesiva particularización de carácter atomizante. Los criterios que se emplean para establecer los límites geográficos de estos complejos bio-socio-culturales obedecen a un compromiso entre factores ambientales, culturales y sociales, otorgando predominancia a estos últimos, es decir, a la pertenencia a un mismo grupo social por encima de las dos primeras, en tanto categorías que se emplean actualmente en etnografía para caracterizar a un grupo humano determinado.

El registro de los nombres vernáculos asignados a las plantas y sus respectivas correspondencias botánicas constituye un aspecto ineludible de todo estudio etnobotánico, ya que evidencia la manera particular en que cada grupo humano percibe y referencia a las mismas (Berlin, 1992; Alexiades & Sheldon, 1996). Por ello, a los fines de cumplimentar los objetivos propuestos, se otorga especial énfasis en la descripción y documentación de las correspondencias fitonímicas de las especies vegetales identificadas (incluyendo también aquellas que no refieren fitónimo alguno), las cuales no solo se describen aquí con el fin de efectuar una caracterización preliminar y general de su etnobotánica, sino con el fin de compararla con la de complejos bioculturales de criollos vecinos y, de este modo, poner a prueba la hipótesis de los criollos del Chaco Subhúmedo como complejo biocultural novedoso.

Con la finalidad de establecer el grado de pertinencia de incluir correspondencias fitonímicas de taxa vegetales bajo este mismo complejo biocultural, se comparan con aquellas registradas con otros Criollos del Chaco Subhúmedo. Dicha comparación se realiza en función de los taxa vegetales y fitónimos compartidos obtenidos a partir de datos inéditos referidos en las etiquetas de ejemplares de herbario depositados en la “Colección Etnobotánica” del Herbario del Museo Argentino de Ciencias Naturales (BA). Estos datos proceden de Las Lomitas, provincia de Formosa, y fueron registrados por Odina Sturzenegger durante 1989 y María Reyes González Tejero en 1994. Con el mismo fin se comparan las correspondencias botánico-fitonímicas obtenidas a campo con las citadas en la bibliografía por el Dr. Esteban Laureano Maradona (1974) para Estanislao del Campo (provincia de Formosa) durante mediados del siglo XX, por Martínez (2009) para Villa Río Bermejito y aledaños (documentados por ejemplares de herbario depositados en el Museo Botánico de Córdoba - CORD) y por Bordón (1980) para los alrededores de Los Frentones y Pampa del Infierno, ambos en la provincia del Chaco (documentados por ejemplares de herbario depositados en el herbario del Instituto de Botánica del Nordeste, CTES, y en el Instituto de Botánica “Darwinion”, SI). Por otra parte, se comparan los datos registrados a campo con los obtenidos para los Criollos vecinos del Chaco Semiárido noroccidental por Scarpa (2012), Chaco Húmedo Norte por Anconatani (2021), Chaco Húmedo Austral por Scarpa & Rosso (2018, 2019) y Chaco Húmedo de Corrientes por Martínez Crovetto (1981). Estas compraciones se realizan en función de los taxa vegetales y fitónimos compartidos con el fin de poner a prueba la hipótesis de la condición distintiva del complejo biocultural de los Criollos del Chaco Subhúmedo.

La secuencia de presentación de resultados consiste en caracterizar brevemente la conformación sociocultural de los criollos del Chaco Subhúmedo a partir de una semblanza de su dinámica socio-histórica, describir el complejo biocultural aquí propuesto, la fitonimia criolla, junto con sus correspondencias botánico-taxonómicas, la dinámica de obtención de datos por campaña y su clasificación de acuerdo con las categorías de usos o significaciones. Finalmente, establecer comparaciones cuantitativas entre las correspondencias botánico-fitonímicas registradas a campo con aquellas obtenidas para Criollos de otras áreas del Chaco Subhúmedo y con las publicadas para otros complejos bio-culturales vecinos.

Área del estudio: El Chaco Subhúmedo

También denominado “Chaco de transición” o “Chaco de parques y sabanas secas” (Morello et al., 1973; Morello & Hortt, 1985), el Chaco Subhúmedo se considera actualmente un distrito fitogeográfico de la provincia Chaqueña definido entre el Chaco Húmedo al este y el Chaco Semiárido al oeste. Consiste en una franja de territorio que se extiende en sentido noreste-sudoeste desde el centro de la provincia de Formosa hacia el sudoeste de la provincia del Chaco, sudeste de Santiago del Estero y Noreste de Córdoba, delimitada hacia el este por la isohieta de 900 mm y por la de 750 mm hacia el oeste, aproximadamente (Prado, 1993; Oyarzabal et al., 2018). Su relieve corresponde al de una llanura aluvional cuya geomorfología está definida por un mosaico de áreas modeladas por una intensa dinámica fluvial actual y pasada (del río Pilcomayo en su extremo norte y del río Bermejo en su zona media) y de zonas de interfluvio. La vegetación natural de las primeras aparece como un parque, con alternancia de formaciones leñosas y no leñosas, predominando en las zonas altas los bosques bajos o “de ralera” (sensu Morello et al., 1973) dominados por especies de los géneros Neltuma, Vachellia, Acacia, Geoffroea y Sarcomphalus, y en las zonas bajas de esteros y paleocauces no colmatados los pastizales, dominados hoy por Elionurus muticus y Digitaria spp. y vegetación hidrófila. En las zonas de interfluvio, las comunidades vegetales típicas son el bosque “de tres quebrachos” y el “bosque mixto” (Sennhauser, 1991; Prado, 1993) con mayor abundancia relativa de Schinopsis balansae hacia el este y de Schinopsis lorentzii y Aspidosperma quebracho-blanco hacia el oeste, y con la presencia de Schinopsis heterophylla (especie que presenta atributos morfológicos mixtos entre aquellas dos especies) en el área de coexistencia de las dos anteriores. Según Sennhauser (1991), esta zona presenta una función ecotonal de elevada diversidad vegetal que lo caracteriza como una interfase difusa entre el Chaco Húmedo (u Oriental) y el Chaco Semiárido (u Occidental). En efecto, presenta tanto especies típicas del Chaco Semiárido (varias cactáceas arboriformes y arbustivas, árboles con atributos xeromórficos en hojas y corteza, etc.) como otras propias del Chaco Húmedo (Cordia americana, Eugenia uniflora, Carica quercifolia, Myrcianthes pungens, Chloroleucon tenuifolium, Zanthoxylon coco, etc.).

RESULTADOS

Criollos del Chaco Subhúmedo

A partir de lo referido por colaboradores criollos consultados y por reseñas bibliográficas citadas más adelante, se han podido identificar numerosos aspectos históricos, sociales, culturales y políticos congruentes en señalar que la conformación poblacional de los actuales criollos del centro-norte de la provincia del Chaco sería la consecuencia de una hibridación ocurrida entre olas migratorias de ganaderos de ascendencia hispano-quichua provenientes de la provincia de Salta a comienzos del siglo XX -y en menor medida de Santiago del Estero décadas más tarde- con flujos poblacionales de acervo hispano-guaranítico o correntino procedentes del este de las provincias de Chaco y Formosa. Mientras que los ganaderos de Salta llegaron a la zona atraídos por los extensos pastizales que crecían a lo largo de la llanura aluvional del sistema Bermejo-Teuco, los de Santiago del Estero y muchos de los correntinos y formoseños llegaron tanto como trabajadores “golondrina” para la cosecha del algodón y/o como trabajadores forestales (hacheros y labradores de postes) ya avanzado el siglo XX. Con el transcurso del tiempo, tanto docentes como contingentes de comerciantes, prestadores de servicios, profesionales y agentes de las fuerzas de seguridad provenientes especialmente desde Resistencia trajeron consigo su linaje hispano-guaranítico (Pompert de Valenzuela, 2015).

Hacia fines del siglo XIX, el ejército argentino emplazó una línea de fortines a lo largo de las costas del río Bermejo-Teuco (Scunio, 1972) durante el proceso de despojo de las tierras ocupadas por los pueblos originarios Qom, Wichí y Moqoit. Desde dicha época, y con la protección del ejército, partieron los primeros contingentes de ganaderos criollos desde la provincia de Salta siguiendo el curso del río Bermejo (llamados “costeños” o “norteños” por este motivo) y se fueron asentando al amparo de los fortines. En efecto, todo el oeste del Chaco pertenecía desde 1915 hasta 1953 al Depto. Río Teuco, y actualmente al de Gral. Güemes, indicando ya desde antaño la asociación de esta región al río Bermejo-Teuco y a Salta, respectivamente, en relación con el proceso migratorio antedicho. Acorde con esto, se ha podido registrar a partir de entrevistas que en la zona rural prevalecen claramente los modismos y aspectos socioculturales de linaje hispano-quechua proveniente de Salta. En cambio, la penetración y difusión de modismos, formas del habla (acento) y aspectos socioculturales de raigambre guaranítico habrían provenido desde los ámbitos urbanos allí establecidos, principalmente desde la localidad de Juan José Castelli, Presidencia Roque Sáenz Peña y Resistencia.

Fig. 1 Mapa del área de estudio. Localidades y parajes citados en el texto. 

Los inmigrantes europeos (mayoramente alemanes “del Volga”, ucranianos, italianos, españoles, entre otros), si bien numerosos y de antigua data, recién se habrían integrado a través de matrimonios mixtos desde la década de 1970-1980, ya que previamente se habrían mantenido, en general, con un elevado nivel de endogamia.

A pesar de todas estas adscripciones culturalmente diferenciadas registradas tanto de manera explícita como implícita, se ha evidenciado a campo que la población de todo el Depto. de Gral. Güemes comparte numerosas prácticas socioculturales híbridas, así como ligazones de índole económico, educativo y político (es decir, una misma dinámica social), lo cual determina que deban ser considerados como pertenecientes a un mismo grupo humano. Este es el caso de los criollos que habitan en el límite oriental de aquel departamento, quienes a pesar de autoadscribirse como “de raza correntina”, tener modismos, fitonimia y otros rasgos típicos del mundo hispano-guaranítico y de residir más cerca de la localidad de Pampa del Indio (Depto. de Libertador Gral. San Martín) que de su cabecera departamental (J. J. Castelli), se hallan mucho más ligados a este último (ver Fig. 1). Es así como, debido a su ligazón política con este municipio, sus pobladores comparten con el complejo criollo numerosas instituciones de carácter público, tales como municipalidad, entidades educativas, centros comerciales, entidades sociales, entre otras. Asimismo, se refirió que la mayoría de los pobladores vecinos de Tres Isletas, Depto. Maipú, serían de “raza correntina” y estarían más ligados a la influencia de Presidencia Roque Sáenz Peña (de la cual distan 50-60 km), tanto en términos históricos como educativos y comerciales, que a la localidad de J. J. Castelli. Asimismo, al inquirir por la adscripción relativa de los pobladores de Pampa del Infierno hacia el sudoeste del área en cuestión, sobre la Ruta Nacional nº 16, y de aquellos parajes que lo vinculan con J. J. Castelli a través de la Ruta Provincial nº 5 (como Pampa Tolosa, El Silencio, entre otros), los colaboradores señalaron que éstos eran, hasta 1980-1990, de origen santiagueño o salteño, al igual que los criollos del complejo biocultural aquí propuesto. Sin embargo, debido a los altos niveles de agriculturización observados y a los contingentes humanos procedentes de zonas con otras raigambres culturales, no pertenecerían actualmente al complejo biocultural aquí considerado. En suma, la diagonal definida por el recorrido de la Ruta Provincial nº 5 hasta el límite con Santiago del Estero en sentido noreste-sudoeste marcaría su límite sur y occidental, incluyendo antaño a la localidad de Pampa del Infierno (Fig. 1), mientras que su límite oriental coincidiría con el correspondiente al Depto. Gral San Martín. Por todo esto, los límites del complejo de los Criollos del Chaco Subhúmedo coincidirían aproximadamente con los del Depto. de Gral. Güemes, tanto al este (incluyendo delegaciones municipales dependientes de J. J. Castelli como la de El Asustado), como al sur (con el Depto. Maipú), no así hacia el oeste donde el límite son los parajes aledaños a la localidad de Miraflores (ver Fig. 1). La población de toda esta zona conformaría así un mismo grupo social, cuyos miembros se hallan mutuamente relacionados tanto por lazos institucionales, políticos, educativos e incluso de parentesco, cuyo centro de gravedad es la localidad de J. J. Castelli.

Las actividades productivas básicas de los Criollos del Chaco Subhúmedo son la actividad pecuaria con diferentes niveles de inversión tecnológica, que van desde una ganadería extensiva o “de monte” hasta el cultivo de pasturas, alternando con una agricultura de secano o bien intensiva desarrollada en colonias agrícolas cerca de los centros poblados. Entre las prácticas socioculturales híbridas mencionadas se pueden señalar tanto el culto a la Pachamama o Madre Tierra como al Gauchito Gil, procedentes mayormente del noroeste y nordeste argentino, respectivamente. Otra práctica mixturada registrada la constituye el género musical de la “chacarera del monte” -bien cultural propio de esta zona- en la que el típico violín de esta música originaria de Santiago del Estero fue reemplazado por un acordeón, típico del género musical del chamamé, así como gritos de “sapukay” en su interpretación vocal, rasgos culturales que evidencian su naturaleza híbrida.

Caracterización general de su etnobotánica

Fitonimia y correspondencias botánicas registradas. En el Apéndice se enlistan los taxa vegetales registrados ordenados alfabéticamente por familia botánica con sus correspondientes fitónimos, indicando la cita del material herbario coleccionado para cada uno de ellos. Se inquirió a nuestros colaboradores acerca de los nombres vernáculos de un total de 416 especies botánicas -369 nativas o asilvestradas y 47 exóticas cultivadas- a través de 2195 reportes o menciones totales suministradas por los colaboradores consultados a campo. Esto resultó en la obtención de 541 correspondencias totales entre 369 taxa botánicos y 457 tipos de nombres vulgares a partir de 2075 reportes, mientras que sobre 47 taxa botánicos no se obtuvo ningún nombre vulgar (Tabla 1).

Fig. 2 Datos etnobotánicos acumulados, incremento de datos por campaña, reportes totales y por cada nuevo dato obtenido por campaña. Figura en color en la versión en línea https://www.ojs.darwin.edu.ar/index.php/darwiniana/article/view/1126/1302 

La mayoría de los taxa (65 %) se denomina con un solo nombre vulgar, el 25 % (92) con dos y menos del 10 % (33) con más fitónimos. Las familias botánicas a las que pertenecen la mayoría de los taxa y de las correspondencias con fitónimos son Fabaceae (63 taxa, 91 correspondencias), Poaceae (53, 69), Asteraceae (52, 90), Solanaceae (32, 53), Cactaceae (23, 41), Verbenaceae (23, 32) y Malvaceae (18 taxa, 40 correspondencias).

Resultados totales y dinámica de obtención de datos. En la curva de rarefacción (Fig. 2, Tabla 2) se observa que los datos etnobotánicos se acumulan progresivamente hasta alcanzar los 1715 en total, mientras que el incremento por campaña se mantiene estable en las cuatro primeras para disminuir progresivamente en las dos últimas. Si bien la cantidad de reportes o menciones totales por campaña resultan variables para las cuatro primeras, este parámetro se iguala para las dos últimas.

Tabla 1 Fitonimia y correspondencias botánicas registradas. 

Tabla 2 Resultados totales y dinámica de obtención de datos etnobotánicos por campaña realizada. 

A pesar de esto último, la relación entre el incremento de reportes (esfuerzo muestral) y los datos etnobotánicos nuevos -calculada en la forma de un cociente- evidencia un crecimiento continuo y sostenido a lo largo de las campañas, llegando a necesitarse cinco reportes para la obtención de un dato nuevo. La disminución en la obtención de datos nuevos independizada del esfuerzo muestral realizado en cada campaña -en la forma de cantidad de reportes o menciones obtenidas en cada una de ellas- nos permite inferir que la muestra de datos registrados a lo largo de la investigación habría sido suficientemente representativa del universo posible de datos etnobotánicos a ser relevados.

Categorías de usos o significaciones. El 96 % (1646) de los datos etnobotánicos registrados se obtuvo para un total de 420 taxa (identificados al menos hasta nivel de género) a lo largo de 4302 reportes o menciones totales; el resto de los datos (69) corresponden a taxa identificados pero que tuvieron una significación nula (la cual también se considera un dato).

Comparación con otras fitonimias criollas del Chaco Subhúmedo

En la Tabla 3 donde se comparan los registros fitonímicos criollos obtenidos en la provincia de Formosa por O. Sturzenegger, M. R. González Tejero y E. L. Maradona, y por A. Bordón para el sudoeste del Chaco, se advierte que el entorno vegetal de esas zonas resulta(ba) comparable con aquella considerada para el área biocultural de los criollos del Chaco Subhúmedo, a juzgar por los altos porcentajes de taxa vegetales compartidos (al menos para la época en que fueron registrados los datos). El total de taxa compartidos es de 226 (incluidos los exóticos), entre los cuales figuran los componentes de la comunidad de “tres quebrachos” típica del Chaco Subhúmedo (Schinopsis lorentzii, S. balansae y Aspidosperma quebracho-blanco). Asimismo, los altos niveles de correspondencias botánico-fitonímicas compartidas por taxa compartido (del orden del 70%) sugieren que los fitónimos con sus correspondencias botánicas podrían considerarse como pertenecientes al mismo complejo biocultural. A pesar de la baja cantidad relativa de especies vegetales compartidas con los datos de Martínez (2009) (47,5 %), el hecho de que las correspondencias compartidas por taxa compartido representen más de la mitad (55 %) estaría sugiriendo que se trata de la misma fitonimia criolla a la aquí considerada. Estos menores valores, serían atribuibles a que el autor obtuvo estas correspondencias botánico-fitonímicas criollas a partir de colaboradores qom (tobas) del norte de la provincia del Chaco. En función de estos resultados, se añaden estas otras fitonimias criollas del Chaco Subhúmedo, con sus respectivas correspondencias botánico-taxonómicas, a los resultados genuinos obtenidos a campo enlistados en el Apéndice. De esta manera, tras haberse inquirido y compilado información acerca de 576 taxa vegetales, la fitonimia total resultante de los Criollos del Chaco Subhúmedo incluye 662 tipos de nombres vulgares acerca de 540 taxa botánicamente identificados, en un total de 837 correspondencias totales, los cuales fueron documentados a partir de 2761 reportes (menciones) o citas. Un total de 528 taxa son espermatofitas, nueve pteridofitas y tres son hongos, siendo el 10,7 % de ellas (58 taxa) exóticas cultivadas.

Tabla 3 Comparación de las correspondencias botánico-fitonímicas registradas a campo con las de otros criollos del Chaco Subhúmedo. 

Los taxa con mayor cantidad de fitónimos asignados son Anisocapparis speciosa con ocho, Capparicordis tweediana con seis y Copernicia alba, Sida rhombifolia, Scoparia montevidensis y Solanum glaucophyllum con cinco fitónimos cada uno. Los fitónimos asignados a mayor cantidad de taxa son “catay yuyo” (seis), “salvia del monte” y “vergonzosa” (cinco) y “malva”, “pasto niño”, “zarzaparrilla”, “yuyo del agua”, “malvisco”, “mil hombres”, “malvón” y “chivil” con cuatro taxa botánicos cada uno. Por último, sobre un total de 36 taxa no se obtuvo ningún fitónimo.

Comparación con otras fitonimias criollas del Chaco Húmedo y Semiárido

Las bajas proporciones de taxa compartidos entre el complejo biocultural de los Criollos del Chaco Subhúmedo y los complejos bioculturales vecinos del Chaco Húmedo y del Chaco Semiárido (en todos los casos menor al 50 %, Tabla 4) indicarían que el entorno vegetal involucrado en las investigaciones etnobotánicas consideradas en la comparación resultan poco similares entre sí y mucho menores a los porcentajes obtenidos para áreas vecinas, tal como se calcula en la Tabla 3, lo cual parecería confirmar la distinción entre los distritos fitogeográficos comparados. Los relativamente altos valores (41 %) de taxa compartidos con los criollos del oeste de Formosa se debe a que el complejo biocultural aquí considerado incluye en su límite occidental a zonas con similitudes florísticas con el Chaco Semiárido pero que incluyen además aspectos socioculturales propios de los Criollos del Chaco Subhúmedo. Esto último responde a priorizar aspectos de índole sociocultural en la delimitación del complejo biocultural. De todas maneras, estos valores son menores a la proporción de taxa compartidos con áreas vecinas, referidos en la Tabla 1. Finalmente, la baja proporción -menor al 50 %- de correspondencias botánico-fitonímicas compartidas por cada taxa botánico compartido (Tabla 4) permitiría concluir, de manera independiente a las plantas consideradas, que los acervos culturales puestos en comparación resultarían radicalmente distintos.

DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES

En primer lugar, se destaca que la cantidad de especies vegetales con fitónimos registrados (540) supera significativamente a las referidas en investigaciones etnobotánicas semejantes, tales como la realizada con vecinos criollos del oeste de Formosa (Chaco Semiárido) (Scarpa, 2012). El hecho de que una gran cantidad de los taxa (35 %) se nombren con dos o más fitónimos sería una consecuencia del carácter híbrido del acervo que caracteriza a este complejo biocultural, esto es, tanto de aquellos provenientes de los Criollos del Chaco Semiárido (muchos de ellos de procedencia quechua), como de aquellos procedentes de los Criollos del Chaco Húmedo (algunos de ellos de origen hispano-guaranítico).

Tabla 4 Comparación de las correspondencias botánico-fitonímicas registradas a campo con las de otros criollos del Chaco Húmedo y del Chaco Semiárido. 

Ejemplo de esto último son los fitónimos asignados a Petiveria alliacea (“calau(p)chín” y “pipí”) y a Aechmea distichantha y Bromelia spp. (“chaguar” y “caraguatá/o”) de origen hispano-quechua e hispano-guaranítico respectivamente (ver Apéndice). Al igual que en el oeste de Formosa, la etnoespecie prototípica que no requiere calificativo alguno es la variedad “casera” o cultivada (i.e. “salvia” -Salvia officinalis-, “poleo” -Aloysia polystachia-) mientras que la que siempre califican es la silvestre, tales como “salvia del monte” (Salvia cardiophylla y S. pallida) o “poleo del campo” (Lippia turbinata) (ver Apéndice). Al respecto, algunos colaboradores dieron a entender que “siempre hay una planta del monte para cada una de las de las casas”, a manera de sucedáneo. Sin embargo, también se registraron etnoespecies prototípicas respecto a taxa silvestres que los criollos consideran parientes, tal como es el caso de los “quebrachos colorados”, cuya etnoespecie prototípica es Schinopsis lorentzii la cual no lleva calificativo alguno, mientras que S. balansae se refiere como “quebracho colorado chaqueño” o “correntino” (ver Apéndice). De la misma manera, el “algarrobo” prototípico que no necesita calificativo es Neltuma alba, no así N. nigra que se denomina “algarrobo negro”.

Se debe aclarar que algunos de los datos recopilados aquí, como los del Dr. Esteban Laureano Maradona y los del Ing. Agr. Aldo Bordón, fueron registrados hace ya varias décadas, lo cual podría no estar actualizado con lo que hoy está ocurriendo allí. En efecto, pudo comprobarse a campo y a partir de entrevistas con directivos de la Agencia de Extensión Rural de Pampa del Infierno perteneciente al Instituto Nacional de Tecnología Agrícola, que el área donde este último autor recopiló sus datos (Pampa del Infierno, Los Frentones) fue sometida a una intensa deforestación y a un cambio masivo en la tenencia de la tierra, convirtiéndose en una región netamente agrícola, razones por las cuales en la actualidad sus características bioculturales no responderían al complejo de los criollos del Chaco Subhúmedo. Sin embargo, se tomó la decisión de incluirlos aquí dado que en la época en la que fueron registrados los datos sí respondían a dicho complejo y porque concuerdan con las correspondencias fitonímicas registradas actualmente (tal como se demuestra a través de los índices calculados en la Tabla 3).

A pesar de que muchos de los fitónimos aquí referidos ya han sido adscriptos a los mismos taxa vegetales en otras publicaciones científicas, se debe considerar que estas publicaciones prácticamente nunca suelen referir quiénes y en dónde aplican tales correspondencias, es decir, que tales datos son informados de manera totalmente desgajada de su contexto biocultural.

Fig. 3 Contribución porcentual de datos etnobotánicos por categoría de uso o significación. Figura en color en la versión en línea https://www.ojs.darwin.edu.ar/index.php/darwiniana/article/view/1126/1302 

Las investigaciones etnobotánicas justamente se encargan de distinguir las modalidades propias con las que cada grupo humano nombra y significa a las plantas en su respectivo contexto biocultural, lo cual amplía y precisa nuestra comprensión acerca de las formas en que pueblos específicos interactúan con entornos vegetales determinados. Las comparaciones efectuadas a lo largo de este trabajo, al establecer distinciones y similitudes entre correspondencias fitonímicas, ponen de relieve estas especificidades, permitiendo identificar y delimitar un complejo biocultural inédito.

Dada la escasez de catálogos florísticos publicados para este distrito fitogeográfico, podríamos afirmar que los 576 taxa registrados y documentados en este trabajo constituyen uno de los mayores aportes al conocimiento del inventario de las especies vegetales del Chaco Subhúmedo.

A grandes rasgos, las proporciones de los datos etnobotánicos por categoría de uso o significación graficadas en la Fig. 3 resultan similares a las obtenidas por Scarpa (2000, 2012) para los criollos del Chaco Semiárido noroccidental, aunque con una mayor participación de taxa vegetales dedicados a la agricultura y una menor participación de los mismos en el ámbito doméstico. Sin embargo, aún restan comparaciones detalladas a nivel de cada uno de los distintos usos y significados específicos que estos criollos asignan a las plantas con las que interactúan como para establecer conclusiones sobre similitudes o diferencias a este respecto. Por los resultados aquí presentados, se podría concluir -a priori- que los Criollos del Chaco Subhúmedo representan un nuevo complejo biocultural, al menos desde el punto de vista de sus correspondencias botánico-fitonímicas y de las conformaciones socio-históricas que dieron forma a su idiosincrasia. Esto permitiría inferir que la elección de este complejo biocultural para llevar a cabo una investigación etnobotánica de largo plazo resulta altamente pertinente, tanto por su originalidad como por lo representativo de la variabilidad regional que sus hábitats representan, de manera de lograr un panorama plausible de la etnobotánica chaqueña criolla.

AGRADECIMIENTOS

A Mirta y Alberto Nievas por su inestimable y desinteresado apoyo logístico y de contactos en todo el municipio de J. J. Castelli (Chaco) y alrededores. A Ariel Yulán y a Silverio Frías por su acompañamiento y guía durante el trabajo de campo en Miraflores y alrededores. A Norma González directora de la Escuela rural nº 650 del paraje 4 de Febrero y al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas.

BIBLIOGRAFÍA

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Received: March 02, 2023; Accepted: June 21, 2023; pub: July 03, 2023

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